La sabiduría de la luz - Hajjah Amina Adil - E-Book

La sabiduría de la luz E-Book

Hajjah Amina Adil

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Beschreibung

La sabiduría de la luz para niños es una versión resumida de los 4 volúmenes de la obra de Hajja Amina Adil traducidos al español como La sabiduría de la luz. Este libro está pensado para ser leído en voz alta a los niños pequeños y que empiecen a conocer a sus profetas, fomentar la reflexión y animar a comentar en familia las enseñanzas de eterna sabiduría plasmadas en estas historias.

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Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma, o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso escrito de la Orden Sufí Naqshbandi - Haqqani.

Biblioteca del Congreso Catalogación en Datos de Publicación

Adil, Hajjah Amina.

My Little Lore of Light / Por Hajjah Amina Adil; recontado e ilustrado por Karima Sperling.

p.cm.

ISBN 978-956-6230-08-3

ISBN Digital 978-956-6230-09-0

1. Profetas, Preislámica, Literatura Juvenil. 2. Leyendas, Literatura Juvenil Islámica. I. Título: Lore of light. II. Sperling, Karima.

PB 137.A35 2005

297.2’46--DC22

2005009437

Publicado y distribuido en inglés por:

Naqshbandi - Haqqani Sufi Order of America.

17195 Silver Parkway, #201

Fenton, MI 48430 USA

Correo electrónico: [email protected]

Edición en español:

[email protected]

Diagramación digital: ebooks [email protected]

Nota sobre las ilustraciones

Representar a los Profetas ha sido un asunto problemático para determinados grupos dentro del Islam. Sin embargo, muchas grandes civilizaciones islámicas nos han dejado ilustraciones de su historia y de la vida de sus Profetas. Este libro está pensado para inspirar y educar a niños y jóvenes musulmanes de la época actual y ayudarles a recordar a sus Profetas. Se considera que las ilustraciones tienen un carácter funcional y necesario para lograr este objetivo. El estilo de los dibujos ha sido adaptado de un texto islámico clásico antiguo, el Jami´al Tavarikh, de Rashid al Din. Las figuras se han mantenido planas y bidimensionales para servir como elementos nemotécnicos que simbolizan ideas o temas, más que como retratos realistas.

Nota para los niños

Os habréis dado cuenta de que los rostros están vacíos. Hay una razón para esto. La luz de Muhammad brillaba con tanta fuerza en los rostros de los Profetas de Allah que su belleza era diferente a la de cualquier otra persona. Cuando la gente miraba el rostro de los Profetas sólo veían luz y amor, y todo era más bello. No se puede plasmar esa belleza y amor sobre el papel. No sabríamos cómo pintar rostros que a todo el mundo le parecieran los más bellos. Por eso los hemos dejado en blanco, para que cada cual se los imagine como quiera. De esta forma mostramos respeto por la creación más perfecta de Allah y guardamos la luz y el amor por sus Profetas en nuestro corazón.

Asimismo, veréis que cada vez que se menciona a un ángel o a un profeta, a continuación, hay algo escrito en árabe. Es una frase que se pronuncia “alaihi salaam” y que significa “La paz sea con él”. En el Corán, Allah habla de enviar paz a sus Profetas y por eso Le pedimos que lo siga haciendo cuando recordamos todo lo que han hecho por nosotros.

Cuando se nombra al más amado de ellos, el Profeta Muhammad , encontrareis una frase diferente, también en árabe: salallahu alaihi was sallim que signfica “Allah le bendiga y le de paz”. Esta bendición especial para el Profeta es la que dice el Corán que Allah y sus ángeles dedican a Muhammad .

Junto a los nombres de los compañeros de los Profetas y los santos encontraréis la frase “ radia llahu ´an” que significa “Que Allah esté complacido con él o ella”. Allah nos pide en el Corán que mostremos amor y respeto por Sus servidores especiales, Sus amigos, por lo que honramos incluso el hecho de mencionar sus nombres. Es bueno aprender a hacerlo así.

Dedicatoria

Empezamos, como siempre que iniciamos algo, con: Bismillahi Rahmani Rahim (En el Nombre de Allah, el Más Compasivo, el Más Misericordioso) y rogamos que nuestros esfuerzos sean de Su agrado y que Él los bendiga para que sean útiles en el cumplimiento de Su Voluntad.

Este trabajo está dedicado a Hajjah Amina Adil cuya obra La Sabiduría de la Luz(volúmenes I, II, III y IV) sirvieron de fuente de inspiración para esta versión para niños de su libro. Sus historias dan vida al pasado y sentido al presente. Hasta que dejó este mundo en 2004, Hajja Amina siguió la antigua tradición de narrar las vidas de los Profetas para fascinar y enseñar al círculo de mujeres y niños que se reunían en torno suyo. Es recomendable animar a los niños a leer los libros originales en cuanto sea posible. Hubo que tomar muchas decisiones difíciles a la hora de compendiar y seleccionar el material a incluir en esta versión resumida. Ruego que ella y los lectores me perdonen los posibles errores y decisiones equivocadas en el presente trabajo.

Este libro está también dedicado a su hija, Hajja Naziha Kabbani, pues suya fue la idea de escribir un libro para niños basado en la obra de su madre. Le agradezco de todo corazón su inspiración y sabiduría y el ser un bello ejemplo de gracia y humor en cualquier circunstancia.

Como no puede ser de otro modo en todos nuestros esfuerzos, este libro está escrito por amor y en honor de nuestro Profeta Muhammad Mustafa y su representante, nuestro maestro, Shaykh Nazim al Haqqani y su Khalifa, Shaykh Muhammad Hisham Kabbani. La luz de Muhammad brilla con tanta fuerza en sus rostros que (Dios mediante) incluso yo puedo seguirla. Que Allah los bendiga a todos ellos y me perdone.

Agradecimientos

Gracias por siempre a Allah, Señor de los mundos, por enviarnos guía en Su infinita Misericordia. Suya es toda Luz y hacia Él es nuestro viaje.

Gracias Radhia Shukrullah sin cuya hermosa traducción nunca hubiéramos tenido las palabras de Hajja Amina en inglés.

Gracias a mi familia por toda su paciencia y gran ayuda a todos los niveles, en especial a Aminah que realizó toda la parte mecanográfica e informática, a Alia que colaboró en los dibujos de la portada y a Munir que se encargó de la edición.

Gracias a Hamza El-Din, Mahmoud y Aliya Shelton y a su familia por todo su apoyo y por la profusa revisión del texto.

Gracias a Tara Dalton por sus expertos consejos en la parte artística e informática.

Gracias a Taher Siddiqui por toda su ayuda y paciencia.

Gracias a Amina Sperling por la edición en color y por la nueva portada.

Índice

Nota sobre las ilustraciones

Nota para los niños

Dedicatoria

Agradecimientos

En el principio

1. Y la Luz pasó a Adam (Adán)

2. Y la Luz pasó a Seth (Set)

3. Y la Luz pasó a Idris (Enoc)

4. Y la Luz pasó a Nuh (Noé)

5. Y la Luz pasó a Hud

6. Y la Luz pasó a Salih

7. Y la Luz pasó a Ibrahim (Abraham)

8. Y la Luz pasó a Ismael

9. Y la Luz pasó a Lot

10. Y la Luz pasó a Ishaq (Isaac)

11. Y la Luz pasó a Ya`qub (Jacob)

12. Y la Luz pasó a Yusuf (José)

13. Y la Luz pasó a Ayyoub (Job)

14. Y la Luz pasó a Dhul-Kifl (Ezequiel)

15. Y la Luz pasó a Shu´ayb (Jetró)

16. Y la Luz pasó a Musa (Moisés)

17- Y la Luz pasó también a Harun (Aaron)

18. Y la Luz pasó a Yusah (Josué)

19. Y la Luz pasó a Samuel

20. Y la Luz pasó a Da’ud (David)

21. Y la Luz pasó a Luqman

22. Y la Luz pasó a Suleyman (Salomón)

23. Y la Luz pasó a Iliyas (Elías)

24. Y la Luz pasó a Alyas’a (Eliseo)

25. Y la Luz pasó a Yunus (Jonás)

26. Y la Luz pasó a Sha’ya (Isaías)

27. Y la Luz pasó a Armiya (Jeremías)

28. Y la Luz pasó a Daniel

29. Y la Luz pasó a Uzair (Esdras)

30. Y la Luz pasó a Dhul-Qarnain (Alejandro Magno “El bicorne”)

31. Y la Luz pasó a Zakaría (Zacarías)

32. Y la Luz pasó a Yahya (Juan “El Bautista”)

33. Y la Luz pasó a Isa (Jesús)

34. Y la Luz regresó a Muhammad

Y aquellos que creen en Allah y en Sus Mensajeros, sin hacer distinciones entre ellos, esos serán recompensados (4:152)

En el principio

Antes que nada, Allah, creó, a partir de su propia Luz, la luz del profeta Muhammad . En aquel tiempo no existía nada más, ni el cielo ni el infierno, ni la tierra ni las estrellas, ni la luna ni el sol, ni los ángeles ni el hombre. Solo existía la luz.

Después, Allah dijo “Sea” la creación, y en seis días creó el mundo que conocemos, y otras muchas cosas que no conocemos. Allah puso una porción de la luz de Muhammad en cada cosa creada. El cielo obtuvo su parte de luz. Los ángeles obtuvieron otra parte de luz. Y la tierra, los animales, las plantas y las piedras. Cada cosa obtuvo su parte de luz.

Allah puso luego toda la luz restante en una lámpara de color verde esmeralda que colgó en un árbol del Jardín del Edén, el llamado árbol de la “Certeza”.

Después, se paró a escuchar. El mundo entero palpitaba de amor por Su Creador. Entonces comprendió que necesitaba un guardián que velara por ese hermoso mundo y sus múltiples criaturas.

Allah ordenó al ángel Azrael que trajera barro de la superficie de la tierra. El ángel obedeció y buscó barro en todos los confines del mundo. Trajo barro rojo y barro marrón, barro negro y barro blanco, barro amarillo y barro naranja, y lo presentó ante Su Creador, Allah Todopoderoso, Quien mezcló aquel barro multicolor con un poco de agua de las fuentes del Paraíso, y lo transformó en arcilla. De esa arcilla modeló la hermosa forma del profeta Adam .

Allah sopló en aquella forma inerte y ésta se reblandeció y cobró vida. Luego colocó en la frente de Adam una fracción de la luz de Muhammad y le otorgó un don: el de conocer los nombres de todo lo creado.

Adam miró y vio esa luz que emanaba frente a él, como la luz de un faro, y preguntó a su Creador de qué se trataba. Allah contestó que se la había confiado para que cuidara de ella y la honrara. Debía pasar de él a sus hijos y de los hijos de éstos a las siguientes generaciones. Cada uno tendría que custodiar la preciosa luz, mantenerla pura y radiante, y para ello habrían de mantenerse a sí mismos puros y radiantes en armonía con la voluntad de Allah. La luz pasaría de un padre y una madre puros a un hijo puro, de unos padres de buen corazón a un hijo de buen corazón, de unos padres rectos a un hijo recto, así de generación en generación, hasta alcanzar su destino en la frente del alma pura del profeta Muhammad .

Todos llevamos muy dentro de nosotros mismos algo de esa luz, como herencia de nuestro tatarabuelo Adam . Pero solo brilla como la luz de un faro que ilumina en la oscuridad todo a su alrededor en las frentes de los Profetas y de sus amigos, los santos.

Sin esta luz solo habría densas tinieblas. Por eso, siempre debemos buscarla delante y detrás de nosotros mismos, por dentro y por fuera, para cuidarla y honrarla hasta el fin de los tiempos.

Esta es la historia de esa luz.

Acompáñanos mientras seguimos el rastro de la luz de Muhammad en su viaje a través de los tiempos, de un corazón a otro, de una frente a otra, desde la creación del profeta Adam al nacimiento del último de los Profetas, Muhammad Mustafá .

Adam 1 (Allah) he de establecer en la tierra a alguien que pueda gobernar en Mi Nombre (2:30)

1.

Y la Luz pasó a Adam (Adán)

Cuando creó a Adam , Allah lo presentó ante los ángeles, y éstos quedaron deslumbrados por su belleza. Luego, Allah pidió a Adam que dijera el nombre de cada ángel y de cada maravilla creada. Los ángeles se asombraron de tanta sabiduría. Y Allah ordenó a los habitantes del cielo postrarse ante Adam , y así lo hicieron, inclinándose bajo el haz de luz de Muhammad que emanaba de la frente del primer hombre.

Todos lo reverenciaron salvo uno que se llamaba Iblis que no quería inclinarse ante una criatura de barro, siendo él de fuego. Tenía envidia de Adam . Desobedeció a su Creador y por ese motivo fue enviado lejos de las compañías celestiales. La rabia lo poseyó, y juró vengarse de Adam y de sus descendientes, y no parar hasta destruirlos. Los perseguiría eternamente para tentarlos y empujarlos a desobedecer. Le demostraría a su Señor que había acertado al no reverenciar a un ser de barro. Allah le dio permiso para poner a Adam a prueba. Era en realidad parte de su plan, porque la luz solo puede ser apreciada de verdad cuando llega y transforma la oscuridad. Iblis es esa oscuridad, a quien llamamos Satán o el Diablo.

Allah llevó a Adam a vivir en el Jardín del Paraíso celestial donde vivió adorando a Allah felizmente y en paz durante mucho tiempo.

Pero al cabo del tiempo Adam empezó a sentirse solo y pidió a Allah compañía. El Creador lo escuchó, y mientras Adam dormía, sacó una costilla de su pecho y creó, a partir de la misma, una hermosa mujer. Cuando Adam despertó, la reconoció de inmediato porque Allah ya le había enseñado los nombres de todo lo creado. Ella era Hawwa (Eva), su mujer. Se casaron en el Jardín y empezaron su vida en común llenos de alegría. Allah les concedió disfrutar de todo el Jardín salvo la planta del trigo, que debían dejar en paz y nunca deberían tocar.

Iblis aprovechó la oportunidad. Se puso a llorar a las puertas del Paraíso hasta que llegó el pavo y le preguntó qué pasaba. Iblis le habló de la muerte, y le dijo que ésta debe llegar inexorablemente a toda criatura viviente. La única cura para la muerte, le dijo Iblis al pavo, era comer el fruto de la planta prohibida. El pavo se lo contó a la serpiente. Y la serpiente se lo dijo a Hawwa , quien, temerosa de la muerte, comió de la planta y convenció a Adam para que hiciera lo mismo.

Así, Hawwa y Adam habían hecho lo único que se les había prohibido. Habían desobedecido a Allah por miedo y se sintieron profundamente arrepentidos. Le pidieron entonces perdón a su Creador, pero no era el momento más oportuno y Allah los expulsó del Paraíso como había hecho antes con Iblis. A partir de ese día, solo podrían vivir en la tierra. Adam descendió sobre una montaña de Sri Lanka y Hawwa sobre el desierto de Arabia. Los dos se sentían terriblemente solos y muy tristes. Pedían perdón a gritos y se buscaban el uno al otro sin cesar.

Todo ocurría de acuerdo con la Voluntad de Allah que había nombrado a Adam guardián de la tierra, lo que no podría hacer si siguiera viviendo en el Paraíso. En su infinita Misericordia, Allah concedió este pesar a Adam y Hawwa , y se lo concedió también a todos sus descendientes. Por ello todos sentimos un profundo vacío dentro de nosotros, el anhelo, difícil de describir, de la paz y la seguridad del Paraíso. Ese fue el regalo de despedida de Allah al ser humano, una dolorosa nostalgia que le protegería de las tentaciones de Satán y le impediría sentirse nunca del todo en casa excepto cerca de Dios, excepto en el Paraíso.

Tras muchos años de penar y de implorar clemencia, Allah perdonó por fin a Adam y a Hawwa , y Adam consiguió llegar a Arabia para reencontrarse con su mujer.

Entonces empezaron a tener hijos. Los primeros eran todos gemelos fraternos, nacían en parejas de chico y chica. Como no había nadie más en la tierra, les ordenaron que se casaran unos con las gemelas de los otros para formar sus propias familias.

Uno de los chicos, Qabil (Caín), empezó a sentir celos de su hermano Habil (Abel). Inspirado por el envidioso Iblis, quería quedarse con la esposa que correspondía a su hermano, pero sobre todo ambicionaba la luz que emanaba de la frente de Habil. Decidió deshacerse de él. Lo golpeó con una piedra y retrocedió, horrorizado. Hasta entonces nunca había habido muerte ni violencia. Qabil se arrepintió mucho de lo que había hecho. Tomó el cuerpo sin vida de su hermano en brazos y lo llevó de un lugar a otro durante mucho tiempo, sin saber qué hacer con él. Finalmente, un cuervo, apiadándose de él, le enseñó a cavar la tierra para enterrar a su hermano. Pero no podía enterrar su dolor. Dejó a sus padres y se marchó lejos, con su familia. Fue errando por el mundo buscando paz en todos los sitios equivocados.

Adam y Hawwa estaban muy tristes por la pérdida de sus dos hijos, pero lo que más les dolía era haber perdido la luz de Muhammad y le pidieron a Allah que les concediera otro hijo que pudiera portar esa luz.

Tuvieron muchos, muchos hijos. Todos nacieron en parejas de gemelos salvo un chico que nació solo. Era el elegido por Allah para sustituir al asesinado Habil, y era tan bueno y obediente que sería capaz de portar esa luz hacia el futuro.

Quiera Allah bendecir a Adam y darle paz.

Seth Acaso no tomaron un compromiso conmigo, Oh hijos de Adam? (36:60)

2.

Y la Luz pasó a Seth (Set)

El hijo de Adam que heredó de él la luz de Muhammad fue Seth . Su nombre significa “Regalo de Dios”. Era santo y profeta. Además, era muy hermoso, y se parecía a su hermano muerto, Habil, en casi todo. A Adam y Hawwa les llenaba de alegría ver la luz brillar en su frente, como la luz de un faro.

Adam le hizo prometer a Seth que se casaría con una mujer buena, que viviría de acuerdo a los designios de Allah y que educaría a sus hijos para que fueran rectos como él. Muchos ángeles descendieron para ser testigos de la promesa y trajeron un regalo de su Señor. Allah envió a Seth un cofre que contenía la promesa de Seth y la descripción de todos los grandes Profetas y mensajeros que aparecerían tras él entre sus descendientes, para que las personas sabias pudieran reconocerlos. A este cofre lo llamarían luego “el Arca (cofre) de la Alianza (promesa)”. Era muy valioso y sagrado. Pasaría de un Profeta a otro Profeta junto con la luz. Mientras se mantuviera en manos de los Profetas, los creyentes estarían a salvo.

En los primeros tiempos, la gente vivía muchos años. Seth enterró a su padre cuando contaba 400 años. Adam alcanzó los 1000 años de edad. Seth tuvo muchos hijos y vivió con ellos en las montañas de Damasco. Vivieron pacíficamente en sus tierras, trabajando como granjeros y pastores.

Sin embargo, otros hijos de Adam no fueron tan obedientes. Escogieron valles fluviales para asentarse, se volvieron perezosos y dieron problemas a los demás.

Seth murió con 720 años, habiendo cumplido su promesa y habiendo pasado la luz y el Arca a su hijo Enush (Enós).

Enush pasó la luz a Kan’aan (Cainán), de Kan’aan pasó a Mahalalel (Malael) y de Mahalalel a Yerad (Jared).

Quiera Allah bendecir a Seth y darle paz.

Idris Él era un hombre veráz, un Profeta, y lo elevamos a un lugar sublime (19:56,57)

3.

Y la Luz pasó a Idris (Enoc)

Yerad (Jared)se quedó preocupado cuando los ángeles le anunciaron el nacimiento de su hijo. ¿Sería capaz de educarlo para mantener pura la luz y preservar la promesa? ¡Había tantos jóvenes descarriados que no paraban de hacer cosas prohibidas y se olvidaban de su Señor! ¿Sería posible, se preguntaba a sí mismo, criar a un niño de corazón puro en medio de todo el mal del mundo? Fue un inmenso alivio para él comprobar que en la frente de su hijo recién nacido brillaba, como un sol, la luz de Muhammad .

Yerad llamó a su hijo Idris (Enoc), que quiere decir “el que sabe mucho”. Llegaría a ser un gran profeta y un mensajero para su pueblo. Dios quiso que les enseñara muchas cosas que hoy damos por sentadas. Sería difícil imaginar un mundo sin los conocimientos que Idris aportó.

Idris aprendió cómo encender fuego para calentarse y cocinar.

Aprendió de la araña a tejer la lana de las ovejas que pastoreaba y a confeccionar paños que luego cortaba entre dos rocas afiladas para hacer telas. Idris sirvió como sastre a su pueblo.

Aprendió a escribir la palabra de Dios y a leer, y aprendió a enlazar las palabras para componer un libro. Fue profesor para los suyos.

Aprendió a contar y a llevar un registro de cuentas, con sumas y restas.

Estudió las estrellas, comprendió sus movimientos y aprendió cómo orientarse por ellas. Se convirtió en el primer astrónomo y fue así un guía para su pueblo.

También observó las plantas y aprendió cuáles eran curativas. Se convirtió en médico para los suyos.

Pero, por encima de todo, Idris enseñó la ley de Dios, la Religión de Adam . Y por eso fue un profeta para su pueblo.

Transcurridos 250 años, los incrédulos que vivían en los valles empezaron a sentir envidia y reunieron un ejército para invadir al pueblo de Idris y llevarse todas las maravillas que habían fabricado.

Para proteger a los suyos, Idris inventó entonces el arco y la flecha, inspirándose en la rama de un manzano que, al curvarse, hacía que sus frutos salieran despedidos.

Observó cómo se derretía el metal de los minerales en la hoguera donde cocinaban, hizo acopio y fabricó espadas y lanzas con las que armar a su pueblo.

Pero sus seguidores eran tan buenos que no querían hacer daño a sus enemigos. Idris