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Evangelio E-Book

Sancho Panza

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Beschreibung

"Evidentemente tengo un concepto sobredimensionado de un campeón, o alguien cometió un error grosero". A quien iba dirigido el comentario hubiese concluido que alguien se equivoco en forma brutal. Ambos se equivocaban y acertaban a la vez. No habían elegido un campeón, encontraron algo mucho mas grande y escaso. Muchos creen que no existe ni nunca existió. Se les invita a descubrir a esta extraña criatura

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Seitenzahl: 103

Veröffentlichungsjahr: 2022

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SANCHO PANZA

Evangelio

Sancho Panza Evangelio / Sancho Panza. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2498-0

1. Novelas. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

Prólogo

Algo más de 20 años después i

Las víctimas

I

II

III

IV

V

Los conspiradores

¿El campeón?

El juego comienza

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

IX

X

XI

XII

XIII

XIV

XV

XVI

XVII

XVIII

Algo más de 20 años después ii

Algo más de 20 años después iii

El presente

Epílogo

Para Cecilia y Bella

PRÓLOGO

Existen historias reales, historias ficticias, historias fantásticas, historias delirantes y que se yo cuantos tipos más.

Lo que va a leer ahora es una mezcla de todos los tipos de historias existentes, pero no es de ninguna en particular. Esta historia cuenta algo que ya ocurrió, está ocurriendo, está por ocurrir, o (espero) nunca ocurrirá.

Quien me la contó era alguien que no ganaba nada contándola y nada perdía con su silencio. Además, quien me la contó es alguien digno de toda confianza.

Pueden creer lo que quieran de este relato, pero recuerden que la mayor parte es real.

Algo más de 20 años después i

Me siento desconcertado en esta noche. Nunca comprendí a la gente celosa, es más nunca supe que era eso llamado celos. Hasta esta noche.

Esta es la noche en la que yo, Marcel Mtunbhe, he sentido el amargó aguijón de los celos. Sé que no tienen sentido, no tienen justificación, pero eso no evita que los sienta. Lo más que puedo hacer es evitar que se convierta en algo peor.

Quien hubiese pensado que la discusión que tuvimos, hace unas horas, Anamá, mi mujer, y yo despertase este sentimiento.

Llevamos 5 felices años juntos y esta ha sido nuestra primera discusión seria.

Ella colabora en instituciones de ayuda a la infancia y trabaja en esas instituciones con los niños. Eso me hizo suponer que mi propuesta no iba a disgustarle. Tengamos un hijo, le propuse.

Se quedo inmóvil y como no me contestaba pensé que no me había escuchado; le repetí mi propuesta. Solo quedo mirando una foto vieja que tenía colgada en la pared, y me respondió:

—No, por ahora no–

—¿Por qué motivo?. Llevamos 5 felices años juntos, los dos tenemos trabajos buenos y estables. Tenemos, a medias con el banco, una casa con un par de habitaciones de más. Ninguno de los dos estamos pasados de edad para ser padres. ¿Por qué?–

Reconozco que al preguntar no use un tono sosegado, precisamente.

Con una frialdad que hubiese congelado a un volcán en erupción, me contesto:

—Tengo deudas pendientes que pagar– y agrego –Un hijo requerirá toda mi atención, y te juro que me encantaría tenerlo, nada me haría más feliz, pero no podré darle esa atención antes de que pague mis deudas–

—¿Y a quién y qué le debes?–

—A Juan José y a aquellos que nos ayudaron– y señaló la vieja foto, que no había dejado de mirar mientras hablaba, y se fue.

Se pueden imaginar como me quede. Solo miré la foto, para ver si había algo se me hubiese escapado las veces anteriores en que la vi.

En la foto aparecía Anamá, de unos 14 años, y sus cuatro mejores amigos de edad similar: Marga, Lech, Samantha y Aarón. Y en medio de ellos un gordo grandote con pinta de poligriyo. Ese era Juan José.

¿Quién es ese Juan José?.

Esa foto era el único tema, de su pasado, del que Anamá se negaba hablar.

A pesar de que me contó de la muerte de sus padres adictos, de lo que sintió cuando su tío la violo, de lo poco que le impacto que la vendiese como puta, lo difícil de tolerar esa vida de pesadilla, su salvaje resistencia a drogarse. A continuación, su historia seguía a como entre los padres de sus amigos obtuvo una nueva vida.

Evidentemente el tipo de la foto rellenaba el bache......¡Mierda!. No puede ser, pero es. He notado algo que nunca vi. Salvo que su barba es mas desprolija que la mía y mi piel es bastante mas oscura que la de él, soy parecido a ese tipo (con unos cuantos años menos). Me niego a sacar conclusiones. No se bien el motivo, eso detonó mi ataque de celos.

* * *

Pasados 20 días del incidente, definitivamente, padezco un agudo caso de celos y he desarrollado una profunda antipatía por el tipo de la foto.

Anamá llegó a la casa con el rostro desencajado. Su alegría habitual, en los últimos días estaba agotada no existía.

—Me tengo que ausentar por unos días y necesito que me hagas un favor– me alcanzó un papel –es un poder total sobre mis fondos de pensión. Si te lo pido, deposita todo en esta cuenta– y me alcanzo un número de cuenta escrito en un papel.

—¿Qué pasa?– estaba sorprendido, sabía que su fondo de pensión era sagrado.

—El está muy mal– señaló ‘esa’ foto –vamos a viajar los 5, a ver que podemos hacer. Salimos mañana a la tarde de Orly–

No le pregunte nada, me moría por hacerlo, pero ella necesitaba mi hombro y mi silencio.

En Orly nos encontramos con los chicos. Cada uno venía con su pareja. Los 5 embarcaron y los que nos quedamos en tierra nos sentamos a tomar un café en el aeropuerto.

Estaba Sara, la mujer de Aarón, con su embarazo (a su otro hijo lo había dejado con la abuela); Bianca, la pareja de Marga; Alfonso, el marido de Samantha; y Olga, la mujer de Lech.

—¿Esto no es demasiado?– pregunto Bianca.

—Laburan como locos en diferentes asociaciones de ayuda, gratis; cuando les pedís que aflojen un poco te dicen que están pagando una deuda– apostillo Olga.

La cara de todos decía que esa frase había sido escuchada más de una vez.

—Y ahora están dispuestos a hipotecar todo por el barbudo que aparece en la foto– La voz de Alfonso se oía preocupada.

—¿Alguno sabe que relación existe entre estos 5 y ese tipo?– con que naturalidad me surgió el oficio de policía.

—Un paredón–

—Ni hablar–

—‘No estoy listo’–

—Nada–

—Lo único seguro– les dije –es que tiene que ver con esa cena que organizan para julio–

—Y con la costumbre de Samantha, unos días antes de la cena. Antes del amanecer sale al aire libre y toca su violín por una hora– agregó Alfonso –Algunas de sus compañeras, de hace unos años, dicen que ese solo tiene un aire de rito funerario–

Una jugadora profesional de soccer, un exitoso empresario, un abogado que además es maratonista amateur, una matemática y una empresaria de una empresa de telecomunicaciones.

Distintas religiones, nacionalidades y procedencia. Pero todas sus historias pasan por ese tipo. ¿Pero que ató esas 5 vidas?

Sara rompió el silencio.

—Creo saber quien puede saber que pasa. Mi suegra, Ruth, siempre lo ha amenazado a Aarón, que si el no me cuenta ‘la historia de foto’, ella lo iba a hacer cuando yo se lo pidiese. Creo que es hora de pedírselo–

Decidimos que era hora de ir a Copenhague.

Cuando Ruth vio llegar a los cinco solo dijo:

—¿La foto?– asentimos –antes de empezar siéntense. Voy a preparar té, la historia es un poco larga–

Cuando teníamos nuestra taza servida empezó:

—Lo que les voy a contar es: parte de lo que Aarón me contó y lo que yo pude deducir.

La versión de Ruth no es mala; pero ahora, merced a mi ayuda, oirán una versión completa de los hechos. Incluyendo las partes que Ruth ni imagino.

LAS VÍCTIMAS

I

La historia de la familia de Aarón era, como mínimo, digna de recordarse. La familia del abuelo fue de los judíos daneses salvados al ser enviados, clandestinamente, a Suecia. La familia ni quiso oír hablar de ir a Palestina; ya que según veían la tierra no era nada si quienes te rodean no son gente de honor. Además no eran muy ortodoxos. Y ahí se quedaron.

El abuelo siguió trabajando con la tienda de la familia, su padre se dedico a trabajar en un banco. Una familia como muchas.

Los padres de la madre de Aarón llegaron a Dinamarca en los ’60, huyendo de la España franquista. En vísperas del cambio de siglo se casó con quien sería el padre de Aarón. Aarón sería el cuarto, e inesperado, hijo de la pareja.

Aaron aprendió a hablar: en castellano cuando estaba con la familia de su mamá, Idish con la familia de papá y danés en la escuela. Para los 12 leía, escribía y hablaba, además de los anteriores, francés, alemán, ingles y flamenco.

Era un chico de carácter reservado y un tanto impulsivo. Su única discusión con sus padres era referida al hecho de hacer ejercicio, cosa que detestaba profundamente.

Su tío era el que mas lo pinchaba con esto, y el era el único en la familia que lo llamaba ‘sombra de alambre’.

Una vida como muchas.

Toda su existencia se vino abajo en un frío inicio de verano. Nunca supo que paso. Solo sabía que caminaba por la calle y el mundo se puso negro (por efecto del cloroformo) y despertó muy lejos de casa.

Papá, mamá, los abuelos, la comunidad y la ciudad no dejaron piedra sin mover, pero era inútil Aarón estaba muy lejos cuando empezaron a buscar.

II

Anamá Dos Santos era una anciana. A sus 14 años era de las ‘viejas’ del prostíbulo. El que haya logrado esto no fue algo calculado, demasiadas veces ha deseado morir. Para bien o para mal es incapaz de quebrarse ante la adversidad.

Todo empezó cuando un tío la puso a hacer la calle, sus padres habían fallecido por sobredosis, a los 11, hasta que la vendió a un prostíbulo.

Esa fue la primera vez, fue luego vendida dos veces más. Testigo de eso son las tres líneas tatuadas en el antebrazo derecho.

No solo su edad era casi anormal, también era anormal su salvaje negativa a darse con cualquier droga. ‘Quiero ver bien todo lo pasa, a alguien le voy a pasar la factura’. Aunque a veces se moría de ganas por darse.

Era una ¿mujer? dura, reconcentrada y tenaz. Su carácter y acidez podía fracturar más de un diamante.

Hoy está preocupada. Vio como un cliente mató a golpes a su compañera de ‘cuarto’, una colombiana de la que se había hecho amiga en el último año. Y ella mató al cliente de un sillazo (aunque entre el alcohol y las drogas que tenía adentro vaya uno a saber ‘que’ la mató).

Sabían que la iban a vender otra vez, y las cosas empeorarían antes de mejorar. Su destino sería alguna zona minera. Ese era uno de los pocos destinos que la asustaban. Su menudo y moreno cuerpo se estremeció de sorpresa al saber que el comprador era un europeo, le dijo que iba a viajar en avión y encima le dio ropa, no muy usada, para ponerse.

La llevaron a un aeropuerto privado de Río, donde en compañía de otra gente, dormida, se amontono en la bodega de un avión.

Pese a la cálida mañana de julio sentía que todo iba a ser peor de lo que ella pudiese imaginar.

III

Marguerite Lisoux (alias Marga) nació en una familia de abogados y era el único retoño de la pareja. Cuando los padres se separaron la niña tenía 4 años y se fue con su madre Lyón, en donde este comenzaría una carera judicial.

A los 6 la niña demostró aptitudes e interés para el ajedrez, actividad que fue alentada a practicar y a estudiar.

Cuando tenía 8 desarrolló una fascinación intensa por Capablanca; su juego, su persona, sus publicaciones, sus entrevistas. Llegó al extremo de tomar clases de español para poder leerlo, y oírlo, en su idioma original.

Mamá cedió a las clases de español y la fascinación infantil. ella veía un poco mas lejos. En una foto de joven Capablanca se veía muy parecido al padre que no quería verla hace más de tres años.