La construcción de familias diversas - Carolina Jael Balma - E-Book

La construcción de familias diversas E-Book

Carolina Jael Balma

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Beschreibung

Cada persona es única, singular, y tiene sus propios atributos y fundamentos. Pero, a la vez, necesita de otras para desarrollarse plenamente. El ser humano es un sujeto social y su primer grupo de pertenencia es la familia.  Durante años se consideró que existía una familia tipo que responde a los parámetros culturales: madre ama de casa, padre proveedor y dos hijos. Sin embargo, la cultura cambia, las personas evolucionamos y hoy sabemos que este modelo no es el único ni el mejor, sino uno más entre muchos.  La construcción de familias diversas está enfocado en las familias homoparentales o, más precisamente, en los roles que ejercen estos padres y madres y en cómo se construyen los vínculos de apego con sus hijos o hijas. Con dicho objetivo, Carolina J. Balma, de la Universidad de Flores, no solo se ha fundamentado en la teoría, sino que además ha entrevistado en profundidad a los miembros de la pareja conyugal de dieciséis familias homoparentales, a fin de indagar en estos temas.  Aquí radica la importancia de esta investigación; solo mediante el conocimiento podremos eliminar estigmas y ser conscientes de que, en la práctica, no todos los miembros de la sociedad tenemos los mismos derechos, por lo que es fundamental ampliarlos. De esta manera, será posible mejorar las leyes para que formar una familia no sea un imposible. 

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La construcción de familias diversas

La construcción de familias diversas

Constitución de familias homoparentales argentinas desde una mirada psicológica y social

Carolina Jael Balma

Balma, Carolina Jael

La construcción de familias diversas : constitución de familias homoparentales argentinas desde una mirada psicológica y social / Carolina Jael Balma. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Tercero en Discordia, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-631-6540-38-6

1. Psicología Social. 2. Ambiente Familiar. 3. Homosexualidad. I. Título.

CDD 158.24

© Tercero en discordia

Directora editorial: Ana Laura Gallardo

Coordinadora editorial: Ana Verónica Salas

www.editorialted.com

@editorialted

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.

ISBN 978-631-6540-38-6

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.

Impreso en Argentina.

Dedicado a mi hija Lucía, la luz de mis ojos, y a mi compañero de vida Gastón.Gracias por siempre estar y confiar en mi

Índice

Agradecimientos

Prólogo

Introducción

Capítulo 1

Familias, crianza y homoparentalidad

La familia

Estructura familiar

Familia y desarrollo psicológico

Crianza respetuosa

Estilos parentales

Nuevas familias

Homoparentalidad

Técnicas de reproducción humana asistida

Subrogación o alquiler de vientre

Adopción

Homosexualidad y homoparentalidad: historia y legalidad

La homoparentalidad y el deseo de hijo

Capítulo 2

La constitución de roles

¿Rol de padre o madre en las familias homoparentales?

Parentalidad y parentesco

Capítulo 3

Apego y primeros vínculos

Capítulo 4

Antecedentes y situación actual

Diversidad familiar y desarrollo psicológico

Roles parentales en familias homoparentales

Vínculos y constitución de figuras de apego en familias homoparentales

Capítulo 5

Inicio de la investigación

Objetivo

Diseño

Participantes

Procedimiento y técnica de recolección de datos

Capítulo 6

Resultados

Análisis de datos sociodemográficos

Datos descriptivos de las variables sociodemográficas

Comparar los roles parentales y la figura de apego según la constitución de la pareja parental

Capítulo 7

Discusión

Roles parentales y figuras de apego

El progenitor del sexo que falta

La maternidad y la paternidad en estas familias

Crianza respetuosa y estilos parentales

Recepción de la homoparentalidad y red de apoyo social percibida

Familias homoparentales y legalidad

Lo que queda por hacer

Conclusiones

Referencias bibliográficas

Agradecimientos

Agradezco infinitamente a mis dos pilares en esta vida: mi hija, Lucía Modzelevsky Balma, y mi compañero, Gastón Modzelevsky. Sin su apoyo, acompañamiento y sostén, este trabajo no hubiese sido posible. Ellos saben todo lo que resigné para lograr este gran objetivo.

En segundo lugar, agradezco a mis padres, Carmen y Enrique, quienes me inculcaron desde pequeña el valor y la importancia que tiene el estudio para el progreso personal.

Quiero agradecer muy especialmente a mis dos directores de tesis, la Dra. Analía Verónica Losada y el Dr. Marcelo Rodríguez Ceberio. Sin el apoyo y confianza de ellos, este trabajo nunca se hubiese podido concretar. Gracias infinitas, Analía, por siempre confiar en mí y acompañarme en cada uno de mis desafíos profesionales. Siempre te estaré muy agradecida.

Muchas gracias a mi colega y amiga Carolina De Grandis, quien, con su experiencia metodológica, me ayudó y guio mi camino.

No quiero dejar de agradecer a mis dos amigos Silvia Osorio y Ricardo Nandin, quienes desde el primer día me apoyaron y me sostuvieron para que pudiera cumplir este propósito tan anhelado para mi vida profesional. Ellos saben todo lo que hicieron por mí.

Por último, deseo agradecer a las familias que me contaron sus historias de vida. A ellas y a todas las familias homoparentales de este país va dedicado este trabajo, cuyo objeto es la igualdad de derechos y oportunidades para todas ellas.

Prólogo

¡Qué alegría que esté leyendo estas páginas!, ya que, en la medida en que las atraviese, ello se traducirá en el aumento de su comprensión acerca de los procesos familiares actuales.

Hace unos años, acuñábamos el constructo de heterogeneidad familiar, realizando un recorrido de las transformaciones familiares que han tenido los grupos primarios desde sus orígenes hasta la actualidad, y planteábamos la urgencia social de dimensionar los alcances actuales de las conformaciones de estas proles. La concepción del modelo de heterogeneidad familiar da cuenta de varios grupos primarios, con distintas configuraciones, y todas se agrupan en la denominación de sistema familiar.1,2,3,4

El texto en curso consagra el entendimiento de los procesos familiares reconociendo su irreemplazable función. En épocas de lo descartable y de la transformación como única constante, este libro coloca a las familias como dadoras y transmisoras de lo humano, empoderadoras, arquitectas y continentes de sus integrantes.

Los conjuntos familiares se hallan multideterminados por los tejidos sociales, el espacio y el tiempo en los que suceden. Esta multideterminación no les otorga un rol pasivo. La expectación, las pretensiones y los intereses de sus miembros se reivindican, a la vez, como hacedores del medio en el que edifican. Esa doble ladera ostenta misceláneas réplicas a través de las redes sociales y de los recursos digitales, en los que los miembros de las familias atraviesan parte de su vida diaria.

Entre las variaciones sociopolíticas que se resaltan en esta obra, se hallan el ingreso de la mujer al mercado laboral, la Ley 26618 de Matrimonio Civil (matrimonio igualitario), la Ley 26862 de Reproducción Médicamente Asistida y la Ley 26743 de Identidad de Género, que otorgaron luz y foco a la vez sobre nuevas estructuras y configuraciones familiares, como familias ensambladas, monoparentales u homoparentales.

El presente tratado aborda con experticia el surgimiento de los roles parentales y de la instalación de figuras y vínculos de apego dentro de los grupos de familias homoparentales. Para llevar adelante esta labor, se incluyen el análisis de las entrevistas realizadas a familias con esta constitución, con hijos o hijas nacidos dentro de esa unión conyugal ya sea por inseminación artificial, vientre subrogado o adopción durante la inaugural infancia, es decir, en los primeros años de vida.

En un clima de máximo respeto, se desarrollaron entrevistas en profundidad a los miembros de la pareja parental, y los resultados se analizaron cualitativamente siguiendo los pasos rigurosos de la Teoría Fundamentada. Asimismo, se entrevistaron a un hijo de más edad y a una experta del ámbito judicial; ambos testimonios constituyen aportes altamente significativos para arribar a las conclusiones de esta obra.

El lector recorrerá diferentes contribuciones, teorías, opiniones de autores clásicos y noveles, como así también el análisis de las figuraciones versus los resultados obtenidos. De modo escueto, les anticipamos que los hallazgos dan cuenta de que en estas familias existen roles y figuras de apego, que ambos adultos cumplen funciones estructurantes para la vida del niño y que no se presentan diferencias significativas con respecto a la constitución de vínculos en las familias heteroparentales. Ello derriba los mitos y prejuicios con los que fuimos educados. En cada capítulo se encontrarán respuestas que rompen años de exclusión, crítica y obcecaciones. Todo este desafío de crecimiento social anima hondamente a la lectura y relectura de la obra, ya que el texto otorga un saber riguroso y académico y, en simultáneo, de gran desarrollo para la comunidad en general.

Para finalizar y dejarlos en manos de un libro de excelente composición, quiero detenerme aquí en la autora. La Dra. Carolina Jael Balma se destaca por su precisión, compromiso, profesionalismo, dedicación, humildad, espíritu de vanguardia, ética y sensibilidad, aptitudes y cualidades que se configuran en un aporte a la ciencia psicológica. Los diferentes espacios compartidos me permitieron descubrir a una colega noble y que se muestra tal cual es en esta obra. Gracias, Carolina, por permitirme este prólogo.

Lector, avance en la lectura, no se arrepentirá.

Analía Verónica Losada

1 Balma, C. J.; Losada, A. V., y Ceberio, M. R. (2023). Roles parentales y figuras de apego en niños y niñas criados en familias homoparentales. Enciclopedia Argentina de Salud Mental. Fundación Aigle.

2 Losada, A. V. (2015). Familia y psicología. Dunken.

3 Losada, A. V. y Marmo, J. (2017). Hacia la comprensión de los procesos familiares. Dunken.

4 Losada, A. V. y Marmo, J. (2019). Manual de Psicología de la Familia. Educa.

Introducción

Durante años, se consideró que existía una familia tipo. Estaba conformada por una madre, un padre y dos hijos, y sus roles estaban bien marcados y definidos: la madre era la encargada del cuidado de los hijos y de mantener el orden intrafamiliar, mientras que el padre era el proveedor, el que salía al mundo exterior. Sin embargo, este modelo de familia es difícil de encontrar en la actualidad.

Esto se debe a que ha tenido que adaptarse y reconfigurarse a partir de los nuevos cambios políticos, sociales y culturales. El ingreso de la mujer al mercado laboral, la Ley 26618 de Matrimonio Civil (matrimonio igualitario), del 2010; la Ley 26862 de Reproducción Médicamente Asistida, del 2013, y la Ley 26743 de Identidad de Género, del 2012, permitieron visibilizar nuevas estructuras o configuraciones familiares, como las familias ensambladas o reconstituidas (aquellas en las cuales uno o ambos miembros tiene uno o varios hijos de uniones anteriores), monoparentales (compuesta por un solo progenitor y uno o varios hijos) u homoparentales (aquella en la que la pareja es del mismo género), entre otras.

En este libro, nos enfocaremos en las familias homoparentales o, más precisamente, en el surgimiento de los roles parentales y la instalación de figuras y vínculos de apego dentro de estas organizaciones familiares.

Con el objetivo de analizar este tema, se entrevistaron en profundidad a los miembros de la pareja conyugal de dieciséis familias homoparentales, a fin de indagar cómo ellos ven la constitución de roles y de figuras de apego en sus hijos o hijas. Estas familias, además de firmar un consentimiento informado, debían cumplir con el requisito de tener hijos o hijas nacidos dentro de esa unión conyugal, ya sea por inseminación artificial o vientre subrogado, o haber adoptado a sus hijos durante la primera infancia, es decir, entre los dos primeros años de vida del niño.

Capítulo 1

Familias, crianza y homoparentalidad

La familia

Las personas, por naturaleza, somos sujetos sociales. Desde la primera infancia, formamos parte de un grupo social fundamental: la familia. Es nuestro primer grupo de pertenencia. En la familia, el niño se adapta a las normas de comportamiento, y esta es el modelo que tomará para sus relaciones sociales y vinculares cuando salga al mundo.

La familia puede definirse como un grupo social que determina cómo sus integrantes responden a todo aquello que les llega desde la propia familia y también desde el exterior. Es un sistema abierto, en transformación, porque permanentemente recibe información del mundo y también la transmite, además de que se adapta a las diversas demandas que atraviesa.1 También se define como un conjunto de personas que forman una unidad. Esto implica que las relaciones familiares son circulares, es decir, los miembros de la familia se influyen mutuamente. Por ello, decimos que una familia no es una suma de personas, sino una totalidad, en la que cada padre y cada hijo son una unidad dentro del grupo.2

Los miembros de la familia se encuentran en permanente evolución, en distintas fases de crecimiento. Además, sus roles dentro del grupo son diversos y se relacionan entre sí. La familia es un espacio de cuidado, organización y desarrollo, donde padres e hijos construyen su identidad y su sentido de valor personal y profesional.3

Las familias atraviesan diferentes etapas o ciclos vitales, y los roles y las tareas que cada miembro de la familia desempeña en estos vienen definidos por la cultura. En la nuestra, se distinguen cuatro etapas básicas: formación de la pareja, familia con hijos pequeños, familias con hijos adolescentes y familias con hijos adultos. En este libro nos enfocaremos en las dos primeras etapas o ciclos vitales.4

Cuando formamos una pareja (primera etapa), cada miembro aporta a la unidad conyugal las influencias y presiones que ha recibido en su familia de origen y el entorno sociocultural. Por lo tanto, deben aprender a comunicarse, relacionarse y negociar. Y este sistema se modifica con la llegada de un nuevo integrante, un hijo. Esta circunstancia puede desestabilizar el orden familiar. Sin embargo, la etapa se supera cuando los cónyuges cumplen sus respectivos roles y funciones, y será más fácil ajustarse a los cambios propios de esta etapa si los padres negocian las responsabilidades para con el recién nacido. Y, a medida que los niños crecen, surgen nuevos desafíos e inconvenientes derivados de la crianza y de la particularidad de cada uno de ellos. En esta etapa, los hijos aprenden los patrones sociales y de convivencia, que se experimentan en el seno de la familia y durante la vida escolar.5

Estructura familiar

Las personas influimos sobre nuestro contexto y, a su vez, este nos modifica: estamos en permanente interacción. La familia es un sistema social al cual debemos adaptarnos; además, nuestras acciones dependen de ella y nos adaptamos a las modificaciones que realicen los otros miembros. Las personas formamos parte del sistema, pero este no deja de ser un conjunto, es decir, una totalidad. Entonces, cualquier modificación que se haga a la estructura familiar tendrá influencia sobre todos los miembros de la familia.6

La estructura familiar es un armazón relacional de jerarquías funcionales, que está determinado por los roles que cumplen sus miembros. Así, dentro de cada sistema familiar, encontramos subsistemas conformados por niveles de funcionamiento que implican una jerarquía, propia del orden en que aparecen temporal y relacionalmente.7 La estructura familiar es una trama invisible de relaciones funcionales, que organizan y determinan cómo sus miembros se relacionan. Gracias a la estructura familiar, se instalan pautas, que los miembros cumplen y que marcan y regulan su conducta. En esta estructura aparecen los subsistemas (el conyugal, el parental y el fraterno), y cada uno de estos posee funciones específicas y plantean demandas y roles puntuales a cada integrante.8

En este libro, desarrollaremos el subsistema conyugal, que está centrado en la pareja, y el subsistema parental, que hace foco en los vínculos entre padres e hijos.

El conyugal es un sistema simétrico, es decir, ambos miembros tienen roles y funciones pares. Está conformado por la relación entre dos personas: hombre-mujer; mujer-mujer; hombre-hombre. Son dos adultos que se unen para formar una pareja; transitarán la vida juntos con intención de acompañarse mutuamente y crecer. Si no llega un hijo, este será el único subsistema familiar.

El parental es un sistema asimétrico, y está formado por las relaciones entre padres e hijos. Tiene que ver con la crianza y la socialización de los niños, y se modifica a medida que los hijos crecen. Para el desarrollo infantil, es muy importante la transmisión de sistemas de creencias de padres a hijos. Los sistemas de creencias se construyen en los encuentros entre las experiencias diarias con los padres, y optimizan el desarrollo infantil, posibilitan la reflexión y la reorientación. Las creencias de los padres están relacionadas con sus modelos de enseñanza y aprendizaje, e influyen de múltiples maneras en la vida de los hijos.9

Familia y desarrollo psicológico

Dentro del grupo familiar, se producen una serie de interacciones sociales. Como se generan de manera sistemática y son importantes para la persona, esta las interiorizará, y determinarán su desarrollo psicológico.10 Por otra parte, es posible pensar a la familia como un sistema abierto en permanente interacción con el mundo; por ello, podemos subrayar que tanto el mundo externo como el intrafamiliar influyen en el desarrollo psicológico de la persona que pertenece a una familia.11

Además, la inmadurez biológica del niño permite que la familia ejerza una gran influencia sobre su psiquismo, en reciente constitución. El primer contexto al cual debe adaptarse un bebé es al familiar y, por su lado, la familia debe brindar las condiciones necesarias para su desarrollo como ser humano, es decir, debe ofrecer un contexto humanizador.12

La crianza es determinante para su desarrollo psicológico. Por ello, es necesario definirla. Algunas de las acepciones que menciona la Real Academia Española para la palabra criar son las siguientes: “nutrir o alimentar al niño con leche de sus pechos o biberón. Alimentar, cuidar y cebar aves u otros animales. Instruir, educar y dirigir. Dar ser a algo que antes no existía”.

La crianza cumple un rol fundamental en la constitución de una persona; es mediante ella que todos adquirimos los atributos de un ser social, propios del ser humano. Es un proceso sociocultural e histórico que pone en juego una serie de representaciones sobre el niño y su cuerpo, las que, al mismo tiempo, se trasladan a definiciones particulares de la persona, la familia y sus vínculos sociales. Por lo tanto, las prácticas de crianza son diversas, dependen del momento sociohistórico y de la concepción social de la niñez de ese momento. Esto quiere decir que las prácticas cotidianas (como hacer dormir a un niño, su alimentación, su aseo...) dependen de una serie de representaciones sobre la niñez y el cuerpo infantil. Para el modelo occidental de clase media, la crianza debe ser llevada a cabo por un padre y una madre, quienes tienen roles bien definidos dentro del seno del hogar. Sin embargo, es evidente que existen otros modelos de crianza asociados a diferentes adscripciones culturales.13

Los modos de crianza y relación entre los padres y sus hijos son de suma importancia para comprender las características de la personalidad del ser humano. La manera en que interactúen el padre, la madre y los hijos determinará la conducta y el desarrollo de la personalidad del niño. El comportamiento del padre y la madre durante la primera infancia es fundamental para la constitución de su futura personalidad. Además, estos primeros vínculos son determinantes para la creación de vínculos futuros.14

En este sentido, es necesario indagar sobre la estructuración psíquica de ese nuevo integrante de la familia. Esto implica, entre otras cosas, analizar los roles que ocupará cada miembro del subsistema parental con respecto a la crianza del hijo, quién será su figura de apego y cómo se transmitirán los sistemas de creencias parentales, que serán trascendentales para el desarrollo infantil.15

Crianza respetuosa

La crianza respetuosa implica considerar al niño como una persona completa, única e irrepetible, a la que hay que acompañar de manera amorosa para que pueda explorar y descubrir el mundo. Conlleva el respeto por todos aquellos que forman ese vínculo, tanto bebés como adultos cuidadores.16 Este nuevo concepto de crianza implica un cambio de paradigma, centrado en las necesidades, capacidades y deseos del niño, bajo la lógica de reafirmar el vínculo seguro y una crianza empática, siempre con el enfoque puesto en él.17 La crianza respetuosa apunta a generar estilos parentales democráticos, en los cuales los padres promuevan el aprendizaje de habilidades para la vida de los hijos. Sus herramientas serán la reflexión, la comprensión y la inducción empática, y dejarán atrás el control externo centrado en los castigos, la amenaza, el miedo o la vergüenza.

Estilos parentales

A través de los estilos de crianza, los padres intentan transmitir en sus hijos ciertos valores y normas. El objetivo es educar, influir y orientar a los hijos para que se puedan relacionar en la sociedad.18

Baumrind, en su artículo Effects of authoritative parental control on child behavior, describe tres estilos para explicar el modo en que los padres interactúan con sus hijos y cómo estos generan consecuencias directas en las conductas de los niños, tanto en el ambiente familiar como en el escolar. Los estilos que describe son cuatro: el autoritario, el permisivo, el indiferente y el democrático.

El estilo autoritario se da cuando los padres exigen un elevado nivel de madurez a sus hijos y ejercen un estricto control sobre ellos. Esto va acompañado de escasa comunicación y afecto. Este estilo de crianza se caracteriza por que, si la norma no se obedece, aparece el castigo. Existe una gran asimetría entre padres e hijos y, además, estos no dialogan.

El estilo permisivo se caracteriza por el poco control por parte de los padres hacia sus hijos. Aquí hay un alto grado de comunicación y afecto. No hay límites ni castigos, y lo que prevalece es el dejar hacer a los hijos. En este caso, la asimetría se da al revés que en la crianza autoritaria, ya que los padres consultan a sus hijos sobre las decisiones y les dejan el control.

También existe el estilo democrático, en el que estos padres tienen altos niveles de comunicación, afecto y exigencias. Si bien ejercen el control sobre sus hijos, tienen en cuenta sus necesidades y sus sentimientos: son más empáticos con ellos. Si ponen límites o exigen, siempre lo hacen con la intención de orientar. Además, están dispuestos a escucharlos para llegar a un acuerdo mutuo. Este estilo es el que mejor promueve el desarrollo de los hijos.

Posteriormente, Baumrind, en su trabajo de 1996, incorpora el estilo negligente o indiferente. En este caso, los padres no ejercen ningún control ni imponen normas o castigos. Tampoco establecen con sus hijos comunicación ni les brindan afecto; es decir, se desentienden de las responsabilidades que conlleva tener un hijo.

Nuevas familias

A lo largo de los años, la organización familiar se ha ido modificando. Es difícil encontrar, en la actualidad, a las familias consideradas tipo o modelo, aquellas conformadas por una madre, un padre y dos hijos, con roles bien marcados y definidos, donde la madre es la encargada del cuidado de los hijos y de mantener el orden intrafamiliar, mientras que el padre es el proveedor y, como tal, el que sale al mundo exterior. Esto se debe a que las familias se han tenido que adaptar y reconfigurar a partir de los nuevos cambios políticos, sociales y culturales.

Las organizaciones familiares no siempre fueron las mismas. El modelo de familia nuclear reemplazó la familia ampliada medieval, pero esta siempre estuvo basada en la unión de un hombre y una mujer, y los hijos que tuvieran. En la actualidad, en la sociedad posmoderna, hay una deconstrucción de la familia nuclear y se han diversificado las formas de organización familiar: han aparecido variantes, muchas veces, difíciles de concebir. La deconstrucción de la maternidad y de la mujer, el ingreso de esta al mercado laboral, al igual que la caída de la figura del padre de familia y la ampliación de derechos vinieron a cuestionar el concepto de familia nuclear y de la unión hombre-mujer como elemento esencial para tener hijos.19

Se puede hablar de antiguas y nuevas estructuras familiares. Las antiguas son aquellas que se vinculan con las concepciones de las generaciones de comienzos del siglo xx hasta la década del 60. Abarca hasta los padres nacidos en la década del 50, quienes estaban influenciados por los mandatos de sus propios padres, nacidos en 1920 o 1930. Las nuevas estructuras, por su parte, responden más precisamente a los padres de la generación del 60 y 70. Estos, a pesar de ser hijos de padres nacidos a inicios del siglo xx, tienden a ser más flexibles y se han adaptado a los cambios que suponen las estructuras modernas de familia.20

En las viejas estructuras, las familias solían ser numerosas: cada matrimonio tenía varios hijos. Además, vivían diversas generaciones en un mismo hogar. La mujer, ubicada en un lugar de sumisión o inferioridad respecto del hombre, era la encargada de la casa y del cuidado de los hijos, mientras que él era el proveedor económico y no se ocupaba de la crianza. En estas familias, los roles y funciones familiares estaban bien marcados y definidos. Casarse era el pasaporte para poder formar una familia. Las parejas se casaban muy jóvenes y tenían hijos rápidamente.

En las nuevas estructuras familiares, las familias ya no son numerosas, no suelen tener más de dos hijos, y tampoco hay varias generaciones viviendo en un mismo hogar. Las mujeres trabajan fuera de las casas, al igual que los hombres, y ambos se ocupan de las tareas domésticas y del cuidado de los niños. El hombre posee un rol de padre más activo. La autoridad suele estar compartida entre ambos. En estas estructuras, no hace falta casarse para vivir en pareja o fuera de la casa parental. Las personas suelen casarse entre los veintiocho y treinta años, y hay una demora en la llegada de los hijos, ya que la medicina y los avances de la ciencia han permitido congelar material genético, además de que hoy existen numerosas técnicas de reproducción humana asistida. Dentro de estas nuevas estructuras familiares, se encuentran las homoparentales, es decir, aquellas familias formadas por dos personas del mismo sexo.

En Argentina, la Ley 26618 de Matrimonio Civil (matrimonio igualitario), del 2010; la Ley 26862 de Reproducción Médicamente Asistida, del 2013, y la Ley 26743 de Identidad de Género, del 2012, permitieron la constitución y visibilización de nuevas estructuras o configuraciones familiares. De esta manera, las personas del colectivo LGTBIQ+ (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queers y otras disidencias) pudieron llevar a cabo su proyecto de formar una familia con sus respectivos hijos.

La ley de matrimonio igualitario permitió que muchas familias homoparentales, que estaban constituidas desde hacía años, pero que se mantenían ocultas por temor y por el no reconocimiento del Estado, pudieran ahora ser visibles y, además, dio paso a que otras parejas pudieran tomar la iniciativa y formar su propia familia.21

Homoparentalidad

Los cambios sociales conllevan modificaciones en la organización familiar. Es así como, en la Argentina, la promulgación de la ley de matrimonio igualitario en el año 2010 condujo a una nueva concepción del matrimonio, ya que permitió legalizar la unión de personas de igual sexo. La Argentina se convirtió, así, en el primer país de Latinoamérica en legalizar el matrimonio igualitario. Esto generó que gran cantidad de parejas homosexuales pudieran legalizar sus vínculos y, con ello, concretar legalmente la constitución de una familia con la inclusión de un hijo o hija a través de la adopción o de diferentes métodos, como la reproducción asistida o la subrogación de vientres.

Para estas familias, es más fácil visibilizarse y tener aceptación en los lugares en los cuales el matrimonio igualitario ha sido legalizado. Tener una ley que respalde esta unión les ha dado respaldo legal y ha evitado, muchas veces, el rechazo homofóbico. Además, les ha brindado una seguridad fundamental para poder mostrar abiertamente su forma de sentir y vivir la sexualidad y la afectividad.22

Como se explicó anteriormente, se consideran familias homoparentales a aquellas formadas por los niños y sus padres o madres, cuando estos sean personas trans o bien tengan una orientación sexual gay o lesbiana, en todas sus posibles combinaciones.23 Este tipo de familias, a diferencia de otras, son las menos conocidas y aceptadas socialmente. Sus hijos, por lo general, han nacido dentro de un matrimonio heterosexual anterior, y esto es más común en familias de lesbianas, ya que las mujeres suelen quedarse con la tenencia de sus hijos o hijas al separarse de sus parejas heterosexuales anteriores.24

Los mismos autores indican que, actualmente, muchas de estas familias están teniendo a sus hijos/as por la subrogación de vientres, en el caso de padres gais. Las parejas de lesbianas suelen recurrir a las técnicas de reproducción asistida. Y, además, muchos miembros de la comunidad LGTBIQ+ eligen adoptar.

A lo largo de la historia, tanto los hombres gais como las mujeres lesbianas han venido criando y educando a sus hijos e hijas, aunque estas familias han permanecido ocultas durante siglos por los grandes prejuicios que hay en torno a la homosexualidad.25

Siempre existieron parejas de gais y lesbianas que tuvieron hijos, pero las formas de hacerlo eran diferentes a las actuales. Además, contaban con menos visibilización. La mayor aceptación de la comunidad LGTBIQ+ y la militancia de estos grupos les han permitido ganar derechos y que ya no sufrieran tanta discriminación.26

Muchos miembros de este colectivo, mujeres lesbianas y hombres gais, ocultaban su orientación sexual y tenían hijos dentro de una pareja heterosexual y, al separarse, conformaban nuevas parejas, en las que asumían su orientación sexual y continuaban con sus roles de padres o madres. Pero en los últimos años comenzaron a aparecer, principalmente gracias a las nuevas tecnologías reproductivas y a la mayor aceptación social, otras formas de acceder a la maternidad y la paternidad para estas personas. Hoy pueden ser madres o padres sin necesidad de negar su sexualidad, como sucedía en otras épocas. Para ello, existen cuatro maneras: a través de relaciones sexuales, de la inseminación artificial, de la adopción y de la subrogación.