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En América Latina gran parte de la población campesina migra hacia la ciudad, donde pasan a ser habitantes urbanos. Esta población de orígenes diversos conserva, en muchos casos, los saberes sobre el mundo natural, los cuales deberían ser parte estructurante de las políticas urbanas. La fusión campo-ciudad en un nuevo concepto de vivienda urbana y rural se fundamenta en el principio de interacción asociativa que rige al mundo natural, en el principio comunitario que caracteriza en gran medida al mundo campesino y en el principio de reciprocidad hacia la Tierra. La investigación hace un recorrido histórico por algunas realizaciones de Occidente desde el siglo XIX y XX que tuvieron el objetivo de conjugar el concepto de ciudad con el de campo. Se presenta un marco teórico compuesto por los conceptos del habitar, el habitar biocéntrico, antropocéntrico y ecocéntrico, la verde fuerza del suelo y su reciprocidad, y de un nuevo concepto de vivienda, que orientan el acercamiento proyectual. Las dos propuestas de diseño se ubican en el Valle del Cauca, Colombia; uno, en una población intermedia, y otro, en una gran ciudad. En ambos contextos se desarrollaron dos modelos de vivienda en altura que integraron el cultivo de alimentos, así como estrategias de diseño sostenible. En consonancia con las palabras de Arturo Escobar para el prólogo: ¿Cómo sería vivir en un territorio vivo, pleno y fecundo, una región de bosques y aguas vivas, de gentes laboriosas que sepan entretejerse con sus entornos y espacios urbanos y no urbanos a medida que buscan la salubridad, comodidad y ludicidad colectivas? La respuesta a esta pregunta implica la búsqueda de la transformación del concepto de ciudad moderna en uno que oriente soluciones ecológicas encaminadas a restaurar, proteger, conservar y, de manera definitiva, disfrutar la habitabilidad del planeta.
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Martínez, Harold
La fusión campo-ciudad en un nuevo concepto de vivienda / Grupo de Investigación Cu:na, Harold Martínez, Verónica Iglesias, Xavier Ruiz, Josman Rojas, Guillermo Mejía, Harold Cárdenas. 1a. ed.—Cali : Programa Editorial Universidad del Valle, 2022
308 páginas ; 21.5cm × 21.5 cm. -- (Colección Artes y Humanidades-Arquitectura y Urbanismo)
1. Vivienda – Aspectos conceptuales - 2. Vivienda rural - 3. Vivienda urbana – 4. Arquitectura y urbanismo
728 cd 22 ed.
Universidad del Valle - Biblioteca Mario Carvajal
Universidad del VallePrograma Editorial
Título: La fusión campo-ciudad en un nuevo concepto de vivienda
Autores: Grupo de Investigación Cu:na. Harold Martínez, Verónica Iglesias, Xavier Ruiz, Josman Rojas, Guillermo Mejía, Harold Cárdenas
ISBN: 978-628-7617-62-9
ISBN-pdf: 978-628-7617-64-3
ISBN-epub: 978-628-7617-63-6
DOI: 10.25100/peu.7617629
Colección: Artes y Humanidades-Arquitectura y Urbanismo
Primera edición
© Universidad del Valle
© Autores
Diagramación: Sara Isabel Solarte
Diseño de carátula: Jordy Acosta Ramírez
Corrección de estilo: Anabel Correa Hernández
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Esta publicación fue sometida al proceso de evaluación de pares externos para garantizar altos estándares académicos. El contenido de esta obra corresponde al derecho de expresión del autor y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad del Valle, ni genera responsabilidad frente a terceros. El autor es el responsable del respeto a los derechos de autor y del material contenido en la publicación, razón por la cual la universidad no puede asumir ninguna responsabilidad en caso de omisiones o errores.
Prohibida la reproducción total o parcial en cualquier forma, o por cualquier medio, sin autorización escrita de la Universidad del Valle.
Cali, Colombia, junio de 2023
Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Es justo presentar aquí los agradecimientos a un grupo de académicos y profesionales cuyas diversas formas de participación fueron apoyo decisivo en el resultado final de esta investigación. Es el caso de la arquitecta Verónica Iglesias García, docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle y actual directora de investigaciones y posgrados de la Facultad de Artes Integradas, quien, no solo motivó la conveniencia de desarrollar este trabajo, sino que, así mismo, han sido básicos sus valiosos conocimientos en el diseño del paisaje, un tema estructurante en la propuesta. Es necesario destacar al profesor Arturo Escobar, con doctorado en la Universidad de Berkeley, California, EE. UU. y actual profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Carolina del Norte, EE. UU. quien casi desde el inicio de este trabajo ha demostrado especial interés en su contenido y como tal ha sido una permanente voz de aliento en su desarrollo. Importante mencionar a la Profesora Juliane Bambula, con Maestría en Ciencias de la Cultura de la Universidad Karl-Marx de Alemania y actual profesora del Departamento de Artes Visuales y Estética de la Universidad del Valle, quien desde su experiencia como habitante de la ciudad de Hellerau, en Alemania, fue motivadora especial sobre el visionario tema de la ciudad jardín. Un merecido reconocimiento a la labor del arquitecto Josman Rojas Montes por su eficiente labor en el desarrollo de la propuesta proyectual, así como la de los estudiantes de arquitectura Jean Carlo Mendoza Gómez y Sergio López Morán. Igualmente mencionar a la arquitecta Esperanza Forero, Subdirectora de Planeación Municipal de Cali, quien en varias ocasiones presenció los avances del trabajo e hizo importantes observaciones y sugerencias. También fueron significativas las sugerencias del arquitecto David Millán, quien desde su experiencia en el Ministerio de Vivienda de Colombia orientó posibles conceptos a seguir en la etapa inicial del trabajo. En cuanto al diseño hidrosanitario, recibimos aportes muy valiosos del ingeniero Jesús Antonio Soto Moreno y en el área de piscicultura, fueron fundamentales las recomendaciones del biólogo Daniel Rodríguez.
Por último, es necesario agradecer a la profesora Inge Ambrecht, con doctorado en la Universidad de Michigan y actual directora del Posgrado en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad del Valle, por sus entusiastas comentarios sobre el contenido de la investigación, especialmente en lo referente a la integración entre la arquitectura de la vivienda y el mundo natural.
Harold Martínez-Espinal
PRÓLOGO
La visión latinoamericana y decolonial
Una visión nueva de diseño: arquitectónica, urbanística y paisajista
Referencias
INTRODUCCIÓN
Los antecedentes
Planteamiento del problema
Objetivo general y objetivos particulares
La pregunta básica
La hipótesis proyectual
PARTE 1
Capítulo 1UN PREÁMBULO NECESARIO PARA EL MARCO HISTÓRICO Y EL MARCO CONCEPTUAL
El habitar humano, una necesaria revisión histórica
El crítico nacimiento de la ciudad
La transformación del habitar aldeano
Bifurcación en el habitar histórico
La bifurcación en el viejo mundo
La bifurcación en el nuevo mundo
Migraciones, bifurcaciones y reflexiones
Capitulo 2EL MARCO HISTÓRICO
La contradicción campo-ciudad
El caso suramericano
El proceso de urbanización
Migración y trastorno cultural y social
Las dos caras del progreso urbano
El trastorno del mundo natural
El conflictivo origen de la ciudad
La cultura campesina en las posibilidades de una fusión campo-ciudad
Las propuestas modernas de una nueva ciudad
Las utopías urbanas del siglo XIX
La invención de la Ciudad Jardín
Las primeras Ciudades Jardín: Letchworth y Welwyn en Inglaterra; Hellerau, en Alemania
La ciudad radiante de Le Corbusier
Brasilia, de Lucio Costa y Oscar Niemeyer
Broadacre, la ciudad viviente de Frank Lloyd Wright
Las “new towns” de la posguerra en Gran Bretaña
La propuesta de fusión del campo y la ciudad en la URSS
Primer caso: el planeamiento regional
Segundo caso: el planeamiento y diseño de la ciudad
La imposible fusión del campo y la ciudad en la URSS
Capítulo 3EL MARCO CONCEPTUAL
La estrategia de la elaboración conceptual
El rizoma de conceptos básicos
Habitar
La lógica de lo viviente
La interacción asociativa
Habitar lo biológicamente habitable
Las Eras Históricas del habitar humano
El habitar biocéntrico
El ser viviente y la teoría Gaia
Habitar biocéntrico y cultura: la animalis cultura y la fitocultura
El habitar en la animalis cultura
El habitar en la fitocultura
Surgimiento del diseño como actividad comunitaria: el regadío, el huerto, los corrales, la aldea
Diseño biocéntrico y mundo natural
El habitar antropocéntrico
La negación antropocéntrica de la interacción asociativa
Un habitar contradictorio a la complejidad sistémica del mundo natural
Diseño antropocéntrico y mundo natural
El habitar ecocéntrico
La Tierra como el gran ser significante primordial en el habitar humano
La tierra como concepto filosófico
La Tierra en el pensamiento andino: la Pachamama
La verde fuerza del suelo
La vegetación como significante sustancial de lo viviente
La vegetación en la valoración biocéntrica, antropocéntrica y ecocéntrica del habitar
La reciprocidad con la verde fuerza del suelo
El significado de la ocupación arquitectónica del suelo
Un nuevo concepto de vivienda
Lo que Occidente ve y deja de ver al diseñar la vivienda
El diseño de la vivienda como oportunidad pedagógica en la formación ecocéntrica del ser humano
Las razones detrás del sesgado diseño moderno de la vivienda en relación con el mundo vegetal
La vivienda como valor significante básico de un habitar ecocéntrico
PARTE 2
Capítulo 4LA PROPUESTA PROYECTUAL
Introducción a la propuesta proyectual para un nuevo concepto de vivienda
Propuesta de diseño desde un nuevo concepto de vivienda para habitar el campo y la ciudad
El modelo tipológico básico
Eco-aldeas a escala regional
Tipología de vivienda única general
La tipología única como sistema
Área: 56.20 M2
La eco-aldea urbana
Decisiones de diseño a escala urbana
Decisiones para su diseño urbanístico
Plazoleta
Acceso al patio interior
Patio interior
Edificaciones culturales
Un gran árbol
Estratégica localización urbana
La eco-aldea rural
Decisiones para su diseño urbanístico
Plazoleta de acceso
Calle de la aldea
Estadero social en el acceso a cada edificio de vivienda
Plazoleta distribuidora hacia el territorio cultivado
Plazoleta social y cultural al final de la calle
Estanques para piscicultura
La reciprocidad
Decisiones de diseño para la expresión arquitectónica de este concepto
Un habitar integrado sensorialmente al mundo natural
La reciprocidad en las dos eco-aldeas. El resultado en la tipología urbana:
Reciprocidad en una torre de 8 pisos
Reciprocidad en la tipología rural
Reciprocidad de un edificio de vivienda rural de 5 pisos
La expresión estética y simbólica de la arquitectura
El ciclo del agua como fenómeno natural que genera una conciencia de integración comunitaria con el sol, el aire, el suelo y todos los seres vivientes
El ciclo del agua en el mundo natural y en la vivienda
El sistema de climatización natural
El sol, el agua, la vegetación, el suelo y los animales como seres integrantes de una vida humana comunitaria
La formación de una vida humana comunitaria
Decisiones y prerequisitos
Seguridad en la vivienda
El caso de la tipología rural en el municipio de Guacarí, en el Valle del Cauca
El prototipo experimental de vivienda unifamiliar de un piso
La propuesta proyectual desde el diseño del paisaje
El diseño de paisaje
La propuesta proyectual desde el diseño industrial
Elementos de diseño industrial vinculados a la verde fuerza del suelo
Funcionalidad de los diseños
Cajas nido
La propuesta proyectual desde la materialidad y la estructura
La materialidad y estructura del proyecto
Estructura
Fachadas
Corte tipo
Materiales de acabados
Sobre la calle principal y su entorno
La propuesta proyectual desde el predimensionamiento estructural
Predimensionamiento estructural para edificio de cinco pisos
Información preliminar Edificio
Perfil del suelo
Avalúo de cargas
Predimensionamiento de elementos
Vigas principales en Y
Vigas principales en X
Vigas de borde
Vigas auxiliares en Y
Predimensionamiento
Configuración para sistema placa fácil
EPÍLOGO
REFERENCIAS
EQUIPO DE TRABAJO
NOTAS AL PIE
Arturo Escobar*
Es un gran honor y un placer escribir este breve prólogo a una obra que considero de altísimo calibre intelectual y de enorme importancia social. Quisiera comenzar por resaltar lo que me parece es la dimensión más fundamental y ambiciosa del libro: busca, nada más y nada menos, rectificar una anomalía civilizatoria de muy vieja data, casi tan antigua como el mundo occidental. Dicha anomalía tiene dos aristas; por un lado, el hecho de que la ciudad ha sido erigida a espaldas del mundo natural, al menos desde la polis griega si no antes; por el otro, la tendencia hacia el menosprecio histórico de todo lo que no es la ciudad: todas las formas de vida rural; las culturas indígenas y étnicas; y los nómadas, migrantes e incluso los ocupantes indisciplinados o ilegales que se niegan a cumplir con las reglas modernas de habitabilidad.
Como lo argumenta el conocido teórico cultural inglés Raymond Williams (1973), la relación entre el campo y la ciudad ha adolecido de una cierta asimetría. La ciudad llegó a ser vista como una forma superior de civilización, culminando —con el colonialismo y el desarrollo del capitalismo— en las grandes capitales metropolitanas. A lo largo de todo este camino, la interacción siempre cambiante entre la ciudad y el campo tenía un telos asumido: “Todo el campo se convertirá en ‘ciudad’; esa es la lógica de su desarrollo” (p. 284). Así surgió una cierta conciencia colectiva urbano-céntrica, con la ciudad moldeando imágenes del futuro, ya fueran maravillosas o tristes, magníficas o apocalípticas, conduciendo a la crisis o al progreso perpetuo. Es como si todo lo bueno —civilidad, democracia, cultura, ciencia, arte— viniera de la ciudad; poco vino del campo, particularmente de la vida campesina.
¿Podría esta anomalía civilizatoria ser parcialmente revertida? ¿Más aun, podríamos encontrar pistas importantes para repensar las ciudades en aquellos espacios vilipendiados que se encuentran más allá de los confines de las ciudades, enfrentados como estamos ante la crisis multifacética de clima, energía, alimentos, desigualdad, pobreza y significado causada por la erosión progresiva de la interdependencia radical que caracteriza la vida? ¿Podría la relacionalidad entre humano y naturaleza mantenida históricamente por muchos campesinos, pueblos indígenas y afrodescendientes, a pesar de las contradicciones, proporcionar ideas y estrategias para reconstruir las ciudades? Pareciera extraña esta pregunta, casi que impensable. Sin embargo, es la hipótesis fundamental que alimenta este libro, producto de un valioso y brillante proyecto colaborativo e interdisciplinario del grupo de investigación Cátedra Cultura-Naturaleza (Cu:Na) de la Facultad de Artes Integradas de la Universidad del Valle, liderado por el arquitecto y diseñador urbano Harold Martínez Espinal.
El libro consta de dos grandes partes: una investigación teórica sustancial, que podríamos describir como la construcción de un pensamiento ecocéntrico del habitar; y una propuesta concreta en forma de anteproyecto que despliega dicha visión ecocéntrica en una serie de propuestas de diseño habitacionales, paisajísticas, y regionales con todas sus especificaciones, sociales, materiales, y culturales. Juntas, estas dos partes componen un nuevo enfoque que trasforma el entendimiento de la ciudad y de la función humana de habitar.
El primer concepto central de este nuevo pensamiento y propuesta, como bien refleja el título de la obra, es la fusión campo-ciudad. Como se anuncia en la introducción, se trata de hacer germinar y de cultivar en los territorios urbanos “la plenitud del mundo natural”. No es este un concepto que surge solamente de la mente de los/las autores/as. Lejos de esto, la conceptualización de la obra está basada en los saberes y culturas campesinas que siguen vivas tanto en el campo mismo como en las periferias de las ciudades latinoamericanas. Ya en la introducción también aprendemos la otra categoría fundamental: este nuevo concepto de vivienda urbana y rural está anclado en el principio de la interacción asociativa que rige al mundo natural, complementado con el principio comunitario y el principio de reciprocidad hacia la Tierra que caracterizan las sociedades y cosmovisiones campesinas y de grupos étnicos.
Esta valiosa obra se desarrolla a partir de tres ejes o visiones interrelacionadas: ecocéntrica, latinoamericana/decolonial, y de diseño. Permítanme decir algunas palabras sobre cada una de ellas.
La visión ecocéntrica se refiere a una nueva forma de entender la sociedad basada en una concepción no antropocéntrica del mundo y de la vida. La perspectiva ecocéntrica se rige por el mandato fundamental de la interacción asociativa, que es la esencia misma de la vida. Este principio, de respetar la interdependencia radical de todo lo que existe, apunta a un cambio sustancial de paradigma y de modelo societal y de vida. A través de la mayor parte de la larga historia del Homo Sapiens, los grupos humanos lograron conservar un habitar biocéntrico, integrado con el mundo natural, mantenido aun en las antiguas aldeas agrícolas de trazado abierto. El amurallamiento progresivo dio poco a poco al traste con esta integración, hasta llegar a la polis griega y la urbs romana, con sus imaginarios geométricos. Con este modelo, la dualidad campo-ciudad se instaura en el seno de la cultura occidental. Sucesivas culturas patriarcales de guerras, violencia, jerarquía, esclavización, colonialismo y, eventualmente, el capitalismo industrial, completaron el antropocentrismo. El desplazamiento masivo de campesinos a las ciudades fue otro doloroso capítulo de esta saga de lo urbano, comenzando con el cercamiento de las tierras comunes en Inglaterra como prerrequisito para la era industrial.
Como Harold Martínez lo argumenta, el habitar campesino sigue siendo biocéntrico; se surte de una relación respetuosa y espiritual con el suelo. Las campesinas y campesinos han mantenido un diseño basado en una noción de comunidad que incluye a humanos y no humanos. Han comprendido que la Tierra se nutre de “la fuerza verde del suelo”, definida como la dependencia de la vida de la fotosíntesis y del mundo vegetal. Esta, aparentemente, sencilla idea sirve para lanzar un original ejercicio de imaginación de diseño que cristaliza con la propuesta de una nueva fusión entre campo y ciudad, a realizarse a través de diseños que incorporen modos de vida campesinos. El valor cultural del habitar campesino “es enorme, sustancial y carga con un sentimiento jamás comprendido por el habitante urbano”, según el texto. Con esta propuesta ecocéntrica, estamos a un paso de neutralizar la asimetría histórica y civilizatoria campo-ciudad. ¿Comprenderemos el mensaje los habitantes actuales de las grandes urbes latinoamericanas?
Para entender la visión ecocéntrica y su arraigo en otros diseños posibles, es necesario adoptar una perspectiva decididamente histórica y decolonial. Primero que todo, como lo ha argumentado Harold Martínez a través de su obra (2013, 2016) y como se reitera en este estudio, vivimos una crisis de habitabilidad derivada de los modos de habitar y de vivienda occidentales (incluyendo la América Latina urbana). Más aun, podemos afirmar que la crisis actual es una crisis de los modos de habitar heteropatriarcales, coloniales y capitalistas occidentales que han erosionado el modo de vida sistémico basado en la interdependencia radical de todo lo existente. Para el proyecto, es posible imaginar y diseñar nuevos modos de habitar incorporando modos de vida relacionales en los paisajes urbanos, dentro de una concepción comunal amplia y abierta. Para ello, sin embargo, se requiere de un nuevo enfoque de diseño, lejos de sus orientaciones funcionalistas e instrumentales de la modernidad y hacia los principios de la interacción asociativa y la fusión campo-ciudad.
Esta hipótesis implica dos operaciones epistémicas: la constitución de la habitabilidad como un dominio para el pensamiento y la praxis espacio-territorial; y la reorientación del diseño como una práctica cultural, técnica y política para otras formas de habitar. A estas podemos añadirle una más: el reconocimiento de las formas relacionales de ser y de habitar como condición para las transiciones al pluriverso. Al ver al humano como el habitante de un universo viviente (principio de interacción asociativa), en lugar de como un ocupante de un suelo pasivo e inerte, la propuesta ecocéntrica de fusión campo-ciudad se desplaza hacia una concepción postdualista de la vida socionatural, en sintonía con las perspectivas “más que humanas” de hoy en día en disciplinas como la geografía, la filosofía política, y la antropología. Podríamos decir que el marco conceptual del libro constituye la base para una praxis arquitectónica para las transiciones, puesta al servicio de toda la vida y basada en un compromiso renovado con un humano reintegrado en el mundo natural.
La orientación decolonial de la propuesta se ve también plasmada en la descolonización de la arquitectura. Harold Martínez es enfático en exponer el carácter imitativo de buena parte del diseño latinoamericano y la falta de una perspectiva autónoma sobre el habitar y la ciudad por parte de los arquitectos, planificadores, y diseñares urbanos del continente. Esto obliga a la descolonización de las profesiones urbanísticas y del diseño. Cada vez hay más consenso de que la ciudad moderna yace en ruinas; hay que desmitificarla como símbolo estético, del progreso y de la buena vida. Atrás debe quedar la adoración acrítica de los grandes íconos de la arquitectura del Norte Global, las más renombradas obras y sus famosos arquitectos. Más aun, atrás quedará Occidente, sin querer decir que sus contribuciones no sean importantes, pero tendrán que estar subordinadas a los nuevos principios. Los profesionales, y todas y todos, tendremos que reconocer de una vez que la ciudad ocupa el suelo, el espacio del mundo natural; esta es una ocupación ontológica, es decir, de un modelo particular de ser, hacer, conocer. Otras ontologías del habitar son posibles, pero tienen que pasar por el análisis de la colonialidad del diseño y de todo lo urbano. América Latina/Abya Yala tendrá un papel líder en este proyecto si logra reconocer que está en capacidad de retomar, renovándolo, el camino de miles de años de caminar comunalitario que tuvo antes de la imposición de la matriz civilizatoria occidental. Esta renovación pasaría por el redescubrimiento de la alienación de los seres humanos y del mundo natural por parte del capitalismo, para repararla a través de la ética de la interacción asociativa que es la esencia de toda vida. Articulado de esta manera, el proyecto se constituye como un momento de utopía ecocéntrica para Abya Yala/Afro/Latino-América.
Es difícil encontrar una obra donde las partes conceptuales y empíricas o proyectuales tengan igual peso y se encuentran armonizadas. Usualmente, predomina o la teoría o el “estudio de caso” o propuesta particular. Este es otro acierto del equipo interdisciplinario a cargo del proyecto. Sucintamente hablando, el estudio incluye el anteproyecto de todo un diseño integrado de eco-aldea, con un diseño arquitectónico, paisajístico y urbanístico bastante completo, ilustrando todo un orden espacial para la enacción de una visión comunitaria contundente y absolutamente funcional. Este diseño está encausado por una visión campesina de la tierra trasladada a la ciudad; desemboca en la reimaginación radical de las ubicuas unidades de apartamentos de clase trabajadora y popular y los vecindarios mismos como lo que podrían llamarse nuevos territorios urbanos. Una de las claves del diseño propuesto es la de mantener una reciprocidad (en términos de superficie) entre el espacio construido y los espacios verdes o de producción de alimentos. El resultado es un modelo de unidades y vecindarios que integran la fuerza verde del suelo dentro del paisaje urbano.
El anteproyecto específico —que bien podría, y ¡debería!, derivar en la construcción de un prototipo, si se contara con el apoyo decidido de una o varias alcaldías de la región vallecaucana o nortecaucana, por ejemplo— contempla unidades multifamiliares de varios pisos, a ser construidas tanto en áreas urbanas como rurales, equipadas con las infraestructuras permanentes y móviles necesarias para la adecuación de los apartamentos y los edificios con huertos y jardines verticales, especies de transiciones entre su mundo interior y el mundo exterior, los cuales, junto a las huertas cultivadas en los alrededores de las unidades, harían posible una práctica alimentaria “del huerto a la mesa”. El paisaje de huertos urbanos imaginado en el proyecto es realmente atrevido, y requerirá de toda una agroecología que no es nada imposible pues se basa en los saberes campesinos. “Será una tipología insólita”, nos dicen los autores, “que quiere poner fin a la historia milenaria de la vivienda fortificada, encerrada exclusivamente en madera, tierra, piedra, ladrillo, concreto, hierro, vidrio, plásticos, etc.”.
En síntesis, partiendo del análisis histórico y el marco conceptual, la nueva habitabilidad, encarnada en el diseño presentado, se caracteriza por: a) construirse con base en la interacción asociativa con el mundo natural; b) posibilitar un habitar comunitario; y c) mantener una reciprocidad con la verde fuerza del suelo. Es de anotar también el amplio efecto pedagógico que se busca con la propuesta. Queda claro que un pilar fundamental del diseño es la noción de que la vida sucede en el espacio y el territorio, y que tiene una dimensión ineluctablemente colectiva; habitar es vivir en comunidad, creando y manteniendo un entorno. El anteproyecto por consecuente vincula habitabilidad, diseño, vida, espacio, y cosmovisión u ontología (campesina relacional), resultando en un diseño espacial conducente a una verdadera ética del cuidado de todos los seres vivos, tanto humanos como del resto del mundo natural.
Retornemos, para terminar, a la dimensión más ambiciosa del proyecto, la de transición civilizatoria. Tomada como un todo, la obra nos ayuda a visualizar la posibilidad de un nuevo y hermoso despliegue de la fuerza de la autoorganización de la materia como agente de revitalización urbana e innovación creativa. Como imaginación de diseño, esta perspectiva requiere de otra temporalidad para hacer pensable efectos y transformaciones duraderos y, a mayor escala, esta temporalidad tendrá que ir mucho más allá de las propuestas reformistas de tiempo limitado contempladas por “La Nueva Agenda Urbana” de Hábitat III y de las oficinas de planeación urbana y regional de nuestras ciudades. Tendría que operar en una multiplicidad de escalas y temporalidades, desde la geológica a la microorganísmica, de la biología de la vida a la estructura de los materiales, del ethos asociativo de los no humanos a las nuevas formas de ser humano. El reto radica en traducir estos principios filosóficos y científicos en herramientas para la gente y para los pueblos, más que en recetas corporativas que los desvirtuarían. Para hablar de nuestra región, ¿cómo sería vivir en un valle del río Cauca vivo, pleno y fecundo, una región de bosques y aguas vivas, de gentes laboriosas que sepan entretejerse con sus entornos y espacios urbanos y no urbanos a medida que buscan la salubridad, comodidad y ludicidad colectivas? En esta posibilidad encontramos semillas necesarias para una transición a otra forma de vivir en los lugares que tejen la vida en esta hermosa y vital región, hoy en día ocupada por el devastador modelo agroindustrial.
Martínez-Espinal, H. (2016). Del hábito, al hábitat y al habitar. Universidad del Valle.
Martínez-Espinal, H. (2013). Habitabilidad terrestre y diseño. Universidad del Valle.
Williams, R. (1973). The Country and the City. Oxford University Press.
Harold Martínez-Espinal
Sólo a través de la fusión de la ciudad y el campo se puede eliminar la intoxicación del aire, del agua y del suelo.
Federico EngelsAnti-Düring
Hay, sin embargo razones para la esperanza. Siempre será posible que nuestros nietos aprendan finalmente a vivir en comunidad, en el seno de otras comunidades. Quizás aprecien también, los tardíos esfuerzos de esta generación para confiarles un planeta todavía capaz de hacer vivir las comunidades humanas.
Herman E. Daly“Economía, ecología y ética”
Es justo ahora, en estos tiempos de ciudades en grave crisis y de éxodos e inatajables migraciones, cuando urge germinar en el suelo urbano, la plenitud del mundo natural.
El tema que interesa a esta investigación es la posibilidad de esa plenitud como identidad de ciudad, de modo tal que se constituya en un nuevo y mejor mundo habitable. Sabemos muy bien que esa posibilidad es ideal en el momento histórico que vive la humanidad al que definimos como de derrumbe civilizatorio. También sabemos que es tendencia irreversible de la humanidad vivir en ciudades y esa tendencia tendrá un sano sentido si las ciudades se van transformando hacia ese nuevo y mejor mundo habitable. Pero esta investigación deja muy claro que esa transformación solo será posible si se logra transformar el depredador modo actual de habitar el mundo natural, depredación que, según las Naciones Unidas, comienza en la ciudad, se extiende al campo y está poniendo en peligro la misma habitabilidad terrestre.
Planteamos entonces que esa transformación urbana solo será posible con el surgimiento de una nueva sociedad cuyo modo de habitar sea el mismo de todos los demás seres vivientes, esto es, mediante una constante interacción asociativa con la totalidad del mundo natural y en especial, con la verde fuerza del suelo, dos conceptos que el lector tendrá la oportunidad de entender en el Marco Conceptual de la investigación.
La plenitud del mundo natural dentro del suelo urbano ha sido un sueño de la humanidad moderna, la que desde el arte va acercándose con timidez al mundo natural en los siglos XVII y XVIII y con más fuerza a finales del XIX. Luego, en la alborada del siglo XX, se proponen y construyen en Europa las primeras ciudades con jardines, las que no van más allá de ser casos aislados del sueño moderno, manifiesto como una intención paisajista. No obstante, esos casos alimentan la teoría y la polémica dentro del urbanismo y la arquitectura a lo largo del siglo XX, llegando a propuestas audaces como la de la Ciudad Radiante de Le Corbusier, la cual nunca llega a concretarse.
Con todo, ese sueño moderno siguió latente y avanzó con el surgimiento de nuevos contenidos. En efecto, cuando los primeros diagnósticos que hace la ciencia sobre una grave crisis en ciernes sobre la habitabilidad de la Tierra, hecho que ocurre ya entrada la segunda mitad del siglo XX, se despierta una gran actividad intelectual y crítica acompañada de una abundante producción editorial y es justo en ese momento como llega a mis manos el libro del sociólogo y filósofo franco-brasileño, Michael Löwy, titulado “Ecosocialismo: la alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista”. De su interesante lectura encontré esta cita de Federico Engels, escrita en 1877 en su libro “Anti-Düring” la cual afirma de manera rotunda que “sólo a través de la fusión de la ciudad y el campo se puede eliminar la intoxicación del aire, del agua y del suelo” (Löwy, 2014, p. 66). Para Engels, esa fusión no se resolvía con intervenciones en el mundo físico de la ciudad sino en el mundo humano, en su modo de ser sociable y productivo. Un planteamiento que entonces iluminó las razones por las cuales ni la ciudad jardín ni la ciudad radiante pudieron ser asimiladas y desarrolladas como el modo de habitar moderno en el siglo XX. En esa frase de Engels con contenidos profundos, el término fusión no significa compenetración, mezcla o amalgamiento como bien pudiera pensarse. Significa que la ciudad, tal como es habitada, es un tóxico para el mundo natural el cual, siendo habitado por millones de seres vivientes de todas las diversidades de especies y tamaños es saludable, es decir, en ellos hay un comportamiento común de mutuo beneficio, por decir lo menos. Una realidad contrastante con la de los habitantes de la ciudad, que siendo de una sola especie, viven en conflicto e intoxican el mundo natural que habitan. Entonces, fusión significa un proceso transformador que implica pasar del estado de conflictivo antagonismo al estado de interacción asociativa que identifica al mundo natural.
Por supuesto que el interés despertado por el casual encuentro con la frase de Engels me llevó a asumirla en el título de este libro, como un concepto transformador que podía dar contenidos teóricos y prácticos a un nuevo modo de habitar la vivienda, la que considero como célula básica de un concepto orgánico de ciudad. Todo un apasionante tema que va a ser tratado en el Marco Teórico y en el Marco Conceptual de este libro. Y es el momento de aclarar que la investigación que dio cuerpo a este libro no presume de estar descubriendo o proponiendo la solución para semejante tema de la fusión campo-ciudad sino, el simple hecho de estar contribuyendo a abrir una perspectiva fundamentada en temas claves del pensamiento crítico contemporáneo y en especial, del momento histórico, social y cultural latinoamericano.
Es antecedente de esta investigación la ponencia titulada “La verde fuerza del suelo en la ciudad ecosocialista”, que el autor expuso en el Seminario Internacional sobre Ciudades Ecosocialistas, celebrado en Caracas, Venezuela, en noviembre de 2015. Luego, a finales de 2016, la misma ponencia fue expuesta ante algunos alcaldes y funcionarios del gobierno de la República de El Salvador, quienes estaban de visita en la Universidad del Valle, en Cali, Colombia. Estando también presente en esta exposición, la arquitecta Verónica Iglesias García, integrante del grupo de investigación CU:NA, planteó la posibilidad de presentación del contenido de la ponencia como una propuesta de investigación en la convocatoria interna de la Universidad del Valle. Gestión que llevó al grupo a obtener la financiación por parte de la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad del Valle, con inicio a finales de 2017 y realización en 2018. Para los efectos del correspondiente desarrollo se conformó un grupo de siete profesionales, cuatro asesores y cinco estudiantes monitores.
Además del tema de la verde fuerza del suelo, la ponencia presentada en Caracas expuso también como tema estructurante, la esencial interacción asociativa que en el mundo natural ocurre entre los seres vivientes y los no vivientes, la cual ha hecho posible la habitabilidad de la Tierra. Considerando que dicha interacción ha sido gravemente perturbada en la civilización occidental, se consideró básico explorar, desde una hipótesis proyectual, la restauración de dicha interacción asociativa entre el ser humano y el mundo natural, precisamente en los sitios ocupados por la vivienda y la ciudad, a partir del significativo potencial que encierra el concepto de la verde fuerza del suelo.
El significado que una sociedad asigne a la idea de vivienda está en relación directa con el significado que esa sociedad asigne a la idea de ciudad. Tener presente esta relación podrá, quizás, calmar la inquietud de más de un lector sobre la validez y necesidad de tantas categorías conceptuales desplegadas en tantas páginas de esta investigación para terminar presentando el diseño de una vivienda. En nuestro caso, creemos que diseñamos una vivienda para una sociedad en crisis que no es local sino global y, por lo tanto, semejante dimensión merece asumir el diseño con un sentido de responsabilidad mucho mayor que el asumido de manera tradicional en el mundo profesional.
En Occidente y, en especial, en América Latina, el diseño de la ciudad poco ha tenido en cuenta las razones determinantes de uno de los mayores obstáculos para un desarrollo urbano equilibrado: la contradicción campo-ciudad y su consecuente crisis de la vivienda y del mundo natural. Esta contradicción es resultado de los siguientes factores:
1. Desde sus comienzos, la ciudad occidental ha sido conceptualizada y valorada de manera antropocéntrica. Se supone, concebida como expresión máxima de la grandeza humana y como tal ha sido siempre diseñada y construida sin consideración alguna con el mundo natural propio del territorio que ocupa. Más aún, la ciudad ha sido entendida como un ente capaz de dominar, proteger o restringir las contingencias del campo incluyendo sus habitantes, es decir, los campesinos, los indígenas y el mundo viviente en general.
2. También originariamente, la ciudad occidental ha estado relacionada con la violencia. Surge de la migración desesperada que desató la violencia sobre las aldeas agrícolas que en el inicio poblaron Europa y Asia, la cual obligó la invención de un nuevo modo de habitar atrincherado, defensivo-ofensivo. Ese nuevo habitar, vinculado de forma estructural al antropocentrismo gestó violencia hacia el mundo natural y hacia el mismo ser humano. Su formación espacial inicial, compacta, excluyente de la verde fuerza del suelo, fuertemente amurallada y así mismo, su formación social inicial excluyente de quienes cultivan esa verde fuerza del suelo, lo manifiestan con objetividad.
3. En consecuencia, la expresión formal, estética y simbólica de la ciudad occidental, ha sido con claridad contrapuesta y restrictiva al mundo del campo. Así mismo, su orden y organización espacial expresan de forma objetiva un habitar que siempre ha sido y sigue siendo, una perturbadora antítesis de ese campo y del mundo natural que lo define. Un habitar que finalmente es protagónico del trastorno climático que de forma peligrosa está afectando en la actualidad la habitabilidad terrestre.
4. Este antagonismo antropocéntrico entre ciudad, campo y mundo natural, es de la misma manera influyente en las conflictivas relaciones sociales y económicas de producción entre quienes habitan la ciudad y quienes habitan el campo. En síntesis, la ciudad que habitamos, conceptualizada, valorada y construida desde una visión antropocéntrica por nuestra civilización e instrumentada por el capitalismo, su sistema económico social dominante, constituye una objetiva ruptura con la esencial unidad y armonía del mundo natural.
Objetivo general de esta investigación ha sido entonces el realizar un avance exploratorio, sin pretender llegar a soluciones teóricas y prácticas definitivas, sobre el tema de la fusión campo-ciudad, mediante un nuevo concepto de vivienda que visualice desde el diseño, la posibilidad de ir superando el coyuntural obstáculo de la contradicción campo-ciudad. En consecuencia, la investigación ha planteado los siguientes objetivos particulares:
1. Elaborar una propuesta habitacional de vivienda para sectores sociales de origen campesino, donde el urbanismo, la arquitectura y el paisajismo incorporen la verde fuerza del suelo como valor esencial y estructurante de un nuevo modo de habitar la ciudad y el campo.
2. Integrar en el proceso de diseño de este nuevo modo de habitar la ciudad y el campo, los saberes de diversas disciplinas, como el urbanismo, la sociología, el paisajismo, la arquitectura, la ingeniería estructural, el diseño industrial, la ingeniería hidrosanitaria, la ingeniería eléctrica fotovoltaica, la agronomía, la botánica, la piscicultura, etc.
3. Superar con objetividad, las experiencias determinadas por el reduccionismo economicista de las políticas públicas y privadas de vivienda y por el acucioso consumismo del mercado.
Teniendo presente que esta contradicción campo-ciudad se manifiesta en forma específica en los críticos efectos ecológicos que su actual desarrollo económico y social produce sobre el suelo del mundo natural, al ocuparlo y transformarlo como espacio urbano, eminentemente productivista y que hoy en día, la experiencia histórica de la contradicción campo-ciudad nos viene enseñando con claridad que es la sociabilidad y no la productividad, el factor que debe estructurar el modo de habitar el espacio urbano y que la vivienda junto con el sistema de espacios públicos que la relacionan con el resto de la ciudad, constituyen el escenario básico donde ese habitar, centrado en la sociabilidad humana y con fundamento en la interacción asociativa que caracteriza en esencia al mundo natural, debe comenzar a manifestarse. Así, el contenido de esta investigación responde entonces a la siguiente pregunta básica:
¿Es posible desarrollar una hipótesis proyectual que, teniendo en cuenta la experiencia histórica de la contradicción campo-ciudad en Europa y América Latina y que actuando sobre la vivienda, el escenario básico de esa contradicción, contribuya a la transformación de sus críticos efectos sociales y ecológicos actuales, en una realidad nueva y posible donde el campo y la ciudad comiencen a ser una sola unidad benéfica y estable para la habitabilidad urbana y rural en particular y la terrestre en general?
Como es lógico suponer, esta investigación no ha pretendido resolver la enorme complejidad de la contradicción campo-ciudad, pues sabemos que ella es propia del sistema económico y social establecido y de las políticas y acciones gubernamentales que lo instrumentan. En efecto, se ha tratado de explorar posibilidades para contribuir e incidir en dichas políticas, mediante una intervención proyectual estratégica sobre uno de sus problemas resultantes más visibles y preocupantes: la crisis de la vivienda y sus efectos sobre el mundo natural.
Es de conocimiento generalizado que la vivienda es un lugar de confluencia social y cultural que podría resultar vigorizante para un desarrollo urbano sano. Sin embargo, la contradicción campo-ciudad produce efectos diametralmente opuestos y desestabilizadores. En ese sentido, la vivienda es el lugar básico donde, en la actualidad y en forma mayoritaria, aflora el desorden y degradación social y ecológica de la ciudad como consecuencia de la estructura económica y social dominante. Es allí donde a la gran mayoría de sus habitantes, de orígenes campesinos, pero urbanizados o en proceso de urbanizarse, se les niega su cultura de hábitos y saberes comunitarios sobre la protección, conservación y disfrute de la verde fuerza del suelo y en últimas, del mundo natural. Por el contrario, es allí donde se lo incorpora de una manera forzada en la cultura del productivismo, cuyos hábitos y saberes individualistas y consumistas tienen efectos destructores sobre el mundo natural. Así las cosas, habitar la vivienda urbana y la ciudad en general, es contraproducente para los hábitos y saberes de esas grandes mayorías, de cultura campesina.
La hipótesis proyectual que responde a esa pregunta básica es la siguiente:
Sí. Sí es posible responder a esa pregunta mediante un nuevo concepto de vivienda urbana y rural, fundamentado en el principio de interacción asociativa que rige al mundo natural, en el principio comunitario que caracteriza en gran medida al mundo campesino y en el principio de reciprocidad hacia la Tierra que caracteriza la cosmovisión indígena y la ecocéntrica.
Mediante el diseño, esa vivienda expresará esos tres principios y en especial, expresará el esencial significado de la verde fuerza del suelo que identifica al mundo natural. Se materializará con un proyecto urbanístico, paisajístico y arquitectónico, de fuerte carácter simbólico y de aplicación estratégica en el espacio urbano y rural, lo que permitirá explorar en pequeña escala, una posibilidad para el tema de la fusión campo-ciudad.
Así mismo, será una propuesta de diseño que contribuya a incidir de manera directa en uno de los fenómenos espaciales más perturbadores de la contradicción campo-ciudad, cual es la migración de campesinos hacia una ciudad que es la antítesis del campo, donde el mundo natural es mínimo, un fenómeno que en los momentos actuales se desarrolla en las más críticas proporciones.
Esa aplicación estrategia ha sido la siguiente:
• En primer lugar, el estudio y elaboración de un diseño de vivienda1 que interprete de modo consecuente el nuevo modo de habitar la ciudad y el campo. Interpretación que será manifiesta en tres temas: 1). La vida comunitaria. 2) La integración con la verde fuerza del suelo y las fuerzas que la sustentan a saber, la energía solar, el agua, el mismo suelo y el mundo viviente. 3) La reciprocidad con el mundo natural al ocupar su suelo. Temas que serán explicados más adelante con la propuesta proyectual.
• En segundo lugar, el estudio y elaboración de un diseño de eco-aldea, a nivel de anteproyecto, con dos versiones de ocupación del suelo. La primera en diversos sectores del suelo urbano y la segunda, en diversos sectores del suelo rural comprendidos entre la ciudad y el campo. En ambos casos, se trata de generar efectos pedagógicos visibles a nivel de vecindario, mediante una cuidadosa localización de unidades habitacionales para familias de origen campesino y cuyo urbanismo, arquitectura y paisajismo, enseñen de modo ejemplar los beneficios de un habitar integrado al mundo natural.
• En tercer lugar, el estudio y diseño del orden y organización funcional de estas eco-aldeas, con el fin de que en sus espacios se genere y desarrolle un destacado nivel de vida social comunitaria.
• En cuarto lugar, el estudio y diseño de un orden y organización tecnoconstructivo, económico y eficiente, que, a la vez, facilite una buena interacción de los usuarios de la eco-aldea con el mantenimiento de la vegetación y el aprovechamiento del agua lluvia, la brisa natural y la energía solar.
• Por último, el diseño urbanístico, arquitectónico y paisajístico de una eco-aldea, cuyo orden y organización espacial, caracterizado por una apropiada densidad humana, arbórea, arbustiva y animal, tenga una amplia aceptación social y corresponda a un habitar eficiente y económico de interacción asociativa entre el ser humano y el resto del mundo natural, representado en la protección, conservación y disfrute de cultivos de conjuntos de vegetación de gran densidad arbórea y arbustiva y con alto valor nutritivo, medicinal y ornamental. Y por supuesto, una buena interacción asociativa con la energía solar, el agua lluvia y la brisa natural.
• Ahora bien, teniendo presente que la amplitud y complejidad del tema de la fusión campo-ciudad debe ser asumida como una matriz para diversas investigaciones multidisciplinarias, la presente investigación ha sido planteada como la exploración de un nuevo concepto de vivienda que avance en la superación de la contradicción campo-ciudad y, en simultánea, visualice posibilidades sobre el tema de la fusión entre el mundo del campo y el de la ciudad.
Dado el planteamiento de la pregunta básica y de la hipótesis, se hace necesaria la elaboración de un marco histórico y un marco conceptual que permitan deducir las posibilidades prácticas de diseño para su realización.
Capítulo 1
Harold Martínez-Espinal
En la fertilidad crecía el tiempo. América arboleda, zarza salvaje entre los mares, de polo a polo balanceabas, tesoro verde, tu espesura.
Útero verde, americana sabana seminal, bodega espesa una rama nació como una isla, una hoja fue forma de la espada, una flor fue relámpago y medusa, un racimo redondo su resumen, una raíz descendió a las tinieblas.
Pablo Neruda“Canto general: Vegetaciones”
La actual especie humana, el homo sapiens