Famosa comedia de santa Teodora - Andrés de Claramonte - E-Book

Famosa comedia de santa Teodora E-Book

Andrés de Claramonte

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Beschreibung

La Famosa comedia de santa Teodora, de Andrés de Claramonte, relata la historia de Teodora. Teodora era una mujer casada que vivía en la ciudad egipcia de Alejandría. Un joven enamorado de ella recurrió a una hechicera que con pócimas y palabras la sedujo. Tras el incidente la santa tomó ropas de hombre, entró en un monasterio y haciéndose llamar Teodoro admiró a todos con su devoción. Poco después una ventera del lugar la acusó de ser el padre del hijo que había tenido con un viajero. Sorprendentemente, Teodora aceptó la paternidad del niño, abandonó expulsada el convento, y cuidó de la criatura como si de su hijo se tratase. Pasados unos años, suplicó de nuevo la entrada en el monasterio donde fue admitida con la condición de no abandonar nunca su celda. Solo tras su muerte se descubrió que era una mujer. Se cuenta que el niño que Teodora cuidó llegó con el tiempo a ser abad del monasterio.

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Andrés de Claramonte

Famosa comedia de santa Teodora

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Famosa comedia de santa Teodora.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard

ISBN tapa dura: 978-84-9897-416-4.

ISBN rústica: 978-84-96428-65-2.

ISBN ebook: 978-84-9953-145-8.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

La leyenda original de santa Teodora 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 55

Jornada tercera 99

Libros a la carta 143

Brevísima presentación

La vida

Andrés de Claramonte (1580-1626). España.

Se sabe muy poco de su vida. Nació en su Murcia y algunos estudiosos le atribuyen la autoría de La estrella de Sevilla. Trabajó en teatros de dicha ciudad y escribió varias obras notables por su acción y sentido épico.

La leyenda original de santa Teodora

Teodora era una mujer casada que vivía en Egipto. Un joven enamorado de ella recurrió a una hechicera que con pócimas y palabras sedujo a Teodora.

Tras el incidente la santa tomó ropas de hombre, entró en un monasterio y haciéndose llamar Teodoro admiró a todos con su devoción.

Poco después una ventera del lugar la acusó de ser el padre del hijo que había tenido con un viajero. Y, sorprendentemente, Teodora aceptó la paternidad del niño, abandonó expulsada el convento, y cuidó de la criatura como si de su hijo se tratase.

Pasados unos años, suplicó de nuevo la entrada en el monasterio donde fue admitida con la condición de no abandonar nunca su celda. Solo tras su muerte se descubrió que era una mujer.

Se cuenta que el niño que Teodora cuidó llegó con el tiempo a ser abad del monasterio.

Personajes

Alcina

Anfriso, pastor

Clarindo

El Sol y la Luna

Fidelfo

Gerardo, pastor

Hemo

Lesbia

Lipsio

Mandio

Músicos

Natalio

Nuestra Señora

Salucio

Teodora

Un Abad

Un Ángel

Un Monje

Zurdo, gracioso

Jornada primera

(Salen los Músicos y Lesbia.)

Músicos Tu honesto tálamo envidien,

casadilla venturosa,

las tórtolas en los nidos

y en sus lechos las palomas.

Eternidades te enlacen 5

en los brazos que te adoran,

estimada como ajena

gran ventura en mujer propia.

Músico Esto Clarindo cantaba

a Natalio y a Teodora, 10

que elogios dulces merecen

almas que así se conforman.

Lesbia Donosos disparates y locuras;

no cantéis más.

Músico La paz de los casados

te he referido aquí.

Lesbia ¿Paz aseguras 15

en amor, que arde en celos y en cuidados?

Átomos de oro al Sol contar procuras,

aljófares al alba derramados

arena al mar, estrellas a los cielos,

que es lo mismo cantar amor sin celos. 20

Músico Eso es querer negar la simpatía

y recíproca unión de las esencias,

pues todo en puro amor se engendra y cría,

que éstas son sus divinas excelencias.

La celeste y bellísima armonía 25

que ve el tiempo mover de inteligencia,

espíritu es de amor, que si él faltara,

su eterno movimiento se acabara.

En tal conformidad, amor encierra

los disconformes elementos.

Lesbia Calla, 30

que amor todo es envidia, todo es guerra,

que sus efectos son viva batalla.

Músico Si estos monstruos amor tal vez destierra

en Natalio y Teodora, así se halla

agora en dulce paz.

Lesbia Es imposible. 35

Músico Terrible estás.

Lesbia Y tú, necio insufrible,

salte afuera; ¡qué loco e ignorante!

(Vase el Músico.) Y vosotros también, ¿qué es esto, cielos,

que de éstos en amor tal paz se cante

cuando llorando estoy de envidia y celos? 40

¡Oh Natalio cruel, oh ingrato amante,

oh bárbara ocasión de mis desvelos,

tu paz perturbe amor, tu envidia crezca,

y Teodora te agravie y te aborrezca!

¡Que bien casados vivan, y que viva 45

muriendo yo de verlos bien casados!

Mi loco amor sus celos aperciba,

demonios de su infierno desatados

ya mi venganza en su inquietud estriba.

¡Despierten los que viven descuidados! 50

(Sale un Criado.)

Criado Natalio viene a verte.

Lesbia Amor lo ordena.

Entre el fiero instrumento de mi pena.

(Sale Natalio.)

Natalio Parecerá extrañeza, Lesbia hermosa,

esta visita mía.

Lesbia Y tan extraña,

que pudiera, Natalio, estar quejosa 55

de ti, puesto que amor me desengaña.

Natalio El puro rosicler, virgínea rosa

que en arrobada púrpura se baña,

no sale tan gentil.

Lesbia Esos favores

guarda a tu Sol, que es vida de las flores. 60

¿Vienes deprisa?

Natalio Nunca un buen casado,

dame, Lesbia, licencia que lo diga,

despacio puede estar, si enamorado

tiene cielo a quien ver, y alma a quien siga.

Lesbia Bien parece en amor siempre el cuidado. 65

Natalio Mi dulce prenda, Lesbia, a esto me obliga.

Lesbia Dícenme que es un ángel tu Teodora.

Natalio Es, después de tu Sol, purpúrea aurora.

¿No has visto, entre doseles de oro y grana

atropellando sombras vergonzosas 70

la lámpara del cielo soberana,

en dos labios de lirios y de rosas

cuando va dando vida a la mañana,

quitando confusiones tenebrosas?

Pues así a mi Teodora considera. 75

Lesbia Agraviaras mi amor si así no fuera.

Natalio De proporción gentil, haz Lesbia mía,

una forma bellísima en tu idea,

juzgando en mucho amor sobre su día

toda beldad y toda imagen fea. 80

Su rostro es en dulcísima armonía

un milagro de amor, en quien se vea

que tan divino y singular concepto

ser pudo solo de esta causa efecto.

Término es de cristal a dos estrellas 85

la conforme nariz, que luces parte

dando rayos de pórfido, aunque en ellas

pestañas dice amor que me reparte.

Lágrimas son de luz en copias bellas

las que en su boca, emulación del arte, 90

fingen sartas de perlas transparentes

y ella me dice, Lesbia, que son dientes.

Cuando sin compostura y con decoro,

suelta en sierpes y en ondas el cabello,

cisne parece, que en estanque de oro 95

anega el alabastro terso y bello,

y yo, como la miro y la enamoro,

al enlazarme de su hermoso cuello

teniéndola por Sol, Faetón segundo

rayos aparta con que abrasa el mundo. 100

Es airosa, gentil, grave y dispuesta,

amorosa, discreta y recatada,

cuerda, apacible, sobre todo honesta;

alta excelencia en la mujer casada.

En corta copia mi Teodora es ésta, 105

con pinceles del alma retratada,

mujer, si no a elección del cielo justo,

cortada a la medida de mi gusto.

Lesbia Quien le tuvo tan bueno razón era

que en tan dichosa prenda se empleara, 110

ya que el cielo no quiso que yo fuera

la que en su nombre de tu amor gozara.

Natalio Adiós. ¿Qué la diré?

Lesbia Natalio, espera,

que la iré a ver, por solo ver su cara.

Natalio Pues viéndola, dirás que no hay marido 115

más bien ganado ni más bien perdido.

(Vase.)

Lesbia Diré que no hay amante más ingrato,

ni más cruel marido, ah fieros celos,

en tanto agravio de vengarme trato,

dadme vuestros rigores y desvelos. 120

Turbar quiero su paz, si amor es trato

y no dulce armonía de los cielos;

que en los casados, confusión y guerra

es el mayor castigo de la tierra.

Yo haré que mueras, bárbaro Natalio, 125

celoso de Teodora, y ella sea

otra lasciva diosa del Cidalio,

otra Ródope vil, otra Medea,

amor será en los dos monstruo Tesalio

que yerbas busque, y que conjuros vea 130

campo será tu lecho de desvelos

porque sepas, cruel, lo que son celos.

(Salen Fidelfo y Zurdo, gracioso.)

Zurdo Ya tiene Alcina el papel.

Fidelfo ¿Qué importa, si los remedios

son en Teodora imposibles? 135

Zurdo ¿Qué imposibles no vencieron

amor y necesidad,

ayudados del ingenio?

¿No es imposible mayor

hacer de un necio un discreto? 140

Pues ya se ha visto, con ser

cosa imposible en un necio.

Y más, cuando es mal nacido,

poderoso y con dinero,

que suelta las necedades 145

armadas de atrevimiento.

Jerjes un monte allanó

en una tarde, Pompeyo

hizo al inundante Nilo

torcer su camino eterno. 150

Tifis leyes puso al mar

inexorable y soberbio.

Fidelfo Comparados con Teodora

no son imposibles esos.

Zurdo ¿No es Teodora una mujer? 155

Fidelfo No, que es un ángel.

Zurdo Cayendo

será demonio también.

Fidelfo Ya los demonios cayeron,

y ella es ángel que está en gloria,

porque cuando considero 160

a Teodora bien casada

y honesta con tanto extremo,

si en ausencia la enamoro,

en presencia la respeto;

que en una mujer honrada 165

es el honor limpio espejo,

y viéndose amor en él,

como se juzga tan feo

enmudece y tiembla, y yo

por esa causa enmudezco 170

y tiemblo también, turbado,

cuando en su rostro me veo,

porque en el cristal del rostro

se conocen los efectos.

Zurdo Mira que está Lesbia aquí 175

y que nos ha estado oyendo.

Fidelfo ¿Quién es esta Lesbia?

Zurdo Es

el milagro de este tiempo,

el monstruo de Alejandría,

la sirena de su puerto, 180

que a su casa te ha traído

a divertirte, y entiendo

que has de olvidar a Teodora.

Fidelfo No podré, si todo aquello 185

que enamorare y mirare

no viniere a ser lo mesmo

que Teodora, porque en ella

amor mi remedio ha puesto.

Zurdo Pues que la tienes delante

repara en ella.

Fidelfo No tengo 190

libertad para mirarla.

Zurdo Lesbia, este ilustre mancebo,

en quien la primera aurora

de su Abril florido y tierno,

baña en mariposas de oro 195

los perfiles del cabello,

por lisonja de tu fama

viene en ti a cobrar el seso,

porque amor en hermosura

sus aforismos ha puesto. 200

Encántale en tus palabras,

húrtale en tus ojos bellos,

para que vea en los suyos

dulce paz y blando sueño.

Lesbia Aunque apenas entendidas 205

oí en mal formados ecos

las querellas lastimosas

de este ilustre caballero,

y pésame que a mi casa

venga por remedio, viendo 210

que amor le libra en la causa

que producen los efectos.

Fidelfo Lesbia divina, si sabes

enajenar pensamientos

y envanecer voluntades 215

libradas en embelecos,

dame remedio, señora,

favoréceme, que muero

a manos de un imposible

y a rigores del infierno. 220

Si amor con amor se cura,

y con soberano imperio

tus ojos son dos tiranos

de cristal, templa con ellos

mis amorosas locuras, 225

en cuyas cárceles preso

tendrá libertad el alma

que muere en tantos desprecios.

Lesbia Ya sabes que amor ingrato

solo se paga de aquello 230

que apetece, y de quien hizo

elección de esto, que vemos

de los disparates suyos

así amorosos defectos.

¿Qué importa que yo te engañe 235

con amorosos requiebros,

si en otra parte está el alma

y sin ella no obra el cuerpo?

No podrás sanar de amor

si no olvidares primero, 240

que en amor, el olvidar

es el más sano consejo.

Fidelfo ¡Ay Lesbia, ay señora mía!

Eso es lo que yo pretendo,

que es el remedio olvidar 245

y olvidóseme el remedio.

Zurdo Del soberano Aristarco

de Menfis, hijo es Fidelfo,

que a Alejandría le traen 250

amorosos desconciertos.

Amaba en Menfis a un monstruo.

Fidelfo Di que amaba en ella a un cielo,

a un Sol con rayos hermosos

de cristal, y rayos negros,