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Introducción a la masonería E-Book

Hermanos BETHTET TAMMUZ

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Introducción a la masonería

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A nuestra logia R.·. L.·. S.·. La Constitución N°. 63 VV.·. De Cádiz Consagrada el 10 de octubre de 1992 (e.·.v.·.)

Prólogo de los autores

“Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad.”

Barón de Montesquieu

El mundo en que vivimos está lleno de injusticias y, como decía Montesquieu, esto conlleva a una serie de amenazas a toda la sociedad en general.

Hoy en el mundo hay grandes injusticias; existe una gran desproporción entre ricos y pobres. Debemos trabajar para que no haya tantas diferencias de clases, que los pobres no anhelen los bienes de los ricos y los ricos no deseen los ahorros de los pobres y que todos, ricos y pobres, trabajen por una sociedad más justa propugnando una mejor calidad humana.

Nuestros líderes de estado y los políticos tienen que ser íntegros y honestos en todas sus actuaciones ya que de ellos emanaran la justicia social y el bienestar general de las poblaciones.

Me gustaría vivir en un mundo justo y solidario, fuera de conductas tiránicas, en donde nadie se encontrara discriminado, donde la concordia de los pueblos fuese el denominador común de todos los hombres.

No me gustan las guerras. En ellas ganadores y vencidos, todos, pierden. Debemos trabajar por la paz y por la unificación de los pueblos, trabajar por un mundo de respeto ideal y plural.

“Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano.” Benjamin Franklin

Como decía Benjamin Franklin el sentido de la amistad debe ser fraternal, y es de los pocos y verdaderos tesoros que tenemos en la tierra, por ello debemos aprovecharlo y aplicarlo y ser muy buenos amigos con todos nuestros amigos.

Debemos actuar siempre según nuestra conciencia, buscando la verdad y la justicia y luchar para construir un ideal para todos. En donde la sociedad tiene que ser cada día mejor, buscando una escala de valores que nos dignifique a todos, cuyos objetivos sean la solidaridad y espíritu fraternal y donde los hombres actúen todos con buena voluntad.

Los hombres tienen que actuar siempre con conductas buenas y de respeto hacia los demás, deben ser un ejemplo cívico para la sociedad y empezar siempre por el respeto de uno mismo.

Los hombres todos somos iguales, ricos y pobres, blancos y negros, por eso creo en un poder superior y en el alma buena e inmortal de las personas humanas en donde la dignidad es y será el verdadero tesoro que tengamos entre todos nosotros.

La condición de ser rotario ya me hace sentir la amistad como base principal de mis actuaciones, tener una buena conducta y trabajar para tener una familia ejemplar, cultivar un código moral y afianzar principios morales personales, pero me falta tener y luchar por un ideal de sociedad liberal y justa a la vez en la que no seamos pasivos sino, todo lo contrario, activos y poner cada día nuestro granito de arena en nuestro entorno. Poderme levantar ante la injusticia de nuestros gobernantes con el argumento sólido de la razón y la justicia.

El ya sabido «Libertad, igualdad y fraternidad» debe ser un hecho real en nuestros tiempos y si no es así deberemos trabajar contra el despotismo y obtener la libertad de los hombres, esto que se decía a finales del siglo XVIII es de las razones del porqué nos interesó ingresar en la masonería, porque sé que son frases y fundamentos muy sólidos para todas las logias.

El masón es en realidad un idealista que hace que la esperanza y el trabajo del día a día sea ejemplar en nuestra sociedad; con nuestras conductas, esfuerzos y nuestro trabajo podemos llegar muy lejos, del mismo modo que los éxitos de antaño, como la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa y la liberación de las colonias españolas ante el despotismo monárquico absolutista que había entonces.

Por eso el pertenecer a la Masonería Regular Inglesa de Rito Escocés debe ser como un sueño donde se trabaje por la transformación de la sociedad para considerarla mucho más justa, con unos niveles muy altos de ética y honestidad y con plena libertad intelectual para todos los hombres.

Para mí y para mi hermano coautor de este libro ha sido un gran honor entrar en la masonería, donde podemos disfrutar de la fraternidad y trabajar por la libertad.

Por ello este libro es el fruto de nuestro trabajo en el taller y no es más que una recopilación de nuestras planchas donde nos gustaría alcanzar todos o por lo menos parte de los objetivos estudiados.

Los hermanos Bethtet Tammuz

CAPÍTULO 1 ¿Qué es la masonería?

La francmasonería, tal y como la conocemos hoy, nace oficialmente en 1717 en Londres. Esta primera gran logia publica en 1723 su carta magna, conocida como las Constituciones de Anderson, que sigue sirviendo hoy de base a todas las obediencias del mundo.

La francmasonería española nace como tal con la invasión napoleónica. Su historia estaba poblada de interrupciones hasta su total desaparición después de la guerra civil. Se mantiene a partir de entonces en el exilio. Renace nuevamente en 1979, para trabajar dentro de las instituciones legítimas de nuestro país y el respeto a la Constitución que conforman nuestras leyes de convivencia democrática. Los masones son, ante todo, hombres libres, unidos más allá de sus diferencias profanas, que se comprometen a poner en práctica un ideal de paz, amor y fraternidad. La logia o taller es el núcleo primordial masónico. Se constituye en una ciudad por un mínimo de siete hermanos reglamentariamente iniciados. La logia está presidida por un hermano maestro, elegido por sufragio universal para el cargo de presidente (esta elección se realiza cada año).

Las logias son centros de unión que permiten una amistad verdadera entre personas que sin la francmasonería tal vez ni se conocerían.

Las logias son escuelas de libertad de pensamiento, de respeto mutuo y de intercambio de opiniones distintas, fuera de todo dogma, y tienen como resultado el enriquecimiento moral y espiritual del masón.

En las logias no se debaten temas de religión ni de política. La francmasonería respeta y defiende la total y absoluta libertad de conciencia.

La francmasonería es universal. Universal porque todos los masones se consideran hermanos más allá de sus diferencias, reivindican los mismos orígenes y sobre todo han recibido la misma iniciación que imprime el carácter de hermano masón.

La francmasonería regular define al Gran Arquitecto del Universo con el Dios de la Biblia, un Dios revelado, y considera que sus miembros deben creer en él y en la inmortalidad del alma. La francmasonería regular mantiene aún vigente el artículo de las Constituciones de Anderson que no permite la entrada de las mujeres en la masonería.

Las obediencias regulares, aunque pueden mantener una cierta autonomía, deben ser reconocidas por la Gran Logia Unida de Inglaterra. La francmasonería regular no permite a sus miembros asistir a las reuniones de las logias que no reconoce y que considera irregulares.

La francmasonería llamada irregular se autodenomina liberal. Nace en 1877 y declara oficialmente que la creencia en un Dios revelado no es, ni puede ser, condicionante para ser francmasón.

La francmasonería liberal deja a cada cual la libertad de ver en el Gran Arquitecto del Universo el concepto que más se aproxime a sus creencias o principios personales. No obstante, es evidente que este concepto implica para el masón la creencia mínima en un orden universal, un principio «organizador del caos».

Las logias liberales son totalmente autónomas y reconocen como masón a todo aquel que ha sido iniciado sin tener en cuenta uno u otro principio o creencia ajeno a la francmasonería.

La francmasonería liberal no discrimina a la mujer. Existen en su seno logias mixtas, masculinas y femeninas.

Los ritos son símbolos en acción, muchos de estos pertenecen a la Gran Tradición del hombre y se encuentran, por lo tanto, en religiones y filosofías que nada tienen que ver con la masonería. Con estos el masón reflexiona y trabaja sobre sí mismo. El libre albedrío es un punto importante en la evolución moral y espiritual del masón, por ello la francmasonería no es didáctica ni dispone de «libros de texto», ni imparte tareas específicas para el estudio.

Si bien la implicación social es importante para el masón, solo si es capaz de pulirse a sí mismo podrá actuar de forma operativa en la sociedad. Los grados de la masonería simbólica son tres: aprendiz, compañero y maestro.

Los secretos masónicos se pueden dividir en tres categorías.

El no revelar el nombre de otro hermano o hermana. Aquí se trata de simple ética, cada cual es único juez de divulgar o no su pertenencia a la institución.

Los signos y palabras son símbolos de los distintos grados y forman parte integrante del rito sin conceder ningún poder «mágico» o de otra índole.

El único secreto es aquel que es sentido de forma individual en el momento de vivir la iniciación. La forma singular de captar la acción de los símbolos es, por lo tanto, obviamente intransferible.

Para adherirse a una logia es preciso ser mayor de edad y rellenar un impreso de solicitud.

Esta solicitud será estudiada por la logia y de ser aceptada se someterá al aspirante a una entrevista personal y posteriormente a una votación para su aceptación para ser iniciado.

Todo masón iniciado en la logia es libre de solicitar su baja voluntaria en cualquier momento.

Todo comportamiento, tanto en el seno de la masonería como en el mundo profano, que fuese contrario a los principios de la francmasonería conllevaría la baja de la institución.

Para concluir este breve acercamiento al ideal masónico, las logias se sitúan en un plano universal.

Ciertamente quedan muchas preguntas por contestar. No obstante, antes de terminar intentaremos dar respuesta a dos temas: ¿Qué hace la masonería? y ¿Por qué ser masón en nuestra época?

La universalidad del ideal masónico, la solidez de sus estructuras a través del tiempo han estado siempre presentes en la evolución humana. La masonería es una sociedad de pensamiento; la logia es un lugar de reflexión y de expresión del pensamiento libre, fuera de dogmas y de aspiraciones ideológicas o sociales dirigidas.

La logia es el sitio en el cual se reúnen hombres y mujeres libres y de buenas costumbres, de diferentes creencias, ideologías y procedencia social para intercambiar y compartir, si cabe, tanto sus experiencias como sus inquietudes.

Pero todo ello deberá conducir al masón a la reflexión, no solo sobre sí mismo, sino también sobre el lugar idóneo que el hombre debe ocupar en la sociedad.

El carácter masónico de nuestra logia, alejado de posturas partidistas, consciente de las múltiples opiniones, respeta el pensamiento ajeno, favorece que cada masón pueda realizar su labor a favor de la humanidad en la forma más coherente con su propia conciencia y tolerante con respeto de las opiniones de los demás.

Nos comprometemos a defender el carácter fundamental de los Derechos y Deberes del Hombre, su justa evolución y su necesaria extensión a todos los seres humanos.

Promover el ideal laico como moral de la libertad de conciencia y garantía del ejercicio del libre arbitrio de cada uno.

Ayudar a los hombres y mujeres a imaginar su futuro y a ser artífices de su felicidad.

Los francmasones tenemos la voluntad de participar en la creación de una sociedad más justa, pacífica y fraterna poniendo como sello de garantía la tolerancia y la concordia de hombres que no se someten a una voluntad sino que crean la voluntad.

Preguntas frecuentes que hacen a los masones:

Sé que usted es masón. Se hablan tantas cosas sobre ustedes que me gustaría que pudiera contestar algunas preguntas, aunque creo que no está autorizado para hacerlo.

Al contrario, pregunte usted.

Me sorprende. Tenía entendido que los masones están obligados a una severa discreción.

Eso se refiere a cuestiones internas de la orden igual que en cualquier otra asociación.

Entonces, empecemos, ¿qué fines persigue la masonería?

Trabajamos por el ennoblecimiento de la humanidad y queremos contribuir para que la libertad, la tolerancia y la fraternidad dejen de ser una utopía y se extiendan cada vez más por el mundo.

Dicen usted que «trabajan». ¿Qué clase de trabajo es ese?

Lo hacemos sobre nuestra propia conciencia como estímulo al desarrollo moral e intelectual. Haciendo que nuestras logias sean centros de unión que permitan una amistad verdadera entre personas y fomentar cualquier obra o idea, tanto en el plano práctico como teórico, que beneficie a los miembros de la institución y también al resto de la sociedad.

Según ustedes, ¿dónde se encuentran los fundamentos de la verdadera moral?

En nuestra propia conciencia y en los fundamentos éticos de la cultura de la humanidad.

Dicen que son ustedes una asociación religiosa o política.

No, en absoluto. Precisamente en nuestras reuniones está prohibido hablar de religión y política. Nosotros somos respetuosos con todas las creencias y admitimos en nuestra institución todas las formas de pensamiento dentro del marco de la convivencia democrática.

Pero a pesar de todo dicen que ustedes no son religiosos.

Yo le diría lo contrario. Precisamente, el masón en esa búsqueda de la verdad suele volverse más espiritual.

Dicen que hay una suprema Dirección de su orden que abriga secretos.

Esa «suprema» Dirección no existe. No hay más que asociaciones de logias en cada estado o país. Relaciones internacionales solo se establecen entre las distintas asociaciones a la manera de las relaciones diplomáticas entre potencias o naciones y para regular asambleas o congresos, intercambiar noticias o coordinar acciones de común interés para todos los miembros.

He oído decir que la masonería no solo existe aquí y que se extiende a otros países.

La masonería está establecida en más de 150 países, a lo largo y ancho del mundo libre, y cuenta con más de cuatro millones de afiliados, respetados internacionalmente por los gobiernos y organizaciones dada su alta formación moral y ética.

¿No aspiran ustedes también a la fraternidad universal en el sentido político?

Sí, claro, nosotros fomentamos la democracia, el respeto a la ley, a la autoridad legítima, proclamamos unos principios que deben regir la conducta humana y social. Por supuesto también fomentamos la paz y la solidaridad.

¿Qué otras cualidades específicas consideran ustedes necesarias para ser admitido.

Quien pretenda ingresar en la masonería ha de ser hombre libre, tolerante y no dogmático, tenaz y buscador de la verdad, porque como alguien dijo, solo ella nos hará libres.

Se oye con frecuencia que ustedes se llaman entre sí hermanos.

Lo somos en el sentido de la coincidencia de nuestros anhelos; lo somos por nuestro común ideal de fraternidad y solidaridad entre todos los hombres; además, mantenemos un mismo sentido de humanidad, por un mundo donde impere la concordia y la paz.

¿La masonería es una sociedad secreta?

Mejor sería decir discreta.

Pero hay masones que no reúnen esas virtudes que usted proclama.

Somos hombres, no somos ajenos a las debilidades humanas. Pero, justamente, al ingresar en la Institución, estudiamos y trabajamos por el perfeccionamiento humano. Es nuestro camino. Es nuestro objetivo.

¿Qué es lo que, a su juicio, hace que la masonería, siendo tan antigua, no haya desaparecido?

La universalidad del ideal masónico, la solidez de sus estructuras a través del tiempo han estado siempre presentes en la evolución humana por rápida que ésta haya sido. La masonería es una sociedad de pensamiento de reflexión de imaginación. Y por ella han pasado hombres de todas las ramas del saber humano que son los verdaderos eslabones de esa cadena humana que se llama masonería.

CAPÍTULO 2 Carta a Gadu: La masonería a través de los tiempos

Queridísimo y amado Gran Arquitecto del Universo G.A.D.U.:

Después de sueños de mi regeneración y de la muerte como profano me invitaron un día a entrar en el templo de Jerusalén entre columnas de Jakin y Boaz, recordando también a Jacobus Burgundius Molay, el último gran maestre de la Orden del Temple, significando también la dualidad del sol y la luna, lo masculino y lo femenino.

Quisiera explicarte cuál fue la impresión de un ciego que deseaba ver la luz y decírtelo a ti que eres la unidad sin principio ni fin del universo y arquitecto de todo lo visible e invisible, aunque Dios no es definible por lo que es, sino por lo que no es.

Yo, como profano y estando en la total ignorancia y por mi falta de luz, siempre me pregunté ¿de dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Y adónde vamos? Aunque sé, querido Gadu, que no hay que tener ninguna prisa en el estudio de la gnosis, y peldaño a peldaño con mi sacrificio y estudio se nos dará la gracia de saber la verdad del conocimiento.

En el horno de alquimia después de la putrefacción y descomposición del huevo y del negredo, es decir del negro más negro que el negro, me encontré con el vitriolo y me asuste mucho porque viéndome delante del espejo no me reconocí a mí mismo, por eso hay que buscar en el interior de la tierra y rectificando quizá algún día encontraré la piedra oculta.

Gracias a Eleusis se enterró el germen de la simiente del trigo para que más adelante pueda germinar y florecer para dar mis frutos. Fui como un peregrino que después de entrar en el templo y con las pruebas pitagóricas de nuestra esencia de los cuerpos sensibles del «yo» como son la Tierra, el Agua, el Fuego y el Aire las aprendí y las superé y en prueba de ello me dieron kykeon y así me podrían enseñar los secretos del Telesterion.

Con la espada flamígera del venerable maestro me transmitió su poder espiritual y fuente de donde emana toda la ciencia, y me dijo y me invitó a jurar mi nueva condición de hermano y así terminó la reunión como siempre con la cadena de la unión fraternal cantando todos juntos la canción del adiós de los scouts, donde el cielo celeste del templo nos cubría como un manto divino.

Desde el origen de la Gran Logia Blanca del Orden del Edén de nuestro hermano Adán y con la ayuda de la sabiduría de Hermes Trismegisto (Melquisedec) en Sumeria y más tarde con los conocimientos de los iniciados egipcios, llegamos con el tiempo de la historia al constructor del primer templo de Jerusalén, Hiram Abif, el gran maestro en esculpir y tallar la piedra, el cual fue asesinado por sus tres discípulos por no revelar el secreto.

Más adelante el gran conocimiento llega a Grecia donde Platón nos enseña nuestros orígenes y Pitágoras nos enseña el lenguaje divino y universal de las matemáticas. Todas estas enseñanzas llegaron a los esenios y mucho más tarde a la orden de Sion donde Hugo de Payens en 1118 tuvo a bien fundar en Jerusalén la Orden del Temple.

Pero la verdad es peligrosa y mucho más la propagación del conocimiento. Es por ello que Felipe IV, por la codicia y el poder, destruyó a los templarios y quemó vivo al gran maestre de Molay en una isla del Sena delante de uno de los monumentos más importantes para nuestra orden, la catedral de Nôtre Dame en París. El fatídico día fue el viernes 13 de octubre de 1307.

Gracias al descubrimiento de la doctora Barbara Frale del pergamino de Chinon, en el cual dice que el papa Clemente V tuvo la intención de absolver al último gran maestre Jacobus Burgundius de Molay, con este documento se demuestra que la orden de los templarios nunca fue condenada, sino disuelta.

San Bernardo de Claraval, también fundador de los templarios, ayudó a los cátaros, que terminaron sacrificados y todos quemados por la Santa Inquisición en el castillo de Montsegur.

Le siguen en el tiempo la Orden de la Rosacruz (Fraternitas Rosae Vía) y la Orden de Malta. Más adelante, concretamente en 1460, Cosme de Medicis, soberano sin corona de Italia, encarga al monje Leonardo buscar en Macedonia manuscritos de los autores griegos y romanos. El monje encontró algo muy especial: el Corpus Hermeticum, la Tabula Smaragdina (la Tabla Esmeralda), Asclepio y Poimandres. Se atribuyen estos libros al gran Hermes Trismegisto.

Esta gran eclosión del conocimiento en la Edad Media tuvo en jaque a todo el poder establecido y a la Iglesia católica en la que una vez más la verdad es muy temida. Es entonces cuando yo, Boaz, aprendí que es de sabios callar.

Más adelante, en Londres, el padre H. James Anderson, el 24 de junio de 1717, agrupa cuatro logias que se reunieron en la taberna Goose and Gridiron, y forma la que denominaron Gran Logia de Londres y Westminster. Estas cuatro logias estaban en decadencia y se instauró entonces el nuevo código constitucional de nuestra orden y para ello se redactó la obra El libro de las Constituciones de los Masones Libres, que contiene la historia, cargos y regulaciones de la más antigua y muy respetable Fraternidad.

Para Pierre Guenón el paso operativo de la orden a lo especulativo quizá no fue lo mejor para nuestra orden desde el punto de vista de las raíces filosóficas y simbólicas.

Así pues del hermetismo, al pitagorismo con la sabiduría del cábala y la alquimia podremos activar el kundalini para reactivar nuestra materia y llegar al espíritu. Así nos lo enseñó el caduceo de nuestros ancestros.

Partiendo así del poder de la alquimia y de los vórtices de la tierra junto con la actividad propia de nuestros chakras llegaremos aprender y experimentar los verdaderos secretos de nuestro propio qi.

Como decía René Guenón es muy importante estudiar el conocimiento y la sabiduría de la ciencia oriental, ya que recordemos que todo parte del sol naciente para llegar a occidente con el sol poniente.

Doy gracias, Gadu, al mítico Dios Jano que con sus dos cabezas mira y observa los dos solsticios, el de verano de San Juan el Bautista y el de invierno de San Juan el Evangelista ya que detrás se esconden los misterios del cosmos donde todo lo que hay arriba hay abajo y todo lo visual es mental.

Desde Capricornio a Cáncer y gracias a Jano vamos y encontramos de las puertas de los dioses a la puerta de los hombres.

Puedo decirte Gadu que ahora presumo de saber de dónde venimos, pero mi luz es aún muy tenue y con poca luminosidad, por ello continuaré con mis instrumentos del mallete y el cincel para seguir trabajando y tallando en mi piedra bruta y llegar con el estudio en busca del conocimiento.

Por eso, Gadu, espero y deseo que me ayudes mucho a subir peldaño a peldaño para encontrar el camino de la verdad.

Gracias infinitas A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

Un abrazo fraternal y cósmico

Los Hermanos Bethtet Tammuz

CAPÍTULO 3 Reflexión de un aprendiz

Estoy y quiero entrar en mi templo y para ello se me pide mi palabra de aprendiz pero yo contesto que me han sugerido que no la diga por cautela y prudencia y es entonces cuando me contestan con la letra «B» y es cuando yo respondí lo que debía.

Entrando ya en el templo y entre columnas me encuentro con la primera reflexión, ya que entre la esfera terrestre y la celeste es mi primera gran significación entre lo material y lo espiritual.

Estoy muy orgulloso con mi mandil blanco con la solapa levantada donde con mis herramientas del martillo, el escoplo y el calibrador trabajo mi piedra en busca de la gnosis, ya que mi luz es muy pobre que junto con mis guantes blancos me dará la pureza suficiente de mis intenciones y acciones que gracias al esfuerzo subiré peldaño a peldaño la pirámide de la sabiduría.

Entrando por la columna del norte me dispongo a sentarme en la bancada del septentrión casi en penumbra porque es aquí donde la luz es la más atenuada de toda la logia. Sin embargo, gracias a la estrella polar que justo está encima de nuestro firmamento celeste y muy cerca además de Aries, será junto a la plomada que pende de la estrella polar hasta el norte magnético terrestre, que es la que guía para los buscadores de la luz; la plomada es además la joya del segundo vigilante, el cual nos tutela a los aprendices en el taller.

Yo siempre fui deísta por intuición y por convicción, sin esconder que en algunas ocasiones tuve que ser teísta pero solo por razones educativas y familiares, por ello cada día que pasa estoy más contento y satisfecho de saber que Gadu está más cerca de mí y que sin saberlo ni estar al tanto de su nomenclatura siempre lo tuve presente a lo largo de todo mi camino.

Estoy aprendiendo del gran Hermes Trismegisto, el tres veces grande, la sabiduría del Kybalion, las leyes universales y metafísicas, de ahí el mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa-efecto y generación.

Nos daremos cuenta que el A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·. no castiga ni premia a sus hijos, sino que los ama profundamente alimentándolos con su energía que es la luz.

Hay personajes célebres que partiendo de estas premisas herméticas nos lo hacen saber a su manera diciendo lo siguiente:

Siddhartha Gautamá (Buda): «Todo lo que somos es el resultado de nuestros pensamientos».

Winston Churchill: «Tú creas tu propio universo durante el camino».

Albert Einstein: «La imaginación lo es todo, es una visión anticipada de las atracciones de la vida que vendrán».

He tomado como ejemplo exprofeso a estos tres hombres célebres pero muy distintos en sus quehaceres, ya que uno era religioso, otro político y otro investigador. Todos sabemos que fueron muy brillantes en sus vidas pero a pesar de sus distintas profesiones y objetivos los tres tienen un pensamiento común: la filosofía hermética la tuvieron muy presente en sus vidas.

En mi camino del trabajo diario no es importante la subida de mi salario (aunque evidentemente nunca está de más), pero soy consciente de lo que nos dice René Guenón: la iniciación es un punto extremadamente importante para poder asentarnos y asimilar con paciencia las puertas que se nos abren para el saber de la gnosis.

Desde el origen de la orden masónica, de sus doctrinas y sus ritos, que se pierde en la noche de los tiempos, he estudiado a nuestros ancestros siempre mirando la inmensidad del cosmos. Como dijo Francis Crick, premio Nobel físico, biólogo molecular y neurocientífico británico, conocido sobre todo por ser uno de los descubridores de la estructura molecular del ADN en 1953, junto con James D. Watson, hay un estimado de cien mil millones de galaxias en nuestro universo.

Es curioso que tengamos cien mil millones de galaxias en nuestro universo, también tenemos cien mil millones de estrellas en nuestra galaxia y también tenemos cien mil millones de neuronas en nuestro cerebro humano. Pero no es casual, esto es así atendiendo a la segunda ley metafísica de la correspondencia. Igual ocurre con nuestro sistema solar y la disposición de los electrones en el átomo, mucho antes de que surgiera la invención del microscopio en el mundo del microcosmos.

Pitágoras de Samos, nos lo recuerda el gran maestro albañil Hiram Abif y sabio alquimista esculpiendo la segunda columna también a Jehová, recordando las doce tribus de Judá, nos lleva de la mano a su segunda columna y al estudio del conocimiento.

De las islas Espóradas surge el gran metafísico y el nacimiento del número que, partiendo del uno y de los números impares, surgen los números triangulares y cuadrados, y partiendo del dos y de los números pares surgen los números oblongos.

De la secuencia de los números enteros nace la sintonía musical. Y de la circunferencia empezando por Aries y terminando en Piscis nacen los 360 grados y, como resultado, los 60 minutos y 60 segundos.

Nos recuerda también en su escuela de Crotona la importancia de la dualidad cuerpo y espíritu, una dualidad que yo, sin saberlo, diría que se basó en la séptima ley metafísica y por ello en los principios herméticos. Es curioso que el gran maestro Pitágoras, inventor de los números, falleciera sin conocer el número cero, que no corresponde a los árabes, sino que se debe a los hindúes y mayas sobre el año 36 aC.

Desde mi entrada como profano pasando por las etapas de solicitante, candidato y postulante y gracias a la bendición del venerable maestro y a todos mis hermanos tuvieron a bien nombrarme como nuevo hermano de nuestra logia.

Desde entonces me he preguntado ¿cuál es el verdadero origen y la motivación de la iniciación?

Según el origen histórico de las especulaciones esotéricas he estudiado que cada escuela tiene sobre la transmisión de su iniciación las influencias espirituales que la toman como soporte de los rituales y la sucesión evolutiva de cada orden en particular. No obstante, cada uno individualmente deberá construir en sí mismo esa historia.

El eterno retorno hacia el «hombre primordial», condición que se ha perdido tras la degradación social que se conoce en el lenguaje tradicional como la «caída», será por tanto uno de mis objetivos la búsqueda de la gnosis y el encuentro con la sabiduría que yo por mi falta de luz tendré que buscar ante el proceso de mi iniciación. Un proceso por tanto que invita a la reflexión, al análisis y a la investigación no solo externa, sino también interna.

A pesar de lo que acabo de decir y después de mi muerte como profano, estoy muy contento de salir de sueños, es decir «morir para nacer».

Por ello aspiro a partir de mi parte material y reencontrarme cada vez más cerca de mi espíritu, y así poder discernir entre mi cuerpo y espíritu, lo material y lo espiritual.

Por ello me apoyaré en los fundamentos de nuestra orden, que son la sabiduría hermética, el conocimiento pitagórico, el pensamiento esotérico del cábala y la disciplina filosófica de la alquimia.

Por último y para no extenderme, dos palabras sobre la connotación simbólica. La principal función de los símbolos es permitir el acceso a niveles difíciles de abordar y es sin lugar a dudas un abrir al entendimiento humano hacia perspectivas insospechadas. Los símbolos revelan el curioso mecanismo de la tierra y el cosmos, explican los engranajes de la máquina humana, conducen al hombre hasta el átomo y las relaciones entre la naturaleza y el hombre, entre la materia y el espíritu y narran la evolución de las razas humanas que tocaron los límites de la ciencia y la civilización.

Los símbolos sin lugar a dudas han acompañado al hombre desde el principio de los tiempos y le han ayudado a comunicarse con su divinidad desde la mirada de todas las religiones.

CAPÍTULO 4 La filosofía hermética

Nuestro querido hermano el segundo vigilante nos ha sugerido burilar «la filosofía hermética» siguiendo el camino del aprendizaje en nuestra iniciación.

Antes de iniciar mi plancha, mi imaginación vuela y se detiene en las regiones cálidas de Egipto y estoy muy cerca de la ribera del Nilo, donde hay paz y todo está en calma y en donde el susurro del agua del río me distrae de mis pensamientos y de pronto, de sopetón, se me acerca un pájaro que nunca había visto y por ello para mí muy raro pero a la vez muy bello, de plumaje blanco y negro y con un pico muy característico. Por unos instantes hubo un silencio y de repente, con gran sorpresa para mí, me dijo: «Yo soy aquel, el tres veces grande, donde aquí en Egipto me llaman el pájaro Ibis y cuando vengo traigo la prosperidad y la crecida del río; además ayudo a transformar lo material en energía espiritual y por eso te voy a ayudar a burilar esta plancha».

Es cuando conocí a Thot, maestro de la sabiduría, de las artes y las ciencias, padre de la doctrina hermética y de las palabras sagradas de la escritura jeroglífica.

Se debe a Thot, llamado por los griegos Hermes Trismegisto, la invención de 78 láminas ilustradas con numerosos símbolos y figuras que permiten obtener las claves del conocimiento más remoto y preciso del hombre como entidad mundana y como proyección cósmica.

Soy consciente de que estoy en mi penumbra y por la falta de luz, el haber conocido al gran maestro de maestros Hermes Trismegisto me va a ayudar o por lo menos intentar burilar esta plancha dentro del círculo dibujado por el compás marcando los fieles límites de mis indigentes conocimientos.

Uno de los fines de mi iniciación es sin duda la búsqueda de la verdad; intentar encontrar un significado para una realidad aparente, una razón a la existencia del hombre y una explicación para el universo que nos rodea.

Cuando hablamos de filosofía hermética y analizamos al origen etimológico de la palabra, vemos que filosofía viene de dos vocablos griegos, Philo y -sophia, es decir, «amor por la verdad -y a la sabiduría». Por ello tendría que ser una necesidad de cualquier ser humano conocer, aprender y comprender aquello que aparentemente parece incognoscible.

Para lograr avanzar en esta búsqueda deberemos seguir el camino abierto por los grandes maestros, los sabios e iniciados de todos los tiempos. Ellos nos mostraron un camino que siempre ha sido y será el mismo, un recorrido místico por el cual transitaron y continúan haciéndolo los buscadores de la verdad.

De ahí que la filosofía hermética demuestra que todas las bases fundamentales de cualquier enseñanza esotérica de cualquier tiempo, han sido impartidas, en esencia, de las formuladas por Hermes-Thot, incluso las más antiguas doctrinas de la India han tenido su fuente en las enseñanzas de Hermes.

El significado de «hermético» nos sugiere algo «oculto», «que no se puede ver a simple vista» o «que no se puede acceder desde el exterior», algo que no todos pueden ver, un secreto celosamente guardado para los que no pueden oírlo…

La filosofía hermética podría llamarse del mismo modo «ciencia hermética» o «arte hermético» y al igual que en muchas otras filosofías expresadas en los textos sagrados de antiguas culturas, como la hinduista, budista, cristiana, hebrea, china, egipcia… a través de lo que conocemos como «sabiduría hermética», o sea, el conocimiento hermético que todos ellos ocultan, nos acerca hacia esa búsqueda de la verdad, por la simple razón que es ahí donde las civilizaciones y pueblos antiguos, a través de su arte, de su ciencia y de su religión, nos mostraron esa búsqueda del hombre por la verdad; según su cosmovisión del mundo, siempre con aspectos diferentes debido a la época y el lugar, nos muestran una esencia idéntica.

Por «filosofía hermética» o «hermetismo» también se entiende al conjunto de enseñanzas atribuidas a Hermes Trismegisto, a los manuscritos que forman el corpus de sus enseñanzas, el cual fue encontrado en 1460 por un monje que lo entregó a Cósimo de Medicis en Florencia: Los escritos de Hermes Trismegisto, «la hermética».

Actualmente también atribuimos a ese conjunto los textos de otros filósofos herméticos, alquimistas y textos que supuestamente se atribuyen a Hermes Trismegisto. En un principio y exclusivamente por vía oral, solo tenían acceso algunos pocos iniciados.

Desde la más remota tradición se distinguen dos tipos de textos herméticos: los de tipo cosmogónico y los filosóficos. De estos últimos, se han conservado, a través de traducciones de la época medieval, una colección de diecisiete tratados en griego, un texto traducido al latín llamado Asclepio (Esculapio) y bastantes fragmentos contenidos en la conocida como Antología de Stobaeus que se atribuyen a Hermes Trismegisto y forman el denominado Corpus hermeticum.

Por otra parte, tenemos un conjunto de textos de carácter práctico, igualmente atribuidos a Hermes, que se relacionan con la astrología, la magia y el ocultismo.

Sabemos que muchos de los sabios y filósofos griegos como Solón, Pitágoras, Platón… viajaron y vivieron en Egipto buscando ser iniciados en sus templos en esta sabiduría milenaria.

El hermetismo es filosofía, ciencia y arte a la vez. Quien busque «sabiduría» encontrará en el hermetismo y los textos de Hermes una fuente inagotable.

He escogido un párrafo literal de sus escritos donde podemos ver una síntesis de esa gran y vasta filosofía gnóstica que nos enseña y nos transmite el gran maestro Hermes. Dice así: porque el mal de la ignorancia inunda la entera tierra y corrompe al alma aprisionada en el cuerpo, impidiéndole anclar en el puerto de la libertad. Buscad la mano que os guie a las puertas del conocimiento, donde está la luz brillante y libre de toda tiniebla…

Leyendo al gran maestro entras sin duda en un terreno de quietud y calma, donde el saber del conocimiento te envenena por el más saber, donde te encuentras solo y con muchas dudas y en donde la ignorancia se apodera de tu pequeña cognoscitiva parcela.

Entonces, al vernos desnudos frente a la realidad de nuestro conocimiento, ¿qué debemos hacer? ¿Tendremos que volvernos locos y volver a construir pirámides, vestir con togas, volvernos fanáticos religiosos o vivir como lo hacían en la antigüedad?

Naturalmente que no, pero lo que no cabe duda es que sí debemos aprender el conocimiento sobre el funcionamiento del Universo que ellos tenían y cómo lo aplicaban al día a día; por ello no nos quedemos en las formas, quedémonos con las esencias que han permanecido inmutables a través de los siglos.

Hemos aprendido del Kybalion que «Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender». Aun en nuestros días usamos el término hermético en el sentido de «secreto», «reservado», etc., y esto es debido a que los hermetistas habían observado siempre rigurosamente el secreto de sus enseñanzas.

El Kybalión también dice: «Donde quiera que estén las huellas del maestro, allí los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par». «Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría.»

Es importante señalar que una de las claves de la filosofía hermética es la conducción de las almas a través del inframundo, el guía del alma desencarnada en aquellas dimensiones que se encuentran más allá de lo que percibimos durante la vida física y que no son perceptibles a los sentidos del hombre común.

Esta deidad era el puente entre «mundos», intermediario entre dioses y hombres, entre las energías celestes y las terrestres.

Según la mitología era el mensajero de los dioses, transitaba desde el Olimpo a la tierra o al inframundo.

Estos diferentes mundos también deben ser entendidos como niveles o diferentes estados anímicos que no solo se manifiestan tras la muerte física, sino también durante la existencia para los que conocen las claves para acceder a diferentes estados de conciencia.

En un sentido más profundo e interno, Thot-Hermes es la energía que puede poner al ser humano en contacto con aquello que se encuentra más allá de lo físico y perceptible por los cinco sentidos. Es el puente que une diferentes dimensiones que también se hallan en la misma psique del ser humano.

En conclusión y de acuerdo con lo indicado, diremos que la filosofía hermética solo atraerá la atención de los que están preparados para recibirla.

Y recíprocamente, cuando el iniciado está preparado para recibir la verdad, es cuando empieza a descubrir la verdad de la filosofía hermética.

El principio hermético de causa y efecto, en su aspecto de «ley de la atracción», nos llevará de la mano al cumplimiento de la primera ley metafísica del mentalismo donde la atracción será sin duda el combustible necesario para poder seguir en el camino del conocimiento y el despertar de la verdad.