Imitación de Cristo - Tomás de Kempis - E-Book

Imitación de Cristo E-Book

Tomás De Kempis

0,0
4,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

IMITACIÓN DE CRISTO - Tomás Hemerken de Kempis (1379 - 1471)-El “Kempis”, o “La Imitación de Cristo”, es un pequeño libro de bolsillo, escrito hace muchos siglos, y es el libro más leído después de la Biblia.Este Libro escrito por el monje Tomas de Kempis, poco a poco, durante muchos años, como una madura reflexión en el camino de Cristo, fue finalmente publicado un año después de la muerte de su autor, en el año 1472, y  ha tenido al menos 6 ediciones cada año,¡durante más de 500 años!

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



La Imitación de Cristo" es uno de los mayores clásicos de la espiritualidad católica.
El libro fue escrito en el siglo XV y se atribuye al sacerdote alemán Thomas Hemerken, más conocido como "Thomas de Kempis". 
Kempis es la forma latina del nombre de su ciudad natal, Kempen.
Compuesto para incentivar las prácticas devocionales, el libro llegó a ser uno de los más traducidos del mundo, 
con miles y miles de copias distribuidas por las bibliotecas europeas incluso antes de la invención de la imprenta.
San Ignacio de Loyola leyó la obra durante el tiempo de retiro espiritual que pasó en una gruta de Manresa (España), y el texto le inspiró para concebir sus Ejercicios Espirituales.
El siglo XV fue de gran decadencia devocional y moral, con profusión de abusos y escándalos que acabarían llevando a la eclosión de la Reforma Protestante. 
Fue también el siglo del gran Cisma de Oriente, provocado por discordancias de tipo intelectual y político sobre la doctrina y la espiritualidad de la Iglesia.
Mucha parte del clero llevaba una vida de poco fervor o priorizando vertientes espirituales intelectualizadas, demasiado abstractas para el pueblo cristiano simple e iletrado.
Ante esta debilidad de espíritu, ganaba más fuerza la llamada "devotio nova", o "devoción nueva", que propugna recolocar a Jesucristo en el centro de la vida de fe y de oración.
Thomas de Kempis colaboró decisivamente con ese movimiento espiritual al publicar los capítulos de "La Imitación de Cristo",
 textos, además, que son independientes uno de otro: es posible abrir el libro al azar y leer cualquier capítulo.
Aunque se dirigía originalmente a los clérigos de vida reclusa, el texto es un tesoro para todo católico. La versión completa de la "Imitación de Cristo" tiene 4 partes: 
las dos primeras son una introducción a la vida espiritual, la tercera es un diálogo entre Cristo y el alma, y la cuarta está toda dedicada a la Eucaristía.
Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491, en el Castillo de Loyola, España. De padres nobles, era el más chico de ocho hijos. 
Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu.
Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. 
Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo para el resto de su vida.
Durante su recuperación, quiso leer novelas de caballería, que le gustaban mucho. Pero en el castillo, los únicos dos libros que habían eran: Vida de Cristo y Vidas de los Santos. Sin mucho interés, comenzó a leer y le gustaron tanto que pasaba días enteros leyéndolos sin parar. Se encendió en deseos de imitar las hazañas de los Santos y de estar al servicio de Cristo. Pensaba: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, también yo puedo hacer lo que ellos hicieron”.
Una noche, Ignacio tuvo una visión que lo consoló mucho: la Madre de Dios, rodeada de luz, llevando en los brazos a su Hijo, Jesús.
Iñigo pasó por una etapa de dudas acerca de su vocación. Con el tiempo se dio cuenta que los pensamientos que procedían de Dios lo dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad. En cambio, los pensamientos del mundo le daban cierto deleite, pero lo dejaban vacío. Decidió seguir el ejemplo de los santos y empezó a hacer penitencia por sus pecados para entregarse a Dios.
A los 32 años, salió de Loyola con el propósito de ir peregrinando hasta Jerusalén. Se detuvo en el Santuario de Montserrat, en España. Ahí decidió llevar vida de oración y de penitencia después de hacer una confesión general. Vivió durante casi un año retirado en una cueva de los alrededores, orando.
Tuvo un período de aridez y empezó a escribir sus primeras experiencias espirituales. Éstas le sirvieron para su famoso libro sobre “Ejercicios Espirituales”. 
Finalmente, salió de esta sequedad espiritual y pasó al profundo goce espiritual, siendo un gran místico.
Logró llegar a Tierra Santa a los 33 años y a su regreso a España, comenzó a estudiar. Se dio cuenta que, para ayudar a las almas, eran necesarios los estudios.
Convirtió a muchos pecadores. Fue encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. 
Él consideraba la prisión y el sufrimiento como pruebas que Dios le mandaba para purificarse y santificarse.
A los 38 años se trasladó a Francia, donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios, así como a sus amigos. Ahí animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En esta época, 1534, se unieron a Ignacio 6 estudiantes de teología. Motivados por lo que decía San Ignacio, hicieron con él voto de castidad, pobreza y vida apostólica, en una sencilla ceremonia.
San Ignacio mantuvo la fe de sus seguidores a través de conversaciones personales y con el cumplimiento de unas sencillas reglas de vida. 
Poco después, tuvo que interrumpir sus estudios por motivos de salud y regresó a España, pero sin hospedarse en el Castillo de Loyola.
Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamar a su asociación la Compañía de Jesús, porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Paulo III convirtió a dos de ellos profesores de la Universidad. A Ignacio, le pidió predicar los Ejercicios Espirituales y catequizar al pueblo. Los demás compañeros trabajaban con ellos.
El Papa Pablo III les dio la aprobación y les permitió ordenarse sacerdotes. Fueron ordenados en Venecia por el obispo de Arbe el 24 de junio.
 Ignacio celebrará la primera misa en la noche de Navidad del año 1538. En ese tiempo se dedican a predicar y al trabajo caritativo en Italia.
Ignacio de Loyola, de acuerdo con sus compañeros, resolvió formar una congregación religiosa que fue aprobada por el Papa en 1540. Añadieron a los votos de castidad y pobreza, el de la obediencia, con el que se comprometían a obedecer a un superior general, quien a su vez, estaría sujeto al Papa.
La Compañía de Jesús tuvo un papel muy importante en contrarrestar los efectos de la Reforma religiosa encabezada por el protestante Martín Lutero y con su esfuerzo y predicación, 
volvió a ganar muchas almas para la única y verdadera Iglesia de Cristo.
Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, dirigiendo la congregación y dedicado a la educación de la juventud y del clero, fundando colegios y universidades de muy alta calidad académica.
Para San Ignacio, toda su felicidad consistía en trabajar por Dios y sufrir por su causa. El espíritu “militar” de Ignacio y de la Compañía de Jesús se refleja en su voto de obediencia al Papa, máximo jefe de los jesuítas.
Su libro de “Ejercicios Espirituales” se sigue utilizando en la actualidad por diferentes agrupaciones religiosas.
San Ignacio murió repentinamente, el 31 de julio de 1556. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV.
¿Qué nos enseña su vida?
A ser fuertes ante los problemas de la vida.
A saber desprendernos de las riquezas.
A amar a Dios sobre todas las cosas.
A saber transmitir a los demás el entusiasmo por seguir a Cristo.
A vivir la virtud de la caridad ya que él siempre se preocupaba por los demás.
A perseverar en nuestro amor a Dios.
A ser siempre fieles y obedientes al Papa, representante de Cristo en la Tierra.
Oración
Virgen María,
ayúdanos a demostrar en nuestra vida de católicos convencidos,
una profunda obediencia a la Iglesia y al Papa,
tal como San Ignacio nos lo enseñó con su vida de servicio a los demás.
Amén.

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!