La verdad bien contada. Ética y estética en el periodismo de García Márquez - Darío Fernando Patiño - E-Book

La verdad bien contada. Ética y estética en el periodismo de García Márquez E-Book

Darío Fernando Patiño

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Beschreibung

La verdad bien contada es un repaso a la obra periodística de Gabriel García Márquez desde sus inicios como columnista hasta sus años finales como retratista y maestro de periodismo. Recoge también algunas de las enseñanzas que él dejó para el buen ejercicio de este oficio y voces de personas que estuvieron cerca de él o han estudiado su obra en cuanto a técnica, estilo y principios.

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Patiño Jiménez, Darío Fernando

La verdad bien contada : ética y estética en el periodismo de García Márquez / Darío Fernando Patiño. -- Bogotá : Universidad Externado de Colombia. Facultad de Comunicación Social – Periodismo, 2022. -- Primera edición.

     226 páginas : retratos, fotografías ; 21 cm.

Incluye referencias bibliográficas (páginas 125-126)

ISBN: 9789587909319 (impreso)

1. García Márquez, Gabriel, 1927-2014 -- Colecciones de escritos -- Congresos, conferencias, etc. 2. García Márquez, Gabriel, 1927-2014 -- Crítica e interpretación -- Congresos, conferencias, etc. 3. Escritores colombianos -- Relatos personales -- Congresos, conferencias, etc. 4. Periodismo investigativo -- Colombia -- Congresos, conferencias, etc. 5. Periodismo -- Arte de escribir -- Congresos, conferencias, etc. I. Universidad Externado de Colombia II. Título

302.2308       SCDD 21

Catalogación en la fuente -- Universidad Externado de Colombia. Biblioteca. Área de Procesos Técnicos. EAP.

octubre de 2022

ISBN 978-958-790-931-9

©   2022, DARÍO FERNANDO PATIÑO

©   2022, UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

Calle 12 n.º 1-17 este, Bogotá

Teléfono (+57) 601 342 0288

[email protected]

www.uexternado.edu.co

Primera edición: octubre de 2022

Imagen de cubierta: Mariposa Phoebis Pilea (derivado del griego Prohebus: brillante, puro) en Jardín Botánico Mariposario del Quindío

Diseño de cubierta: Departamento de Publicaciones

Corrección de estilo: Aureliano Pedraza

Composición: Julián Hernández - Taller de Diseño

Impresión y encuadernación: DGP Editores S.A.S.

Tiraje de 1 a 1.000 ejemplares

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad de los autores.

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

CONTENIDO

Presentación

Introducción

El columnista

Inicios

Columnista nóvel

Columnista Nobel

Columnista escritor

El reportero

Del escritorio al campo

Relato de un náufrago

Reportero en Europa

Reportero en América

El retratista

Ramón Hoyos

Semblanzas múltiples

Hugo Chávez

Shakira

El maestro y empresario

Lecciones de periodismo

El empresario

La cátedra Gabo

Lecciones de ética

Epílogo

Agradecimientos

Bibliografía

Notas al pie

PRESENTACIÓN

El programa de estudios de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo, fiel a la filosofía de apertura de la Universidad y a su misión encaminada a ser un centro de educación superior de puertas abiertas al país y al mundo, realizó el Massive Open Online Course (MOOC) en Periodismo y literatura en el realismo mágico.

En la Universidad Externado de Colombia quisimos poner a disposición del público, desde la experiencia y la investigación, las relaciones del periodismo y la literatura, construidas por el mayor representante del Realismo Mágico Latinoamericano, y uno de los más prolíficos reporteros y columnistas de todos los tiempos: Gabriel García Márquez.

Consideramos entonces que la experiencia profesional e investigativa, así como la constante producción literaria de nuestros docentes, articula una serie de conocimientos que la Facultad de Comunicación Social-Periodismo podía ofrecer a una audiencia mundial. Y así ocurrió. El MOOC se emitió durante cuatro temporadas en la plataforma Miriadax y a él se inscribieron cerca de tres mil personas desde 92 países. Luego se convirtió en aula virtual de la Facultad, para apoyar una clase electiva que ofrece desde el año 2021.

Ahora se desarrolla como libro interactivo. Todos estos productos son la continuación del VII Encuentro Internacional de Periodismo “GABO Periodista” —organizado por la Facultad de Comunicación Social-Periodismo y la Cámara Colombiana del Libro—, que se llevó a cabo en Bogotá en 2015, durante la Feria Internacional del Libro.

Este libro, que también puede ser visto y escuchado si se accede con los códigos QR dispuestos en sus páginas, ofrece herramientas para conocer y descifrar la obra periodística de Gabriel García Márquez y su influencia en el oficio en todo el mundo, no sólo por la trascendencia del personaje,por su técnica y por su ejemplo, sino también por la creación de empresas periodísticas y de una escuela de periodismo, hoy llamada Fundación Gabo, de impacto internacional.

Se abordan aquí los distintos momentos del Gabo periodista y su incursión en diferentes géneros, como el artículo, la crónica, el reportaje, el perfil y la entrevista. De igual manera se aborda su papel como empresario y gestor académico.

Aquí hay una aproximación a muchos de sus trabajos individuales, pero queda la tarea pendiente de una inmersión en sus libros propiamente periodísticos, aquellos que no son compilaciones, sino que fueron escritos por Gabo para su publicación como tales. Me refiero a Noticia de un secuestro y La Aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile o los que tomaron vuelo individualmente con sugestivos títulos como De viaje por los países socialistas, Cuando era feliz e indocumentado o Por la libre.

Este libro ofrecerá testimonios de reconocidos especialistas; textos periodísticos; ensayos sobre la obra de Gabo; y recursos audiovisuales para la comprensión y la comodidad de quienes quieran explorarlo.

Luz Amalia Camacho

Decana de Comunicación Social-PeriodismoUniversidad Externado de Colombia entre el 1.º de mayo de 2009 y el 12 de julio de 2022

INTRODUCCIÓN

La inmensa y merecida fama mundial como novelista, cuentista y protagonista de la política internacional, dejó por muchas temporadas a la sombra su obra periodística. Y esto a pesar del empeño de Gabriel García Márquez por evitar que eso pasara y por recordar, siempre que pudiera hacerlo, que él en realidad lo que había sido y habría querido ser, exclusivamente, era periodista. “Mi gran nostalgia es no ser reportero”1, decía después de haber obtenido el éxito mundial con Cien años de soledad. Por fortuna lo hizo hasta el final de sus días, como cronista, como empresario y como creador de una fundación dedicada a fortalecer la formación de periodistas y a reflexionar sobre este que él llamó “el mejor oficio del mundo”2.

Al repasar el trabajo periodístico de García Márquez, que abarca casi 55 años, centenares de columnas y decenas de crónicas, reportajes y retratos, encontramos uno de los más impresionantes y diversos legados en torno a este oficio. Y, sobre todo, una obra de excelente calidad. Aunque las opiniones no son unánimes, muchas personas, en diversas partes del mundo, consideran que Gabo fue uno de los mejores y más completos periodistas que se hayan conocido.

Desde luego, esa obra lleva en forma paralela una historia que la determina. García Márquez pasó por casi todas las tareas de un periodista y tardó más de cinco años para ser graduado como reportero. Con paciencia y sin dejar de escribir, aceptó incluso largos períodos de anonimato.

“A los diecinueve años —siendo el peor estudiante de Derecho— empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso”3, confesó en octubre de 1996 ante los dueños de los periódicos de América, reunidos en la SIP.

Este libro es una combinación de técnica y estilo con la historia del personaje y la historia detrás de sus historias. También, por supuesto, ese deseo irrenunciable del periodista de amarrar la ética a la estética. Aquí está, reunido, su gran legado.

Darío Fernando Patiño

 

 

 

 

 

 

Con la participación de:

 

Antonio Caballero (†)Juan GossaínHéctor Abad FaciolinceJuan Leonel GiraldoAlberto Salcedo RamosJaime Abello BanfiNelson Fredy PadillaRicardo Corredor

EL COLUMNISTA

Punto y Aparte*

Por Gabriel García Márquez

Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda. El reloj de la Boca del Puente, empinado otra vez sobre la ciudad, con su limpia, con su blanqueada convalecencia, había perdido su categoría de cosa familiar, su irremplazable sitio de animal doméstico. En las últimas noches ya no iban nuestras miradas a preguntarle por el regreso enamorado de aquella voz que nos quedó sonando al oído como un pájaro eterno; o por el rincón temporal donde cortamos bruscamente el hilo tenso de la aventura, sino que tratábamos de impedir, de detener con un gesto último y desesperado aquella marcha lenta, angustiosa que iba precipitando...

 

 

 

INICIOS

Gabo apareció en un periódico gracias a la literatura. Pero muy pronto se convirtió en columnista o articulista. Y desempeñó otra serie de oficios anónimos, como el de titulador y editor de textos.

Por eso revisaremos sus artículos en dos momentos: cuando era un periodista nóvel, es decir nuevo, y cuando era un escritor consagrado, un Nobel de Literatura.

Identificaremos aquí su estilo en los dos momentos, sus cambios, sus constantes y sus temas recurrentes.

Y hablaremos de algo que ocurrió reiteradamente con García Márquez: que en sus columnas aparecieron personajes y temas de sus siguientes novelas y algunas de sus columnas se convirtieron en cuentos y películas.

“Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda. El reloj de la Boca del Puente, empinado otra vez sobre la ciudad, con su limpia, con su blanqueada convalecencia,había perdido su categoría de cosa familiar, su irremplazable sitio de animal doméstico”4. Todas las biografías indican que esta es la primera columna de Gabriel García Márquez, Punto y Aparte, publicada el 21 de mayo de 1948 en el diario El Universal de Cartagena, a donde llegó desde Bogotá, buscando universidad y trabajo.

En Zipaquirá, cerca de la capital del país, había concluido su bachillerato. Y en la Universidad Nacional cursaba ya el segundo año de Derecho. Pensaba ser escritor o abogado, pero no periodista. Así lo relata el periodista Juan Gossaín:

“(...) se produce el asesinato de Gaitán, la destrucción de la ciudad, la destrucción de la pensión donde vivía García Márquez. Pero antes de todo eso, lo primero que publica García Márquez en su vida no es periodismo sino literatura, los dos cuentos, La tercera resignación y Eva está dentro de su gato”.5

Y complementa el escritor y columnista de El Espectador,Héctor Abad Faciolince: “Paradójicamente lo que fue para el país una gran tragedia política y de violencia, ‘El Bogotazo’ del 9 de abril del 48, para García Márquez significó salirse de la carrera de derecho y empezar a escribir textos periodísticos frecuentes”6.

Aunque poco se conoce, antes de ese 9 de abril de 1948, Gabo ya había tenido participación en un medio periodístico impreso. El investigador Gustavo Ramírez, que ha reconstruido los pasos de García Márquez, especialmente en Bogotá, entregó para este trabajo una imagen del periódico La Razón de Bogotá, en la que aparece dentro de la página universitaria un colaborador de nombre Gabriel García Márquez, que, al menos por las pruebas que posee, para ese momento sólo escribía literatura.

Como este poema titulado Canción y firmado con el seudónimo ‘Javier Garcés’:

Canción

(Fragmento)

Llueve. La tarde es una

hoja de niebla. Llueve

La tarde está mojada

de tu misma tristeza.

A veces viene el aire

con su canción. A veces…

Siento el alma apretada

contra tu voz ausente.

Javier Garcés7

Juan Gossaín insiste en el particular proceso de Gabo para llegar al periodismo: “el fenómeno García Márquez, también en el periodismo, es singular, incluso a veces insólito. Por ejemplo, contra lo que nos suele suceder a todos, que cuando estamos en el colegio queremos ser escritores, y entonces el oficio que conseguimos como empleo para volvernos escritores es ser periodistas, en el caso de García Márquez fue al revés: el periodista empezó primero como escritor. Es absolutamente insólito”.

Poco común también es el paso previo que cumple Gabo para ser reportero. “Él empieza al revés que muchos reporteros’’, dice Héctor Abad. Empieza como periodista de opinión.

La tarea de columnista se ha reservado en los medios a personas muy conocidas, grandes escritores o veteranos periodistas. ¿Cómo pudo entonces un joven anónimo iniciar por ahí su camino, en un periódico tan nuevo como él?

Lo relata Gossaín: “Manuel Zapata Olivella, el médico, investigador, antropólogo, novelista muy bueno, lo llevó a El Universal; se lo presentó al jefe de redacción, Clemente Manuel Zabala, un intelectual brillante que venía de Bogotá también empujado por ‘El Bogotazo’. Zabala lo emplea y arranca García Márquez a escribir para periódico, pero a escribir columna”.

Así van apareciendo los nombres que influyen en este destino periodístico inicial de Gabo.

Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, hoy Fundación Gabo, creada por García Márquez a mediados de los años noventa, cree sin espacio para la duda, que hubo dos personas fundamentales en su formación periodística como fueron el primer editor en El Universal, Clemente Manuel Zabala, y pocos años después, el jefe de redacción de El Espectador de Bogotá, José Salgar.

El tiempo de Cartagena es el primero en el que vivió dentro de una redacción, unos linotipos y unos talleres. Aunque no hay pruebas, sí existen sospechas de que realizó muchos y muy variados oficios.

De esa actividad silenciosa dio fe, por esos días, otro escritor joven reclutado en las filas de El Universal: Héctor Rojas Erazo, que en 1948 elogió así la pluma de Gabo:

“Su estilo se impuso rápidamente en nuestro medio. Tiene, para ello, a más de un cultivado buen gusto, recursos verdaderamente maestros, obtenidos en sus disciplinas de cuentista y novelista”8.

Jacques Gilard era un literato e investigador francés. Se convirtió en el mayor estudioso de la obra periodística de García Márquez, desde finales de los años cuarenta hasta inicios de los sesenta. Su impresionante trabajo está contenido en los volúmenes Textos Costeños, Entre Cachacos y De Europa y América. De él estaremos usando muchos datos y citas, así que recomiendo irse familiarizando con su apellido. Después se hicieron compilaciones de reportajes y columnas escritas por García Márquez en los años sesenta, setenta, ochenta, noventa, y hasta en la primera década del 2000. Y desde que ganó reputación como escritor, se convirtió en su propio biógrafo, al hablar él mismo de lo que había hecho y de lo que pensaba sobre la labor del reportero.

Pero no volvió a haber otra antología ni otro estudio como los de Gilard. Algo cercano ocurrió en 2012 con el libro Gabo Periodista, de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, del que también nos ocuparemos en estas páginas.

Volvamos al Gabo de periodista principiante. Según Gilard, el joven de Aracataca permaneció en El Universal mientras cursaba segundo y tercer año de una carrera de Derecho que había iniciado en la Universidad Nacional en Bogotá. Identificó en este lapso, treinta y ocho columnas, pero teme que pudieron ser más pues, dice, “varias colecciones de El Universal y de El Heraldo fueron recortadas, algunas fueron arrancadas o recortadas con bisturí”9.

¿Pero en todo ese tiempo apenas hizo treinta y ocho columnas? Gilard sostiene que además de escribir seleccionaba noticias nacionales e internacionales que llegaban desde fuentes externas (agencias de noticias u otras publicaciones). Un trabajo que en la jerga periodística colombiana se llama “cargaladrillos”, que siguió haciendo por mucho tiempo y que repetiría años después con otras denominaciones: en la agencia Prensa Latina y en revistas de Venezuela y México.

Ya a finales de 1949 Gabo abandonó el Derecho y entró en contacto formalmente con un grupo de periodistas que ejercían en Barranquilla y que luego se conocería como El Grupo de Barranquilla.

El 5 de enero de 1950, con 23 años, García Márquez debutó como columnista de El Heraldo de Barranquilla y su llegada es anunciada en el diario. Su columna cambia de nombre. Se llama La Jirafa, y su autor se convierte en Septimus, tomando como seudónimo el nombre de un personaje de la novelista Virginia Woolf.

Este es un fragmento de esa primera Jirafa:

“Una de las características especiales de esta primera mitad del siglo es precisamente la preocupación por saber cuál ha sido el hombre del medio siglo. La revista Time proclamó el nombre de Winston Churchill. Nuestra revista Semana, por su parte, cumpliendo el compromiso de parecerse en todo a la citada norteamericana, ha hecho también su elección, con la pequeña y muy significativa diferencia de que se ha decidido por el nombre de Albert Einstein”10.

Gabo llegó a El Heraldo a ganarse un mejor sueldo y a vivir con desenfreno su carrera de periodista. Cuenta Gilard: “Además de escribir —casi diariamente en un primer tiempo— su columna, algunos editoriales y algunas notas anónimas, García Márquez asumía la tarea de seleccionar, entre los cables que llegaban a la redacción, los que se habrían de publicar, y también cumplía las funciones de titulador, en las que alcanzó pronto un notable progreso”11.

Y como si no bastara con esos múltiples oficios, en 1950 participó en la creación para El Heraldo, del semanario Crónica, junto al periodista Alfonso Fuenmayor y a Álvaro Cepeda Samudio, un escritor en ciernes que acababa de llegar a Barranquilla procedente de la Universidad de Columbia de Nueva York, según Gilard, “con reforzados conceptos de lo que debía ser el periodismo moderno”12.

Crónica era una combinación de literatura e información deportiva. Allí García Márquez volvió a ser jefe de redacción, pero esta vez de un medio periodístico y no de una publicación literaria, como había ocurrido pocos años atrás en Bogotá.

Juan Gossaín aporta a este libro un hallazgo suyo:

“Hicieron un suplemento literario en El Heraldo que circulaba los sábados —porque el periódico no salía domingos—, se llamaba Crónica. Lo dirigían García Márquez y Fuenmayor;pero ahí ocurrió un fenómeno que para mí es el más apasionante en la historia de Crónica: que García Márquez no solo escribía en la revista, sino que también hacía dibujos. Hay varias obras de él; era un excelente pintor. Hay un cuento —yo lo encontré en el archivo de El Heraldo— de Cépeda Samudio que se llama Vamos a matar los gaticos, y se lee: ‘cuento por Álvaro Cepeda Samudio. Ilustraciones: Gabriel García Márquez’. Es la única vez que yo he encontrado en un medio de comunicación dibujos de García Márquez; y en varias ediciones de Crónica hay dibujos de él”.

A propósito de Crónica, cito a Gilard:

“La pequeña revista significó indudablemente otro paso positivo en la formación de García Márquez. A la par que su trabajo sobre los cuentos policiales significaba otra forma de aprendizaje literario”13.

Gabo se alejó de la revista y esta decayó hasta desaparecer en junio de 1951. Pero antes, en febrero de ese año, Gabo regresó a Cartagena a vivir con sus padres que ya estaban instalados allí y con dificultades económicas. Siguió escribiendo para El Heraldo y consiguió con el director un préstamo para comprar muebles, que prometió pagar con columnas y editoriales. Mejor dicho, por varios meses vivió de una Jirafa. Aunque según Gilard, habiendo descartado ya la reanudación de los estudios de Derecho para no repetir el tercer año, aceptó un empleo que le consiguió su padre en el Censo y volvió a El Universal a hacer trabajos anónimos. Allí emprendió una aventura “empresarial y periodística”, así, entre comillas, de la que hablaremos más adelante.

En febrero de 1952 volvió a Barranquilla y reanudó las columnas Jirafa, aunque ya con menor frecuencia. Gilard cree que “o se fue cansando o quizás comenzaba a sentirse atraído por el género del reportaje”. Seguía siendo el periodismo su actividad principal, pese a que ya había escrito la novela corta La Hojarasca, rechazada en una primera instancia por Editorial Losada, donde su director Guillermo de Torre le recomendó dedicarse a otra cosa.

A finales de 1952 y después de 400 columnas escritas, según el conteo de Gilard, García Márquez se retiró de El Heraldo y temporalmente del periodismo. Se volvió vendedor viajero de enciclopedias.

Pero en 1953 estaba de nuevo en Barranquilla para ser jefe de redacción nocturno de El Nacional, mientras que Álvaro Cepeda Samudio lo era en la edición diurna.

Cuenta el investigador Gilard:

“Todos los testimonios coinciden en que fue un período agitado en el que los dos jóvenes vivían prácticamente encerrados en el local del diario, vigilando y participando en todas las etapas del proceso editorial”14.

A pesar de tanto trabajo, no se sabe si escribió algo importante en El Nacional. No quedaron archivos, ni Gabo recordaba algún texto, cuando hablaba con Gilard 17 años después.