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A nadie escapa que en España hay cada vez más hogares con mascotas, y entre estas, los gatos son las favoritas. Sin embargo, existen una seria de creencias erróneas sobre estos animales. Por ejemplo: ¿son los gatos tan tranquilos como la mayoría cree? ¿Es imposible que se entiendan con los perros? ¿Son la mascota ideal para quien no tiene mucho tiempo? En este libro, la adiestradora de gatos Laia Salvador nos enseña todo lo que debemos saber antes de adoptar un gato y lo que podemos hacer para mejorar nuestra convivencia con ellos. Estos son algunos de los temas tratados en el libro: falsos mitos gatunos; elegir el gato ideal; niños y gatos; gatos y otras mascotas; cómo gatunizar tu hogar; las necesidades sociales de los gatos; problemas de comportamiento más comunes; los errores más comunes al tratar con un gato.
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Haz equipo con tu gato
Laia Salvador
Primera edición en esta colección: enero de 2022
© Laia Salvador, 2022
© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2022
Plataforma Editorial
c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona
Tel.: (+34) 93 494 79 99
www.plataformaeditorial.com
ISBN: 978-84-18582-89-9
Diseño de cubierta y fotocomposición: Grafime
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).
Antes de empezar, quería dar las gracias a todos los que han apoyado mi locura felina durante todos estos años:
A mis padres, por inculcarme el amor por los animales.
A mi marido, por impulsarme y creer siempre en mí.
A mis compañeros de DOS adiestramiento, sois los mejores.
A nuestra veterinaria Natalia Naharro, por cuidar tan bien a mis gatitos y por ayudarme en este proyecto.
A todos los clientes y alumnos que han confiado en mí.
Y sobre todo, a los más importantes, mis gatos, mis mejores maestros:
A Charlie, porque con él empezó todo esto.
A Canela, gracias a ella comencé a ayudar a otros gatitos.
A Bruce, por enamorarnos a todos.
A Bastian, por sorprenderme cada día.
A Matilda, por enseñarme tanto.
A lo largo de los siglos, los gatos han pasado de ser idolatrados en el Egipto de los faraones y perseguidos en la Europa de la Edad Media a ser una de las mascotas más populares en todo el mundo.
Varios estudios resaltan las ventajas de tener un gato en casa: brindan compañía y afecto, favorecen la comunicación en el hogar, propician hábitos de vida más saludables, contribuyen a disminuir el nivel de estrés y la presión arterial, tienen efectos positivos en la autoestima y en las capacidades sociales de sus compañeros humanos, ayudan a acelerar la curación de enfermedades y fortalecen el sistema inmunológico de los más pequeños de la casa.
Se calcula que en España existen cerca de 21 millones de mascotas, de las que aproximadamente 3,5 millones son gatos. Cada vez son más las personas que deciden compartir su vida con uno de estos felinos.
Sin embargo, todavía perduran algunos falsos mitos gatunos que conviene desmontar en beneficio tanto del gato como del humano. He aquí algunos de ellos:
Existe la creencia de que el gato doméstico es un animal arisco y antipático. Nada más lejos de la realidad. El gato puede ser un animal tremendamente cariñoso con aquellos a quienes considera miembros de su grupo. Problemas de comportamiento a este respecto pueden explicarse por una mala socialización, de ahí la importancia de proporcionar a los gatitos la correcta estimulación desde sus primeros meses de vida.
Otro falso mito. Tu encantador gato se esconde entre las sombras, agazapado y sigiloso. Espera su momento y, como si de una pantera se tratase, se lanza ferozmente sobre su presa (en este caso, tus pobres pies). ¿Cuestión de alevosía? No. El gato es un depredador, ha nacido para cazar. No te está «atacando», sino que simula darte caza. Debemos entender sus instintos y regularmente satisfacer sus necesidades de ejercicio con juguetes para gato que le permitan reproducir la secuencia de caza.
Gatos y perros son animales diferentes con códigos de comunicación distintos. Un simple juego para el perro podría ser percibido por el gato como una seria amenaza para su vida. No olvidemos que, inicialmente, los perros son depredadores para los gatos. Nuestra labor debe centrarse en acabar con estos roles predeterminados, guiando a los animales en la forma correcta de relacionarse. Al perro, le enseñaremos que ese pompón bigotudo no se caza; al gato, que ese dragón peludo de enormes fauces no se lo quiere merendar. Una vez que aprenden a relacionarse, perros y gatos pueden ser grandes compañeros de peripecias.
La culpa de este antiguo falso mito la tiene la toxoplasmosis, una enfermedad producida por un protozoo que invade las células, un parásito. Algunos gatos pueden portarlo si antes han comido carne cruda infectada, frutas y verduras no lavadas que hubieran estado en contacto con estiércol (heces), etc. Este parásito puede resultar realmente nocivo para el feto. De ahí que tradicionalmente se haya creído que los gatos, cuanto más lejos de las mujeres embarazadas, mejor.
Dicho esto, la probabilidad de que un gato casero que se alimenta solo de pienso pueda portar este parásito es ínfima. Ante la duda, debemos acudir a nuestro veterinario de confianza para que practique a nuestro gato las pruebas pertinentes: mejor prevenir que lamentar.
Las creencias populares, el cine, las series de animación infantil e incluso los cuentos que nos leían en la infancia nos han familiarizado con la imagen de gatitos bebiendo leche de un cuenco. Durante sus primeras semanas de vida los felinos pueden beber leche materna porque su cuerpo genera la enzima lactasa, imprescindible para absorber la lactosa. Tras el destete, se produce un considerable descenso en la producción de lactasa, lo que ocasiona que muchos gatos adultos no toleren nada bien la lactosa. Así que, cuidado, a nuestro gato la leche podría provocarle graves problemas de salud.
El gato siempre ha tenido fama de ser un animal curioso, de ahí el famoso refrán. La frase data de la Inglaterra del siglo XVI y era originalmente Care killed the cat (la cautela mató al gato), que significa que la excesiva preocupación puede ser muy perjudicial para la salud de las personas, y se ponía de ejemplo a los gatos por tratarse de animales muy cautelosos. Con el tiempo, la frase derivó a Curiosity killed the cat (la curiosidad mató al gato), que ha llegado hasta nuestros días.
No es cierto. Según algunos estudios, los gatos ven en tonos predominantemente azules y amarillos, no siendo capaces de diferenciar el rojo y el verde (que probablemente perciban como grises). Nadie es perfecto: los humanos no podemos ver las luces ultravioletas e infrarrojas. Además, el campo de visión de estos felinos es más amplio que el nuestro: 200 grados en comparación con los 180 de las personas.
Sus bigotes, conectados a su sistema muscular y nervioso, envían mensajes sensoriales táctiles al cerebro. Los gatos tocan con sus bigotes, habilidad que les permite guiarse en la oscuridad y poder así ponerse a salvo de posibles amenazas. No solo los tienen en el morro, sino también en las patas delanteras, por encima de los ojos y en las orejas. No es estrictamente cierto que el gato que pierda sus bigotes también pierda el equilibrio, pero sí que, prescindiendo de ellos, sus capacidades sensoriales quedarían mermadas. ¡Ni se te ocurra cortar los bigotes a tu gato!
Los felinos necesitan rascar por varios motivos, entre ellos deshacerse de las capas muertas de tejido de sus uñas, estirar sus músculos o marcar su territorio. Así que, si bien es cierto que los gatos necesitan utilizar sus uñas, eso no implica necesariamente que vayan a destrozar todos los muebles de la casa. Si se les proporciona un simple rascador de esos que abundan en las tiendas de mascotas y se les enseña a utilizarlo desde pequeños, los gatos seguramente tengan la deferencia de no destruir nuestro mobiliario.
A diferencia del perro, al gato no hay que (necesariamente) sacarlo a la calle varias veces al día para que haga sus necesidades y ejercite sus músculos, pero no por ello dejan de necesitar actividad, cuidados y atención. Los gatos precisan que les proporcionemos juegos y entrenamiento, una correcta alimentación, vacunación, revisiones de salud periódicas, higiene diaria, afecto, etc. ¡No pasemos por alto sus cuidados y atenciones!
Por lo general, que el gato vomite bolas de pelo (ya que, al acicalarse, traga pelo que puede quedar alojado en su sistema digestivo) no debería preocuparnos en exceso. Sin embargo, hay que permanecer atentos: si estos vómitos se repitiesen muy a menudo, podríamos estar ante un caso de obstrucción intestinal u otra patología que requiera una cirugía. Así pues, si notas algún cambio extraño en este sentido, lleva a tu gato a revisión lo antes posible.
Los gatos son animales inteligentes capaces de aprender. Lo ideal es empezar con su educación y entrenamiento desde cachorros, ya que en esa etapa son como esponjitas, aunque también puede educarse y adiestrarse a un gato adulto.