La Chica de la Playa - Angel Roig - E-Book

La Chica de la Playa E-Book

Angel Roig

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Beschreibung

Ángel Roig, nacido en Mar del Plata, Argentina, nos presenta su primera obra literaria: "La Chica de la Playa", que incluye 10 cuentos que se caracterizan por no perseguir una sola temática en cuanto a su género. En este entretenido libro van a encontrar acción, aventura, drama, romanticismo, ficción, un monólogo y una generosa cuota de humor, para que el lector disfrute esta obra de principio a fin. -No debes dejar que tu vida vaya por el camino ordinario; haz algo que nadie más haya hecho, algo que deslumbre al mundo. Muestra a Dios el principio creativo que funciona en ti. "Paramahansa Yogananda"

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Seitenzahl: 166

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Angel Roig

La Chica de la Playa

Roig, Angel La chica de la playa / Angel Roig. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2889-6

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

Un auto sin dirección

Pacto con el mar

¿Cuánto vale?

Tal para cual

La chica de la playa

La fábrica de cerámica

Cuando tomaste mi mano

Una noche más

Tarde para arrepentirse

Visita inesperada

Dedicado a mis padres.

Un auto sin dirección

“Lo más saludable para mí sería no relatar absolutamente nada sobre los “trabajos” que realicé a lo largo de mi vida, pero quiero pecar de presuntuoso, porque el mundo tiene que saber que cuando alguien se cruza con un individuo como yo lo puede pasar muy mal, y no hablo de males físicos, sino de males económicos y con alguna secuela psicológica”.

Estas fueron las primeras palabras del hombre que me contrató para escribir este libro, en el cual, por supuesto, los nombres van a ser ficticios porque debo resguardar la identidad de todas las personas implicadas en los hechos. Sobre todo la de él, ya que de saberse, pasaría el resto de su vida en la cárcel. Tuve que firmar un Compromiso de Confidencialidad ante Escribano Público, que me daba una gran tranquilidad ante posibles citaciones por parte de las Autoridades Policiales y/o Judiciales.

A mi fuente la voy a llamar Francisco, o Paco, como él me sugirió, y para serles sincero me topé con un individuo muy locuaz y desinhibido, que hizo que mi trabajo fuera muy sencillo. Tengo la sensación que este libro, Paco, ya lo tenía escrito en su mente antes de contactarme.

Para mis intervenciones voy a figurar con el seudónimo de “Maverick”.

MAVERICK: Paco, ¿qué le querés contar a la gente? ¿Está dirigido a alguien en particular?

PACO: Esto es para el que lo quiera leer, y ojalá sean muchos. Y no lo digo con el objetivo de ganar dinero con el libro, porque yo no quiero un peso, y como acordamos, los derechos son todos tuyos. Si algo me sobra es dinero. Lo que ocurre es que me siento tan orgulloso de mis “golpes”, que los quiero compartir. No sería justo que me los lleve a la tumba.

MAVERICK: ¿Por cuál vas a comenzar?

PACO: Antes que nada quiero informar que jamás usé un arma –odio las armas–, todos mis “beneficios” los obtuve gracias a mi inteligencia y al trabajo.

MAVERICK: ¿Al trabajo? ¿Tenía entendido que fueron hechos delictivos?

PACO: En cualquier actividad que realices, sea lícita o ilícita, estás trabajando. Lo podemos discutir durante horas, pero no quiero perder el tiempo con esto. Yo planifico mis trabajos, dedico mucho tiempo y busco información. La información, si la sabés utilizar, te da poder y mucho dinero. Te voy a dar un ejemplo de una de mis travesuras, que me resultó muy sencilla, y con esta me retiré. Como sabrás, el cultivo de Cannabis para producción de aceite medicinal, se aprobó hace algunos años. Cuando me enteré que habían montado un emprendimiento muy importante, de decenas de hectáreas de cultivo, decidí interiorizarme. Leí publicaciones, artículos de revistas, de internet, y te puedo decir que me hice un experto. Pero también tuve que investigar a cada una de las personas que estaba vinculada a la empresa, no sea cosa que hubiera algún narco metido y terminaba cocinado a balazos. Me hice con los balances de la empresa y ahí me cerró todo. Esto me llevó unos cuantos meses. ¿Ahora vas entendiendo lo de trabajar? La cosa es que cuando estuve seguro que no había nada raro, que era gente de bien y que movían fortunas, empecé a investigar a los vecinos.

MAVERICK: ¿Y qué tenían que ver los vecinos?

PACO: ¡Ahí voy! Necesitaba arrendar una parcela lindante con el cultivo de la marihuana. Para que veas, que aparte del trabajo, también la mayoría de las veces hay que realizar alguna inversión. Arrendé una pequeña superficie, labré una parte del terreno y armé un pequeño invernadero. La fachada ya estaba lista.

MAVERICK: Todavía no entiendo.

PACO: Llegó el momento de la actuación. ¿Vos sabías que en mi actividad tenés que ser actor? Yo estudié un par de años en una Academia Actoral. Hice cursos de escritura, narrativa, guiones para teatro; soy un profesional, y ese es el secreto de mi éxito. Cuando tenía el libreto bien estudiado me presenté ante ellos. Te lo resumo. Les dije que era productor de semillas de Cannabis y que se los informaba porque no era mi intención perjudicarlos, ya que tenía que sembrar plantas machos, y así ellos podían tomar sus recaudos. No sé si sabrás que con una planta macho les arruino todo el cultivo. Pobre gente, la desesperación que les agarró; me imploraban que no lo hiciera. Yo estaba en todo mi derecho de producir lo que quisiera dentro de mi propiedad, así que tranquilamente esperé la etapa de la negociación. Te voy a hablar en dólares, porque si te lo digo en pesos, capaz que para cuando se publique este libro, con la inflación que tenemos, van a parecer dos mangos. ¡Lloraban cuando me vieron partir con las doscientas lucas verdes!

MAVERICK: ¿No sentís remordimiento por estafar a esta buena gente?

PACO: Nietzsche una vez dijo: “El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre”, y Einstein dijo: “Hay dos cosas que son infinitas, el universo y la estupidez humana, de la primera no estoy muy seguro”. Te das cuenta que el ser humano es el talón de Aquiles de la vida. Yo me di cuenta y le supe sacar el jugo, pero yo soy un bebé de pecho comparado con un tal Parker, que le vendió varias veces el Puente de Brooklyn a turistas millonarios, e incluso llegó a vender la Estatua de la Libertad a un empresario multimillonario; ¿y las estafas piramidales en las que caen cientos y miles de personas? Mucha gente, más de la que te imaginás, están esperando que los cagues, y yo estoy ahí, para hacérselos realidad.

Mi objetivo es que los que tienen mucho me compartan parte de su dinero. ¡Tengo cero remordimiento! El único que me dio un poco de lástima fue el que me alquiló la tierra, porque ese sí que estaba en la lona, y pensó que con mi contrato de arrendamiento se salvaba. Le pagué un mes y ahora me debe estar buscando. Que busque, total ya ni me acuerdo el documento que le presenté.

MAVERICK: ¿Me vas a contar todos tus “trabajos”?

PACO: No. Te contraté para hacer un libro, no una colección de libros. Antes de ir al corazón de mi relato también te puedo contar, así por encima, que a una gran Empresa de Productos Químicos, con un dron, le contaminé un espejo de agua que utilizaban para derramar sus residuos. Ellos procesaban todo y cumplían a rajatabla con todas las normas vigentes de la Secretaría de Medioambiente. Era una empresa muy responsable, ¿pero qué se iban a imaginar que yo me cruzaría en su camino? Les mandé arsénico y metales pesados, y cuándo les fui a reclamar, les dije que mi casa estaba contaminada por su culpa. Me lo negaron a muerte y me mandaron a sus científicos. Por supuesto que también había contaminado mi casa –alquilada para la ocasión–, en el tanque de agua y en el conducto de la bomba de agua, sabiendo que les iba a salir en los análisis. Les dije que mi intención no era hacerlo público porque a ellos los podía perjudicar, y además estaban en juego muchos puestos de trabajo… ¡Qué gente tan generosa! Fue la primera vez que me temblaron las manos al sostener un cheque. Pero bueno, no perdamos tiempo, vamos a ir al Plan Maestro.

MAVERICK: Si me permitís, quiero detenerme un momento en esta historia que me contás como al pasar. Perjudicaste a una empresa que vos mismo reconocés que hacían las cosas bien, un caso similar a los productores de Cannabis. Mi pregunta es la siguiente: ¿no sería más razonable detectar empresas que no cumplen con las leyes, y a esas sí, sacarles todo lo que puedas?

PACO: Regla número 1: ¡con el gobierno no te metas! ¿Lo entendiste, o querés que te haga un dibujo?

MAVERICK: Está clarísimo. Ahora vamos al plan que me estabas mencionando, ¿podemos decir que es el objetivo del libro?

PACO: Es el que más tiempo me llevó, necesité ayuda para llevarlo a cabo, y fue con el que más me divertí en toda mi carrera. Sí, es el objetivo.

MAVERICK: Cuando quieras empezamos, ya estoy ansioso.

PACO: La ciudad no me importaba, podía ser cualquiera, pero la característica de la persona que estaba buscando tenía que ser perfecta. Mientras la buscaba hacía trabajos menores como los que te conté, pero mi plan lo tenía diseñado desde hacía varios años, y solo me faltaba él, o ella, pero en definitiva fue él. Como dicen que el que busca encuentra, yo lo encontré. ¿Vos sabés dónde se encuentran perlas de información? En los bares. Pero no te hablo de barcitos de medio pelo. Te estoy hablando de bares cajetillas en donde hacen parada ejecutivos, empresarios, comerciantes, banqueros, gente de la “High Society”. Ahí me mandaba yo. Casi todos los médicos te van a decir que el alcohol es malo para salud, pero yo te puedo asegurar que el alcohol es maravilloso para hacer soltar la lengua. No siempre me daba resultado, pero cada tanto embocaba alguno en la barra al que le podía sacar algo interesante. No quiero ni pensar las botellas de whisky que me tomé trabajando en esos bares. Lo más lindo que me pasó –y ahora sigo con la historia–, fue que en una de las tantas ciudades que recorría, en uno de ellos, la conocí a Carla. Actriz ocasional, modelo ocasional y busca vidas profesional. Éramos casi dos gotas de agua. No te voy a decir que nos enamoramos porque no fue así. Cuando nos conocimos los dos ya estábamos enamorados, ¡pero del dinero! Te sigo con la historia. Decidimos concurrir a los bares pero por separado, adentro no nos conocíamos. Y no creo que te sorprenda que una joven mujer, con las piernas muy largas y la falda muy corta, como dice Sabina, puede conseguir mucha más atención que vos y yo juntos. Entraba, se sentaba en la barra, y en segundos se le arrimaban como bicho al foco. Fue Carla la que encontró al elegido.

MAVERICK: ¿Era el hombre que estabas buscando?

PACO: Era el hombre perfecto. El hombre con el que estuve soñando desde hacía años. ¡Ojo, no me malinterpretes! Era el prospecto ideal: ejecutivo, buen esposo, mejor padre, metódico, buenos modales, y lo que para mi plan sumaba un montón, era que la esposa heredaría una fortuna. Era el sub gerente de un banco importante de la ciudad. Lo investigué a más no poder. El tipo ganaba 70.000 dólares anuales, y si bien no era de ostentar, te puedo decir que llevaba una vida muy acomodada…, hasta que llegamos nosotros. Cuando yo trabajaba solo había diagramado todo el plan hasta en los detalles más ínfimos, pero cuando Carla entró en escena decidí efectuar algunos cambios, mejor dicho, lo que hice fue diagramar un nuevo plan, que en definitiva fue mucho más divertido. La vida no puede ser todo trabajo, ¡o sí!, pero tenés que lograr que ese trabajo sea placentero, si lo lográs, hacé de cuenta que encontraste el Santo Grial. Vas a vivir una vida apasionante.

MAVERICK: Por la forma en que te expresás, y por el brillo de tus ojos, debo pensar que lo encontraste. Volviendo al plan. Ya habías mencionado que fue tu trabajo más divertido. ¿Fue realmente así, o tuviste complicaciones?

PACO: Complicaciones siempre las hay, pero aunque te parezca mentira, estas son el condimento que le aporta más sabor a la aventura. Tenés que resolver una situación y a veces no tenés tiempo o no conseguís los elementos. ¿Te das cuenta? La adrenalina, las endorfinas, las feromonas, todas juntas ¡Ah! ¡Es lo más parecido a un orgasmo! ¡Tomame el pulso! Fijate cómo estoy de solo pensarlo.

MAVERICK: Sí, sí. Te creo, si hasta estás sudando. Bueno, respirá profundo y relajate. Sigamos. Así que tu Plan Maestro lo ejecutaron vos y Carla.

PACO: Y Félix, y su esposa Daniela. Ya sé que me vas a preguntar quiénes son ellos. Félix es como mi hermano, y socio de toda la vida. Comenzamos juntos a transitar esta profesión, pero el problema que él tenía era el miedo escénico, por eso después de un lindo trabajo en el que ganamos mucho dinero, decidió alejarse y se instaló en el campo. Decidimos que lo mejor era que me ayudara con la logística desde su chacra, en donde cría gallinas y siembra maíz. Es muy bueno en lo que hace, sobre todo en la parte informática; yo le cuento mis planes y él me consigue datos que para mí estarían fuera de mi alcance. No sabés el tiempo que me hace ahorrar y hasta una vez, gracias a un hackeo, me salvó de caer en una emboscada. Daniela es una divina, trabaja a la par de él y su instinto femenino nos sirve para redondear el plan. Se fija en detalles que a nosotros se nos escapan y hace las últimas correcciones al guion que debo interpretar. Esta vez los necesitaba conmigo. Como vas a ver más adelante, la acción en la que a ellos les tocaba participar, iba a ser por demás placentera.

MAVERICK: Bueno, ya tenemos al equipo completo. Ahora contame en detalle en qué consistía el plan y como lo llevaron a cabo.

PACO: Lo primero que hicimos fue alquilar una casa lo más cercana a la vivienda de este tipo. Pero vamos a ponerle un nombre: ¿te parece Eduardo?

MAVERICK: Me parece bien, de acá en más, la víctima se llamará Eduardo.

PACO: Conseguimos una casa a unos cien metros de distancia de la de Eduardo, y de la vereda de enfrente –importante porque teníamos una buena visibilidad–, y con una cámara con buen teleobjetivo, controlábamos todos los movimientos de entrada y salida de la casa. Durante los siguientes meses nos repartimos las tareas. A Eduardo lo seguíamos todo el día, todos los días. Para que no resultara sospechoso nos turnábamos con Félix y con Daniela, y constantemente nos íbamos cambiando el look, y salíamos tanto en auto, como haciendo training o en bicicleta. Por suerte, y como ya te había dicho, era muy metódico, lo que me posibilitó que en una cuantas semanas pudiera desenmascarar su rutina. Si en esa época me preguntabas que estaba haciendo Eduardo un martes a las 19 horas, te aseguro que no le iba a errar ni por un milímetro. Hasta la basura le revisábamos. Ese hombre era un ejemplo de conducta, pero te aseguro que yo, ni ninguno de nosotros, ni en pedo podríamos llevar una vida así. Era todo muy lineal, sin una pizca de emoción, salvo los meses de marzo y septiembre que se hacían un viaje en familia durante quince días. Con nuestros vecinos éramos muy cuidadosos y les vendimos la idea de que éramos guionistas de una película que se iba a realizar en la ciudad. Reconozco que a mí a veces se me va la mano, porque les largué que iban a venir Darín y Franchella, y que estábamos buscando los lugares más adecuados para la filmación. Como estaban tan alucinados, aprovechamos a pedirles que nos dejen su currículum porque íbamos a necesitar extras, y de paso nos enterábamos un poco más de sus vidas.

MAVERICK: ¿Todos esos detalles que me mencionás, ya los tenías planeados de antemano?

PACO: Muchos surgen sobre la marcha. No te olvides que éramos cuatro mentes pensantes detrás de un mismo objetivo. Pero te sigo contando. Te dije que a Eduardo lo seguíamos Félix, Daniela y yo. A Carla la dejé afuera porque ella tenía el trabajo más delicado, que era ser el contacto directo con Eduardo. Carla se presentó al banco vestida muy elegante y con algunas joyas que la hacían muy distinguida, y pidió hablar con él. Durante la entrevista le contó que había estado viviendo en Europa durante algunos años y que su intención era radicarse nuevamente en el país, y más precisamente en esa ciudad. Poseía una inversión en Bonos Extranjeros, según los cuales, iba a poder acceder a su dinero en el plazo de un año. Como ella no quería perder tiempo, su intención era solicitar un crédito bancario para la compra de una vivienda. Hablaron sobre muchos detalles relacionados con lo solicitado, y mientras tanto estaba cumpliendo con su objetivo, que era que Eduardo hablara lo más posible. Lo estaba grabando con un micrófono muy potente que llevaba en su collar. Utilizó varias excusas para volver a reunirse con él en otras oportunidades en las que, como te imaginarás, siempre fue grabado.

MAVERICK: Me imaginaba, pero, ¿cuál era el objetivo de las grabaciones?

PACO: Acá entra a tallar Félix. Ya te dije que era muy bueno en temas de informática. Bueno, resulta que tiene un programa en el cual introducís una voz y ésta queda determinada para reproducir cualquier texto que le dictes. Por eso necesitábamos que Eduardo hable mucho, porque cuanto más alimentes la base de datos del programa, se logra una mayor precisión en el resultado final. En definitiva, lo que hizo Félix, fue elaborar un diálogo de Carla con Eduardo, en el cual éste le proponía que se acostara con él.

MAVERICK: Pero eso es muy perverso. Pobre hombre, le podían arruinar su vida.

PACO: ¡La grabación quedó genial! Si se arruinaba la vida dependía exclusivamente de él. Pero eso es solo el comienzo del plan, todavía falta lo mejor.

MAVERICK: Lograste ponerme nervioso. ¿Qué más le hicieron a ese pobre hombre?

PACO: La grabación estuvo buena, pero era solo una prueba auditiva. Faltaba el elemento visual. En los meses anteriores, y anticipándonos a esta etapa, viajé por varias ciudades cercanas con un objetivo: comprar un auto igual al de Eduardo. Me costó encontrarlo, y más me costó comprarlo, porque éste no vas a pensar que andaba en una carreta. Hace un rato me hablabas de contratiempos. ¿Podés creer que había comprado el auto, y este imbécil al mes siguiente decide cambiarlo? ¡Se compró un cero kilómetro de alta gama! Y en esos momentos me acordé de la frase de Benjamín Franklin: “sin dolor no hay resultados”, y no me quedó otra que mal vender el que había comprado y comprar otro cero kilómetro igual al de Eduardo. Vaya si me dolió. ¡Me salió un huevo! ¿Pero tenía otra opción? La opción de encargar robar el auto ni la consideré, porque llamame como quieras, pero yo no soy ladrón.

MAVERICK: Estoy sumamente intrigado, ¿para que querías tener un auto igual al de Eduardo?