GuíaBurros: La mujer en la masonería española - Manuel Según Alonso - E-Book

GuíaBurros: La mujer en la masonería española E-Book

Manuel Según Alonso

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Desde la aparición de la masonería especulativa en el año 1717, esta fue exclusiva para hombres hasta 1774 año en el que nace en Francia la masonería femenina. Dada la naturaleza de esta institución, la pronta presencia de las mujeres en las logias, permitió y ayudó a que se formara un impulso cuyo objetivo era el de la completa integración de la mujer en todos los ámbitos sociales en condiciones de igualdad. España tuvo una importante tradición de masonas aún hoy viva y operativa, y este libro muestra su nacimiento, desarrollo, obstáculos y logros en el seno de una institución que sigue en la actualidad aportando un bagaje intelectual y filosófico de largo alcance.

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GuíaBurros: La mujer en la masonería española

En busca de la libertad

Manuel Según Alonso

www.mujer-masoneria.guiaburros.es

© EDITATUM

© Manuel Según Alonso

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Primera edición: febrero de 2024

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Sobre el autor

Manuel Según Alonso es funcionario del cuerpo de Gestión de Sistemas e Información de la Administración General del Estado. Doctor en Historia e Historia del Arte y Territorio por la UNED. Master de Historia de España en el Contexto Internacional por la UNED. Licenciado en Filosofía y Letras, especialidad Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid. Miembro de Centro de Estudios históricos de la Masonería Española (Universidad de Zaragoza) y del Ateneo de Madrid.

Ha escrito varios libros y artículos de investigación histórica y ha participado en diferentes actos y congresos relacionados con la memoria democrática, la igualdad de derechos, historia de la masonería, etc. Mantiene un compromiso constante en la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Es autor del libro GuíaBurros: La Masonería en España. Historia inconclusa de un sueño de libertad (1728-2022).

Agradecimientos

A todas las mujeres, especialmente a mi madre Elena, a mi mujer María Luisa, a mi hija Alicia y, por supuesto, a todas aquellas que están en esta obra y a las que no están, pero son, que lucharon, luchan y lucharán por la igualdad.

Grandes Maestras del Gran Oriente Femenino de España. De derecha a izquierda, Trinidad Ribera, Noemí Miranda y Chantal Foucher.

“El Principito se sentó en una piedra y elevó los ojos al cielo.

—Yo me pregunto —dijo— si las estrellas están encendidas para que cada cual pueda un día encontrar la suya”.

Antoine de Saint-Exupéry

Prólogo

El autor se propone abordar el período completo de la masonería femenina española desde su presencia en las logias de adopción hasta el presente, en las que las mujeres participamos de pleno derecho en logias mixtas o femeninas.

La trilogía Libertad, Igualdad y Fraternidad está presente como guía básica en las personas pertenecientes a la masonería, seamos mujeres u hombres. La libertad de ser y poder pertenecer a esta ilustre institución, va ligada al derecho a tomar decisiones, es por ello por lo que, en nuestro país, durante un largo período que recorre este libro, solo por ese sentimiento de L.I.F. que tenían las mujeres que querían pertenecer a la masonería y los hombres que las comprendían y apoyaban, podían hacerlo posible. Las mujeres tenían que acreditar que sus padres, maridos o esposos estaban de acuerdo y las logias, también. Estamos hablando de las logias de adopción y en tiempos pretéritos.

Afortunadamente, en 1979, recuperados nuestros derechos civiles y masónicos, las logias se abren a ser mixtas y las mujeres están en esa igualdad necesaria para poder acceder como “personas libres y de buenas costumbres”. Los años transcurren y las mujeres que queremos reunirnos con otras en las logias y realizar juntas todas las actividades de asistencia, participación en cargos, formación constante con los trabajos teóricos y prácticos dentro y fuera de la logia, etcétera, podemos contar con Cartas Dispensas que nos permiten estar jurisdiccionadas a una Gran Logia Femenina, usar los rituales, actuar según los usos y costumbres y madurar en el tiempo hasta poder acceder a nuestra acreditación con la Gran Carta Patente de Gran Logia, como es el caso de la “Gran Logia Femenina de España” (G.L.F.E.) que nace de la “Gran Logia Femenina de Francia” (G.L.F.F.) y de la Gran Logia “Gran Oriente Femenino de España” (G.O.F.E.) que parte de la “Gran Logia Luz y Armonía”, que a su vez procede de la “Gran Logia Unida Femenina Alma Mexicana”.

Una característica que tenemos las logias femeninas es que aceptamos visitar y ser visitadas, por mujeres y hombres iniciados en la masonería. Ese es el día a día de nuestras actividades en las logias que hemos decidido formarnos solo entre mujeres. Puede darse el caso de una mujer iniciada en una logia femenina, que en un momento de su recorrido masónico desee pertenecer a una mixta, llame a sus puertas, sea comprobada su acreditación, aceptadas sus ceremonias de los diferentes grados y pueda ser reintegrada, o a la inversa, que haya sido iniciada en una mixta y quiera reintegrarse en una femenina. Lo realmente importante es que las mujeres, hoy y desde la restauración de los derechos civiles en nuestro país, podemos ser iniciadas, pertenecer y practicar la masonería dentro y fuera de los templos, para mejorar como personas, con este método masónico perfecto y colaborar en construir la mejor sociedad, con nuestros actos, nuestras relaciones y el ejemplo de vida que con ellos podamos dar.

Como hemos visto la Libertad y la Igualdad están en nuestra cotidianeidad. La Fraternidad es la tercera palabra de la trilogía y en ella nuestro Arte Real, la masonería, se siente y se practica con la escucha activa, el respecto, la observación atenta de las diferencias en los rituales, con lo que en las logias decimos las masonas y los masones, etc. Yo, personalmente siempre he creído que “la maestría es la hora de la verdad”. Es en los grados de aprendiza y de compañera donde vamos aprendiendo tantas valiosas enseñanzas y en la maestría, que es un grado para toda la vida, seguimos aprendiendo y aplicándolas en nuestra vida toda, dentro y fuera de logia, mostrando al mundo que somos personas constructoras. Por supuesto también humanas y en el aprendizaje hay errores y aciertos, pero con la humildad que nos entrenamos, podemos transformar el metal en oro, desarrollar la conciencia y hacerlo con delicadeza.

La masonería premia obras como la del autor de este libro, que tienen amplia la mirada, son integradoras y con el rigor del historiador, investigan, dan voz y difunden el camino y las obras que, a lo largo de los años, acontecen. La riqueza de lo diverso, tanto si existen logias masculinas, mixtas o femeninas, como los diferentes ritos y proyecciones sociales, nos muestran un panorama universal.

En conclusión, diría a las mujeres que quieran elegir esta escuela, que se acerquen abiertas a lo que es infinito, profundo, evocador y rico. Que como grupo humano, al igual que en todas las asociaciones, existen situaciones complicadas, puntos de vista diferentes, dificultades para tomar acuerdos, etcétera, pero contamos con algo que no existe en otras asociaciones y escuelas de formación, los rituales, ellos nos conectan con algo profundo más allá de lo verbal, de lo inteligible y actuándolos con las hermanas y hermanos, nos acercan a una sabiduría inmensa, del mismo modo que las herramientas que, con su simbología en cada grado, abren las puertas de grandes recursos que podemos aplicar en nuestra vida.

Como solemos decir las personas iniciadas, el conocimiento que recibimos de la masonería es intransferible, cada una de nosotras lo recibimos desde la libertad y lo acogemos de corazón. En nuestro país se conoce poco, pero confiemos que, con estos libros de divulgación, con testimonios de mujeres que somos tus vecinas, tus compañeras de trabajo, las madres de hijos amigos de los tuyos, etcétera, demos en nuestro amado país el lugar que merece nuestra escuela filosófica y la masonería femenina en particular, para que sintamos la satisfacción de haber recuperado nuestros derechos, de saber que los ejercemos y lo ofrecemos para el bien de la humanidad. No olvidemos que todo el trabajo de masonería es filantrópico, por amor y a fondo perdido.

Quien más da más recibe. En masonería esta frase es como un altavoz. El trabajo de hormiguitas, en nuestras reuniones periódicas, en el servicio con nuestros cargos, en la proyección en lo cotidiano. Manuel Según Alonso lo sabe, tiene horas y horas de trabajo visible con sus artículos, con sus libros, y muchas otras no tan obvias de estudioso e investigador, algo que no es tan frecuente en España y requiere valor y generosidad.

Gracias, hermano Manuel, por tu labor minuciosa, por la rigurosa documentación, por las extensas citas, por facilitar la comprensión histórica, por resaltar el arrojo de estas mujeres y hombres que dieron los primeros pasos para que la masonería femenina en nuestro territorio fuera una realidad y para que hoy las mujeres libres podamos ser masonas de obra y corazón.

María Trinidad Ribera Domene

Muy Respetable Gran Maestra del Gran Oriente Femenino de España.

Presentación

¿Dónde están las mujeres masonas españolas? Esta pregunta es la fuerza motora para el historiador Manuel Según Alonso, que trata de ir más allá en este estudio, traspasando las narrativas de los “grandes hombres” que han tendido a dominar nuestra comprensión del pasado: pretende devolver a las mujeres a la historia de la masonería y la historia de la masonería a las mujeres.

Cualquier capítulo de su participación dentro del gran entramado social histórico, por lo menos hasta bien avanzado el siglo veinte —en occidente— ha tenido lugar fuera del ámbito público, así que un enfoque únicamente a través del activismo en estas esferas no podía contarnos toda la historia.

Analizando las relaciones de poder que dieron forma a la esfera doméstica, entendemos mejor la desigualdad que mantuvo alejadas de la masonería a las mujeres o cuando tuvieron acceso a la misma, lo hicieran tuteladas en las llamadas logias de adopción.

Solo las voces de mujeres “fuertes”, sus experiencias, su acceso a logias masculinas y/o a logias de adopción no constituyó una categoría homogénea o coherente: fueron escritoras, artistas, familiares de masones, etcétera, cuasi emancipadas, casi libres las que abrieron una brecha en el intríngulis de la masonería británica que con mano firme sigue impidiendo la entrada de la mujer en sus logias. La vida de las mujeres, sus pensamientos y experiencias se amoldaron perfectamente a las dinámicas cambiantes, las pioneras ¿las provocaron?

En este estudio se hace memoria desde 1869 hasta hoy mismo. ¿Es posible hoy en día la masonería sin mujeres? Juzguen ustedes mismos.

Mar Campillo

Periodista, editora y venerable maestra de la logia Arte Real de Madrid y miembro fundador de la logia Mare Loix de Benidorm de la Gran Logia Simbólica Española.

Introducción

La masonería se puede definir como el conjunto de organizaciones de carácter iniciático que han influido o han querido influir en la sociedad en la que se han implantado, cuyo fin es el perfeccionamiento moral de sus miembros. Y en este sentido, las logias son verdaderas escuelas de formación de ciudadanía, microcosmos relacionados entre sí, donde se fraguan cambios sociales, educativos, culturales, espirituales y donde cada individuo se construye a sí mismo.

La logia El Progreso (1873−1910) entendía que tenía como fin:

“Impulsar el progreso, combatir los errores y las supersticiones, buscar el perfeccionamiento moral del género humano; aspirar a la fraternidad universal; defiende la instrucción, la libertad, igualdad de justicia; practica la caridad, no hace distinción alguna entre los hombres por sus diferencias de raza o religión… Es una institución tolerante, carece de color político o religioso, […]. Acata las leyes que quiere reformar por medios legales”.

Y así, la masonería desde sus inicios ha defendido lo que hoy llamaríamos principios democráticos. Como señala la logia Solidaridad de Madrid de la Gran Logia Española (1927−1935) es: “la reivindicadora de todos los derechos […], la afirmación de todas las libertades, la creadora de la Igualdad y la equidad, la genuina representante de la dignidad humana ante la tiranía y el despotismo”.

Aunque la primera logia reconocida en el continente europeo por la Gran Logia de Londres y Westminster fue la de Madrid de 1728, la realidad es que la introducción de la masonería en España con relación al resto de Europa fue muy tardía. Así, en España, la francmasonería estuvo prohibida y perseguida casi desde sus inicios por la Inquisición, la Iglesia, los reyes y sus gobiernos hasta la revolución de 1868, en la que florece gracias a las libertades que trajo consigo.

El último tercio del siglo diecinueve (1870−1900) se considera su “edad de oro”, ya que en treinta años se constituyen más de mil setecientas cincuenta logias, dependientes de múltiples obediencias. Termina con la crisis finisecular en la que casi desaparece completamente.

Esta masonería se preocupa por lograr resolver la cuestión de la iniciación femenina en un momento donde la mujer estaba relegada a la esfera de lo privado y silenciada en un mundo dominado por una estructura patriarcal que suponía una gran traba para su desarrollo intelectual. Obstáculo que también se vive en el mundo masónico puesto que, sus reglamentos no permiten desde las constituciones de Anderson su presencia, por mucho que la masonería se definiese como defensora de la dignidad humana, de la solidaridad y de la fraternidad.

Las Constituciones de Anderson (1723) base de la masonería, niega a las mujeres la admisión en la Orden, aunque es importante recordar que, no existió una versión en castellano de estas constituciones en el siglo diecinueve y, por tanto, es posible que la mayoría de los miembros de la masonería española no supieran de dicha prohibición.

Impedimento que obliga a buscar una solución por aquellos miembros que no creen que haber nacido mujer sea un problema para ser iniciada. Esto no significa la aceptación de que trabajen a nivel de igualdad con el hombre. De hecho, para evitar caer en la irregularidad, se crea una masonería especial, conocida como masonería de Adopción.

En España es a partir del Sexenio Revolucionario cuando aparecen las primeras mujeres en las logias. El periodo de 1870−1880 es el momento clave para el desarrollo de la masonería femenina. De hecho, encontramos mujeres en logia desde 1871 y en logias de Adopción desde 1873.

Son mujeres que se atreven a romper con los esquemas de una sociedad patriarcal y que quieren trabajar dentro de la Orden, al igual que lo hacen en otros entornos de libertad en un intento de ruptura con estereotipos. Se debe tener en cuenta que la mujer en España de finales del siglo diecinueve está sometida a la tutela masculina y el código civil de 1889 no le concede ningún derecho, teniendo que esperar hasta la Segunda República para ver reconocidas gran parte de sus aspiraciones que se ven truncadas con la guerra de España de 1936 y la llegada del franquismo. Aunque la Constitución de 1978, le reconoce todos los derechos, la realidad es que ha tenido que luchar y sigue luchando por la igualdad real y se sigue enfrentando a la brecha salarial, a la discriminación, a los estereotipos de género, al suelo pegajoso, al techo de cristal, al techo de diamante, al techo de cemento, a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, etcétera.