La semana laboral de 4 horas - Timothy Ferriss - E-Book
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La semana laboral de 4 horas E-Book

Timothy Ferriss

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Beschreibung

Olvídate del trasnochado concepto de jubilación y deja de aplazar tu vida: no hace falta esperar, existen demasiadas razones para no hacerlo. Si tu sueño es dejar de depender de un sueldo, viajar por el mundo a todo tren, ingresar más de 10.000 euros al mes o, simplemente, vivir más y trabajar menos, este libro es la brújula que necesitas.

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Título original inglés: The 4-Hour Workweek, expanded and updated edition

© Timothy Ferriss, 2007, 2010.

The 4-Hour Workweek, expanded and updated edition de Timothy Ferriss, se ha negociado con Crown Publishers, un sello de The Crown Publishing Group, una división de Random House, Inc.

© de la traducción: María Rodríguez de Vera, 2008.

© de la ampliación de la traducción: Josep Escarré Reig, 2010

© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2015. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

www.rbalibros.com

CÓDIGO SAP: OEBO482

ISBN: 9788416267217

Composición digital: Newcomlab, S.L.L.

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Todos los derechos reservados.

Índice

Cita

Prefacio a la edición ampliada y revisada

Empecemos por el principio

Preguntas más habituales: Para los que dudan

Mi historia y por qué necesitas este libro

Cronología de una patología

Paso I: D de Definición

1. Advertencias y comparaciones: cómo patearse un millón de dólares en una noche

2. Reglas que cambian las reglas: todo lo comúnmente aceptado como cierto es falso

3. Esquivar balas: identificar miedos y sacudirse la parálisis

4. Reiniciar el equipo: ser poco razonable y totalmente directo

Paso II: E de Eliminación

5. El fin de la administración del tiempo: ilusiones e italianos

6. La dieta hipoinformativa: cultivar la ignorancia selectiva

7. Interrumpir las interrupciones y el arte de la negativa

Paso III: A de Automatización

8. Subcontratar tu vida: librarse del resto y una muestra de geoarbitraje

9. Ingresos en piloto automático I: busca tu musa

10. Ingresos en piloto automático II: prueba la musa

11. Ingresos en piloto automático III: MBA: Máster en Beneficios por Ausencia

Paso IV: L de Liberación

12. Acto de desaparición: cómo escaparse de la oficina

13. Siniestro total: cárgate tu trabajo

14. Minijubilaciones: abrazar la vida móvil

15. Llenar el vacío: sumar vida tras restar trabajo

16. Los 13 errores más garrafales del Nuevo Rico

El capítulo final: un correo electrónico que tienes que leer

Por último pero no menos importante

Lo mejor del blog

Vivir la semana laboral de 4 horas estudios, consejos y herramientas

Lecturas restringidas: los pocos que importan

CAPÍTULOS DE REGALO

AGRADECIMIENTOS

Notas

Para mis padres, Donald y Frances Ferriss, quienes enseñaron a un pequeño demonio que marchar al son de otra música estaba bien. Os quiero a los dos y os lo debo todo.

Ayuda a los profesores de tu zona:

El 10% de los derechos percibidos por el autor se donan a organizaciones educativas sin ánimo de lucro, como Donorschoose.org.

PREFACIO A LA EDICIÓN AMPLIADA Y REVISADA

La semana laboral de 4 horas fue rechazado por 26 de los 27 editores a los que fue enviado.

Después de haber vendido el libro, el presidente de una empresa de marketing que podía convertirse en un socio potencial, un importante librero, me mandó un correo electrónico con antiguos estudios estadísticos para dejarme claro que no sería un éxito de ventas.

Entonces hice algo que se me daba muy bien. Lo escribí pensando en dos de mis mejores amigos, hablándoles directamente y abordando sus problemas —problemas que yo había tenido hacía tiempo—, y me concentré en las opciones que normalmente me habían funcionado a mí.

Sin duda alguna, intenté establecer las condiciones para convertir el libro en un éxito inesperado, aunque no era muy probable que lo fuera.

El 2 de mayo de 2007 recibí una llamada al móvil de mi editora.

—Tim, figuras en la lista.

En Nueva York eran poco más de las cinco de la tarde y yo estaba exhausto. El libro había salido a la venta hacía cinco días y yo acababa de terminar una serie de más de veinte entrevistas radiofónicas seguidas que habían empezado a las seis de esa mañana. No quería hacer una gira con el libro; prefería «concentrar» las emisoras de radio en 48 horas.

—Te quiero, Heather, pero por favor, no $#%* conmigo.

—No, en serio, figuras en la lista. ¡Enhorabuena! ¡Eres un éxito de ventas del New York Times!

Me apoyé en la pared y me dejé caer hasta que me quedé sentado en el suelo. Cerré los ojos, sonreí y respiré profundamente. Las cosas estaban a punto de cambiar.

Todo estaba a punto de cambiar.

EL DISEÑO DE UN ESTILO DE VIDA, DE DUBAI A BERLÍN

A estas alturas, La semana laboral de 4 horas ha sido vendido para ser traducido a 35 idiomas distintos. Ha figurado en la lista de éxitos de ventas durante más de dos años y todos los meses es motivo de nuevas historias y descubrimientos. Desde la portada de The Economist al suplemento New York Times Style, desde las calles de Dubai a los cafés de Berlín, el diseño de un estilo de vida ha trascendido a todas las culturas y se ha convertido en un movimiento de alcance mundial. Las ideas originales del libro han sido desmontadas, mejoradas y probadas en entornos y en formas que yo nunca habría sido capaz de imaginar.

Entonces, ¿por qué una nueva edición si las cosas funcionan tan bien? Pues porque sé que pueden mejorar y porque faltaba un ingrediente: vosotros.

Esta edición ampliada y revisada ofrece más de 100 páginas con nuevos contenidos, incluidas las últimas y más innovadoras tecnologías, recursos y —lo más importante— historias reales que han sido un éxito, escogidas entre más de 400 páginas de casos enviados por los lectores.

¿Familias y estudiantes? ¿Gerentes y vagabundos profesionales? Escoge el que más te convenga. Seguro que hay alguien cuyo éxito puedes imitar. ¿Necesitas un modelo para abordar un negocio a distancia, quizás en Argentina? Esta vez, lo encontrarás aquí.

El blog de experimentos sobre cómo diseñar un estilo de vida (www.fourhourblog.com) fue lanzado al mismo tiempo que el libro, y al cabo de seis meses se convirtió en uno de los más populares del mundo, con más de 120 millones de visitas. Miles de lectores han compartido sus herramientas de trabajo y sus trucos, consiguiendo unos increíbles e inesperados resultados. El blog se ha convertido en el laboratorio que siempre había soñado, y os animo a sumaros a él.

La nueva sección «Lo mejor del blog» incluye algunos de los correos más populares de la página web, y en el propio blog también encontraréis recomendaciones de mucha gente, desde Warren Buffett (le localicé, y os explicaré cómo lo hice) hasta Josh Waitzkin, un genio del ajedrez. Es un campo de pruebas para quienes quieran conseguir mejores resultados en menos tiempo.

NO «REVISADA»

Que esta edición sea «revisada» no significa que el libro original ya no funcione. Las erratas y los pequeños errores han sido corregidos a lo largo de las más de 40 reediciones que se han publicado en Estados Unidos. Ésta es la revisión más exhaustiva, pero no por las razones que podríais creer.

Las cosas han cambiado de forma muy dramática desde abril de 2007. Los bancos quiebran, los fondos de pensiones se están evaporando y el desempleo aumenta a pasos agigantados. Tanto los que han leído el libro como los escépticos se preguntan lo mismo: ¿siguen funcionando los principios y las técnicas expuestos en el libro en un momento de recesión o depresión económica?

Por supuesto que sí.

En realidad, las preguntas que me planteé durante las lecturas previas, incluida la de: «¿En qué cambiarían tus prioridades y decisiones si nunca pudieras retirarte?» ya no son hipotéticas. Millones de personas han visto cómo sus ahorros perdían un 40% o más y ahora están buscando la opción C o D. ¿Pueden redistribuir su pensión para que su vida sea más asequible? ¿Pueden trasladarse unos cuantos meses al año a lugares como Costa Rica o Tailandia para multiplicar el rendimiento de su estilo de vida con sus menguados ahorros? ¿Vender sus servicios a empresas del Reino Unido para ganar más con una divisa más fuerte? La respuesta a todos ellos es, más que nunca, sí.

El concepto de diseño de un estilo de vida como sustituto de la planificación de una carrera es sensato. Es más flexible y permite probar diferentes estilos de vida sin comprometerse con un plan de pensiones a 10-20 años que puede fallar a causa de unas fluctuaciones del mercado que escapan a nuestro control. La gente está abierta a explorar otras alternativas (y es más indulgente con otros que hacen lo mismo), cuando la mayoría de las otras opciones —las que en otros tiempos eran «seguras»— han fracasado.

Cuando todo y todos fracasan, ¿cuál es el coste de un pequeño experimento realizado al margen de la norma? En muchas ocasiones, nada. Hagamos un salto en el tiempo hasta 2011. ¿Os preguntan en una entrevista de trabajo acerca de ese año sabático?

—Despedían a todo el mundo, y se me presentó una oportunidad única para poder viajar por todo el mundo. Fue algo increíble.

Como mucho, os preguntarán cómo podrían hacer lo mismo. Los guiones que contiene este libro siguen funcionando.

Facebook y LinkedIn aparecieron en la «depresión» punto com post-2000. Entre los bebés nacidos durante una recesión se encuentran también Monopoly, Apple, Cliff Bar, Scrabble, KFC, Domino’s Pizza, FedEx y Microsoft. No es una coincidencia, ya que las desaceleraciones económicas producen infraestructuras baratas, extraordinarios trabajadores por cuenta propia a precios de saldo y contratos publicitarios baratísimos..., cosas absolutamente imposibles cuando todo el mundo derrocha optimismo.

Tanto si se trata de tomarse un año sabático como de poner en marcha una idea para un negocio, rediseñar vuestra vida dentro de la bestia corporativa o llevar a cabo los sueños que siempre se dejan para «algún día», nunca ha habido un momento mejor para probar lo infrecuente.

¿Qué es lo peor que podría ocurrir?

Os animo a recordar esta a menudo olvidada pregunta cuando se empiezan a ver las infinitas posibilidades que existen fuera de esa comodidad habitual que suele rodearnos normalmente. Esta época de histeria colectiva puede ser vuestra gran oportunidad para experimentar.

Ha sido un honor compartir estos últimos dos años con lectores de todo el mundo, y espero que disfrutéis de esta nueva edición tanto como yo he disfrutado escribiéndola.

Soy y seguiré siendo vuestro humilde alumno.

Un abrazo fuerte,

TIM FERRISS

San Francisco (California), 21 de abril de 2009

EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO

PREGUNTAS MÁS HABITUALES: PARA LOS QUE DUDAN

¿Es el diseño de vida algo hecho para ti? Seguramente sí. Aquí van algunas de las dudas y miedos que suelen invadir a quienes están pensándose dar el salto y unirse a la liga de los Nuevos Ricos.

¿Tengo que dejar mi trabajo? ¿Tiene que gustarme correr riesgos?

No a las dos cosas. Tanto para desaparecer de la oficina usando trucos mentales de Jedi como para diseñar negocios que financien tu modo de vida, siempre habrá un camino con el que te sientas cómodo. ¿Cómo consigue un empleado de una megaempresa norteamericana desaparecer un mes para explorar los tesoros ocultos de China y borrar sus huellas con ayuda de la tecnología? ¿Cómo se crea un negocio que funciona solo y genera 80.000 dólares al mes sin necesidad de gestión alguna? Aquí está todo.

¿Tengo que ser un veinteañero soltero?

De ninguna manera. Este libro es para cualquiera que esté harto de aplazar su vida y quiera vivirla a tope en vez de posponerla. Entre los casos que veremos hay un chico de veintiún años que conduce un Lamborghini y una madre soltera que recorrió el mundo durante cinco meses con dos niños. Si estás harto del manido menú de posibilidades de siempre y te sientes preparado para adentrarte en un mundo de opciones infinitas, este libro es para ti.

¿Tengo que viajar? Yo sólo quiero tener más tiempo.

No. Viajar es una opción más. El objetivo es crear libertad de tiempo y espacio para usarlos ambos cuando tú quieras.

¿Tengo que haber nacido rico?

No. Mis padres nunca han ganado más de 50.000 dólares al año entre los dos y yo llevo trabajando desde los 14. No soy Rockefeller y tampoco tienes que serlo tú.

¿Tengo que ser licenciado de una universidad prestigiosa?

No. La mayoría de las personas que pongo como ejemplo en este libro no fueron a las Harvard del mundo y algunos nunca terminaron sus estudios. Las instituciones académicas de renombre son fantásticas, pero existen beneficios por no proceder de ellas que suelen pasar desapercibidos. Los licenciados de facultades prestigiosas se ven succionados hacia puestos con jornadas de 80 horas semanales con sueldos astronómicos, además de aceptar como la única vida posible pasar entre 15 y 30 años en un trabajo hiperdeprimente. ¿Cómo lo sé yo? He vivido para contarlo. Este libro le da la vuelta a la tortilla.

MI HISTORIA Y POR QUÉ NECESITAS ESTE LIBRO

«Siempre que te descubras en el lado de la mayoría, es hora de detenerse a reflexionar.»

MARK TWAIN

«Todo aquel que no viva por encima de sus posibilidades sufre de falta de imaginación.»

OSCAR WILDE, dramaturgo y novelista irlandés

Las manos me estaban sudando otra vez.

Ahí estaba, con los ojos fijos en el suelo para que no me deslumbrasen los potentes focos del techo. Supuestamente era uno de los mejores del mundo, pero yo no acababa de asimilarlo.

Mi pareja, Alicia, iba pasando el peso del cuerpo de un pie a otro mientras esperábamos en la cola junto a nueve parejas más, todos seleccionados de entre más de 1.000 contrincantes de más de 29 países de cuatro continentes. Era el último día de las semifinales del Campeonato Mundial de Baile de Tango e íbamos a actuar por última vez delante de jueces, cámaras de televisión y una muchedumbre que nos vitoreaba. Las demás parejas llevaban una media de 15 años juntos. Para nosotros, ese momento era la culminación de cinco meses de practicar 6 horas diarias. ¡Nuestro público nos reclamaba!

—¿Cómo estás? —me preguntó, en su español claramente argentino, Alicia, una bailarina con muchas tablas.

—Estupendamente. Genial. Disfrutemos de la música. Olvídate de la gente; como si no estuvieran.

Eso no era del todo verdad. Era difícil siquiera imaginarse a 50.000 espectadores y coordinadores en La Rural, aunque sea el mayor pabellón de exposiciones de Buenos Aires. A través de la densa cortina de humo de cigarrillo, casi no se distinguía a la enorme masa que se removía sinuosamente en las gradas. Por todos lados se veía claramente el suelo, menos el espacio sagrado de 75 cm × 1 metro justo en el centro. Me estiré el traje a rayas mientras jugueteaba con mi pañuelo de seda azul hasta que se hizo evidente que era un manojo de nervios.

—¿Estás nervioso?

—No, no estoy nervioso. Es la emoción. Voy a divertirme y dejar que el resto fluya.

—Número 152: al escenario.

Nuestro acompañante había cumplido con su parte y ahora nos tocaba a nosotros. Le susurré a Alicia una broma nuestra al oído mientras subíamos a la plataforma de madera: «Tranquilo». Soltó una risa y, justo en ese momento, pensé para mí mismo: «¿Qué demonios estaría haciendo ahora mismo si no hubiese dejado mi trabajo en Estados Unidos hace más de un año?».

El pensamiento se desvaneció tan rápido como había surgido cuando el presentador se acercó al altavoz y el público estalló en aplausos al unísono:

—Pareja número 152, ¡¡¡Timothy Ferriss y Alicia Monti, Ciudad de Buenos Aires!!!

Era nuestro momento y yo estaba exultante.

Hoy en día me es difícil responder a la pregunta más básica que se hace en Estados Unidos y gracias a Dios que es así. Si no lo fuese, no estarías leyendo ahora mismo este libro.

—Bueno, ¿y a qué te dedicas?

Suponiendo que pudieras encontrarme (difícil), y dependiendo de cuándo me lo preguntaras (preferiría que no lo hicieras) podría estar corriendo en moto por Europa, buceando en una isla privada en Panamá, descansando debajo de una palmera entre clases de kickboxing en Tailandia o bailando tango en Buenos Aires. Lo mejor de todo es que no soy multimillonario ni me hace especial ilusión serlo.

Nunca me ha gustado responder a estas preguntas de cóctel porque son el reflejo de una epidemia que me alcanzó también a mí durante mucho tiempo: identificar qué haces con quién eres.

Si alguien me pregunta ahora qué hago con la sincera intención de saberlo, explico los misteriosos medios que sustentan mi forma de vida en muy pocas palabras. Soy camello.

Con eso normalmente se acaba la conversación. Además, sólo es verdad a medias. Tardaría demasiado en contar la verdad completa. ¿Cómo explicar que lo que hago con mi tiempo y lo que hago para ganar dinero son dos cosas completamente distintas? ¿Que trabajo menos de cuatro horas por semana y gano más al mes de lo que antes ganaba en un año?

Por primera vez, te voy a contar mi verdadera historia. Trata de una discreta subcultura de personas llamadas «Nuevos Ricos».

¿Qué hace un millonario residente en un iglú que el residente de un cubículo de oficina no hace? Regirse por una serie de reglas poco comunes.

¿Cómo consigue alguien que ha trabajado siempre para una empresa tecnológica escaparse para recorrer el mundo durante un mes sin que su jefe se dé cuenta? Se sirve de la tecnología para borrar sus huellas.

El dinero ya no se lleva. Los Nuevos Ricos (NR) dejan de aplazar su vida para crear formas de vida lujosas en el presente, sirviéndose de las divisas del Nuevo Rico: tiempo y movilidad. Esto es a la vez un arte y una ciencia que denominaremos diseño de vida (DV).

He pasado los últimos tres años viajando con quienes viven en mundos que actualmente no podemos imaginar. Deja de odiar la realidad. Yo te enseñaré a someterla a tu voluntad. Es más fácil de lo que parece.

Mi recorrido desde oficinista que pasaba media vida en el trabajo por cuatro duros a miembro de los NR es al mismo tiempo novelesco en muchos sentidos y —ahora que he descifrado el código— fácil de duplicar. Existe una receta.

La vida no tiene que ser tan dura. De verdad que no. La mayoría de la gente, mi yo pasado incluido, se ha dedicado durante demasiado tiempo a convencerse de que la vida tiene que ser difícil, resignados a pasar día tras día en una cárcel laboral mortalmente aburrida a cambio de fines de semana (a veces) relajantes y ocasionales días de vacaciones (pocas, no sea que te despidan).

La verdad, al menos la verdad que yo vivo y que voy a contar en este libro, es muy distinta. Aprovechar a tu favor las diferencias entre divisas, subcontratar tu vida o desaparecer. Voy a mostrarte cómo un pequeño grupo clandestino utiliza la prestidigitación económica para hacer lo que la mayoría considera imposible.

Si has cogido este libro, es muy probable que no quieras estar sentado delante de un ordenador hasta cumplir los 62. Tu sueño puede ser dejar de depender de un sueldo, hacer realidad tu fantasía de viajar, vagabundear por ahí mucho tiempo, batir récords mundiales o simplemente dar un giro de 180º a tu trayectoria profesional. Sea cual sea, este libro te ofrece todas las herramientas que necesitarás para hacerlo realidad aquí y ahora, en lugar de cuando llegue esa, a menudo, difícil de conseguir «jubilación». Existe una manera de obtener la recompensa a una vida de esforzado trabajo sin esperar hasta el final. ¿Cómo? Todo parte de una sencilla distinción que se le escapa a la mayoría, incluso a mí mismo durante 25 años.

La gente no quiere ser millonaria; lo que quiere es experimentar lo que cree que sólo los millones pueden proporcionarles. Los chalés junto a estaciones de esquí, los mayordomos y los viajes a destinos exóticos suelen estar solicitados. ¿Quizás untarte manteca de cacao en la barriga tumbado en una hamaca mientras escuchas las olas chocar rítmicamente contra la cubierta de tu bungalow de techo de paja? Suena bien.

La fantasía no es tener un millón de dólares en el banco. La fantasía es la vida de completa libertad que supuestamente comporta ese millón. La cuestión es: ¿cómo conseguir esa vida de millonario, de completa libertad, sin tener primero el millón de dólares?

En los últimos cinco años he dado respuesta a esa pregunta para mí, y este libro te la responderá a ti. Te enseñaré cómo he separado ingresos de tiempo para crear el estilo de vida ideal para mí, viajando por el mundo y disfrutando de lo mejor que este planeta puede ofrecer. ¿Cómo diablos pasé de trabajar 14 horas al día y ganar 40.000 dólares al año a hacer semanas de 4 horas y ganar 40.000 al mes?

Se entiende mejor si sabes dónde empezó todo. Por extraño que parezca, fue en una clase de futuros gestores bancarios de inversiones.

En 2002, Ed Zschau, mentor entre los mentores y antiguo profesor mío de Habilitación con Tecnología Punta en la Universidad de Princeton, me invitó a regresar para hablar a la misma clase sobre mis aventuras empresariales en el mundo real. Me quedé perplejo. Decamillonarios habían dado charlas a esos mismos alumnos y, aunque había montado una empresa de suplementos alimenticios para deportistas muy rentable, yo marchaba al son de una música bien distinta.

Sin embargo, durante los días que siguieron me di cuenta de que lo que a todo el mundo le interesaba era cómo levantar empresas grandes y exitosas, venderlas y luego pegarse la gran vida. Nada que objetar. La pregunta que nadie parecía hacer o responder era: ¿por qué hacer todo eso? ¿Cuál es el cuerno de oro que justifica pasar los mejores años de tu vida esperando a ser feliz cuando ya te quede poco para el final?

Las ponencias que terminé redactando, tituladas «Cómo ser camello para ganar dinero pasándotelo bien» partían de una premisa muy sencilla: replantearse los supuestos en los que se basa la ecuación vida-trabajo.

• ¿Cómo cambiarían tus decisiones si no existiese la jubilación?

• ¿Qué pasaría si pudieras probar cómo se siente esa recompensa por aplazar tu vida antes de trabajar 40 años para conseguirla mediante una minijubilación?

• ¿Realmente es necesario trabajar como un esclavo para vivir como un millonario?

Ni me imaginaba dónde me llevarían estas preguntas.

¿La inusual conclusión? Las reglas de sentido común del «mundo real» son una frágil colección de ilusiones reforzadas por la sociedad. Este libro te enseñará a detectar y a aprovechar las opciones que otros no ven.

¿Por qué este libro es diferente?

Primero, no voy a detenerme mucho en el problema. Voy a dar por sentado que estás hambriento de tiempo, que un temor sigiloso se apodera lentamente de ti o —aún peor— que llevas una existencia cómoda y tolerable haciendo algo que no te llena. Lo último es lo más habitual y lo más insidioso.

Segundo, este libro no trata de cómo ahorrar, y no voy a recomendarte que abandones tu copa de vino tinto diaria a cambio de un millón de dólares dentro de 50 años. Prefiero beberme el vino. No voy a pedirte que elijas entre pasarlo bien hoy y tener dinero en el futuro. Creo que se pueden tener las dos cosas. El objetivo es divertirse y ganar dinero.

Tercero, este libro no va de cómo encontrar el «trabajo de tus sueños». Voy a partir de que, para la mayoría, entre seis y siete mil millones, el trabajo perfecto es el que se tarda menos tiempo en acabar.

La amplia mayoría no encontrará nunca un trabajo que sea una fuente inagotable de realización personal, así que ése no es nuestro objetivo; es liberar tiempo y automatizar nuestros ingresos.

Empiezo todas las clases explicando la importancia fundamental de saber «llegar a tratos». El abecé del buen negociador es simple: la realidad es negociable. Aparte de las reglas que rigen la ciencia y el derecho, todas las normas pueden plegarse o romperse, sin que haya que faltar a la ética.

Así, el DEAL norteamericano (el trato) forma las siglas del proceso de convertirse en miembro de los Nuevos Ricos. Son pasos y estrategias capaces de producir resultados increíbles, tanto si trabajas por cuenta ajena como si eres emprendedor. ¿Se puede hacer todo lo que yo he hecho teniendo un jefe? No. ¿Puedes usar esos mismos principios para doblar tus ingresos, reducir las horas que trabajas a la mitad o, por lo menos, doblar lo que duran normalmente tus vacaciones? Sin lugar a dudas.

Aquí tienes el proceso que necesitas para reinventarte paso a paso:

D de Definición, para darle la vuelta al erróneo sentido común e introducir las reglas y objetivos de otro juego. Aquí se erradican supuestos frustrantes y se explican conceptos como riqueza relativa y eustrés.1 ¿Quiénes son los NR y cómo operan? Este apartado explica la receta general del diseño de vida —los fundamentos— antes de añadir los ingredientes.

E de Eliminación, para cargarte de una vez por todas la obsoleta noción de administración del tiempo. Se te muestra exactamente cómo usé las palabras de un economista italiano, a menudo olvidado, para transformar días de trabajo de 12 horas en jornadas de dos horas... en 48 horas. Multiplica tus resultados por hora por diez o más con técnicas de NR contrarias al sentido común, destinadas a cultivar la ignorancia selectiva, abrazar la dieta hipoinformativa y hacer caso omiso de lo accesorio. De este apartado se extrae el primero de los ingredientes del diseño de una vida de lujo: el tiempo.

A de Automatización, para poner la entrada de efectivo en piloto automático con ayuda del arbitraje geográfico, la externalización y de normas de no decisión. Desde cómo precisar el blanco a las costumbres de los NR megaexitosos: todo está aquí. En este apartado aparece el segundo ingrediente necesario para diseñar una vida de lujo: los ingresos.

L de Liberación es el manifiesto promovilidad para aquellos cuyo país es el mundo. Se presenta el concepto de las minijubilaciones, así como los medios para dirigir a distancia sin fallo alguno y escapar del jefe. Liberarse no es viajar a lo cutre, sino derribar para siempre los muros que te confinan a una única ubicación. En este apartado entra en escena el último ingrediente del diseño de una vida de lujo: la movilidad.

Quisiera apuntar aquí que a la mayoría de los jefes no les hace mucha ilusión que te pases una hora al día en la oficina, por lo que los trabajadores a sueldo deberán leer los pasos indicados por las siglas DEAL en el orden pensado para el emprendedor, pero llevarlos a la práctica en otro orden: DELA. Si decides seguir en tu trabajo actual, tendrás que conseguir liberarte de una ubicación fija antes de reducir tus horas en un 80%. Aunque no te hayas planteado nunca convertirte en emprendedor en el sentido moderno de la palabra, el proceso DEAL te convertirá en emprendedor en el sentido más puro del término, tal como fue acuñado en 1800 por el economista francés J. B. Say: alguien que traslada recursos económicos desde un ámbito donde producen menos a otro donde rindan más.

Para terminar, quiero decir que muchas de las cosas que recomiendo te parecerán imposibles y hasta contrarias al sentido común más elemental. Soy totalmente consciente. Decídete a probar estas ideas como un ejercicio de pensamiento lateral. Si lo intentas, verás lo profunda que es la madriguera del conejo, y nunca mirarás atrás.

Respira hondo y déjame mostrarte mi mundo. Y recuerda: tranquilo. Es hora de divertirse y dejar que el resto fluya.

TIM FERRISS

Tokio, Japón

29 de septiembre de 2006

CRONOLOGÍA DE UNA PATOLOGÍA

«Un experto es una persona que ha cometido todos los errores que pueden cometerse en un campo muy reducido.»

NIELS BOHR, médico danés ganador de un Premio Nobel

«De costumbre estaba loco, pero tenía momentos de lucidez donde era simplemente estúpido.»

HEINRICH HEINE, crítico y poeta alemán

Este libro te enseñará exactamente los mismos principios que yo he aplicado para convertirme en lo siguiente:

• Ponente invitado como experto en habilitación en la Universidad de Princeton.

• Primer norteamericano de la historia que detenta un récord Guinness mundial de tango.

• Asesor de entrenamiento de más de 30 deportistas con récords mundiales.

• Según la revista Wired, «El Mejor Promotor de Sí Mismo 2008».

• Campeón nacional en China de kickboxing.

• Cuquero a caballo (yabusame) en Nikko, Japón.

• Investigador y activista en materia de asilo político.

• Bailarín de breakdance en la MTV de Taiwán.

• Competidor de lanzamiento en Irlanda.

• Actor en una serie de TV de máxima audiencia emitida en China y Hong Kong.

Cómo llegué a ese punto es un poquito menos glamuroso:

1977 Nacido prematuro por 6 semanas. Me dan un 10% de posibilidades de sobrevivir.

La cosa es que sobrevivo y me pongo tan gordo que no puedo dar volteretas.

Un desequilibrio muscular en los ojos hace que cada uno mire por su lado. Mi madre me llama cariñosamente «mi atunito».

Hasta el momento, todo bien.

1983 Por poco suspendo la guardería porque me niego a aprender el alfabeto. Mi profesora se opone a explicarme por qué tengo que aprendérmelo y opta en su lugar por soltarme: «Porque soy la profesora; por eso». Le digo que eso es una chorrada y le pido que me deje en paz para poder concentrarme en dibujar tiburones. Me manda a la «mesa de los malos» y me hace comerme una pastilla de jabón. Inicio de mi desprecio por la autoridad.

1991 Mi primer trabajo. ¡Ay, qué recuerdos! Me contratan con el salario mínimo como fregachín en una heladería. Rápidamente me doy cuenta de que los métodos del jefe exigen hacer el doble de esfuerzo. Hago las cosas a mi manera, termino en una hora en lugar de en ocho y me paso el resto del tiempo leyendo revistas de kung-fu y practicando fuera patadas de karate. Me despiden en el plazo récord de tres días, con la frase de despedida: «Tal vez algún día aprendas a valorar el trabajo duro». Parece que el día aún no ha llegado.

1993 Me ofrezco voluntario para un intercambio de un año en Japón, donde la gente se mata de tanto trabajar —un fenómeno llamado karooshi— y se dice que quieren ser sintoístas al nacer, cristianos al casarse y budistas al morirse. Extraigo a modo de conclusión que la mayoría de la gente no tiene claro de qué va la vida. Una noche, tratando de pedir a la señora de la casa donde vivo que me despierte al día siguiente (okosu), le pido que me viole salvajemente (okasu). La dejo sumida en la confusión.

1996 Consigo colarme en Princeton, a pesar de puntuar en las pruebas de razonamiento crítico un 40% peor que la media y de que el asesor preuniversitario del instituto me aconseje ser más «realista». Pienso que se me da mal la realidad. Me licencio en neurociencias y luego me paso a Estudios de Asia Oriental para evitar poner tomas de impresora en cabezas de gatos.

1997 ¡Hora de hacerse millonario! Produzco un audiolibro llamado How I Beat the Luy League, empleando todo el dinero ganado en tres trabajos de verano en fabricar 500 cintas para vender exactamente ninguna. No dejaré a mi madre tirarlas a la basura hasta 2006, justo nueve años de negación más tarde. Ésas son las alegrías del exceso de confianza en uno mismo sin fundamento.

1998 Después de que cuatro lanzadores de peso le pateen la cabeza a un amigo, dejo de hacer de portero matón en las fiestas, el trabajo mejor pagado del campus, y monto un cursillo de lectura rápida. Empapelo el campus con cientos de horrendos carteles verde fosforito que rezan: «¡Triplica tu velocidad de lectura en 3 horas!». Los típicos alumnos de Princeton proceden a escribir «Y una mierda» en todos ellos. Vendo 32 plazas a 50 dólares cada una por el curso de 3 horas y 533 dólares por hora me convencen de que buscar un mercado antes de idear un producto es más inteligente que lo contrario. Dos meses después, estoy que me muero de aburrimiento de la lectura rápida y cierro el chiringuito. Detesto los servicios y necesito un producto que vender y ya.

Otoño de 1998 Una descomunal pelea con mi director de tesis y el pánico a convertirme en gestor bancario de inversiones me empujan a cometer suicidio académico e informar al secretario de que dejo la facultad hasta nueva orden. Mi padre está convencido de que nunca regresaré y yo estoy convencido de que mi vida se ha acabado. Mi madre piensa que no es para tanto y que no hace falta ponerse tan melodramático.

Primavera de 1999 En tres meses, acepto y dejo un trabajo seleccionando contenidos para cursos en Berlitz, la mayor editorial del mundo de material de aprendizaje de idiomas, y otro como analista en una consultoría especializada en asilo político. Naturalmente, después me voy a Taiwán para montar una cadena de gimnasios de la nada y las tríadas, la mafia china, me la cierran. Regreso a Estados Unidos derrotado y decidido a aprender kickboxing. Cuatro semanas después gano el campeonato nacional con el estilo más feo y menos ortodoxo jamás visto.

Otoño de 2000 Con mi confianza repuesta y la tesis completamente sin hacer, vuelvo a Princeton. Mi vida no se acaba y parece que el retraso de un año ha obrado en mi favor. Los veinteañeros ahora tienen habilidades portentosas. Un amigo mío vende una empresa por 450 millones y yo decido dirigirme al oeste, a la cálida California, para ganar mis miles de millones. A pesar de encontrarme en el mercado laboral con más movimiento de la historia del mundo, consigo permanecer en el paro durante tres meses tras haberme licenciado, hasta que me saco mi as de la manga y mando al consejero delegado de una empresa recién montada 32 correos electrónicos consecutivos. Termina por rendirse y me pone en ventas.

Primavera de 2001 TrueSAN Networks ha pasado de ser una don nadie de 15 personas a la «empresa de almacenamiento de datos de capital privado número uno» (¿cómo se mide eso?) con 150 empleados (¿qué es lo que hacen?). El recién nombrado director de ventas me ordena «empezar por la A» de la guía y facturar a golpe de llamada telefónica. Le pregunto con el mayor tacto posible por qué actuamos como retrasados mentales. Contestación: «Porque lo digo yo». Empezamos mal.

Otoño de 2001 Después de un año de jornadas de 12 horas, me entero de que soy la segunda persona que menos cobra en la empresa, después de la recepcionista. Me decanto por navegar por internet a lo bestia a tiempo completo. Una tarde que me había quedado sin vídeos obscenos que mandar, investigo si sería complicado empezar una empresa de suplementos dietéticos. Resulta que se puede externalizar todo, desde la fabricación hasta el diseño de los anuncios. Dos semanas y 5.000 dólares menos en mi tarjeta de crédito, tengo el primer lote fabricándose y una web colgada. Mejor, porque me echan a la calle exactamente una semana más tarde.

2002-2003 BrainQUICKEN LLC ha despegado y ahora gano más de 40.000 dólares al mes en lugar de 40.000 al año. El único problema es que quiero morirme porque ahora trabajo más de 12 horas al día 7 días por semana. Como que estoy acorralado. Me tomo una semana de «vacaciones» en Florencia, Italia, con mi familia y me paso 10 horas al día en un cibercafé tirándome de los pelos. Hay que joderse. Empiezo a enseñar a alumnos de Princeton cómo crear empresas «de éxito» (o sea, que den dinero).

Invierno de 2004 Ocurre lo imposible. Una empresa de producción de publirreportajes y un conglomerado israelí (¿qué?) se interesan por comprar mi niño, BrainQUICKEN. Simplifico, elimino y organizo la casa para hacerme prescindible.

Milagrosamente, BQ no se derrumba, pero ambos tratos sí. Vuelta a empezar. Poco después, ambas empresas tratan de copiar mi producto y pierden en ello millones de dólares.

Junio de 2004 Decido que, aunque mi empresa implosione, necesito escapar antes de convertirme en un clon de Howard Hughes. Le doy la vuelta a todo y —mochila al hombro— salgo para el aeropuerto JFK de Nueva York, donde compro el primer billete a Europa que encuentro. Aterrizo en Londres, desde donde tengo intención de continuar hacia España para quedarme cuatro semanas recargando las pilas antes de volver a las minas de sal. Empiezo a relajarme y sufro inmediatamente una crisis nerviosa la primera mañana.

Julio 2004-2005 Las cuatro semanas se convierten en ocho y decido quedarme en el extranjero indefinidamente para pasar un examen final en automatización y vida experimental, sin tocar el correo electrónico más que durante una hora los lunes por la mañana. En cuanto me quito de en medio, el embotellamiento que provoco desaparece y los beneficios aumentan un 40%. ¿Qué diablos haces cuando ya no tienes la excusa del trabajo para ser hiperactivo y evitar las grandes preguntas? Al parecer, quedarte petrificado de miedo y apretar bien el culo.

Septiembre de 2006 Regreso a Estados Unidos en un extraño estado de «oom» perpetuo tras destruir metódicamente todo lo que antes daba por sentado sobre lo que es o no posible hacer. «Cómo ser camello para ganar dinero pasándotelo bien» ha evolucionado hasta convertirse en una asignatura que enseña cómo diseñar tu vida ideal. El nuevo mensaje es sencillo: he visto la tierra prometida y traigo buenas noticias. Se puede tener todo.

PASO I: D DE DEFINICIÓN

«La realidad es una mera ilusión, aunque muy persistente.»

ALBERT EINSTEIN

1. ADVERTENCIAS Y COMPARACIONES: CÓMO PATEARSE UN MILLÓN DE DÓLARES EN UNA NOCHE

«Esos individuos poseen riquezas de la misma manera que decimos que “tienen fiebre”, cuando en realidad la fiebre nos posee a nosotros.»

SÉNECA (4 a.C.-65 d.C.)

«También pienso en esa clase aparentemente rica, aunque en realidad la más terriblemente empobrecida de todas, que ha acumulado escoria, pero no sabe cómo usarla, ni cómo deshacerse de ella, por lo que ha forjado sus propios grilletes de oro y plata.»

HENRY DAVID THOREAU (1817-1862)

Una de la madrugada, hora central estadounidense, 30.000 pies sobre Las vegas

Sus amigos, borrachos hasta el punto de hablar lenguas extranjeras, estaban dormidos. Éramos los únicos que quedábamos en primera clase. Extendió la mano para presentarse y un enorme —enorme de dibujos animados— anillo de diamantes apareció del aire cuando sus dedos cruzaron el haz de mi luz de lectura.

Mark era un magnate de los de verdad. En distintas épocas, había dirigido prácticamente todas las gasolineras, tiendas de 24 horas y casas de apuestas de Carolina del Sur. Confesó con una media sonrisa que, en un viaje normal a Sin City, él y sus guerreros de fin de semana podían perder entre medio y un millón de dólares por término medio. Cada uno. Precioso.

Se enderezó en su asiento a medida que la conversación fue derivando hacia mis viajes, pero yo estaba más interesado en su sorprendente habilidad para imprimir billetes.

—Y, de todos tus negocios, ¿cuál te ha gustado más?

No se lo pensó ni un segundo antes de contestar.

—Ninguno de ellos.

Me explicó que se había pasado más de 30 años con gente que le caía mal para comprar cosas que no necesitaba. La vida se había convertido en una sucesión de esposas trofeo —iba por el número de la suerte, el tres—, coches caros y otros motivos vacíos para presumir. Mark era un muerto viviente.

Así es exactamente como no queremos acabar.

Manzanas y naranjas: comparemos

Veamos dónde radica la diferencia. ¿Qué separa a los Nuevos Ricos, que se caracterizan por su abanico de opciones, de los aplazadores (A), los que lo guardan para el final para descubrir que la vida les ha dejado de lado?

La causa radica en el origen. Los Nuevos Ricos se distinguen de la masa en sus metas, que reflejan prioridades y filosofías de vida claramente diferenciadas.

Fíjate en cómo sutiles diferencias en la formulación de una frase cambian completamente las acciones necesarias para alcanzar metas que a primera vista parecen iguales. No se escucha sólo a los empresarios. Incluso la primera frase, como te explicaré más adelante, se da entre los empleados.

A: Trabajar para mí mismo.

NR: Que otros trabajen para ti.

A: Trabajar cuando tú quieras.

NR: No trabajar por trabajar, y hacer lo mínimo necesario para obtener resultados máximos («volumen mínimo eficaz»).

A: Jubilarme pronto o joven.

NR: Distribuir períodos de recuperación y aventura (minijubilaciones) periódicamente a lo largo de la vida y admitir que la meta no es la inactividad, sino hacer lo que te ilusiona.

A: Comprar todo lo que quieras tener.

NR: Hacer todo lo que quieras hacer y ser todo lo que quieras ser. Si esto implica adquirir algunas herramientas y artilugios, sea, pero serán siempre medios para conseguir un fin o una bonificación, pero no el objetivo en sí.

A: Ser el jefe en lugar del empleado; estar al mando.

NR: No ser el jefe ni el empleado, sino el dueño. Ser el propietario de los trenes y tener a otro que se ocupe de que salgan a tiempo.

A: Ganar un montón de dinero.

NR: Ganar un montón de dinero por razones específicas y sueños bien definidos que perseguir, plazos para hacerlos realidad y pasos que dar incluidos. ¿Para qué trabajas?

A: Tener más.

NR: Tener más calidad y menos trastos. Tener enormes reservas económicas pero saber que casi todos los deseos materiales son justificaciones para dedicar tiempo a las cosas que realmente no importan, como comprar cosas y prepararte para comprar cosas. ¿Te has pasado dos semanas regateando con el concesionario para conseguir finalmente tu nuevo Infiniti 10.000 dólares más barato? ¡Estupendo! ¿Tu vida tiene sentido? ¿Estás aportando algo útil a este mundo o te limitas a revolver papeles, golpear un teclado y volver a casa para vivir una existencia de embriaguez de fin de semana?

A: Lograr la gran recompensa final, ya sea salir a bolsa, vender, jubilarte u otro cuerno de oro cualquiera.

NR: Pensar a lo grande pero cuidando de que el dinero entre todos los días: liquidez primero, facturar toneladas de golpe después.

A: Libertad para no hacer lo que te disgusta.

NR: Libertad para no hacer lo que te disgusta, pero también libertad y determinación para luchar por tus sueños sin retroceder y trabajar por trabajar (TxT). Después de años de trabajo repetitivo, muchas veces tendrás que excavar hondo hasta encontrar lo que te apasiona, saber cuáles son tus sueños y revivir aficiones que hayas dejado atrofiar hasta casi extinguirse. El objetivo es eliminar lo malo, que sólo sirve para dejar un vacío, para buscar y vivir las mejores experiencias que el mundo puede ofrecer.

Saltar del tren equivocado

«El primer principio es no engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar.»

RICHARD P. FEYNMAN, físico ganador de un Premio Nobel

Basta ya. Se acabó la carrera de los ratoncillos campestres. La búsqueda de dinero a ciegas es una empresa descabellada.

He alquilado aviones privados para volar sobre los Andes; he catado muchos de los mejores vinos del mundo entre descensos por las mejores pistas de esquí y he vivido a cuerpo de rey, tumbado junto a la piscina infinita de una mansión privada.

Aquí va el secreto que rara vez desvelo: todo eso cuesta menos que el alquiler en Estados Unidos. Si puedes liberar tu tiempo y desvincularte de una ubicación, tu dinero valdrá automáticamente entre 3 y 10 veces más.

Esto no tiene nada que ver con los cambios de divisa. Ser rico en términos de dinero poseído y ser capaz de vivir como un millonario son en esencia dos cosas muy distintas.

El dinero se multiplica en valor práctico dependiendo de la cantidad de variables primarias que domines en tu vida: qué haces, cuándo lo haces, dónde lo haces y con quién lo haces. Yo llamo a esto el «multiplicador de libertad».

Según este criterio, el gestor de banca de inversiones que trabaja 80 horas por semana y gana 500.000 dólares al año es menos «poderoso» que el NR empleado por cuenta ajena que trabaja una cuarta parte de esas horas a cambio de 40.000 dólares, pero tiene libertad completa sobre cuándo, dónde y cómo vivir. Los 500.000 del primero quizá valgan menos de 40.000 y los 40.000 del segundo más de 500.000 cuando hacemos números y miramos el tipo de vida que su dinero costea a cada uno. Tener opciones —poder escoger— es el verdadero poder. Este libro trata de cómo ver y crear esas opciones con el menor esfuerzo y coste posible. El resultado es paradójico: puedes ganar dinero —mucho más dinero— haciendo la mitad de lo que haces ahora.

¿Quiénes son los NR?

• El empleado que reorganiza su horario y negocia un acuerdo para trabajar a distancia para lograr el 90% de los resultados en la décima parte del tiempo, lo que le libera para practicar esquí de fondo y hacer viajes en coche con su familia dos semanas al mes.

• La propietaria de negocio que elimina los clientes y proyectos menos rentables, subcontrata todas las tareas y viaja por el mundo en busca de documentos peculiares mientras trabaja a distancia en una web donde expone sus ilustraciones.

• El estudiante que escoge arriesgarlo todo —que es nada— para montar un servicio de alquiler de vídeo por internet que produce 5.000 dólares al mes de beneficios procedentes de un pequeño nicho de aficionados al HDTV, un proyecto menor que le lleva dos horas por semana y que le permite dedicarse a tiempo completo a la defensa de los derechos de los animales.

Las opciones son infinitas, pero todos los caminos empiezan dando el mismo paso: cambiando lo que das por supuesto.

Para unirte al movimiento tendrás que aprender un léxico nuevo y recalibrar la dirección con ayuda de una brújula que te guíe por un mundo fuera de lo corriente. Dar la vuelta a la responsabilidad y echar por la borda el concepto de «éxito», con todo lo que ello implica: las reglas han de cambiar.

Nuevos jugadores para un nuevo juego: global y sin restricciones

TURÍN, ITALIA

«La civilización tenía demasiadas normas para mí, así que me esforcé al máximo por reescribirlas.»

BILL COSBY

Al tiempo que rotaba 360º en el aire, el ruido ensordecedor se transformó en silencio. Dale Begg-Smith ejecutó la voltereta hacia atrás con una perfección absoluta —con los esquís cruzados en equis por encima de su cabeza— y aterrizó en los libros de récords tras deslizarse sobre la línea de meta.

Era el 16 de febrero de 2006 y ya era un magnate esquiador y medalla de oro olímpica en los Juegos de Invierno de Turín. Al contrario que otros atletas a tiempo completo, él nunca tendrá que volver a un trabajo sin futuro tras vivir su momento de gloria, ni recordará este día como la cúspide de la única pasión de su vida. Después de todo, sólo tenía 21 años y conducía un Lamborghini negro.

Nacido canadiense y con un talento, pudiera decirse, de manifestación tardía, Dale encontró su vocación, una empresa de informática en internet, a los 13 años. Por suerte, tenía a su lado un mentor y compañero más experimentado para guiarle: su hermano de 15 años, Jason. La empresa, creada para financiar sus sueños de subirse en lo más alto del podio olímpico, se convertiría, en tan sólo dos años, en la tercera compañía más grande del mundo de su sector.

Mientras los compañeros de equipo de Dale se lanzaban por las laderas practicando fuera de horas, él estaba muchas veces invitando a sake a clientes en Tokio. En un mundo regido por el «trabaja más, no con más cabeza», llegó a un punto en que sus entrenadores pensaron que estaba dedicando demasiado tiempo a sus negocios y demasiado poco a entrenar, a pesar de sus logros.

En lugar de elegir entre su negocio o su sueño, Dale decidió salirse por la tangente en ambas cosas, pasando de una u otra a las dos. No estaba dedicando demasiado tiempo a su negocio; él y su hermano estaban pasando demasiado tiempo con los canadienses.

En 2002 se mudó a la capital mundial del esquí, Australia, que tenía un equipo más pequeño, más flexible y un entrenador que era una leyenda.

Tres años después recibió la ciudadanía, se enfrentó cara a cara a sus antiguos compañeros y se convirtió en el tercer «australianito» de la historia en ganar un oro en las olimpiadas de invierno.

En la tierra de los walabíes y meca del surf, Dale está ahora hasta en los sellos de correos.

Literalmente. Justo al lado de la edición conmemorativa de Elvis Presley, se encuentran sellos con su cara. La fama tiene sus ventajas, igual que mirar más allá de las opciones que te presentan. Siempre puedes salirte por la tangente.

NUEVA CALEDONIA, SUR DEL OCÉANO PACÍFICO

«Cuando dices que vas a conformarte con ser segundo, eso es lo que la vida te da.»

JOHN F. KENNEDY

Hay personas que se pasan la vida convencidas de que, con ganar un poquito más, todos sus problemas se resolverían. Sus metas son objetivos que van variando arbitrariamente: 300.000 en el banco, 1.000.000 en la cartera, 100.000 al año en lugar de 50.000, etc. La meta de Julie era de lo más rudimentario: regresar con la misma cantidad de niños con la que había salido de casa.

Julie echó su asiento hacia atrás y dirigió la mirada al otro lado del pasillo, por encima de su marido, Marc, para contar, como había hecho miles de veces: uno, dos, tres. Hasta el momento, todo bien. En 12 horas estarían todos de vuelta en París, sanos y salvos. Eso siempre y cuando el avión de Nueva Caledonia aguantase, claro.

¿Nueva Caledonia?

Nueva Caledonia, escondida en los trópicos del mar de Coral, fue territorio francés. Allí Julie y Marc acababan de vender el velero con el que habían recorrido 15.000 millas alrededor del mundo. Recuperar la inversión inicial era parte del plan. Dicho y hecho; su viaje de exploradores por el mundo de 15 meses, desde los canales surcados por góndolas de Venecia a las costas tribales de la Polinesia, había costado entre 18.000 y 19.000 dólares. Menos que el alquiler y las baguettes en París.

La mayoría de la gente piensa que esto es imposible. También es verdad que la mayoría no sabe que más de 300 familias se hacen a la vela desde Francia todos los años con las mismas intenciones.

El viaje había sido un sueño durante casi dos décadas, relegado al último puesto al final de una lista de responsabilidades que no paraba de alargarse. Cada minuto surgían más razones para postergarlo.

Un día, Julie se dio cuenta de que, si no lo hacía ya, no lo haría nunca. Las racionalizaciones, legítimas o no, seguirían acumulándose, de forma que cada vez sería más difícil convencerse a sí misma de que la huida era posible.

Un año de preparativos y una prueba de 30 días con su marido, y se hicieron a la mar para llevar a cabo el viaje de su vida. Julie se dio cuenta en cuanto izaron el ancla de que, lejos de ser un motivo para no viajar y correr aventuras, los niños eran quizás el mejor motivo para hacer ambas cosas.

Antes del viaje, sus tres niños pequeños se peleaban como leones por cualquier nimiedad. Mientras se adaptaban a coexistir en un dormitorio flotante, aprendieron a ser pacientes, tanto por ellos mismos como en bien de la cordura de sus padres. Antes del viaje, los libros les llamaban tanto como caminar sobre brasas al rojo vivo.

Ante la alternativa de mirar a una pared en alta mar, los tres aprendieron a amar los libros. Sacarles del colegio durante un año y darles a conocer nuevos ambientes resultó ser la mejor de las inversiones en su educación.

Sentada ahora en el avión, Julie miraba las alas atravesar las nubes, pensando ya en sus planes para el futuro: buscar una casa en las montañas para esquiar todo el año y financiar el descenso de pistas y más viajes con los ingresos producidos por un cursillo de aparejos de vela.

Ahora que lo había hecho una vez, le había entrado el gusanillo.

DISEÑO DEL ESTILO DE VIDA

Ya estaba acostumbrado a conducir a través de la ciudad para recoger a mi hijo de la guardería y deslizarme por autopistas heladas intentando volver al trabajo con él a remolque para acabar mi trabajo. Mi minirretiro nos llevó a ambos a vivir e un internado alternativo en un bosque de Florida con un estanque de agua natural y con mucho sol, lleno de personal y niños con estilos de vida creativos. Es fácil encontrar escuelas alternativas que puedan acoger a tus hijos durante tu estancia. Estas escuelas a menudo son como ciudades muy acogedoras. Incluso puedes trabajar en la escuela donde disfrutarás de un entorno nuevo con tu hijo.

Tim,

Tu libro y blog me ha inspirado para dejar mi trabajo, escribir 2 e-books, hacer paracaidismo, cruzar Sudamérica con una mochila y hospedar una convención anual de los instructores de datos más importantes del mundo (mi primera aventura en el mundo de los negocios, lleva 3 años funcionando). ¿La mejor parte? Aún puedo comprarme una bebida. ¡Muchas gracias, hermano!

ANTHON

2. REGLAS QUE CAMBIAN LAS REGLAS: TODO LO COMÚNMENTE ACEPTADOCOMO CIERTO ES FALSO

«No puedo dar una fórmula segura para tener éxito, pero te puedo ofrecer una fórmula para fracasar: intentar contentar siempre a todo el mundo.»

HERBERT BAYARD SWOPE, periodista norteamericano; primer ganador del Premio Pulitzer

«Todo lo comúnmente aceptado como cierto es falso.»

OSCAR WILDE, La importancia de llamarse Ernesto

Vencer en el juego, no jugarlo

En 1999, poco después de dejar mi segundo trabajo frustrante y comer bocadillitos de mantequilla de cacahuete para sentirme mejor, gané la medalla de oro en los Campeonatos Nacionales Chinos de kickboxing. No gané porque fuera muy bueno dando puñetazos y patadas. Ni por asomo. Eso parecía algo peligroso, teniendo en cuenta que lo hice porque me desafiaron y sólo me preparé durante un mes. Además, tengo una cabeza que parece un buque: un blanco fácil. Gané porque me leí las reglas y busqué vacíos legales que pudiesen beneficiarme. Encontré dos:

1. Se pesaba a los participantes la víspera del campeonato: utilizando técnicas de deshidratación que ahora enseño a levantadores de pesas, perdí 14 kilos en 18 horas, hasta que me pesaron (resultado: 82 kilos), y luego me hiperhidraté hasta volver a los 96 kilos y medio.2 Es difícil luchar contra alguien que pertenece a tres categorías de peso por encima de la tuya. Pobres chiquititos.

2. Había un detalle técnico en la letra pequeña: si un combatiente se caía de la plataforma elevada tres veces en una ronda, su oponente ganaba por incomparecencia del adversario. Decidí que este detalle sería mi única técnica y me limité a empujar a la gente hasta tirarla abajo. Como te puedes imaginar, al final los jueces no eran los chinos más felices del mundo.

¿Resultado? Gané todas mis peleas por fuera de combate técnico y me fui a casa con el campeonato nacional bajo el brazo, algo que el 99% de los participantes con entre 5 y 10 años de experiencia fueron incapaces de hacer.

Pero, ¿empujar a la gente fuera del ring no es cruzar los límites de la ética? En absoluto... No significa más que hacer algo que no es habitual y que está más allá de las normas. La distinción que importa es la que existe entre las normas oficiales y las autoimpuestas.

Fijaos en el siguiente ejemplo, sacado de la página web oficial del movimiento olímpico (www.olympic.org).

Los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en México D.F., supusieron el debut internacional de Dick Fosbury y de su célebre «estilo Fosbury», que revolucionó los saltos de altura. En aquella época, los saltadores [...] giraban la parte externa de los pies en el aire y por encima de la barra [se parecía a un salto de valla, y permitía aterrizar sobre los pies]. Con su técnica, Fosbury empezaba con una carrera hacia la barra a gran velocidad y luego saltaba con el pie derecho (o con la parte externa de éste); después, giraba el cuerpo y pasaba la cabeza por encima de la barra, de espaldas a ésta. Mientras los jueces internacionales negaban con la cabeza, incrédulos, el público quedó absolutamente cautivado por Fosbury y exclamó: «¡Olé!» cuando el atleta saltó la barra. Fosbury saltó 2,22 metros limpiamente y luego superó su récord personal, con 2,24 metros, consiguiendo la medalla de oro.

En 1980, 13 de los 16 finalistas olímpicos saltaron imitando el «estilo Fosbury».

Las técnicas rápidas para perder peso y de lanzamiento fuera de la plataforma son ahora parte integrante de las competiciones de sanshou. No fui yo el responsable; sólo lo vi como algo inevitable, como hicieron otros que comprobaron este enfoque. Ahora es algo habitual.

Los deportes evolucionan cuando se acaba con las costumbres sagradas, cuando se ponen a prueba supuestos elementales.

Y lo mismo ocurre con la vida y los estilos de vida.

Diferencias entre ir en contra de lo establecido y ser tonto

La mayoría de la gente camina por la calle con los pies. ¿Significa esto que camino con las manos? ¿Llevo los calzoncillos por fuera de los pantalones para ser diferente? Normalmente no. La cuestión es que caminar con los pies y mantener el tanga dentro de los pantalones me ha funcionado bien hasta ahora. No arreglo lo que no está roto.

Lo diferente es mejor cuando es más efectivo o más divertido. Si todo el mundo plantea o resuelve un problema de una determinada manera con resultados deficientes, es hora de preguntarse: ¿qué pasaría si hiciera lo contrario?

No sigas un modelo que no funcione. Si la receta es una porquería, no importa lo buen cocinero que seas.

Cuando me dedicaba a vender almacenamiento de datos, mi primer bolo tras salir de la facultad, me di cuenta de que, en mis llamadas comerciales, no conseguía hablar con la persona que buscaba casi nunca por una razón: los cancerberos. Si hacía las llamadas de 8 a 8:30 de la mañana y de 6 a 6:30 de la tarde, dedicando a ello una hora en total, me quitaba de encima a las secretarias y concertaba más del doble de citas que los directivos de ventas que llamaban de 9 a 5. En otras palabras, conseguía el doble de resultados invirtiendo 1/8 del tiempo.

De Japón a Mónaco, de madres solteras trotamundos a conductores de coches de carreras multimillonarios, las reglas básicas de los NR de éxito son sorprendentemente uniformes y predeciblemente divergentes de lo que hace el resto del mundo.

Las siguientes reglas son los diferenciadores fundamentales que deberás tener presentes mientras lees este libro.

1. La jubilación es un seguro por si ocurre lo peor.

Planear la jubilación es como hacerse un seguro de vida. Debería verse únicamente como una valla protectora frente a la peor situación posible: en este caso, quedarse físicamente incapaz de trabajar y necesitar una reserva de capital para sobrevivir.

Considerar la jubilación como la meta o redención final es erróneo, al menos por tres razones de peso:

a. Parte del supuesto de que no te gusta lo que vas a hacer durante los años de mayor capacidad física de tu vida.

Esta idea es inaceptable: nada justifica este sacrificio.

b. Tras la jubilación, la mayoría de la gente nunca podrá mantener un nivel de vida ni de cenas a base de perritos calientes. Incluso un millón es calderilla en un mundo en el que la jubilación entendida como hasta ahora puede durar 30 años y la inflación recorta tu capacidad adquisitiva un 2-4% anual. Las cuentas no salen.3 Los años dorados se convierten así en la vuelta a la clase media-baja. Un final agridulce.

c. Si las cuentas salen, significará que eres una máquina de trabajar ambiciosa. Si es así, ¿sabes qué? Una semana después de jubilarte, estarás tan aburrido que querrás hacerte el harakiri. Probablemente terminarás buscando otro trabajo o montando otra empresa. ¿A que ahora esperar empieza a perder sentido?