Integridad y corrupción - José Piedra Valdez - E-Book

Integridad y corrupción E-Book

José Piedra Valdez

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Beschreibung

En un contexto en el que la corrupción puede afectarnos a todos y en el que las naciones se preguntan por sus consecuencias en la sociedad, este libro se propone reflexionar en torno a la importancia de la enseñanza de la ética en la formación de ciudadanos íntegros. Para lograr tal objetivo, el autor formula una propuesta pedagógica innovadora a partir de identificar las principales faltas éticas en el caso Lava Jato. Gracias a este esfuerzo, el lector encontrará aquí ideas para fomentar la ética en su ámbito de estudio o trabajo desde el conocimiento, el diálogo y la experiencia.

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© José Piedra Valdez, S. J., 2022

De esta edición:

© Universidad del Pacífico

Jr. Gral. Luis Sánchez Cerro 2141

Lima 15072, Perú

Integridad y corrupción. La ética en el ámbito universitario

José Piedra Valdez, S. J.

1.ª edición digital: julio de 2022

Diseño de la cáratula: Ícono Comunicadores

ISBN ebook: 978-9972-57-498-6

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2022-06391

Disponible en fondoeditorial.up.edu.pe

Cuenta con las debidas licencias eclesiásticas.

BUP

Piedra Valdez, José, S. J.

Integridad y corrupción: la ética en el ámbito universitario / José Piedra Valdez, S. J. -- 1a edición. -- Lima: Universidad del Pacífico, 2022.

120 p.

1. Ética--Estudio y enseñanza

2. Enseñanza universitaria--Aspectos morales y éticos

3. Corrupción política--Aspectos morales y éticos

4. Corrupción administrativa--Aspectos morales y éticos

I. Universidad del Pacífico (Lima)

170 (SCDD)

La Universidad del Pacífico no se solidariza necesariamente con el contenido de los trabajos que publica. Prohibida la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio sin permiso de la Universidad del Pacífico.

Derechos reservados conforme a ley.

A Miguel Cuevas, S. J., quien me animó a transmitir el interés por la ética.

Introducción

La preocupación ética está presente en la sociedad contemporánea. A menudo, se considera que nuestro país de origen puede ser el más golpeado por la crisis ética que se puede percibir; sin embargo, cuando examinamos la realidad de otros lugares, caemos en la cuenta de que esta afecta a muchos países y que puede establecerse como un problema antropológico contemporáneo; ello no obstante, debemos corregir nuestras fallas y apostar por el bien. Este libro nace de una práctica educativa y busca volver a ella. En el año 2008, se vivió la crisis financiera mundial, y en 2015 se reveló la crisis ética de los megaproyectos en Latinoamérica, que hasta ahora no termina. Esta situación puso a prueba la vivencia real de la ética en el mundo laboral, en las organizaciones y empresas, mostrando la crisis ética en el sector público y privado.

El tema de este libro es reflexionar sobre la labor de la enseñanza de la ética en la universidad. Se sabe que la universidad cumple un rol importante en las sociedades, en la formación de las personas, en la capacitación profesional y en la generación de ciudadanos comprometidos con la sociedad. Del mismo modo, se puede decir que en esta obra se busca reflexionar sobre el aprendizaje ético, dimensión que muestra las condiciones en que se pueden fomentar capacidades que promuevan la ética. Es a partir de la corrupción presente en nuestro contexto que surge la ética como algo necesario en nuestro comportamiento; es por ello que se ha querido describir el tema de la corrupción mediante las faltas presentes en megaproyectos de construcción que han golpeado a la sociedad peruana. El trabajo busca ahondar en el tema, pero desea ser el paso previo para delinear formas didácticas que ayuden a innovar en el aprendizaje de la ética. Se piensa en la posibilidad del aprendizaje de la ética asumiendo que es posible enseñarla, partiendo de la enseñanza en la universidad para elaborar una reflexión sobre el tema.

Asimismo, este trabajo busca poner en valor la ética en una sociedad que se limita a regirse por una ley heterónoma, nos hemos restringido a actuar si la ley lo permite o la ley lo prohíbe, reduciendo de este modo la ética a algo accesorio o de personas poco realistas. Este trabajo puede ofrecer, a estudiantes y profesores, insumos para la enseñanza y aprendizaje de la ética a nivel escolar y universitario. En todo momento, se ha querido poner en diálogo la teoría y la práctica, el fin y el medio, la reflexión y la propuesta. No se trata de integrar la ética a la realidad: se trata de ver a la ética haciéndose presente desde la realidad, contar con ojos o capacidad para interpretar los sucesos. La vida del ser humano debe ser ética si queremos vivir con otras personas; al ser humano no le queda otra opción si no quiere vivir en la barbarie. La palabra es lo opuesto a la violencia.

El tema de esta investigación académica no cuenta con muchos aportes previos en esta línea. A lo largo del libro, se busca relacionar la reflexión ética, la sociedad contemporánea y el aprendizaje de la ética, y presentar propuestas para la formación ética; no obstante, se han encontrado valiosos aportes teóricos clásicos y modernos que enriquecen la labor de la enseñanza de esta materia. El marco teórico de este estudio se sustenta en la ética de la virtud que propuso Aristóteles y la ética del cuidado. El inicio de la investigación ha partido de la información brindada por los periódicos en cuanto a la corrupción de los megaproyectos en el Perú; desde ahí se ha ido levantando la propuesta. En la última parte, se aproxima a lo que trae como novedad la ética del cuidado, resaltando que lo que buscamos es mostrar que en el aprendizaje de la ética estamos obligados a innovar constantemente.

En el capítulo 1, se resaltan la responsabilidad y el compromiso que implica ser profesor de ética. Asimismo, se revisa la situación del estudiante y su compromiso ético ante la sociedad contemporánea. En esta parte, se desarrolla una visión más amplia de la corrupción, buscando evitar sentirse al margen de lo que ocurre en el medio estudiantil y laboral.

En el capítulo 2,sepresentanalgunas aplicaciones de análisis ético para trabajar en el aula de clase. Estas propuestas buscan ser una innovación en la enseñanza de la ética por medio de la investigación de hechos sociales.

Este trabajo deja la interrogante de por qué existe tan poco material didáctico para desarrollar los temas éticos. Esto confirmaría que la ética está restringida a ser teoría, cuando, en la práctica, Ética y Política son Filosofía práctica1. A su vez, levanta una justa pregunta que se puede plantear: se sabe racionalmente que la ética es práctica, pero las personas la asumen como una teoría externa que se debe introyectar; es por eso que nos lanzamos a buscar y mostrar que la ética está en las decisiones de la vida2 diaria. Este libro deja temas por profundizar en torno a las faltas éticas en la corrupción de megaproyectos, como puede ser los medios de comunicación y las auditorías y arbitrajes; estos son temas pendientes.

En el capítulo 3,seexaminan las faltas a la ética en algunos de los megaproyectos en el medio nacional. Se refiere al caso Lava Jato y el caso del Club de la Construcción. Se empieza presentando las propuestas que brindó el año 2016 la Comisión Presidencial de Integridad. Inmediatamente después, se revisa el proceso histórico del caso Lava Jato, se analiza su código de ética en contraste con su acción, y se analiza el Club de la Construcción desde la moral profesional. Posteriormente, con la ayuda de los escándalos ocurridos en el mundo empresarial, buscamos identificar los principales términos presentes desde la moral profesional. Estos términos se verán reflejados en la descripción del capítulo 2.

En el capítulo 4,sebusca descubrir que la ética en la vida universitaria va más allá de un horario de clases en un ciclo académico; se muestra que la formación ética está presente en los problemas sociales actuales, y que pueden ser examinados en un proceso de aprendizaje, a partir del diálogo y de la experiencia. Además, se presentan propuestas contemporáneas que se considera que, de manera inteligente y original, innovan en la enseñanza ética: la propuesta delMarkkula Center for Applied Ethics, el método de casos de Harvard, el método Giving Voices to Values, la práctica pedagógica del aprendizaje basado en problemas, el método de casos por valores y principios, la auditoría ética, el torneo de ética, y la enseñanza de la ética a través de la literatura.

En el capítulo 5,semuestra la importancia de la ética ante actos de corrupción, se busca resaltar la relación entre la ética y el sentido de la vida, subrayando la trascendencia que tiene cada acto del ser humano. De manera complementaria, presentamos algunos discursos actuales que limitan la importancia de la ética y resaltan el individualismo. A partir de lo anterior, valoramos el aprendizaje de la ética en la vida y la formación universitaria, reconociendo que el pensamiento crítico es fundamental para comprender la realidad. En este punto es que se reconoce que la ética del cuidado es un aporte importante para la convivencia entre personas, y el paradigma inspirador para la educación empresarial que promueven los jesuitas.

El autor agradece a los estudiantes de la Universidad del Pacífico que estuvieron disponibles para leer, reflexionar y discutir en todas las propuestas realizadas en el aula de clase. Sin su disposición y esperanza juvenil, no se hubiera podido profundizar en la formación ética mediante el ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje participativo. Cada estudiante ha aportado intensamente, algunos en la conversación en las aulas y otros a través de las exposiciones o por medio de sus investigaciones. En todo sentido, el profesor vive de la esperanza del crecimiento de sus estudiantes.

1 Para Aristóteles, el conocimiento del ser humano pasa por el conocimiento de las acciones, sabiendo que la persona puede tomar decisiones sobre su manera de vivir. Asumimos la palabra «práctica» en cuanto hace referencia a que ética y política estudian la conducta humana. Aristóteles buscará la verdad y conocerá las acciones de los seres humanos con el deseo de conocer cuál es la mejor manera de vivir.

2 En el mundo griego, se asume que la misión en la vida es el aprender a vivir bien. Sócrates y Aristóteles van en esa dirección. La vida ética será algo que debemos construir como individuos y sociedad, hace referencia a nuestro modo de vida.

Capítulo ILa enseñanza de la ética en la universidad

1.La enseñanza de la virtud en el pensamiento griego antiguo

En el siglo V a. C, Sócrates se hacía la pregunta fundamental: ¿cómo se debe vivir? Para ello, se dedicaba a conversar con las personas para conocer más sobre el tema: «En la Apología, Sócrates afirma que anda por ahí estudiando a las personas para comprender si saben lo que profesan saber y si toman la virtud tan seriamente como deberían (Ap. 21b9-c8)» (Irwin, 2000, p. 22). El modo de interactuar de Sócrates será el plantear preguntas, sin brindar respuesta y afirmando que no contaba con la sabiduría para hacerlo. «Sócrates formula una pregunta ya sea pidiendo que le digan qué es determinada virtud (por ejemplo, ¿qué es la valentía?) o planteando alguna otra pregunta sobre una virtud» (Irwin, 2000, p. 39). Esto es lo que conocemos como el método mayéutico.

Para Sócrates, la virtud debe ser bella y buena. Los diálogos socráticos hablan de cinco virtudes cardinales: la valentía, la templanza, la piedad, la sabiduría y la justicia; en el Eutidemo, la sabiduría es fundamental para lograr la felicidad.

Aristóteles conoció el pensamiento de Sócrates. T. Irwin dirá que:

Las opiniones comunes, según las resume Aristóteles, coinciden con Sócrates por cuanto toman la felicidad como un fin al que aspiramos en todas nuestras acciones. Sin embargo, Sócrates va más allá, haciendo de la felicidad el fin dominante que determina la racionalidad de cualquier acción. Adopta una postura eudemonista en la medida en que afirma; (1) En todas nuestras acciones racionales buscamos nuestra propia felicidad. (2) Buscamos la felicidad sólo por sí misma, nunca en aras de otra cosa. (3) Cualquier otra cosa que busquemos racionalmente, la buscamos con miras a la felicidad. (Irwin, 2000, p. 96)

En el Protágoras, se muestra la manera sofista de entender la virtud y la enseñanza, con la intención de demostrar que ellos enseñan la virtud (Irwin, 2000). Por otro lado, Protágoras discutirá con Sócrates si se puede enseñar las virtudes, y, por su parte, Sócrates considera que hay una unidad entre todas las virtudes.

El Menón tiene como tema el conocimiento y presenta dos temas: «(1) Es importante buscar la definición de una virtud, y puesto que él no puede ofrecer tal definición, carece de conocimiento acerca de la virtud. (2) El conocimiento es a la vez necesario y suficiente para la virtud» (Irwin, 2000, p. 215). Sócrates mostrará su desconocimiento en el Menón: «Forastero, por lo visto me consideras un ser dichoso –que conoce, en efecto, que la virtud es enseñable o que se da de alguna otra manera–; en cambio, yo tan lejos estoy de conocer si es enseñable o no, que ni siquiera conozco qué es en sí la virtud» (Platón, 1992, p. 284).

En el Menón, encontramos la práctica del diálogo que establecía Sócrates; en el texto, se busca definir la virtud, pero no se llega a una respuesta. Sócrates dirá que nunca ha encontrado a alguien que conozca qué es la virtud. En el diálogo, se afirma que la virtud se puede enseñar, al ser un conocimiento y contando con maestros, pero luego se dirá que no hay maestros de la virtud y que, por lo tanto, no puede enseñarse. Finalmente, se considera que es complicado saber qué es la virtud, y esto dificulta que se sepa qué se va a enseñar. Sócrates tomará distancia de afirmar que conoce qué es la virtud y menos de cómo se adquiere ella. Platón consideraba que las opiniones de las personas virtuosas deberían fundamentarse en razones y que el conocimiento es necesario para la virtud (Irwin, 2000).

T. Irwin dirá que Platón, en el libro IV de la República, «insiste en que toda virtud genuina exige que la parte racional del alma tenga conocimiento; pero muchos lectores del libro IV de la República han supuesto que adopta un punto de vista menos estricto de las virtudes. El Político no deja lugar a tal idea. Insiste claramente en que el agente moral bien educado debe estar dominado por la parte racional» (Irwin, 2000, p. 556).

Irwin (2000) refiere que Aristóteles considera la virtud como una capacidad; en referencia al carácter, la persona con esos rasgos será llamada «buena». A su vez, para él, la virtud debe buscar el bien de los otros.

Aristóteles toma distancia del intelectualismo socrático y da importancia a la voluntad. Aristóteles estará atento al comportamiento de las personas en la búsqueda de actuar de la mejor manera. Para él, la ética estará muy cercana a la política. El ser humano es social y político y desea vivir en comunidad. El pensamiento de Aristóteles nos presenta una teleología, una finalidad que apunta al bien de las actividades, acciones o elecciones (Ruiz, 2015). Para Aristóteles, el ser humano busca la felicidad, que lo llevará a la plenitud; para ello, será importante la actividad racional.

En la ética aristotélica, la virtud hace referencia a la excelencia, el bien estará asociado a la acción, las virtudes ayudarán a lograr la felicidad, y para ello será importante la costumbre, entendida como hábito. Es la búsqueda de la vida buena, la realización de la persona. La práctica constante se convertirá en un estilo de vida, que llamaremos «hábito»: «toda virtud es un hábito, una costumbre que se adquiere mediante la reiteración de actos semejantes. Es lo que sucede con cualquier aprendizaje: para dominar un instrumento musical hay que practicar, y para ser constructor hay que construir» (Ayllón, 2011, p. 27). El filósofo asume que la virtud y el vicio no son pasiones ni potencias del alma; ante ellos, el hábito es capaz de enfrentar la pasión.

La justicia se logrará con el cumplimiento de la ley, que, a su vez, promueve el bien común y, para Aristóteles, será la virtud más perfecta; esta justicia tiene dos dimensiones: la justicia distributiva, que se basa en los criterios de igualdad y proporción; y la justicia conmutativa, que restaura el equilibrio. La vida feliz se logrará en la vida compartida de la polis. Aristóteles nos planteará el justo medio, ni el exceso ni el defecto, considerados como vicios. Aristóteles se distancia de una visión dual de los valores. La razón nos ayudará para encontrar el equilibrio, a lo que llama «punto medio»: «si la conducta no necesitase de la educación y la costumbre, no habría necesidad de maestros, pues todos seríamos buenos o malos de nacimiento» (Ayllón, 2011, p. 30).

2.El compromiso del maestro de ética

La transmisión de la ética es un tema presente en la sociedad contemporánea. Se afirma que es un problema porque muchas veces daría la impresión de que no se cuenta con criterios comunes que motiven a tener un comportamiento asumido como bueno y válido. En este momento, alguien podría estar levantando la mano para preguntar: ¿y quién establece qué es bueno y válido? Sin embargo, es propio de la ética pensar el futuro: ¿qué mundo dejaremos a la próxima generación?

Es así que Norbert Bilbeny, en su libro Ética intercultural, establece pautas interculturales, asumiendo que la humanidad comparte valores éticos que pueden ser transculturales, buscando escapar de relativismos que pueden terminar siendo etnocentrismos. Él guarda la esperanza de que valores comunes ayudarán al desarrollo de los pueblos. ¿Cuáles serían los valores comunes a nivel mundial?: el amor, la veracidad, la justicia, la libertad, la dignidad, la felicidad, la unidad, la tolerancia, la responsabilidad o el respeto por la vida. Esta propuesta ética no se dirige al individuo sino a los individuos de todas las culturas; no a una confesión religiosa particular o a una civilización, sino a toda confesión y a la civilización en general. Su propuesta asume que es posible, por la capacidad cognitiva del ser humano, establecer un diálogo y consenso ético. El autor establece como valores básicos en muchas culturas la responsabilidad y el respeto. La intención de la ética intercultural será «comportarse cuidadosamente»,a la manera de un imperativo moral. Se considera que el cuidado está presente en todas las culturas.

La enseñanza de la ética demuestra que finalmente ella es un compromiso personal; ni la familia ni la sociedad ni la religión pueden terminar de convencer si no se está racional, afectivamente y con voluntad para asumir un valor y poder establecer principios que rijan nuestro actuar como personas. Este discurso no busca desanimar; todo lo contrario, consideramos que la ética es fundamental, pero se debe ver qué características tiene en este momento histórico.

La ética es muy sutil; daría la impresión de que es etérea, difícil de medir en un mundo que asume que lo medible es lo real. A pesar de que la ética está presente en la vida cotidiana, algunas personas consideran que es algo que hay que introducir, de afuera hacia adentro. Muchas personas llegan a afirmar: ¿qué ética, la tuya o la mía?, con el deseo de relativizar cualquier valor que se proponga como importante para un grupo humano. La ética parece frágil, pues se asume que está en la conciencia de cada uno, y, por lo tanto, no se hace pública y vende poco. Por eso es que muchas veces hay que explicar «los beneficios» de ser ético, como si la ética tuviera un precio en el mercado; de ahí que se diga: «te conviene ser ético».

La ética es fundamental para el ser humano: es la condición que nos hace dignos, personas civilizadas y que saben convivir con otros. Nuestra vida como seres humanos se degrada cada vez que vemos que la violencia acampa, cuando la convivencia se vuelve imposible. Si bien la ley escrita ha superado las bondades del juez en la modernidad —es decir, no dependerá de la bondad o dones del sujeto, sino que la ley actúa más allá de quien la ejecuta—, el ser humano no puede limitarse a que la ley externa defina la causa de su actuación, la cual mu­chas veces será por miedo a la sanción. En cambio, el ser humano cuenta con la capacidad de formarse en valores que actúen previamente y durante la realización de una acción que pueda ser juzgada como buena o mala.

Las sociedades y grupos sociales pueden faltar a la ética. Esta falta o rechazo lleva a caer en un pragmatismo que muchas veces hace olvidar los valores que rigen o los derechos y obligaciones que debemos cumplir como ciudadanos. Este estilo de vida va de la mano con la coyuntura que plantea el contexto en el que se vive; es por ello que una sociedad preocupada simplemente por lo material o que deje ausente los valores irá olvidando la trascendencia que brindan ellos. La ética vivida debe ser examinada por lo hecho a lo largo de la vida, nos dice Aristóteles en la Ética a Nicómaco; con ello, quiere mostrar que la formación de la persona implica un largo proceso: ¿qué criterios influyeron en mis decisiones? ¿Qué pesó para preferir una opción y no otra? ¿Con qué criterios elaboré los contratos que firmé? ¿Fui transparente con los beneficios recibidos tras una negociación? ¿Pagué el diezmo, dádiva o soborno que se solicitaba para lograr ser beneficiado?

Debemos volver sobre aquel criterio de la filosofía francesa que valora la durée (duración temporal) asumiendo que la duración es proporcional a su valor ontológico (Bergson), es decir, la duración de algo en el tiempo es proporcional a su valor. Dicho esto, debemos reflexionar si la rapidez o agilidad de la vida posmoderna lleva a minusvalorar o dejar de lado valores necesarios para la vida humana y la convivencia como personas. Podemos vivir juntos, pero eso no es sinónimo de vivir reconociéndonos con dignidad, con derechos y obligaciones como seres civilizados. Con esto estamos afirmando que ser civilizados es ser éticos. La ausencia de la ética limita la obligación que tenemos de llevar una vida íntegra y compartida con otros.

El ser humano cuenta con la posibilidad de argumentar y examinar sus actos, los cuales pueden ser buenos o malos. Los actos buenos y malos pueden repetirse y volverse hábitos. No es suficiente la conciencia que ayuda a la persona a levantar un juicio sobre sus actos; también, el ser humano puede mantener la realización de actos malos y, siendo consciente de ello, permanecer en la realización de un acto humano debido a su libertad. La vida3 es la primera maestra, porque aprendemos con el paso del tiempo, vivimos experiencias, examinamos lo vivido y buscamos mejorar o nos mantenemos en el error, de lo cual somos conscientes y lo volvemos hábito. El ser humano, al igual que un animal herido, busca curar su herida, ya sea personalmente o con la ayuda de otro. La condición de seres humanos permite contar con una familia que forma la ética que ponemos en práctica o en nuestras acciones. Todos estamos marcados por los valores fundamentales que recibimos, y algunos, con los años y la madurez, logran reconocer los errores o malas percepciones recibidas en sus hogares.

El rol del profesor de Ética es complejo: ¿será posible enseñar ética?, ¿Cómo enseñar ética sin ser coherente? El profesor puede hablar de comportamientos correctos sin limitar a la ética a una teoría o reducirla a sabiduría idealizada. El profesor que se pone de pie ante sus estudiantes para hablar de ética se encuentra con dos desafíos. Por un lado, la realidad, es decir, el contexto en el cual se actúa y en el que a menudo parecería que las faltas a la ética son mayores que las buenas acciones. Por otro lado, la vida propia del profesor. Hablar de un comportamiento ideal lleva a ser modestos en nuestra palabra, dado que dicha palabra debe ser una referencia en el camino para que las personas con buen oído puedan escuchar los argumentos y las interrogantes, asuman el testimonio y lean la realidad de manera reflexiva. Comins afirma: «Es necesario contemplar en la educación del cuidado el papel fundamental que puede desempeñar el profesorado, como modelo o ejemplo a seguir. Formaría parte de lo que también denominamos currículum oculto, aquello que el docente transmite en su propia forma de actuar y proceder en el aula, aunque no se encuentre explícitamente representado en el curriculum escolar» (Comins, 2009, p. 138).

Como recomienda Eduardo Schmidt, S. J., debemos pasar del nivel prerreflexivo al nivel reflexivo, es decir, la ética está presente en nuestra vida, pero la actitud ética aparece cuando nos examinamos y reflexionamos sobre la realidad. Sabemos que se puede ser ético sin haber estudiado a los grandes filósofos, quizás lo único necesario es tener una idea de bien, una idea de fin o finalidad. Hemos conocido a muchas personas que no han tenido la oportunidad de asistir a una clase de ética, y su comportamiento refleja un comportamiento bajo determinados principios.

El maestro de ética no puede engañar a su estudiante diciéndole que se puede conseguir un objetivo «sin esfuerzo» y «sin dolor» (Fromm, 2015). La promesa de lo moderno es facilitarnos la vida. El plantear la ética como algo natural sería un engaño; vivir éticamente implica una decisión y utilizar nuestra voluntad. El compromiso será clave para el acto ético. Fromm se pregunta si el hombre contemporáneo tiene miedo a la relación con otro y, también, a vivir con su soledad. El hombre contemporáneo