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En un mundo lleno de escepticismo y en post pandemia, el ser humano se encuentra atrapado por el pánico y el estrés y, al cuestionar o dudar de Dios y al no tener ángel protector, está sumido en la máxima incertidumbre. "Jugar sin Miedo", el libro de Emilio Eymann, te presenta un mundo de ángeles, duendes, bosques, viajes, fantasía y realidad, para que emprendas tu propio viaje y disfrutes. Con una sola consigna: perder todo miedo.
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Seitenzahl: 53
Veröffentlichungsjahr: 2022
EMILIO EYMANN
Eymann, Emilio Jugar sin miedo / Emilio Eymann. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3040-0
1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
AGRADECIMIENTOS
EN EL PARAISO
GARABATOS DE CARICIAS
INQUILINO DESPRECIABLE
SALIDA DEL TRABAJO
COSAS QUE PASAN
DEBO PARAR
DECIDIR
DECEPCIÓN
DETRÁS DEL MOSTRADOR
JUGAR SIN MIEDO
CON OLOR A MOHO
COMO GANADO
DEFINICIÓN
HOMBRE DE PLATINO
¡POBRE HELIODORO!
COMPLICIDAD DEL TREN
El ÚLTIMO VUELO
DE LA FORMA QUE FUMAMOS
CUANDO ME DIJO
CUANDO CERRABA LOS OJOS
ALTO RENCOR
JUGAR SIN MIEDO 2
A SORBOS LENTOS
DE LOS ARTISTAS Y LOS OTROS
REGALO DE CUMPLEAÑOS
BOHEMIO — INSENSATO
ÚLTIMO CUMPLEAÑOS
UN POCO DE MIEDO
ZACARÍAS
PLAN B
UNA VÍCTIMA DE CIRCE EN CASA
CAVILACIONES DE UNA VECINA
VIAJE
EL HOMBRE DE LA CASA
COSAS DE DIOS
Acerca del Autor
Cover
Table of Contents
✓ A mi Dios, por acompañarme, por pulir las asperezas del camino, por cargarme cuando mis pies se cansaron, por quitarme los miedos.
✓ A la vida que me regaló a mis dos hermosas nietas que son parte de este libro.
✓ A mis nietos: Elián, Renata, Elena, Xavi, Aaron, Eiren, que por ser tan tiernos no participaron de esta aventura, pero serán parte de las postreras.
✓ A toda mi gran familia que llena mi alma y mi mente de motivos para honrar la vida.
✓ A mi esposa— agradecimiento especial— por dar ejemplos diarios de vivir (Jugar) Sin Miedo.
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no solo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y solo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley (1894—1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Es que la realidad, creo que, se nos adelanta a nosotros, los creadores. Se oculta a nuestros sentidos y la intuición lo viste de parodias. Jugar sin miedo es un compilado de cuentos producto de la creación y recreación del artista.
¿Qué es lo que te sorprende Gabriel?
¡Es el hijo haciendo milagros!
—El Señor me dijo que iba a morir, no entendí a qué se refería, pero tuve una extraña sensación al escuchar esas palabras. Sentí una gran angustia.
— Yo tampoco entiendo esas palabras, pero, a decir verdad, a Dios nunca lo entendí, lo que sí sé que a él no le gusta la competencia. Seguramente, les dijo que iban a morir si comen del árbol. Realmente, si comen del árbol que les prohibió serán como semidioses y sabrán todo sobre el bien y el mal.
— ¡Tú también hablas muy difícil para ser solo una serpiente!
E1000 21/01/15
Estaba sumido en sus tareas, yo diría, todo el santo día. Lo que ocupaba para dormir no era mucho, y no sé si comía.
Podía pasar varias semanas sin que pisara la vereda. Siempre una nueva idea embrionaria de una nueva línea que contorneaba una nueva rima. Esa idea ponía sordina a todo llamado de “afuera”. Tapaba golpes en la puerta, los estruendos del tránsito. No escuchaba a los que traían correspondencia. De vez en cuando, pedidos suaves de su interior les decían a sus oídos que era la hora de una voz distinta a la que siempre él emitía. Lo que acentuaba esa necesidad era que acostumbraba a decir en voz alta sus ideas. Esas ideas que hasta tormentas tapaba. ¡Y estoy hablando de tormentas! Un día salió después de mucho tiempo y se encontró con cables cortados, árboles caídos y él nunca supo cuando pasó la señora tormenta.
El problema estaba cuando terminaba la tarea. Cuando debía esperar otra idea, ese breve tiempo de aridez, le pasaba de vez en cuando —como en ese momento— allí sentía esa profunda sensación de soledad, o mejor, esa SOLEDAD (con mayúsculas) que le ocupaba toda su alma creadora, le entraba como un puñal hasta el fondo de su espíritu. Y se decidió:
— A disfrutar del sol, o de la lluvia, del calor o del frío— Porque sinceramente no sabía que podría estar sucediendo afuera. Era hora de decir basta a la penumbra de su estudio y a sus penumbrosos poemas y salir al sol a iluminar otros versos, a ponerle otros aromas a sus rimas, a buscarle otras tramas y finales a sus historias.
Se abrió camino a lo trivial y caminó, y sintió el sol en su cara y aspiró el aroma de las casas, ese aroma que le trajo toda su niñez comprimida dentro de ollas grandes que guisaban risas y muchos rostros que de antaño no veía.
Llegó al parque y vio a niños y mujeres jugando. Y también a hombres que eran como reflejos de él, ocupados y distraídos que no se percataban de la belleza que iban dejando atrás o que se les iba aproximando.
Se sentó en un banco a observar la alegría de esas mamás con sus niños. Jugaban alrededor de él, pero sentía que nadie percibía su presencia. Se sentía como una entidad ajena a ese bullicioso lugar. Era como si fuera la prolongación de la sombra del árbol que lo cobijaba.
Una mujer se acercó. La vio hermosa y lejana a pesar de que se sentó a su lado en el estrecho banco. Le pidió la hora —una estrategia que siempre utilizaba para entablar conversación— pero ella no lo miró. En su desacostumbrada socialización, no insistió. Se percató que ella tenía en sus orejas unos tapones blancos ¡claro! No la había escuchado, y no importaba.
Se levantó y caminó… cuando volvió de sus pensamientos estaba en la penumbra de su estudio sentado frente a un papel en blanco que le decía: — ya es hora que garabatees unas caricias sobre mí.
E1000 16/07/2010