José Félix Estigarribia - Anahí Soto Vera - E-Book

José Félix Estigarribia E-Book

Anahí Soto Vera

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Beschreibung

Esta biografía de José Félix Estigarribia escrita por la historiadora Anahí Soto Vera pretende, como ella misma lo dice, destacar algunos aspectos de la vida de quien fuera el conductor victorioso del ejército paraguayo durante la Guerra del Chaco. Este libro busca conjugar diversos aspectos de la vida privada de Estigarribia con su vida pública. El Estigarribia que se presenta a los lectores en este libro responde a una visión mesurada que pretende explicar al ser humano y sus acciones en un contexto político y social convulsionado y en una situación extrema.

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Anahí Soto Verajosé félix estigarribiaEl invictocolecciónprotagonistas de la guerra del chacogrupo editorial atlas

A don Lucio Soto, por ser el primero en enseñarme la historia en un mapa, y a levantar cabeza ante los vaivenes de la vida.

Prólogo

Esta biografía de José Félix Estigarribia escrita por la historiadora Anahí Soto Vera pretende, como ella misma lo dice, destacar algunos aspectos de la vida de quien fuera el conductor victorioso del ejército paraguayo durante la Guerra del Chaco.

Este libro busca conjugar diversos aspectos de la vida privada de Estigarribia con su vida pública, destacando el rol que cumplieron las mujeres de su vida, como manifiesta la autora, su madre, su esposa y su hija legítima. Sin duda, el elemento articulador es la guerra, pues, como bien se analiza, Estigarribia pasó los años previos al conflicto preparándose académica y militarmente para cumplir un destacado papel en el conflicto que ya para entonces parecía inminente.

Asimismo, la obra analiza el rol de Estigarribia en el periodo de posguerra durante el cual conoció la cárcel, el exilio y luego retornó para cumplir funciones diplomáticas ante los Estados Unidos de América y en la Conferencia de Paz que puso fin al conflicto chaqueño. Fue proclamado como candidato primeramente y luego elegido como presidente de la República en 1940. Su presidencia marcó un hito en la historia política paraguaya. Así como en la posguerra del 70 el país ingresó al modelo liberal, en la posguerra del Chaco con la Carta Política promulgada en julio de 1940 el país transitó hacia un modelo más presidencialista y autoritario que tuvo consecuencias negativas para la vida democrática de la República en las décadas posteriores.

El Estigarribia que se presenta a los lectores es el resultado de una visión mesurada que pretende explicar al ser humano y sus acciones en un contexto político y social convulsionado y extremo, como lo fue el de la Guerra del Chaco, en que su carácter, preparación y patriotismo le permitieron lograr los objetivos trazados.

Herib Caballero Campos Primavera de 2020

Introducción

La vida de José Félix Estigarribia ha atraído la atención de diversas investigaciones, pero mayoritariamente estas se han centrado casi exclusivamente en la conducción de la Guerra del Chaco (1932-1935), por lo cual, con toda la franqueza de las limitaciones propias de este trabajo, se pretende ahondar en otros aspectos de la vida del comandante del Ejército, explicar cómo convergieron elementos de su vida previa y posterior a la guerra, así como la relación entre su vida pública y algunos retazos de su vida privada.

El título José Félix Estigarribia, el invicto justamente responde a la inquietud de dar una mirada diferente, ir un poco más allá de la figura del conductor militar o del general de América, para aproximarse a la figura del líder, tanto militar como político. Invicto viene de la raíz latina vinco y significa ‘el que no ha sido vencido’.

Si bien es discutible en qué campos tuvo o no derrotas y triunfos, lo que se pretende es que, al recorrer las páginas de la vida de este emblemático personaje, rescatadas para esta obra, se vislumbre una trayectoria de luchas de las cuales salió vencedor: en un contexto político, social y económico de cambios profundos, acelerados, vertiginosos, él transitó cuesta arriba en la construcción de un destino que consideraba “su destino” y su servicio a la patria. Familia, carrera, formación, ideas, hasta su propia salud consagró en aras de las metas que se fue trazando en cada una de las etapas de su vida. No fue errático, sino que fue buscando y probando, entretejiendo delicadamente un horizonte que consideraba el futuro de progreso para el Paraguay.

En el prefacio de sus memorias, publicadas en Washington DC en febrero de 1939, José Félix escribió: “La grandeza de la defensa del Chaco más que militar, es humana”. Esa lucidez de comprender la naturaleza humana, de obedecerse a sí mismo como señala Eusebio Ayala; de conocer el terreno y al enemigo, como dice Justo Pastor Benítez, y de saber mandar sin tener que vociferar, como recuerda su hija, son atributos que fue forjando a lo largo de su vida dentro y fuera de los cuarteles.

Es llamativo que la única mujer que yace en el Panteón de los Héroes, Julia Miranda Cueto, no cuente con ninguna biografía publicada de su vida, que haya perdido identidad para pasar a ser “la esposa del mariscal”. Debido a eso, se procuró rescatar algunos fragmentos de la vida de “las mujeres del comandante”, el aporte de ellas a la causa de la patria, tratando de darle entidad propia, en la medida de lo que permitían las limitadas fuentes disponibles en las actuales circunstancias.

No obstante, no solo Julia sufrió esa despersonalización, ya que el mariscal Estigarribia se ha vuelto repetidamente una excusa para hablar de la Guerra del Chaco y no al revés, como ocurre con el mariscal López, es posible que se deba justamente a las pasiones que despierta acercarse a la humanidad de estos dos hombres claves de la historia paraguaya. El peso del adagio “a los héroes no hay que juzgarlos, hay que sentirlos” tal vez aún esté velando otros abordajes tanto a la persona de Félix como a la figura construida a lo largo del tiempo por defensores y detractores.

Félix es un hijo de su tiempo, con un recorrido político que va desde el jarismo, pasando por el institucionalismo de Schenoni, luego a la abierta defensa de la democracia liberal hasta llegar a la promulgación de una carta política que limitó muchas de las libertades individuales. Un hombre pacifista que tuvo la misión de comandar al ejército paraguayo, en situación de inferioridad ante el ejército del altiplano, hacia la victoria militar. Las paradojas propias de un tiempo de grandes e ineludibles mudanzas.

En cuanto a la metodología, vale hacer un mea culpa inicial, ya que este material fue compuesto con grandes restricciones. En tiempos de pandemia, desde un escritorio situado muy lejos de los archivos y bibliotecas asuncenas, y con poco tiempo para el merecido “remojo”. Debido a estas circunstancias decidimos hacer un diálogo entre los textos fundamentales sobre la vida de Estigarribia: sus memorias publicadas por Ynsfrán (la versión original en inglés) y la biografía autorizada por la familia realizada por Justo Pastor Benítez; las obras de Arturo Bray y la respuesta a él escrita por Alfredo Seiferheld; todo esto complementado por las memorias de su hija Graciela Estigarribia de Fernández. Además de estos cinco textos fundamentales, se consultaron artículos, manuales y textos especializados sobre determinados temas que están listados en la bibliografía. Al realizar la selección de fuentes, se pretendió encontrar un justo equilibrio entre defensores y detractores, pero tratando de huir de las pugnas políticas y las amarguras internas que tiñen las décadas retratadas.

El texto está organizado en tres capítulos: el primero trata sobre la vida de Estigarribia antes de la guerra, el segundo se centra totalmente en el desarrollo del combate y el tercero va desde su regreso del frente hasta sus funerales. Se aspiró a entrelazar (sin lograrlo a cabalidad) los acontecimientos referidos a José Félix con el contexto histórico y los personajes que tuvieron impacto sobre su proceder.

Escribir en las actuales circunstancias ha significado un verdadero desafío, el cual no podría haber llegado a buen término de no ser por la colaboración de innumerables personas, entre las cuales quiero destacar a quienes proveyeron información, libros, apuntes y datos relevantes. Para construir el árbol genealógico de Félix y de Julia, aportaron datos sorprendentes Adriana Velázquez, Luis Verón y Martín Romano. Textos, debates, imágenes, fuentes primarias y consejos fueron concedidos por Herib Caballero Campos, el general (SR) Lelin Ferreira, Roberto Paredes y el coronel DEM Roberto Carlos Olmedo. Belén Cantero inició colaborando para terminar siendo una coautora de este texto, prácticamente escrito a dos manos. Finalmente, deben ser reconocidos dos hombres más: el mayor (SR) Lucio Soto Amarilla y Víctor Zena Giménez por su invaluable aporte para la culminación en tan particulares circunstancias.

Anahí Soto VeraAsunción, setiembre de 2020

capítulo i

José Félix antes de la guerra

Sociedad de la posguerra de la Triple Alianza

Los primeros años posteriores a la Guerra contra la Triple Alianza estuvieron signados por la definición de las cuestiones pendientes con Brasil y Argentina (límites y deudas); y la reorganización del país según la recientemente instaurada doctrina liberal. En ese escenario de cosas, la inestabilidad política y la desastrosa situación económica estaban a la orden del día. El Tratado de Paz y Límites con Brasil se firmó en 1872, con Argentina en 1876, y en 1879, el presidente estadounidense, Rutherford Hayes, en su carácter de árbitro, resolvió la situación del territorio chaqueño comprendido entre los ríos Pilcomayo y Verde.

Al desastre demográfico, se sumó la concentración de la población en zonas consideradas más seguras, provocando el abandono de grandes extensiones de territorio. La mayor parte de la población se concentró en un radio de 70 km en torno a la vía férrea entre Asunción y Paraguarí.

Fue la década de 1880 la que dio apertura a una cierta estabilidad política en el Paraguay. La fundación de los partidos tradicionales en 1887 fue fundamental para dar cumplimiento a los principios liberales contenidos en la Constitución de 1870. Junto a ello, se estableció el plan de reconstrucción nacional, cimentado en la inmigración y la captación de capital externo, proveniente de empréstitos e inversiones externas. No obstante, el desastroso despilfarro de los bonos paraguayos de 1871 y 1872, junto con el fracasado proyecto de establecer colonias europeas, dejaron una imagen desfavorable del Paraguay para posibles inversores. Recién hacia principios del siglo xx se dieron las primeras colonizaciones que perduraron, las cuales igualmente tuvieron diversas dificultades en los primeros momentos. Además, estas colonias solo se integraron al mismo tipo de actividad productiva de los centros poblacionales del país, sin aportar los nuevos elementos que se esperaban. Esto provocó que la agricultura no lograra el florecimiento esperado en las últimas décadas del siglo xix, y que el territorio cultivado fuera bastante menor al alcanzado en la preguerra.

Los principales productos agrícolas de exportación eran el tabaco y la yerba mate, por lo cual esta era prácticamente la única fuente de ingreso fiscal que provenía de los impuestos al comercio exterior. Un debilitado Estado (especialmente en las fronteras), sumado a las crecientes necesidades fue el caldo de cultivo propicio para la generalización del contrabando.

Ante este estado de cosas, el Gobierno paraguayo decidió impulsar la venta masiva de tierras fiscales (leyes de 1883, 1885 y 1886). Las condiciones de venta provocaron que para fines del siglo xix, unos 79 propietarios poseyeran casi el 50 % de la superficie del Paraguay, la mitad del Chaco pasó a manos particulares, entidades bancarias y sociedades extranjeras, como señala Liliana Brezzo. Las industrias que se instalaron eran de tipo extractivistas, por lo cual —si bien trajeron cierto efecto a la producción— no se logró el despegue socioeconómico esperado. Hacia 1885, la tierra triplicó su valor, y atrajo a numerosos bancos extranjeros, se creó el Banco Territorial del Paraguay a fin de promover el crédito agrícola, pero la especulación echó por tierra esta medida.

Otros factores que limitaron el desarrollo agrícola fueron la falta de mano de obra y la escasez de medios de comunicación y trasporte que limitaban la red de distribución. La ganadería extensiva fue prácticamente la única forma de explotación viable. Los grandes latifundios limitaron enormemente la disponibilidad de tierras para la pequeña propiedad o arriendo.

Liliana Brezzo afirma que “el tejido social quedó deshecho”. La guerra, la invasión brasileña a Asunción y la reconstrucción estimularon la movilidad social, reubicando a las personas y familias en procesos de pauperización y ascenso social. Dicha movilidad respondía a parámetros diferentes de los que dirigían la sociedad de preguerra. El Paraguay se reconstruyó con personas sumamente diversas. Por un lado, los exfuncionarios del gobierno de López, los veteranos de la guerra (oficiales y soldados) y las residentas; por otro, estaban los que regresaron del extranjero, exbecarios y familias opositoras al régimen de los López (algunos de los cuales formaron la famosa Legión Paraguaya), a quienes se sumaron los inmigrantes. Es importante puntualizar que ambos partidos políticos (Colorado y Liberal) encontraron entre sus miembros fundadores a legionarios y veteranos, como el caso de José Segundo Decoud, legionario colorado. La historiadora Bárbara Gómez indica que el asesinato del presidente Juan Bautista Gill (1877) y el despilfarro de los empréstitos ingleses (1871-1872) fueron elementos que provocaron la furia de ciertos sectores, aglutinando a los políticos de la época en uno y otro partido, de acuerdo a su lectura de estos acontecimientos.

Las familias paraguayas desde tiempos de la colonia eran mayoritariamente encabezadas por mujeres, quienes se ocupaban de sostener la agricultura de subsistencia y cuidar de la prole. A estas tradicionales tareas se sumaron otras muchas con la finalidad de reconstruir el país, no obstante, la sociedad paraguaya no fue más allá de tener un reconocimiento simbólico hacia las mujeres postergando su participación política.

Desde el punto de vista cultural, fueron años de mucha actividad. En 1883, se creó el Ateneo Paraguayo, la más antigua y prestigiosa escuela de artes del país. El sueño largamente postergado de contar con una universidad en Paraguay se cumplió con la apertura de la Universidad Nacional de Asunción en 1889, bajo la presidencia de Patricio Escobar. Durante el gobierno de Egusquiza se creó el Consejo Nacional de Educación, se dio apertura a la Escuela de Agricultura, se fundó el Instituto Paraguayo, se abrió la Escuela Normal de Maestros y luego la de Maestras. Para cumplir con los planes educativos se contrataron profesores en Buenos Aires y se enviaron a jóvenes becados al extranjero en diversos oficios y ciencias. Además, con la intención de mejorar la imagen del país a nivel internacional, Paraguay comenzó a participar de exposiciones internacionales. Se crearon el teatro y la Biblioteca Nacional. La inmigración de ilustres personajes dio impulso a este proceso, entre los que sobresalen los nombres de los españoles Viriato Díaz Pérez, Rafael Barrett y Josefina Plá; el ruso Rodolfo Ritter, el argentino Martín Goicoechea Menéndez y el suizo Moisés Bertoni.

Moisés Santiago Bertoni, su esposa Eugenia Rosetti, su madre Giussepina Torreani y sus hijos, quienes (junto con los demás hijos que nacieron en Paraguay) fueron precursores de las ciencias naturales en Paraguay. Bertoni llevó adelante un proyecto que, a pesar de la necesidad, no había encontrado un director adecuado: la apertura de la primera Escuela Agrícola. Abrió sus puertas en 1896, después de casi una década de la promulgación de la ley para su creación. Funcionaba en el pueblo de Santísima Trinidad, en la quinta de los López —hoy Jardín Botánico—, a escasos kilómetros de la capital.

El hijo de Mateo

José Félix Estigarribia nació el 21 de febrero de 1888, en Caraguatay, en el actual departamento de Cordillera, hijo de don Mateo Estigarribia Sosa y de doña María Casilda Insaurralde Velázquez. Fue bautizado en la iglesia parroquial Nuestra Señora de Mercedes, el 10 de julio de 1888. Pasó su infancia en Tupaorã, jurisdicción de Caraguatay, hoy distrito de Santa Elena. Mateo y Casilda tuvieron cuatro hijos varones, José Félix fue el tercero de ellos. Siempre presumió sus raíces vascas. De hecho, se supone (aunque se tiene evidencia) que la familia materna proviene de los Insaurralde que participaron de los primeros Congresos Nacionales. Eventualmente, don Mateo pudo haber participado de la Guerra contra la Triple Alianza, durante la cual fue herido. Con respecto a los rasgos físicos de don Mateo, según Justo Pastor Benítez, era un hombre más bien pequeño y robusto, de piel broncínea, aunque Pablo Max Insfrán lo describe como un hombre muy alto, rubio, de ojos grises y con rasgos enteramente europeos; además, agrega que combinaba las labores del campo con su oficio de platero. Murió en 1909 en Caraguatay.