La verticalización de la vida urbana: la configuración del orden socioespacial de Bogotá a partir de la introducción de la vivienda en altura - Ángela Paola Bríñez Jiménez - E-Book

La verticalización de la vida urbana: la configuración del orden socioespacial de Bogotá a partir de la introducción de la vivienda en altura E-Book

Ángela Paola Bríñez Jiménez

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Beschreibung

Dimensionar y comprender el orden socioespacial que rige a la ciudad implica reconocer que el principal elemento que en la actualidad lo redirecciona —la producción residencial— está estrechamente relacionado con el fenómeno de la distribución de la segmentación residencial. En Bogotá, las primeras manifestaciones de un orden urbano segmentado se desarrollaron desde la primera mitad del siglo XX y, desde entonces, sus escalas de intensidad se han moldeado para evidenciar una diferenciación social en los espacios residenciales, la cual ha sido perpetuada por la escala de disponibilidad económica. Este orden ha emergido no solo a partir de las prácticas de quienes construyen y distribuyen su oferta residencial por la ciudad, ya que se ha dado proporcionalmente con el encuentro con los intereses de la demanda, es decir, la configuración del orden socioespacial de Bogotá proviene, a lo largo de su historia, de la simultaneidad de movimientos, trayectorias residenciales y estrategias de localización tanto de las familias como del mercado inmobiliario.

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© Universidad Nacional de Colombia,

Sede Bogotá, Facultad de Artes

© Ángela Paola Briñez Jiménez, 2024

Primera edición, marzo de 2024

La publicación de este trabajo es el resultado

de los procesos de investigación desarrollados

por la Maestría de Urbanismo.

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Briñez Jiménez, Ángela Paola, 1991-

La verticalización de la vida urbana : la configuración del orden socioespacial de Bogotá a partir de la introducción de la vivienda en altura / Ángela Paola Briñez Jiménez. -- Primera edición. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes. Centro de Divulgación y Medios, 2024

1 recurso en línea (168 páginas) : ilustraciones (algunas a color), diagramas, facsímiles, fotografías, mapas, planos. -- (Colección Punto aparte)

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-958-505-528-5 (digital). -- ISBN 978-958-505-527-8 (impresión bajo demanda)

1. Espacio urbano -- Investigaciones -- Bogotá -- Colombia -- Siglo XX 2. Familias -- Vivienda -- Bogotá -- Colombia 3. Mercado de la vivienda -- Bogotá --Colombia 4. Oferta de vivienda -- Bogotá -- Colombia 5. Ordenamiento territorial --Planeación -- Bogotá -- Colombia 6. Edificios altos -- Viviendas -- Bogotá -- Colombia 7. Edificios de apartamentos -- Bogotá -- Colombia 8. Modernización -- Bogotá -- Colombia -- Siglo XX 9. Mercado inmobiliario 10. Bogotá (Colombia) -- Desarrollo urbano -- Siglo XX I. Título II. Serie

CDD-23  711.40986148 / 2024

Rectora: Dolly Montolla. Vicerrector Sede Bogotá: José Peña. Decano Facultad de Artes: Juan Alfonso de la Rosa Munar. Vicedecana académica: Juanita Montoya Galvis. Vicedecano de Investigación y Extensión: Gabriel García Acosta. Coordinadora de la Maestría en Urbanismo: Tatiana Urrea. Directora Centro de Divulgación y Medios: Mónica Forero. Diseño gráfico: Mauricio Arango. Diagramación: Javier Barbosa. Edición y corrección de estilo: Claudia Burgos.

Bogotá, D. C., Colombia.

La Facultad de Artes no se responsabiliza por las ideas emitidas por los autores. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente, ni entregada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo del autor.

Agradezco a los profesores de la Maestría en Urbanismo por confiar en este trabajo, por su interés desde que era apenas una idea y por el estímulo que significó su acompañamiento y orientación académica.

Gracias a todas las personas que generosamente aportaron ideas y respetuosamente me cuestionaron, sin duda sus comentarios enriquecieron el contenido de esta investigación.

Dedico a mi familia este libro porque su amor fue mi soporte emocional y motivacional en los días de inseguridad, y especialmente a Juan José, cuya presencia marcó el inicio de este reto cuando con su calor en mis brazos escribí la primera página.

Contenido

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

EL MERCADO INMOBILIARIO EN LA DEFINICIÓN DE UN ORDEN RESIDENCIAL URBANO

El comportamiento de elección residencial familiar

Las decisiones de localización residencial y la confianza en la convención urbana

La introducción de la verticalidad residencial como innovación socioespacial

LA ESTRUCTURACIÓN Y ORDEN RESIDENCIAL DE BOGOTÁ: INTRODUCCIÓN DE INNOVACIONES RESIDENCIALES Y GÉNESIS DE LAS CONVENCIONES URBANAS

El crecimiento de Bogotá en la primera mitad del siglo xx

La transición al planeamiento urbano y a la modernidad

Génesis de la verticalización residencial en Bogotá

El Plan de Ordenamiento Territorial

TRANSFORMACIONES URBANAS Y DINÁMICAS SOCIOESPACIALES: LAS TRAYECTORIAS RESIDENCIALES Y TENDENCIAS DE MOVILIDAD ESPACIAL DE LAS FAMILIAS EN BOGOTÁ

Dimensión histórica-social de la movilidad espacial y las trayectorias residenciales en Bogotá

Las estrategias de localización residencial de las familias en Bogotá: decisiones condicionadas y representaciones sociales del espacio urbano

LA VERTICALIZACIÓN DE LA VIDA URBANA Y LA RECONFIGURACIÓN SOCIOESPACIAL DE LA PERIFERIA SUR DE BOGOTÁ

Contexto geográfico

Proceso histórico de la formación urbana de Ciudad Bolívar

Caracterización de Ciudad Bolívar

La verticalización en Ciudad Bolívar

Proyecto Parque Central Bonavista, decisiones y estrategias de localización residencial: oferta y demanda

CONCLUSIONES

REFERENCIAS

LISTA DE FIGURAS

LISTA DE TABLAS

La investigación de Paola Briñez sobre la verticalización de la vida urbana en Bogotá muestra varios aspectos importantes para el desarrollo del urbanismo y su enseñanza en el país.

En primer lugar, los cambios profundos en la vida de los bogotanos asociados al tipo de vivienda que les ofrece el mercado inmobiliario de la ciudad, marcados en este trabajo por el paso de la oferta unifamiliar a la vivienda multifamiliar en altura fue un paso que implicó el aumento permanente de la altura desde los 5 pisos iniciales —que de alguna manera no resultaron ser tan diferentes a los 3 pisos de los desarrollos populares— a 8, 12, 15 y 20 y en algunos proyectos recientes hasta 30 pisos. Este cambio no solo ha tenido que ver con las densidades, situación muy marcada en Bogotá, sino que representa una variación substancial en el papel de la vivienda como activo ya que, mediante el desarrollo progresivo en un predio, las familias propietarias pueden producir recursos con la construcción de apartamentos o locales para ser arrendados o utilizados para algún negocio (tienda); mientras que los apartamentos en edificios no permiten ninguna modificación y cortan de base cualquier desarrollo.

Otro cambio muy importante ha sido la relación de los habitantes con el espacio público que en el caso de la vivienda unifamiliar es limitada, y en los multifamiliares está mediada por espacios comunales generalmente poco atractivos; esto ha implicado una modificación importante en la forma como los ciudadanos se relacionan con la ciudad y usan el espacio público que los circunda. Estos cambios substanciales merecen ser estudiados suficientemente para conocer su impacto en la ciudad y en los comportamientos colectivos.

Un segundo tema destacable de la investigación es el estudio de la interacción permanente entre los productores (denominados en ella como estructuradores) de proyectos con las posibilidades (quisiera decir deseos) de las familias en la búsqueda de un lugar para vivir. Y allí este trabajo resalta la importancia de las convenciones urbanas que, sobre la base de los recursos económicos disponibles, les conducen hacia la escogencia de un bien con determinadas características y en un lugar establecido; el mejor posible dentro de sus expectativas de vida. Para los estructuradores es muy importante que su negocio ofrezca a las familias un tipo de bien que coincida con sus expectativas de vida o las induzca a reafirmar la trayectoria que han venido construyendo y, para lograrlo, deben continuar una convención o producir una innovación que sea aceptable para quienes buscan comprar una vivienda. El acierto es determinante para el éxito de su negocio, pues podrán vender en el tiempo estipulado y obtener la ganancia deseada. Este aspecto es muy importante para entender la forma como se estructura la ciudad y se generan nuevos proyectos que van a influir en su desarrollo y orden urbano. Este trabajo abre la posibilidad de seguir estudiando plenamente el impacto que edificios de 20 o más pisos, por ejemplo en los bordes de Ciudad Bolívar, pueden tener en la estructura local de cara a la funcionalidad de la ciudad.

En tercer lugar, la investigación deja entrever la importancia de las decisiones de planeación en estos escenarios donde se hace tangible la influencia de las expectativas de proyectos (su configuración, sus densidades) en el diseño de las normas. Porque las normas se hacen sobre supuestos muy generales de la demanda y muy precisos sobre el “balance financiero” de los proyectos, lo que nos ha metido en una espiral demoledora: cada día mayores densidades para responder a mayores precios del suelo que, a su vez, generan mayores densidades para producir un nuevo aumento de los precios y, por lo tanto, el incremento de las dificultades para producir proyectos a costos asequibles para la población de bajos ingresos, que constituye la mayoría de la demanda. Conocer a profundidad el mercado y sus características (las convenciones, por ejemplo) es clave para concretar los discursos de los POT dirigidos a combatir la segregación socioespacial y aumentar la oferta de vivienda social y prioritaria en la ciudad.

En cuarto lugar, debe destacarse la importancia de este trabajo en la configuración de una investigación que logra combinar de manera clara temas urbanísticos con reflexiones económicas y sociales, para dar cuenta de un fenómeno de enorme interés en la ciudad. Este estudio logra un paso ordenado entre el marco teórico construido con precisión y un caso de estudio concreto, sin presentar saltos incompresibles entre el uno y el otro que son muy corrientes en este tipo de aproximaciones. La autora va construyendo con gran cuidado y mucha inteligencia los pasos necesarios para ir develando los elementos claves del proceso de verticalización de la ciudad dentro de un proceso más amplio de estructuración urbana general entendible a partir de la oferta de vivienda, que muestra esos elementos, al tiempo que devela las enormes precariedades de la ciudad y, por añadidura, de la planeación que la ha tratado de conducir.

En quinto lugar, la estructura residencial de la ciudad, por todos intuida (el sur y las periferias pobres, el norte rico, el occidente mezclado) pero no estudiada ni conocida a profundidad, puede permitir entender en parte el fracaso de los deseos de los diferentes planes y programas que ha puesto en marcha la ciudad para tratar de romper la segregación urbana estructural que afecta la vida de las familias. Una segregación urbana que, por supuesto, es producto de una sociedad desigual, inequitativa al máximo, pero que también obedece a formas concretas en las que se estructuran la oferta y la demanda de vivienda, que esta investigación nos ofrece como punto de arranque para otra línea investigativa que queda por hacer.

Y por último, el estudio de la estructuración del mercado inmobiliario y su relación con las estrategias de localización residencial por parte de las familias (cautivadas por las ofertas inmobiliarias estructuradas con conocimiento), esta debe ser asimilada con seriedad para entender su papel en el orden residencial urbano, que es una materia prima fundamental para el proceso de planeación urbana que permita mejorar, de verdad, y no solo en los textos, la distancia entre los discursos y las decisiones concretas de planeación que están presentes en los planes.

Estos elementos y seguramente otros tantos que no incluyo, hacen de este un estudio ejemplar en la Maestría en Urbanismo de la Universidad Nacional.

José Salazar Ferro

Profesor Maestría en Urbanismo

Universidad Nacional de Colombia

En el orden socioespacial de Bogotá se reconocen tres procesos de ocupación: en el primero es posible identificar un anillo periférico desarrollado clandestinamente por grupos de bajos ingresos que, por lo general, han carecido desde su fundación de servicios públicos básicos y soportes urbanos óptimos. Un segundo anillo se encuentra compuesto por áreas pericentrales ocupados por grupos de ingresos medios. Estas áreas se extienden sobre mejores terrenos en términos de accesibilidad, donde es posible encontrar una oferta amplia de bienes residenciales de producción tanto privada como pública. Y en tercer lugar se encuentra un reducido anillo que abarca un eje que va del centro de la ciudad hacia el norte y el nororiente, destinado casi exclusivamente a grupos de ingresos altos que son social y económicamente homogéneos. Esta diferenciación social en los espacios residenciales se ha legitimado con el tiempo y se ha concretado en las representaciones e imaginarios urbanos de sus habitantes, donde el norte es exclusivo de las clases económicamente más solventes y el sur es de las clases populares.

Tal clasificación desplegada sobre la ciudad es producto de un proceso histórico de formas de apropiación y legitimación por medio de las localizaciones residenciales, a través de las cuales se ha logrado imponer una seguridad socioespacial estable y eficiente. Pero la canalización óptima hacia este propósito no ha dependido exclusivamente del mercado, ni este es el único factor capaz de garantizar la coordinación de los intereses; antes bien, la acción directa de las decisiones de las familias incide en ver a la ciudad como un espacio de oportunidades o limitaciones residenciales. Se encuentra, entonces, para esta coordinación, el concepto de la operación de las convenciones urbanas como la acción que da sentido a la relación recíproca entre familias y mercado.

Si se parte de evidenciar que el orden de Bogotá ha surgido bajo un ambiente urbano especulativo, es decir, en donde han entrado en juego las expectativas en cuanto al orden futuro urbano con las estrategias de decisión de localización de los diferentes segmentos de mercado, tal juego especulativo es el mecanismo que ha propiciado la coordinación de tales decisiones y, por tanto, es lo que permite explicar dos fenómenos importantes que se producen en la ciudad: la distribución segmentada (oferta) y la elección de segmentos residenciales (demanda).

De acuerdo con lo anterior, la producción de vivienda bajo un orden socioespacial segmentado está estrechamente relacionada con el fenómeno de segregación. No obstante, el propósito que orienta a este trabajo parte de proponer un análisis de la segregación que transcienda a la acostumbrada explicación de la interacción entre dominados y dominantes y su lucha por el espacio urbano. Más bien, con el concepto de convenciones urbanas se accede a la interpretación de las estrategias como un elemento sugestivo para la comprensión de las determinantes de los comportamientos del mercado y de las familias,1 de las movilidades espaciales y las trayectorias residenciales y, en general, de las prácticas e imaginarios sociales que permiten dar un paso adelante en la interpretación de las lógicas de localización y cómo estas se han legitimado con el tiempo.

Dureau (2002) expone que las familias disponen en el transcurso de su vida de un mínimo de libertad de acción y de lucidez en sus prácticas residenciales, aun cuando la oferta restrinja el grado de movilidad residencial.2 Y lo que justamente interesa en el presente trabajo es cuándo el grado de libertad de acción y lucidez es transcendental en las decisiones de localización residencial para llegar a consolidar convenciones urbanas como efecto de la homogeneidad socioespacial producida.

Si bien las diversas posibilidades de localización a las que puede acceder un individuo o familia generan distintos tipos de satisfacción, no cumplen con un propósito de generar un equilibrio general para la ciudad, de ahí que, por ejemplo, los procesos de densificación sean una variable determinante de la calidad y satisfacción socioespacial.3

El propósito, entonces, es evidenciar y explicar la relación de las dinámicas y estrategias del mercado inmobiliario para la producción residencial con las decisiones de localización de las familias que habitan en un lugar determinado de la ciudad, puesto que no hay que pensar que cada uno opera de manera aislada, sino que su incidencia en la configuración del orden de la ciudad obedece precisamente a su simultaneidad y al encuentro de sus intereses. Para esto se parte de tres hipótesis: 1) la localización residencial da cuenta del comportamiento y el grado de intensidad de la división social del espacio, es decir, la existencia de una oferta y una demanda profundamente heterogénea es el resultado, por un lado, de las luchas por la diferenciación socioespacial, y por otro, de los mecanismos de selección de la demanda; 2) para cada segmento socioeconómico se amplía o se reduce la oferta residencial desplegada en Bogotá de acuerdo con los recursos sociales, económicos y familiares que se disponen en un determinado momento; 3) generalmente las trayectorias residenciales concluirán en vivienda verticalizada, y al ser esta masificada por el mercado, pasa por alto las condiciones urbanas y sociales de dónde se localiza, así, una vez se da el encuentro entre el fin de las trayectorias residenciales y la introducción de innovaciones residenciales en espacios nunca antes pensados como un nicho potencial de mercado, la consecuencia es que se causará un nuevo orden socioespacial producto de la reconfiguración de las estrategias del mercado y de las familias.

La apuesta metodológica se orienta al seguimiento histórico de las tendencias de movilidad espacial y las trayectorias residenciales de las familias en la ciudad, así como el proceso de la producción residencial y el despliegue del comportamiento estratégico del mercado inmobiliario frente a la segmentación de la oferta y la demanda. Se identifica una línea evolutiva a nivel macroespacial hasta localizar un estudio de caso concreto que evidencia el entramado teórico, conceptual y representativo de lo que actualmente sucede en Bogotá.

1 Una dinámica importante por destacar es que actualmente la ciudad se enfrenta a una reducción del tamaño de los hogares. Si tradicionalmente la composición de estos ha mostrado una estructura de familia nuclear o extensa, la tendencia evidencia una contracción en la que particularmente ahora son hogares compuestos por tres miembros. La composición familiar pasó de tener 3.8 personas por hogar en el año 2000 a 3.1 en el año 2018, y se espera que continúe disminuyendo hasta los 2.27 para el año 2050 (SDP, 2018b). Estas cifras advierten que, aunque se reduzca el tamaño de la familia, se crearán nuevos hogares que demandarán una amplia oferta de vivienda; de ahí la imperiosa necesidad de responder de manera adecuada a la futura demanda.

2 Las cifras actuales respecto a las proyecciones poblacionales para Bogotá advierten que para 2030 la ciudad aumentará en cerca de un 18% de habitantes urbanos, es decir, aproximadamente 1.3 millones de habitantes nuevos conformarán alrededor de 900 000 nuevos hogares. Si se tiene en cuenta el déficit total de viviendas más el acumulado, se tiene una cifra de cerca de 1 millón de unidades que serán necesarias para suplir el déficit (SDP, 2018b). Por lo tanto, un reto al que se enfrentará la ciudad es el de garantizar el acceso a la vivienda a todos los habitantes, para lo cual la habilitación y gestión de suelo urbano será una tarea esencial para alcanzar tal propósito.

3 La densidad promedio de la ciudad demuestra que son las UPZ de la periferia las que soportan las densidades más altas de la ciudad: Bosa Occidental 503 hab/ha, El Rincón 508 hab/ha, San Francisco 524 hab/ha, Patio Bonito 628 hab/ha (Expediente Distrital, 2015). Como estas zonas hay otros lugares de la ciudad que, aunque han padecido las mayores necesidades de asistencia en soportes urbanos y sociales, comienzan a ser receptoras de la verticalización residencial.

El análisis propuesto busca comprender cómo opera la lógica del orden de la estructura residencial urbana de Bogotá, especialmente la nueva dinámica de producción de vivienda en altura producida en la periferia sur de la ciudad y su relación con las estrategias y decisiones de localización residencial por parte de las familias que decidieron habitar allí. Los elementos que subyacen a este análisis parten de otorgarle un papel protagónico al mercado inmobiliario como uno de los principales estructuradores del orden residencial urbano, sin embargo, este orden residencial se ha valido de un conjunto de elementos subjetivos tales como las estrategias de localización residencial por parte de las familias que, una vez han emprendido la movilidad espacial en términos de localización residencial en la ciudad, son cautivadas por un tipo de oferta llamativa, a la cual se accede según la disponibilidad y alcance no solo de recursos económicos sino, además, por el efecto de atracción que producen las redes sociales y familiares que se han anclado a las características de un territorio específico.

La localización y oferta residencial ha obedecido a tendencias de introducción constante de productos para todo tipo de demanda, así las cosas, la operatividad del mercado ha sido dinámico, va a la par del desarrollo y crecimiento de la ciudad y se disemina bajo una oferta variada en áreas, precios, características internas y atributos agregados en su entorno. A partir del abandono progresivo de la oferta de casas en urbanizaciones de baja densidad construida, la verticalización residencial se erigió como un tipo de hábitat que, una vez se introdujo, se desplegó como un estilo de vida que muchos habitantes urbanos querían alcanzar.

Inicialmente las familias solventes se diferenciaron de las demás al habitar un espacio que les permitiera confinarse en el anonimato y les aseguraba la protección y seguridad personal y de sus bienes; pero una vez ese estilo de vida se difundió entre todas las clases sociales, cuando llegó, primero, a las familias de ingresos medios como muestra de ascenso social que les iba permitiendo el acceso a atributos subjetivos y objetivos de los que solo hasta el momento disfrutaban quienes se encontraban en la cumbre de la escala socioeconómica. Y, posteriormente, llegó a familias de bajos ingresos o a demandas populares, por medio de la asistencia estatal que empezó a acoger la verticalización residencial como una solución que le permitía abaratar costos y estandarizar la oferta.

Sin embargo, lo que llama la atención es precisamente entender cómo las características residenciales tienden a cerrase a una demanda determinada, es decir, la oferta segmentada ha creado demanda segmentada, ocasionando que cada familia legitime la localización de una oferta residencial segregada, o como se entenderá en este trabajo, superando este concepto, una oferta residencial que obedece a un orden de convenciones urbanas que han sido sólidas en el territorio y que el mercado inmobiliario conquista para crear otras en espacios urbanos que antes eran impensados para ser acogidos por la dinámica de inversión del mercado inmobiliario.

Para entender esta dinámica se propone leer el funcionamiento de la lógica residencial a partir de la estructura teórica y conceptual que ha desarrollado Pedro Abramo tomando elementos conceptuales de base keynesiana (convención urbana) y elementos teóricos aportados por Josep Alois Schumpeter (innovación espacial). Igualmente, se recogen algunos elementos conceptuales elaborados por Francois Dureau (2000, 2004 y 2007) para comprender el funcionamiento de las estrategias de movilidad espacial de las familias a lo largo de sus trayectorias residenciales, hasta localizarse definitivamente en un espacio determinado.

EL COMPORTAMIENTO DE ELECCIÓN RESIDENCIAL FAMILIAR

Pedro Abramo (2006, 2009 y 2010) propone que para entender la estructuración residencial de la ciudad se debe superar la visión del modelo tradicional de la síntesis espacial neoclásica o visión ortodoxa, en la cual, la formación de la estructura residencial es el resultado de decisiones de localización autónomas e independientes de las familias pues, bajo esta premisa, la decisión de localización residencial «significa por encima de todo una elección de la distancia y del desplazamiento cotidiano entre el lugar de trabajo, por un lado y la residencia por otro» (Abramo, 2010, p. 27). Como objeción a la visión ortodoxa, se propone, en cambio, la introducción de una visión heterodoxa que defiende la idea de la no neutralidad de las decisiones de localización residencial por parte de los individuos, todo esto, en el marco de la dinámica espacial residencial del mercado inmobiliario, que encuentra en la segmentación de la demanda la mejor forma para ampliar su margen de ganancia y en consecuencia estructurar el orden residencial urbano desde la introducción de innovaciones residenciales.

Crítica a la visión ortodoxa del orden residencial urbano

La síntesis espacial neoclásica establece una relación entre el mercado de tierras e inmuebles y el uso del suelo como los mecanismos que permiten coordinar las decisiones individuales de localización, de tal forma que, de esta coordinación surge una ciudad cuyo suelo urbano estaría siendo usado de la forma más eficiente y equilibrada para los habitantes.

Bajo esta concepción del orden residencial urbano, el discurso de la economía urbana neoclásica propone la idea de una «mano invisible» la cual se manifiesta por medio de un proceso de equilibrio competitivo de los deseos de los individuos, lo que genera socialmente un ordenamiento en el espacio: «un orden espacial dispuesto en círculos concéntricos, único, estable, y eficiente desde el punto de vista de la asignación de recursos para los individuos y, por tanto, para la sociedad» (Abramo, 2006, p. 10). Lo anterior remite a pensar que los individuos se mueven bajo un amplio margen de libertad en sus decisiones de localización, son independientes unos de otros y se mueven buscando la maximización de sus intereses personales, por tanto, la conclusión neoclásica demuestra que la decisión individual coordinada por el mercado produce un equilibrio estable y eficiente del espacio urbano. Así mismo «el modelo urbano propuesto sugiere un proceso de equilibrio espacial donde el tiempo es reversible, es decir, que las decisiones de localización del pasado no tendrían implicaciones sobre las decisiones del presente» (Rubiano, 2007, p. 13).

La idea que los individuos son autónomos e independientes en sus decisiones de localización supone, bajo la visión ortodoxa, que esta posición induce a que las familias formulen un único tipo de comportamiento en el mercado en el que procurarán una asignación de los recursos que optimicen el consumo del espacio o la accesibilidad al centro de la ciudad. Alonso Muth (1969, citado en Abramo, 2009) define como la racionalidad «paramétrica» al comportamiento que adopta el individuo en el momento de la toma de decisiones de localización residencial, cuando se ve confrontado a elegir los parámetros que le convienen para maximizar su consumo espacial, estos dos parámetros son la restricción presupuestal y las preferencias. En palabras de Abramo (2009), la representación del individuo como «homo economicus» que está determinada en esa racionalidad paramétrica, es la del individuo que toma decisiones sin cuestionarse sobre las de los otros participantes del mercado, es decir, las decisiones de los otros no son percibidas como variables que influencien sus formulaciones de localización residencial.

De acuerdo con lo anterior, la racionalidad paramétrica de los individuos lleva a asignar el precio como la principal información que ellos deben considerar al iniciar sus acciones, por lo tanto, las familias y el mercado de la construcción deberán tener en cuenta el precio del terreno en el momento de decidir el consumo de ese espacio. Como es sabido, el precio está condicionado por la localización dentro del espacio urbano, lo que implica que la forma del consumo del espacio puede variar en función del precio del terreno.

De esta forma, Muth determinó que «la función de producción está compuesta por dos factores: terreno y no terreno (que corresponde a capital y trabajo) y que de acuerdo a las variaciones de su precio se establecerá la proporción adecuada para producir el bien final vivienda» (Rubiano, 2007, p. 16). Como resultado de lo anterior, la visión de la economía urbana neoclásica sugiere que el precio del terreno disminuye conforme se aleja del centro de la ciudad, lo cual induce a pensar que las edificaciones construidas cerca al centro deben ser más altas debido a la correlación de ocupación con costo, o, al contrario, el índice de construcción puede ser menor con el aumento de la distancia del centro. Considerando esta situación, la relación entre capital y terreno podría definir la altura de los predios residenciales lo que ratifica un resultado no aleatorio de la configuración espacial de la verticalidad cuya configuración correspondería a una situación de equilibrio espacial óptimo (Rubiano, 2007).

La imagen de la ciudad residencial propuesta por la economía urbana neoclásica, está compuesta por una coordinación espacial orientada por el mecanismo del mercado, el cual se traduce en una distribución espacial que se produce sin conflictos debido a la indiferencia en cuanto a la localización de unos u otros. Sin embargo, según la visión neoclásica, el juego de la localización residencial de «ricos» y «pobres» tiene que ver con las diferencias en la cantidad de recursos con que los individuos entran en este mercado, lo que implica que van a seguir la regla de coordinación económica dada por la racionalidad paramétrica, pues siempre se orientarán a buscar maximizar su función de utilidad bajo la restricción presupuestal inicial. Su comportamiento, por lo tanto, estará definido por la actuación del «homo economicus» (Rubiano, 2007).

De acuerdo con lo anterior, considerando que los «ricos» y los «pobres» son diferentes tipos de familias en la búsqueda de la maximización del consumo residencial espacial, la inserción de estos en el mercado no produce caos ni conflicto espacial, pues están sometidos a un proceso de coordinación ajustado por el mercado en donde el objetivo es conciliar las elecciones de localización con una distribución espacial no aleatoria, lo que permite un uso eficiente del suelo urbano. Ante la disyuntiva (trade off, en palabras de Abramo) entre accesibilidad y consumo de espacio, la ubicación de las familias más pobres será adyacente al centro así, al quedar más cerca al lugar de trabajo, compensan los gastos de transporte con los de localización pero prescindiendo de un consumo mayor de espacio. Esta dinámica coincide con la elección del mercado inmobiliario de producir en los lugares próximos al centro vivienda en altura (por ser más costoso el terreno) y ofertar en lugares distantes al centro mayores espacios horizontales, lo que sería compatible con la elección de las familias solventes que prefieren vivir alejados del centro (Rubiano, 2007).

La visión ortodoxa de la síntesis espacial neoclásica deja por fuera de sus análisis variables bastante importantes que permiten entender, con más profundidad, la lógica de la estructuración residencial por parte del mercado inmobiliario y las decisiones de localización de las familias. Aspectos como: la importancia de las convenciones socioespaciales, las externalidades y la incertidumbre sobre el orden futuro de la ciudad, entre otras variables, son consideradas como decisorias y también que motivan a los individuos a definir su ubicación y establecer un orden diferenciador de otras localizaciones. En la visión heterodoxa estas se han constituido como elementos transcendentales para analizar y discutir el orden residencial urbano.

El enfoque heterodoxo: el comportamiento estratégico de elección residencial

Abramo propone una lectura del orden residencial y de las decisiones de localización bajo la dirección del abordaje heterodoxo. Por medio de esta visión es posible distinguir el papel decisorio del comportamiento estratégico de elección de localización residencial por parte de las familias con elementos alejados de los propuestos por la síntesis neoclásica. Acá, la representación del espacio —es decir, el esquema mental por medio del cual los habitantes valoran un espacio concreto basado en un orden de cualidades que se le atribuyen para calificar el espacio, el entorno y sus habitantes— se crea con la determinación de que los individuos adoptarán un comportamiento de interés que les permitirá afirmarse en el espacio urbano para diferenciarse de los demás, y así el acceso a la vivienda es lo que les proveerá los mayores instrumentos para tal propósito.

La idea que se hacen los individuos sobre el espacio, se construye teniendo en cuenta los fenómenos de anticipación especulativa en el sentido de que las elecciones de localización dependen de las previsiones que han sido hechas sobre la configuración del orden espacial futuro de la ciudad, «a partir de esas especulaciones cada participante del mercado inmobiliario busca aumentar sus beneficios y el mercado se transforma en un verdadero espacio especular» (Abramo, 2009, p. 18). Para esto, el capitalista urbano o el estructurador urbano han realizado una serie propuestas sobre el orden residencial de la ciudad.

Así las cosas, «las anticipaciones, esto es, las expectativas en vías de realización, son la práctica secular que torna a los productores de activos inmobiliarios en los verdaderos estructuradores del espacio residencial metropolitano» (Alfonso, 2009, p. 12), las anticipaciones, por tanto, hacen que el mercado inmobiliario y los estructuradores urbanos se erijan como los agentes mejor informados ante los ojos de los demás participantes de la estructuración urbana. En concordancia con esto las propuestas se realizarían teniendo en cuenta el stock residencial presente y las creencias que tienen las familias sobre las características socioespaciales que se configurarían en el futuro, esto sobre la base de que el nuevo orden residencial responda a una demanda potencial y efectiva, a fin que se aglomere en familias que compartirán ciertas características homogéneas con otras, dinámica que se ha definido como convención urbana (Abramo, 2006, 2009, 2010).

LAS DECISIONES DE LOCALIZACIÓN RESIDENCIAL Y LA CONFIANZA EN LA CONVENCIÓN URBANA