La casa de verano - Camille Bech - E-Book

La casa de verano E-Book

Camille Bech

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  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Serie: LUST
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2021
Beschreibung

Christina y su familia tienen una gran casa de verano en Suecia, donde veranean y se relajan cada verano. Christina viaja a La casa de verano sola para poder realizar todos los preparativos antes que su marido Per, sus hijos y sus nietos aparezcan para pasar unas maravillosas semanas en familia. Unos días antes de la llegada de su familia, Christina recibe la visita sorpresa de dos jóvenes daneses que se han perdido. Como buena hospedera, Christina invita a los jóvenes Marco y Lasse a pasar la noche en su espaciosa casa de verano. Lo que empieza con un inocente gesto de amabilidad acabará conduciendo a nueva historia de pasión y sentimientos que Christina nunca antes ha experimentado...-

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Seitenzahl: 34

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Camille Bech

La casa de verano

LUST

La casa de Verano

Original title:

FRISTELSER - Ødegården

 

Translated by Adrián Vico

Copyright © 2017 Camille Bech, 2020 LUST, Copenhagen.

All rights reserved ISBN 9788726498233

 

1st ebook edition, 2020. Format: Epub 2.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

La casa de verano

 

Christina estaba en su casa de verano en el archipiélago sueco. Iba a estar allí sola durante una semana antes de que su marido, sus hijos y sus nietos llegaran. La casa de verano era una antigua granja en la que habían construido una piscina en una de las alas y habitaciones de invitados en la otra, dejando la parte central para ellos. Siempre que sus trabajos lo permitían, Per y Christina iban a la casa de verano. Allí se sentían como una pareja de recién enamorados y la llama entre ellos se hacía más fuerte. Allí probaban cosas nuevas que nunca se les ocurriría hacer en casa.

Estaba ansiosa por abrir la puerta de la casa y dar la bienvenida al verano sueco mientras preparaba todo y los demás llegaban. Era maestra de guardería, por lo que valoraba el silencio y la tranquilidad. A pesar de sus cincuenta años, se sentía en su mejor momento. Después un par de días en la granja, se había olvidado por completo de que la menopausia estaba esperándola a la vuelta de la esquina; allí se sentía viva y atractiva. Incluso se miraba en el espejo orgullosa cuando salía de la ducha por la mañana.

Todavía estaba en forma y, aunque sus senos ya no estaban donde solían estar debido a su edad, no estaban nada mal. Tenía el pelo corto y despeinado con algunos reflejos. Le quedaba bien ese peinado, sobretodo ahora que estaba bronceada. Tenía que ir a la ciudad para comprar provisiones, un toldo para la terraza y era posible que se comprara algún capricho para ella. Tenía todo el tiempo del mundo, así que arrancó su coche y se dirigió hacia allí. Había aparcamiento en la calle principal del pequeño pueblo, así que dejó su coche y caminó por sus calles acogedoras mientras estudiaba las ventanas de las casas.

Encontró un par de cosas para sus tres nietos, algo para Per y también para ella. En el supermercado, vio un cartel que ya había visto en varios lugares de la ciudad. Mientras hacía cola, aprovechó la oportunidad para leerlo. Era un rastrillo de segunda mano en el que también habían organizado una barbacoa para los asistentes. La idea era bastante buena. Siempre encontraba cosas bonitas en esos rastrillos tanto para su casa de Copenhague como para su casa de verano. La familia no llegaba hasta el lunes, así que tenía todo el fin de semana para hacer lo que quisiera. Regresó a casa, animada por la posibilidad de ir al rastrillo y a la posterior barbacoa. Cuando llegó al patio, se sorprendió al ver que había otro coche estacionado allí. Tenía matrícula danesa. Se preocupó al pensar que le podría haber ocurrido algo a alguien de su familia. Dos jóvenes sonrientes se acercaron a ella cuando salió del coche. No parecía que fueran a darle malas noticias, así que se relajó un poco.

—Perdone, nos hemos perdido. Estamos buscando a alguien que nos indique hacia dónde ir. No había nadie en casa, así que...

Ella le devolvió la sonrisa a aquel joven de unos veintitantos años. Su cabello corto y despeinado brillaba a causa del sol, aunque tenía pinta de ser un brillo de peluquería. Creaba un bonito contraste con su piel bronceada. Sus ojos azules se posaron en ella, analizándola de arriba abajo.

—Claro, déjame ver, —dijo mirando la dirección que aparecía en el papel que le mostraba el otro chico.

Era moreno, su cabello negro era un poco más largo que el de su amigo y tenía los ojos marrones.