La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y América Latina - Oscar Javier Dávila-Sanabria - E-Book

La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y América Latina E-Book

Oscar Javier Dávila-Sanabria

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Beschreibung

Esta investigación desgarra la máscara ideológica montada por las élites en torno a la celebración del centenario de la Independencia en Colombia y  América Latina. Gracias al uso del aparato teórico-conceptual-dialéctico que se emplea para el análisis del caso, queda al desnudo, sin el ropaje  ideológico, las fiestas del centenario; asunto que permite evidenciar lo perplejo y paradójico de la Historia Patria construida en torno a esta conmemoración. El peso de la disertación se obtiene principalmente de tres pensadores: el Alemán Walter Benjamin, el francés Alain Badiou y el esloveno Slavoj i ek,  intelectuales quienes conforman un potente faro que ilumina el des-monte de la modernidad y el progreso como discurso centenarista de ilusión; ilusión de bienestar amarrada a la tradición decimonónica que quiere, a la vez, perpleja y paradójicamente, sin querer y mucho menos poder, romper  los lazos que irónicamente siguen manteniendo hasta el día de hoy los órdenes establecidos llenos de mitos históricos, olvidos y recuerdos selectivos, falsos acontecimientos, y fantasías que se convierten en verdades. Un trasegar onírico, convertido en subterfugio para escapar de lo caótico-Real.

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La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y América Latina

OscarJavierDávilaSanabria

La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y América Latina

UniversidadPedagógica y Tecnológica de Colombia

Facultad de Ciencias de la Educación

2023

La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y AméricaLatina / The commemoration of the Centennial of Independence in Colombia and LatinAmerica / OscarJavierDávila-Sababria. Tunja: Editorial UPTC, 2023. 180 p.

ISBN: 978-958-660-798-8

ISBN Digital978-958-660-799-5

1. Acontecimiento. 2. Conmemoración. 3. Centenario. 4. Modernidad. 5. Progreso.

(Dewey 901/21) (Thema QDTS - Filosofía social y política)

PrimeraEdición, 2023

200 ejemplares (impresos)

La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y AméricaLatina

The commemoration of the Centennial of Independence in Colombia and LatinAmerica

ISBN: 978-958-660-798-8

ISBN Digital 978-958-660-799-5

LibroNo. 23 - Colección 80 años UPTC

Libro de Investigación

© OscarJavierDávila-Sanabria, 2023

© UniversidadPedagógica y Tecnológica de Colombia, 2023

Editorial UPTC

LaColina, Bloque 7, Casa 5

AvenidaCentral del NorteNo. 39–115,

Tunja, Boyacá

[email protected]

www.uptc.edu.co

Rector, UPTC

EnriqueVeraLópez

ComitéEditorial

Dr. CarlosMaurcioMorenoTéllez

Dr. JorgeAndrésSarmientoRojas

Dra. YolimaBolívarSuárez

Mg. PilarJovannaHolguínTovar

Dra. NelsyRocíoGonzálezGutiérrez

Dra. RuthMaribelForeroCastro

Mg. EdgarNelsonLópezLópez

Editor en Jefe

Dr. ÓscarPulidoCortés

CoordinadoraEditorial

AndreaMaríaNumpaqueAcosta

Diagramación formato digital

Andrés A. LópezRamírez

[email protected]

Libro financiado por la Facultad de Ciencias de la Educación - la Vicerrectoría de Investigación y Extensión y la Dirección de Investigaciones de la UPTC. Se permite la reproducción parcial o total con la autorización expresa de los titulares del derecho de autor. Este libro es registrado en DepósitoLegal, según lo establecido en la Ley 44 de 1993, el Decreto 460 del 16 de marzo de 1995, el Decreto 2150 de 1995 y el Decreto 358 de 2000.

Impreso y hecho en Colombia

Printed and made in Colombia

Citar este libro / Cite this book:

Sanabria-Dávila, O. (2023). La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y AméricaLatina. Editorial UPTC. Colección 80 años - Facultad de Ciencias de la Educación, No. 23.

doi: https://doi.org/10.19053/9789586607988

Colección 80 Años

Facultad de Ciencias de la Educación

SubcomitéEspecializado de Evaluación de ObrasFacultad de Ciencias de la Educación

Dr. JulioAldemarGómezCastañeda

Dr. Antonio E. de Pedro

Dr. PedroMaríaArgüelloGarcía

Dr. RafaelEnriqueBuitragoBonilla

Dra. ClaudiaLilianaSánchezSáenz

Corrector de Estilo

JoséInocencioBecerra

Diseñador de la Colección:

PedroAlejandroLeguizamónPáez

Diseñador del Logo de la Colección:

PedroAlejandroLeguizamónPáez

Libro N° 23

Autor:OscarJavierDávila-Sanabria

Título: La conmemoración del Centenario de la Independencia en Colombia y AméricaLatina.

Imagen de Portada:

Bosque de la Independencia, Bogotá, Colombia, (s/a)

TarjetaPostalRepública de Colombia. No. 140. LibreríaColombiana, Bogotá.

Las opiniones vertidas en los textos son de entera responsabilidad del autor

Resumen

Esta investigación desgarra la máscara ideológica montada por las élites en torno a la celebración del centenario de la Independencia en Colombia y AméricaLatina. Gracias al uso del aparato teórico-conceptual-dialéctico que se emplea para el análisis del caso, queda al desnudo, sin el ropaje ideológico, las fiestas del centenario; asunto que permite evidenciar lo perplejo y paradójico de la HistoriaPatria construida en torno a esta conmemoración.

El peso de la disertación se obtiene principalmente de tres pensadores: el AlemánWalterBenjamin, el francés AlainBadiou y el esloveno Slavojiek, intelectuales quienes conforman un potente faro que ilumina el des-monte de la modernidad y el progreso como discurso centenarista de ilusión; ilusión de bienestar amarrada a la tradición decimonónica que quiere, a la vez, perpleja y paradójicamente, sin querer y mucho menos poder, romper los lazos que irónicamente siguen manteniendo hasta el día de hoy los órdenes establecidos llenos de mitos históricos, olvidos y recuerdos selectivos, falsos acontecimientos, y fantasías que se convierten en verdades. Un trasegar onírico, convertido en subterfugio para escapar de lo caótico-Real.

Palabras clave:Acontecimiento, conmemoración, centenario, modernidad, progreso.

Abstract

This research tears apart the ideological mask built by the elites around the celebration of the Centenary of Independence in Colombia and LatinAmerica. Thanks to the use of the theoretical-conceptual-dialectical apparatus employed for the analysis of the case, the centenary celebrations are exposed without the ideological guise. This allows for the perplexing and paradoxical nature of the patriotic history constructed around this commemoration to be revealed.

The weight of the dissertation is mainly derived from three thinkers: the GermanWalterBenjamin, the FrenchAlainBadiou, and the SlovenianSlavojiek. These intellectuals form a powerful beacon that sheds light on the dismantling of modernity and progress as a centenary discourse of illusion - an illusion of well-being tied to the nineteenth-century tradition that paradoxically, despite not wanting and much less being able to, seeks to break the bonds that still maintain established orders full of historical myths, forgetfulness and selective memories, false events, and fantasies that become truths. A dreamlike journey turned into a subterfuge to escape from the chaotic-Real.

Key words:Event, Commemoration, Centenary, Modernity, Progress.

A mi esposa Julia por regalarme su fuerzay paciencia en tan intrincado camino.

Agradecimientos

A mi Maestro, el DoctorAntonio E. de Pedro, por todas sus enseñanzas, consejos, compañía y apoyo. Por creer en mí y seguir iluminando mi trasegar.

***

Al escritor AlexanderCano-Vargas, por su valiosa y desinteresada colaboración con algunas fotografías analizadas en esta investigación.

A la familia Bernal, descendencia del empresario FortunatoBernalIbáñez, en especial al profesor GermánBernal (QEPD) y a GabrielBernal, quienes aportaron valiosa información tanto en imágenes como en entrevistas.

Contenido

A modo de prólogo

Introducción

CAPÍTULO 1. ElCentenario de la Independencia de Colombia: sueño de tradición, modernidad y progreso

CAPÍTULO 2. LosCentenarios de la Independencia en Colombia y algunos países de Latinoamérica, un sueño compartido

CAPÍTULO 3. Acontecimiento-verdad o falso acontecimiento: el sueño del centenario

CAPÍTULO 4. A modo de conclusión

Referencias

A modo de prólogo

Esta obra del MagísterOscarJavierDávila es el resultado de una investigación presentada para obtener el título de Magíster en Historia; pero, sobre todo, es una investigación que responde a dos preguntas importantes para la historia colombiana del siglo XX. La primera: ¿son las conmemoraciones acontecimientos históricos?; la segunda: si no lo son, ¿qué son?

La respuesta a ambos interrogantes se despliega a lo largo de los dos primeros capítulos del libro, complementados por el tercero que el autor desarrolla como recapitulación. Además, hay que decir que la obra se proyecta como un “texto abierto”, un “texto abierto” porque lo que plantea no puede ser constreñido exclusivamente a lo que el discurso ha desarrollado, es decir, el mismo discurso queda desbordado ante las posibilidades de abarcar nuevos objetos, nuevos retos de análisis. Asimismo, abre las puertas a futuras investigaciones sobre el tema, cuya existencia no podrá ser omitida de aquí en adelante. Las obras venideras harán referencia a esta investigación tanto si la cuestionan como si la usan como elemento pivote de sus propias indagaciones.

No quisiera referirme a este proyecto como a uno más que analiza el Centenario de la Independencia en Colombia. Por el contrario, quiero reconocer que esta investigación inaugura toda una ruta de análisis, capaz —incluso— de establecer referentes metodológicos que pueden ser útiles para otros objetos de estudio.

Como todo trabajo cuya proyección parece determinada por un espíritu de cuestionamiento y trasgresión, no será fácil para este abrirse camino. La historiografía es hija predilecta de la institucionalización, la colombiana no lo es menos y, como tal, no verá con buenos ojos, estoy seguro, un discurso que le cuestione su “autoridad”. Y hará bien en verlo así, porque esta investigación es irreverente. Tiene claro, desde sus primeros momentos, que no está guiada por las modas a las que cualquier historiografía se ve sometida, ni por los supuestos paradigmas rectores dispuestos desde los centros académicos que supuestamente marcan tendencias.

La propuesta de OscarJavierDávila es seria, clara y valiente. Su propósito es subvertir el orden de las cosas que están dadas de antemano como verdades incuestionables, naturalizadas por el quehacer historiográfico. Para ello no ha necesitado proponer un aparato teórico rocambolesco, de espíritu posmoderno; todo lo contrario, simplemente ha hecho uso de la reflexión teórica puesta en contraste con la singularidad de los hechos. Ha puesto sobre el tapete muchas cosas que hace tiempo sabíamos pero que, al parecer, habíamos olvidado: que el quehacer histórico es dialéctico; que la Historia como disciplina persigue fines ideológicos, incluso cuando manifiesta —con ahínco— que no lo hace, porque es entonces cuando desarrolla plenamente dicho carácter ideológico. También hemos olvidado que los fenómenos históricos conllevan una profundidad y unos enlaces (aparentemente invisibles, pero eficaces) que se escapan del quehacer histórico, destinado nada más que a congraciarse con el discurso académico instaurado como objetivo y verdadero. De todo ello huye la investigación de OscarJavierDávila.

Por el contrario, se compromete con el debate histórico tanto sobre lo que fue y significó el centenario, en su presente histórico, como en relación con nuestro tiempo, todo bajo la idea de que hacer Historia es hacer siempre historia del presente. De manera que la Historia, como actividad, es siempre una tarea del presente y para el presente. El historiador OscarJavierDávila está marcado por su presente, porque su presente (que ha sido el presente de los colombianos y colombianas de los años 2019 y 2020) es el presente conmemorativo del Bicentenario de la Independencia de Colombia. Por lo anterior, preguntarse por el centenario, tratar de dimensionar sus celebraciones y acciones como fenómeno histórico, supone hablar desde un lugar llamado “celebración bicentenaria”, porque lo que este fenómeno ha supuesto para su tiempo, ya hace un siglo, también es interés de las celebraciones bicentenarias, que en su despliegue lo tuvieron como referente.

OscarJavierDávila no solo se ha empapado de las tesis históricas de WalterBenjamin, sino que las ha llevado a su eclosión en un objeto singular de estudio. La idea benjaminiana de que el pasado es “algo vivo”, que no está muerto entre anaqueles de papeles viejos, es una de las ideas rectoras de su trabajo. Si bien ese pasado no se redime en el presente del historiador, como quisiese Benjamin, porque no hay redención posible si no hay ruptura, ese pasado no encuentra “acomodo” en las visiones historiográficas que lo han explicado hasta ahora. Es un pasado vivo que se resiste a morir en la frase preferida del historicismo: “Érase una vez”. Por otro lado, nada de lo que fue en ese centenario ha dejado de ser, en tanto que el bicentenario ha sido su hijo ideológico. Como tal, ha respondido a las mismas intenciones ideológicas (actores más o actores menos, y protagonistas sumados en aras de representar lo políticamente correcto de hoy) que planteó el centenario. Si esto ha sido así, y así lo creo, y la investigación de Dávila me da argumentos para defenderlo, entonces podemos suponer —más bien afirmar— que el sueño de tradición, modernidad y progreso sigue vivo en el bicentenario, aunque los ropajes con que se vistió no fueron los mismos. De manera que la fantasía de la realidad, por emplear un término muy lacaniano, se ha construido en función de nuevos “elementos ilusionantes” que la necesidad de repetición ha construido bajo un nuevo marco fantasmático sustentador del deseo.Hay que tener presente que el goce, el orden institucionalizado del discurso del goce actual, el goce de las celebraciones bicentenarias refiere a lo mismo que se refería en el centenario: “goza la patria”; es más: “gozar la historia patria como si fuese la Patria”. Si bien ese sueño se ha dotado de nuevos significantes, imágenes y semblantes que colonizan, una vez más, nuestro lazo simbólico y social con lo que hoy llamamos “identidad colombiana”.

Ahora bien, esto no quiere decir que nuestro actual goce, vertido en el bicentenario, sea un “goce más civilizatorio” que el del centenario, sino que el orden institucionalizado del discurso ha visto ampliados sus márgenes: lo que ayer era simplemente impensable o marginado, por no hablar de anómalo, hoy adquiere la condición de “goce civilizado”. Pensemos en un primer ejemplo: en el centenario, el papel de las mujeres en la lucha de independencia era visto exclusivamente desde su representación como “madres de héroes” o, simplemente, ellas estaban ausentes de la mirada celebratoria. Hoy, en el bicentenario, las mujeres, más los “niños héroes” (otro grupo de personajes incluido), han adquirido un “protagonismo necesario”. De manera que el espectro del goce se ha ampliado: gozar de los héroes masculinos ya no es suficiente, ahora hay que gozar de las heroínas y de los héroes chicos. Al hilo de lo anterior, debemos preguntarnos si las inclusiones responden a que hemos “cambiado” nuestro modo de gozar. Yo diría que no. Finalmente, gozamos la “misma Patria” o el mismo “sentido histórico de Patria”, por decirlo con más propiedad. Lo que implica lo siguiente: si en el centenariola idea era gozar la HistoriaPatria (el discurso que sostenía esa HistoriaPatria), hoy, en el bicentenario, la idea también es seguir gozando la HistoriaPatria en el discurso ideológico que la sostiene.

OscarJavierDávila habla en su obra de un inexistente despertar del sueño y de cómo ese sueño —ya lo hemos planteado— sigue presente en nuestros días. Es quizás en este aspecto donde la investigación adquiere su mayor grado de apertura; en tanto el pasado sigue, a modo de constelación diría Benjamin, viajando a nuestro presente-pasado e invocando nuestro presente-futuro. De esa forma, es imposible dar plenamente sentido a las interrogantes que el sueño plantea hoy: solo podemos dejarlo como una cuestión abierta, planteada en un presente que invoca, una y otra vez, a un pasado con el que supone dialogar, pero que en realidad convierte en olvido. Porque es precisamente olvidando como el sueñoaccede a su mayor capacidad de provocar el deseo y, con ello, el goce. Si las ruinas que en el inicio del siglo XX la Generación del Centenariono quería ver eran las del desastroso siglo XIX, las ruinas de este siglo XXI que la Generación del Bicentenario (generación aún no nombrada ni etiquetada) tampoco quiere ver son precisamente las del fracaso del sueño centenarista: de tradición, modernidad y progreso. Y es precisamente no queriendo ver,que es lo mismo que “dando olvido”, como el sueño persiste, convoca a su repetición o a repeticiones futuras, aunque en cada una de ellas nuevos ropajes y protagonistas sean convocados en aras de lo que en su momento dicte la ideología imperante.

LaModernidad hoy, al igual que ayer, sigue siendo sinónimo de progreso; quizás hoy se trate de un “progreso sostenido”, pero progreso al fin y al cabo. Hoy también la HistoriaPatria sigue proyectándose como la Historia del Progreso; de los logros más que de las ruinas. Y sigue siendo, ya sin Henao y Arrubla, pero con academias que recogen su legado, una historia de los vencedores.

Si el sueño ha tenido su “no-despertar”, que no es lo mismo que despertar, es porque el sueño sigue siendo de la Madre-Padre, que mantiene su huida del inconsciente para aferrarse a un consciente ensoñando. La fantasía de la realidad en la que vive este sueño es bastante ilusionadora, es lo suficientemente atractiva aún, lo suficientemente eficaz en su ideología, para seguir forjando el sueño centenarista de la tradición, la modernidad y el progreso.

Todas las anteriores razones las supongo como buenas y poderosas para invitarles a ustedes a la lectura de este libro. Deberían ser tenidas en cuenta a la hora de entender cuál es el papel de un historiador en la Colombia de hoy, en la que se debe hacer de la Historia, en “tiempos de peligro”, un instrumento crítico del Río de la vida que nos ha traído hasta aquí.

Antonio E. de Pedro.

Ph. D. Filosofía y Letras.

Docente

UniversidadPedagógica y Tecnológica de Colombia

Introducción

La presente investigación aborda la conmemoración del Centenariode la Independencia, a principios del siglo XX, en algunas ciudades y países latinoamericanos. Se ha utilizado un método histórico crítico-dialéctico de raíz benjaminiana, fronterizo con análisis de conceptos filosóficos e ideas provenientes del psicoanálisis lacaniano. Así, conceptos como Acontecimiento,Tradición, Modernidad, Progreso, Sueño, Realidad, Real, Historicismo e Ideología, han estado muy presentes a lo largo de la investigación.

Se han establecido dos tipos de abordaje del análisis objeto de estudio. Uno de características temporales, que se mantiene a lo largo del desarrollo del estudio: “la conmemoración del Centenario de la Independencia 1910-1919”; y otro, de referencias geográficas que se expande a medida que el trabajo aumenta su calado. En un primer momento, de “baja profundidad”, la investigación se remite al eje Bogotá-Tunja, ciudades establecidas sobre un mismo corredor geográfico llamado altiplano cundiboyacense. A medida que el estudio se profundiza, nos movemos a escala nacional para dar cuenta de la celebración centenaria en el resto del país. Finalmente, y como consecuencia de abrir aún más el espectro de análisis, abordamos un estudio internacional en relación con algunos países del ámbito latinoamericano en los que las celebraciones centenarias alcanzan una notable importancia.

Ahora bien, es pertinente señalar que, desde nuestro enfoque crítico-dialéctico, en ningún caso se hace posible realizar una “historia crítica”, como la que aquí se pretende, sin la previa definición y adecuada implementación de un aparato teórico-filosófico, único instrumento que nos permitirá des-montar la realidad estudiada; en nuestro caso, el Centenario de la Independencia. Por ello, hemos decidido trabajar de la mano con tres pensadores: dos en activo, Slavojiek y AlainBadiou; y el pensador berlinés WalterBenjamin, uno de los filósofos más importantes e influyentes del siglo XX, a causa de sus profundas y visionarias reflexiones, y quien lastimosamente recibió un tempestuoso final provocado por la persecución del fascismo alemán, a finales de la SegundaGuerraMundial.

Nuestro primer capítulo despliega este aparato teórico a partir de la formulación de la triada histórico-dialéctica: Tradición-Modernidad-Progreso. Triada que nos permite adentrarnos en la comprensión del fenómeno celebratorio como parte de un aparato ideológico que elabora un sueño que se impone, a modo de una “Fantasía de la realidad”, en todos los ámbitos de la vida de la sociedad colombiana y latinoamericana de las primeras décadas del siglo XX.

A partir de la ampliación de la unidad de análisis geográfica hacia ámbitos internacionales, el segundo capítulo nos muestra ese sueño como “un sueño compartido”. Por último, el tercer capítulo confronta a la figura del Acontecimiento-Verdad con la del Falso acontecimiento. Lo anterior con el objetivo de comprender el desmonte de la ideología a través de la imposibilidad del despertar delsueño mismo.

Si bien es cierto que en muchas ciudades y países latinoamericanos el Centenario de la Independencia ha sido abordado desde diversos estudios y planteamientos, son bastante escasos los trabajos de investigación —al respecto— que cruzan los hechos con la teoría, y que ven a la teoría como filosofía de la historia. Esa es la principal justificación de este proyecto.

En relación con el caso colombiano, sobre la ConmemoraciónCentenaria se han publicado numerosos artículos y libros que abordan temáticas como la reivindicación de los héroes mediante la monumentalidad, el crecimiento de las ciudades gracias a las obras de infraestructura, la conmemoración presente en las exposiciones nacionales y locales, la ejecución de eventos a través de los discursos públicos y celebraciones como procesiones y batallas de flores, la ruptura de clase social evidente en los contenidos celebratorios, y (el más trillado) las confrontaciones entre partidos políticos y las crisis económicas. El libro recoge varios de estos análisis, pero los incorpora dentro de una nueva estructura discursiva que responde a los presupuestos teóricos trazados en el estudio.

Así mismo, en esta investigación el lector encontrará abundante fuente teórica que se cruza en todo momento con la unidad de análisis. Para el caso regional (es decir, para el eje Bogotá-Boyacá) se ha podido acceder a fuente primaria principalmente de archivos públicos y prensa de la época, así como a textos realizados en el centenario con motivo de la conmemoración, que permitieron analizar el discurso empleado por los intelectuales que estuvieron al frente de la celebración.

En el ámbito nacional e internacional, el estudio se remite al análisis comparativo de la historiografía, que desde el reciente bicentenario realizaron los historiadores y otros intelectuales contemporáneos, del centenario.

Finalmente, quiero señalar que en principio el trabajo pretendía ampliar el estudio de fuentes primarias, por lo menos hacia algunas ciudades capitales colombianas, pero ese propósito se vio limitado por la pandemia mundial de Covid-19, desde principios del año 2020, lo que produjo el cierre de la totalidad de archivos históricos regionales o nacionales hasta —prácticamente— la primera mitad del año 2022. Así las cosas y con esta ingente dificultad, se prestó especial atención a la fuente primaria usada por otros estudios, en muchos casos controvirtiendo la interpretación de los análisis realizados por los autores, y, en otros tantos, convalidando sus disertaciones, pero siempre desde el aparato teórico-conceptual-filosófico empleado por esta investigación.

CAPÍTULO 1. ElCentenario de la Independencia de Colombia: sueño de tradición, modernidad y progreso

“Toda época tiene un lado vuelto hacia los sueños, el lado infantil”.

WalterBenjamin

En “K. [Ciudad y arquitectura oníricas,

Ensoñaciones utópicas, nihilismo antropológico, Jung]”, Libro de los Pasajes.

Plantear el Centenariode la Independenciade Colombia inicialmente como un sueño en el que aparecen evidenciados tres aspectos: tradición, modernidad y progreso, constituye una tarea ardua y no exenta de riesgos, pero atravesada por el encanto que suscita la ambición de atreverse a transitar por una ruta sin demarcar. Para no ir solo en esta aventura que abre trocha, uno debe buscar compañeros de viaje que aseguren el andar. En nuestro caso, hemos optado por la sabia compañía del filósofo alemán WalterBenjamin, reconociendo que en sus días de producción intelectual el pensador berlinés abrió caminos más intrincados que el nuestro.

El primer obstáculo a salvar será definir el material conceptual que, como herramienta, nos auxilia en nuestro andar. Así, debemos definir a qué nos referimos cuando concebimos el Centenario y sus festividades como un sueño. Sueño y “soñar el sueño” se unen en un binomio que alude, inicialmente, a un fenómeno colectivo, un “imaginario colectivo”, que: ilumina los sueños del individuo con la doctrina propia de los sueños históricos de los colectivos1. Siguiendo los planteamientos de WalterBenjamin, la pensadora norteamericana SusanBuck-Morss nos señala que:

Este “colectivo que sueña” era reconocidamente “inconsciente” en un doble sentido: por un lado, por su distraído estado de ensoñación y, por el otro, porque era inconsciente de sí mismo, compuesto por individuos atomizados, consumidores que imaginaban que su mundo soñado, mundo de mercancías, era distintivamente personal (a pesar de toda la evidencia en contrario) y que vivían su pertenencia a la colectividad solo en aislado y alienante sentido de ser un componente anónimo de la multitud2.

Elsueño con el que soñaba la sociedad colombiana, y también las latinoamericanas al principio del siglo XX, no será otro que el de una modernidad capitalista impregnada de progreso y de superación del tiempo pasado. Unsueño que a modo de reflejo se proyecta desde los centros del capitalismo occidental emplazados en Europa y EstadosUnidos, en el que se habían forjado:

[…] formas completamente nuevas de existencia social —espacios urbanos, formas arquitectónicas, mercancías de producción masiva y experiencias “individuales” infinitamente reproducidas— que engendraban identidades y conformidades en la vida de la gente, pero no solidaridad social, ningún nivel novedoso de conciencia colectiva en torno a su comunalidad y, por tanto, ninguna forma de despertar del sueño en el que estaban envueltos3.

Porque hay que tener presente, que todo sueño implica su despertar: “Los sueños aguardan secretamente su despertar”4, nos señala Benjamin. Si el durmiente no pensase que se iba a despertar, nunca se dormiría. De tal manera que en la Europa del siglo XIX, tal y como sucedería en Colombia y Latinoamérica hacia las primeras décadas del siglo XX, el despertar no se terminó dando como pensaban filósofos e intelectuales como WalterBenjamin5.

Elsueño, del que hizo parte el Centenario vivido en Colombia y Latinoamérica, con sus particulares características nacionales, fue soñado por unas sociedades que se encontraban en transición: del mundo latifundista surgido de la Colonia española hacia unas sociedades pre-capitalistas. En el caso colombiano, estas circunstancias tuvieron como una de sus principales peculiaridades una contradicción de la incipiente burguesía: aunque esta se abría paso soñando con una sociedad moderna y tecnológica, no concretaba su ruptura con la tradición. Por el contrario, la apuesta diseñada era realizar el ascenso a la modernidad con unas maneras tradicionales de comportamiento social, cultural y económico, que se terminarían convirtiendo en un lastre demasiado pesado.

WalterBenjamin tomó del historiador francés del siglo XIX, JulesMichelet6, una frase que ha terminado por convertirse en celebre: “Chaque époque rêve la suivante”7. Esto quiere decir, en palabras del mismo Benjamin, lo siguiente:

En el sueño que cada época tiene de la siguiente, las imágenes de esta última la presentan desposada con elementos de la prehistoria, es decir, de una sociedad sin clases. Sus experiencias, asentadas en el inconsciente de la colectividad, engendran en su interpretación con lo nuevo las utopías que dejan su huella en mil configuraciones de la vida, desde los edificios más duraderos hasta las modas más fugaces8.

Sin duda, estas palabras de Benjamin están pensadas para el contexto de su Obra de losPasajes de París,trabajo cumbre e inacabado del filósofo berlinés9,pero que, en el referente latinoamericano, y particularmente en el colombiano, adquieren otra dimensión. En ese sentido, cuando Benjamin menciona “elementos de la prehistoria”, no debemos, en nuestro caso, abordar plenamente la idea del “tiempo pantano” que Benjamin adjudicó a Kafka en el estudio sobre su obra10, pero sí atender al peso que tiene la tradición en la obra de Kafka, según el estudio de Benjamin. Si en Kafka, Benjamin entiende la “tradición judía” como un instrumento de freno para abordar plenamente el problema de la modernidad del siglo XX, y esta tradición se vuelve inoperante porque la Cábala judía (la tradición) ha perdido “la consistencia de la verdad”, en países como Colombia latradición de la religión católica también juega un papel de suma importancia, aunada al de otros factores como el Hispanismo y un sentir identitario apegado a la tierra como elemento primigenio e inherente al origen de la nacionalidad. Estas características ejercen, a su vez, una función de freno frente a las rupturas necesarias para implantar una modernidad capitalista plena. Así —y recalcando aún más este asunto—, si en Kafka “la tradición judía referida en la Cábala” era un pensamiento incapaz de lidiar con el “tiempo de la modernidad”, y suponía convertirse en piedra de toque de la “parábola kafkiana”11, la tradición, en este caso no judía sino católica, herencia de los tiempos coloniales hispanos, terminará siendo el corset imposible de quitar producto de una modernidad mediada por sus ataduras. Una modernidad capitalista que inicia a andar por un camino lleno de obstáculos que no se visualizan realmente como tales, sino que se perciben como de manifestaciones de unas herencias irrenunciables.

Si en Europa, ciudades como la París de Haussmann —la París tradicional, la de Baudelaire— adquieren visos melancólicos, que no son impedimento para que el “espíritu de las reformas imperiales” se abra camino abruptamente, al ritmo de la picota y la maquinaria tecnológica12, en Colombia esa melancolía por las ruinas del pasado no existe, por el contrario el arraigo se mantiene gracias a dos razones fundamentales: la primera, el pasado es inmortal en manos de la memoria de los héroes de la Independencia como Padres de la Patria; y, segundo, el pasado no es un tiempo con el que hay que hacer ruptura, sino un tiempo que debe ser visto como tiempo en evolución hacia el futuro; de tal manera que el presente histórico, el presente del Centenario, es un enlace entre el pasado tradicional y el futuro de progreso y modernidad prometido. Así, la tradición, herencia de nuestros padres, convierte al sueño de la modernidad capitalistaen un impulso del deseo, en una “dimensión Imaginaria” de la realidad13, en la que se junta el presente con el pasado y el futuro. En este sentido, en la “dimensión imaginaria” la tradición anida como una herencia irrenunciable; es motor de la fantasía de la modernidad y del progreso, y fomenta un carácter “fantasmagórico”14, resuelto como una “fantasmagoría mistificadora”, que va más allá del término acuñado por Robertson (en 1797) para describir “representaciones fantasmales”15, y acercándose a lo “fantasmagórico” como “el producto ideológico que es crítico de la ideología”16, esto implica que la misma “fantasmagoría” representa una mistificación de la propia ideología, para nosotros de aquí en adelante: “fantasmagoría mítica”. Este es un dispositivo ideológico que sustenta las ideas de tradición, modernidad y progreso; y, a su vez, resulta crítica con la propia ideología de la modernidad y el progreso capitalista, a modo de una especie de iluminación que, contradictoriamente, en vez de aclarar, enceguece.

Esta “fantasmagoría mítica” de la ideología de la tradición, modernidad y progreso, resulta fundamental en el pensamiento de la llamada Generación del Centenario. Una generación que, surgiendo del mundo de la economía rural como base de su poder político y social, se proyecta hacia el ámbito urbano como espacio imaginado de su sueño. Así, las ciudades que se concretan en, y surgen de las festividades del centenario, son espacios oníricos de una modernidad capitalista a los que la Generación del Centenario quiere acceder; de ese modo, quisieron pasar de un entorno latifundista a ser burgueses e industriales. En su materialidad, las ciudades del Centenario se convierten en representaciones de esa “fantasmagoría mítica”, que termina por reclamar el carácter de “ensoñación”: ciudades soñadas. En este sentido, lo que finalmente demanda esta “fantasmagoría mítica” a los miembros de esta generación es: ¡Mira, todo es un sueño que todos debemos soñar!

La modernidad no es nada sin la idea de progreso. Y ambos no existirían sin un historicismo que los eleve a tarea histórica. En el contexto del centenario, y los centenarios latinoamericanos, el progreso llegó a ser una religión; como antes lo había sido para las gentes del siglo XIX europeo, representado por las exposiciones internacionales, que eran vistas como templos sagrados de las mercancías, como nuevos objetos de culto del hombre moderno17.

EnTeoría del conocimiento, teoría del progreso18, WalterBenjamin reflexiona sobre el propio concepto de progreso, señalando que sobre el mismo se habría originado una cierta “naturalización” al pensarse que este “se produce automáticamente”19. Bajo esta interpretación, el progreso adquiere un cierto carácter redentor ante el propio desarrollo injusto de la humanidad; idea que fue ampliamente refutada por el filósofo berlinés en sus Tesis sobre el concepto de historia20. ParaBenjamin, el progreso —el progreso capitalista, la idea evolutiva del progreso asociada a la idea de la modernidad y lo que esta tiene de nuevo— en vez de verse como instrumento liberador se convierte en una “catástrofe”. La modernidad se liberaba del poder normativo del pasado y quedaba libre para avanzar sin los prejuicios y las trabas de la tradición y la religión, libre para proponer una moral al alcance de todos.

En el progreso, el siglo XIX europeo había depositado el sueño de la generación venidera. En el progreso, industrial y técnico, el capitalismo había construido el sentimiento del futuro. Los socialistas habían buscado el sueño de igualdad de las clases trabajadoras; y los fascistas, las luchas por sus reivindicaciones eternas de la superioridad racial o de una Patria guiada por designios divinos. Pero para Benjamin, el problema del progreso asociado a la idea de novedad, como tradicionalmente se le suele relacionar, es “solo aparente porque, en el fondo, es reproducción de los males de los que parte”21. Un brillo, el de lo nuevo, que resulta parte de esta “fantasmagoría mítica”. Lo mismo ocurre con la moda o la industria del recreo que vendrán también emparejadas a esta idea de novedad, de modernidad y de progreso. En este sentido, “gozar del progreso” es “gozar de su alienación”. Eso situaría a los supuestos individuos nuevos y modernos dentro de una realidad imaginaria, mantenida en una perpetua “ensoñación”, abierta ya a las maravillas del consumo: el producto de esta reflexión es la “fantasmagoría” de la historia cultural, en la que la burguesía degusta su falsa conciencia22.

El mundo moderno ha deificado al progreso. Las festividades del centenariose convirtieron en toda Latinoamérica en una oda a esta deificación. De entre todas las maravillas que el progreso había traído a los habitantes de estas latitudes, dos resultaban embriagadoras: la electricidad y los ferrocarriles. La primera fue altamente exaltada en las exposiciones industriales que se hicieron en países como Colombia y otras partes del continente. Por su parte, la posibilidad de tener luz eléctrica iluminando ciudades y casas de buen vivir, se vio como parte del sueño hecho realidad. EnBogotá, por ejemplo, el llamado “Quiosco de la luz”, surgido en la ExposiciónIndustrial del Centenario, se convirtió en una de las máximas atracciones; y a su vez, durante mucho tiempo, fue albergue de la planta eléctrica que permitió la iluminación de la PlazaBolívar y el ParqueSantander.

Los ferrocarriles eran por excelencia el símbolo del progreso y la industrialización, por dos razones fundamentales: la primera, unían lo lejano con lo cercano, y sus estaciones, en pueblos y ciudades, comenzaron a funcionar como puertas de las urbes; en segundo lugar, el movimiento, la velocidad en sí misma, era símbolo de la celeridad que animaba los cambios que la tecnología traía consigo. En definitiva, el progreso no era solo cambio, sino rapidez en el cambio. Esta idea fue ampliamente comentada y exaltada por el historicismo y sus metáforas evolucionistas. La “fantasmagoría mítica” del progreso convertía a estas máquinas de vapor en el poder que conducía a la Historia hacia adelante, dejando a las espaldas, y sin mirar atrás, las ruinas que rodeaban al “Ángel de la historia”23. Todo aquello que ya no era digno de mantener, que era preciso superar, incluso, convertido en olvido.

A principios del siglo XX, gran parte de lo que fuera la AméricaHispana vivió un agitado y festivo tiempo conmemorativo de sus gestas independentistas. Cien años habían pasado desde que estas tierras se hubiesen liberado del yugo colonial de la Corona española. En estas celebraciones, Colombia, el antiguo Virreinato de la NuevaGranada