Imperfectos - Andrés Hatum - E-Book

Imperfectos E-Book

Andrés Hatum

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Desde 2003 al 2023, cuatro presidentes marcaron las dos décadas posteriores al colapso del año 2001, cuando el sistema de representación tradicional del país entró en crisis. El fracaso del gobierno de la Alianza y la renuncia de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001, la profunda crisis económica y social en que quedó sumido el país y los intentos posteriores por restablecer la normalidad institucional, la gobernabilidad y la autoridad presidencial marcaron los años previos a una nueva etapa en la política argentina que inauguró Néstor Kirchner. Imperfectos analiza la gestión de los cuatro líderes que gobernaron nuestro país entre 2003 y 2023: Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Se trata de reconocer el estilo de liderazgo de cada uno añadiendo perspectiva histórica que nos remita al pasado para poder entender cómo los presidentes de las últimas dos décadas repiten acciones de otros líderes argentinos. Todo en la historia argentina parece repetirse. De esta forma, el intercambio entre presente y pasado es permanente, tanto que los argentinos parecemos atrapados en un bucle tóxico del que solo podremos salir a base de conocimiento y lectura.

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Imperfectos

Imperfectos2003-2023: una historia de liderazgos y desencantos

Andrés Hatum & Luciana Sabina

Índice de contenido
Portadilla
Legales
IMPERFECTOS
NÉSTOR KIRCHNER (2003-2007): El Caudillo Hegemónico y El líder Práctico y Bestial
El contexto: principales hechos de su presidencia
Grieta y Cooptación
La Historia: Grieta y Cooptación
Buscar la Hegemonía: Kirchner y los Medios de Comunicación
La Historia: el control de los medios en las presidencias de Juan Domingo Perón y el gobierno de Juan Manuel de Rosas
CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER (2007-2015): Decálogo de una lideresa narcisista, ideóloga y autoritaria
El Contexto: principales hechos de su presidencia
La Historia: el liderazgo narcisista de Juan Manuel de Rosas
El armado del relato kirchnerista
La Historia: La conformación del relato a través del tiempo
¿Cómo comunica CFK el relato?
La Historia: el relato populista, peronismo y la generación de mitos
MAURICIO MACRI (2015-2019): Liderazgo práctico, racional y burocrático
El Contexto: Principales hechos de su presidencia
Macri y las dicotomías de un líder
La Historia: liderazgos burocráticos
Liderazgo cercano pero no empático
La Historia: La comunicación de los líderes
ALBERTO FERNÁNDEZ: El líder que no fue. La pérdida de autoridad de un político errático y las tríadas de poder
El Contexto: Principales hechos de su presidencia
Alberto Fernández, un presidente que no quiso o no pudo ser
La Historia: El poder detrás del poder
Vaciamiento de poder y tríadas: El fin del proyecto de AF
La Historia: de socios a enemigos políticos
IDEAS FINALES
La Generación del 37’ llega al poder
Los líderes de la Generación del 80
La Generación de 1910
La Argentina que recibió Yrigoyen
BIBLIOGRAFÍA

Hatum, Andrés

Los imperfectos / Andrés Hatum ; Luciana Sabina. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Galerna, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga ISBN 978-950-556-958-8

1. Historia Argentina. I. Sabina, Luciana II. Título

CDD 306.0982

© 2023, Andrés Hatum

© 2023, Luciana Sabina

©2023, RCP S.A.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso previo del editor y/o autor.

ISBN 978-950-556-958-8

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Diseño de tapa e interior: Pablo Alarcón | Cerúleo

Digitalización: Proyecto451

IMPERFECTOS

 

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.

NICOLÁS MAQUIAVELO

Desde 2003 al 2023, cuatro presidentes marcaron las dos décadas posteriores al colapso del año 2001 donde el sistema de representación tradicional del país entró en crisis. El fracaso del gobierno de la Alianza y la renuncia de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001; la profunda crisis económica y social en que quedó sumido el país; y los intentos posteriores por restablecer la normalidad institucional, la gobernabilidad y la autoridad presidencial marcaron los años previos a una nueva etapa en la política argentina que inauguró Néstor Kirchner.

Los niveles de indignación generalizada que se alcanzaron en aquellos últimos días de 2001, la desesperación por perder los ahorros, los saqueos a supermercados, la sensación de descontrol e incertidumbre, la desconfianza hacia toda la clase política tradicional, el clamor popular pidiendo “que se vayan todos” los políticos, las manifestaciones callejeras, las cacerolas, los piqueteros, las asambleas, la huida en helicóptero del presidente después de treinta y nueve muertos (1), y la sucesión de varios presidentes en pocos días son postales del país que quedarán grabadas en el imaginario colectivo. Esta etapa de nuestra historia marcó las decisiones, no solo de la mayoría de la sociedad argentina, sino también de los políticos que luego asumieron cargos de responsabilidad.

La hecatombe del país y su viabilidad futura es lo que los argentinos en esa época se cuestionaban. Las marchas y protestas reclamaban al grito de “que se vayan todos”, imagen que resume aquella época triste del país, aun cuando esa premisa (que fue la bandera en numerosas manifestaciones) no logró trasladarse a los hechos. Veinte años más tarde, muchos dirigentes de entonces seguían formando parte de la clase política de la Argentina.

Entre el 20 de diciembre de 2001 y el 2 de enero de 2002 hubo tres presidentes y dos funcionarios a cargo del poder ejecutivo en trece días. La crisis de financiamiento y de deuda pública; la fuga de capitales; la imposición del corralito que permitía retirar 250 pesos que todavía equivalían a 250 dólares y la crisis política del partido gobernante a partir de la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez, entre otras razones, terminaron con la renuncia del entonces presidente y una crisis política y económica sin precedentes.

Este libro se terminó de escribir en el momento previo a las elecciones primarias (PASO) del 2023, con un índice de inflación causando estragos en la sociedad, sobre todo entre los más pobres, y mientras el oficialismo kirchnerista estaba perdido intentando que el desastre económico que no sabía arreglar no los hundiera más de lo que ya estaban. La crisis ya se había llevado puesta las ansias reeleccionistas del presidente Alberto Fernández que no pudo más que desistir presentarse a un nuevo mandato por la pérdida de credibilidad de su gobierno.

CFK fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública en la causa Vialidad. Para que la condena quedase firme faltaban dos instancias más: la Cámara de Casación y la Corte Suprema de Justicia. Los acólitos de Cristina Fernández de Kirchner, mientras tanto, se focalizaban en la proscripción inexistente de su jefa política, lejos de las necesidades reales de una sociedad devastada por la crisis económica. La falta de impacto, en una sociedad anestesiada y harta, los hizo abandonar aquél relato y buscar otro. Fernández de Kirchner debía presentarse como candidata presidencial, colocándola en un extraño espacio, como ajena a un gobierno del que era parte con voz y voto. Pero Cristina no se presentó y, luego de efímeras candidaturas dentro de la coalición gobernante, ahora llamada Unión por la Patria (ex Frente de Todos), Sergio Massa se ungió como candidato presidencial.

La oposición tampoco tenía claridad interna. La discordia entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich aumentó cuando el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires llamó a elecciones concurrentes donde los ciudadanos votarían en dos cuartos oscuros diferentes a las autoridades nacionales y al alcalde de la ciudad. Esta decisión tensó la interna opositora a tal punto que, Mauricio Macri, el fundador del PRO, dijo que era una gran desilusión. Su hijo pródigo, Rodríguez Larreta, lo estaba traicionando con una decisión inconsulta. Sin embargo, poco después se mostraron juntos en una foto. Incoherencia que generaba sensaciones de orfandad en su electorado.

Mientras tanto Javier Milei, el candidato de la extrema derecha que emergió de la insatisfacción y hartazgo de la gente con la clase política, crecía en las encuestas.

No quisimos esperar el resultado de las elecciones primarias o nacionales porque este es un libro que analiza a los líderes que asumieron la primera magistratura del país en su función de presidentes. Por lo que hicieron después, que la historia y la gente los juzgue.

¿Qué queremos lograr con este libro? Analizar a los cuatro líderes que gobernaron al país entre 2003 y 2023, años críticos posteriores al colapso del sistema político tal como lo conocimos hasta el año 2001. El análisis del estilo de liderazgo es central en este trabajo. Este libro no intenta ser uno de los pormenores históricos de los años que siguieron al 2001, pero sí un análisis histórico que nos remita al pasado para poder entender cómo los presidentes de las últimas dos décadas repiten acciones de otros líderes argentinos. Todo en la historia argentina parece repetirse. De esta forma, jugamos con el presente y pasado de manera permanente. Parecemos atrapados en un bucle tóxico del que para salir es fundamental conocer.

Es por ello que, para cada presidente del período analizado, usamos una estructura similar para facilitar al lector el análisis: primero, hacemos un breve repaso de los hechos más relevantes de la presidencia sin entrar en detalles de la coyuntura. Incorporamos en esa síntesis un gráfico que muestra el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) (2) para poder entender los vaivenes en la confianza de los argentinos en la gestión de los diferentes períodos; luego, y como tarea fundamental del capítulo, indagamos sobre el estilo de liderazgo del presidente en cuestión; luego nos detenemos en el impacto de ese estilo y en las herramientas que usaron para consolidarse o mostrar cómo eran como líderes. Finalmente, la mirada del pasado nos ayuda a entender cómo el accionar de los presidentes se relaciona con otros líderes de nuestra historia y con los posibles motivos por los cuales los argentinos somos permeables para naturalizar el caos.

Imperfectos se interna en las falencias de los líderes, en aquellas construcciones que intentaron llevar a cabo y que no ayudaron a edificar un mejor país, sino uno dividido, agrietado y fragmentado. Quizá sea el que algunos de ellos soñaron, siendo el único modo de construir poder que pudieron concebir.

Cuando comprendamos la contracara de estos líderes, podremos entender también el país que (todavía) necesitamos armar y consolidar. La Argentina, ese rompecabezas al que le faltan piezas de fábrica, es el resultado de una construcción realizada por líderes imperfectos quienes, muchas veces, se miran en el espejo de la eternidad y reemplazan el bien común por el propio.

1- https://www.cronista.com/economia-politica/a-20-anos-del-estallido-cuantos-muertos-dejo-la-crisis-del-2001/ La cantidad de muertos varía según la fuente. Último acceso 07/05/2023

2- El ICG tiene como objetivo medir la evolución de la opinión pública respecto de la labor que desarrolla el gobierno nacional. Está diseñado de forma de captar lo que los ciudadanos piensan respecto de aspectos esenciales del gobierno nacional, a partir de la estimación de cinco dimensiones. El índice tiene un máximo de 5 y un mínimo de 0. El ICG es elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella.

NÉSTOR KIRCHNER (2003-2007)

EL CAUDILLO HEGEMÓNICO Y EL LÍDER PRÁCTICO Y BESTIAL

El contexto: principales hechos de su presidencia

• El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner (NK) asume la presidencia. Roberto Lavagna es designado ministro de Economía y se lleva a cabo la reestructuración de la deuda externa argentina. Comienza la renovación de la Corte Suprema de Justicia.

• Se anularon las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y así pudieron comenzar los juicios contra los represores de la última dictadura militar.

• Se realizó el canje de la deuda, que iniciaba las renegociaciones por los bonos que habían quedado en default desde 2001.

• En los primeros días de noviembre de 2005 se realizó en Mar del Plata la IV Cumbre de las Américas, donde Kirchner manifestó un rechazo hacia el ALCA, propuesto por Estados Unidos y que el venezolano Hugo Chávez reemplazó por el ALBA; en esta época se realizó en la misma ciudad una contracumbre en donde habló el venezolano Hugo Chávez.

• Felisa Miceli, que se desempañaba como presidenta del Banco Nación, reemplaza a Roberto Lavagna. Entre sus medidas en materia económica, se aplicaron restricciones a las exportaciones de carne y controles de precios para evitar el aumento inflacionario. La ministra se vio envuelta en un escándalo de corrupción por una bolsa con dinero, que contenía 100.000 pesos argentinos y 31.670 dólares estadounidenses, encontrada en el baño de su despacho. Cuando fue citada para declarar por el fiscal Guillermo Marijuan, presentó la renuncia a su cargo el 16 de julio de 2007.

• Se desata un conflicto diplomático con Uruguay a raíz de la instalación de unas plantas de celulosa sobre el Río Uruguay; se realizaron varias negociaciones, entre ellas una mediación de Juan Carlos I de España.

• El 3 de enero de 2006, se realiza el pago total de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, por un total de 9.530 millones de dólares.

• La empresa sueca Skanska fue acusada de pagar sobornos para obtener contratos de obra pública en Argentina. Durante la investigación, se descubrió que la empresa había entregado dinero a funcionarios del gobierno kirchnerista, entre ellos al secretario de Obras Públicas, José López, quien fue arrestado en 2016 mientras intentaba esconder millones de dólares en un convento.

• El 28 de diciembre de 2006 se funda la agrupación kirchnerista “La Cámpora”.

• Se desarticuló el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) cuando los números comenzaron a ser negativos para el gobierno. Las manipulaciones comenzaron con la tasa de inflación, siguieron con la tasa de pobreza y terminaron inventando una realidad paralela, que poco tenía que ver con lo que sucedía. Esta manipulación continuó hasta finalizar el mandato de CFK.

ÍNDICE DE CONFIANZA EN EL GOBIERNO ICG

Fuente: IGC Universidad Torcuato Di Tella

***

Los líderes, como las monedas, tienen una cara y una contracara en las que muestran lo mejor y lo peor de sí mismos. En el caso de Néstor Kirchner (NK), la cara positiva fue su practicidad, que le permitió navegar las aguas turbulentas de un país que había colapsado. Esa practicidad le fue útil para confrontar una sociedad escéptica y con poca paciencia para liderazgos que no trajeran soluciones.

El consenso de los agentes económicos en general, y de los analistas y consultores privados en particular, recuerda su presidencia por la recuperación de la senda del crecimiento, la generación de empleos, los superávits simultáneos de las finanzas públicas y del sector externo, apuntalado por el proceso de mayor aumento de las exportaciones que las importaciones. Pero, como veremos, no todas fueron loas.

Los primeros años del kirchnerismo se desarrollaron en un contexto de fuerte crecimiento económico, favorecido por el precio récord de las materias primas como la soja, el principal bien de exportación, en particular en el último año cuando pasó de USD 240 la tonelada a más de USD 400 en los últimos seis meses de la presidencia, mientras que el cultivo pasó de una producción de 31,5 millones en 2003/04 a una cosecha récord hasta ese momento de más de 46 millones de toneladas. Sin embargo, los años de bonanza no se aprovecharon para crear un fondo anticíclico y mejorar el sistema de ahorro previsional privado de largo plazo, como sí ocurrió en países como Chile.

Era tan práctico Néstor que cuando los números del INDEC (3) no lo favorecieron lo intervino. La intervención del INDEC permitió (reconocido públicamente por el gobierno de aquel entonces) defaultear selectivamente la renta de los bonos CER, al manipular el índice de inflación (4).

Pero es tal vez en la contracara, en la bestialidad de su liderazgo del que Kirchner hizo uso y abuso, del que tal vez podamos aprender sobre el impacto de su liderazgo en el país. El liderazgo bestial es fundamentalmente resultadista. Es, para muchos, imprescindible en momentos de crisis, pero insoportable cuando se logra la estabilidad. Aguantamos a las bestias cuando las cosas van mal, ya que se ponen todo al hombro. Pero el estrés que generan no es sostenible en el largo plazo (5).

El líder bestial es, fundamentalmente, un mal líder. Posee características no necesariamente agradables: no reconoce el trabajo del otro, no delega, hace micromanagement y desestima o subestima a sus colaboradores. La bestialidad de estos líderes puede provocar sufrimiento por su conducta insoportable o su temperamento inestable y su personalidad abrasiva. Arrasa con todo lo que tiene delante. Lo importante para él es lograr los objetivos que se ha propuesto. El comportamiento bestial del líder puede ser la causa de una paranoia generalizada donde el delirio de grandeza del líder se contrapone con el maltrato. Con esta clase de líder, el ambiente de trabajo se enturbia ya que todos están pendientes de quién dijo qué cosa porque el líder sospecha de todos y de cada uno.

Kirchner llegó a la presidencia siendo el gobernador de una de las provincias más periféricas y despobladas de la Argentina, Santa Cruz; era un desconocido para la mayoría de los electores, portador de un apellido difícil de pronunciar, al frente de una campaña electoral austera que no tuvo las muestras obvias de las cualidades de seducción que recomienda el marketing político. Kirchner no escapa de las características del caudillismo casi feudal de muchas provincias del interior del país: un estado prebendario, poder absoluto, el poder judicial cooptado y la cartelización de la obra pública, variables que le permitió a la dinastía Kirchner consolidar su poder durante casi treinta años. El desconocimiento que los ciudadanos tenían del clan Kirchner y sus manejos en el sur, hicieron más fácil el acceso al poder de este político a nivel nacional quien tenía mucha experiencia en cómo minar las instituciones políticas a su favor (6). Muchas de las peripecias políticas que los Kirchner hicieron en Santa Cruz, se repitieron posteriormente en la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (7).

Hay un sentido de refundación en la presidencia de Kirchner: se estuvo en el infierno, era hora de salir de él de la mano heroica del nuevo líder. En un discurso en 2003 deja claro el sentido de su gobierno:

Hemos estado en el infierno, estamos pasando por el purgatorio, pero no tengan ninguna duda de que durante todo este tiempo con mucho esfuerzo vamos a ir trabajando y mejorando en forma gradual, paulatina, para que Dios quiera que en estos cuatro años podamos dejar un escalón para que quienes vengan puedan seguir y de cuatro en cuatro llegar a que esta Argentina se vaya convirtiendo en un país normal, en un país serio. (8)

Del infierno se sale con un nuevo líder refundador: Néstor Kirchner. El problema es hacia dónde lleva esa refundación. En este aspecto podemos hacer un paralelismo con Juan Manuel de Rosas, quien aceptó un segundo periodo de gobierno recién cuando se le otorgaron facultades extraordinarias y la suma del poder público, es decir, el ejercicio de los tres poderes al mismo tiempo como máxima autoridad de cada uno.

El discurso de Rosas apuntó entonces a que un hombre fuerte y poderoso era necesario para superar la crisis reinante. En ese aspecto, el asesinato de Facundo Quiroga le resultó conveniente, pues todos se convencieron de su planteo y cedieron. El 13 de abril de 1835, el Restaurador volvió a ser gobernador de Buenos Aires con mucho más poder que antes.

¿Dónde demostró Néstor Kirchner las características de su liderazgo bestial? Dos grandes temas nos muestran los rasgos de brutalidad que lograron estresar la sociedad: la generación de la grieta y la cooptación de grupos de derechos humanos, así como la relación con los medios de comunicación.

Grieta y Cooptación

La política tiene un ámbito propio y distinto; podrá haber política religiosa y política económica, pero mientras exista la distinción entre amigos y enemigos, el ámbito es específicamente político. Maquiavelo reconoce implícitamente la importancia de esta distinción para la política. En reiterados pasajes de El Príncipe trata sobre cómo mantener y utilizar a los amigos (especialmente el pueblo y el ejército), de cómo tratar a los enemigos (tanto internos como externos), y deja en claro que el príncipe debe, en lo posible, evitar declararse neutral para ser un amigo o un enemigo franco, lo que se traduciría, según este pensamiento, en tener una política clara. (9) El proceso político populista del gobierno de Kirchner se concreta con la conformación de una forma dicotómica de construir el espacio social. (10) Paula Biglieri escribió sobre la forma que emergió el populismo kirchnerista y explica claramente las dicotomías creadas que son el origen del inicio de la famosa grieta política en el país:

Al término del primer mes en la presidencia, desde el gobierno se comenzaron a absorber diversas demandas circulantes en el entramado social. La nominación de los enemigos implicó también la nominación de los amigos. Si las corporaciones, los militares acusados de graves violaciones a los derechos humanos, las empresas de servicios públicos privatizadas, la ‘mayoría automática’ de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los sindicalistas agrupados bajo la figura de Luis Barrionuevo y el FMI fueron colocados en el lugar de los ‘enemigos del pueblo argentino’, necesariamente quedaron ubicados dentro del campo de los ‘amigos’ o del ‘pueblo argentino’ quienes estuvieran de acuerdo con esta postura del Presidente de la Nación. (11)

El planteo dicotómico fue de gran utilidad para Kirchner, un político que accedió al poder con el 21,97 % de los votos en las elecciones presidenciales del año 2003. Dividir para captar y cooptar una base de potenciales adeptos fue la solución que Néstor Kirchner encontró como si fuera uno de los mejores alumnos de Maquiavelo.

En el discurso del 16 de diciembre de 2003, con motivo de la presentación del Archivo Nacional de la Memoria, Kirchner se refiere a los años de plomo en el país donde los subversivos tienen un trato de héroes:

Si los argentinos y argentinas durante las cosas que nos sucedieron durante estos treinta años, pero fundamentalmente de 1975 a 1983, hubiéramos tenido el coraje, la decisión y la valentía de levantar nuestra voz ante las cosas que pasaban seguramente hoy estaríamos hablando de nuestros valientes, de nuestros héroes —porque fueron héroes— que supieron torcer la voluntad autoritaria, la voluntad represiva y genocida de una clase dirigente que se apoderó del país. (12)

Los subversivos adquieren un rol de generadores de una Argentina diferente. Fueron héroes, libres pensadores y creativos que querían un modelo de país distinto:

Porque esa es la voluntad de los que ya no están, es la voluntad de una Argentina diferente, es la voluntad por la que militaron durante muchísimo tiempo y pusieron sus ideas, su espíritu, su corazón y su vida al servicio de un proyecto diferente de Argentina. (13)

Los subversivos son patriotas, una generación dorada y diezmada de los setenta. En la dicotomía kirchnerista hay víctimas (los subversivos) y victimarios (el Estado terrorista y asesino). Kirchner radicaliza la tensión amigo-enemigo tirando por tierra el pasado neoliberal realzando la generación del setenta en la que él se incorpora no como mártir, pero sí como un testigo activo de esos sucesos. En esta dicotomía, al amigo todo, al enemigo nada.

El 24 de marzo de 2004, para conmemorar los 28 años del último golpe militar, Néstor Kirchner envió un mensaje político contundente: hizo descolgar los cuadros de Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone de la galería de los directores del Colegio Militar.

Video: Néstor Kirchner en el Colegio Militar. Fuente: El Cronista

La división entre buenos y malos, leales y desleales fue tan grande y necesaria para Kirchner que necesitó cambiar el prólogo del informe de la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) que había redactado su presidente, el escritor Ernesto Sábato. El informe original de cincuenta mil páginas que volcó las atrocidades cometidas durante el gobierno militar, llegó a las librerías en una versión reducida conocida por todos como Nunca Más. (14) El prólogo de Sábato comienza diciendo: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda”. (15) Para el kirchnerismo y para algunos organismos de derechos humanos filo kirchneristas, esa teoría implicaba que los actos de violencia y terrorismo perpetrados por las Fuerzas Armadas en la década del setenta y ochenta son de algún modo equiparables con los actos de violencia de las organizaciones guerrilleras, algo que el kirchnerismo de pura cepa no podía aceptar.

Así es que, treinta y dos años después de la publicación de Nunca Más (1984), el nuevo prólogo no deja dudas de la concepción ideológica de Néstor Kirchner y su movimiento:

Es preciso dejar claramente establecido, porque lo requiere la construcción del futuro sobre bases firmes, que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado, que son irrenunciables. (16)

De esta forma no quedan dudas de quiénes están dentro del grupo de personas aceptadas para la concepción kirchnerista y quiénes quedan afuera sin ningún derecho. Es así que, para el gobierno de Kirchner, y los sucesivos gobiernos kirchneristas, los derechos son para las víctimas del terrorismo de Estado pero no para las víctimas del terrorismo.

Al morir Sábato, una nota de redacción de La Nación sintetizó muy bien su postura: