La traducción literaria - Paulo Henriques Britto - E-Book

La traducción literaria E-Book

Paulo Henriques Britto

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Beschreibung

Paulo Henriques Britto, además de ser escritor, es uno de los más importantes traductores literarios de obras en lengua inglesa en Brasil, con más de cien libros traducidos al portugués. Su vasta experiencia como traductor, pero también como profesor universitario, lo llevó a reflexionar sobre el oficio, dejando sus impresiones en varios textos publicados en revistas académicas, y también en este libro, La traducción literaria, que fue publicado en Brasil el 2012, obteniendo el premio "Mário de Andrade de Ensaio Literário", de la Fundación Biblioteca Nacional, en 2013, y que ahora llega al mundo hispanohablante gracias a la iniciativa y traducción de Letícia Goellner, Vicente Menares y Sebastián Villagra. Además de reflexionar sobre los entresijos de la traducción, Paulo Henriques Britto también se revela como un crítico agudo e independiente que adopta una postura autónoma en relación con ciertas teorías, pero confirma, a la vez, que la traducción, teniendo en cuenta las diferencias entre las lenguas/culturas, es siempre un "trabajo creativo" y que "toda traducción es, por definición, una operación radical de reescritura". Andréia Guerini, Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), Brasil.

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EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural

Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile

[email protected]

www.ediciones.uc.cl

LA TRADUCCIÓN LITERARIA

Paulo Henriques Britto

Traducción y revisión de Letícia Goellner, Vicente Menares y Sebastián Villagra

Presentación de Walter Carlos Costa

Editora Civilização Brasileira

un sello de Editora José Olympo Ltda. Río de Janeiro, 1º edición (2012)

© Inscripción Nº 2023-A-6468

Derechos reservados

Junio 2023

ISBN Nº 978-956-14-3132-4

ISBN digital Nº 978-956-14-3133-1

Diseño: Francisca Galilea R.

Diagramación digital: ebooks Patagonia

www.ebookspatagonia.com

[email protected]

PROYECTO: Nº 609922. Teoría y práctica de la traducción literaria en Latinoamérica. Reflexiones contemporáneas del académico y poeta brasileño Paulo Henriques Britto. Coordinadora: Letícia Goellner

Proyecto financiado por el Fondo del Libro y la Lectura - Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, convocatoria 2021 de la línea de Apoyo a la Traducción

Esta publicación contó con el apoyo de la Facultad de Letras UC

CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

Britto, Paulo Henriques, autor.

La traducción literaria / Paulo Henriques Britto; traducción de Letícia Goellner, Vicente Menares y Sebastián Villagra; Prólogo de Walter Carlos Costa.

Incluye bibliografía.

1. Formas Literarias - Traducción.

2. Traducción e interpretación.

3. Poesía - Traducción.

I. t.

2023 418.04 + DDC 23 RDA

La reproducción total o parcial de esta obra está prohibida por ley. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y respetar el derecho de autor.

Para Santuza, siempre

They say that “Time assuages” –Time never did assuage –An actual suffering strengthensAs Sinews do, with age –Time is a Test of Trouble –But not a Remedy –If such it prove, it prove tooThere was no Malady –

EMILY DICKINSON

Dizem que “O Tempo consola” –

¿Mas não – na realidade,

A vera dor, como um Tendão,

Ganha força, com a idade –

O Tempo testa a Tristeza –

Porém não a remedia –

Se cura o Mal, prova apenas

Que Mal deveras não havia –

TRADUCCIÓN DE PAULO HENRIQUES BRITTO

Índice

PRÓLOGO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL

Letícia Goellner, Vicente Menares y Sebastián Villagra

PRESENTACIÓN

Walter Carlos Costa

AGRADECIMIENTOS DEL AUTOR

Algunas consideraciones teóricas

La traducción de ficción

La traducción de poesía

BIBLIOGRAFÍA

EQUIPO DE TRADUCCIÓN Y REVISIÓN

Prólogo a la edición en español

A tradução literária es una obra ampliamente reconocida por académicos, críticos y el público en general en todo Brasil. El libro que recibió, hace 10 años, el importante premio Mário de Andrade - Ensaio Literário, otorgado por la Fundação Biblioteca Nacional, hoy se publica en Chile en su primera versión al español.

El autor, Paulo Henriques Britto, destacado académico y poeta premiado, es responsable de la traducción de más de un centenar de obras de autores como William Faulkner, Elizabeth Bishop, Thomas Pynchon, George Orwell, Jane Austen, Lord Byron, John Updike, Wallace Stevens, D. H. Lawrence, Henry James, Charles Dickens, Don DeLillo, Nadine Gordimer, entre muchos.

Este libro se dirige a docentes y estudiantes de traducción del mundo hispanohablante, pero también a cualquier persona involucrada en la traducción literaria que desee saber más sobre discusiones contemporáneas y reflexiones teóricas, así como conocer en detalle aspectos prácticos de la labor de traducción de textos literarios a partir de la visión de uno de los más grandes traductores de literatura en Brasil. Se trata de una obra que interpela y dialoga con algunas de las más relevantes teorías de la traducción al tiempo que ofrece un conocimiento práctico invaluable para el ejercicio, enseñanza y aprendizaje de la traducción.

Para nosotros el desafío mayor al asumir un proyecto de esta envergadura radica en el carácter metatextual al tratarse de un grupo de traductores que traducen un texto sobre traducción, que a su vez ha sido escrito por un traductor. Además, el proceso de la labor traductora de esta obra nos presentó desafíos diferentes de los que nosotros, como traductores de obras de ficción, principalmente, solemos resolver. Algunos pasajes plantearon problemas de gran dificultad, ya sea por las características del género de esta obra o por las idiosincrasias del autor. Por ello, el proceso nos condujo a ampliar nuestro rango de reflexiones y herramientas traductológicas. Tuvimos discusiones sustanciales sobre temas, como: la mantención del portugués en determinados momentos, apoyándonos en las explicaciones de Britto que aclaraba de manera muy didáctica cuestiones puntuales de regionalismos; la preservación del estilo coloquial y el tono conversacional de Britto; el uso de recursos retóricos con fines didácticos, tales como las repeticiones de ideas o palabras.

En La traducción literaria el binarismo teoría-práctica y la distancia, tan discutida y criticada en espacios académicos, se acorta a través de ejemplos minuciosamente examinados por Britto. Para nuestra edición chilena optamos por el uso de algunas notas al pie de página, sin ser demasiado recurrentes. Asimismo, en algunos casos muy específicos de marcas de oralidad de la lengua portuguesa, acentos y regionalismos brasileños, decidimos no traducir determinadas oraciones que surgen como ejemplos de estudio de caso, metodológicamente pormenorizados, ya que se tratan de construcciones gramaticales que no tienen correspondencias exactas en español y cuyas propuestas de traducción perderían las connotaciones de normatividad o no normatividad que cargan en portugués. Nos pareció preferible que las oraciones originales, junto a las explicaciones del autor, ilustrasen los argumentos en cuestión. La excepción fue en el caso de las traducciones de poesía: creemos que, al ser el autor un poeta de destacada trayectoria, con una particular visión de la traducción de poesía donde cada elemento del poema es relevante, es importante entregar al lector el sentido general de estos textos y no solo los aspectos formales y especificidades de sentido en que se enfoca el autor.

Finalmente, queremos dar las gracias al Fondo del Libro y la Lectura - Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, convocatoria 2021 de la línea de Apoyo a la Traducción, “instancia dirigida a traductores y profesionales del libro que tiene como finalidad fomentar las traducciones en Chile” que nos proporcionó la oportunidad de presentar una obra de referencia en el área de Traducción y Traductología.

Así mismo, agradecemos a Ediciones UC por su compromiso con la publicación de la traducción y al decanato de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile por su apoyo a un proyecto que creemos será un gran aporte al área de los estudios de la traducción no solo en Chile, sino en el mundo hispanohablante.

Letícia Goellner, Vicente Menares y Sebastián VillagraPontificia Universidad Católica de Chile

Presentación

Hacer y pensar la traducción literaria según Paulo Henriques Britto

La traducción literaria, obra de Paulo Henriques Britto, es por primera vez publicada en castellano, fruto del proyecto de traducción y revisión coordinado por la profesora Dra. Letícia Goellner de la Pontificia Universidad Católica de Chile junto con Vicente Menares y Sebastián Villagra.

Esta obra, titulada originalmente A tradução literária, es un libro singularmente rico.

Su título sencillo refleja bien la persona y la obra múltiple y singular del autor. Britto es profesor de traducción y escritura creativa de la PUC-Rio (Pontifícia Universidade Católica de Rio de Janeiro), donde es admirado por sus alumnos por la manera directa, práctica –y teórica a la vez– sistemática y clara, en que dicta sus clases. Esas cualidades de profesor aparecen igualmente en su obra de investigador, traductor, poeta, cuentista y ensayista. Los editores, los colegas, la crítica y el público lector han sabido reconocer sus méritos a lo largo de los años.

Como profesor ha formado centenares de profesionales de alto nivel y ha contribuido, con su ejemplo, a que la enseñanza de la traducción se volviera sensible a los debates de los estudios de traducción, a la práctica de los traductores del pasado y del presente y al papel de los agentes de la cadena del libro traducido, como los editores, revisores técnicos y revisores de redacción.

Como investigador, ha participado activamente de congresos y publicado regularmente en revistas académicas y culturales, ayudando así a estimular el desarrollo y la convivencia de distintos enfoques teóricos y metodológicos. En los últimos años, se ha destacado también como director de maestrías y tesis, integrando el apoyo (indicación de lecturas, corrección de versiones preliminares) con el respeto a la autonomía intelectual de los alumnos de magíster y doctorado.

Como traductor, su obra es inmensa y variada. Aunque a menudo se refiera a esta parte de su obra de manera genérica y se señale que ha traducido “más de cien libros”, Britto mantiene un registro minucioso de todo lo que ha traducido1. Además de la parte más conocida, los libros traducidos del inglés al portugués brasileño, se incluyen también textos menores de distintos tipos publicados como capítulos de libros, artículos en revistas y periódicos, publicaciones de asociaciones, textos de discos musicales, folletos y catálogos de exposiciones. Entre esos textos, se encuentra una gran cantidad de traducciones al inglés de libros y artículos sobre diversos asuntos y géneros, desde crítica literaria a letras de la música popular brasileña, la que pocos conocen tan bien como Britto.

Britto traduce al inglés con la misma facilidad que traduce al portugués y eso se debe a un bilingüismo que adquirió en los numerosos años en que vivió en Estados Unidos con su familia en Washington. Sus primeros años allá se dieron entre los 11 y 13 años, edad en que muchos residentes en el país suelen aprender la lengua como nativos. Ese primer aprendizaje del inglés estadounidense se reforzó con una segunda temporada entre los 21 y 23 años, cuando estudió cine en Los Ángeles y San Francisco.

En cuanto a los géneros traducidos, Britto, además de los textos misceláneos aludidos anteriormente, se especializó en traducción literaria, sobre todo de ficción, poesía y ensayo. El reconocimiento no tardó en llegar y pronto se volvió un traductor de referencia en Brasil, trabajando para grandes editoriales del país, sobre todo para la Companhia das Letras, de São Paulo. Aunque ha traducido más prosa en términos cuantitativos, sus traducciones de poesía llamaron la atención por su excelencia, entre ellas las de las obras de Elizabeth Bishop.

Paralelamente a la obra de traductor, Britto cuenta con una obra autoral en poesía, ficción y ensayo. Como poeta no tardó en recibir algunos de los más importantes premios de Brasil: el premio Alphonsus de Guimaraens, por Trovar Claro, en 1997; los premios Portugal Telecom y Alceu Amoroso Lima, por Macau, en 2003; por segunda vez el premio Alphonsus de Guimaraens, por Tarde, en 2007 y el premio Bravo!Bradesco Prime, por Formas do Nada, en 2012.

En 2004, publicó su primer libro de cuentos, que obtuvo el prestigioso premio Jabuti. En 2021 publicó su segundo libro de cuentos, O Castiçal Florentino, muy bien recibido por la crítica.

Como ensayista, finalmente, Britto ha publicado a lo largo de los años una serie de textos, en general en revistas de público académico. Esos textos, que le aseguraron un gran reconocimiento en los medios universitarios, son de acceso más difícil, pero están reunidos en formato electrónico y disponibles en su página institucional de la PUC-Rio2. Esta lista contiene algunos de los mejores textos sobre traducción de poesía y prosa. Felizmente, como el propio Britto afirma, ellos son la base de un número significativo de ideas y argumentos que fueron desarrollados en A tradução literaria, publicado en 2012 y que mereció el premio Fundação Biblioteca Nacional.

El libro que dio origen a este, La traducción literaria, tuvo una acogida entusiasta en Brasil, llevando las cuestiones centrales de los estudios de traducción a un público amplio. En poco tiempo se ha transformado en un texto fundamental, tanto para los especialistas como para cualquier persona que se interese por la traducción literaria y por la traducción en general.

La traducción literaria debe su éxito a una serie de rasgos que son típicos de las obras originales: claridad en la organización y la argumentación, frases y parágrafos bien encadenados, precisión de conceptos, y corrección y elegancia de la lengua. Esos rasgos se complementan con otras virtudes: preocupación constante por el lector, uso moderado de citas y notas, y uso abundante de ejemplos.

El contenido de la obra es tal cual se sugiere en el índice. Los tres capítulos que la componen, “Algunas consideraciones teóricas”, “La traducción de ficción” y “La traducción de poesía”, cubren en detalle cada uno de esos temas de modo accesible a cualquier lector. Esa sencillez de expresión pone el libro, desde el comienzo, al alcance del lector no especializado, ya que disfraza su complejidad y sus sutilezas. El lector no tardará en descubrir que la exposición es clara, pero exige una lectura atenta y mucha relectura.

Cabe subrayar que este libro no sigue el consenso de los estudios de traducción y de los estudios literarios. Britto, que ilustra de manera ejemplar el Selbsdenken (el pensar por uno mismo) que defendía Arthur Schopenhauer, muestra su autonomía a lo largo de todo el texto. Así, sigue hablando de “original” para el texto fuente y de “fidelidad” en la traducción, en contra quizás de la mayoría de sus colegas; duda de la autoría del traductor, un artículo de fe para muchos, y afirma que sí es posible no solo describir sino evaluar las traducciones, proponiendo incluso un método propio, sobre todo para la traducción de poesía. Paulo Henriques Britto no rehúye las opciones polémicas, como escoger variantes lingüísticas dominantes, por ejemplo, los dialectos de São Paulo y Rio de Janeiro para representar el portugués brasileño. Al mismo tiempo, aboga por la incorporación de elementos de oralidad, sobre todo en el habla de los personajes, algo que, como señala, les cuesta utilizar tanto a escritores de ficción como a traductores.

Finalmente, La traducción literaria me parece un libro inspirador en muchos sentidos, que une un profundo conocimiento lingüístico, una experiencia de traductor y autor de varias décadas de trabajo con el texto literario y, no menos central, un pensar propio que se nota en cada asunto discutido, reflejo en parte de la lectura sistemática y autónoma de algunos filósofos, como Wittgenstein.

Walter Carlos Costa3UFC/ UFSC/CNPq

1 En una publicación reciente se describe el amplio abanico de sus actividades de traducción: Galindo, Caetano & Costa, Walter Carlos. Paulo Henriques Britto entrevista. Curitiba: Medusa, 2019, pp. 64-85.

2http://www.letras.puc-rio.br/br/docente/17/paulo-henriques-britto

3 Dr Walter Carlos Costa estudió Filología Románica (francés y español) en la KU Leuven, en Bélgica, tiene doctorado en Inglés por la University of Birmingham, Reino Unido, y posdoctorado por la Universidade Federal de Minas Gerais. Es profesor del Posgrado en Estudios de Traducción de la Universidade Federal do Ceará y del Posgrado en Estudios de Traducción de la Universidade Federal de Santa Catarina. Fue presidente de la ABRAPT (Associação Brasileira de Pesquisadores em Tradução) y es investigador del CNPq (Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico).

Agradecimientos del autor

Me gustaría agradecer a Evando Nascimento, que me invitó a escribir este libro y realizó una lectura atenta del texto, suscitando importantes interrogantes; a Walter Carlos Costa, que me entregó varias referencias bibliográficas valiosas; a Santuza Cambraia Naves, que leyó, corrigió y comentó el borrador; y también a mis colegas y alumnos del Departamento de Letras de la PUC-Rio, donde me desempeño desde hace más de 30 años en el área de la traducción, por las innumerables ideas intercambiadas y sugerencias dadas en tantas clases, encuentros académicos y conversaciones privadas.

Paulo Henriques Britto

Algunas consideraciones teóricas

La traducción es una actividad indispensable en toda y cualquier cultura que esté en contacto con otra que hable un idioma diferente –es decir, con excepción de los escasos rincones aislados que todavía existen en el mundo, como la Amazonía o Nueva Guinea, es una actividad indispensable en cualquier lugar–. Buena parte del material que leemos en nuestro día a día está traducido. El trabajador que utiliza máquinas depende de los manuales de instrucciones de los equipos que originalmente fueron redactados en otros idiomas; el médico consulta prospectos traducidos; el sacerdote o pastor utiliza traducciones de textos sagrados. Incluso las personas analfabetas dependen indirectamente de las traducciones, ya que los profesionales a quienes recurren –médicos, abogados, ingenieros– utilizan muchos textos traducidos.

El tema de este libro corresponde a un sector específico del amplio mundo de la traducción: la actividad de recrear obras literarias en otros idiomas. La cuestión será examinada principalmente desde un enfoque práctico –en qué consiste el trabajo del traductor literario, qué tipo de problemas enfrenta y qué tipo de soluciones puede encontrar–. Como los únicos idiomas con los que trabajo son el portugués y el inglés, los ejemplos que serán presentados se refieren a estas dos lenguas; espero, no obstante, que las consideraciones que haré también sean aplicables a otros pares de lenguas. Pero antes de entrar en el tema principal, será necesario definir en qué posición me sitúo con relación a algunas cuestiones básicas.

La traducción es una actividad tan antigua como la humanidad: mucho antes de la invención de la escritura, la comunicación entre grupos humanos que hablaban lenguas diferentes se daba a través del intérprete. Sin embargo, la teorización sobre esta actividad parece haberse iniciado recién en la época romana –lo cual es comprensible, ya que los romanos, herederos de la cultura helénica, se dedicaban mucho a traducir textos del griego al latín–. Se atribuye a Cicerón el comentario más antiguo que se conoce acerca de las formas de traducir. A lo largo de los siglos, mucho se ha dicho sobre la traducción, casi siempre declaraciones de carácter normativo: cómo se debe traducir y cómo no se debe traducir. No obstante, fue recién a partir de la década de 1970 que se estableció el área de los estudios de traducción como campo de conocimiento autónomo que en la actualidad ocupa un lugar destacado en el universo de las humanidades. Hacer una presentación cabal de esta área de estudios no forma parte del proyecto de este libro, por lo tanto, me limitaré a exponer de manera muy resumida y simplificada –pero (espero) no simplista– algunos puntos que me parecen más importantes.

Tradicionalmente, el trabajo de traducción ha tenido poca visibilidad. De modo general, los legos –inclusive las personas que leen con regularidad y que leen muchas traducciones– no suelen pensar en la naturaleza de la tarea de traducir una obra. Por lo tanto, cuando les preguntamos qué idea tienen de este oficio, constatamos que la concepción del sentido común sobre la traducción es profundamente equivocada. Las personas tienden a pensar (i) que traducir es, en verdad, una tarea relativamente fácil; (ii) que el principal problema del traductor consiste en saber qué nombres tienen las cosas en un idioma extranjero; (iii) que este problema se resuelve consultando diccionarios bilingües; y que (iv) con los avances de la informática y la llegada de internet, en poco tiempo la traducción será una actividad completamente automatizada, hecha sin intervención humana. Examinemos estas ideas una por una.

Con la excepción de (iv), que, aunque equivocada, contiene al menos un trasfondo verdadero, todas las otras ideas no pueden ser más engañosas. George Steiner afirma en alguna parte que la traducción es una de las actividades más complejas de las que la mente humana es capaz. Steiner –autor de After Babel, una de las obras pioneras que sirvió de punto de partida para el desarrollo del campo moderno de los estudios de traducción– desde luego tenía en mente la traducción de obras de literatura, filosofía y campos afines. Sin duda, la traducción de ciertos textos preformateados, puramente informativos, es mucho menos compleja. Por ejemplo, pensemos en los manuales para operar máquinas, donde los verbos siempre aparecen en imperativo (“presione el botón C”, “gire la llave D”) y donde el vocabulario es estrictamente limitado (aparecen “llave”, “abierto” y “accionar”, pero definitivamente no aparecen “fascinación”, “insidiosas” ni “insuflarles”). La traducción de este tipo de texto puede ser, y de hecho está siendo, automatizada –es decir, procesada por computadoras–, pero aun así no se puede decir que se haga “sin intervención humana”, porque los programas altamente complejos que realizan esta tarea son, por supuesto, producidos y operados por seres humanos; y por más simple que sea un texto técnico y por más sofisticado que sea el software utilizado para traducirlo, toda traducción producida en estas condiciones tiene que ser cuidadosamente examinada y corregida por un revisor. Este es el trasfondo verdadero que hay en (iv): de hecho, ciertos tipos de textos técnicos serán traducidos automáticamente cada vez con mayor frecuencia; pero se trata nada más que de un ápice de verdad, ya que incluso la traducción de tales textos es una tarea que nunca prescindirá de la intervención de revisores y traductores.

Volvamos nuestra atención hacia las ideas (i), (ii) y (iii). En el caso de los textos de gran complejidad que son nuestro tema, los textos literarios, la traducción es, en verdad, al contrario de lo que dice (i), una tarea dificilísima; y, al contrario de lo que se indica en (ii), la mayor dificultad no radica en encontrar el “nombre” de las “cosas” en la lengua extranjera. Si las diferencias entre los idiomas se redujeran a eso, –el llamado “problema de la nomenclatura”– traducir sería muy fácil. El caso es que las diferencias entre las lenguas comienzan ya en la estructura misma del idioma, tanto en la gramática como en el léxico; es decir, en la forma de combinar las palabras y el nivel del repertorio de “cosas” reconocidas como tales en cada lengua. Pues un idioma es parte de un todo mayor, que es aquello que denominamos cultura; y las “cosas” reconocidas por una cultura no son las mismas que las otras culturas reconocen. Las diferencias se pueden dar de las más diversas formas. Veamos algunas de ellas, solo en el ámbito del vocabulario y limitándonos al campo de los sustantivos, que son más fáciles de ejemplificar.

La delimitación entre conceptos cercanos, dentro de un mismo campo semántico, se realiza de modo distinto en lenguas diferentes. Así, tanto el inglés como el portugués tienen palabras para designar las diversas comidas del día, pero el criterio utilizado para distinguirlas no es el mismo en las dos lenguas. En inglés, lunch es una comida más ligera y dinner es la comida más completa del día; como en las culturas anglófonas, la regla es comer una comida más ligera alrededor del mediodía y una más pesada al final de la tarde o al inicio de la noche, en portugués se suele traducir lunch como “almoço” [almuerzo] y dinner como [jantar] “cena”. Pero en realidad el criterio básico para nombrar las comidas en portugués no es el peso de la comida, sino la hora en que se consume: por definición, el “almuerzo” tiene lugar alrededor del mediodía y la “cena” al caer de la tarde o en la noche. Así, una comida ceremoniosa, con varios platos, servida a las dos de la tarde, podrá ser designada en inglés como dinner y por nuestra parte tendremos que traducirla como “almuerzo”. Este ejemplo ya muestra cómo los problemas lingüísticos están indisolublemente ligados a factores culturales –en este caso, los hábitos alimenticios.

A veces, una palabra que existe en un idioma simplemente no tiene correspondencia en otro, a pesar de que la realidad a la que ambas se refieren sea la misma. Un ejemplo es la palabra inglesa gossamer. El término designa aquellos fragmentos casi invisibles de las telas de araña –hilos sueltos arrastrados por el viento– que percibimos a menudo cuando caminamos por un bosque o un parque y la luz del sol se refleja sobre ellos. No tenemos en portugués ninguna palabra para referirnos a eso, aunque las arañas de Brasil producen hilos de igual forma que las que viven en países de habla inglesa. En inglés el término se usa tanto en sentido literal como metafórico para indicar algo delicado y frágil; así, se puede hablar del gossamer de las ilusiones juveniles. Una expresión como esta no puede ser traducida con mucha libertad.

Veamos otro ejemplo, un poco más complejo. En portugués, la palabra “cidade” designa cualquier aglomeración humana de cierta importancia, siempre que sea mayor que las que llamamos mediante términos como “vila”, “vilarejo”, “aldeia” u otros similares. Pues bien, simplemente no existe una palabra en lengua inglesa que tenga el sentido de “cidade”. El inglés dispone de toda una serie de términos, desde hamlet, que se refiere a una población muy pequeña, pasando por village, que corresponde a nuestra “villa” o “aldea”, por town, que designa una población no muy grande en un espacio rural, hasta llegar a city, una población de cierto tamaño que constituye lo que entendemos como espacio urbano. Pero no existe en el idioma un término genérico como “cidade” que pueda ser usado para referirse tanto a Arraial do Cabo (126 mil habitantes) como a São Paulo (11 millones de habitantes). Por otro lado, no existe en portugués una palabra con el significado exacto de city: un núcleo poblacional urbano, diferenciado del medio rural. Una vez, traduciendo una novela, me encontré con la expresión small city –término con el que el autor se refería a una aglomeración urbana con todo lo que aquí caracteriza a una ciudad propiamente dicha, con muchos autos particulares, autobuses, un centro comercial con edificios de oficinas, barrios residenciales, etc., pero sin llegar a ser un gran centro con una intensa vida cultural metropolitana– y me di cuenta de que no había una manera fácil de traducirla. En portugués, “cidade pequena” traería a la mente la imagen de una “cidadezinha” en el espacio rural, es decir, una town. “Cidade grande”, por supuesto, denotaría una metrópolis. La mejor solución podría ser “ciudad de tamaño medio”, pero no quedaría tan claro como en el original que se trata de una aglomeración urbana, una city, pero de proporciones pequeñas, sin la vitalidad de una gran ciudad.

Un tercer caso es aquel donde una palabra en un idioma designa algo que no corresponde a nada en el otro idioma. Esto porque la “cosa” a la que se refiere –ya sea un objeto concreto o una entidad abstracta– no existe en la cultura de ese otro idioma. En los países de habla inglesa es costumbre construir en las zonas costeras una larga y elevada pasarela de madera que separa el asfalto de la calle de la franja de arena, especialmente cuando la playa está en un plano más bajo que el de la calle. El nombre de este paseo de madera es boardwalk: en las culturas anglosajonas, la palabra boardwalk y aquello que designa constituyen una parte importante del imaginario de la playa, de la propia experiencia de ir a la playa. El término aparece en una canción de los años 60 que se ha convertido en un clásico, “Under the boardwalk”: el espacio más oscuro debajo del boardwalk, como la letra de la canción lo deja claro, es un lugar adecuado para los encuentros románticos. La palabra también forma parte del nombre de una reciente serie de televisión que aborda el control de la mafia sobre el juego organizado en una ciudad costera del noreste de los EE. UU., Atlantic City: Boardwalk Empire. En las playas brasileñas, sin embargo, incluso en aquellas en las que la franja de arena está a unos metros por debajo del carril de la calle, no se construyen tales pasarelas de madera; lo más común es hacer una escalera para que la gente descienda desde el nivel de la calle hasta el de la arena. Así, la palabra boardwalk es, literalmente, intraducible: uno puede, como mucho, explicar lo que quiere decir: “pasarela de madera construida entre la calle y la franja de arena a lo largo de una playa”. Los títulos de la canción y la serie antes mencionados, por lo tanto, son, en rigor, intraducibles.

Pero los casos de intraducibilidad no ocurren solo cuando la cultura carece de un determinado objeto material, como un boardwalk: el problema es aún más complejo cuando la “cosa” que la palabra designa no es algo concreto. Imagine el lector que está sentado en una mesa de bar, con un grupo de brasileños, acompañado de un extranjero con conocimientos limitados del portugués. Uno de los brasileños comienza a criticar a un individuo ausente, y dice sobre él: “Fulano no usa ‘desconfiômetro’”. ¿Cómo traduciríamos para el extranjero el sentido de esta palabra? Bastan unos instantes de reflexión para concluir que es literalmente imposible. El lector tendría dos alternativas. Una de ellas sería traducir el sentido general de la frase como un todo, y decir que fulano es una persona inoportuna, que habla demasiado o que no tiene sentido del ridículo. Pero si el extranjero insistiese en conocer exactamente el sentido de la palabra “desconfiômetro