Estudio crítico sobre "Sáname con tu boca: El arte de besar" - Luis Guarnerio - E-Book

Estudio crítico sobre "Sáname con tu boca: El arte de besar" E-Book

Luis Guarnerio

0,0

Beschreibung

Este libro presenta un estudio crítico de la obra Sáname con tu boca: El arte de besar, escrita por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández en 1995. El autor emprende la defensa de dicho libro analizando su estructura, estilo y contenido, y refutando las críticas que ha recibido por parte de algunos sectores de la Iglesia católica.   Con un estilo claro, conciso y, a veces, coloquial, este estudio nos invita a reflexionar sobre la importancia del perdón y la aceptación de nuestras propias obras, sin dejar de lado la crítica constructiva. Una lectura imprescindible para aquellos interesados en el análisis sociológico, poético y religioso de esta controvertida obra. 

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 468

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Estudio crítico sobre “Sáname con tu boca: El arte de besar”

Estudio crítico sobre “Sáname con tu boca: El arte de besar”1

Luis Guarnerio

1Ha sido registrado con el ISBN 978-950-724-510-7 en la Agencia Argentina de ISBN, Cámara Argentina del Libro. Autor: Víctor Manuel Fernández, Editorial Lumen, Colección: Vida Feliz, 1.ª Edición, 01-Ago-95, Buenos Aires, Argentina.

Guarnerio, Luis Gabriel

Estudio crítico sobre Sáname con tu boca : el arte de besar / Luis Gabriel Guarnerio. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Tercero en Discordia, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-631-6540-45-4

1. Religión Católica. 2. Ensayo. I. Título.

CDD 230.01

© Tercero en discordia

Directora editorial: Ana Laura Gallardo

Coordinadora editorial: Ana Verónica Salas

www.editorialted.com

@editorialted

La editorial Tercero en discordia se desvincula de cualquier contenido publicado en estas páginas. Los puntos de vista, opiniones y detalles presentados en este libro son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente la opinión de la editorial.

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.

ISBN 978-631-6540-45-4

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.

A Fray Gil,1

a la pobre viejecita ignorante,

a los humildes,

a los simples de corazón.

Una noticia muy halagadora. San Buenaventura fue nombrado Superior General de los Padres Franciscanos, y el Papa le concedió el título de Cardenal. Y aunque era famoso mundialmente por su sabiduría, sin embargo, seguía siendo muy humilde y se iba a la cocina a lavar platos con los hermanos legos (dicen que la noticia de su nombramiento como Cardenal le llegó mientras estaba un día lavando platos en la cocina) y Fray Gil, uno de los hermanos legos más humildes, le preguntó un día: “Padre Buenaventura, ¿un pobre ignorante como yo, podrá algún día estar tan cerca de Dios, como su Reverencia, que es tan inmensamente sabio?”.

El gran sabio le respondió: “Oh, mi querido Fray Gil: si una pobre viejecita ignorante tiene más amor de Dios que Fray Buenaventura, estará más cerca de Dios en la eternidad que Fray Buenaventura”. Al oír semejante noticia, el humilde frailecito empezó a aplaudir y a gritar: “Ay, Fray Gil, borriquillo de Dios, aunque seas más ignorante que la más pobre viejecita, si amas a Dios más que Fray Buenaventura, estarás en el cielo más cerca de Dios que el gran Fray Buenaventura”. Y de pura emoción se fue elevando por los aires, y quedó allí suspendido entre cielo y tierra en éxtasis. Es que había escuchado la más halagadora de las noticias: que el puesto en el cielo dependerá del grado de amor que hayamos tenido hacia el buen Dios.2

1Beato Gil de Asís (1190-1262). Fray Gil es realmente arquetípico del franciscanismo primitivo. Sabatier lo define como “vivo ejemplo de los franciscanos de los primeros días”, y, “después de San Francisco, la más hermosa encarnación del espíritu franciscano”. http://www.franciscanos.org/santoral/gildeasis.htm

2https://www.colegiosanbuenaventura.es/san-buenaventura/

Aclaración preliminar3

Luego de haber concluido con la redacción de este estudio crítico, observo la necesidad de presentarme ante los eventuales lectores que estarán atraídos por el título del trabajo y la actual jerarquía del prelado, pero muy pocos me conocen.

¿Quién soy? Medité mucho sobre cómo definirme, evitando toda falsa modestia, y encontré la clave: ¡Yo, pecador! Esta es la diferencia específica que me ubica dentro de los pensadores católicos: no soy un “libre pensador”; por el contrario, pienso en libertad en orden a la verdad. ¿Orden a la verdad? Esto significa la voluntaria decisión de anhelar el “hágase tu voluntad”(Mt 6, 10),4 reconociendo que por debilidad puedo quedar enredado en la trampa del pecado, al que siempre aborrezco. Cuando en 1980 el filósofo tomista Dr. Juan Alfredo Casaubón5 me enseñara que se entiende por “universidad” a la comunidad de profesores y alumnos reunidos en la búsqueda desinteresada de la verdad, me dije para mí: “¿Buscar la verdad? ¡Esto yo lo sé: me lo enseñó el Padre Jorge Vernazza6 a los 8 años! ¿Qué hago aquí?”. Sé lo que es la verdad,7 el problema está en seguirla fielmente cumpliendo con el mandamiento del amor8 y en la comunicación de la buena noticia:9 ¡hay vida eterna! para todo aquel que viva en el mandamiento del amor fraterno.

¡He pecado mucho!, de pensamiento, de palabra, de obra y aún más de omisión; y, para mi desgracia, es posible que vuelva a caer en tales odiosos errores en el futuro. El pecado genera una distancia que nos aleja de la verdad y lo complica todo. La pretensión por obtener conocimiento científico de la verdad, en muchas oportunidades, termina por tener el efecto contrario, atento a que se hace en detrimento de la fe, la cual –me atrevo a afirmar a riesgo de equivocarme–es la forma de conocimiento que recibimos en el bautismo al sumergirnos en la muerte de Jesucristo y resucitar en Él.10 Sabido es que la armonía entre los humildes11 se alcanza manteniéndose a igual altura, sin presumir de sabio.12 Para redondear la cuestión aquí, apelaré a la obra del teólogo padre Rafael Tello:13

La cultura popular afirma los valores esenciales y verdaderos del hombre –tendencia a Dios como a su fin último, carácter comunitario del hombre por naturaleza– y esto lo hace movida por la fe revelada e infusa por Dios –que después del pecado original quiso ayudar al hombre por su revelación–.

Esto no hace a la cultura un ser sobrenatural –y propio de la Iglesia–, sino que la deja en su ser natural producido por un núcleo social histórico puramente temporal, pero le da a la realidad secular su sentido más profundo (Cf. GS 40) como enseña de muchas maneras el Concilio Vaticano II (GS 35).14

Por tanto, este estudio crítico se hace desde la “cultura popular” y no tiene ninguna pretensión de profundizar en el conocimiento teológico.

La conciencia del pecado es una característica íntima de mi personalidad, lo cual tiene, por tanto, un correlato intelectual: afirmo la existencia del pecado y el necesario arrepentimiento para encontrar luego la reconciliación con el Padre y con los hermanos. Considero que el pecado tiene una dimensión sobrenatural y una dimensión social. Todo pecado implica faltar a la caridad, sea directa a Dios (por ejemplo, negar su existencia o la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo) o indirectamente, a través del semejante.15 El pecado es consecuencia del egoísmo movido por el maligno. Entiendo que la misericordia de Dios es infinita, pero no es automática: requiere, por tanto, del arrepentimiento y el propósito de enmienda.16 Si de mí dependiera, no pondría objeción para que todo hombre se salvara. Pero tampoco voy a contradecir a todos aquellos que no se quieran salvar y elijan vivir temporalmente bajo la lógica del egoísmo expresada en el materialismo individualista digital contemporáneo, de manera despreocupada e incluso como forma de autorrealización.

¿Qué entiendo por materialismo individualista digital? Al estado de evolución de la cultura dominante (cuyos valores –en Hispanoamérica y el resto del Occidente católico– están ahogando a los de la cultura popular), expresada como último grado del modernismo: teológicamente, agnóstico; moralmente, un individualismo egoísta (esto es, liberalidad absoluta autoperceptiva); y en lo económico, migrante del “homo faber” al “homo consummatio”.17 Así las cosas, el trabajo humano experimentará el asalto final del trabajo tecnológico asistido por la inteligencia artificial. Tras este desastre, la inmensa mayoría de las personas deberá enfrentar el riesgo cierto de que les sea arrebatada la posibilidad del trabajo en el sentido humano. El ideal benedictino de “ora et labora”18 será de cumplimiento imposible. No será necesario que las personas se capaciten y entrenen para el trabajo; bastará con que solo unos pocos lo hagan, y con suerte podrán aspirar a un menor número de puestos de trabajo, lo que les permitirá estar a la altura del ideal de consumo propuesto por los medios digitales, esto es, tener, tener aún más y disfrutar. La denominada “sociedad del conocimiento” será para pocos.

En este entorno agnóstico, el pecado es entendido como una enfermedad del alma. Por tanto, esta patología es susceptible de ser “sanada” a partir de la detección del desequilibrio emocional y el correspondiente proceso de sanación interior. Por último, la dependencia digital anestesiará las conciencias de tal forma que se extingan los valores, completando de esta manera la manifestación cultural donde el bien y el mal serán lo mismo: solo íntimas percepciones.

Mientras escribo este texto, puedo afirmar sin exactitud estadística que el 37 % de la población mundial aún no tiene acceso a Internet, y que el 22 % no tiene servicios sanitarios. Eso sí, mientras la digitalización es un proceso de comunicación que no supera los 35 años, sabemos que los primeros intentos de conducir agua potable a poblados datan del año 3750 a. C. (en Nippur, Sumeria). Simple es suponer que, antes de cumplirse medio siglo, se habrá completado la red –o, mejor dicho, la telaraña– que habrá atrapado a todos los humanos.

La moral del libertinaje se corresponde con el absolutismo del control digital. Es decir, en esta cultura, se es libre para ser esclavo. Del hombre libre subordinado a Dios, pasamos al hombre libertino, esclavo del materialismo.

¡Ocurre que sigo siendo un pibe19 de barrio!, un muchacho de la cultura popular que, ya veterano, se empeña por insistir en que nada de lo afirmado contradice la buena noticia: ¡hay Vida eterna! para todo aquel que vive en caridad comunitaria, siendo en los otros, y los otros en uno.

Forzando el razonamiento y a mano alzada, sin entrar en la profundidad de un debate que requiere del uso preciso de los términos, señalo la evidente gravedad en la que se encuentra el género humano frente a la posibilidad de que el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial desplacen a la persona humana del centro de la historia a consecuencia de la extinción del trabajo humano. Esa centralidad será asumida por el orden digital artificial, en donde el subproducto biológico humano (natural o in vitro) se asemejará a un hombre ocioso y espectador, con conductas ya no estimuladas por el sentido común y la conciencia, sino por estímulos del medio digital. ¡Ya fueron por Dios, ahora vinieron por el Hombre! ¡Stop! ¡Alto! Ante este peligro cierto e inminente es que propongo volver a la visión cristocéntrica, más afín a los padres que a los doctores de la Iglesia.

Asocio al materialismo individualista digital con la idea de progreso de la humanidad (entendida como agregado social abstracto), y al cristianismo, como la vida en la esperanza y en la caridad. Mientras que el progreso es ir para adelante hasta el fin de los tiempos (que es lo mismo que andar perdido hacia ninguna parte), vivir en la esperanza no es otra cosa que transcurrir el tiempo existencial personal en la práctica caritativa, jornada tras jornada. La caridad entendida como un fenómeno horizontal entre humildes providentes, cuya alegría sea darse para volver a darse. Es obvio que plantear esta cuestión puede parecer alocado o ilusorio. ¡Pero solo basta con mirar al monte Gólgota! o con poner en el Maps de Google las coordenadas.20 Ese es el punto geográfico, material, biológico e histórico donde tuvo lugar la gran victoria, ahí es donde la vida venció a la muerte definitivamente. No hay que mirar hacia adelante, hay que mirar hacia atrás, reencontrándonos con la tradición de la Iglesia, la unión de los cristianos y la invitación a todos los hombres de buena voluntad para que opten por Él, que es real, que está vivo y presente en la Santa Eucaristía,21 que habita entre los humildes,22 asistidos por el Espíritu Santo.23 ¡Soy un pecador! Y, desde esta perspectiva caritativa, acometí el estudio crítico de un libro que pudiera haberse evitado.

Si me refiero al autor es porque fue él quien en el presente trató de minimizar su trabajo (librito) o relativizar su existencia. Es muy probable –y lo comprendo– que no le resulten gratos mis argumentos y, en el caso de enterarse de la existencia de este estudio en las librerías digitales, le recuerdo: ¡Cálmese!24 Solo pretendo analizar los argumentos que S. E. R.25 –como autor– utilizó en el libro, que fue escrito en un tiempo determinado, en un lugar preciso y en circunstancias en que era un joven párroco y doctor en teología. Siempre me refiero a la circunstancia de ese hermano en la Fe, en ese preciso tiempo histórico.

A los enemigos de S. S. Francisco, y en particular del hoy prefecto, les digo: ¡Cálmense! No está en riesgo la Doctrina de la Fe, ni tampoco cerca el futuro apocalíptico que muchos promocionan con todo empeño a través de las redes y medios digitales. También el Espíritu Santo se vale de pecadores, cuando estos tienen voluntad de enmienda, como el que está escribiendo estas líneas.

Podría haber omitido la publicación de este trabajo; están en lo cierto quienes piensen de esta manera. Pero sería una omisión pecaminosa por la simple razón de que estaría ocultando lo que mi razón, asistida por un corazón que ama profundamente a la Iglesia, ha producido. No deseo malquistarme con nadie, pero, si así ocurriere, pues que sea. Solo temo no morir en gracia: ahí encontrarán la respuesta. Y a no olvidarlo: ¡hay Vida eterna! para aquellos que viven el amor fraterno en la alegría del Evangelio.

3Preliminar: del lat. prae ‘antes’ y limināris ‘del umbral’, ‘de la puerta’. 1. adj. Que sirve de preámbulo o proemio para tratar sólidamente una materia. 2. adj. Que antecede o se antepone a una acción, a una empresa, a un litigio, a un escrito o a otra cosa. U. t. c. s.

4Referencia: “Venga el tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Nota: “Como la voluntad de Dios se cumple perfectamente en el cielo, donde los Ángeles y Bienaventurados, con la mayor sumisión y fervor, están siempre reunidos ante el trono del Señor de la majestad; de la misma manera, pedimos a Dios que nos conceda la gracia de hacer su voluntad, no en parte, sino de cumplirla enteramente y de todo corazón”. La Biblia Vulgata Latina traducida al español, Tomo I, Nuevo Testamento, Imprenta de Sancha, Madrid, 1815, pág. 37.

5Juan Alfredo Casaubón (1919-2010, Buenos Aires, Argentina), abogado, juez, camarista, filósofo católico, uno de los fundadores de la Pontificia Universidad Católica Argentina, en 1958.

6Mons. Jorge Vernazza (1925-1995, Buenos Aires, Argentina), párroco de San Francisco Solano, Villa Luro, Buenos Aires, Argentina, cofundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

7“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,6).

8“Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros” (Jn 15,17).

9“Entonces les dijo: ‘Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará’” (Mc 16, 15-17).

10Catecismo de la Iglesia católica, cañones 1213-1214. https://www.vatican.va/archive/ catechism_sp/p2s2c1a1_sp.html

11Humildad. (Del lat. humilĭtas, -ātis).1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. https://www.rae.es/ drae2001/humildad

12“Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios” (Rom 12, 16-21).

13Rafael Adolfo Tello (1917-2002, La Plata, Argentina), sacerdote, teólogo y abogado.

14Rafael Adolfo Tello, Pueblo y Cultura I, Buenos Aires, Patria Grande, 2011, 123-145, 131.

15“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25, 31-46).

16“Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante”. Jn 8,11

17Homo consummatio –neologismo del autor–: hombre como ser para el consumo.

18Trabaja y reza.

19En Argentina, ‘muchacho simple del pueblo’.

20+31.777946, +35.245686

21“Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed” (Jn 6, 35).

22“Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos” (Mt 18, 20).

23“Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí” (Jn 15, 26).

24Ver en el apéndice VI: “Vínculo con el neo Card. Fernández”, en el mail enviado por Mons. Fernández el 21/10/2014 a las 12:17 p.m.

25S. E. R.: Su Eminencia Reverendísima.