Génesis. Creación, edén y diluvio - Marcelo Wall - E-Book

Génesis. Creación, edén y diluvio E-Book

Marcelo Wall

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Marcelo Wall se pregunta: ¿De dónde venimos? ¿De dónde viene el universo? ¿Cómo llegamos a ser lo que somos? ¿Cuánto tiempo tardó en formarse la Tierra? ¿Y si te dijera que no hay contradicción entre millones de años y siete días? Sí, has oído bien, ¿y si en realidad la Biblia y la ciencia no estuvieran en contradicción? En este libro explico que si leemos la Biblia tal y como debe entenderse y escuchamos a la ciencia sobre nuestro mundo, no habría una brecha entre la fe y la razón como a menudo se alude. Un libro imprescindible para los cristianos del siglo XXI. Hay elaborados argumentos para explicar que la teoría de la evolución explica los millones de años que se necesitaron desde la partícula más pequeña hasta un planeta tan complejo como nuestra tierra. Por otro lado, muchos cristianos han presionado en contra de estos puntos de vista, argumentando que Dios tardó solo una semana en formar todo. Los medios de comunicación suelen pintar una guerra entre la ciencia y la Biblia. ¿Y si te dijera que no hay contradicción entre millones de años y siete días? Sí, ha oído bien, ¿y si en realidad la Biblia y la ciencia no estuvieran en contradicción? El lector moderno puede encontrarse en un laberinto entre los relatos bíblicos y las pruebas científicas. Precisamente estas y otras muchas preguntas son las que este libro trata de mostrar cómo el Génesis tiene respuestas a las preguntas modernas, aunque no lo parezcan a primera vista.El libro tiene esta estructura con lenguaje ameno y divulgativo pero muy bien fundamentado.

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G É N E S I S

CREACIÓN

EDÉN

Y DILUVIO

MARCELO WALL

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 Viladecavalls

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

Copyright © 2023 por Marcelo Peter Wall Neufeld.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.cedro.org; 91 702 19 70 / 93 272 04 45)».

© 2023 por Editorial CLIE. Todos los derechos reservados.

GÉNESIS. CREACIÓN, EDÉN Y DILUVIO¿Qué trata de decir la Biblia?

ISBN: 978-84-19055-46-0

eISBN: 978-84-19055-47-7

Religión y ciencia

Acerca del autor

Marcelo Wall obtuvo su maestría en estudios teológicos con énfasis en el Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Providence (Canadá). Es de nacionalidad paraguaya y creció en un ambiente multicultural. Es profesor de materias bíblicas y de idiomas –como griego y hebreo–, en la Universidad Evangélica de Paraguay. Ha sido ordenado en la Iglesia Hermanos Menonitas y forma parte del gremio de predicadores en su iglesia. Le es de sumo interés el fuerte impacto de la Biblia en muchas vidas y, en especial, la interpretación y cosmología de esta en comparación con la científica. Como exégeta bíblico, acompaña en varias traducciones bíblicas a idiomas nativos en su país. En su tiempo libre escribe en su blog bibliayterere.com y como todo buen paraguayo, le gusta compartir el deleite del tereré y de un rico asado.

Índice

Abreviaturas

Prólogo

Introducción

¿Por qué este libro?

Cómo se compone el libro

Importante a considerar

1.¿Está todo clarito en Génesis?

Los primeros cristianos

Las diferentes interpretaciones de Génesis 1

Conclusión

2.Análisis de Génesis 1

¿Qué es Génesis 1?

¿Cómo inicia el texto de Génesis 1?

Creación, material u ordenamiento de funciones

Luz y oscuridad

Las aguas y el aire

El mar y la tierra

A la imagen de Dios. Clímax de la creación

El séptimo día. El clímax del relato

Ordenando y dominando

El universo de la Biblia

Conclusión

3.Desde el edén – Génesis 2–3

Edén en el GPS

El edén es un santuario

El edén: un relato paradigmático

Creación en siete días y la creación de los humanos

4.El diluvio

¿Qué es lo que analizamos?

Un diluvio universal, pero ¿de qué universo?

Elementos contextuales del relato del diluvio

¿Una historia compartida?

Las edades y las genealogías

Conclusión

5.Creación y destrucción en el Antiguo Testamento

Génesis 6-9

Los Salmos

Los profetas mayores

Los profetas menores

Conclusión

6.Creación y destrucción en el Nuevo Testamento

Estrellas cayendo del cielo

Cielo y tierra pasarán

¿Cielo y tierra serán removidos?

Pero los elementos serán quemados

El cielo enrollado como un manuscrito

Conclusión

7.Génesis y el problema de la evolución

Los posibles problemas entre Génesis y la evolución

Siete días y los millones de años

Las genealogías y el contar de los años

La muerte

¿Naturaleza o Dios?

La formación de los humanos

Todos descienden de la primera pareja

8.El Adán histórico, ¿y la Eva?

¿Qué se quiere decir con histórico?

El Adán del Antiguo Testamento

El Adán de los Evangelios

El Adán de Pablo

El pecado original de Adán

Los “Adanes” del tiempo de Pablo

¿Y la Eva histórica?

Conclusión

9.Fe y ciencia

Modelos de interacción entre ciencia y fe

¿Hay un modelo más bíblico?

La metáfora de los dos libros de Dios

Cosmovisiones adversas

Conclusión

10.El mensaje de Génesis

La creación es algo sagrado

Los siete días son la inauguración del espacio sagrado

El edén es donde cielo y tierra se conectan

Si Dios creó de forma evolutiva, no contradice la Biblia

Dios quiere que representemos al jardinero en perfección en esta tierra

El rumbo de la creación es una restauración glorificada

Conclusión

Anexos

Comparación ilustrativa de dos teorías

Concepciones de la interpretación paradigmática

Comparación Griega de lista de piedras

Comparación hebrea de la lista de piedras

Tabla de edades y muertes

Lista de tablas

Lista de ilustraciones

Bibliografía

Abreviaturas

LIBROS BÍBLICOS Y PARABÍBLICOS

Gn

Génesis

Éx

Éxodo

Lv

Levítico

Nm

Números

Dt

Deuteronomio

Jos

Josué

Jue

Jueces

1Sa

1 Samuel

2Sa

2 Samuel

1Re

1 Reyes

2Re

2 Reyes

1Cr

1 Crónicas

2Cr

2 Crónicas

Esd

Esdras

Neh

Nehemías

Sal

Salmos

Pr

Proverbios

Ec

Eclesiastés

Is

Isaías

Jer

Jeremías

Ez

Ezequiel

Da

Daniel

Os

Oseas

Jon

Jonás

Nah

Nahum

Hab

Habacuc

Sof

Sofonías

Zac

Zacarías

Mt

Mateo

Mr

Marcos

Lc

Lucas

Hch

Hechos

Ro

Romanos

1Co

1 Corintios

2Co

2 Corintios

Gálatas

Fil

Filipenses

Col

Colosenses

1Ti

1 Timoteo

2Ti

2 Timoteo

Heb

Hebreos

Stg

Santiago

1Pe

1 Pedro

2Pe

2 Pedro

Jud

Judas

Ap

Apocalipsis

1Q20

Génesis apócrifo arameo

2Bar

2 Baruc

4Esd

4 Esdras

Ep. Ber.

Epístola de Bernabé

Jub

Jubileos

Opif.

De opificio mundi (De la creación del mundo)

Sab

Sabiduría de Salomón

Sir

Ben Sira

ViAd

Vida de Adán y Eva

ABREVIACIONES GENERALES

a.C.

antes de Cristo

ADN

ácido desoxirribonucleico

aprox.

aproximadamente

cap.

capítulo

d.C.

después de Cristo

gr

griego

heb

hebreo

pág.

página

v.

versículo

BIBLIAS

BLP

Biblia La Palabra

BNP

Biblia de Nuestro Pueblo

DHH

Biblia Dios Habla Hoy

DHH-E94

Biblia Dios Habla Hoy de Estudio 1994

JBS

Biblia del Jubileo

LBLA

La Biblia de Las Américas

LXX

Septuaginta (Biblia traducida al griego)

NA

28

Texto Griego Nestle-Aland de la Deutsche Bibelgesellschaft (28

a

ed.)

NTV

Biblia Nueva Traducción Viviente

NVI

Biblia Nueva Versión Internacional

RV60

Biblia Reina Valera 1960

RVA2015

Biblia Reina Valera Actualizada 2015

RVC

Biblia Reina Valera Contemporánea

TLA

Biblia Traducción al Lenguaje Actual

UBS

5

Texto Griego de las Sociedades Bíblicas Unidas (5

a

ed.)

OBRAS Y SERIES DE OBRAS DE REFERENCIA

BZAW

Beihefte zur Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft

COQG

Christian Origins and the Question of God

COS

Context of Scripture

ETSCL

The Electronic Text Corpus of Sumerian Literature

FOTL

Forms of Old Testament Literature Series

JSOTSS

Journal for the Study of the Old Testament Supplement Series

KTU

Keilalphabetische Texte aus Ugarit

NIDOTTE

New International Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis

OTS

Oudtestamentische Studiën

Quaest. Gen.

Quaestiones in Genesim et Exodum (Preguntas en Génesis y Éxodo)

SB

Subsidia Biblica

SSTJNTT

Studies in Second Temple Judaism and New Testament Texts

SupJSJ

Supplements to the Journal for the Study of Judaism

UBS

Sociedades Bíblicas Unidas

WUNT2

Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament 2

a

serie

ZIBBC

Zondervan Illustrated Bible Background Commentary

REVISTAS ACADÉMICAS

BBR

Bulletin for Biblical Research

Bib

Biblica

BibSac

Bibliotheca Sacra

BJRL

Bulletin of the John Rylands Library

Eur J Hum Genet

European Journal of Human Genetics

Genome Res

Genome Research

J. Creation

Journal of Creation

JBL

Journal of Biblical Literature

JBL

Journal of Biblical Literature

JETS

Journal of the Evangelical Theological Society

JR

The Journal of Religion

RSR

Religious science research

VT

Vetus Testamentum

WTJ

Westminster Theological Journal

SERIES DE COMENTARIOS

AB

Anchor Bible

AOTC

Abingdon Old Testament Commentaries

BCBC

Believers Church Bible Commentary

BECNT

Baker Exegetical Commentary on the New Testament

JPS

Jewish Publication Society

NICNT

New International Commentary on the New Testament

NICOT

New International Commentary on the Old Testament

NIGTC

New International Greek Testament Commentary

WBC

Word Biblical Commentary

Prólogo

Leer es uno de los placeres más hermosos, únicos y desafiantes que disfruto en la vida. Leer buenos libros, bien escritos, con solidez argumentativa y que plantean reflexiones novedosas e informadas, siempre resulta ser una aventura extraordinaria. Más aún, leer excelentes libros, con múltiples entradas, transdisciplinarias, polémicas, debatibles y opinables, y que invitan a desaprender para aprender nuevamente, me parece una caminata feliz que saboreo plenamente como expresión de la gracia de Dios.

El libro de profesor Marcelo Wall, Génesis: Creación, edén, diluvio, es uno de esos libros que producen placer y alegría e invitan al diálogo fraterno. Es uno de esos libros provocadores y que desmantelan prejuicios, desde la primera página, hasta el final, y que se disfruta, capítulo tras capítulo, con creciente expectativa. No exagero entonces si afirmo que, luego de la lectura del libro, uno comprende mejor la pregunta que plantea el autor en el título del mismo: ¿Qué trata de decir la Biblia? Y, desde esa pregunta, dialoga creativamente con una diversidad de puntos de vista, plantea argumentos con claridad y solidez, desmadeja hipótesis e invita a repensar la fe encarando los desafíos que plantean las ciencias.

Aunque el título comienza con la palabra Génesis, uno se engaña si cree que únicamente el libro trata sobre el primer libro del Antiguo Testamento y, particularmente, sobre los tres primeros capítulos en los que parecen concentrarse los distintos abordajes de los expertos que intentan desentrañar el mensaje contenido en los relatos que aquí se entrecruzan. En realidad, el libro es un diálogo con distintas perspectivas y con otros libros de la Biblia que, de una u otra manera, hacen referencia a los temas que están presentes al inicio del relato de Génesis. (Salmos, Profetas, Nuevo Testamento). Es, además, un diálogo abierto, franco, intenso, fructífero y crítico con otras disciplinas académicas, entre ellas, la teología.

El autor, paso a paso, va explicando su punto de vista en interacción permanente con diversos especialistas en Génesis y con los argumentos de las ciencias. Las citas bibliográficas que inserta en el transcurso de la discusión, indica que está bien informado y que conoce de primera mano la discusión académica contemporánea. En cada capítulo explica abiertamente los distintos enfoques, expone claramente su comprensión del tema o temas en discusión, y finaliza con conclusiones que sintetizan todo lo discutido y su propia opinión.

Luego de leer el libro, una de las primeras reacciones que tuve fue decirme a mí mismo: ¡Qué arriesgado es el autor! Así es en afecto, porque uno tiene que ser bastante arriesgado para escribir un libro sobre temas bastante trajinados y discutidos desde distintos ángulos a lo largo de muchas décadas, pero que, sin embargo, se pueden abordar desde otros marcos teóricos, metodologías y preguntas que aún no fueron respondidas. Valoro mucho el coraje y la seriedad académica con la que el autor escribe un libro necesario y pertinente, no solo para un público religioso, sino para todas las personas amantes de la verdad, sean o no cristianos.

Él mismo confiesa que afirma la autoridad de la Biblia como lo haría un creyente evangélico en cualquier contexto o frontera de la vida, pero precisa que esa confesión no significa ni implica que uno no esté abierto al diálogo y que cierre su mente a interactuar con otros que también, partiendo del rigor académico, no desertan de su fe, sino que en ese tránsito de búsqueda y de reflexión, la misma se va ahondando. Aunque, tal vez, el autor no diría que es un biblista, sin embargo, para quien lee el libro, resulta claro que maneja con destreza las herramientas de las ciencias bíblicas y que es un teólogo que sabe dialogar con respeto y tolerancia con quienes tienen una opinión distinta a la suya.

Usted tiene en sus manos, entonces, un libro bien escrito, adecuadamente documentado, explicado con rigor académico, fruto de una intensa investigación, y con un contenido sumamente útil para el diálogo con otras disciplinas, otras religiones y el variado menú de opiniones al interior de las iglesias cristianas sobre temas en los que no necesariamente coinciden los puntos de vista y que exigen diálogo, respeto y tolerancia.

¡Disfrutará su lectura! Especialmente, si tiene una mente abierta y un corazón dispuesto a desaprender para seguir aprendiendo y para saber que no está solo en este peregrinaje en el que, a cada tramo o en cada recodo del mismo, los saberes se van enriqueciendo y las experiencias de reflexión comunitaria embellecen la vida.

Darío A. López Rodríguez.

Villa María del Triunfo, Lima-Perú, abril del 2023.

Introducción

¿De dónde venimos? ¿De dónde surgió el universo? ¿Cómo llegamos a ser lo que somos? ¿En cuánto tiempo se formó la tierra? Muchos argumentos se han elaborado para explicar que la teoría de la evolución revela los millones de años que tardó hasta que de una partícula más pequeña surgió un planeta tan complejo como lo es nuestra tierra. Por otro lado, muchos cristianos han presionado en contra de estas opiniones, argumentando que a Dios le bastó una semana para formarlo todo. Los medios de comunicación muchas veces nos pintan una guerra entre la ciencia y la Biblia. ¿Qué pasaría si te dijera que no hay contradicción entre millones de años y siete días? Sí escuchaste bien, ¿qué pasaría si en realidad la Biblia y la ciencia no estarían en contradicción? En este libro explico que, si leemos la Biblia como quiere ser entendida y escuchamos a la ciencia sobre nuestro mundo, no habría una brecha entre la fe y la razón como muchas veces es aludida.

Si Dios está en el cielo y nosotros aquí en tiempo y espacio, ¿qué tiene que ver Dios con nosotros? Este fue el razonar de un joven ateo. Los tres primeros capítulos de la Biblia parecen justamente explicar esta incógnita: ¿qué tiene que ver Dios con nosotros? Es a partir de aquí que la venida de Jesús y su victoria realmente llegan a recibir un sentido más completo. ¿Podría ser que no conocemos del todo bien el mensaje de Génesis? Para la fe cristiana, los primeros capítulos de Génesis han sido fundamentales. Sin embargo, como este joven ateo, hay muchos que viven con más preguntas que respuestas sobre un libro tan importante.

Aunque en la historia hay más literatura desde los teólogos acerca de esta pregunta, hoy en día parece que nos dejamos llevar por lo que los científicos dicen. Hay poca literatura presente en nuestras iglesias de parte de gente estudiada en la Biblia para afrontar estas preguntas. Quizá sea por las minas que están escondidas en la temática, que fácilmente pueden explotar y, quizá, hasta arruinar una carrera teológica. Sin embargo, creo que estas preguntas son tan importantes que vale la pena poner la carne al asador. Si al final no está de acuerdo conmigo, no se preocupe, puedo vivir con diferentes opiniones. Pero no puedo dejar que la Biblia sea simplemente interpretada por científicos. Mi anhelo es que, a través de este libro, la Biblia pueda recobrar toda su fuerza y su impacto que contiene esta hermosa Palabra de Dios en nuestras vidas e iglesias.

La Biblia nos deja simplemente perplejos. Si conocemos la fuerza de gravedad, ¿por qué Dios tuvo que limitar a las aguas para que surja la tierra seca? Por otro lado, la francesa ya fallecida Jeanne Calment mantiene el récord mundial de nuestra época de longevidad con unos 122 años.1 ¿Cómo es entonces que Matusalén pudo haber vivido 969 años? ¿Cómo Noé pudo tener a sus hijos recién a sus 500 años? Me imagino que lo habrá festejado a lo grande, el primer hijo junto al cumpleaños de medio milenio, quizá con un buen asado, como lo hacemos aquí en el sur. El lector moderno puede llegar a sentirse como en un laberinto entre las historias de la Biblia y las evidencias científicas. Son justamente estas y muchas preguntas más que este libro trata de mostrar cómo Génesis tiene respuestas a preguntas modernas, aunque quizá no aparezcan a primera vista.

¿POR QUÉ ESTE LIBRO?

Era un verano caluroso, estaba en una piscina refrescándome del calor tan dominante en nuestro querido Paraguay, que lo llamamos el corazón de Latinoamérica. Estaba de vacaciones del año lectivo, durante el cual trabajaba como capellán en un colegio cristiano. Lo mejor del trabajo, en comparación con los líderes juveniles, es que podía acompañar a los jóvenes y niños también los lunes o justo antes de un examen, cuando se encontraban en uno de sus más difíciles momentos. Estas vacaciones iban a ser diferentes porque había adquirido un libro para prepararme a enfrentar la tan temida teoría de la evolución. Lo devoré por lo interesante que era y porque me animaba a confrontar esta supuesta amenaza global.

Cuando regresé al colegio, me encontré en una situación en la que había dado un devocional sobre Génesis y la creación a los chicos que, sin mi conocimiento, justo habían estudiado en la clase de ciencias naturales algo de genética y la teoría de la evolución y, en historia, el tiempo paleolítico, más conocido como la antigua edad de piedra (sí, de Los Picapiedra). Este devocional fue diferente a todos los demás. No solo me encontré en un dilema de que la ciencia y la Biblia parecían estar uno contra otro a puños, sino que también entre los docentes no había una claridad en cómo abordábamos este dilema. ¿Cómo podía responder a las preguntas tan profundas de los estudiantes? Pensé en mi interior ¡qué responsabilidad más grande de afrontar esta aparente contradicción junto con ellos que muy probablemente definirá mucho de su vida posterior!

Las preguntas de los estudiantes me dieron una lección de vida. Como buen docente traté de aprender más de mis estudiantes que ellos de mí. ¡Y vaya resultado! Mi reflexión del dilema entre lo que dice la Biblia sobre los siete días, el cálculo de los años de las genealogías y el diluvio, me llevó a contrastar con las mediciones de los espectros de las luces que nos llegan de las estrellas, que cuentan historias aparentemente tan contradictorias. En mi proceso de reflexionar sobre estas preguntas, dos de ellas me llegaron al fondo del corazón: ¿será que la naturaleza podría decirnos algo diferente de lo que la Palabra de Dios nos dice? Lo que me llevó a la siguiente pregunta: ¿hemos entendido bien la ciencia y, sobre todo, lo que la Biblia trata de comunicar?

El intento de sobreponer en forma directa la ciencia con sus tiempos y los días como etapas o periodos no me fue satisfactorio. Pues este razonamiento me presionaba a ajustar la Biblia a lo que la ciencia dictaba. Debía haber una manera mejor. En librerías cristianas encontraba una gran cantidad de libros sobre el dilema del Génesis, pero casi todos eran escritos por científicos y no por gente estudiada en la Biblia. Esta es la razón detrás de este libro. Si has escuchado de este dilema desde la perspectiva científica, por qué no adentrarse en lo que la Biblia tiene para ofrecer.

Que no nos suceda como al padre de aquella anécdota en la que un niño le había contado a su padre lo aprendido en el colegio: ¡descendemos de los monos! a lo que el padre haya respondido: tú quizás, pero yo no.

CÓMO SE COMPONE EL LIBRO

El libro está organizado de la siguiente manera: empezamos con una reflexión sobre qué maneras existen de leer la Biblia y cuál de ellas quiere la Biblia que usemos para respetarla por lo que es. A partir de ahí, nos adentramos a Génesis 1–3, donde trato de mostrar que muchas veces ni conocemos bien las historias porque existe una gran probabilidad de que la última vez que hemos leído o escuchado estos relatos bíblicos fue cuando éramos niños. De la creación y el paraíso, nos adentramos en la pregunta del diluvio y sus consecuencias no solo para el mundo, sino para entender mejor lo que el resto de la Biblia trata de decirnos. Del diluvio nos vamos a la pregunta de qué nos pueden delatar las destrucciones del mundo en la Biblia sobre la creación de la tierra. Es sobresaliente lo que podemos aprender de la creación partiendo del estudio de las destrucciones del planeta. Aquí analizamos las aguas, el fuego y las estrellas cayendo, rasgando el nuevo cielo y la nueva tierra.

Pero lo que une estos dos mundos son el primer Adán y el último que es Jesús. Por esta razón, necesariamente debemos entrar en la pregunta sobre el Adán histórico en Génesis, si Adán y Eva existieron y cuándo. Esta cuestión es una excelente muestra de cómo la ciencia y la fe parecen enfrentarse y cómo se pueden encontrar. Es justamente esta la siguiente pregunta que se trata de responder: ¿cómo debemos abordar los dos mensajes de la ciencia y la Biblia entre los cuales vivimos los cristianos, como en un desfasaje, tratando de bailar en dos pistas a la vez? Déjeme llevarle a lo largo de estas preguntas tan importantes para todos. Digo para todos, porque una de las cuestiones que depende de estas respuestas es lo que significa ser un humano. Asunto que nos incumbe a todos los que somos humanos. Finalmente, terminamos con la pregunta sobre cuál es entonces el mensaje de Génesis para nosotros hoy en día. Un mundo que es sobrevolado por satélites, donde las vacunas llevan un mensajero a nuestro ADN. ¿Qué podría decirnos un libro tan antiguo como Génesis a nosotros?

IMPORTANTE A CONSIDERAR

Antes de iniciar, quisiera aclarar que creo en la inspiración divina de la Palabra de Dios. Soy cristiano y sigo al Señor Jesús aún con mis luchas y debilidades. Quizás las palabras de Agustín de Hipona nos ayudan a aclarar de lo que se trata el libro:

No luchamos por la sentencia de la divina Escritura, sino por la nuestra, al querer que la nuestra sea la de la divina Escritura, cuando más bien debemos querer que la de la Escritura sea la nuestra.2

No se trata de si la Biblia tenga autoridad o no, este libro y autor aceptan de antemano la inspiración divina de la Palabra de Dios. A la vez, sí se trata de cómo la interpretamos.

Podemos estar de acuerdo en lo que dice la Biblia, pero esto no significa que estaremos de acuerdo sobre lo que quiere decir la Biblia. Este libro como su autor aceptan que Dios puede hacer grandes milagros, incluso un arca que sea más grande por dentro que por fuera. Pero al mismo tiempo, aquí se tratan las preguntas de cómo entender la Palabra de Dios y su querido mundo por el cuál ha dado su hijo amado. Es este enfoque misionero lo que me ha llevado a escribir este libro. ¿Cómo podemos ser proclamadores del mensaje de Cristo en medio de un mundo que parece ser tan diferente al de la Biblia?

Un estudio realizado a lo largo de cinco años por la Barna Group, que hace investigaciones en las iglesias cristianas, ha identificado seis razones por la que la generación considerada millenials (nacidos entre 1981 y 1996) haya dejado la iglesia. La tercera razón de estas fue que la iglesia actual tiene una actitud antagonista hacia la ciencia.3 Mi preocupación radica en que sé que, entendiendo mejor la Biblia y la ciencia, tendremos un mejor futuro para nuestros jóvenes. La Palabra de Dios tendrá relevancia para ellos y tendrá su impacto en un mundo que ha cambiado bastante.

1. Gerontology Research Group, “Gerontology Research Group (Grupo de Investigación Gerontología) - Verified Supercentenarians”. Gerontology Research Group, 1 de enero de 2015, https://grg.org/Adams/B.HTM.

2. Agustín, Comentario Literal al Génesis, trad. Lope Cilleruelo García (Madrid, España: Biblioteca Autores Cristianos, 1989), § 1.18.37, http://www.augustinus.it/spagnolo/genesi_lettera/index2.htm.

3. David Kinnaman, You Lost Me: Why Young Christians Are Leaving Church… and Rethinking Faith (Grand Rapids, MI, EE.UU.: Baker, 2016), 131–46. Para un breve resumen, ver “Six Reasons Young Christians Leave Church”, Barna Group, 27 de septiembre de 2011, https://www.barna.com/research/six-reasons-young-christians-leave-church/.

1

¿Está todo clarito en Génesis?

Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí (1Co 14:10-11).

LOS PRIMEROS CRISTIANOS

Cuando abrimos la Biblia y leemos una historia, solemos saltar palabras, frases o versículos enteros, hasta llegar a la parte que decimos saber que contiene la enseñanza para nosotros, como lo hemos aprendido. Pues a menudo pensamos que ya entendemos cabalmente lo que la Biblia dice. Pero ¿es tan claro y obvio lo que la Biblia quiere comunicar? Esta es una pregunta que trataré de hacer una y otra vez a lo largo de este libro. La intención no es para nada hacerle dudar al creyente de nuestro gran Dios, sino es tratar de abrir nuevamente la Biblia y analizar cuál forma de interpretación hemos aprendido. No me enfocaré en las evidencias científicas, como muchos libros lo suelen hacer. Aquí trataré de explicar qué es lo que la Biblia quiere transmitir.

El relato de Génesis 1, los días de la creación, ha sido objeto de disputa por varios años. No estoy hablando solamente de los últimos 20 años, sino de siglos e incluso milenios. Pero a lo largo de la historia, personas que han leído e interpretado el primer capítulo de la Biblia, la han entendido de manera muy diferente. A pesar de ello, la gran mayoría de estas personas creían en el mismo Dios que los cristianos creemos hoy en día. ¿Cómo es posible que crean en el mismo Dios, pero entiendan su mensaje tan diferente?

En primer lugar, muchos libros que tratan sobre Génesis 1, hablan de evidencias científicas. Sea a favor o en contra, nos muestran que se parte de una forma bien establecida de leer el Génesis. Mejor dicho, presumen de que todo está bien clarito en el relato bíblico. Esta forma de acercarse al debate del origen está fuertemente influenciada por el modernismo, enfatizando potentemente el análisis del mundo y sus eventos desde una perspectiva científica. Esto quiere decir que se asume que solo se puede determinar por cierto según el método científico. Solo puede ser verdad si es posible repetir la hipótesis y, en la reproducción del evento, que el resultado sea siempre el mismo. Esta es una de las razones por las que los milagros hoy en día son criticados o exaltados por algunos.

Sin embargo, el libro de Génesis no siempre se interpretó de esta manera científica. No lo leían como el lector moderno lo lee. En realidad, a veces nos asustamos de las maneras en que personas creyentes han leído el relato del Génesis. En los tiempos de la composición del Nuevo Testamento, entre 40 a.C.-60 d.C., un filósofo judío llamado Filón de Alejandría, decía que los seis días no hablan del tiempo que Dios tardó en sus acciones creadoras, sino de la necesidad del orden que requería tener lo creado. Este ejemplo presenta una enseñanza muy diferente a la que el lector moderno está acostumbrado. Para Filón, la enseñanza de Génesis 1 es el orden divino. Para el lector moderno suele ser difícil entender cómo el orden de lo creado sea lo central del capítulo. Le concierna más la cronología y las dificultades científicas con lo relatado en la Biblia. Una de las preguntas modernas, por ejemplo, suele dirigirse hacia el problema de los primeros tres días, cómo podían existir las plantas sin el sol que recién aparece en el cuarto día.

Por otro lado, Justino Mártir (100-165 d.C.) e Ireneo (130-202 d.C.), conocidos teólogos en la iglesia primitiva, tenían problemas similares con entender los días como periodos de doce o 24 horas. Ellos argumentaban que el texto de Génesis no habla del tiempo de la creación, ya que el tiempo se había creado durante la creación. En específico, ellos afirmaban que Dios creó el tiempo recién durante el cuarto día. Esto es muy parecido a algunas interpretaciones modernas que tratan de superponer los tiempos de Génesis y la ciencia. Justino Mártir e Ireneo apoyaban su explicación en Sal 90:4 y 2Pe 3:8, donde los autores bíblicos señalan que los días de Dios son como mil años.

En la Epístola de Bernabé (70-132 d.C.), el autor cristiano también siguió esta interpretación. Allí encontramos que la analogía del día como mil años, no solo le dio argumentos para interpretar los comienzos, sino también el fin: “Terminó en seis días. Quiere decir esto que, en seis mil años, el Señor dará fin a todas las cosas” (Ep. Ber. 15:4).1 Muchos de los lectores modernos tendrían problemas con esta interpretación, porque significaría que en septiembre del año 2239 d.C. se acabaría el mundo, según el calendario actual de los judíos.2 Esta clase de afirmaciones explica mucho de las fanáticas búsquedas cronológicas de la fecha exacta del fin del mundo. Se debe aclarar que hay varios cálculos diferentes de los periodos bíblicos, desde la creación hasta el éxodo de Egipto y desde este éxodo hasta los tiempos de David.3 Estas variaciones vendrán a ser muy importantes más adelante.

También encontramos en los Fragmentos de Papías una explicación muy común entre los líderes de la iglesia primitiva de la creación. Por ejemplo, Atanasio de Sinaí escribe que Papías (70-163 d.C.), Clemente (150-215 d.C.) y otros grandes eruditos de la iglesia primitiva, “estaban de acuerdo entre sí en entender toda la obra de los seis días (como refiriéndose) a Cristo y a su iglesia”.4 Aunque no queda del todo claro lo que significa esto, notamos algo bien diferente a la lectura moderna.

Unos años más tarde, Agustín de Hipona (354-430 d.C.), pareciera ser muy revolucionario cuando explicó que Dios no necesitó seis días para formar la tierra. Para él como para sus contemporáneos era lo más obvio que Dios habría creado todo en su primer pensamiento. Ni hacía falta decirlo, ni trabajar o tomarse un tiempo de descanso. A la pregunta: ¿por qué entonces la narrativa de los seis días? él respondía que fue una manera en que nosotros podríamos entender lo que había sucedido. La manera científica de leer el relato podría tener sus problemas con esta interpretación mucho más teológica de Agustín.

Para Agustín y sus contemporáneos había una lógica teológica que se basaba en la naturaleza de Dios mismo. Primero se debía definir lo que Dios era, y luego de esa base toda la interpretación de la Biblia debía someterse a esa definición. Este punto de partida llegaba a ser su presupuesto general (su a priori), desde el cual analizaban y deducían la verdad de toda cosa. Para los reformadores del siglo XVI una de sus reivindicaciones fue dejar que la Biblia hable por sí misma, sin someterla de antemano a estos dogmas iniciales. Pretendían que las creencias y doctrinas siguieran a la Biblia, y no la Biblia a aquellas. La Biblia debía ser el criterio último de toda verdad cristiana. Esto, como es sabido, no resolvió las disputas religiosas, pues cada cual siguió su particular método de interpretación (sus presupuestos), de modo que se produjo una intensa guerra de interpretaciones. Tocante al tema que nos ocupa, es importante indicar que en aquel entonces ni la Iglesia católica ni las protestantes tenían una sola y única interpretación oficial de Génesis 1, ya que de un modo general todas admitían la existencia del universo como un acto creativo de Dios.

Es más, todas estas formas de interpretación y las siguientes, a lo largo de la historia del cristianismo, son interpretaciones de más de mil años después de David y aproximadamente unos 1500 años después de Moisés. Mucho puede suceder durante un siglo, y mucho más en milenios. Hoy ya estamos a unos 3000 años después de David o 4500 después de Moisés. Esto es una cuestión importante para poder escuchar lo que la Biblia quiere decir, hablando ya por tantos milenios. Las formas de interpretar la Biblia tienen su propia historia. Mientras que en el siguiente capítulo hablaremos sobre cómo se interpretaba el primer capítulo de la Biblia por lo menos unos 4 milenios antes, en este capítulo nos ocuparemos en cómo se interpreta Génesis 1 hoy en día.

LAS DIFERENTES INTERPRETACIONES DE GÉNESIS 1

Hoy en día existen varias maneras de interpretar el primer capítulo de la Biblia. De aquí en adelante, presentaré varias maneras de interpretar Génesis, que han sido modelos de interpretación para mayores grupos cristianos. Como hemos visto anteriormente, nuestra mente moderna está impregnada de la insoluble unión entre la ciencia y la palabra de Dios, por lo que la mayoría de estas interpretaciones trata de compaginar la Biblia y los descubrimientos científicos. No trato de establecer una verdad científica, sino de establecer una ruta a seguir de lo que la Biblia trata de transmitir al hablar de creación. Para esto he tratado de categorizar las interpretaciones en seis diferentes grupos. Explico cada grupo y, seguramente, veremos reflejado en uno o varios grupos nuestra propia interpretación. He llamado a estos grupos de la siguiente manera, para que puedan ser fácilmente reconocibles por su nombre:

1. Prescripción científica

La interpretación de Génesis como una prescripción a la ciencia, ha aparecido desde los momentos en que los descubrimientos científicos empezaron a ir claramente a lo que dice la Biblia. Un ejemplo es que en la Biblia la luna es una luminaria que emite luz, pero para Copérnico era observable que había lugares oscuros en la luna. Por lo tanto, la consideró un satélite natural que refleja la luz del sol. Sin embargo, la posición de demandar de la Biblia una prescripción científica ha tenido un largo trayecto desde la edad media. Esta interpretación se incrementó excepcionalmente después de la segunda guerra mundial en Estados Unidos y también en Europa.10

Hoy día, la interpretación ha sido popularizada, en especial, desde los Estados Unidos. El eje del movimiento llamado creacionismo científico ha sido el ingeniero hidráulico Henry M. Morris, a partir de 1950. Desde entonces, Morris había publicado más de 25 libros defendiendo su interpretación especialmente ante la, según él, amenazante teoría de la evolución. Su posición interpretativa es sumamente elaborada. Se trata de un esquema científico, una historia de la formación del mundo y de las diferentes especies de animales, utilizando como autoridad literal a Génesis 1-11. Para los que hemos crecido en hogares cristianos, esta posición es la más fácil de comprender y de seguir, en especial si se tuvo poco o ningún contacto con estudios científicos.

Es importante reconocer que esta interpretación se desarrolló más detallada y expansivamente, en parte por el cambio del currículum nacional de los colegios al término de la Segunda Guerra Mundial. El nuevo currículum exigía enseñar la teoría de la evolución. Por lo tanto, este grupo creacionista trabajó fuertemente defendiendo la historia de la creación como parte del currículum en sus colegios. El enfoque fue presentado como un currículum paralelo, para que padres y profesores puedan seguir enseñando el currículum anterior y no la teoría de la evolución.11

El Museo de la Creación en Petersburgo, Kentucky, Estados Unidos, mantiene esta forma de explicar el mundo. Ken Ham, quien es el director del museo también construyó un arca según las medidas presentadas por Dios a Noé en Génesis 6. Es interesante que en la página web del museo se puede encontrar un fuerte énfasis en las palabras utilizadas en la Biblia, según la versión King James, para explicar lo que la ciencia debería enseñar.12

La propuesta es interesante, ya que elimina cualquier autoridad que la ciencia pueda tener. Esto libera a los lectores de la Biblia de cualquier problema teológico que pueda aparecer entre la ciencia y la fe. Morris explica el punto de partida de su interpretación de Génesis de la siguiente manera:

No hay alternativa. Si la Biblia es la Palabra de Dios —y lo es— y si Jesucristo es el infalible y omnisciente creador —y lo es— entonces debe ser creído firmemente que el mundo con todas sus cosas fueron creados en seis días naturales y que los largos periodos de la historia evolutiva nunca sucedieron.13

Con esta afirmación, Morris arriesga toda la fe en que la Biblia sea la Palabra de Dios, y que Jesús sea el creador de todo, por la longitud de los seis días de Génesis 1. Realmente es un paso muy valiente, sin embargo, también bastante arriesgado. Además, se puede notar que lo más importante para Morris es la refutación de los largos periodos que una evolución podrían presentar para la lectura de Génesis 1. Para él, todo se basaba en la cuestión de la longitud de los días. Esto significa que, toda interpretación de Génesis que explique que el mundo solamente tenía 144 horas de antigüedad desde sus inicios hasta su funcionamiento normal, es aceptada.

Sin embargo, que la inspiración divina de la Biblia y la acción creadora de Jesús dependan de esta interpretación es algo exagerada. Podría ser comparado con alguien que cuelga su fe cristiana en un clavito por un hilo demasiado fino. ¿Qué pasa si nuevos descubrimientos llegasen a mostrar evidentemente una evolución por más tiempo que 144 horas, como la luna que no emite luz propia? Por esta razón, esta interpretación sale de un a priori, que se negará todo lo que no encaja con el actual entendimiento de la lectura literal de la Biblia.

Ya los padres de la iglesia se habían hecho la pregunta, que surge nuevamente con estos 6 días naturales: ¿y qué de los días en los que no había sol todavía? ¿Cómo se cuentan las horas sin tener un sol? ¿Podría ser que la Biblia se habría referido realmente a días naturales? ¿Por qué la iglesia no simplemente eligió decir que eran días naturales y se acaba todo este dilema? Pues no les pareció muy responsable colgar su fe en Jesucristo, lo más precioso, en un hilo tan finito. ¿Y si se venía abajo? ¿Perderían su fe? ¿Cómo la Biblia con toda su sabiduría podría decir algo aparentemente incoherente? En toda la historia del cristianismo, nuestra fe en la inspiración divina de la Biblia y en Jesús de Nazaret como el Mesías resucitado en ningún momento ha dependido de la longitud de los seis días en Génesis 1.

Al interpretar el libro de Génesis, sale la pregunta de cómo llegaron estos capítulos a las manos de Moisés, a quien se suele atribuir los primeros cinco libros de la Biblia. Esta es una pregunta crucial en el laberinto de la interpretación bíblica. La respuesta a esta pregunta influye enormemente en cómo uno entiende la inspiración divina de la Biblia, pero en especial del libro de Génesis, donde Moisés todavía no aparece. Moderadamente, Henry M. Morris explica su propia teoría de la siguiente manera:

Pareciera ser lo más razonable creer que los registros de Génesis fueron redactados por testigos oculares y luego transmitido a través del linaje de los patriarcas, desde Adán a Noé, Abraham y finalmente… compilados y editados por Moisés… Lo primero (Gn 1:1–2:3) no pudo haber sido observado por ningún hombre, y deben haber sido escritos por el «dedo» de Dios mismo.14

Esta explicación sobre cómo llegó a escribirse Génesis 1-2 adelanta ya algunas cuestiones de su interpretación. La propuesta parece algo fantástica, aunque claro, Dios lo pudo haber hecho. No se trata de creer que Dios podría haberlo hecho o no, sino si lo hizo o no y por qué lo deberíamos creer. Como la Biblia misma lo demuestra, el dilema es bastante más complicado. Según Morris, Dios ha escrito Génesis 1-2 con su propio dedo y es en esta teoría por la cual ahora se cuelga toda la inspiración divina y la fe en Jesucristo. Esto nuevamente es bastante peligroso para algo tan importante como la inspiración de la Biblia y nuestra fe en Jesucristo. Una interpelación a esta teoría sería la pregunta: ¿por qué la palabra “dedo” (heb. etsba) no aparece en todo el libro de Génesis? ¿por qué aparece el dedo de Dios con relación a escribir solamente en Éx 31:18 y Dt 9:10, ambos en relación con las tablas de la ley? Si tanto dependiera de esto, ¿no lo encontraríamos afirmado en la Biblia en algún lugar? Además, Morris mantiene como base de su lógica dos ideas que no son necesariamente bíblicas o científicas: a) Génesis 1 presenta un registro de datos científicos comparables con la idea científica moderna; b) Génesis 1-11 no son tradiciones orales, sino redactados por los mismos patriarcas.

Esta forma de interpretar la Biblia es prácticamente una historia científica y una guía de autoridad para todo científico. Pero difícilmente pueda brindarnos con buenos indicadores de entender las historias de la Biblia o de cómo interpretarlas. En ocasiones, los promotores de esta interpretación de la Biblia no tienen estudios bíblicos universitarios, sino que son matemáticos, físicos, biólogos o, como Morris, ingenieros. No conozco iglesia que pediría a su pastor estudiar ingeniería para que nos enseñe cómo leer la Biblia. Sin lugar a duda, Dios pueda utilizar grandemente a estas personas y son profesiones muy loables. Pero, la Biblia con todos sus misterios no es tan fácil de comprender.

Preguntémonos ahora cómo Morris había llegado a interpretar la Biblia y la ciencia de tal manera. Esto realmente es una historia fascinante.15 Quizá usted ha escuchado alguna vez una de las siguientes frases: “Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el diluvio” o “el diluvio ha cambiado toda la geología” o algo como “antes del diluvio todo el ambiente y la tierra fue diferente y que después solo quedaron las ruinas de una creación perfecta”. Estas ideas, curiosamente, han iniciado con la profeta adventista del séptimo día Ellen G. White. Ella redactó en 1890 algunas de sus visiones, y en el capítulo llamado “La semana literal”, ella afirma que la creación del mundo fue en seis días literales.16 ¿Por qué? Porque ella lo vio en una visión. Cabe destacar que el séptimo día es base teológica para su denominación. Entre las creencias adventistas figura que las palabras de White son autoritativas para la iglesia.17

Partiendo de esta visión autoritativa, el geólogo adventista George McCready Price, escribió en 1923 un libro de más de 700 páginas sobre una nueva forma de geología natural. Los últimos capítulos de su libro explican justamente que, anterior al diluvio global, la creación era perfecta y lo que quedó era una creación cambiada, “unas ruinas parcialmente recuperadas”.18

Henry Morris, por su lado, se basó fuertemente en estas ideas geológicas y teológicas de Price, y las ha llevado al mundo de los evangélicos, incluso tratando de esconder su fuente, que por algunos habría sido considerada sectaria. En una carta, John C. Whitcomb, el coautor de Morris, reconoció que para sus escritos: “Price y el Adventismo del Séptimo Día juegan un papel crucial como apoyo”. Sin embargo, decidieron no mencionar a Price en ninguno de sus escritos, pidiéndole incluso perdón por adelantado por no citarlo.19 Sin menospreciar la actual interpretación bíblica, a pesar de estos inicios quizá no tan honorable, la prescripción científica en muchas ocasiones es la manera asumida que debería ser la más correcta. Pero veamos que proponen las siguientes interpretaciones.

2. Días simbólicos

Como lo dice su designación, los días son interpretados de manera figurativa. Esta manera de interpretar los seis días en Génesis 1 tiene sus precursores en Justino Mártir e Ireneo de Lyon, ya en el siglo II d.C. En la actualidad, existen varios seguidores de esta manera de interpretar el libro de Génesis. Es una manera de acomodar la historia de la Biblia como también los datos científicos para que puedan superponerse. Es decir, entiende que Génesis habla de sucesos científicos, pero acepta la longitud de los días de manera analógica.

Un buen representante de esta interpretación es el teólogo y biblista C. John Collins. Él explica que se debe iniciar leyendo Génesis por lo que es y lo que trata ser. Su presupuesto general se fundamenta en la naturaleza del objeto analizado. Como el conocido escritor C. S. Lewis lo había formulado:

La primera calificación para juzgar cualquier objeto, desde un sacacorchos a una catedral es saber qué es, la intención de su efecto y la intención de cómo debe ser utilizado tal objeto.20

Este enfoque no sale de la necesidad de acomodar la Palabra de Dios y los datos científicos observables en nuestro alrededor. Sino que C. John Collins propone que Génesis 1-11 es el inicio de lo que viene en todo Génesis. No se pueden separar las dos secciones, porque los capítulos 12-50 están basados en lo transmitido en Génesis 1-11. En otras palabras, la historia de Abraham y José no hacen sentido, sin la historia de la creación, el pecado y el diluvio.

Para esta manera de interpretar, Génesis 1 no puede ser lo que se suele llamar “prehistoria o protohistoria”. La llave para descubrir el verdadero significado de Génesis 1 está en la naturaleza de esta obra literaria. Independientemente del autor de Génesis 1, quien para C. John Collins es Moisés, lo que Génesis 1 es, debe ser lo mismo que Génesis 12-50. Por lo tanto, Génesis llega a ser la historia de la humanidad y del pueblo de Dios como la entendemos. Esta es también la manera de entender el relato de Génesis 1 de Gleason L. Archer en su conocida Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento.21

Esta interpretación designada días simbólicos afirma que el texto de Génesis 1-3 no es precisamente un texto científico, sino «prosa exaltada». Pero se distingue claramente que Génesis 1-3 no es poesía, ya que la poesía tiene sus propias maneras de ser interpretada. Es decir que, para Collins, Génesis 1-3 es más que una simple narrativa o historia, pero no llega a ser una poesía. Ya que el estudio literario propone que la poesía es más propensa a utilizar lenguaje figurativo o hiperbólico22 que un relato histórico, para esta interpretación Génesis es sui generis, un género literario sin igual. Aunque la historicidad de los sucesos individuales de la creación debe quedar intacta para esta interpretación, los días y el descanso de Dios en el séptimo día pueden ser considerados como figurativos.

Leyendo Génesis 1 de forma 100% literal, aparece el problema de que Dios descansa. ¿Cómo puede Dios descansar? ¿Es que se cansó trabajando? Jesús mismo se defiende al obrar en sábado, diciendo: “Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo” (Juan 5:17, NVI). Por lo tanto, la explicación dada para el simbólico descanso de Dios es que en realidad había terminado su obra «creadora», pero no había dejado de trabajar a favor de los humanos.

Es más, en Génesis, el séptimo día de la creación no llega a un final como los otros seis que todos concluyen con la frase “y fue la tarde y fue la mañana: el x día”. Este detalle es tomado en cuenta por los defensores de esta interpretación. ¿Por qué no llega a un final el séptimo día? ¿Se le olvidó al redactor ponerlo? El detalle resalta en esta interpretación porque su punto de partida está en el análisis de lo que Génesis es, una obra literaria inspirada, pero una obra literaria.

La interpretación días simbólicos entiende este reposo como algo figurativo y no como algo literal. Para ello se basa en Hebreos 4:3-11, donde se explica que hay un reposo que Dios prometió para su pueblo. La carta a los Hebreos alude a la historia del pueblo de Israel en el desierto cuando Dios promete que los desobedientes “No entrarán en mi reposo”. El reposo de Dios aparentemente debe significar algo más que un simple descanso del trabajo ya que, aunque podemos descansar de noche, Dios promete a los creyentes en Jesucristo que entrarán en su reposo. Por esta razón, el descanso de Dios en el séptimo día no debe ser considerado literal, lo que lleva a una interpretación figurativa también de los días mismos. Un buen ejemplo histórico de esta postura la encontramos en Agustín de Hipona (354-430 d.C.), quien lo había explicado diciendo: “Pero el séptimo día no tiene tarde, ni tiene ocaso, pues lo has santificado para que dure eternamente”.23

A diferencia con la interpretación prescripción científica, esta postura no se basa ni en la Biblia inglesa ni en la versión King James, sino que se buscan respuestas en el hebreo, el más cercano al original que tenemos hoy en día.24 Esto ya nos explica que entender Génesis es más complicado de lo que parecía, y que el manuscrito hebreo que realmente tenemos no nos dice mucho, al menos que entendamos el idioma. La barrera del idioma siempre es un problema para la interpretación más precisa de la Biblia, pero C. John Collins nos ayuda a comprender algo de la «narrativa hebrea» que es una forma de redactar historias de los hebreos. Esto es muy importante, porque explica uno de los detalles que, por ejemplo, la prescripción científica omite.

En síntesis, la interpretación días simbólicos atiende a lo literario de Génesis, pero mantiene la historicidad literal en que contiene elementos científicos que son autoritativos. Por ello, los días de la creación y el reposo de Dios son figurativos.

3. Hipótesis de intervalo

La tercera manera de interpretar el primer capítulo de la Biblia lo llamo la hipótesis de intervalo. Esta interpretación fue popularizada vigorosamente por la Biblia de Estudio Scofield y la Biblia de Estudio del Expositor por Jimmy Swaggart. La cuestión central es el problema del mal: ¿cuándo y por quién se originó la maldad? La respuesta se encuentra en el comentario explicativo del versículo en Gn 1:2: “Y la tierra estaba desordenada y vacía”. La nota explicativa afirma que Dios había creado la tierra perfecta en un inicio como lo dice Gn 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. ¿Qué sucedió? Pues, estas Biblias explican que un “acontecimiento catastrófico… fue el resultado de la rebelión de Lucifer [Satanás] en contra de Dios, que tuvo lugar algún momento en la eternidad pasada”.25 Si en el primer versículo ya fueron creados cielo y tierra, pero en el segundo versículo la tierra es un caos, ¿qué habrá sucedido?

Esta transformación caótica de la tierra inicialmente perfecta es entendida por la palabra “estaba” en el versículo 2. Las traducciones al español de la Biblia mantienen que este verbo debe traducirse con el verbo “ser”, como lo tiene, por ejemplo, la versión Reina Valera 1960: “la tierra estaba desordenada”. Esta traducción sugiere que este era el estado actual de la tierra. Sin embargo, esta palabra que viene del hebreo jayah, también puede significar “llegar a ser”. El diccionario Strong, por ejemplo, ofrece las siguientes alternativas de traducción para jayah: “existir, i.e. ser o llegar a ser, tener lugar”.26 Por lo tanto, la hipótesis de intervalo entiende que en Gn 1:1 se encuentra la primera acción creadora de Dios, y que en Gn 1:2 se encuentra la consecuencia de la catástrofe que resultó de la expulsión de Satanás y sus ángeles del cielo, o sea que llegó a ser vacía y desordenada.

Tocante a la integración de los millones de años que la geología propone, esta interpretación no suele tener problemas. Simplemente los mete entre los primeros dos versículos. De ahí viene su designación hipótesis de intervalo. Aunque para la evolución biológica no hay lugar, que desconecta toda existencia anterior a la actual. Aunque pudieran haber existido seres similares a humanos, estos no tuvieron ningún contacto evolutivo con el Adán del sexto día. El punto de partida de esta interpretación llega a ser una interpretación de los textos bíblicos que sugieren una rebelión celestial (ej. Is 14 y Ez 28) y luego se los introduce en la interpretación de Génesis.

Para esta postura interpretativa, los días son entendidos literalmente como seis periodos de 24 horas. Aquí se parte de una interpretación más dispensacionalista, en el sentido que se divide la historia en diferentes etapas muy específicas llamadas dispensaciones. A partir de allí, el origen del pecado se entiende que haya sucedido entre la creación original y perfecta de Dios (Gn 1:1) y el estado caótico de la tierra posterior (Gn 1:2). Al tratar de acomodar esta interpretación bíblica con la ciencia, los defensores de esta interpretación colocan los datos científicos en los “casilleros conceptuales” que encuentra en Génesis 1. Por ejemplo, el firmamento (Gn 1:6) es considerado la atmósfera y cuando aparece la tierra seca (Gn 1:9) “se refiere a [la aparición de] los continentes que exigió grandes convulsiones de la tierra”.27

Aunque la teoría toma en cuenta el texto hebreo, su interpretación se basa en unos pocos comentarios judíos que utilizaron una traducción al arameo del libro de Génesis que se llaman Midrash. En los años 1970, Arthur Custance, basándose en anteriores como Thomas Chalmers ya en 1814,28 publicó una defensa de la interpretación del intervalo entre Gn 1:1 y 2. Uno de sus argumentos centrales es la antigüedad histórica de esta teoría. Según Custance, se trataría de una explicación originaria incluso desde antes de Cristo. El rabino muy aclamado en la literatura judía, Akiva ben Iosef, había entendido de la misma manera el intervalo entre los dos primeros versículos de Génesis.29 Sin embargo, cabe resaltar que Rabbi Akiva y varios de sus discípulos son identificados con los propulsores de al menos dos, de lo que más tarde fueran conocidas como las ramas más representadas del misticismo judío (la Cábala y el Merkabá), que más tarde desarrolló el gnosticismo rabínico y luego el gnosticismo judío.30 El gnosticismo siempre ha sido uno de los enemigos más sutiles y fuertes del cristianismo.31

A primera vista, la hipótesis de intervalo parece ser una formación de un gran compartimiento entre los dos primeros versículos de la Biblia, para acomodar todo millón de años de la geología o rebeliones celestiales que pudieron haber sucedidos. No obstante, esta interpretación presenta sus propios problemas. El primero es que tiene en su contra toda la tradición de traducción del versículo 2 en varios idiomas.32 Además, da lugar a un peligroso paralelo con el desarrollo del gnosticismo judío. Final —y principalmente, como lo explica bien Bruce Waltke, la gramática del hebreo mismo no permite el significado pretendido de desconectar los versículos. Esto tiene que ver con que ambos versículos, Gn 1:2 y 1:3, inician con la conjunción vav, que suele traducirse como “y”, pero es diferente en cada caso. A continuación, se puede ver como la palabra “y” es empleada de manera secuencial, o simultánea, es decir juntando dos sucesos en secuencia. La Reina Valera 1960 (RV60) mantiene una traducción literal que no respeta este factor gramatical, mientras que la traducción Dios habla Hoy (DHH) sí. Fíjese como en la RV60 la “y” se vuelve una introducción para una secuencia de sucesos, mientras que el “entonces” de la DHH solo utiliza esta introducción en el versículo 3:

RV60

DHH

2

Y

la tierra estaba desordenada…

2 La tierra no tenía

entonces

3

Y

dijo Dios…

3

Entonces

Dios dijo…

Tabla 1 - Comparación de traducciones de Gn 1:2

Este apartado gramático del idioma hebreo es importante ya que la “y” en Gn 1:3 es la manera de iniciar una nueva sección secuencial, una vav secuencial, que indicaría que sigue el orden de sucesos creacionales. Sin embargo, la “y” en el versículo 2 no puede realizar esta función porque es una vav disyuntiva, que no puede introducir una frase independiente, sino que describe la secuencia anterior.33 Por lo tanto, la “y” en el v.2 no es una nueva idea, sino que se suma al v.1, donde la tierra es creada y en el v.2 solamente descrita.

Parece algo complicado, pero no lo es. En la RV60 cada versículo de Gn 1:1-5 inicia con una “y” donde se podría colocar también un “entonces”, siempre y cuando fuera un orden secuencial y no interrumpiendo la secuencia de las acciones creadoras de Dios. Así funciona el hebreo, pero no el español. La idea del hebreo es bien representada en la DHH, donde la posición de la palabra “entonces” cambia totalmente el sentido de la conjunción. El “entonces” en el v.2 describe la actualidad, mientras que en el v.3 inicia un nuevo apartado secuencial. Por lo tanto, es la gramática hebrea misma la que no permite el enorme intervalo que se propone en esta interpretación de Génesis.

Resumiendo, nos damos cuenta de que la hipótesis de intervalo es bastante compleja. Se basa en ciertas interpretaciones teológicas de otros textos, para luego adaptar Génesis a estas conclusiones. Lastimosamente, esta interpretación no toma en cuenta diversos factores que se requieren para un profundo análisis del texto hebreo.

4. Completa analogía

Quizá nos empiece a parecer que cada intérprete pueda elegir ver las cosas como quiera. En cierto sentido, los límites de la interpretación bíblica no son fáciles de reconocer y dependen de muchos factores. Pero antes de tomar una decisión por una de estas interpretaciones, sería sabio analizar las diferentes opciones, para luego ir quedándonos con la mejor opción. Pasemos entonces a la siguiente opción designada como la interpretación de la completa analogía.

Varios de los padres de la Iglesia estuvieron muy de acuerdo con la completa analogía. Esta interpretación sugiere que Génesis 1 no presenta un reporte histórico de lo sucedido en el inicio del tiempo, sino que es una forma de narrarlo, pero queriendo decir algo diferente. Un muy buen representante de esta interpretación es Agustín de Hipona. Él y los que siguen esta interpretación parten de algunas dificultades que el texto bíblico presenta: si Dios, por definición, no necesita más que un segundo o un momento para pensar en algo para que esto existiera inmediatamente y completamente, ¿por qué, pues, se escribió Génesis 1 como si fuesen 7 días? La respuesta que esta interpretación ofrece es que Génesis 1 presenta un paradigma de lo sucedido y no un reporte con detalles históricos cronológicos como de un crimen o una secuencia científica.

Este paradigma, según la interpretación de la completa analogía, es como una semilla que crece y tiene mucho potencial. Pero esta semilla no se compone de materia biológica sino de un ordenamiento de la verdad teológica. En otras palabras, Génesis 1 se trata de que Dios haya creado todo y sin Dios nada existiese, pero esto no significa que Dios estuvo trabajando en seis diferentes oportunidades por al menos doce horas. Además, así lo explica esta interpretación, la creación significa más bien el ordenamiento de las cosas, como en las secuencias lógicas filosóficas. Esto quiere decir que las verdades dependientes no pueden existir sin las verdades o la verdad independiente.34 Por ejemplo, el ser humano no podría existir sin un lugar creado para él, por lo tanto, la tierra es creada en el tercer día y el ser humano viene al final del orden de la creación. La cronología no es el centro de los días, sino la lógica de la narración.

Casi todos los cristianos dirían que en los primeros capítulos de Génesis encontramos verdades muy fundamentales sobre las cuales se basan, por ejemplo, la idea del paraíso, el pecado, Dios como creador, el humano a imagen de Dios, etc. La interpretación de la completa analogía sugiere que Génesis no explica cómo fueron creados todos estos conceptos, sino que Dios se comunicó en una forma para que le pudiésemos seguir la lógica. En cierto sentido, parece tener algo de razón esta interpretación, pero por la otra parte parece sacarle cualquier índole de eventos históricos. Pero dejar a Génesis sin historicidad no es lo que la completa analogía sugiere. El paradigma de los siete días, por ejemplo, se presta para la semana de trabajo y el descanso como lo encontramos en el mandamiento de cuidar el día de descanso (Éx 20:8-11). Pero esto no necesariamente implica seis días de cansancio para Dios.

La forma de interpretar analógicamente el Antiguo Testamento es fuertemente subrayada por Agustín. Es más, todavía sigue siendo la manera más normal de interpretar el templo y los sacrificios que siguen siendo conceptos empleados en la iglesia cristiana, pero tienen significados paralelos a los del Antiguo Testamento. Algunos seguidores de la interpretación de la completa analogía la llevaron a tal grado que decían que Adán y Eva eran seres puramente espirituales al inicio, y recién al ser echados del edén eran vestidos, como lo dice la Biblia, “vestidos de pieles”, lo que entendían como la piel de nuestros cuerpos físicos. Entre estos se encontraban el filósofo judío Filón (20 a.C.-45 d.C.) y Orígenes de Alejandría (184-253 d.C.).35

La versión moderna de esta interpretación no es llevada a tal extremo del puro significado figurativo, sino que se aferra fuertemente al mensaje paradigmático. Con esto, Génesis 1 se desprende de lo puramente histórico. Pero no en el sentido de que Dios no haya creado el universo, sino que se aboga que Génesis 1-11 no trata de presentar un reporte historiográfico moderno, sino que se trata de un paradigma para un mundo lógico y coherente al cual logra dar sentido a todas las cosas.