K'amnikte' - Pedro Uc - E-Book

K'amnikte' E-Book

Pedro Uc

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Beschreibung

K'amnikte' es la búsqueda constante de una identidad a partir del viaje por la memoria, por nuestra historia, por nuestra alegría. La manera de aproximarnos a nuestra raíz que, más allá de un simple concepto, es la fuerza máxima proveniente de los colores, de las flores, de los vientos, del canto, de la música, de la comida y del abrazo de la madre luna. Las historias que aquí se cuentan, cargadas de pasión y de energía ancestral nos invitan a vivir el hoy, la vida, con todo el espíritu de la celebración.

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Primera edición electrónica, 2023

© Prólogo

José Luis Iturrioz Leza

© Textos

Pedro Uc

Coordinación de la colección

José Luis Iturrioz Leza

Dulce María Zúñiga Chávez

Coordinación editorial

Iliana Ávalos González

Jefatura de diseño

Paola Vázquez Murillo

Cuidado de la edición

Mario Díaz Ruelas

Diagramación

Javier Salazar Acosta

Se prohíbe la reproducción, el registro o la transmisión parcial o total de esta obra por cualquier sistema de recuperación de información, existente o por existir, sin el permiso previo por escrito del titular de los derechos correspondientes.

D.R. © 2023, Universidad de Guadalajara

José Bonifacio Andrada 2679

Colonia Lomas de Guevara

44657 Guadalajara, Jalisco

www.editorial.udg.mx

800 UDG LIBRO

ISBN 978-607-581-020-1

Octubre de 2023

Hecho en México

Made in Mexico

Ricardo Villanueva Lomelí

Rectoría General

Héctor Raúl Solís Gadea

Vicerrectoría Ejecutiva

Guillermo Arturo Gómez Mata

Secretaría General

Luis Gustavo Padilla Montes

Rectoría del Centro Universitario

de Ciencias Económico Administrativas

Missael Robles Robles

Coordinación de Entidades Productivas para la Generación de Recursos Complementarios

Sayri Karp Mitastein

Dirección de la Editorial

Juan Manuel Durán Juárez

Rectoría del Centro Universitariode Ciencias Sociales y Humanidades

Dulce María Zúñiga Chávez

Dirección de la Divisiónde Estudios de la Cultura

José Luis Iturrioz Leza

Jefatura del Departamentode Estudios en Lenguas Indígenas

Índice

Prólogo 7

José Luis Iturrioz Leza

Glosario 182

13 K’amnikte’

14 U baak wakax

46 T’eel

72 Púuts’ul

98 Xa’aypajal

122 Tóok

150 Yuum Cháak

Velada floral

Los cuernos

El gallo

La fuga

La encrucijada

La quema

La lluvia

13

15

47

73

99

123

151

Velada floral

7

PRÓLOGO

José Luis Iturrioz Leza

Pedro Uc nos cuenta la historia de una aldea maya convertida en una factoría agraria dedicada al cultivo del henequén y sometida al régimen de las haciendas que transformó la estructura social y las costumbres milenarias del pueblo desde la forma de culti-var la tierra hasta las relaciones amorosas. La autonomía de un pueblo que tomaba las decisiones en la asamblea fue sustitui-da por una forma de heteronomía colonial donde las reglas son impuestas por un extraño que se hace dueño de la tierra y de las personas, incluyendo el derecho de pernada. La historia conclu-ye cuando un grupo de jóvenes que han llegado a conocer las raíces históricas de su situación organizan una rebelión que les devuelve la autonomía.

No se trata de una novela histórica con personajes y even-tos reales, sino de una novela alegórica cuyo discurso se orga-niza completamente en dos planos: el de los hechos narrados que aluden a una etapa histórica y el de la referencia a una si-tuación actual simbolizada en ellos mediante una cadena de metáforas entretejidas. Habla de la vida en una hacienda del si-glo XIXy al mismo tiempo se refiere a la actualidad, apuntan-do hacia el futuro.

El autor nos describe una situación inestable que resulta del choque de dos mundos. La naturaleza idílica de una arcadia en la que se conserva la inocencia contrasta con la maldad de los patrones y la cultura de la imposición y la destrucción. La vida humana tradicional transcurre en armonía con la naturaleza. Se respetan las leyes de la naturaleza y los consejos de los mayo-res, mientras que las normas impuestas por los patrones rompen ese equilibrio.

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K’amnikte’

Sus primeros pobladores vivían de la milpa, solo del maíz como corazón de la milpa se podían alimentar, por eso no se olvidaban de sus dioses, son hijos de la lluvia, del viento y de otras deida-des. No es así a día de hoy, apenas llegó el ts’uullo convirtió en una hacienda para cultivar henequén, por eso todo ha cambiado, ahí empezó el sufrimiento como lo narra el Chilam Balam; sufri-mientos muy dolorosos que el ts’uuldeja caer con todo su peso sobre la familia del hombre maya (p. 21).

Hace algunos años, en el pueblo de ChakMaay no había una gran casa de ts’uul, a nadie se le avergonzaba sentando un cuerno de toro sobre su casa. A día de hoy, las hojas de hene-quén florean como la inmensidad del mar en los cuatro rumbos del mundo enfundado en el miedo, en la vergüenza y en la es-clavitud; así está nuestra vida desde que llegó a este pueblo el verdadero dios que nos trajeron (p. 23).

El discurso poético utilizado en la descripción del paisaje o de las personas y costumbres tradicionales

Empiezan los días de la copiosa lluvia, por eso la apacible tie-rra se maquilla el rostro de verde (p. 15).

se vuelve áspero y hasta obsceno cuando se enfocan las prác-ticas coloniales impuestas en la hacienda.

La pegó contra su pecho y metió su mano debajo de su vesti-do para tocarle las nalgas, luego le puso los dedos en el sexo, hasta que se lo introdujo, apenas le pareció como dilatándose y humedeciéndose la puerta de la vaina, la acostó de frente sobre aquella gran piedra plana, con lujo de urgencia desenvainó su desecado macho y lo encajó entre las piernas de la muchacha, en la primera impulsiva hundida, vertió la líquida violencia; se levantó con apuro y con hojas de xchuulse intentó secar la san-gre que le corría entre los testículos, así abordó su caballo des-pareciendo entre el polvo como un torbellino (p. 59).

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Otras voces dicen que los mayas incondicionales del patrón son hipócritas y lamenalgas porque les gusta mover cariñosa-mente la cola como perro, en señal de cariño al ts’uul(p. 49).

¿Cómo salir de esta situación derivada del choque de dos mundos? El padre de los protagonistas menciona:

Hijos, hay dos caminos delante del pueblo maya, el primero es muy antiguo, el segundo es nuevo; ese antiguo es el que abrie-ron los grandes hombres de esta tierra, esos que nos nacieron, para que caminaran ellos y caminaran también sus hijos, ahí aprendimos esta palabra que hablamos, así aprendimos a vivir bien… El camino antiguo es de los nukuch wíiniko’ob, nuestros abuelos, k’amnikte’es su nombre (p. 33).

El camino nuevo no es tan nuevo, solo su llegada a nosotros es nueva, muerte y aniquilamiento es su signo, es el camino del ts’uulque nos esclaviza; donde hay cosas así no hay nada nuevo. Al camino del ts’uulle vamos a llamar ts’o’okolbeel, aunque parece contradictorio, la verdad es que así sucede, es un camino que acaba con nuestro camino, el camino de nuestra lengua, el camino de nuestra milpa, el camino de nuestros co-nocimientos y el camino de nuestro cariño (p. 33).

La ruptura del orden tradicional está simbolizada por el de-recho de pernada que practica el ts’uul, la restauración del ca-mino antiguo está simbolizada en la reinstauración k’amnikte’descrito en los cantos de Dzitbalche’.

Alégrense porque vamos al k’amnikte’, todas las señoritas lle-van rostros sonrientes, su corazón brinca de emoción en el ca-minar de sus pechos porque le ofrecerá su virginidad a quien es su amado.

El k’amnikte’es recibir flores. Ambos, el joven y la se-ñorita, reciben flores, hay un intercambio de flores toda vez que para nuestros abuelos, las flores son muy significativas en

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K’amnikte’

virtud de sus colores, que representan el óoldel mundo o los cuatro rincones del yóok’olkaab.

El k’amnikte’es la celebración guiada por un aj K’iin, que convoca a los Yuumo’obpara fortalecer esa unión, motivo de alegría, de invocaciones. Los participantes visten ropas nuevas, zapatos nuevos, peinados nuevos, se utilizan instrumentos mu-sicales nuevos, cantos nuevos. Todo lo que sirve para la cele-bración es nuevo y la luna llena y el sol son los testigos de ese encuentro significativo (p. 39).

El equilibrio de la naturaleza y el orden social está dado por la acción combinada de dos principios contrapuestos que cons-tituyen una dualidad fundamental:

...dicen los abuelos principales que existen dos vidas o dos se-res unificados por el anochecer o el amanecer, es el que provee la luz y el que provee la oscuridad, los dos tienen aliados, exis-ten animales propios del día, pero también existen los de la no-che, existen flores propias del día, pero existen también las de la noche, existen sonidos propios del día, pero existen también los de la noche; por eso, estas dos vidas van juntas, el gran Se-ñor es un par, ni es solo varón, ni es solo mujer, él es el tronco de todo lo que existe; por eso el mundo, cuando anochece, pa-rece que apenas despierta y cuando empieza el amanecer pare-ce que empieza a dormitar (p. 15).

Parte de la restauración del orden antiguo consiste es resta-blecer los nombres de las personas y de las cosas.

A los patrones les gusta cambiar el nombre a los que somos ma-yas, para ellos te llamas María, les gusta mucho ese nombre, no-sotros no sabemos qué significa, pero ustedes deben saber que a la llegada de los españoles, nuestra palabra perdió su fuerza, a día de hoy, en nuestros pueblos ellos mandan, su palabra es lo último que se oye. Tu nombre se lo prestamos a una mariposa

Velada floral

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nocturna que empieza a rondar las flores del xchiwox xíiwcuan-do alcanza a oscurecer, te lo pusimos por nombre porque estás destinada a tener alas como el colibrí y a unirte a la flor noctur-na. Hay otras cosas muy malas que hacen los patrones y nos ha estado doliendo mucho, ya que te estás volviendo mujer, ¡mu-chachita! no pasará mucho tiempo cuando te lo cuente, segura-mente en estos días que vienen. Pero aquí en casa hablaremos nuestra lengua, nos llamaremos en nuestro nombre, comeremos nuestros guisos y soñaremos nuestros sueños (p. 17).

En la traducción, el autor ha conservado muchas palabras que designan instituciones, peronajes o rituales constitutivos de la cultura tradicional, las cuales se reúnen en un glosario para ayudar al lector no maya a entender plenamente el texto. Tam-bién ha intentado que el genio de su lengua madre se conserve en la traducción.

K’amnikte’

Velada floral

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K’amnikte’

U baak wakax

Yáalal ku beetik le ek’same’enil tu x t’úut’ul bejil u chan úu-chben maya kaajil ChakMaay, bejla’e’ suta’an haciendail liik’il ka’aj anchaj u ts’uulil, te’el ets’ekbal tu laak’in xaaman u noj kaajil Jo’, ch’aba’an tumen le j ts’uuts’ul máako’; káajal ku bee-tik u k’iinilo’ob ja’aja’alil, le beetik ya’axt’ube’en u bin u chíi-kpajal u túumbenil u táan u yich xki’ichpan lu’um; ts’o’ok u káajal u t’a’anal mejen paalal tumen taatatsil ka’aj máanako’ob ich naj, beey u kalaanta’alo’ob ti u chi’ibal síina’an, ch’ojkaan wa le náaysaj óol jpiko’.

Jats’uts u yilko’ob lo’obal bix u sakche’ej u wóowolal u mejen sak lool le xchiwoj xíiw ku bin u xíitil tu táan u k’ab le ek’same’enilo’, saknike’en u yila’al; ma’ tu na’atiko’ob ba’ax-ten liik’il u yáak’abtale’ ku xíitil le xmejen sak loolo’ob kenik u mejen xt’úult’ul bejilo’ob le kaajo’, tak u mejen ch’íich’ilo’ob ku yantal, leti’e’ ma’tech u yila’al le ken sáaschajako’.

Yaan máax a’alike’ yo’olal bin u ts’a’abal tumen Yuum Áak’ab u ki’imakil u yóol yéetel u yajsa’al u jats’utsil u paakat tuláakal le jtáankelen máako’ob ku jóok’olo’ob u xíinxinbal-to’ob u wíinklil le áak’abo’, tumen bin u táankelemil máake’ ku beetik u t’a’ajtal u yóol tia’al u kaxant ba’alo’ob ma’ suuka’an u beeta’ali’ mix suuk u yila’ali’.

Yaan xan máax a’alik, je’el bix le nukuch wíiniko’obo’, ka’p’éel kuxtalil yaan ku nu’upulo’ob tumen le ek’same’eni-lo’ yéetel le píik’ilo’, le ku ts’a’abal tumen le sáasilo’ yée-tel le ku ts’a’abal tumen le ek’joch’e’nilo’, tu ka’p’éelal yaan u j méek’táano’ob, yaan u ba’alche’ilo’ob k’iin ba’ale’ yaan xan tia’al áak’abi’, yaan u loolilo’ob k’iin ba’ale’ yaan xan tia’al áak’abi’, yaan u juumilo’ob k’iin ba’ale’ yaan xan tia’al áak’abi’; le beetike’ le ka’p’éel kuxtalila’ múul u máano’ob, Yumtsile’ ka’ajmat, mix chéen xiibi’, mix chéen ko’oleli’, leti’ u chuun tuláakal ba’ax yaan, le beetike’ le yóok’olkaaba’ le ken

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Los cuernos

Se desliza con ternura la oscuridad en las veredas de Chak-Maay, como suele suceder en verano; es una aldea maya, con-vertida en hacienda desde el día que tuvo dueño, está sentada al noroeste de Mérida, esa ciudad levantada sobre Jo’ por el ts’uul; empiezan los días de la copiosa lluvia, por eso la apa-cible tierra se maquilla el rostro de verde; los padres han co-menzado a llamar a los niños para que se cobijen en la casa, y así evitar que sean atacados por algún alacrán, víbora o el si-giloso y abundante jpik.

La sonrisa de los manchones de florecitas blancas del xchi-wojxíiw, que van abriéndose en la palma de las manos del ano-checer hasta blanquearlo, atrapa las miradas; no saben estos niños por qué estas flores esperan a la noche para brotar con singular ternura, atraen hasta pajaritos que nunca se ven a la luz del día, colorean —durante la noche— las veredas del pueblo.

Hay quienes dicen que es para alegrar y despertar los ojos de los jóvenes que salen a caminar el misterio de la noche sobre la piel de la oscuridad; es que la juventud está muy cargada de energías osadas para correr riesgos atípicos, nunca antes vistos ni oídos, buscando —sin esperanza— el encuentro.

Hay otros que dicen, como los abuelos principales, que existen dos vidas o dos seres unificados por el anochecer o el amanecer, uno es el que provee la luz y otro el que provee la oscuridad, los dos tienen aliados. Existen animales propios del día, pero también existen los de la noche, existen flores pro-pias del día, pero existen también los de la noche, existen soni-dos propios del día, pero existen también los de la noche; por eso, estas dos vidas van juntas, el gran Señor es un par, ni es so-lo varón, ni es solo mujer, él es el tronco de todo lo que existe; por eso el mundo, cuando anochece, parece que apenas despierta y cuando empieza el amanecer parece que empieza a dormitar.

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K’amnikte’

áak’abchajake’ beey ajal ku beetike’, le xan ken káajak u sáasa-tale’ beey táan u káajal u wenele’.

Le ken laj okok paalal ich naje’, u na’ chan x Áak’abTs’unu’une’ ts’o’ok u póokik xka’aka’taak’, piim, yéetel u jaayil pak’achbil waaj tia’al u jaanta’al u yalab le u xche’echaakil kéejo’; beey túun u much’talo’ob janal yéetel ka’túul u yíits’ino’obo’, beey u wóololo’ob beech’ tu yóok’ol le chan wóolis mayakche’ ba-baykil póola’anil jach chéen utia’al le janalo’. Yaan máax a’alik le ken ila’ak bix much’liko’ob tu súutukil le janalo’, beey bin xnuk chi’ik yéetel mejen x aalpisooto’obe’. U jaajile’ ma’ bin ki’ le janalo’ wa ma’ tu multiko’ob je’el bix suukilo’ kex buka’aj ma’alob beeta’anil u ki’waajil’.

Beey túun u káajal le tsikbalo’ yéetel le ka’ansaj u p’atmaj le nukuch wíiniko’obo’; le k’iinyak túun tu jaanto’ob le u yalab u xche’echakil kéejo’, boj tu pool chan x Áak’abTs’unu’un u k’áa-tik ti’ u na’ yéetel ti’ u yuum ba’axten beey ts’a’abik u k’aba’o’.

Le chan x ch’úupala’ ts’o’ok u xlóobayental, min le bee-tik ts’o’ok u káajal u beetik noj k’áat chi’, u mejen iime’ betak pak’áal táan u káajal u yantal u k’aabe’, u tso’otsel u poole’ beey u nalil kool ku ek’jute’entale’, u jaajai bóoxel u chi’e’ t’uubul ich sakche’ej le ken ju’uluk tumen jump’éel satal paakat, u tsoololil u mejen koje’ sakjats’e’entak, u p’u’uke’ táan u bin u samalchak-tal; chéen kulukbaal u pa’at u chan síistal u yo’och xche’echaak ku look ka’aj jáalab ti’ tumen u na’il, ma’ tu jáan síistal tumen ma’ tu t’o’ot’o’ojaj táanili’, ba’ale’ tu xe’exe’et’aj u yo’och piim ichil beey u ka’aj u jaant u chook’obil ch’a’acháake’.

―Paal― ku ya’alik taatasil ka jóok’ u t’aan le nojoch máak k’ajóolta’an tumen tuláakal u kaajil ChakMaay beey juntúul jach utsil j tsolxikine’; tumen mix tu ch’óoytal u yich tumen nak óolili’, mix tu jojopaankil u k’áak’il u yich tumen nich’ba-lil, mix tu tíip’il u baak beey wakax pulik u k’iinil ti’ máax u yi-chtmaje’, leti’e’ mix juntéen ku sa’atsik u tatil u t’a’ajil u yóol le ken tsikbanak, kex tumen yaayaj tsikbal, wa jak’ óol tsikbal, wa ts’íits’ik tsikbal, wa xan chachak tsikbal.

Velada floral

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Cuando hayan entrado todos los niños en la casa, la mamá de x Áak’abTs’unu’un que ha calentado las tortillas gruesas, las gorditas y las muy sencillas que están todas hechas a mano, será hora de cenar el recalentado del che’echaakde venado; entonces la niña se sentará a comer junto a sus dos hermanitos en torno a la banqueta, vistos así parecen una camada de codornices alrede-dor de la redonda banqueta tallada especialmente para la comi-da. Hay quienes comentan, cuando los ven, que son como tejo-nes encabezados por su madre cuando comen el alimento. Ellos dicen que la comida no sabe rica si no se hace en comunidad.

Así es como empieza la conversación educativa que han dejado los abuelos principales; ese día del recalentado del che’echaak, se le antojó a x Áak’abTs’unu’un hacer una pre-gunta a su madre y a su padre por la razón de su nombre.

Esta niña ya es una doncella, quizá sea el impulso de sus importantes preguntas, sus pequeños pechos parecen naranjitas que comienzan a tener jugo, sus cabellos parecen de mazorca que van afirmando su color, sus escasos labios están hundidos en una sonrisa ante el reflejo de una mirada perdida, sus ordenados dientes blanquean alegres y sus pómulos se van haciendo rosas; está sentadita esperando a que se enfríe su che’echaakque her-vía cuando se la sirvió su madre, no se enfrió pronto porque no la batió antes de despedazar su tortilla gordita dentro de su cal-do, como si fuera a comer una sopa de ch’a’acháak.

—Niña —dijo el padre cuando abrió la boca aquel hombre reconocido en toda la hacienda de ChakMaay como el mejor consejero; pues no se hace cubeta su cara por un tema aburri-do, ni echa fuego su mirada por enojo, ni le asoman cuernos como toro amenazante de quien tiene en frente; él nunca pier-de su denso ánimo cuando platica, aunque sea un tema triste, sorprendente, huraño o muy rojo.

—A los patrones les gusta cambiar el nombre a los que so-mos mayas, para ellos te llamas María, les gusta mucho ese nom-bre, nosotros no sabemos qué significa, pero ustedes deben sa-ber que a la llegada de los españoles, nuestra palabra perdió su

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K’amnikte’

—Le ts’uulo’obo’ uts’ tu t’aano’ob u k’exiko’ob u k’aba’ maaya’ob, u tia’alinto’obe’ teche’ María a k’aba’ tumen jach uts tu xikino’ob le k’aba’ je’elo’; to’one’ ma’ k ojel ba’ax u k’áat u ya’ali’, ba’ale’ unaj a wojéeltike’exe’ liik’il ka k’uch le ts’uu-lo’obo’ ka lúub u muuk’ k t’aan, bejla’e’ letio’ob ku ts’o’okol u t’aano’ob t kaajal. A k’aba’e’ t páayaj ti’ juntúul u péepe-nil áak’ab ku káajal u multik u lool xchiwoj xíiw le ken ek’sa-me’enchajak; t ts’aj a k’aba’intej tumen bíin jóok’ok a xiik’, bíin a tia’alintabáa yéetel u loolilo’ob áak’ab. Yaan u jeel ba’alo’ob ku beetik le ts’uulo’ob seten k’aaso’, seten yaj óolal ti’ to’on, ba’ale’ beey táan a chan x lóobayeentala’ chan xch’úupal ma’ tu seen xáantal le ken in tsikbat teech ti’ le ka’péel k’iin ku taala’. Kex túun beyo’ woy ich naje’ yaan k pechkubáa k t’aan k t’aan, k k’aba’at k k’aba’, k jaant k janal, k náayt k náay. Le ken p’áa-tak tu chan juun tu k’aan u t’inmaj táankab tu bo’oy junkúul béek tu’ux ku je’elele’, ku máan tu yich u tuukul tuláakal le ba’ax tsi-kbata’an ti’ tumen u noolo’:

“Le ma’ili’ k’uchuk le ts’uulo’ob woy tu noj lu’umil Yu-cataana’, u piixan u chan úuchben kaajil ChakMaaye’ u mo-la’ayil, tumen te’el ku táakpajal tuláakal u j kajnálilo’obi’, ti’ ku yu’uba’al u t’aan nukuch wíiniki’, ko’olelo’obi’, xiibo’obi’, táankelen máako’obi’, x lóobayeeno’obi’, yéetel tak mejen pa-alal.

Jump’éel chan maya kaaj ts’a’ab u k’aba’ beey je’el bix yanilo’ tumen le yáax máako’ob beet u kajtalilo’, tumen bin jach naabat ku beetik chak kéeji, leti’e’ kéejo’ob púuts’nak’ u baako’obo’, ma’ je’el bix le jsak nejo’ob kankan je’ek’ u baako’obo’; bey túuno’ u k’aba’e’ u k’áat u ya’ale’ u lu’umil chak kéej tumen le maayo’ chéen jump’éel bix u jeel u k’aba’ kéej, ba’ale’ óol je’ex ba’alak k’iine’, ti’ mejen kéej ku yala’al wa ti’ u péek’chabo’ob tu’ux ku máano’ob.

U jkajnálilo’obe’ u tsikbatmo’ob bix u k’áaxil le kúuchil ka’acho’, jach seten nuuktak u piichil, u chakaajil u k’úum-che’eil, u chakte’il, yéetel u jeel u jejejláasil nukuch che’ob; u láak’ ba’ax nojbe’en tu beetajo’obe’ u pak’iko’ob ya’ab u mejnil

Velada floral

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fuerza, a día de hoy, en nuestros pueblos ellos mandan, su pa-labra es lo último que se oye. Tu nombre se lo prestamos a una mariposa nocturna que empieza a rondar las flores del xchiwoj xíiwcuando alcanza a oscurecer, te lo pusimos porque estás des-tinada a tener alas como el colibrí y a unirte a la flor nocturna. Hay otras cosas muy malas que hacen los patrones y nos ha estado doliendo mucho, ya que te estás volviendo mujer, ¡mu-chachita! No pasará mucho tiempo cuando te lo cuente, segu-ramente en estos días que vienen. Pero aquí en casa hablaremos nuestra lengua, nos llamaremos en nuestro nombre, comere-mos nuestros guisos y soñaremos nuestros sueños. Cuando está solito, acostado en su hamaca tendida en el patio, debajo de un roble para descansar, los recuerdos de la historia contada por su abuelo, lo pinchan con peculiar dolor:

Antes de que llegaran los ts’uula la península de Yucatán, el espíritu de la comunidad de ChakMaay era su asamblea, era el espacio en el que participaban todos sus habitantes, estaba la palabra de los principales, de las mujeres, de los varones, de los jóvenes, de las señoritas y hasta la de los niños.

Es una comunidad maya que lleva ese nombre, porque así le pusieron sus fundadores, según contaron a sus hijos, ese lugar era un semillero de venados rojos, esos que tienen tarros puntia-gudos, no son como los cola blanca que tienen cuernos encopa-dos; por eso su nombre significa “el lugar del venado rojo” por-que además, la palabra maay es solo otra forma de decir venado, aunque casi siempre se aplica para venaditos o para las huellas del venado que deja en su andar.

Sus primeros habitantes contaron cómo eran los montes de este lugar, había grandes matas de piich, de chakaaj, de k’úumche’, de chakte’y otras variedades de árboles grandes; algo significativo que hicieron como lo hacen de igual manera otras comunidades, fue sembrar muchas plantas de pochote, di-cen que es un árbol que tiene muchas propiedades curativas, pe-ro además es la salvación del venado en épocas de prolongadas

20

K’amnikte’

pochote, jach bin ya’ab ba’ax ku ts’akik, ku ts’o’okole’ u kuxtal kéej tu k’iinilo’ob u chowalktal yáaxk’iin, tumen u loole’ jach ya’ab u ja’il yéetel u nooy, le ken júutuke’ le kuxkiintik kéej, le k’áaxo’ jach pochbil ba’al.

U yáax kajnálilo’obe’ ti’ u meeyjul kool kuxa’ano’ob tumen ja’ili’ xki’ichpan ixi’im ku janalil tio’obe’, le beetik xan ma’ tu béeytal u tu’ubsiko’ob u yuumtsilo’ob tumen u jméek’táano’ob Yuum Cháak, Yuum K’iin yéetel u jeel Yuumtsilo’ob.

Ma’ bey bejela’e’, chen p’el k’uchik le ts’uulo’ ka tu sutaj haciendáil tia’al u pak’ik kij, le beetike’ tuláakal ba’al jelpaji’, ti’ káaj to’on le muk’yaj ku káantik le Chilam Báalamo’; yaa-yaj muk’yajo’ob ku jets’ik le ts’uul tu yóok’ol u yotochnáal ma-ya wíiniko’”.

—Je’el a wo’och k’eyema’ taat, much aajen a wuk’ej.

—Ma’ tin wenel paal, chéen táan u chan máan ts’e’ets’ek ba’alo’ob tin wich kex beey in muts’maja’ —ku ya’alik ti’ x Áak’abTs’unu’un ka t’aanaj tu séeblakil u kúulk’a’atkubáa tu k’aan u t’inmaj táankab tu bo’oy le nuxi’ béek ku kuchik u juul le k’iin beey jump’éel nuxi’ xamach ku tuul u k’áak’il tu paa-cho’. —In ka’aj in pa’at a wuk’ik, bix ka’ weenkech ka wekej— ku ya’alik ti’ u taata tia’al u yoksik báaxal t’aan ti’. —Ka pa-tkabáa xan paal, míin ka tuklike’ jach ts’o’okten— ka’aj jo’op’ u che’ejtiko’ob.

—¡Je’el kin taala’! —ku ya’alik jump’éel t’aan tu jool naaj, je’el bix suukil u t’aan máax ku taal xíinxinbal táanxel najile’. —¡Xeen a wila’ máax ku t’aan!, min yaan máax ku taal xíinxin-bal, a’al ti’ ka’aj okok wa le ku taal u beetej— le ku bin u wóo-jbal u yiipil chan x ch’úupal ikil u bin yáalkab tak yóok’ol jool bej, ba’ale’ ma’ jan suunaji’, beey ts’o’ok u chan xáantale’. —Tu’ux ts’o’ok le paal beya’— ku ya’alik nojoch taatatsil, beey la’ala’ajkil ts’o’ok u káajal u chan sajaktal u máatan okla’al tu-men j xiib u chan x úuntuliisil u loolil u yotoche’.

—¡Taat, taat, taat, ma’ a wojel ba’ax tu beetaj in wíits’ino’obi’!, táantik u taal takbil u poolo’ob tumen xnuk Maase’, leti’e’ xnuk ko’olel yaan juntúul u xch’upul aal ts’o’ok u ki’ichpantalo’—.

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sequías, ya que su flor que madura en esos tiempos, están car-gados de agua y fibra. El monte era muy atractivo por su altura.

Sus primeros pobladores vivían de la milpa, solo del maíz como corazón de la milpa se podían alimentar, por eso no se olvidaban de sus dioses, son hijos de la lluvia, del viento y de otras deidades.

No es así hoy en día, apenas llegó el ts’uullo convirtió en una hacienda para cultivar henequén, por eso todo ha cambia-do, ahí empezó el sufrimiento como lo narra el Chilam Balam; sufrimientos muy dolorosos que el ts’uuldeja caer con todo su peso sobre la familia del hombre maya”.

—Aquí tienes tu pozole, papá. Despierta para tomarlo, por favor.

—No estoy durmiendo, niña, solo mi pensamiento va mi-rando algunas cosas y para eso no hace falta abrir mis ojos —dijo a x Áak’abTs’unu’un mientras se sentaba con agilidad en la hamaca tendida en el patio de su casa, debajo de la som-bra del gran roble que soporta el fuego del sol que arde como un comal con lamparones—. Voy a esperar que te lo tomes, no sea que te duermas de nuevo y lo tires —dijo a su padre con ánimo de hacerle broma—. Te pasas, niña, ¿crees que estoy acabado? —y se echaron a reír.

—¡Aquí vengo! —Dijo una voz en la entrada que da a la calle; como es costumbre cuando alguna vecina llega a visi-tar—. ¡Anda ver quién está hablando, creo que viene alguien a visitar, dile que pase si a eso viene! —se oyó un sordo so-nido del ipíilde la muchachita cuando corrió hasta la entrada que da a la calle, pero no regresó pronto. Como que ha pasa-do mucho tiempo—. ¿Dónde se habrá quedado esta chiquita? —dijo su padre, como si comenzara el miedo a atraparlo por un posible hurto de su hija por algún varón, lo que lo despo-jaría de la flor de su casa.

—¡Papá, papá, papá, no sabes lo que han hecho mis her-manitos! Acaba de venir doña Marcelina a acusarlos, es la se-ñora que tiene una hija que ya está hermosa. —Sus ojos, como

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Ta’itak u wáak’al u yicho’ob bey ka’p’éel chakbil je’ ku pi’ixil tumen u chowak tso’otselil u pool ku ja’ayal ti’ tumen u ki’ima-kil u yóol sak iik’ sakche’ejtik u péeknaja’anil u yóol le chan x Maayus ku bin u yúulta’al u wej te’emte’emil u yoot’el tumen Yumtsilo’obo’.

X Maasé juntúul xnuk ko’olel kajakbal ma’ seen náach tu yotoch x Áak’abTs’unu’uni’, ma’ suuk u taal xíimbali’ mix jach suuk u tsikbali’, chéen wa yaan k’iin saatal u yalak’ kaax wa u yalak’ k’éek’ene’ ku tal u k’áat wa ma’ okok tu yotoch le xch’úupala’.

Ba’ale’ —bejla’e’ chéen taal takpool— ku ya’alik x Áak’abTs’unu’un ka jóok’ u t’aan tu ka’téen. —Yaan bin jump’éel u baak wakax tu yóok’ol u yotoch ka sáaschaj bejla’e’, ku máan le in j kisin íits’no’oba’ ka tu léejo’obe’ ka tu jirichto’ob yóok’ol bej, jach bin ya’ab máax ilej, láaj kimen u che’ejto’ob, ku ya’alike’ “mina’an tu’ux u ta’akik u yich tumen u su’talil”, ba’ale’ tene’ tin wilaje’ ma’ chéen su’laki’, táan u kekewaankil u bóoxel u chi’, u k’abe’ béey ka’túul x óok’oto’obe’, u wíinkli-le’ táan u mo’omo’tskubáa beey máax ta’itak u wixkubáe, táan u kikilaankil, in wa’alike’ tu yo’olal u sajkilil tumen ma’ yojel tu’ux ts’o’ok le baak wakax tinikbal ka’ach te’el tu yóok’ol u yo-tocho’ tumen in wits’ino’obe’ tu jirichto’ob yóok’ol bej, ka tsáay ya’abkach peek’ tu paacho’ob tia’al k’áansik le baak nakakbal u buuts’il tu’ux ku bin u jíilta’alo’, u ts’ooke’ min tu p’ato’ob ti’ peek’ tia’al u nóolo’ob.

Ka’aj tu yu’ubaj taatatsil le ba’ax ts’o’ok u yúuchula’, ma’ wáak’ u che’ejtik je’el bix u jeel máako’ob ka tu yu’ubo’obe’, mix chika’an wa xan jach jak’ óolchaji’, ba’ale’ beey júutul tu beetaj u sakche’ejil u yiche’ ka’aj taamchaj u neek’ yicho’ob beey jump’éel nuxi’ ts’ono’ot jach nuuktak u ka’anakabilo’obe’, ka jo’op’ u léets’bal tu tuukul, chan kulukbalil tu k’aan ikil u yu’ubik ba’ax le ku bin u tsikbata’al ti’o’.

“Ka’ache’, tu kaajil ChakMaaye’ mina’an u nuxi’ tunil choo-chel túubik u buutsel u patan kisik u yiik’al u tóokik bajun si’”, ku ya’alik ichil u puksi’ik’al, “mina’an tu chúumuk u kaajil le

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dos huevos sancochados, estaban a punto de explotar, en tanto su pelo largo caía sobre su cara por la alegre brisa que no logra contener la sonrisa ante el asombro de la pequeña x Mayus que van los dioses tallando los detalles de su cuerpo hasta la perfec-ción de su piel.

Doña Marcelina es una señora que vive no muy lejos de la casa de x Áak’abTs’unu’un, no es su costumbre venir a visitar ni es de platicar mucho; solo cuando a veces se le extravían sus gallinas o sus puercos viene a preguntar si no han llegado a la casa de esta muchacha.

Pero —el día de hoy solo vino a acusar— dijo x Áak’abTs’unu’un cuando pudo recuperar su palabra de nue-vo. —Que hay un cuerno de toro sobre su casa cuando amaneció el día de hoy, cuando lo vieron estos cabrones de mis hermani-tos lo lazaron y lo arrastraron sobre el camino, muchas personas lo vieron, estaban muertos de la risa, ella dice que no tiene ya dónde esconder la cara que se le cae de vergüenza; pero yo me di cuenta que no solo es la vergüenza, estaba incontenible el sal-to de sus labios, sus manos eran como dos bailarinas, su cuerpo se encogía eternamente como alguien que contiene la orina, yo creo que estaba temblando de miedo porque no sabe dónde se ha quedado ese cuerno de toro, mis hermanitos lo llevaron arrastra-do sobre el camino, perseguidos por muchos perros que ladra-ban ese cuerno que levantaba mucho polvo; lo más probable es que se lo hayan dejado a los perros para anolar.

Cuando el padre escuchó lo que había sucedido, no le causó una carcajada como pasó con otras personas que también se en-teraron, tampoco parecía sorprenderlo; sin embargo como que de su rostro se le desparramó la sonrisa hundiéndose sus ojos como un gran cenote con enormes cuencas; pensamientos re-lampagueantes le llegaron a la mente mientras iba escuchando la desagradable noticia de lo que había sucedido.

“Hace algunos años, en el pueblo de ChakMaay no había una gran tripa de piedra que escupe como una nalga, tanto humo, por comer gran cantidad de leña”, se dijo en su corazón, “no había

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iglesiao, mina’an u noj yotoch u ts’uulil, mixmáak ku pa’ajal u su’tal yéetel jump’éel u baak wakax ku kukinta’al tu yóok’ol u yotochi’. Bejla’e’ chéen u le’ kij ku yíibbal bey k’áak’náab tu kanti’itsil u ka’anil, búukinta’an tumen sajkilil, su’lakil yéetel paliltsiilile’; beey ts’o’okik k kuxtal liik’il ka k’uch woy kaaj le jajal dioos tasa’ab to’ono’”.

—Ba’ax ken a beet yéetel le takpoola’ taat— ku ya’alik x Áak’abTs’unu’un ka tu táaj

t’aantaj u taata, tumen táan yilik beey púuts’ul tu beetaj u kuxtalil ti’ u wíinklile’.

Jump’éel u juul u síisil sak xamanka’an máan tu táan u yi-che’ le jsut tu yóol, beey taak u líik’il lo’obal tu k’aan tia’al u bin t’aan yéetel x Maase’, ba’ale’ ka tu chinaj u yich u pakt u nook’e’ ka’ tu yilaj jach sáask’ale’en u xáaxil eex ku wilta’al tumen iik’ beetik u táak’al tu wíinklil samal e’esik u mootslil u ka’analil u yich, ts’o’okole’ wa ku káajal u ts’ik u táabil xa-nak’éewele’ yaan u jach xáantal tumen k’abéet u pirin bak’ik u chowak suumil tak tu tselek.

Ma’ xan beey le ko’olelo’obo’, u nook’o’obe’ unaj piintak, beyo’ kex ka táak’ak tu wíinklile’ mix chika’an wa mina’an ye-ex je’el bix suukil u máan tuláakal u ko’olelilo’ob le chan kaa-jo’ le beetik mix jela’an u yila’al juntúul nojoch ko’olel ku jan xáach wa’atal wiix jáalbeji’.

—Yaan k tsikbale’ex paal, páaybe’en k tsikbale’ex bejla’ junpuli’e’, ka’aj wa’al ti’ a wíits’ino’obe’ le ken ts’o’okok u yi-chkíilo’obe’ ka’aj okoko’ob ichnaj tumen bejla’e’ tuláakalo’on kene’ex k tsikbat ba’ax le ts’o’ok u yúuchula’— Ku ya’alik ka jóok’ u t’aan, chiinchin u pool, óoli’ beey taak u tikimuk u jxúu-lilni’e’, ba’ale’ ma’ yo’olal su’laki’, péeknajan u yóol yo’olal le ba’ax ts’o’ok u yúuchula’ tumen yojel yaan u táakpajal ts’uuli’.

—Ti’ x Maase’ a’alti’e’ yaan in t’anik tu t’aanil a wíits’ino’ob, wa k’abéet in bin tu táan ts’uule’, ka’ wa’alti’e’ teen kin mak’ik u ka’lajun puul u jaats’il le k’eban ts’o’ok u yúuchula’—. X Ák’abTs’unu’une’ ma’ jeets’el wa’aliki’, beey saak’chaja’an u wíinklile’, beey taak u jóok’ol yáalkabe’, beey

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una gran casa de ts’uul, a nadie se le avergonzaba sentando un cuerno de toro sobre su casa. Al día de hoy, las hojas de hene-quén florean como la inmensidad del mar en los cuatro rumbos del mundo enfundado en el miedo, en la vergüenza y en la es-clavitud; así está nuestra vida desde que llegó a este pueblo el verdadero dios que nos trajeron”.

—¿Qué vas a hacer con esta acusación, papá? —dijo x Áak’abTs’unu’un cuando le habló casi a gritos a su padre, que lo veía como fugitivo de su propio cuerpo.

Un caño de brisa fresca le palpó la cara para devolverle el sentido, al parecer tuvo la intención de levantarse de la hama-ca para ir a hablar con Marcelina, pero al inclinarse a mirar su vestimenta se percató de su transparente calzoncillo que el vien-to pegaba a su cuerpo y hacía notar su encogido orgullo; lue-go si decide calzar sus alpargatas de soga, tardaría demasiado porque tendría que darle muchas vueltas a la larga cuerda has-ta sus espinillas.

No es así en el caso de las mujeres, sus vestidos tienen que ser de tela gruesa, aunque se pegue a su piel no se nota su falta de calza como es costumbre de todas las mujeres de este pueblo; por eso no es extraño ver a una mujer de edad abrir las piernas para evacuar a un costado del camino.

—Tenemos que platicar, niña, es necesario que hoy mismo hablemos de una vez, le dices a tus hermanos que cuando termi-nen de bañarse, pasen en la casa porque hoy, entre todos vamos a hablar sobre esto que ha sucedido —dijo cuando pudo abrir la boca, estaba inclinado como si su nariz puntiaguda quisiera sem-brar en tierra seca; pero no es por vergüenza, estaba más bien conmovido por este hecho, consciente que llegaría con el ts’uul.

—A Marcelina le dices que hablaré con palabra verdadera a tus hermanos, si es necesario que me presente con el ts’uul, le dices que yo voy a cargar los doce azotes de este delito. —x Áak’abTs’unu’un no podía pararse en firme, parecíatener comezón por todo el cuerpo como si estuviera a punto de em-prender carrera, parecía querer deshacerse de su zapato, mordía

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taak u pitik u xaanabe’, beey taak u k’uxik u yíich’ak tumen wi’ijile’, beey taak u sakche’eje’ ba’ale’ yéets’ u suut u bóoxel u chi’, tu yoot’ele’ ti’ ku yáalkab u sakleme’enil u tuukuli’.

—Taat tene’ taak in tsikbal ka’ach bejela’ ta wéetele’— ka’aj tek jáap u chi’ beetik u p’óochol u k’íilkabil u táanil u pool ku yáalal tak tu xtombaakel u yich ku bin u samalchaktal tu yo’olal u k’amik u k’iinilo’ob u xch’úupalil.

—Ma’ wáa ts’o’ok in wa’ik teech ka’aka’at k kutal tsikba-le’—. Ka’aj wej ts’íits’ik núukta’ab ti’.

—Sa’atsten taat, tene’ ma’ beey in k’áat lo’obali’, tene’ taak in t’aan chéen ta wéetel, chéen ka’túulo’on—. Óoli’ beey t’abbil tu beetil u k’áak’il u yóol u taatáe’, ka’aj ala’ab ti’e’:

—Ts’o’ok in wa’alik ba’ax úunchak, wa taak a wa’alik wa