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Autor extramadamente prolijo, tene más de 200 fábulas atribuidas. En este volumen tercer te presentamos:
*El lobo con piel de oveja
*El lobo flautista y el cabrito
*El lobo harto y la oveja
*El lobo herido y la oveja
*El lobo orgulloso de su sombra y el león
*El lobo y el asno
*El lobo y el caballo
*El lobo y el cabrito encerrado
*El lobo y el cordero en el arroyo
*El lobo y el cordero en el templo
*El lobo y el labrador
*El lobo y el león
*El lobo y el pastor
*El lobo y el perro
*El lobo y el perro dormido
*El lobo y la cabra
*El lobo y la grulla
*El lobo y los pastores cenando
*El lobo, la nana y el nino
*El médico ignorante
*El médico y el paciente que murió
*El mercader de estatuas
*El mercader de sal y el asno
*El milano que quiso relinchar
*El milano y la culebra
*El milano y la gaviota
*El murciélago y el jilguero
*El náufrago
*El náufrago y el mar
*El negro
*El nino ciego y su madre
*El nino y el gusano de ortiga
*El nino y los dulces
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Seitenzahl: 14
Veröffentlichungsjahr: 2015
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El lobo con piel de oveja
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
El lobo flautista y el cabrito
Un cabrito se resagó en el rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo:
- Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez.
Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el ruido y salieron a perseguir al lobo. Viendo la mala pasada, se dijo el lobo:
- Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista.
El lobo harto y la oveja
Un lobo hartado de comida y ya sin hambre, vió a una oveja tendida en el suelo.
Dándose cuenta que se había desplomado simplemente de terror, se le acercó, y tranquilizándola le prometió dejarla ir si le decía tres verdades.
Le dijo entonces la oveja que la primera es que prefiriría no haberle encontrado; la segunda, que como ya lo encontró, hubiera querido encontrarlo ciego; y por tercera verdad le dijo:
- ¡Ojalá, todos los lobos malvados, murieran de mala muerte, ya que, sin haber recibido mal alguno de nosotras, nos dan una guerra cruel!
Reconoció el lobo la realidad de aquellas verdades y dejó marchar a la oveja.
El lobo herido y la oveja