Las controversias de Dios: Comentario al Libro de Malaquías - Eliseo Casal - E-Book

Las controversias de Dios: Comentario al Libro de Malaquías E-Book

Eliseo Casal

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Eliseo Casal nos acerca al estudio bíblico del libro de Malaquías de forma expositiva, pero con un enfoque aplicado y práctico. La importancia del libro de Malaquías para hoy radica en que el autor profundiza en las verdaderas motivaciones e intenciones del corazón que se evidencian en forma de comportamientos, actitudes y decisiones que tomamos. A través de seis incisivos mensajes, o controversias, Malaquías aborda: La relación y el valor que le damos a Dios La forma en que la fe afecta nuestras relaciones y compromisos La actuación de Dios en un mundo injusto La administración de los recursos La esperanza escatológica De esta manera, este comentario al libro de Malaquías nos llama a la renovación de nuestro ministerio, a un servicio en integridad, que se sustenta en la recuperación del amor de Dios, y en la esperanza firme en el cumplimiento de las promesas de Dios.

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LAS

CONTROVERSIAS

DE

DIOS

Comentario al libro de Malaquías

Eliseo Casal

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 Viladecavalls

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2023 por Eliseo Casal Chousa

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.cedro.org; 917 021 970 / 932 720 445)».

© 2023 por Editorial CLIE. Todos los derechos reservados.

LAS CONTROVERSIAS DE DIOSCOMENTARIO AL LIBRO DE MALAQUÍAS

ISBN: 978-84-19055-58-3

eISBN: 978-84-19055-59-0

Comentario bíblico - Antiguo Testamento - Profetas

Acerca del autor

Eliseo Casal Chousa, nació el 18 de febrero de 1958, es el mayor de siete hermanos. Está casado con Noemí Martín, tienen tres hijos casados y seis nietos. Trabajó durante quince años en un banco, tarea que combinó con estudios y formación profesional. Los últimos años ocupó el cargo de Interventor de oficina. Sintió el llamado del Señor a un ministerio a tiempo completo en el año 1986, dejando su trabajo en el banco para servir en la iglesia y formarse teológicamente.

Cursó estudios bíblicos en EBE, IBSTE (graduado en 1992) y tiene el título de licenciado y máster en Biblia y Teología por la FCT.

Fue encomendado como obrero en las Asambleas de Hermanos en el año 1991, desarrollando labor pastoral y de enseñanza. Actualmente forma parte del consejo pastoral de la EUB en Barcelona.

En el campo de la formación bíblica es rector de Escriturasonline, escuela bíblica por Internet, decano de SEBTI y preside la Asociación de Seminarios e Institutos Bíblicos, ASIB. Imparte clases, en especial sobre libros del Antiguo Testamento. Coordina los encuentros de IBCM HISPANO. Coordina y participa activamente en proyectos misioneros desde hace veinte años, especialmente en Centroamérica. Es presidente de la Coordinadora de Asambleas de Hermanos en Cataluña y responsable del grupo de formación de la COAHES. Miembro del comité de Lausana en España, tiene un vivo interés por relacionar el conocimiento bíblico con el discipulado y la misión de Dios.

Índice

Dedicatoria

Agradecimientos

Prólogo

Prefacio

INTRODUCCIÓN: La queja de Dios (1:1)

ORÁCULO 1: Amor de Dios vs. indiferencia de Israel (1:2-5)

ORÁCULO 2: Honor de Dios vs. negligencia de los sacerdotes (1:6–2:9)

ORÁCULO 3: Fidelidad de Dios vs. deslealtad en Israel (2:10-16)

ORÁCULO 4: Santidad de Dios vs. cinismo del pueblo (2:17–3:5)

ORÁCULO 5: Inmutabilidad de Dios vs. inconstancia de Israel (3:6-12)

ORÁCULO 6: Justicia de Dios vs. violencia de Israel (3:13–4:3)

EPÍLOGO (4:4-6)

Bibliografía

Dedicatoria

Dedico este libro a mi familia, quienes han soportado con amor mis debilidades y han sido un fiel apoyo en el ministerio al que me llamó el Señor.

Especialmente a mi esposa Noemí con quien he podido recorrer más de treinta y cinco años de ministerio, tanto en aguas tranquilas como turbulentas, con su fiel amor y compañía.

Agradecimientos

A Pedro Fuentes por su ejemplo y ser acicate en ponerme a escribir; gracias por tu amistad y ánimo. Siempre la página en blanco me ha causado impresión como si mancharla con deformes trazos fuese una profanación; gracias por ayudarme a superar este «trauma». Gracias también a Francisco Mira por haber dedicado su tiempo a la lectura del manuscrito y animarme en su publicación. A mi muy apreciado Samuel Pérez Millos por su prólogo y las siempre enriquecedoras charlas alrededor de un café, siempre que podemos. A mi querida cuñada Rut por su excelente trabajo, aportaciones y ánimo. Y finalmente, a la editorial Clie, en las personas de Alfonso Ropero y Alfonso Triviño, por la acogida de mi aportación al estudio del profeta Malaquías.

Prólogo

La profecía, al igual que el resto de la Escritura, como Palabra inspirada plenariamente por Dios, es un elemento de vital importancia para la vida cristiana. Por medio de la Palabra se produce el crecimiento espiritual y, mediante ella, Dios habla en exhortación y corrección, pero también en aliento y gracia, para que el creyente sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Tm 3:17).

Siendo parte de la revelación de Dios, la profecía no tiene que ver solo con eventos futuros, sino que es el mensaje amoroso que él dirige a su pueblo, al objeto de que la vida de los creyentes, en cualquier tiempo, se ajuste a los propósitos divinos de testimonio. Debido a ello, las profecías bíblicas tienen siempre un valor actual. El tiempo no las afecta, dejándolas sin aplicación. Las demandas de santidad, honestidad, ética, amor, compromiso, fidelidad, etc., son tan actuales hoy como lo fueron para los creyentes de la antigüedad. Esto se descubre fácilmente al estudiar la profecía de Malaquías, objeto de este libro. Los temas fundamentales del escrito tienen que ver con el compromiso de servicio y vida del cristiano. Las advertencias sobre las consecuencias que acarrean la desatención a estos compromisos, son tanto o más necesarias hoy, que cuando fueron escritas. El descubrimiento de pecados e imperfecciones íntimas que Dios pone de manifiesto para aquellos días, son revelaciones de males espirituales, lamentablemente normales, en el día de hoy. Estos mensajes, sin adornos literarios, son concisos, claros y concluyentes, en la Profecía de Malaquías, impulsando al creyente a tomar decisiones personales muy profundas.

Hay dos clases de escritores en el llamado mundo evangélico, los que saben y escriben y los que escriben sin saber. Los últimos son más abundantes, buscan el aplauso fácil y procuran sobre una supuesta base bíblica, producir escritos motivacionales, que satisfagan lo que un gran número de lectores quiere oír. Los primeros, aquellos que saben y escriben lo que saben, apoyan su escrito en la Biblia, comentan el texto y aplican el mensaje para el lector de cualquier tiempo. Estos son los que realmente tienen algo que decir en aquello que escriben, porque descansan en el principio esencial del ministerio de enseñanza la Sola Scriptura. Cada vez es más necesario un ministerio así, en un entorno donde día a día se sustituye más la Biblia por experiencias personales, y sugerencias con aparente pintura bíblica, que conducen, cada vez más, a creyentes que son fácilmente arrastrados por posiciones no bíblicas, que confunden y desorientan la vida cristiana.

Entre los que saben que deben escribir y escriben lo que saben con fundamento bíblico está Eliseo Casal, a quien conozco desde hace muchos años, con quien he compartido ministerio, al que me ha vinculado tareas comunes de enseñanza, y con el que me he sentido identificado en todo lo que tiene que ver con predicar la Biblia y aplicarla a la vida del pueblo de Dios.

Eliseo logra presentar en este escrito las dos facetas destacables en un comentario a la profecía de Malaquías [Las controversias de Dios. Comentario al libro de Malaquías], la interpretación del texto bíblico desde la hermenéutica histórico-literal, y la aplicación del mensaje al contexto actual. Baste una sencilla lectura para descubrirlo. Reflexiona sobre el amor como elemento fundamental del ministerio cristiano. Se detiene en el mandamiento de honrar a los padres, para elevarlo a la dimensión que el profeta procura sobre la honra que debemos a Dios, no desde la comprensión bíblico-teológica, sino desde la valoración personal de quien es él para nosotros, lo que compromete nuestro amor en una expresión visible con nuestras vidas. Analiza el pasaje de las ofrendas, haciendo notar que cuando se convierte en una expresión de religiosidad no es agradable a Dios, para hacernos notar en aplicación de la enseñanza, que no todo lo que hacemos agrada al Señor. Hace notar también que el hastío en el servicio y culto de los tiempos de Malaquías, se repite también en el día de Dios, en donde muchos declinan la responsabilidad en el ministerio, y olvidan el privilegio del servicio. No se puede pasar inadvertido, en la lectura del texto de este libro, el grave problema social de la deslealtad y rotura del matrimonio, haciéndonos notar que esto ocasiona el problema de oraciones impedidas.

Mi satisfacción al escribir este prólogo, viene complementada con la recomendación de una lectura sosegada del escrito, haciéndolo desde la humilde posición de quien dice: Habla, Señor, tu siervo escucha. Quiero recomendar con todo afecto la lectura de esta obra, como una aportación valiosa en el terreno exegético-aplicativo-pastoral, que enriquece significativamente lo que se ha escrito sobre esta profecía de Malaquías [Las controversias de Dios. Comentario al libro de Malaquías].

Vigo, 2 de enero 2022

Samuel Pérez Millos

Pastor fundador de la Iglesia Unida de Vigo

Prefacio

¿Te has sentido desalentado alguna vez? Seguro que sí. ¿Te has preguntado si vale la pena el esforzarte para servir al Señor, sobre todo cuando no aparecen resultados inmediatos?

El ministerio, o servicio a Dios, se ve afectado por las circunstancias que nos toca vivir, por nuestras expectativas e ilusiones, por nuestra visión y comprensión de Dios. No vivimos aislados, sino en un entorno que nos afecta y en el que, a pesar de ello, estamos llamados a servir con gozo y fidelidad al Señor.

¿Cómo podemos llevar a cabo este llamado con gozo, entusiasmo, renovadas fuerzas, pensando no solo en los buenos y vibrantes momentos cuando todo parece ir bien, sino en aquellos momentos donde la luz parece apagarse y nuestro entusiasmo y fuerzas flaquean? ¿Cómo reavivar la llama de la pasión por el Señor y servirle con alegría y fervor? Malaquías tiene mucho que decirnos al respecto. Por eso, querido lector, quiero invitarte a que me acompañes en un viaje por el tiempo para juntos dialogar con Malaquías, un profeta con un profundo mensaje en el que no nos debemos quedar en la superficie.

Digo «dialogar» porque esta es la intención de este libro, dialogar en una mesa en la que, a través de Malaquías, la palabra principal la tiene Dios mismo. Él plantea las cuestiones principales con afirmaciones y preguntas incisivas que examinan el interior del corazón de sus hijos. Un diálogo que extenderemos para escuchar también a otros que nos ayudarán a entender la importancia y el sentido de lo que dice. Escucharemos, por tanto, también a Moisés, representado por la Ley, a los profetas y otros escritores del Antiguo Testamento. Daremos paso también a Jesús y los apóstoles del Nuevo Testamento para que sea un diálogo más fructífero y podamos acercarnos al sentido más profundo del mensaje del profeta escuchando a otros maestros, incluido el Maestro por excelencia.

Este diálogo tiene unos últimos interlocutores, tú y yo en nuestro contexto actual, porque el texto se escribió para nuestra enseñanza, para que aprendamos y seamos capaces de aplicar sus principios a nuestra situación presente. Así, el propósito de este comentario no es transmitir información del pasado, sino comprender para aplicar, aunque para comprender usemos todas las herramientas posibles a nuestro alcance.

El tema central que nos plantea el libro es el ministerio o servicio a Dios. Aunque el texto original está centrado especialmente en los sacerdotes, su aplicación hoy tiene que ver con el ministerio de todo creyente. El ministerio se conecta con la vida, con toda la vida y las relaciones que la circundan, desde el núcleo familiar más íntimo al ámbito social más amplio.

La importancia del texto para hoy radica en que, detrás de las formas que se corresponden al estatuto religioso de Israel, Malaquías profundiza en las verdaderas motivaciones e intenciones del corazón que se ponen en evidencia, como no puede ser de otra manera, en la forma de conducta, actitudes y decisiones que tomamos. El hacer habla del ser. La hipocresía puede ocultar la realidad durante un tiempo, pero, en cuanto escarbas, sale a la luz la intención del corazón; especialmente a la luz de la Palabra de Dios, que todo lo escudriña.

Así que no van a ser tanto otros los que nos descubran, sino la Palabra misma con la que dialogaremos, la que alumbrará nuestros corazones a fin de examinarnos y ver si andamos a la luz de la voluntad de Dios para nosotros.

Pongámonos en contexto

El libro de Malaquías presenta seis controversias de Dios con su pueblo en las que abordará temas capitales como la relación y el valor que le damos a Dios, la forma en que la fe afecta nuestras relaciones y compromisos, la actuación de Dios en un mundo injusto, la administración de los recursos y la esperanza escatológica.

Ahora bien, no es posible comprender bien un texto sin conocer las circunstancias que lo envuelven y que, como ropaje, lo visten de una determinada manera. Los aspectos históricos y culturales le dan al texto su color y nos ayudan a entenderlo, porque no se puede comunicar sino dentro de la cultura y la historia que vivimos. Estos aspectos, a la vez, nos invitan a ir más allá para descubrir lo común con nuestra propia situación, que en el texto bíblico tiene que ver con aquellos principios atemporales que Dios nos comunica a través de su Palabra.

El libro de Malaquías se escribe en tiempos de desaliento. El tono del libro, sus denuncias, la actitud de los servidores del ‘Templo’, dibujan una época de desencanto.

Un primer dato que notaremos para el contexto es la mención «príncipe» o «gobernador» (1:8).1 No había rey, los tiempos de esplendor quedaban muy lejos, eran un recuerdo del que se podía hablar, pero no una realidad experimentada. Lo que había dado renombre a Israel en otros tiempos, lo que había causado admiración entre otros pueblos, ahora era cosa del pasado. Ni las victorias de David, ni la sabiduría de Salomón, ni el templo construido, ni las acciones portentosas de Dios librando a su pueblo de enemigos poderosos, como en tiempos de Ezequías, eran experiencias latentes en la vida del pueblo de Dios. Sus antecedentes históricos más inmediatos estaban marcados por el juicio de Dios a causa de su rebeldía. La destrucción de Jerusalén y del templo, y el exilio fueron experiencias que habían marcado al pueblo, y la generación presente en ese momento aún vivía sus consecuencias. Es cierto que un grupo de judíos había podido regresar después de setenta años de cautiverio, y lo habían hecho con expectativas: reconstruir el templo, reavivar la llama nacional. Sin embargo, el templo ahora levantado distaba mucho de lo que había sido el anterior; no tenían rey y estaban bajo el dominio del Imperio persa. Los países vecinos estaban en constante conflicto con ellos poniendo todas las trabas que podían para que Judá no levantase cabeza. El anuncio de restablecimiento de la dinastía davídica había creado esperanzas, pero estas no se estaban cumpliendo, seguían con un gobernador bajo el yugo extranjero.

Este contexto general, que nos sitúa en los tiempos del postexilio con el regreso de grupos de judíos a Jerusalén a partir del edicto de Ciro en el año 538 a. C., se puede concretar un poco más ya que se dibuja una situación cuando el entusiasmo por las profecías de Hageo y Zacarías, que llevaron a la reconstrucción del Templo y a esperar la restauración de la dinastía davídica, ya habían quedado apagadas y, tal como describen los libros de Esdras y Nehemías, había pasado el tiempo suficiente para que volviese una situación de desánimo2. Las fechas principales que se proponen están en el abanico que va del 460 al 430 a. C.3 En todo caso, estamos en la época que describen los libros de Esdras y Nehemías, durante la actuación de estos dos reformadores.

Las promesas anunciadas por los profetas se dilataban en el tiempo y las expectativas habían menguado; pareciera que la intervención esperada de Dios no llegaría nunca. El desencanto produjo una relajación en las costumbres y responsabilidades, y esto era especialmente grave en lo que tocaba a los líderes religiosos de la nación. No asumían su responsabilidad con gozo. Para ellos suponía una carga y no un privilegio, realizaban las tareas con desgana y contagiaban al pueblo de este mismo desinterés. De esta forma, la adoración a Dios, incluyendo los sacrificios que según la antigua dispensación debían cumplimentarse, se realizaba con desgana y no alcanzaba un mínimo estándar de calidad.

A causa de todo ello, los sacerdotes incumplían con sus responsabilidades, el pueblo estaba desalentado, y todo esto se reflejaba en el culto que ofrecían a Dios. Cumplían el rito, pero la desgana se hacía evidente y el hastío se manifestaba a cada paso.

Autor y mensaje

Sobre el autor, Malaquías, no tenemos datos aparte de los que facilita el mismo libro. Malaquías significa «mensajero», por ello, la versión griega, Septuaginta, lo usa como título, no como nombre. Otras versiones como el Tárgum Jonatán, identifica al autor con Esdras.4 A pesar de estas propuestas otros comentaristas defienden que es el nombre verdadero del autor.

El profeta pronuncia su mensaje como un llamado urgente de Dios al cambio. No comunica una información o algo mecánico, confronta a todo el pueblo de Dios. Primeramente a los sacerdotes, por su responsabilidad especial, pero después incluye a todo el pueblo, para denunciar su negligencia y rebeldía contra Dios y su Ley5.

El libro de Malaquías sigue siendo un mensaje actual para quienes pasan o tienen que enfrentar tiempos de desaliento, negligencia, rutina espiritual, o para quienes tienen interés en conocer el corazón del ministerio tal como Dios lo ve.

Teología6

El diálogo entre Dios y su pueblo descubre una, podríamos llamar, teología de cercanía. Dios pone de manifiesto lo que «siente», abre su corazón.

Un tema central es la fidelidad de Dios en contraste con la infidelidad de su pueblo. A pesar de lo que piensan los israelitas, Dios demuestra su amor y fidelidad.

La relación entre Dios y su pueblo se describe como un vínculo filial padre-hijo (1:6; 3:17). Dios desea lo mejor a sus hijos (3:10-12), pero Israel ha desdeñado la relación y ha fracasado completamente en vivir bajos los términos del pacto. Ha fallado también en mostrar a Dios adoración y gratitud (1:13-14).

La deficiente relación con Dios tiene una repercusión directa en las relaciones humanas, en las que también han sido infieles, especialmente en el ámbito matrimonial en el que prevalece el divorcio (2:14-16).

Dios es Señor y Rey (1:6, 14), tiene la historia bajo su control (1:2-4). Es también Dios de justicia (2:17). Por ello, el juicio viene y Dios mostrará lealtad y justicia (3:1-5, 16-18).

La función del sacerdocio (3:3-4, 10-12, 16-17) incluye las ofrendas y diezmos como tributo de adoración a Dios, y la enseñanza del temor de él. Sobre los diezmos, profundizaremos en el comentario para tener una comprensión adecuada y bíblica de estas cuestiones que se sitúan por algunos como centro de la vida cristiana invitando a la prosperidad material, o, por otros, que las dejan de lado olvidando la responsabilidad de cada creyente como administrador de los bienes de Dios.

En la dimensión escatológica, Malaquías introduce la figura del precursor respecto al día del Señor (3:1-4; 4:5-6; cf. Mt 11:10; Mr 1:2), que encuentra su referencia en el ministerio de Juan el Bautista, como aquel que prepara el camino al Mesías, Jesús.

Estilo, texto y estructura

El libro de Malaquías tiene un estilo discursivo. La profecía se presenta como un diálogo entre Dios por un lado y los sacerdotes y el pueblo por otro. Los diálogos presentan temas diferentes, pero, en su conjunto, son un trabajo literario cuidado, en el que algunos proponen cierta lógica y progresión en el pensamiento7.

Los diferentes mensajes tienen un esquema semejante, siguiendo las partes de una discusión:8

Declaración. Es la que abre el tema y la pronuncia Dios: «Yo os he amado» (1:2).

Pregunta. La pregunta tiene carácter de objeción a la declaración previa y se pone en boca de los oyentes: «¿En qué nos amaste?» (1:2b).

Desarrollo y justificación. Dios responde a la pregunta/objeción con argumentos sólidos y objetivos (1:2c-3).

Las preguntas de los oyentes no tienen por qué ser declaraciones literales –aunque podrían serlo–. Más bien representan actitudes y acciones del pueblo, que muestran su condición y su rebelión contra Dios, a la vez que su necesidad de arrepentimiento. Vemos este método en otros textos proféticos (Is 40:27-28; Jr 2:23-27; Ez 12:21-28; Mi 2:6-11).9

El texto está escrito en prosa, con frases cortas y estilo directo.10

En la parte final del libro, la división de los versos difiere en su numeración –no en el contenido– en las diferentes traducciones, dependiendo de si siguen el texto masorético (TM) o la versión griega de los Setenta (LXX). Así, en algunas versiones, el capítulo 3 termina en el verso 18 al que sigue el capítulo 4:1-6. En las versiones que siguen el TM, estos versos están al final del capítulo 3:19-24.

Algunos consideran los tres últimos versos (4:4-6 o 3:22-24 TM) como una adición editorial queriendo dar una conclusión al libro de los profetas. El estilo de estos versos concuerda con el resto del libro, por lo que puede venir del mismo autor.11

En cuanto a la estructura general, la mayoría de los comentaristas están de acuerdo en dividir el libro en seis oráculos, con una introducción y un epílogo final:

Introducción (1:1)

Oráculo 1: Amor de Dios vs. indiferencia de Israel (1:2-5)

Oráculo 2: Honor de Dios vs. negligencia de los sacerdotes (1:6-2:9)

Oráculo 3: Fidelidad de Dios vs. deslealtad en Israel (2:10-16)

Oráculo 4: Santidad de Dios vs. cinismo del pueblo (2:17–3:5)

Oráculo 5: Inmutabilidad de Dios vs. inconstancia de Israel (3:6-12)

Oráculo 6: Justicia de Dios vs. violencia de Israel (3:13–4:3)

Epílogo (4:4-6)

Para el comentario del texto seguiremos estas mismas divisiones.

1Ward Gasque, W. The International Bible Commentary (ed. F. F. Bruce) Grand Rapids: Zondervan, 1986 (1ª ed. 1979), p. 989. La palabra hebrea aquí es pejah (cf. Hag 1:1 aplicado a Zorobabel; Neh 5:14). RVR95 traduce «príncipe». Se trata de un título persa para gobernador. La explicación posterior de «no había rey» hace referencia a los tiempos pasados, antes del exilio. A partir del exilio, durante la época de Esdras-Nehemías, lo que tenemos son gobernadores al servicio del Imperio persa. Así que no debemos ver una conexión entre rey y príncipe. Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 6: Daniel-Malaquías (p. 319). Ediciones Las Américas, A.C. 2001.

2Ibíd. Ward propone que la ausencia de referencia a las reformas de Esdras y Nehemías parece indicar una fecha anterior a su llegada, quizás preparando el camino del éxito para su importante ministerio. Una fecha posible sería 470-65 a. C. o, si Esdras es datado después de Nehemías, en el 445-433 a. C., pero solo son fechas aproximadas.

3Muchos autores sitúan la fecha de la profecía de Malaquías poco antes de la llegada de Esdras y Nehemías, alrededor del año 460 a. C.; esta es la opinión de Schökel, Wickham, Kelley o Abrego. Otros postulan una fecha un poco posterior, antes del regreso de Nehemías, entre el 433-430 a. C. como Wolf y Feinberg. Algunos extienden la posible datación hasta el 400 a. C., después de los tiempos de Nehemías.

4Ibíd., p. 989. Ward anota también que esta era la postura de Jerónimo y Calvino. El Talmud de Babilonia atribuye el libro a Mardoqueo (citado en Kelly, p. 8). La Septuaginta es la versión griega del Antiguo Testamento escrita, según la tradición, por setenta eruditos en setenta días. Fue la versión usada por los judíos de la diáspora. Los targumim son paráfrasis en arameo del Antiguo Testamento, el Tárgum Jonatán es de los siglos IV-V después de Cristo.

5Ward, p. 989 ss.

6Ibíd., p. 989ss.

7Ibíd., p. 989 ss.

8Con pequeñas diferencias Schökel propone el mismo esquema Profetas, cambiando pregunta por objeción.

9Ibíd., p. 989 ss. Abrego, p. 259. «Se trata de un género literario que bien puede reproducir discusiones reales mantenidas en distintos momentos».

10Wickham, p. 97; citando a Wolf, lo califica de «prosa exaltada».

11Ibíd., p. 989ss.