La Excelencia Empresarial - Carmen Yates - E-Book

La Excelencia Empresarial E-Book

Carmen Yates

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Beschreibung

Herramientas positivas para tener éxito en los negocios!

Muchos ven el mundo empresarial como un nido de víboras, una carrera de peligrosos obstáculos y una agotadora experiencia a nivel personal. Nada de eso tiene que ver con la Excelencia, que sería más bien una caja de herramientas positivas que nos empodera ante cualquier circunstancia, convirtiendo los problemas en retos. Tener esa caja llena es garantía de éxito en los negocios. El propósito de este libro es acercarte a todos estos recursos fundamentales. Aquí aprenderás:

—> Las claves imprescindibles para crear la Visión de futuro que potenciará una mayor contribución de tu empresa a la humanidad.
—> Metas y objetivos como referente constante y la Misión como el camino que nos conduce a la culminación de nuestro proyecto.
—> Los pasos necesarios para generar Riqueza inagotable dentro de las empresas y que todos ganen, el empresario, los trabajadores y los clientes.
—> La aventura a recorrer para mejorar las relaciones con los Clientes y elevar las Ventas potenciales.
—> Los recursos para crear un Equipo inspirado, integrado y con resultados de éxito.

Descubre, en este libro, las herramientas necesarias para evolucionar con éxito en los negocios gracias a resultados, buenas relaciones con clientes o generar riqueza.

EXTRACTO

Tanto las personas que forman parte de una empresa como sus clientes, se sienten identificados y atraídos por los valores enunciados en la misión. Aquello que ofrecemos se ve con claridad y refleja qué somos (la visión) y qué hacemos (la misión).
Conseguir la unión de estos dos elementos es realmente importante para la empresa porque supone llegar al punto que nos marca la dirección correcta y que nos hace coger el tren del norte de nuestra organización. Ahora sí podemos despertar el amor de nuestros colaboradores y de nuestros clientes, y seremos capaces de hacerles partícipes de este viaje hacia el descubrimiento, el crecimiento y la transformación.
Si la idea fundamental de la empresa está perfectamente definida y claramente expresada a través de una imagen, toda resistencia se derrumba dejando paso a una sinergia entre las personas, tremendamente enriquecedora, que facilita su participación en el proceso empresarial. Los demás… querrán estar implicados. Por eso es tan importante responder a los interrogantes de forma tal que todo el personal lo pueda entender, aceptar y aplicar en su vida y en su trabajo.

TESTIMONIO

“Este libro es una llamada a crecer en sabiduría más que en conocimiento. Carmen Yates aspira a que subamos el listón y elevemos nuestros objetivos para crear empresas excelentes”. Joaquín Tamames

SOBRE LA AUTORA

Carmen Yates es emprendedora, CEO de su empresa y escritora. Su curiosidad, ganas de aprender e investigar vinculadas a su amplia experiencia en el mundo empresarial la han llevado a compartir una metodología innovadora de gestión empresarial. Ella y su familia son introductores y los máximos exponentes en español del Método Demartini®. Más info: www.carmenyates.com

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Couverture

Page de titre

Advertencia legal:

Queremos hacer constar que este libro es de carácter meramente divulgativo, donde se exponen consejos prácticos para mejorar situaciones personales y/o profesionales. No obstante, las siguientes claves y recomendaciones no son una ciencia exacta, y la información que figura en esta obra no garantiza que se alcancen los mismos resultados que describe el autor en estas páginas, por lo que ni el autor de la obra ni la editorial Mestas Ediciones se hacen responsables de los resultados que se obtengan siguiendo este método. Consulte siempre a un profesional antes de tomar cualquier decisión. Cualquier acción que usted tome, será bajo su propia responsabilidad, eximiéndonos al autor y a la editorial de las responsabilidades derivadas del mal uso de las recomendaciones del libro.

Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Repográficos — www.cedro.org), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

A mis ancestros, a mi familia de linaje y a mi familia entera del planeta.

A todos los seres humanos.

AGRADECIMIENTOS

Este libro es el resultado de estudios y, principalmente, de mis experiencias, mis viajes a través de cinco continentes y, sobre todo, de mi viaje personal. En mi travesía me he encontrado a muchos maestros, aliados, compañeros de viaje, retos, desafíos, pérdidas, ganancias, alegrías y tristezas, y todo ello, en todo momento, ha dejado en mí una semilla de aprendizaje, semilla que constituye mi verdadera riqueza.

Agradezco a todas las personas que han pasado por mi vida, incluso aquellas cuyo nombre desconozco, porque han formado parte de mi desarrollo y de mi conocimiento como ser humano, porque en ellas y ellos me he visto reflejada.

A mis padres, Teresa y Jorge, porque fueron ellos mis primeros maestros, que me legaron un tesoro muy valioso: el amor a lo que hacían y el hacerlo con amor.

A mi compañero y esposo Luis María, por empujarme siempre para realizar mi sueño como escritora y ayudarme con su talento en las correcciones lingüísticas.

A mis hijos Sylvia y Óscar por apoyarme incondicionalmente y ser hasta el día de hoy mis grandes maestros.

A mis hijas menores Trilce y Eva por ser, desde que nacieron, la fuerza que le dio impulso a mi vida para seguir, seguir y seguir adelante, aprendiendo y creciendo como profesional y como persona.

Al comprobar que la familia es también una empresa, agradezco a mi empresa familiar entera.

Agradezco a Margery Miller por su tesón, ayuda y apoyo en la elaboración de la estructura de este libro y los ejercicios.

A todo el equipo de nuestra Empresa, por su confianza en mis conocimientos y mi experiencia, y por haber querido y aceptado servir de banco de pruebas de todo aquello que escribo en este libro.

A John Demartini, por haber sido la persona que durante un fin de semana, en su curso “La Experiencia Descubrimiento”, me hizo descubrir mi propia magnificencia y el propósito de mi vida que me encuentro haciendo hoy.

A Jorge Carvajal, porque con sus enseñanzas de la Sintergética me enseñó a aplicar mi sabiduría en todo lo que hago. A Lair Ribeiro, a Frederic Solergibert y a Ángel García por haberme transmitido con tanto amor sus enseñanzas.

A Deepak Chopra, por ser ese maestro especial y sabio que aportó en muchas ocasiones, una luz en mi camino.

A mis amigos Pascale Tissier y Alfonso Gajate. A Pascale por ser la arquitecta que me hizo comprender que todos somos los arquitectos de nuestras vidas, y a Alfonso, por el respeto y cariño hacia todo lo que hago.

Y a ese equipo de personas —equipo que incluye a todos los lectores y lectoras— gracias a quienes esta obra sigue viva.

Carmen Yates

PRÓLOGO

El libro La excelencia empresarial, de Carmen Yates, es una buena y bienvenida contribución al refrescante debate que está teniendo lugar en el mundo respecto a la función de la empresa, no sólo como generadora de empleo y riqueza para todos, sino también como campo de juego en el que las personas puedan desarrollarse y relacionarse en armonía, sobre la base de relaciones de respeto entre ellas y con el resto de la sociedad.

El mundo de la empresa se caracteriza en estos últimos años por un gran y positivo dinamismo y también por una acusada zozobra. Dinamismo, en cuanto es un campo idóneo en el que se desarrolla lo mejor de la creatividad del hombre, capaz de inventar rentablemente bienes y servicios que cuando éramos niños nos parecían de ciencia-ficción. El hecho de que nos hayamos ya habituado a los ordenadores personales, al teléfono móvil, al correo electrónico y al prodigio de Internet, entre otras maravillas, no significa que no sean inventos sensacionales desarrollados por seres altamente inteligentes, y en empresas también altamente inteligentes.

Pero también zozobra, en la medida en que el actual modelo económico parece estar basado en el paradigma del crecimiento sin límite, que lleva aparejado muchas veces la coletilla de “al coste que sea”, se trate del equilibrio físico y psíquico de las personas o de nuestro propio ecosistema. Y el modelo de economía de mercado en el que nos movemos, que como nos recuerdan los pensadores liberales, es el mejor modelo inventado hasta la fecha, peca de no pocos excesos que con demasiada regularidad generan crisis en las que se volatilizan riquezas, empleos, perspectivas vitales y nuestra propia confianza en la posibilidad de dominar los ciclos económicos para propiciar un mejor reparto de la riqueza en el mundo, y erradicar la miseria en la que viven millones de personas. Y en dichos excesos mucho tienen que ver la avidez, la avaricia y la codicia propias de la condición humana.

Algo está fallando clamorosamente, y este “algo” requiere una reconsideración y una visión nueva sobre muchos temas. Y también nuestra reconsideración como “actores” que intervienen en la empresa, cualquiera que sea nuestro lugar en la misma (y más en las posiciones de la Alta Dirección), reconociendo por fin nuestra propia responsabilidad en la creación, bien de empresas iluminadas, o por el contrario, de empresas depredadoras que desertizan todo lo que tocan.

Se habla mucho de la necesidad de cambio en la empresa, como si esta fuese un ente separado y aislado de las personas que la forman, cuando en realidad tenemos que bajar un peldaño más y hablar de las personas que la conforman, y de la elección que esas personas hacemos cada día para desarrollar o no al máximo nuestro potencial. Para mí está claro que todos aspiramos a empresas iluminadas, en las que los valores que creemos compartir se manifiesten plenamente. Lo que no está tan claro es que pongamos cada día lo mejor de nosotros para alcanzar ese objetivo y que los valores sean siempre compartidos.

Entre las elecciones personales posibles, unas personas eligen el reto, la superación, la creatividad; otras, en cambio, eligen el victimismo, la inercia, la apatía. Dicho con otras palabras: la empresa con frecuencia arrastra negatividad, y muchas veces se le endosa (como si existiera separadamente de las personas que la forman) una responsabilidad que no le corresponde, sino que realmente corresponde a las personas que la forman.

Este tipo de crítica a la empresa me recuerda al debate sobre la televisión basura y sobre el poder alienante de tantos programas de televisión, como si la responsabilidad fuese exclusivamente de las productoras y emisoras, y no de los ciudadanos que consumimos compulsivamente muchos de los programas, con independencia de su zafiedad o nula aportación a un mundo más sutil y cuidado. Y me recuerda también a cuando criticamos a los demás sobre comportamientos que no hemos todavía erradicado en nosotros mismos, estando como estamos tantas veces atentos a la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el nuestro. El ciego guiando al tuerto, que dijera Jesús, y al final todos despeñados y responsabilizando de ello al de al lado (nunca a nosotros).

Vamos así al meollo de la cuestión, y es preciso referirse por ello a la capacidad de elección que cada uno de nosotros tiene para actuar en la empresa (pero también en todos los demás ámbitos de interacción con el otro) aportando lo mejor nuestro (que llevamos dentro) o aportando sólo lo mediocre o lo malo (que también llevamos dentro). Y apelamos a nuestra responsabilidad individual para aportar lo mejor.

Es cierto que deben darse las condiciones necesarias para que, aportando lo mejor, todo fluya, pero mi experiencia de 26 años en la empresa es que ante unas mismas condiciones habrá personas positivas y negativas, y la combinación y peso de unas y otras sobre el total conformarán el tipo de empresa resultante. Por ello, al hablar del cambio en la empresa es necesario hablar del cambio en las personas.

El cambio que queremos ver en el mundo y en la empresa debe ser primero un cambio en nosotros. Es verdad, y en ocasiones atisbamos esta realidad, que cuando uno cambia el mundo cambia. Nos lo dicen no sólo todas las tradiciones espirituales, sino también la práctica cuando realmente nos ponemos en ello. Cada uno de nosotros somos responsables del universo que creamos, y como muy bien apuntan muchos conferenciantes de empresa, tenemos la opción de crear un jardín o un basurero en nuestra mente. Y si nuestro pensamiento se adecua a la creación de un jardín, nuestra acción tendrá unas características muy distintas, estará alimentada por una energía superior y más poderosa. He aquí una elección que puede cambiar nuestra realidad, y ese cambio es el que hay que extender a nuestro ámbito. Personas en armonía vital crearán empresas en mayor armonía que aquellas creadas por personas confusas y ofuscadas. Estemos pues, en armonía. Esta es nuestra primera obligación ante nosotros y ante la sociedad.

Carmen Yates nos habla desde su gran experiencia como empresaria, por un lado, y como experta en conocer a la persona para sacar lo mejor de ella; por otro, en su faceta de consultora y coach. Conoce la esclavitud y dureza de construir la cuenta de resultados día a día, y con seguridad también la dificultad de llegar apretada de caja a este IVA o a aquel otro compromiso. Conoce por experiencia directa lo que significa la paciencia, la capacidad de sufrimiento y las dificultades a las que se enfrenta todo empresario, máxime si ha sido fundador de su empresa. Más de una noche se ha despertado preocupada porque la nómina a dos o tres meses vista dista de estar todavía financiada. Y también, como consultora, es testigo del miedo y de los lastres que llevamos las personas; es experta psicóloga que busca y encuentra la palabra adecuada para propiciar el despertar en las personas. Pero también ha vibrado cuando se ha conseguido tal o cual contrato, o el cliente ha extendido su felicitación por el buen trabajo o, más importante, cuando ésta o aquella persona de la plantilla se ha convertido en un profesional autónomo, solvente y capaz. La empresa tiene muchas compensaciones, y una de ellas es ser testigo del desarrollo de las personas.

Y, a pesar de estas dificultades, Carmen aspira a que subamos el listón por encima de estos inevitables inconvenientes y aspira a que elevemos nuestros objetivos y nos planteemos la posibilidad de crear empresas excelentes. La receta no puede ser otra que “si somos conscientes de que todos poseemos una sabiduría innata y actuamos desde esa sabiduría, crearemos y haremos empresas excelentes”; por lo que “La excelencia empresarial” es una llamada a crecer en sabiduría más que en conocimiento, pues el poder emancipador de aquélla es muy superior al de éste.

Asume Carmen Yates la tesis, con la que coincidimos plenamente, de que la empresa puede ser un lugar sumamente creativo, pues “crear una empresa es, para nosotros, crear una obra de arte”, y nos propone siete elementos para que miremos el mundo empresarial desde una óptica enriquecida que nos ponga en camino de buscar la excelencia de la empresa, que es nuestra meta. Este libro se estructura así en los 7 elementos que pueden ayudarnos a trascender desde una vivencia mecanicista de la empresa a una vivencia creativa, en la que nuestros tesoros internos (que todos tenemos) florezcan en beneficio de un objetivo superior que nos trasciende, y en la que los líderes trabajen, sin explicitarlo, en actitud de servicio. Cada vez vemos más en la literatura de negocios el concepto de líder servidor, y he aquí una de las claves de la excelencia de la empresa que Carmen Yates identifica con claridad y sutileza: “servicio no es otra cosa que poner lo mejor que poseemos al servicio de los demás con amor y dedicación”, y, más tarde “cuanto más damos, más recibimos. Este principio universal es muy importante en nuestra vida cotidiana y no debemos pasarlo por alto”.

La excelencia empresarial es un libro oportuno que invita a renovarse y a plantearse hacer las cosas con mayor consciencia y frescura. Carmen Yates aporta con este libro una herramienta para que las personas en las empresas (y también fuera de ellas) puedan descubrir sus valores más altos, aquellos valores que nos conducen a descubrir nuestro verdadero potencial, y que nos permiten, en realidad, humanizarnos.

Joaquín Tamames

INTRODUCCIÓN

«Todo está conectado. Todo depende de todo lo demás. Todo está en armonía con el universo.»

Deepak Chopra

En el año 2008 apareció la primera edición de este libro bajo el nombre de La empresa sabia.

Hoy, diez años más tarde, sale a la luz esta actualización del libro —corregida y aumentada— bajo el nombre de «La excelencia empresarial».

Este libro es una síntesis de mis experiencias en el mundo empresarial desde mi llegada a Madrid, y de lo aprendido durante este camino. Además del deseo de compartir con los lectores lo que he ido descubriendo. Todo avance profesional nos hace crecer como personas. Si soy honesta conmigo misma puedo decir que no sería la que soy hoy sin haber pasado por todas estas experiencias.

A lo largo de mi vida me he dedicado a crear empresas, porque descubrí que mi espíritu emprendedor fue siempre lo que impulsó mi formación. He tenido el privilegio de haber pasado por numerosos aprendizajes: siempre sentí amor por el aprendizaje y vocación por enseñar.

En este libro trato de volcar de una manera sencilla y práctica las semillas que he recibido y recogido en mi camino, de mis mentores, maestros, cursos, libros, estudios y, en general de todo aquello que, de uno u otro modo, me ha sido una fuente de aprendizaje.

La síntesis que presento en este libro de lo que es el principio de la polaridad con sus claves y elementos, adaptados para la empresa del siglo XXI. La intención que me ha llevado a escribirlo, es la de sembrar una semilla que pueda hacer crecer y transformar a las empresas a través de la transformación de las personas, y enmendar la visión sesgada que pudiéramos tener de nuestro entorno profesional y personal.

El principio es que no hay empresas sin personas y partiendo de ello podemos ver que la vida personal de cada uno es una empresa, nuestra familia es una empresa, nuestra comunidad es una empresa, nuestro país es una empresa… ¡Nuestro planeta es una gran empresa!

Si aprendiésemos a mirarlo de esa forma la pregunta es ¿Cómo podemos contribuir a que nuestra empresa sea mejor y vivir en la excelencia?

Con esa consciencia estaremos todos y cada uno de nosotros contribuyendo a crear riqueza y a cambiar las formas de hacer las cosas. No es que las antiguas formas no valgan sino que todo está en constante cambio y renovación y debemos ser conscientes de ello. Las consecuencias de no querer renovarnos y cambiar nos pueden llevar al estancamiento y del estancamiento al sufrimiento, a la frustración y al desencanto. No hemos venido a sufrir sino a vivir a través del aprendizaje y descubrir lo que queremos y quiénes queremos ser. ¿Qué papel quieres desempeñar en esta vida? ¿A qué quieres jugar y divertirte? Es así de fácil.

Cuando éramos niños lo hacíamos ¿Por qué al volvernos adultos lo olvidamos?

En este libro se trata de que el lector vaya descubriendo que, además de nuestra visión lineal de la cosas (causa y efecto), existe otra forma de verlas: la visión sistémica (global, esférica). Cuando aplicamos esta nueva forma de ver nuestra realidad y descubrimos lo que ocurre, además de ampliar nuestra visión, creamos una interacción que nos aporta mayor información acerca de nuestras experiencias y de nuestro entorno.

La Excelencia empresarial se basa en el principio, antiguo e universal, del equilibrio que los chinos llaman el Yin y el Yang. Este concepto se entiende como la expresión de dos extremos que son, a su vez, polos opuestos o, también, en el modo de cómo mirar de forma fraccionada en vez de ver la unidad que conforma el todo, es decir, sin tener en cuenta que la oposición de estos polos nos indica los puntos extremos máximos solamente para diferenciar las cualidades en que uno depende del otro, que los valores son relativos, dependientes entre sí, que un extremo genera otro, como una rueda sin fin.

Estos elementos se apoyan en cuatro pilares fundamentales, de los que hablaremos a continuación, y actúan como constitutivos de un negocio o empresa.

Cada uno de ellos tiene sus propias características y, aunque aparentemente sean opuestos, hay una relación entre ellos que los lleva a constituir la unidad del negocio. Hablaremos brevemente de cada uno, aunque en cada capítulo iremos viéndolos más en detalle.

El elemento de la visión es el pensamiento que aparece en nuestra mente como una vibración de luz (onda y partícula), que nos permite ver y visualizar una idea que proyectamos en nuestra mente incorporando las imágenes y la forma de cómo deseamos que sea nuestro negocio.

El elemento de la misión es la manifestación de esa idea en el mundo material. Lo que vemos se convierte en realidad. Esa intención o pensamiento adquiere una forma que vamos modelando en aquello que es nuestra visión, inyectándole valores esenciales que forman parte del servicio o producto que ofrecemos.

En resumidas cuentas, para saber con precisión en qué consisten la visión y la misión en nuestras empresas hemos de respondemos a dos preguntas de calidad que son:

¿Qué deseamos hacer?

¿Quiénes somos?

Estos dos elementos son la base de la creación o nacimiento de un negocio o empresa, que pasan luego a integrarse con los otros cinco elementos para constituir la unidad que conforma el todo del negocio.

El elemento de los activadores es aquel que está compuesto por los líderes de las empresas, que promueven la actividad dentro y fuera del negocio, partiendo de la total identificación con la visión de la empresa o negocio, haciéndola suya, porque también es parte de su propia misión profesional y que han elegido para liderar y dirigir como proyecto, con la intención de llegar a buen puerto.

El elemento del equipo está compuesto por las personas que trabajan alrededor de los líderes que, contagiados por el entusiasmo y energía de los activadores, se alinean también con la visión haciéndola suya, porque forma parte de sus propios sueños. Son personas que hacen lo que aman y aportan su saber y conocimiento para que la misión se haga realidad. Se encargan también de compartir todo esto con sus propios equipos humanos.

El elemento de relaciones humanas y ventas es aquel que nos ayuda a crecer como negocio o empresa teniendo en cuenta a las personas como parte de ese capital humano, que es tan importante hoy en día en la sociedad del conocimiento. También aportando nuestros valores como empresa a través del producto o servicio que ofrecemos. Detrás de cada marca o producto hay unos valores que constituyen el leitmotiv de la empresa (el caso de Steve Jobs, por ejemplo).

El elemento del dinero es el que nos conduce a alcanzar la abundancia, el éxito y la culminación de nuestro sueño dentro de la visión. La abundancia no significa tener más cosas sino hacer lo que nos gusta y amar lo que hacemos mediante un servicio que ofrecemos. Cuando cooperamos en vez de competir con los otros, hacemos que cada energía y dinero intercambiado se tome en una situación de ganancia para todos los que están involucrados, y el dinero sea un producto derivado del acto de hacer lo que amamos.

El elemento del entorno físico en los negocios es el que influye directamente en nuestra salud tanto mental como física. Nuestra productividad y bienestar dentro de la empresa o negocio está relacionada con el entorno físico. Cuanto mejor nos sintamos más daremos de nosotros mismos y más nos involucraremos en el conjunto de la empresa.

LOS CUATRO PILARES

Estos cuatro pilares desempeñan el papel de claves, palabra que viene del latín clavis y cuyo significado es llave. Por lo tanto, cuando hablamos del conjunto de las claves, nos estamos refiriendo a ese conjunto de llaves o medios (instrumentos) de conocimiento.

Por analogía lo podríamos comparar con el sistema operativo universal, que rige el orden de la naturaleza. En él se integran las estructuras funcionales, los criterios y coordenadas invisibles del lenguaje interno del universo; las leyes y las reglas por las que todo y todos somos medidos.

Este orden perfecto, similar a un software, está diseñado para funcionar en automático, incluso con la introducción de los factores consciencia y libertad del ser humano.

Si comparamos, como suele hacerse, y lógicamente respetando las distancias, el sistema que rige el universo con los sistemas operativos que rigen los ordenadores, con los que trabajamos diariamente y con los que estarnos tan familiarizados, ese sistema que rige el universo no se equivoca nunca, y somos nosotros quienes no sabemos explotar todo su potencial, lo que hace que algunas veces sintamos que se bloquea o nos bloquea una aplicación. Hemos de saber que el bloqueo reside, en realidad, en nuestra ignorancia de la dinámica interna del sistema que nos ocupa.

Si conocemos las claves de este cerebro universal podemos manejar las distintas aplicaciones y, de ese modo, comprender mejor y vivir en este orden armónicamente.

Las llamarnos claves en el sentido de medios (instrumentos), ya que ellas son las que nos permiten abrir las puertas y descubrir nuevas formas de hacer, quitándonos los velos de nuestra mentalidad de caja y abriéndonos a pensar de forma sistémica (global o esférica).

Estas claves son semejantes a una caña de pescar debidamente equipada y con la carnaza correspondiente, en el sentido de que son medios y no fines, del mismo modo que un sistema operativo es un medio para poder utilizar la aplicación y así conseguir nuestro objetivo final. Resumiendo: lo que importa es el pez, o sea el conocimiento que podemos alcanzar con ellas. Una vez cazada la presa, la trampa se olvida.

Frecuentemente escuchamos que una determinada cosa puede ser femenina (Yin), así como otra puede ser masculina (Yang), aunque todo depende de cómo se quieran ver las cosas, dado que, en realidad, esto no es cierto. La realidad es que Yin y Yang como tal son únicamente los símbolos o adjetivos de lo que representan, así como la bandera no es la patria, ni el humo es el fuego.

Las realidades son únicas, se manifiesten como se manifiesten y tomen las formas que tomen, y la percepción de esas realidades tiene lugar desde las diferentes claves o parámetros de percepción.

LA CLAVE DE LO OPUESTO

Yin y Yang son opuestos, antagonistas y se inhiben mutuamente. Podemos decir que la inacción es contraria a la acción y toda inacción conlleva una acción.

Por ejemplo, el extremo positivo —en el sentido de atracción— de un imán es opuesto a su otro extremo. Uno neutraliza al otro, podrán ser opuestos, pero la existencia de uno es conditio sine qua non de la existencia del otro, porque todo en la naturaleza tiene su parte contraria. Abundando en ello, por ejemplo, los chinos nos dicen que el firmamento es Yang, que la tierra es Yin y que, por ello, en nuestro cuerpo tenemos una parte Yang que son las vísceras, y los órganos son Yin.

Sirva esto para señalar que en el orden de la naturaleza todas las clases de cosas existentes tienen sus opuestos y, si utilizamos los términos chinos, se pueden clasificar según su propiedad en dos tipos: Yin y Yang.

Aquí reside la oposición, o sea contradicción, entre Yin y Yang.

Así pues, en una empresa tenemos que la visión y la misión forman parte de esta oposición.

LA CLAVE DE LA INTERDEPENDENCIA

Yin y Yang coexisten simultáneamente, uno no puede existir sin el otro.

Uno depende del otro.

El exterior existe en función del interior y viceversa.

Por ejemplo, si un imán se rompe, no se aíslan sus polos; positivos y negativos se reproducen en cada uno de los trozos y se generan dos nuevos imanes. No hay científico que haya conseguido aislar los polos de un imán.

La relación de interdependencia entre Yin y Yang quiere decir que cada una de las dos partes opuestas existe dependiendo de la otra. Esta es una condición para la existencia de la otra y ninguna de las dos puede existir de forma aislada. Sin superioridad no hay inferioridad; sin el exterior no existe el interior; sin visión empresarial no existe misión de la empresa. Cuando se separan Yin y Yang se termina la vida.

Si la visión en una empresa está separada de lo que es esta, la misión de la empresa desaparece o se muere y viceversa.

LA CLAVE DE LA COMPLEMENTARIEDAD

Entre Yin y Yang existe un equilibrio relativo. La predominancia de uno y el descenso del otro son relativos. Uno aumenta porque el otro disminuye. No hay equilibrio absoluto sino relativo.

Hace más calor cuando hace menos frío.

La relación de crecimiento-decrecimiento entre Yin y Yang significa que dos partes opuestas de toda cosa o fenómeno se encuentran en movimiento y transformación constantes. Ambas, creciendo una y decreciendo la otra, avanzando una y retrocediendo la otra, mantienen un equilibrio móvil, para asegurar el desarrollo y transformación normales de la cosa o fenómeno.

Esto lo vemos muy claramente en las cuatro estaciones del año: de la primavera al verano, el frío va disminuyendo y el calor va aumentando; esto es un proceso de decrecimiento de Yin y aumento de Yang.

En el cuerpo humano, las funciones fisiológicas se encuentran en actividad, se consumen sin cesar substancias nutritivas, y al mismo tiempo se adquieren constantemente, de modo que el crecimiento-decrecimiento entre Yin y Yang se mantiene en un equilibrio relativo. Si una de las dos partes decrece demasiado o crece excesivamente, el equilibrio relativo entre Yin y Yang se destruye y aparece un exceso o una deficiencia de una parte y, como consecuencia, sobreviene la enfermedad.