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El Primer Gran Despertar fue un avivamiento sin precedentes que se vivió principalmente en los Estados Unidos de América entre el 1730-1743 y que conmovió al país en todos los ámbitos de la vida nacional. Edwards fue calvinista y puritano, pero su predicación fue encendida ?e incendiaria, podríamos decir? recalcando la necesidad de una experiencia real con Jesucristo y una respuesta inmediata a la predicación del evangelio.
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Veröffentlichungsjahr: 2017
Índice
Portada
Créditos
Reseña biográfica del autor
Dedicatoria
Prólogos
Kenneth P.
Doug Sweeney
Gerald R. McDermott
Raymond E. Ebbett
Javier Cortázar Balta
Emilio José Cobo Porras
Testigo Ocular de la Prédica de Edwards
Juan Zuñiga Villeno
Introducción
I. Introducción al tema
II. Presentando la tesis de este libro
III. Definiendo nuestros términos
IV. Una Introducción a Jonathan Edwards
V. La perspectiva de Edwards sobre la Predicación
Capítulo 1. Apología de la predicación patética (predicación sensible)
Capítulo 2. Oración, ayuno y predicación que aviva
Capítulo 3. Predicando sobre el fuego del infierno
Capítulo 4. El papel de la Palabra en la predicación de avivamiento y despertar de Edwards
Capítulo 5. El papel del Espíritu Santo en la predicaciónde avivamiento
Capítulo 6. La mezcla de Palabra y Espíritu y la predicación
Capítulo 7. La supremacía de Dios en la predicación
Capítulo 8. Edwards, el hombre y la predicación que aviva
Capítulo 9. Conectando soberanía de Dios y responsabilidad humana
Capítulo 10. La importancia de la aplicación
Capítulo 11. El orgullo espiritual y la predicación de avivamiento
Capítulo 12. Cristocentrismo
Capítulo 13. Reflexión Final
Bibliografía inglés
Bibliografía español
Apéndice 1. ¿Qué criterio empleamos para definir los parámetros del Primer Gran Despertar?
Apéndice 2. Las 70 Resoluciones de Edwards
Apéndice 3. Denuncia de los defectos de los predicadores
Apéndice 4. Pecadores en las manos de un Dios airado (Sermón)
EDITORIAL CLIE
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© 2017 por Editorial CLIE
La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards por Ernest Kalssen
ISBN libro electrónico: 978-84-8267-839-9
ISBN libro papel: 978-84-944527-9-6
Depósito Legal: B13703-2016
Ministerios cristianos
Predicación
Referencia: 224959
Reseña biográfica del autor
El Reverendo Dr. Ernest (Ernie) Klassen nació el 30 de Diciembre de 1954 en Canadá. Casado con Marilyn Goerz durante casi 39 años, es padre de dos hijos casados, Daniel (Jessica) y David (Boyda), y abuelo de Kaden (hijo de Daniel y Jessica). Es autor de la obra titulada «Características auténticas de un avivamiento» y estudioso ferviente de la vida y escritos de Jonathan Edwards, pastor, teólogo, defensor y crítico del avivamiento conocido como El Primer Gran Despertar que tuvo lugar en su época (1703-1758). Actualmente, Ernie es misionero de la Alianza Cristiana y Misionera de Canadá y profesor y decano académico en INFORMA (Instituto de Formación Ministerial de la Alianza; www.informa-online.org) en España e Inglaterra. Ha sido misionero en varios países latinoamericanos como Perú y México durante 25 años, sirviendo en áreas de pastorado, enseñanza, conferencias, plantación de iglesias y evangelismo y tras los que volvió, junto con Marilyn, a Canadá para servir como pastor en una iglesia de la Alianza. Obtuvo su Doctorado en Ministerio en el 2006 en el Seminario Teológico de Asbury (Wilmore, Kentucky, EEUU) centrado en la predicación y realizó estudios pos-doctorales en Yale Divinity School (New Haven, Connecticut, EEUU). Obtuvo una Maestría en Divinidades en el 2001 y otra Maestría en Misiología en el 1980, ambos títulos del Seminario Canadiense de Teología de Regina, Saskatchewan, en Canadá. Ama a Dios y tiene pasión por el avivamiento, la predicación y el estudio de la figura de Jonathan Edwards.
Dedicatoria
La obra La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards está dedicada a mis colegas en la tarea de la predicación en el mundo de habla española. Que estas reflexiones de las Sagradas Escrituras y de los sermones de Jonathan Edwards nos capaciten a todos para ser más eficaces y más fieles para cumplir con el mandato que Pablo dio a Timoteo y también a nosotros:
4 Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: 2 Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. 3 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; 4 y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos. 5 Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio (II Tim. 4:1-5, BDLA).
Quisiera agradecer públicamente a la Misión Alianza Cristiana y Misionera por su apoyo en este proyecto.
Gracias, Marilyn, por 40+ años de vida juntos.
Que nuestro Dios Trino sea glorificado por la predicación fiel de Su evangelio y Su Palabra. Que le plazca utilizar estos pensamientos para estimular un avivamiento que honre al Padre, sea Cristocéntrico y donde el Espíritu Santo fluya con tal poder que conduzca a la revitalización de la iglesia y el despertar y subsiguiente salvación de muchas almas.
Recibiría con agrado sus comentarios y preguntas:
Ernie Klassen
Septiembre, 2016
Prólogos
Kenneth P.
Una de las grandes herramientas, creo que grandemente subestimadas, que los pastores cristianos poseen para brindar renovación y avivamiento, es el pasado. Pueden contemplar a significativas figuras de la historia para aprender qué es lo que les «funcionó», en qué circunstancias, y por qué. Una figura de esta clase que hallamos en la tradición cristiana es Jonathan Edwards, el teólogo, predicador, avivador y misionero norteamericano del siglo xviii.
Estimando la intersección entre el avivamiento, la predicación y Edwards, Ernie Klassen provee «lecciones» que los líderes religiosos pueden tomar de las experiencias y escritos de Edwards como consejero del alma y como «científico» de la conversión. Él obtuvo esas experiencias, escribió y publicó copiosas y detalladas observaciones reflexionando en su estrecha lectura de la Escritura, durante los despertares que surgieron en el oeste de Nueva Inglaterra a mediados de la década de 1730, comenzando en su iglesia de Northampton, Massachusetts, y extendiéndose a través del famoso «Gran Despertar» transatlántico de la década de 1740. Hay mucha sabiduría que extraer de sus reflexiones sobre la naturaleza de la conversión, del avivamiento, y de la espiritualidad, obtenidas de su experiencia práctica como pastor local.
El Reverendo Klassen está en una situación excelente para proveer esta introducción de Edwards y a la predicación de avivamiento, especialmente a pastores y líderes religiosos del mundo de habla hispana. Como misionero de larga trayectoria, predicador, y pastor en Sudamérica, Canadá y España, Ernie aporta su propio llamamiento y experiencia para esta tarea. También aporta una profunda valoración de Edwards dirigida a través de su lectura independiente de los escritos de Edwards y de su asistencia a series de cursos estivales sobre Edwards en los que tengo el placer de compartir enseñanza en Yale Divinity School.
Es mi deseo y mi oración que este libro pueda servir a las iglesias, y encontrar su camino en lugares en los que, como Edwards diría, «pueda hacer el mayor bien.»
Dr. Kenneth P. Minkema
Centro Jonathan Edwards
Universidad de Yale
Kenneth Minkema realizó sus estudios doctorales sobre la vida y tiempos de Jonathan Edwards, y es ampliamente reconocido entre los eruditos edwardsianos y «aficionados» como la voz principal de la investigación edwardsiana, escribiendo y enseñando. Kenneth actualmente enseña en Yale Divinity School y preside el centro de estudios de Jonathan Edwards ubicado allí. Ha sido un privilegio del autor haber podido estudiar bajo la tutela de Kenneth y haber sido guiado por él durante su investigación sabática de los sermones de Edwards antes y durante el Gran Despertar. Para más información, ver http://divinity.yale.edu/minkema.
Doug Sweeney
Para mí es un placer recomendar este libro a mis hermanos y hermanas en España y Latinoamérica. Aquellos de nosotros que vivimos en el Oeste tenemos gran necesidad de Dios. Los eruditos dicen que hemos crecido secularizados. Nuestro mundo se haya desencantado y «aplanado» por la vida moderna. Hemos perdido nuestra anterior fe en la providencial presencia de Dios en nuestros asuntos cotidianos. Como el apóstol Pablo de la Biblia, caminamos alrededor con escamas en nuestros ojos. Nuestra visión de la realidad ha sido saturada de desconcierto, ensimismamiento, y de deseo de medicarnos y entretenernos nosotros mismos para distraernos. Necesitamos nuevos ojos para ver las cosas con claridad. Necesitamos el coraje de mirar fijamente tal y cómo son las cosas. Necesitamos un avivamiento y lo que Edwards llamó regeneración.
El libro que sostienes entre tus manos está lleno del consejo del propio Edwards sobre la predicación denodada de avivamiento. Edwards creía que el propósito principal de la predicación cristiana es mover el corazón de la gente con la verdad que proviene de Dios. Él deseaba inspirar a los predicadores cristianos para que fuesen fieles a esa verdad tal y como está expuesta en las Escrituras. Esperaba y oraba que la predicación fuese usada por Dios para levantar a las personas de su moderna incredulidad, de su superficialidad espiritual, y de su existencia sin sentido. Espero y ruego que la predicación vital sea usada por Dios para levantar a mucha gente en España y Latinoamérica hoy en día. Que Dios mueva vuestros corazones y eleve vuestras mentes mientras leéis, redireccionando vuestros deseos, y llenando vuestras vidas con cosas divinas, las únicas cosas que realmente satisfacen.
Dr. Doug Sweeney
Cátedra de Historia de la Iglesia y del Departamento de Historia del Pensamiento Cristiano
Profesor de Historia de la Iglesia y de la Historia del Pensamiento Cristiano
Director del Centro Jonathan Edwards Trinity Evangelical Divinity School
El Dr. Sweeney (Maestría en Filosofía y Letras, Doctorado por la Vanderbilt University) llegó a Trinity desde la Universidad de Yale, donde editó Las obras de Jonathan Edwards y sirvió como lector de Historia de la Iglesia y Teología Histórica. Sus áreas de experto incluyen la historia de la teología, la historia del cristianismo y la historia de la iglesia americana. Doug ha asesorado y dirigido a Ernie en su lectura y ha sido un amistoso «animador» a lo largo del camino de estudiar y escribir sobre Edwards. Para más información, ver:
http://divinity.tiu.edu/academics/faculty/douglas-a-sweeney-phd/.
Gerald R. McDermott
Dios sabe que este mundo occidental necesita un avivamiento. No un encuentro superficial con asuntos espirituales que cambien ligeramente la moralidad o la visión de la vida. No simplemente una nueva conciencia de lo que sucede tras la muerte. Necesitamos un profundo y amplio avivamiento que reoriente de manera fundamental tanto las vidas de los individuos como la dirección de la sociedad. No existe mejor pensador cristiano en el que podamos prepararnos para predicar hacia esa clase de avivamiento que Jonathan Edwards (1703-1758). Más que ningún otro en la historia de la iglesia, Edwards fue un teólogo del avivamiento. Si deseamos entender el avivamiento y cómo buscarlo, debemos volver a Edwards. Este libro del Dr. Klassen podrá ayudar a cada lector a conseguir estas cosas.
Dr. Gerald R. McDermott
Coautor, La teología de Jonathan Edwards (Oxford University Press)
Jordan-Trexler Profesor de Religión/Filosofía; Roanoke College
Gerald enseña en cursos sobre Teología Cristiana, Religión Americana e Historia del Cristianismo y otras religiones, como Religión en América (Protestantes, Católicos y Judíos); Nuevas Religiones en América (Mormones, Testigos de Jehová, Ciencia Cristiana, Musulmanes Negros, New Age, Cienciología, Davidianos et al.); Teología Cristiana de las Religiones. También enseña la Teología de Jonathan Edwards. Ver:
http://roanoke.edu/Academics/Academic_Departments/Religion_and_Philosophy/Faculty/Dr_McDermott.html
Raymond E. Ebbett
La segunda epístola de Pablo a Timoteo está generalmente considerada como el último de los escritos hallados en el Nuevo Testamento. Justo antes de su muerte, una de las exhortaciones finales del apóstol Pablo a Timoteo fue: «Que proclames el mensaje e insistas tanto si parece oportuno como si no lo parece. Argumenta, reprende y exhorta echando mano de toda tu paciencia y competencia en enseñar» (2 Timoteo 4:2). Tristemente, el ministerio de la predicación bíblica está cayendo en desgracia en la moderna cristiandad. El pensamiento postmoderno, el relativismo cultural y los valores seculares están influyendo en nuestras iglesias, pastores y líderes más de lo que nos gustaría admitir.
Las iglesias cristianas actuales harían bien en prestar atención a la apasionada exhortación del apóstol Pablo de «predicar la Palabra». Necesitamos volver a capturar la centralidad de la verdadera predicación bíblica. Este oportuno libro sobre «La predicación que aviva» del Dr. Ernie Klassen nos anima a movernos en esta dirección. Lo hace enfatizando de una manera única la relación existente entre la predicación y el avivamiento, tal y como ha ilustrado a través de la notable predicación y el ministerio avivador de Jonathan Edwards.
Tal vez uno de los más grandes dones de Edwards fue una vida que ilustró cómo una mente pensante y un corazón reavivado no se oponen el uno al otro. ¡Ambas deben ir de la mano! No es sorprendente que el apóstol Pablo escribiese a Timoteo: «Porque no es un espíritu de cobardía el que Dios nos otorgó, sino de fortaleza, amor y dominio de nosotros mismos.» (2 Timoteo 1:7). La Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu de Dios (2 Timoteo 3:16) nos desafía a vivir y servir en el poder de Dios.
No solo necesitamos desesperadamente una predicación bíblica en nuestras iglesias, ¡necesitamos una predicación bíblica llena y ungida del Espíritu! Leyendo este libro somos retados no solo a recapturar la predicación bíblica, sino también a orar por un avivamiento y orar para esforzarnos por una predicación llena del Espíritu que produzca un avivamiento.
He tenido el privilegio de haber servido con el Reverendo Ernie Klassen aquí en España y puedo aseguraros de que él busca practicar en su propio ministerio estas lecciones de valor incalculable que podemos aprender todos de Edwards. Recomiendo altamente este libro.
Reverendo Raymond E. Ebbett, Director
Campo de España de la Alianza Cristiana y Misionera
Madrid, España
Raymond y su buena esposa Mary nos recibieron en su casa y demostraron la más cálida hospitalidad mientras buscábamos una casa y comenzaron nuestra orientación a la cultura española tras ocho años en Canadá y veinticinco años en Latinoamérica. Sus años de ministerio con la Alianza en Latinoamérica y España además de sus experimentadas capacidades de liderazgo hicieron nuestra transición mucho más agradable. El perfil de «Linked In» de Raymond indica que sus puntos fuertes son la teología, la predicación, el cuidado pastoral, el discipulado y las misiones.
www.linkedin.com/pub/raymond-ebbett/13/b73/798.
Javier Cortázar Balta
«La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards» aborda la tensión entre predicar y anhelar un avivamiento, entre pensar, sentir y hacer. Me trae a la mente un pensamiento poderoso de Thomas Goodwin, que predicó del avivamiento en el siglo xvii. «Cuanto más pensaba más me enardecía» (Salmo 39:3), de modo que los pensamientos son el fuelle que aviva e inflama los afectos, y si estos se inflaman provocan que los pensamientos hiervan…» . Y por otro lado John Piper señala «…tratar cualquier tema sin hacer referencia a la gloria de Dios no es erudición sino insurrección».
Creo que aquí tenemos dos parámetros que necesitamos cultivar de modo que estén presentes siempre en nuestra predicación: pensar con profundidad acerca de la verdad de Dios y sentir la pasión del amor de Dios. Los enemigos de la predicación contemporánea se llaman pragmatismo, el énfasis en el hacer, y el subjetivismo, la tendencia a enfocarnos en nosotros mismos. Este libro nos lleva a la mente y al corazón de un maestro en este tema como es Jonathan Edwards, que fundamenta la predicación en la verdad y en el Espíritu, y nos anima a continuar manteniendo las brasas encendidas del anhelo de un genuino avivamiento espiritual en estas tierras!
Rev. Javier Cortázar Balta
Pastor ACYM Monterrico,
Presidente Confraternidad Latinoamericana de la Alianza-CLA
Emilio José Cobo Porras
Con el sugerente título de esta obra llena de Edwards y de pasión por predicar el fuego del avivamiento, «La predicación que aviva» ha supuesto, en mi lectura progresiva, un soplo de aire fresco dentro del panorama de la predicación en España. No cabe duda de que los referentes del pasado han quedado lamentablemente en el olvido de una memoria que no aprende de sus tropiezos y batacazos homiléticos pretéritos. Por ello, poder contemplar toda una vida dedicada a la predicación enfocada a despertar conciencias y a levantar muertos espirituales de sus blanqueados sepulcros, como fue la de Jonathan Edwards, se me antoja un ejercicio que más de un predicador evangélico debería realizar, y pronto.
El ejemplo paradigmático de Edwards y las doce lecciones que el Reverendo Ernie Klassen ha sabido sutil y sabiamente entresacar de la ingente obra de Jonathan Edwards, son una poderosa herramienta para releer nuestra práctica homilética, nuestra orientación teológica y nuestro enfoque cristocéntrico. Creo firmemente que es necesaria una reflexión higiénica y sincera entre aquellos que han sido llamados para proclamar el evangelio, de tal suerte que puedan aspirar a vivir y pregonar las virtudes de un Dios, cuyo Espíritu Santo desea provocar e inflamar los corazones y mentes de una España que tanto necesita de Cristo. Finalmente decir que ha sido un placer haber podido contribuir con mi humilde traducción a esta obra que espero sea de referencia para predicadores que anhelen hallar la esencia del avivamiento en sus sermones.
Emilio José Cobo Porras
Estudiante de Teología en la Facultad de Teología Protestante
Unión Evangélica Bautista de España (UEBE)
Alcobendas
Traductor de la presente obra del Inglés al Español
(Madrid)
Testigo Ocular de la Prédica de Edwards
Si entiendes por elocuencia, lo que normalmente se entiende por ello en nuestras ciudades; él no tenía pretensiones de tenerla. No estudió variaciones de voz, ni fuertes énfasis. Él verdaderamente podía haber gesticulado o incluso podía haberse movido; pero no hizo el intento, por la elocuencia de su estilo, o la belleza de sus descripciones, de gratificar el gusto, o fascinar la imaginación. Pero, si entiendes por elocuencia el poder de presentar una importante verdad ante un auditorio, con abundante peso de argumentos, y con una intensidad tal de emotividad que el orador es llevado dentro de cada parte de la concepción y de la entrega, y que la solemne atención de todo el auditorio es cautivada, de principio a fin, y que las impresiones son expresadas sin que puedan ser destruidas, el señor Edwards fue el hombre más elocuente que jamás he oído hablar.
«Sus palabras,» escribió su primer biógrafo, Hopkins, «a menudo descubrían una gran cantidad de fervor íntimo, sin mucho ruido o emoción externa, y caían con gran peso sobre las mentes de sus oyentes; y él habló para revelar las fuertes emociones de su propio corazón, las cuales tendían, en la más natural y efectiva manera, a mover y afectar a otros.» Esta clase de comunicación emocional de verdad sentida fue, de hecho, precisamente lo que los puritanos tenían en mente cuando hablaban de «poderosa» predicación.
Dr. J. I. Packer
A Quest for Godliness (Una Búsqueda por la Piedad), p. 314.
Juan Zuñiga Villeno
La predicación bíblica que provenga de una mente y un corazón inflamados por el Espíritu de Dios hará siempre un efecto enorme en los hombres y mujeres de cualquier época. España la necesita, ni la fría exposición ortodoxa, ni una desprovista de verdadero contenido bíblico podrán cambiar el corazón de la nación. No se desarrollará una iglesia vigorosa a partir de la importación de una serie de estrategias y métodos carentes de un púlpito avivado, aparentemente podrán funcionar, pero a la larga caerán en descrédito por no trascender y dejarán intacto el corazón no regenerado. Jonathan Edwards parece hablar a nuestra época en la que la predicación no sólo se ha apagado sino que ha sido sustituida por eventos en donde ni siquiera se abre la Biblia. ¿Cómo puede llegar un avivamiento sin una oración y predicación ferviente, bíblica y profunda? Se necesita urgentemente volver a la predicación viva por encima de eventos y cultos cargados de emocionalismo pero con pobre profundidad bíblica y con una pasión espuria.
Conozco el agudo trabajo de Ernie Klassen sobre Jonathan Edwards, habiendo sido mi mentor y amigo por muchos años, por lo que estoy seguro que el libro que publica no defraudará a sus lectores.
Dr. Juan Zuñiga Villeno
Rector: Instituto de Formación Ministerial de la Alianza (INFORMA) (Madrid y Barcelona)
Pastor de la Alianza Cristiana y Misionera de «Vida y Familia»
Presidente de la Federación de Iglesias de la ACyM de España (FIACME)
Mentor y Amigo de Varios Líderes Emergentes en España
Introducción
I. Introducción al tema
«La mejor manera de avivar la iglesia es restaurando el fuego en el pulpito» (Moody).
«Si el Señor volviese de nuevo, él no limpiaría el templo, limpiaría el púlpito» (Anónimo).1
Si hombres y mujeres han de venir a Cristo en gran número, en un gran despertar, hará falta un avivamiento previo del pueblo de Dios. El avivamiento y el despertar están en el corazón de Dios y él desea que estos temas estén en el corazón de cada creyente, especialmente en el corazón de cada predicador. La predicación es uno de los muchos elementos que contribuyen o limitan el avivamiento y el despertar. En este estudio analizaremos lo que es la predicación de avivamiento eficaz. De todos los predicadores que pueden enseñarnos mucho sobre este tema, tal vez ninguno podría hablar con mayor autoridad que Jonathan Edwards.
Cuando mucha gente piensa acerca de la predicación de avivamiento y de Edwards, se queda en blanco o sus pensamientos gravitan en torno a la recolección de una porción de su más famoso sermón: «Pecadores en Manos de un Dios Airado. Aquí hallaremos esta clase de poderosa retórica:
Por eso es que, esos hombres naturales están suspendidos en la mano de Dios sobre el abismo del infierno; han merecido el abismo encendido, y a él han sido condenados; y Dios ha sido provocado terriblemente, su ira es tan grande contra ellos como para aquellos que ya están sufriendo los cumplimientos de la ferocidad de su ira en el infierno, y no han hecho lo más mínimo para apaciguar o abatir esa ira, ni Dios está mínimamente comprometido por ninguna promesa para que los sostenga por un momento; el diablo está esperándolos, el infierno está abierto para ellos, las llamas se reúnen y resplandecen por ellos, de buen grado caerán sobre ellos, y se los tragarán; el fuego contenido en sus propios corazones pugna por salir; y ellos no tienen interés en ningún mediador, no existen medios que puedan alcanzar en los que hallar seguridad.
Resumiendo, no tienen refugio, nada a lo que aferrarse, lo único que los preserva en cada momento es la mera voluntad arbitraria y la paciencia no pactada ni tampoco obligatoria de un Dios enfurecido. (Stout WJE 22: 409) (Sermón: «Pecadores en las manos de un Dios airado»).
¡Oh, pecador! Considera el peligro temible en el que estás: Existe un gran horno de ira, un abismo sin fondo abierto, lleno del fuego de la ira, que tú estás sujeto por la mano de este Dios, cuya ira ha sido provocada y está enfurecida contra ti y contra muchos de los condenados al infierno; cuelgas de un fino hilo con las llamas de la ira divina parpadeando a su alrededor, y preparadas a cada momento para quemarlo y reducirlo a cenizas; y no tienes interés en ningún mediador ni nada a lo que aferrarte para salvarte a ti mismo, nada que te mantenga alejado de las llamas de la ira, nada tuyo, nada que puedas hacer, que mueva a Dios a evitarlo por un momento (Stout WJE 22: 412) (Sermón: «Pecadores en las manos de un Dios airado»)
Por causa de esta caricatura de la predicación edwardsiana, (realmente es una caricatura), y, en cierto modo, de la manera arcaica y enrevesada en que Edwards se expresa, y que 300 años nos separan de Edwards (1703-1758) y del Gran Despertar (1734/35 y 1740/41/42), algunos pueden tener cierta aversión a este tema. Confío en que tú examines el tema conmigo y estoy convencido de que si te esfuerzas en los retos y perseveras, tu mente será favorablemente estimulada, tus sentimientos religiosos profundamente conmovidos y tu voluntad poderosamente comprometida. Confío especialmente en que si eres un predicador incipiente, o un predicador más experimentado, con un anhelo por una mayor vitalidad espiritual y efectividad en tu propia predicación, serás motivado a cultivar y desarrollar elementos de la «predicación de avivamiento» que aprenderás de Edwards. Muchas iglesias necesitan hoy un avivamiento y el mundo necesita un despertar. Que el resultado final de este viaje con Edwards a la «predicación de avivamiento» sean predicadores avivados y despiertos, iglesias avivadas y despiertas y finalmente dirigidas a un despertar de los perdidos y su salvación, en último término para la gloria de Dios.
Punto de vista
Este no es principalmente un libro sobre predicación. Este no es principalmente un libro sobre el avivamiento. Este no es principalmente un libro sobre Edwards. Este sí es un libro sobre la intersección de estos tres temas.
Lo que queremos decir con predicación será definido en nuestro capítulo inicial. Lo del avivamiento y despertar será también definido. Entonces consideraremos qué queremos decir con «predicación de avivamiento». Al centrarnos en Edwards, tomaremos un tiempo para presentarlo a nuestros lectores, incluyendo sus raíces en el puritanismo y en la teología reformada. Al centrar la atención en aquellos sermones predicados por Edwards durante el Gran Avivamiento, dedicaremos un tiempo identificando la naturaleza y los parámetros de esta «obra sorprendente de Dios», y consideraremos en términos generales sus perspectivas acerca de la predicación. Una vez hayamos hecho todo esto, fundamentalmente para «preparar el camino» para nuestro enfoque, ahondaremos en aquellos elementos de la predicación de avivamiento que Edwards nos enseña. En esta etapa simplemente deseamos introducir esos elementos:
• Capítulo 01. Apología de la predicación patética
• Capítulo 02. Oración, ayuno y predicación que aviva
• Capítulo 03. Predicando sobre el fuego del infierno
• Capítulo 04. El papel de la Palabra en la predicación que aviva y despertar de Edwards
• Capítulo 05. El papel del Espíritu Santo en la predicación de avivamiento
• Capítulo 06. La mezcla de Palabra y Espíritu y la predicación
• Capítulo 07. La supremacía de Dios en la predicación
• Capítulo 08. Edwards, el hombre y la predicación que aviva
• Capítulo 09. Conectando soberanía de Dios y responsabilidad humana
• Capítulo 10. La importancia de la aplicación
• Capítulo 11. El orgullo espiritual y la predicación que aviva
• Capítulo 12. Cristocentrismo
• Capítulo 13. Reflexión final
Tal vez una manera de visualizar este estudio es ver estos temas como pedazos de una tarta, con la «tarta» misma siendo 12 lecciones de Jonathan Edwards.
Doce aspectos de la predicación que aviva – Lecciones de Jonathan Edwards
Tras reflexionar sobre estos doce elementos de la «predicación que aviva» de Edwards, queremos reflexionar sobre la predicación actual y preguntarnos algunas cuestiones de aplicación para el predicador contemporáneo.
1. ¿Qué correlación existe entre la predicación y el avivamiento? ¿Qué clase de predicación facilitó el avivamiento en el pasado? ¿Qué podemos aprender de Edwards y del Gran Despertar que facilite el despertar en nuestros tiempos? ¿Existen algunas aplicaciones prácticas de nuestro estudio que sean pertinentes para nuestro entorno postmoderno?
2. ¿Qué implicaciones prácticas, cambios y aplicaciones tiene este estudio sobre los predicadores actuales en España, en Latinoamérica y en Norteamérica?
Metodología
Lo que intentaremos en este estudio es tratar un particular aspecto o elemento que explique la visión de Jonathan Edwards sobre la predicación de avivamiento, y entonces diseccionarlo contemplándolo desde varias perspectivas. Existe una perspectiva bíblica, en la cual enfatizamos significativos textos escriturales que muestran la importancia del punto en particular y qué papel jugó en el ministerio de la predicación de los personajes bíblicos. En donde sea posible y útil, incorporaremos comentarios de Edwards sobre estos pasajes particulares. También recurriremos a las 70 Resoluciones de Edwards, si es posible y relevante hacerlo, para demostrar la correlación entre el hombre y su convicción sobre la predicación de avivamiento. Intentaremos proveer citas específicas del mismo Edwards o citas de eruditos edwardsianos que enuncien su comprensión de la predicación de avivamiento. También trataremos de proveer, donde sea posible, ilustraciones relevantes de los sermones disponibles de Edwards para demostrar el caso en cuestión.
Tal vez debamos decir algo sobre lo que hay de racional tras incorporar las resoluciones de Edwards en el punto particular sobre la predicación de avivamiento. Hay una ley fundamental que dice que «el hombre es el mensaje» o que «el intermediario es el mensaje». Creemos que en un sentido definitivo, la verdad de la palabra de Dios es el mensaje, la verdad del evangelio es el mensaje. Sin embargo, un aspecto muy importante de la predicación es que existe una profunda interrelación entre lo que has vivido y lo que estás viviendo, y el efecto de tu ministerio en la predicación. La predicación de avivamiento eficaz fluye a través del hombre que vive y crece en esa verdad. Consideremos las referencias de Pablo a «mi evangelio»:
• Romanos 2:16: «En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio», y de nuevo en
• Romanos 16:25: «Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del ministerio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos», y de nuevo en
• 2 Timoteo 2:8 donde leemos «Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.»
Vemos que en tres ocasiones Pablo se refiere al evangelio como «mi evangelio». ¿Por qué? Creemos que Pablo se identifica con el evangelio, que está profunda y personalmente afectado por el evangelio, tan plenamente identificado con la divina comisión de predicar el evangelio, que lo posee y lo identifica como «mi evangelio». Creemos que esto es un elemento absolutamente indispensable para la predicación de avivamiento eficaz. No podemos transmitir efectivamente lo que no hemos experimentado, y creemos que existe una definitiva correspondencia entre el grado en el que el predicador experimenta el mensaje y el grado de efectividad que posee al comunicar el mensaje.
Bounds dice esencialmente lo mismo: «Pablo lo designa «mi evangelio», no por una excentricidad personal o por una apropiación egoísta, sino porque fue puesta en su corazón y en su alma una confianza personal que se reflejaba en sus cartas paulinas, inflamadas y potenciadas por la fogosa energía de su alma ardiente» (Bounds: 7).
Aludir a las resoluciones y al testimonio personal de Edwards es un largo camino que lleva a clarificar y reforzar esta premisa fundamental, la cual creemos que fue una de las convicciones fundamentales que él abrazó, lo motivó profunda y abiertamente a ser una persona de profundidad espiritual; él sabía y creía que había sido llamado a ser un ejemplo. El mismo Edwards afirmó: «…el ministro, demostrando estas excelencias santas, enseña a su pueblo a imitar a Cristo en su acercamiento a Dios» (Westra: 16). Edwards tenía una visión de la predicación muy «encarnacional». De acuerdo a Westra, Edwards veía al ministro como «una clase de salvador subordinado» (Sermón sobre Hechos 20:28, Westra: ix), «su propósito expreso es el de preparar los corazones para la Palabra, comunicar con máxima integridad las relaciones y conexiones vitales entre las palabras dichas y escuchadas y sus definitivos significados en la mente y en la voluntad de Dios, la cual es la Palabra tanto creativa como redentora» (Westra: ix): «En la predicación el ministro fielmente intenta externalizar el mundo espiritual de la voluntad y la mente de Dios y a la vez demostrar una respuesta obediente, de gracia y personal a la infinita perfección y gloria de Dios» (Westra: x). Como Westra apunta «para él (Edwards) la línea entre su vida personal y vocacional a veces se convertía en algo virtualmente indistinguible: el oficio absorbió al hombre, el hombre al oficio» (3). Edwards tiene un fuerte punto de vista sobre el ministro como modelo y es llamado a ejemplificar las verdades enunciadas. Existe un eco fundamental entre el mensaje predicado y la vida del predicador. Este es un asunto fundamental de la integridad espiritual. La predicación de avivamiento requiere que vivamos el mensaje que deseamos comunicar. Ninguno de nosotros lo vive perfectamente, pero según la medida en que ejemplificamos el mensaje, hasta esa medida influimos.
Conclusión
Comencemos nuestro viaje planteando el contexto y estableciendo nuestros términos. Necesitamos reflexionar brevemente sobre quién es Edwards, qué fue el Gran Despertar, incluyendo sus parámetros, y entonces pasar a definir lo que queremos decir por predicación, lo que queremos decir por avivamiento y despertar, lo que es la «predicación de avivamiento» y entonces proceder a reflexionar sobre lo que podemos aprender sobre la «predicación que aviva» en Jonathan Edwards, tal como se vio en el Primer Gran Despertar.
II. Presentando la tesis de este libro
«En Iconio acudieron también a la sinagoga judía y hablaron con tal persuasión, que fueron muy numerosos tanto los judíos como los griegos que se convirtieron» (Hechos 14:1).
«Un ardiente amor a Cristo y hacia las almas calentó sus pechos y animó sus trabajos. Dios ha hecho de estos sus ministros activos espíritus, una llama de fuego a su servicio; y su palabra en sus bocas ha sido como un fuego; y como un martillo que quiebra la roca en pedazos (Jer. 23:29)» (Cooper, en su prefacio a la«Las Marcas Distintivas» de Edwards describiendo el Gran Despertar; Goen WJE 4: 218, 219).
La predicación de avivamiento es la predicación que contribuye al avivamiento del letárgico creyente y fomenta el despertar y la subsiguiente salvación de los perdidos.
Multiplicidad de factores que contribuyen al avivamiento
Creemos que existen muchos elementos que contribuyen al avivamiento y al despertar espiritual, incluyendo elementos tales como: circunstancias históricas, oración, circunstancias providenciales poco comunes, agitaciones sociales violentas, penurias económicas, crisis políticas y de liderazgo, informaciones sobre avivamientos y despertares conetáneos en otras latitudes, informes de avivamientos y despertares históricos, personas que se sienten poderosamente movidas a buscar a Dios de maneras misteriosas, la lectura de la palabra de Dios, una adoración poderosa, el testimonio de niños, jóvenes y adultos, y muchos otros factores. Estos y otros importantes elementos dan credibilidad al hecho de que «el viento sopla donde quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espíritu» (Juan 3:8, BLP).
Misterio en la soberanía de Dios
Indudablemente hay un elemento de misterio en la obra de Dios, y este es especialmente patente cuando estudiamos, analizamos y explicamos los principios de un avivamiento. El profeta Isaías, tratando de entender los caminos de Dios, afirma: «Verdaderamente, oh Dios de Israel, nuestro Salvador, tú obras de maneras misteriosas» (Nueva Traducción Viviente). La NASB traduce este versículo así: «¡Verdaderamente, Tú eres el Dios que se esconde a sí mismo, oh Dios de Israel, Salvador!» (Isaías 45:15). El escritor de himnos captó esta verdad cuando escribió: «Dios se mueve de manera misteriosa para realizar sus maravillas» (William Cowper; 1731-1800). Las Escrituras, describiendo el éxodo bajo el liderazgo de hombres como Moisés y Aarón, establece: «Tu camino estuvo en el mar, y tu senda en las grandes aguas, Y tus pisadas no fueron conocidas» (Salmo 77:19). Isaías confirma la misteriosa naturaleza de los designios de Dios cuando establece «Mis planes no son vuestros planes, mi proyecto no es vuestro proyecto, dice el Señor. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así se alzan mis proyectos sobre los vuestros, así superan mis planes a vuestros planes» (Isaías 55:8-9, BLP). Intentando comprender los designios misteriosos de Dios, el apóstol Pablo, esa gran mente del cristianismo, concluye: «¡Qué profundas la riqueza, la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! Porque: ¿Quién conoce el pensamiento del Señor? ¿Quién fue jamás su consejero?» (Romanos 11:33, 34, BLP).
Mientras estos pasajes enseñan que los caminos de Dios son generalmente misteriosos, creemos que estas mismas verdades son aplicables al estudio de los avivamientos y despertares. Aunque creemos que el cuidadoso estudio de las Escrituras y de la historia de los avivamientos de la iglesia, desde una perspectiva sociológica, teológica e histórica, produce principios muy útiles, y haremos bien en perseguir la aplicación de estos principios, permanecerá un elemento de misterio en el entendimiento de los caminos de Dios, especialmente de sus caminos en el avivamiento y el despertar.
Misterio en la soberanía de Dios en el avivamiento y el despertar
Necesitamos afirmar un elemento de misterio en la comprensión de los caminos de Dios en general, y este es el que creo que es una de las grandes lecciones de la Escritura. Dios «contestó» a las reclamaciones llenas de dolor de Job, no con respuestas, sino con 66 preguntas (ver los Discursos Divinos, capítulos 38, 39, 40 y 41 de Job). Y aunque nuestros corazones puedan estar llenos de dolor y apenados por la situación de la iglesia hoy en día y en el mundo actual, no seremos capaces de discernir la solución divina de modo que nuestras mentes finitas puedan entender. Aún con la asistencia de la palabra de Dios y del Espíritu de Dios, existen aspectos del avivamiento y del despertar que desafían nuestra comprensión. Como investigadores del avivamiento y del despertar, hacemos bien, como Job, en humillarnos y en reconocer nuestras limitaciones. Hay una de las 66 cuestiones que Dios trata con Job que creo que es particularmente relevante para nuestro estudio: Job 38:37,38.
«¿Quién sabe enumerar las nubes
E inclina los cántaros del cielo,
Cuando el polvo se funde en una masa
Y se pegan los terrones entre sí?»
¡Aquí hay algo misterioso en las nubes, el viento y la lluvia! Nadie entiende completamente la dinámica de la lluvia; ¡incluso los más capaces meteorólogos se equivocan! De nuevo se nos recuerdan las palabras de Jesús: «El viento sopla donde quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espíritu» (Juan 3:8, BLP). Cuando damos a este pasaje una aplicación espiritual y consideramos el «paisaje» de la iglesia y el mundo de manera similar al lecho de un río seco cuando el polvo se endurece como un bloque y las nubes se agolpan por falta de lluvia, haremos bien en recordar que aquí hay un elemento de misterio en la descarga de los cántaros de agua de los cielos. La lluvia avivadora es lo que se necesita para brindar refresco a un paisaje árido. Pero como Job necesitaba aprender, existen elementos de misterio en la gerencia del mundo físico y espiritual, y por ello, todas nuestras deliberaciones, especulaciones y propuestas deben estar enmarcadas por esto. Dios es soberano. Dios es soberano en el avivamiento y en el despertar espiritual. Dios siempre ha sido y será soberano.
Predicación y avivamiento
Dicho esto, queremos hablar de un factor único que juega un papel catalizador significativo en el avivamiento y el despertar espiritual. Mencionamos anteriormente los numerosos elementos que ayudan a entender los orígenes de un avivamiento y de un despertar espiritual. Es un asunto complejo. Sin embargo, trataremos de tomar una porción del pastel, recordando que es solamente una porción de pastel, y que estudiaremos esta porción. Nos referimos al rol único que la predicación tiene como catalizador del avivamiento y del despertar espiritual.
La Predicación que Aviva – Sólo un aspecto que explica los orígenes del avivamiento – Pero un aspecto muy importante
¿Hay alguna evidencia bíblica clara que relacione la predicación con el avivamiento y el despertar espiritual?
¿Cuál es la evidencia que conecta la predicación de avivamiento con el avivamiento en el Antiguo Testamento? (Tal vez las dos mejores obras que tratan los avivamientos en el Antiguo Testamento son las de Kaiser y Autrey. Nosotros recomendamos especialmente el estudio de estas tres obras. Ver Bibliografía Kaiser 1986, Kaiser 1999, Autrey).