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Sexta entrega de las fábulas de Esopo. En este volumen encontrarás:
*Hércules y Atenea
*Hércules y el boyero
*Hércules y Plutón
*Hermes y el escultor
*Hermes y el lenador
*Hermes y la Tierra
*Hermes y Tiresias
*La alondra monuda
*La anciana y el recipiente de vino
*La bruja
*La cabra y el asno
*La cabra y el cabrero
*La carreta de Hermes y los malvados
*La cierva en la gruta del león
*La cierva tuerta
*La cierva y la vina
*La comadreja y la lima
*La corneja con los cuervos
*La corneja fugitiva
*La corneja y el cuervo
*La corneja y las aves
*La corneja y los pichones
*La esclava fea y Afrodita
*La gaviota, el espino y el murciélago
*La golondrina y el hijo pródigo
*La golondrina, la serpiente y la Corte
*La granada, el manzano y el espino
*La hormiga
*La hormiga y el escarabajo
*La lámpara
*La langosta y su madre
*La lecherita
*La liebre y la tortuga
*La mosca
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Seitenzahl: 15
Veröffentlichungsjahr: 2015
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Hércules y Atenea
Avanzaba Hércules a lo largo de un estrecho camino.
Vio por tierra un objeto parecido a una manzana e intentó aplastarlo. El objeto duplicó su volumen.
Al ver esto, Hércules lo pisó con más violencia todavía, golpeándole además con su maza. Pero el objeto siguió creciendo, cerrando con su gran volumen el camino.
El héroe lanzó entonces su maza, y quedó plantado presa del mayor asombro.
En esto se le apareció Atenea y de dijo:
-Escucha, hermano; este objeto es el espíritu de la disputa y de la discordia; si se le deja tranquilo, permanece como estaba al principio; pero si se le toca, ¡mira cómo crece!
*
Hércules y el boyero
Conducía un boyero una carreta hacia una aldea, y la carreta se despeñó a un barranco profundo.
El boyero, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel trance, se quedó allí cruzado de brazos, invocando entre todos los dioses a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo:
-¡Toma una rueda, hostiga a los bueyes y no invoques a los dioses si no hay esfuerzo de tu parte!
- Si no lo haces así, nos invocarás en vano.
*
Hércules y Plutón
Recibido Hércules entre los dioses y admitido a la mesa de Zeus, saludaba con mucha cortesía a cada uno de los dioses.
Llegó Plutón de último, y Hércules, bajando la vista al suelo, se alejó de él.
Sorprendido Zeus por su actitud, le preguntó por qué apartaba los ojos de Plutón después de haber saludado tan amablemente a todos los otros dioses.
-Porque, -contestó Hércules- en los tiempos en que yo me encontraba entre los hombres, casi siempre le veía en compañía de los bribones; por eso aparto la mirada de él.
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Hermes y el escultor
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