La religión socialista. Los malhechores del bien - Jesús Ángel Muro Cacho - E-Book

La religión socialista. Los malhechores del bien E-Book

Jesús Ángel Muro Cacho

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Beschreibung

Esta obra de Jesús Ángel Muro no pretende ser un tratado filosófico, sino aportar una visión diferente del socialismo, sobre todo, a los jóvenes, para que tenga una nueva forma de enfrentarse a la vida y a la política. ¿Puede ser el socialismo una religión? A través de estas páginas el autor dará respuesta a esta pregunta. El lector aprenderá a diferenciar las distintas formas de expresión del socialismo y el capitalismo. Jesús Angel Muro defiende que los términos "derecha" e "izquierda" han quedado desfasados, que es momento de superar lo que los diferencia y nos ofrece un análisis sobre la situación actual que vive España desde esta nueva visión. "Éste es un libro que me hubiera gustado leer a los veinte años, mi vida hubiera sido otra", confiesa el autor.

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LA RELIGIÓN SOCIALISTA

© Jesús Ángel Muro Cacho

© La religión socialista. Los malhechores del bien

Idea de portada: Mercedes Escaso

ISBN papel: 978-84-685-4517-2

ISBN epub: 978-84-685-4518-9

Editado por Bubok Publishing S.L.

[email protected]

Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Índice

INTRODUCCIÓN

UN POCO DE HISTORIA

¿ES EL SOCIALISMO UNA RELIGIÓN?

CARACTERÍSTICAS DE LA RELIGIÓN SOCIALISTA

El Dios de la religión socialista

El demonio de la religión socialista

El paraíso y el infierno de la religión socialista

Ritos de la religión socialista

CAMPOS EN LOS QUE SE MANIFIESTA LA RELIGIÓN SOCIALISTA

Política y economía

Feminismo

Ecologismo

Animalismo

Homosexualismo y LGTB+

ONG’s y buenismo

Musulmanes

Racismo, xenofobia e inmigración

Lenguaje y educación

Aborto y eutanasia

CAPITALISMO Y SOCIALISMO. DERECHAS E IZQUIERDAS

Capitalismo

Socialismo

REFUTACIÓN DE LA RELIGIÓN SOCIALISTA

ESPAÑA, UN CASO PARTICULAR

Guerra civil y Franco

Memoria histórica

República y monarquía

Educación y religión

Leyenda negra e inmigración

Violencia de género y feminismo

Tauromaquia y animalismo

Nacionalismo: fascismo y nazismo

Las lenguas regionales

Eufemismos e ideas confundidas

EPILOGO

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

INTRODUCCIÓN

El motivo de escribir estas páginas es el deseo de mostrar un nuevo enfoque del mundo de la política, la economía, la religión y en definitiva de nuestra vida. Sería conveniente que las personas conocieran un marco de referencia diferente y cómo enfrentarse a él. Utilizar los términos derecha e izquierda está completamente desfasado, pertenecen al siglo XIX y XX, ya no corresponden a las necesidades de las personas del siglo XXI, salvo que exista un interés espurio en que se siga esta terminología. Este libro es un intento de hacer encajar las piezas del rompecabezas de otra manera que permita comprender la realidad de otra forma, no sé si mejor, pero sí diferente a la establecida. Como decía Oscar Wilde: “Una idea que no es peligrosa es indigna de llamarse idea”.

La idea de que el socialismo sea una religión puede resultar chocante e incluso ridícula, aunque no es nueva. Siempre se ha comentado en pequeños círculos que el socialismo era una herejía del cristianismo pero eran comentarios que ahí quedaban, no iban más allá, era un tema muy delicado pues podía molestar a los religiosos en general y a los socialistas en particular, que seguro abarcan entre los dos grupos un porcentaje altísimo de la población mundial. Mejor no tocarlo. Algunos intelectuales lo han tratado pero siempre sin profundizar demasiado. Algunos han escrito libros intentando acercar el socialismo a la religión, otros autores lo han citado de pasada y algunas de sus citas se encuentran es este libro para dar más valor a esta idea presuntamente peregrina. Otros, menos atrevidos, la definen como religión ética o política, credo laico, fe civil, la nueva fe.

Estas páginas pueden considerarse como una aproximación al intento de mostrar, más que demostrar, la idea de si el socialismo es o no una religión y de llegar al mayor número de personas de una forma directa y sencilla. No profundizo teóricamente en el significado de términos como religión, ideología, fascismo, feminismo, etc, pues no es el motivo de estas páginas, me limito a dar algunas pinceladas sobre los temas relacionados en el libro. No es un tratado hecho para intelectuales, ni pretende tener una estructura académica, he intentado ser lo más sencillo a la hora de acercarme a este tema para que llegue a la gente de la calle que no tiene tiempo, ni ganas, de adentrarse en un sinfín de teorías, estudios, comentarios, opinólogos y propaganda mal intencionada. Personas que se dedican simplemente a estudiar, a trabajar, a sacar a su familia adelante y cuando llegan a casa lo que desean es charlar con la familia o los amigos, ver una película o un partido de fútbol, para poder levantarse al día siguiente a la lucha diaria que es vivir. La motivación a la hora de escribir estas páginas es dar a conocer a la gente, en especial a los más jóvenes, los más vulnerables a la hora de apuntarse a movimientos colectivos, una nueva forma de enfrentarse a la vida en general y a la política en particular. Estas personas se fían de lo que oyen, de lo que ven, especialmente por la televisión y las redes sociales, y no siempre está a su alcance una versión diferente de la postura que creen es la mejor para ellos y para el país. Quizás se puede pensar que el socialismo, más que ser una religión, se comporte como una ideología con rasgos religiosos. Puede que así sea, pero yo me decanto más por considerar al socialismo como un movimiento religioso, eso sí, difícil de catalogar como tal al tener suficientes diferencias como para generar la duda. Al compararlo con la religión madre de la que proviene, el cristianismo, quizás esas dudas puedan desaparecer.

La idea de que el socialismo sea una religión puede considerarse un mera conjetura, juicio que se forma de algo por indicios u observaciones. En la Edad Media, muchos pensadores sabían que la Tierra giraba alrededor del Sol, pero no podían demostrarlo, al faltarles los medios adecuados para ello. Más tarde se pudo demostrar científicamente, dejando de ser una conjetura. Que el socialismo sea una religión a los ojos de la mayoría dependerá de que esta conjetura deje de serlo y para ello las personas adecuadas deben implicarse en la tarea. Lo que espero sea evidente con la lectura de este libro es que es una conjetura que da que pensar.

Cambiar de sistema de referencia siempre es complejo y más cuando está asentado ya en muchas generaciones pero una vez que uno se da cuenta de una nueva forma de enfocar la vida más racional no puede cerrar los ojos si tiene un mínimo de sentido común. La idea no es que la gente se apunte a esta nueva forma de tomar conciencia de la realidad política y social sino simplemente que conozca su existencia y luego, tras un proceso lo más racional posible, decidirse o no por él.

Darse cuenta que el socialismo es una religión más, como el cristianismo, el islam o el judaísmo, no es fácil. El socialismo se presenta como una ideología antirreligiosa basada en métodos racionales y justos, con una ética inmejorable, y con un atractivo muy difícil de poner en duda, la llamada “supremacía moral” del socialismo que desarma al que no tiene la perspectiva superior de la razón. El socialismo se centra en especial en los jóvenes defraudados de la vida, de la religión en la que quizás hayan crecido, con una vida sin presente ni futuro, o con un deseo grande de pertenecer a un grupo donde poder desarrollarse, sabedores de hacer algo grande y a la vez divertido, y apartarse de los adultos que entorpecen su camino. La clase obrera y el movimiento sindical está en retirada y ahora se apoyan en las minorías: feminismo, ecologismo, animalismo, movimientos LGTB+, etc. El socialismo ha fracasado a la hora de cambiar la justicia social y ahora lo que intenta es cambiar a las personas, ha abandonado la lucha de clases centrándose en las identitarias. Este libro sería de desear que cayera especialmente en manos de los jóvenes, a mí me habría gustado que así hubiera sido en mi juventud, mi vida seguro habría sido otra.

La religión socialista tiene su dios, sus templos, sus sacerdotes, sus santos, sus apóstoles, sus mártires, sus fieles, sus ritos, sus libros sagrados, sus procesiones, sus púlpitos, sus recompensas, sus castigos, su paraíso, su infierno, sus inquisiciones, sus dogmas, su historia sagrada, etc, como las demás religiones. Siempre se pueden encontrar antecedentes de su origen pero el más claro y rotundo es la Revolución Francesa. A esta le siguió un siglo XIX muy convulso con sus grandes santos y visionarios: Hegel (padre filosófico del comunismo), Marx, Engels; un siglo XX terrible de asentamiento de la nueva religión: Lenin, Stalin, Mussolini, Hitler, Mao; y un siglo XXI con personajes de menor talla pero con medios mucho más peligrosos para controlar a la población, no sólo físicamente sino mentalmente. Frente a esta religión que intenta apoderarse del mundo, como todas, se encuentran las otras religiones que no quieren perder su poder y las personas racionales, que comprenden la existencia de las religiones como esa evolución necesaria pero que se encuentran en un fuego cruzado tan peligroso que puede acabar con el salto dado por los hombres al reino racional. Desenmascarar a este movimiento religioso, que se presenta como justo lo contrario, es la misión de este libro.

Este libro está estructurado en tres partes. En la primera trato de hacer ver que el socialismo es una religión, o se comporta como tal, con todos los componentes que la forman, y también los campos en los que se manifiesta, en especial los tipos de seguidores de los que se alimenta. La primera sensación que se tiene con su lectura es la de tirar el libro a la piscina, como hacía Francisco Umbral; choca con las ideas que tenemos y no lo aceptamos, habrá que echarle algo de valor y seguir adelante. En la segunda parte intento poner un poco de orden en las ideas que tenemos sobre el capitalismo y socialismo y en erradicar la nefasta diferencia entre derecha e izquierda, y aunque doy algunas ideas de sus orígenes históricos, el capitalismo y socialismo que me interesa es el del siglo XXI, que es en el que nos encontramos. Para ello utilizo bastantes citas de personajes contrastados, la mayoría sufridores de la nueva religión socialista a la que se apuntaron en su juventud. La tercera parte es la más personal y escribo sobre España y los problemas que la acucian hoy en día. España siempre ha sido católica y hoy en día, como hace unos decenios, esta religión está siendo atacada en todos los frentes por la nueva que quiere apoderarse de la mente y del cuerpo de los españoles. Quizás una segunda lectura del libro fuera conveniente una vez relacionadas las tres partes aunque para muchos sería una labor difícil de soportar.

Madrid, España - octubre de 2019

“Ser iletrado en la sociedad europea moderna no se debe a una injusticia social, sino a una mala elección moral”.

(Mauricio Wiesenthal)

“No relacionar el socialismo y todas sus versiones con una nueva religión, con una nueva versión de las antiguas religiones, es seguir una senda que no conduce más que a la destrucción por incomprensión de la realidad”

UN POCO DE HISTORIA

La evolución de las poblaciones humanas, según el psicólogo Ken Wilber, sigue la dirección del tiempo que va desde el reino arcaico al mágico, del mágico al mítico, y del mítico al racional. En las sociedades, el salto de nuestros ancestros en la época arcaica, y sus cultos a la luna o al sol, hacia las grandes religiones monoteístas fue largo y duro, también lo fue el de las grandes religiones hacia la razón, aún estamos en ello.

En las personas, al igual que en las sociedades, ocurre algo parecido, el niño vive apaciblemente en su entorno mágico familiar. Cuando su entorno se agranda, emerge el mundo mítico, se apunta a las grandes ideologías míticas ya sean religiosas, culturales, políticas, deportivas, etc, quiere pertenecer a un grupo donde se encuentre a gusto. Si esa estancia placentera no le es suficiente entrará en el mundo de la razón, el pensamiento racional servirá de filtro para abandonar lo de mítico, y no digamos mágico, que tiene su vida. Es esta insatisfacción que tienen las personas, que forman las sociedades, la que hace evolucionar y crecer a la humanidad. Muchos retroceden a niveles inferiores donde se siente más felices, pertenecen a grupos donde son comprendidos, forman parte de algo en común y eso les satisface. Otros están desubicados y van de uno a otro como perdidos, sin un marco de referencia.

Nuestros antepasados evolucionaron y dieron un gran salto evolutivo al aparecer las religiones monoteístas, ya no tenían que adorar objetos, había un ser superior, nuestro creador, Dios, que velaba por nosotros, por nuestra seguridad, nos daba la vida y nos hacía enfrentarnos a ella de forma más entusiasta. Así apareció el judaísmo y de él emergieron las otras dos grandes religiones monoteístas: el cristianismo (católico, ortodoxo y protestante) y el islam (sunní y chiita).

Con la aparición del protestantismo, en el que la Iglesia Católica no regía en exclusividad la religión cristiana, fueron creándose nuevas formas de entender el cristianismo, cualquiera podía interpretar las escrituras y el mensaje de dios a su manera, sin el intermediario del Vaticano. Las nuevas religiones protestantes aparecían una tras otra, cada una con sus líderes: luteranos, anglicanos, calvinistas, evangélicos, metodistas, mormones, etc. Cada nueva religión protestante interpretaba las escrituras, anteriormente inamovibles, aumentando sus seguidores y formando grupos cada vez mayores que hoy en día se aproximan en número a los católicos. Los cristianos son el 30% de la población mundial (católicos el 50%, 37% protestantes, 12% son ortodoxos). Los musulmanes son el 23% de la población mundial (90% sunitas y 10% chiitas). Los judíos representan el 2% de la población. El resto de personas pertenecen a otras religiones, a ninguna o a la nueva religión socialista, que muchas veces se encuentra infiltrada entre ellas.

No todas las personas eran religiosas, muchas convivían con ellas con temor a ser señaladas o incluso tenían ideas contrarias a esta forma de entender el mundo. El mundo clásico, Grecia y Roma, tuvo un nuevo amanecer en el Renacimiento y en siglos posteriores los pensadores de la época crearon ideologías que en principio parecían alternativas a las religiones. Las ideas de Platón, quizás el primer socialista que quiso aplicar sus ideas colectivas en la península Itálica, y que fracasó, no pasaron desapercibidas. Tomás Moro escribió su libro “Utopía”, sinónimo de perfección u objetivo a alcanzar por la sociedad en la cual se veía en la propiedad privada y la riqueza por parte de las personas uno de los grandes males de la sociedad.

Pero sobretodo, una nueva forma de ver el mundo, apareció con la Ilustración en Francia, Gran Bretaña y Alemania, la razón hacía acto de presencia en las sociedades occidentales, en contraposición al adoctrinamiento de los hombres por parte de las religiones y del poder establecido basado en unas monarquías absolutistas. La razón se abría paso y había venido para quedarse, el poder político se separaba del religioso, la Iglesia dejaba de ser la mediadora entre nosotros y la salvación. La burguesía apareció como adalid de la sociedad y la ciencia comenzaba a tener el peso que correspondía al uso de la razón por parte del hombre, dios parecía quedar a un lado, se retiraba, emergía la diosa Razón.

Pero la forma de acabar con el Antiguo Régimen no estaba clara y aquí es donde la Ilustración, el cambio evolutivo del nivel mítico al racional, sufrió una fuerte convulsión: la Revolución Francesa. Se generó un conflicto social y político de tal magnitud que la razón desapareció y dio origen a un nuevo sistema de control político y económico que ya no se basaba en la razón sino en la violencia, en el terror, en la destrucción. Había nacido una nueva religión, el socialismo, y se tenía que enfrentar a las religiones existentes y a la sociedad industrial que estaba apareciendo y que estaba cambiando el mundo. Era el deseo revolucionario de realizar el Reino de Dios, el comienzo de la historia moderna, como citó Federico Van Schlegel.

La nueva religión socialista, al igual que la Ilustración, provenían del cristianismo que todo lo abarcaba, la sociedad en la que emergió, y debía por tanto diferenciarse de él para poder atraer hacia sí seguidores. Para ello debía atacar todos los conceptos cristianos, hacerse diferente, parecer algo nuevo a los ojos de la gente. En una sociedad industrial donde había gente muy rica y mucha muy pobre, la nueva religión debía encontrar sus seguidores y qué mejor caldo de cultivo que los desheredados de la fortuna, los trabajadores, el proletariado. Ellos debían ser los protagonistas de la nueva religión, pero serían actores secundarios y los que a la larga la sufrirían. Al haber tanta pobreza, poco tenían que perder, así que se apuntaron desesperados gran parte de ellos a la nueva llamada salvadora, dirigidos por líderes aburguesados, los actores principales, en su mayoría deseosos de cambio y experiencias nuevas, los intelectuales del bien, los nuevos sacerdotes que se encargarán de guiar a los nuevos fieles.

Marx y Engels escribieron el Capital, el nuevo Evangelio, el nuevo Corán, el libro sagrado de la nueva religión, y aparecieron los nuevos profetas que anunciaban la llegada de tiempos mejores para los desahuciados de la vida: Lenin, Trotsky, Mussolini, Hitler, Stalin, Mao. Con la Primera Guerra Mundial se acabó con los imperios burgueses, el ideal de una nación socialista se logró en la URSS, el ejemplo a seguir. Con la Segunda Guerra Mundial claudicaron las sectas religiosas que se habían separado de la religión madre, la religión socialista: el fascismo (socialismo nacionalista) y el nazismo (socialismo nacionalista y racista).

Pero los enemigos de la nueva religión no habían sido derrotados, junto a la revolución socialista había aparecido la revolución liberal, también de origen cristiano, y basada en la razón, la libertad individual, la propiedad privada y el libre mercado, en contraposición a la nueva religión socialista basada en el mito, la colectividad, la propiedad comunal y el mercado regulado por sus líderes religiosos. El mundo moderno quedó dividido en dos bandos: las naciones capitalistas basadas en una economía y política capitalista y las naciones socialistas basadas en una economía y política socialista, las mal llamadas derecha e izquierda.

La lucha entre los dos bandos pareció acabar con la caída de la URSS pero la religión socialista estaba ya muy infiltrada en las sociedades capitalistas. Pero la nueva religión no contaba con la aparición de un gran contratiempo en sus cimientos religiosos, el triunfo de la clase media. Ya no había muy ricos y muy pobres, ahora la clase media ocupaba el mayor porcentaje de la población gracias al buen hacer de la razón, del capitalismo. La utopía socialista estaba puesta en duda, se vivía mejor en una sociedad capitalista que en una socialista. Había que hacer algún cambio de rumbo para que la nueva religión no desapareciera, se atacaría desde dentro a la sociedad capitalista, se utilizarían todos los medios necesarios para ello, acabar con ella era una prioridad, eliminar la clase media era fundamental, una vez generado el descontento en ella, la utopía socialista volvería a tener sentido y los inermes humanos volverían al redil, a la felicidad que toda religión proporciona. Como vaticinó David Engels: “La Segunda Guerra Mundial se veía venir por el desastre material en que se encontraba Europa, hoy el desastre es cultural, la cultura europea está en peligro, nación, lengua, familia, sexo, costumbres, fe, etc”. El trabajo de zapa lo están haciendo despacio pero sin pausa.

Toda religión es expansionista y la socialista no podía serlo menos, y en esas estamos, en la pelea continua para controlar las mentes y los cuerpos de los hombres. Los países capitalistas, los que forman especialmente la civilización occidental, tienen sus fuentes en los pilares de la filosofía griega y su base racional; el derecho romano universal que nos diferencia del resto del mundo; la religión cristiana, que nos hizo diferenciar el bien del mal; la ciencia moderna; y la democracia liberal representativa basada en la ley y en los derechos de la persona.

Para el filósofo español Xabier Zubiri: “Europa (la civilización occidental) ha recibido una triple herencia que ha formado las grandes creaciones del espíritu universal: la filosofía griega, el derecho romano y la religión bíblica. A eso cabe añadir dos grandes creaciones europeas: la ciencia moderna y el Estado de derecho con su sistema de libertades. Me permitiría añadir una sexta realidad: la institución universitaria. Toda su cultura y su vida, toda su historia, son intangibles sin estas seis magníficas realidades. Y todas ellas se encuentran, en mayor o menor medida, amenazadas… La causa de la crisis actual de Europa no es política, ni económica, ni social. Es intelectual y moral y, por ello, educativa”.

Frente a ellos están los países socialistas y sus infiltraciones en el mundo capitalista que pretenden acabar con esta forma de entender la vida, “un mundo nuevo es posible”, un mundo donde la igualdad entre los hombres sea real y se pueda alcanzar la felicidad y la paz en el mundo, un mundo socialista.

 

 

 

 

 

¿ES EL SOCIALISMO UNA RELIGIÓN?

 

 

 

Existen muchas definiciones sobre la religión y según se utilice una u otra su relación con el socialismo difiere o se aproxima. Como muy bien defendía Jung, las demostraciones de la existencia de dios, caen dentro no del mundo físico sino del psicológico, y en él nos adentraremos. Una religión es una doctrina o sistema cultural formado por una serie de principios, creencias y prácticas que afectan al comportamiento de los seres humanos en un intento de aplacar nuestros miedos internos o de hacernos más llevadera la existencia. La religión es un proceso evolutivo de las personas y de las sociedades que surge espontáneamente o guiado por alguien. Nuestros ancestros veneraban al sol, a la luna, al viento, en un deseo de protegerse de lo desconocido; el temor y el miedo siempre ha sido el nexo de unión que hace que las personas se unan en grupos con el mismo pensamiento para poder sobrellevar la vida lo mejor posible. Con la llegada de las religiones monoteístas, un solo dios, se dio un gran salto evolutivo en la humanidad que dura hasta nuestros días. De ese dios protector y creador se generó todo un entramado teológico que ha guiado a la civilización occidental hasta nuestros días. La diosa razón, que dirige el pensamiento racional y su mayor expresión, la ciencia y su método científico, viene a sustituir al antiguo dios pero el proceso es lento y a veces traumático. Cuando las personas en general que se rigen por la razón, o los científicos en particular, manifiestan su ateísmo no saben lo que dicen, simplemente han dejado de seguir a un dios sustituyéndolo por otro, en este caso una diosa, la razón. Los agnósticos, que no saben, desconocen, o no les interesa el tema de dios, son más coherentes.

El filósofo Karl Marx consideraba que la religión adormecía el raciocinio de la gente y así se convertían en personas manipulables en manos de los dirigentes religiosos, vivían en un estado hipnótico, el opio del pueblo, la clase dirigente se aprovechaba de los oprimidos que aceptaban la esclavitud. Él ideó el marxismo para evitar estos síntomas y lo que logró, especialmente sus seguidores y divulgadores, es justo lo contrario, aumentar la manipulación, y el opio del pueblo se transformó en una droga todavía más adictiva y peligrosa, una nueva religión, o una nueva ideología religiosa, más dura que las existentes y con unas consecuencias terribles para las personas y las sociedades.

La religión intenta explicar el origen y el sentido de nuestras vidas y consideran a dios como el padre creador y controlador del mundo. El religioso tiene un sentimiento contrapuesto; por un lado siente veneración ante este ser protector y a la vez sienten temor ante este ser omnipotente que ejerce un control psicológico sobre el creyente difícil de superar. El religioso socialista se comporta de igual manera que sus afines de las distintas religiones. Siente adoración por su dios, más adelante descubriremos quién es, y sus representantes en la tierra, pero a la vez lo teme porque sabe de lo que son capaces de hacer sus guiadores si no sigues sus normas o mandamientos.

La religión se practica comúnmente con otros creyentes obteniendo así la sensación de pertenecer a un grupo con ideas afines, formando una serie de creencias y prácticas que refuerzan la cohesión de las personas. Los religiosos socialistas no son menos y en grupo se superan a sí mismos, su vida cobra sentido, el que le han impuesto en su mente y del que no han sido conscientes de su inoculación.

La religión está basada en principios, creencias y prácticas morales que unen a los seguidores en el mismo camino, todos juntos y felices. En el socialismo el comportamiento es similar, varían ligeramente las manifestaciones de su teología, el conocimiento que tienen sobre su dios, si no fuera así no habría diferencias entre las religiones y seguiríamos todos la misma, pero si alguien lo ve desde fuera es capaz de darse cuenta de las similitudes. El socialismo, como todas las religiones, pertenecen al nivel mítico de desarrollo social e individual y como mito que es, según Mircea Eliade, “su función es revelar modelos y proporcionar así un significado al mundo y a la existencia humana… es una exposición falsa que describe algo verdadero.”

Por medio de la religión, los creyentes buscan una conexión con lo sobrenatural, con algo superior a ellos, que les genere satisfacción y así superar los pesares y lograr la felicidad. Esta conexión con lo sobrenatural, en el caso de los religiosos socialistas, es una conexión con lo terrenal, su paraíso, donde moran y morirán. Es en la tierra y no en el cielo donde se manifestará todo su gozo, desprecian la vida del más allá, no existe nada más allá de la muerte, lo que les obliga a llevar una vida en la tierra con una perspectiva diferente a la de los demás religiosos, que creen que esta vida es un paso hacia un mundo mejor, más allá de la vida. Este mundo mejor, el único que existe para un religioso socialista, no es algo sobrenatural, sino terrenal, y se aplicarán en que los hombres disfruten de su paraíso terrenal siguiendo sus normas, quieran o no. La religión ayuda a los hombres a afrontar el momento de la muerte, pero para un religioso socialista, la muerte no se debe tener presente nunca, sería el fin de su paraíso, por esto crearon una nueva religión apartada de un final tan sin sentido para ellos.

La pseudoreligión de la Cienciología afirma que “los tres criterios que los teólogos expertos de todo el mundo utilizan por regla general para determinar el carácter religioso de un grupo son:

 

1. la creencia en una realidad máxima, como el Ser Supremo o la verdad eterna, que transciende el espacio y el tiempo del mundo seglar.

2. prácticas religiosas dirigidas hacia la comprensión y consecución de dicha realidad máxima, o la comunión con esta realidad máxima.

3. una comunidad de creyentes que se congregan para la búsqueda de tal realidad máxima”.

 

Comparándola con la religión socialista, ese Ser Supremo, el Gran Hacedor, no tiene barbas y no está vestido de blanco, pero existe, y no es sobrenatural, sino muy terrenal; la realidad máxima o verdad suprema a la que se refieren los cienciólogos también está presente en los socialistas, el triunfo de las metas del socialismo en la tierra, la aplicación de sus mandamientos en el paraíso terrenal; pero nada de ello se lograría sin la comunidad de creyentes socialistas dispuestos a todo para que su utopía sea una realidad.

Daniel J. Flynn escribe: “El acto de abandonar una idea cuando la evidencia indica lo contrario es casi excepcional. La evidencia contraria en las Ciencias Sociales y en Humanidades tiene por lo general, el efecto contrario: Los devotos se aferran a su teoría. Y como resultado, pierden el contacto con la realidad. Cuando uno se aferra a su ideología obligatoriamente se libera de los hechos y se convierte en un bobo intelectual... La adhesión automática a la ideología niega el pensamiento crítico. Es la vanidad del intelectual que se cree tan inteligente que no necesita pensar. La ideología le da una respuesta fija a ideas, personas y hechos. La ideología convierte a gente inteligente en tonta, creando así el bobo intelectual.”

La secularización, el retroceso de los valores religiosos, parece evidente sobre todo en los países occidentales. El desarrollo de las sociedades, con el avance de la ciencia, la tecnología y la economía global, hace que los jóvenes especialmente se alejen de la religión como elemento aglutinador de la sociedad y busquen nuevas vías de unión entre ellos y la sociedad moderna en la que han nacido. El avance de la diosa razón es imparable. Pero de nada sirve esta inevitable evolución si los jóvenes confunden al socialismo como la gran alternativa a las viejas religiones volviendo a caer en otra religión más que hará confundir sus valores.

¿Es el socialismo una ideología que se puede equiparar a la religión? Veámoslo: