Infernum Gehena - Zelá Brambillé - E-Book

Infernum Gehena E-Book

Zelá Brambillé

0,0

Beschreibung

En una arcaica cabaña, junto a un solitario pueblo, Anne abrió los ojos y se encontró a su peor pesadilla. Él juró vengarse por haber sido desterrado del paraíso celestial, no tendría piedad hasta exterminar aquello que provocó su destrucción. En el suelo, la muerte inalcanzable se convierte en su mayor deseo, su tormento es como el de un escorpión cuando pica al hombre. Se retuerce en su veneno, en las llamas del infierno. Una estrella cayó desde el cielo y se le dio la llave del abismo, un abismo que es custodiado por el propio Abadón, y que comienza con una puerta de madera añeja.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 37

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Publicado por:

www.novacasaeditorial.com

[email protected]

© 2022, Zelá Brambillé

© 2022, Carlos Alvarez Gonzalez

© 2022, de esta edición: Nova Casa Editorial

Editor

Joan Adell i Lavé

Coordinación

Cristina Zacarías Ribot | Anna Jiménez Olmos

Cubierta

Tyler Evelyn Rood

Maquetación

Elena López Guijarro

Corrección

Abel Carretero Ernesto

Impresión

PodiPrint

Primera edición: agosto de 2022

ISBN: 978-84-1127-392-3

Depósito legal: B 12936-2022

Esta obra está registrada en el 2022 en México a nombre de Andrea Alejandra Álvarez González y Carlos Ernesto Álvarez González.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970/932720447).

Infernum

Gehena

zelá brambillé

Prefacio

Vestigios de un pecado

«Porque polvo eres, y al polvo volverás».

Gn 3:19

Fuego. Dolor. Venganza.

En eso pensaba el pobre ser mientras tiraba de las cadenas que lo mantenían preso dentro de ese calabozo con olor a rancio. Crujían, pero no cedían, el materialquemaba sus muñecas cada vez que intentaba liberarse, cada vez que se esforzaba por obtener un poco de alivio. Sentía las llagas punzando, su pulcra piel marchitándose al igual que una planta deshidratada, como su alma.

¿Qué había hecho para merecer aquello? ¿Por qué tanta crueldad?

Una correa de cuero se estrelló en su espalda baja, incinerando y rasgando todo a su paso. Gritó fuerte, suplicó, lloriqueó y prometió que jamás volvería a cuestionar las creaciones divinas de Dios; pero nadie lo escuchó. Imperdonable era su único error.

Nada, ningún castigo se comparaba con el fuego y las llamas, con sentir cómo lentamente acababan con todo lo que eras y amabas. Prendieron sus alas, esas que una vez fueron blancas e impolutas, puras y fieles compañeras. Le arrebataron el poder que tanto adoraba.

Se zangoloteó, desesperado por apagar los destellos en sus escápulas; pero el refulgir celestial no menguó, se adentró en su cuerpo. Le caló hasta los huesos, y acabó colgado gracias al metal que lo sujetaba. Era un badajo que se movía al ritmo de lo que un día fue y jamás podría volver a ser.

—¡Mírate ahora, pobre Abadón! ¿En dónde está aquel que se regodeaba de ser el mejor? ¡Oh, amo y señor del abismo! —Unos cuantos rieron por la osadía del torturador.

Estaba sucio porque no era más que un desterrado.

Sus largas uñas ensangrentadas se clavaron en la tierra, sus heridas ardían, sentía la sangre brotando a borbotones.Esta vez no habría cura que pudiera apaciguar la furia que se despertaba en las migajas de lo que quedaba vivo en él. Gruñó con la poca fuerza que le quedaba y se desmayó, cayó en una niebla que lo acompañaría durante toda la eternidad.

Cuando despertó estaba en un lugar conocido y oscuro, todo ahí era familiar, hasta agradable. Las tinieblas se habían convertido en su hogar sin darse cuenta. Un gruñido creó eco, le daba la bienvenida, quizá siempre había pertenecido al dueño de aquel lugar. Él era el infierno y siempre lo sería, iba a enseñarles que el abismo podía ir a cualquier parte, no existía escapatoria.

Capítulo uno

Despertar

Estaba en un rincón, la oscuridad era como un manto que lo mantenía oculto. Las sombras siempre habían sido sus amigas, incluso en los mejores momentos de su existencia, siempre listas para envolverlo y darle seguridad. Ladeó la cabeza, una sonrisa escalofriante se dibujó en su rostro deforme. Contemplaba a la criatura inconsciente que yacía en el suelo, las pesadillas cambiantes hacían que se revolcara en la tierra como un animalillo huyendo de un depredador.

Nunca había encontrado víctima tan perfecta, a pesar de que sus instintos jamás se equivocaban. Sabía que esta era fuerte, como el diamante recién encontrado, como el aire derribando todo en un tornado. Era una campesina flacucha y sin chiste, que a simple vista no llamaba la atención; pero Abadón era observador,para mala fortuna de la muchacha.

Trabajaba en una panadería, la población les tenía alta estima, a los miembros de su familia, los Finzley tenían fama de ser almas caritativas y solidarias. Sabían cuándo tender una telera de pan y cuándo brindar una mano. También trabajaba en la granja familiar, donde se dedicaba a ordeñar vacas y a limpiar sus jaulas con una pala que le creaba ampollas en su pálida piel. La podías contemplar caminando en la plaza principal con las manos vendadas con unos harapos sucios.