Las formas de la moda - Maria Luisa Frisa - E-Book

Las formas de la moda E-Book

María Luisa Frisa

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Beschreibung

La moda atraviesa los campos más variados: desde las disciplinas teóricas hasta las prácticas de producción y consumo. En la moda se amplifican los impulsos y se desencadenan los procesos de innovación. Ella absorbe todos los estímulos y los conjuga; es una zona transversal de traducción e interpretación; y es, además, en este convulsionado siglo XXI, el espacio de una cultura compartida. A partir de los últimos años de la década de 1970 y principios de la siguiente, donde se asistió al declive de formas tales como el atelier, se fue estructurando un sistema conformado según las reglas de la posmodernidad, marcado por las grandes revoluciones sociales y por las conquistas feministas. Maria Luisa Frisa, una de la críticas y curadoras italianas más reconocidas en el mundo, se sumerge aquí en el fascinante universo de la moda contemporánea. Innovación, creatividad, negocio y cultura se entrelazan en este ensayo para retratar el complejo y cambiante mundo del fashion system. La moda, entiende Frisa, es una plataforma activa capaz de poner en circulación y de hacer dialogar a los actores y a los saberes relacionados con la cultura visual contemporánea, con la dimensión económico-productiva y con la comunicación. Con ideas claras y precisas, Frisa logra explicar procesos que muchas veces son tan sinuosos como contradictorios, constitutivos de la moda como sistema y los protagonistas que la agitan.

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Las formas de la modaCultura, industria, mercado

Las formas de la modaCultura, industria, mercado

Maria Luisa Frisa

Traducción de María Teresa D’meza Pérez Y Rodrigo Molina-Zavalía

Índice de contenido
Portadilla
Legales
Presentación. Marcelo Marino
Prefacio a la edición en español
1. La moda hoy
2. La moda y el tiempo
3. Las geografías de la moda
4. Formación y universo laboral
5. La moda como sistema cultural
6. Lujo, moda democrática y sostenibilidad
7. Imágenes e imaginarios
8. Estilo e identidad de género, hoy y mañana
Bibliografía
Lista de ilustraciones

ESTUDIOS DE MODA

Colección dirigida por Marcelo Marino

Frisa, Maria Luisa

Las formas de la moda. Cultura, industria, mercado / Maria Luisa Frisa - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ampersand, 2020.

Archivo Digital: descarga Traducción de: aría Teresa D´Meza ; odrigo Molina-Zavalía. ISBN 978-987-4161-49-9

1. Moda. 2. Sociedad Contemporánea. 3. Estudios Culturales. D´Meza, María Teresa, trad. I. Molina-Zavalía, Rodrigo, trad. II. Título.

CDD 746.92

Colección Estudios de Moda

Primera edición, Ampersand, 2020.

Derechos exclusivos de la edición en español reservados para todo el mundo.

Cavia 2985, 1º piso

C1425CFF – Ciudad Autónoma de Buenos Aires

www.edicionesampersand.com.ar

Primera edición en italiano publicada por Società editrice il Mulino en 2015 bajo el título Le forme della moda.

© 2015 Maria Luisa Frisa

© 2020 de la presente edición en español, Esperluette SRL,

para su sello editorial Ampersand

© 2020 de la traducción, María Teresa D’Meza Pérez y Rodrigo Molina-Zavalía

Edición al cuidado de Diego Erlan

Corrección de estilo: Ana Mosqueda y Belén Petrecolla

Diseño de colección: Studio Omar Sosa

Maquetación: Silvana Ferraro

Procesamiento de imágenes: Guadalupe de Zavalía

Imagen de tapa: Unisex Project, Rudi Gernreich, 1970.

© Fotografía Hideki Fujii (www.fgraphy.com)

Digitalización: Proyecto451

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

Inscripción ley 11.723 en trámite

ISBN edición digital (ePub): 978-987-4161-49-9

Gracias a Gabriele Monti, por haberme ayudado a abordar los diferentes temas. Gracias a Marta Franceschini, valiosísima colaboradora, y a Valentina Meneghello. Y gracias a Cristiano Seganfreddo.

PRESENTACIÓN

Y la moda, más que nunca, necesitará de sustancia.

(Maria Luisa Frisa, Vogue Runway, 13 de abril de 2020)

Circunstancias inéditas rodean la publicación en español de Las formas de la moda, de Maria Luisa Frisa, en nuestra colección Estudios de Moda. Una pandemia global ocasionada por el coronavirus define nuestro presente y desafía nuestro futuro de maneras inciertas. Sin ánimos de romantizar o dar sentido a las cuarentenas, los aislamientos o el distanciamiento social que estamos atravesando, quiero atreverme a observar en este contexto las reflexiones que se encuentran en el libro de Frisa. Las definiciones y los pensamientos que en él se exponen están en la base de una distinta relación que seguramente deberemos encarar con los fenómenos de la moda. No pretendo hacer futurología tampoco, y no me aventuro a decir qué cuestiones van a cambiar en el mundo de la moda y cuáles van a seguir siendo relativamente iguales. Tan solo pretendo resaltar de qué manera el buen conocimiento del que ha venido siendo el sistema de la moda en las últimas décadas nos puede ofrecer alternativas para (re)vincularnos con ella.

Mientras esbozo esta presentación de la riqueza de la mirada de Maria Luisa sobre la moda, encuentro una entrevista aparecida en la edición online de Vogue hace unos días. De ella proviene la simple pero aguda cita que encabeza este escrito. “Lo verdaderamente importante en el futuro será el contenido de cualquier práctica de la moda y sus valores”, agrega Frisa. Las intenciones por las que Las formas de la moda es parte de esta colección podrían sintetizarse en esa frase. Los análisis que realiza la autora apuntan a que las lectoras y los lectores puedan cuestionar y enriquecer el relato de la moda, sobre todo de los últimos años del siglo veinte y la primera década y media del veintiuno. No se trata de un libro de historia de la moda, aunque la cantidad de datos para construir una narración histórica es notable, considerando el tamaño modesto de este ensayo. Es más bien un recorrido por ciertas estructuras que conforman el andamiaje de un fenómeno sumamente móvil. El mejor resultado que se puede obtener de la lectura de las páginas que siguen es asumir que la moda es algo mucho más complejo de lo que el común de la gente piensa. Maria Luisa Frisa nació en Venecia y se formó en Historia del Arte en Florencia. Su abordaje de la moda proviene en gran parte de su experiencia como crítica de arte, principalmente de arte contemporáneo. De allí su facilidad para entender fenómenos que acontecen dentro de la moda con conceptos propios de la filosofía del arte o de la cultura visual más general. De la crítica de arte, Frisa pasó a la curaduría de moda y de allí a estar a cargo de los cursos de moda de la Università Iuav de Venecia (considerados hoy entre los mejores de Italia) y a la enseñanza de la asignatura Curaduría de Moda en esa misma casa de estudios. Tanto el trabajo curatorial de la moda como la docencia definen buena parte del lenguaje que utiliza en este libro. Hay una necesidad de explicar, con ideas claras y precisas, procesos que muchas veces son tan sinuosos como contradictorios. Estos son constitutivos de la moda como sistema y también de sus protagonistas.

Las formas de la moda es un compendio de estas reflexiones, que se acercan al lector a partir de la idea de que, en palabras de Frisa: “Vivimos en una sociedad que tiende a simplificar todo. En lugar de simplificar, deberíamos buscar describir la complejidad de manera comprensible”. (1) En este sentido, la presencia de este título en nuestra colección tiene que ver con la necesidad de asumir que la moda es un objeto en discusión permanente y que sus debates son inagotables. Así, Maria Luisa enarbola un decir contundente al tiempo que estimula la discusión entre el foro de sus lectores. La misma autora define el lugar que este libro ha tenido dentro de sus publicaciones:

Este libro representa mi opinión sobre la moda, y busca, sin simplificaciones, hacer que los lectores entiendan su complejidad. Es un libro que no podría haber existido antes de mi experiencia en la Iuav. Es el libro que, contra todo pronóstico, me ha dado las satisfacciones más grandes. Ha sido muy valorado por lectores y periodistas. Además, todos los libros comienzan por la necesidad de decir algo y formar una idea: mis libros no pretenden cerrar un tópico, más bien los abren. (2)

Resaltaré algunos de esos tópicos en esta presentación. Unos son de gran relevancia en la coyuntura de pandemia que estamos atravesando y sus proyecciones en el tiempo y en las diferentes geografías. Otros tienen que ver con preocupaciones constantes que conciernen a todos los que trabajan en temas relacionados con la moda.

En la última parte del primer capítulo del libro, Frisa refiere al conocido Anti-Fashion Manifesto publicado en 2015 por Li Edelkoort, la famosa analista de tendencias holandesa radicada en París. En el apartado que Frisa encabeza con la pregunta “¿La moda ha muerto?”, la autora resume la crisis del campo que Edelkoort denunciaba en su manifiesto. Des­tacaba en ese entonces a la materialidad, la calidad, la sostenibilidad y la comunicación de la moda, pero también el conocimiento, la investigación, la prioridad de las ideas nuevas por sobre la mercantilización de la moda y de las prendas de vestir. Justo es decir que estos problemas no solo han sido señalados por Edelkoort. Algunos de ellos ya han estado presentes en las agendas de “los asuntos” de la moda por décadas, otros son más recientes. Edelkoort, como bien dice Frisa, estaba señalando que “la moda se ha convertido en un fenómeno aislado, que se está posicionando peligrosamente al margen de la sociedad”. Ahora bien, ¿significa esto que está llegando a su fin? Ya sabemos que cuando se augura “el fin de algo” en realidad lo que se quiere destacar es que ese algo está en crisis y que, probablemente, no va a haber un final, sino más bien una transformación. El objetivo de la retórica apocalíptica del “fin” es la provocación y la apertura a un debate que tiene que basarse en argumentos.

Podríamos entender el libro de Frisa como una propuesta al postulado de Edelkoort. Sin oponerse, pero señalando un cierto costado sensacionalista del Anti-Fashion Mani­­­festo, la autora traduce este llamado en una necesidad por parte de la moda de repensarse, para poder atravesar la contemporaneidad. Y la mejor manera de hacerlo no sería empezar de cero (cosa que Edelkoort pareciera sugerir, aunque ella misma sabe que es imposible), sino comprender las formas en que la moda se ha organizado como sistema. Cada uno de los apartados de este libro apunta en ese sentido.

Leer estos capítulos teniendo en mente la contemporaneidad (cualquiera que esta sea) como bisagra puede ser uno de los ejercicios que el texto de Frisa propone. Para ser más precisos, y en consonancia con la publicación de este libro, el panorama actual de incertidumbre que rodea al mundo de la moda no estaba en los planes de nadie, porque no estaba en ningún horizonte que fuera una pandemia de esta magnitud la que lo forzara a detenerse. Este freno impone que los agentes que componen la moda la observen y se vinculen nuevamente con ella desde el profundo conocimiento de los mecanismos que la movilizan y mantienen en marcha. De ninguna manera esta coyuntura debe significar una “página en blanco” o verse como una “oportunidad” que nos da el Universo para empezar de nuevo. (3) Los sistemas están y el sistema de la moda es uno muy poderoso, muy bien aceitado y con posibilidades para recrearse, reinventarse, reformularse. Es eso lo que nos parece querer decir Maria Luisa Frisa, y para ello nos deja una serie de definiciones (si es que la moda puede definirse) entre las cuales destaco esta por su simpleza: “La moda absorbe todos los estímulos y los conjuga, es una zona de traducción e interpretación, es –en el siglo XXI– el espacio de una cultura compartida”. En ellaconviven actores de todos los sectores de la vida social, cultural, económica. Y si bien Frisa a lo largo del texto va a lidiar con varios de los significados que se le han otorgado a la moda y a sus dinámicas, este parece ser el más efectivo, el más afectivo, el más humano para comenzar a abordarla.

De ahí en más, Frisa se dedicará a ordenar en áreas las experiencias del sistema de la moda. Para ello tiene en cuenta que en este sistema se juntan lo que algunos estudiosos llaman “alta cultura” y lo popular. El riesgo de no concebir a la moda como este espacio de encuentro es que pierda “contacto con lo que ocurre en el mundo y con lo que las personas quieren y desean”.

En el segundo capítulo, Frisa trata sobre la moda y el tiempo. Rescato de esta sección la idea de eterno retorno de la moda y la repetición de las mismas formas como su cualidad definitoria. Ahora bien, estas formas que vuelven del pasado nunca lo hacen de la misma manera. A propósito, Frisa apunta lo siguiente:

La relación que vincula a la moda con su historia y con la historia en un sentido más amplio no se desarrolla de modo lineal ni sigue una cronología. La relación que cada diseñador establece con la historia es personal y se orienta por los intereses y las cu­riosidades del momento.

Esto, en esencia, definiría la regla del cambio tan cara al mecanismo de la moda en su definición más clásica. También estaría en consonancia con buena parte de la moda del siglo veinte que, como parte de una cultura visual más amplia, contribuyó a formar una idea de modernidad en su particular forma de relacionarse con el pasado y proyectarse al futuro. Desentrañar estas operaciones permite apreciar fenómenos como el vintage, por ejemplo, que estaría haciendo referencia no solo a una evocación formal, sino también a la recuperación de una sensibilidad que por alguna razón está encontrando resonancia en la contemporaneidad. De ahí también la importancia de la idea de archivo en dos sentidos: uno más literal, que implicaría la acción de los creadores de recurrir a los documentos visuales y materiales del pasado de la moda, es decir, indagar su historia; por otro lado, la idea más compleja de concebir a la moda en la contemporaneidad como conformada por fragmentos de archivo ordenados en colecciones y restituidos a un tiempo presente.

Más adelante en el libro, Maria Luisa Frisa se ocupa de las “geografías de la moda”. Idea riesgosa si las hay en cuanto a la creación de narrativas directamente ligadas a la definición misma de moda. Tal como señala Frisa al principio de este capítulo, cuando hacemos referencia a la moda occidental y a sus capitales geográficas y simbólicas, en realidad estamos hablando de la moda europea. Esto es de especial atención y de utilidad para los que pensamos a la moda desde espacios que inicialmente no forman parte de este concepto. Frisa señala:

Las categorías que se emplean para los diferentes estilos están en relación con las formas de la moda europea y aún se asocian con el colonialismo de los grandes imperios: se habla, a menudo con la intención de esquematizar, de moda oriental, étnica, exótica, es decir, otra con respecto a la occidental.

Cita de particular importancia que, para el caso latinoamericano, nos recuerda estar vigilantes no solo con respecto a las particularidades de la moda en las ciudades canónicas –París, Nueva York, Milán y Londres–, sino también a los estereotipos que el sistema de comunicación y la creación de narrativas asignan a las modas de otros países. Estas son, en definitiva, posiciones políticas para explicar y comprender la moda. Se entiende asimismo que los supuestos y las etiquetas también afectan a los principales centros que, en apariencia, generan la moda. En este sentido, la autora incluye gestos, personajes y eventos que han modificado o fisurado en cierto sentido esas posiciones hegemónicas de las ciudades clásicas, esto es, la presencia de diseñadores de diversas nacionalidades en casas de costura tradicionales, la irrupción de los diseñadores japoneses en la escena europea, el surgimiento del grupo de los Seis de Amberes o la dinámica más global de las semanas de la moda.

El rol de la moda como parte de la cultura está explorado por Frisa desde las prácticas de exhibición de la moda y de las relaciones entre moda y arte. Es este uno de los capítulos más interesantes puesto que nos da una idea de lo que una experimentada curadora de muestras sobre el tema puede ver en la moda dentro del museo y como agente de cultura. Rescato de este apartado una afirmación esencial para argumentar el rol de la moda en la cultura contemporánea y la obsolescencia de la pregunta recurrente sobre si la moda es arte. Al respecto, dice la autora:

Toda reflexión en torno a la relación arte/moda debería ser consciente de que ya se ha superado ese dualismo (dos sistemas que se escrutan, como dialogando, pero manteniéndose separados) que atravesó a la historia de la moda del siglo pasado. La moda, como el arte, se interroga sobre sí misma y sobre sus prácticas.

Partiendo de esa premisa, la moda puede interpelar a los espectadores y a los espacios de exhibición desde innumerables perspectivas. Frisa ha demostrado esto en la extensa lista de exhibiciones que ha curado y cocurado junto con, por ejemplo, Judith Clark, Stefano Tonchi o Gabriele Monti. Solo por citar algunas: “Diana Vreeland after Diana Vreeland” (Museo Fortuny de Venecia, 2012), “Uniforme: Ordine e disordine” (Stazione Leopolda de Florencia y MoMA de Nueva York, 2001), “Excess: Moda e underground negli anni ’80” (Stazione Leopolda, 2004), “Lo sguardo italiano: Fotografie italiane di moda dal 1951 a oggi” (Milán, 2005), “Bellissima. L’Italia dell’alta moda 1945-1968” (MAXXI, Roma y Bruselas, 2015) e “Italiana. L’Italia vista dalla moda 1971-2001” (Palacio Real de Milán, 2018).

Su última muestra, “MEMOS. A proposito della moda in questo millennio” (‘Notas. A propósito de la moda en este milenio’) en el Museo Poldi Pezzoli de Milán, pone en diálogo un conjunto excepcional de prendas de vestir con las magníficas piezas de la colección que las rodean. En la base de esta última exposición y delineando su estructura están las inconclusas Seis propuestas para el próximo milenio que el escritor Italo Calvino esbozó en 1985 como lecciones que iba a dar en Harvard, Estados Unidos. Calvino falleció sorpresivamente antes de poder impartir estas clases. Como una paradoja del destino, apenas unos días después de su apertura, la muestra del Poldi Pezzoli ha quedado en suspenso, esperando su conclusión. Una víctima cultural de la emergencia sanitaria que ha golpeado tan cruelmente a las ciudades del norte de Italia. Cuestión esta, también, que nos lleva a reflexionar sobre cómo serán las nuevas formas de relacionarnos con la moda en los museos en el futuro.

No pretendo hacer aquí un recorrido por todos los capítulos de Las formas de la moda. Solo me queda resaltar la importancia de la mirada de Maria Luisa Frisa, entrenada en la observación del arte contemporáneo, y la fluidez con la que los conceptos y teorías de las artes visuales y de la filosofía se traducen en sus análisis. Esto en sí ya es un valor que demuestra que la moda, con todas sus complejidades y problemas, tiene métodos, perspectivas y marcos teóricos de sobra para ser explicada.

Dos últimas reflexiones de carácter más personal, pero que espero impacten en la lectura de las páginas que siguen. La primera tiene que ver con el redescubrimiento del esplendor de la moda italiana. No es este un libro en sentido estricto sobre moda italiana, puesto que incorpora gran cantidad de ejemplos que pertenecen a diferentes geografías e intenta, en cierto modo, ampliar la mirada eurocéntrica de la moda. Teniendo esto en cuenta, no puedo dejar de recomendarles que lean Las formas de la moda también como un punteo del rol esencial que ha tenido el estilo italiano en la moda. Es aún hoy un lenguaje que ha tendido a ser demasiado eclipsado por otros relatos. Lo cierto es que cuando, con sorpresa, vemos ideas que nos parecen de una gran innovación, solo un poco de curiosidad nos lleva a comprobar que los creativos italianos de la moda ya lo habían hecho antes. Un ejemplo de ello son los notables pasajes en los que Maria Luisa Frisa, con evidente orgullo, destaca la labor de los talentosísimos fotógrafos de moda que ha dado su país.

Por último, una de las ambiciones de la colección Estudios de Moda era la de incorporar la “mirada italiana” en uno de sus volúmenes. Italia ha dado grandes nombres ligados al estudio de la moda y de la indumentaria. La fineza y la rigurosidad extrema de los teóricos de la moda italianos nunca deja de sorprenderme. Mucho de esto puede verse en las partes de este libro consagradas al análisis de exhibiciones y también las dedicadas a la formación, a la ética laboral y a los conflictos de sostenibilidad de la moda.

Maria Luisa Frisa y Las formas de la moda cubren todas mis expectativas. A ella le agradezco por la humildad con la que aceptó ser incluida en esta colección, además de su gentileza y amabilidad a lo largo de todo el proceso de edición.

Marcelo Marino

Bristol, Inglaterra. Abril de 2020

1- “I Love Fashion to Death” (2017). Maria Luisa Frisa entrevistada por Martina Marchetti para MIND Magazine, 06 de noviembre, disponible en <www.mind-mag.com/art-design/i-love-fashion-to-death-interview-with-maria-luisa-frisa> [consulta: 20/07/2020].

2- Ibid.

3- En una entrevista del 09 de marzo de 2020 en la revista Dezeen, Li Edelkoort afirmaba que dada la recesión económica mundial que creará la pandemia “estaremos en la posición de tener una página en blanco para un nuevo comienzo”. El 15 de abril lanzó un nuevo manifiesto, The World Hope Forum, en el que aclara algunas de las ideas de los días previos que habían sido notablemente criticadas. Disponible en <www.dezeen.com/2020/04/15/li-edelkoort-world-hope-forum-manifesto-coronavirus-vdf> [consulta: 20/07/2020].

PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL

Las formas de la moda fue publicado originariamente en Italia en 2015, por la editorial Il Mulino. Su intención era describir de modo claro y comprensible para todos esa compleja galaxia de formas, acciones e ideas que definen a la moda, ya sea como fenómeno histórico, ya sea como disciplina, como expresión, como sujeto y objeto de una temporalidad propia y siempre contemporánea a sí misma. Al subrayar que “las formas de la moda ya no son universales ni categóricas”, el libro planteaba una narración dividida en temas que se articulaba en autores, tiempos, modos, historias y eventos capaces de hacer comprender al lector que hablar de moda no significa hablar de ropa.

El primer capítulo se llamaba (y se llama) “La moda hoy”. La contemporaneidad no admite, en ningún ámbito, un hoy extendido en cinco años, como los transcurridos entre la edición original y la publicación de esta traducción. Inevitablemente, y por completo previsible, en este lapso de tiempo el sistema de la moda ha experimentado transformaciones en puntos clave: en la estructura creativa y económica, en los límites, en los protagonistas y en los papeles secundarios. Igualmente, han comenzado a emplearse nuevas palabras, nuevos conceptos, y se ha consolidado una nueva conciencia cultural, social y política en un público definitivamente global. Algunas temáticas, en 2015 al menos en parte ya claramente identificables, a esta altura son imprescindibles: las de género, las ligadas al apropiacionismo, las relativas a la sostenibilidad.

En estos pocos años han cambiado los directores creativos de algunas de las marcas más importantes. Solo para citar los casos más resonantes, Tomas Maier fue reemplazado por Daniel Lee en Bottega Veneta; Riccardo Tisci relevó a Christopher Bailey en Burberry; en Celine, Hedi Slimane tomó el lugar de Phoebe Philo, mientras que Virginie Viard recogió el legado de Karl Lagerfeld. El director creativo encarna cada vez más un papel neurálgico en la construcción de los imaginarios: su visión se aplica al heritage de la marca para reactivarla y hacerla deseable a un público más y más voluble (en este sentido es emblemático el trabajo de Maria Grazia Chiuri, desde 2016 la primera mujer que conduce la maison Dior, a la que volvió a llevar al centro de los intereses de una generación de mujeres con mayor conciencia de sus derechos y deberes, concentrándose en las definiciones de femineidad y feminismo).

La industria editorial especializada, alguna vez sitio privilegiado para la narrativa de la moda y para la construcción de sus mitologías en los más diversos aspectos, también ha sufrido profundos cambios. Hoy, los medios masivos de la moda –con un coloso como Condé Nast que atraviesa un período de dificultades y busca la solución deshaciéndose de publicaciones prestigiosas como W (cuyo director ya no es Stefano Tonchi)– se confrontan con una nueva generación de redactores jefe forzados a trabajar más que en periódicos en plataformas de contenidos para permitir la supervivencia de la publicación (cito solo el ejemplo de Emanuele Farneti, en la dirección de Vogue Italia tras el fallecimiento en 2016 de Franca Sozzani). La comunicación, un territorio distintivo de la relación entre la moda y la temporalidad, debe afrontar la creciente desmaterialización de los instrumentos y la ubicua presencia de las redes sociales, el lugar de la representación, de la confrontación y de la transmisión. En cuanto a la crítica, el panorama se ha transformado de manera radical, así como sus voces se han multiplicado, reivindicando el propio peso no tanto a través de la filiación a una publicación de renombre o el reconocimiento del propio talento, sino a través del número de visualizaciones e interacciones con las historias que narran.

Ante semejantes cambios, es innegable que Las formas de la moda en parte pertenece al tiempo en el cual fue escrito. Allí se ubican los puntos terminales de todas las directrices que el libro desarrolla y cuyo origen remite más o menos al pasado (la imagen más antigua de las que figuran en su interior se remonta a 1939). Hoy esos puntos ya no pertenecen al presente sino al pasado que lo ha generado más directamente, y pronto pasarán a un estrato más profundo y serán sustituidos por algo más o menos cercano a la fenomenología que hemos podido captar desde entonces. Las transformaciones son rapidísimas y también lo es, inevitablemente, el modo en que envejece toda fijación de un estado de las cosas. Habría podido optar, además de por añadir ciertas fechas recientes y cambios de cargos, por extender hasta el presente cada sección individual de este libro, a través de una serie de notas de actualización: el resultado final habría sido una suerte de serpenteante digresión hipertrófica y articuladísima, tan extensa como el texto original. Pero ¿cuánto tiempo habría dedicado a ese trabajo? ¿Para lectores de qué tiempo, presumiblemente próximo, esta actualización terminaría siendo ya obsoleta?

No fueron solo las cuestiones de extensión y de plazos las que, sin embargo, hicieron que decidiera entregar para la edición en español de Las formas de la moda el texto sin esas actualizaciones. Cada libro expresa el tiempo en el cual ha sido escrito, es fruto de la urgencia de tratar un tema en un determinado momento y se construye por medio de opciones analíticas e interpretativas que en otro momento habrían sido diferentes. Este libro, así como es, testimonia una precisa e irrepetible (aunque personal) relación entre la disciplina y el pensamiento crítico. Un amplio aparato de notas de actualización no habría intensificado esta relación, antes bien habría tenido el efecto contrario, en pos de una acumulación de informaciones de dudosa eficacia. La tarea que hace algunos años dediqué a Las formas de la moda no era la captura banal del presente, y así hoy no podría ser la de perseguir un presente huidizo como nunca antes. El libro establece una mirada, un modo de reflexionar sobre la moda de los ya bien entrados años dos mil, que en cualquier caso desde 2015 hasta hoy ha vivido evoluciones, pero no periodizaciones propiamente dichas. Considero que todavía es válida la mirada hacia la moda contemporánea que este libro transmite. La determinación del presente es algo distinto, que sin duda no nos compete, por requerir efectivamente de distanciamiento temporal y de perspectiva historiográfica. Si, en cambio, la tarea es observar conscientemente todo lo que está sucediendo, creo que en las páginas siguientes pueden hallarse categorías e instrumentos aún útiles para hacerlo, porque aún forman parte del presente.

1. LA MODA HOY

Más que la ropa, es la moda la que crea a la mujer, porque es la moda la que transforma la figura femenina; añade centímetros por aquí, los quita por allá, quita o hace subir kilos, altera incluso la gama de colores de la naturaleza humana. Cada década, el tipo de mujer a la moda cambia por completo.

(Cecil Beaton, The Glass of Fashion, 1954)

Es difícil ofrecer una definición exacta de la moda porque la palabra ha adoptado diversas connotaciones a lo largo de la historia; el significado intrínseco de la palabra ha cambiado según las costumbres sociales y los hábitos de vestir de las personas en diferentes estructuras sociales. Cuando la moda es tratada como “prenda de vestir” que tiene un valor agregado en su materialidad, confunde la noción misma de moda. La moda añade un valor ulterior al mero vestir, pero ese valor solo existe en la imaginación y en la conciencia de las personas. La moda no es “indumentaria visual”, sino que se compone de todos aquellos elementos invisibles incluidos en el vestir.

(Yuniya Kawamura, Fashion-ology, 2004)

¿DE QUÉ HABLAMOS HOY CUANDO HABLAMOS DE MODA?

Hablar de moda no significa hablar de ropa. La ropa es solo una parte, la más accesible y de mayor impacto para el gran público. Esa que hace soñar y que enciende el deseo. La del hábito que hace al monje y la de los desafortunados que se hacen construir un look en la televisión en vivo. La de la multiplicación de las alfombras rojas y de los photocalls. La del manual de tendencias, del must-have y del “no tengo nada que ponerme”. La de los y las que creen que si de chicos les hacían la ropa a sus muñecas, ahora pueden diseñar una colección. Tim Edwards afirma, en su libro Fashion in Focus. Concepts, Practices and Politics (‘La moda en foco. Conceptos, prácticas y política’): “Uno de los principales problemas que nos planteamos al estudiar la moda es diferenciar entre qué es y qué no es: estilo, diseño, ropa, accesorios, transformación y gusto; todos son elementos de la moda, pero no son sinónimos”.

La moda es un universo complejo, un sistema compuesto por objetos, productos, imágenes y servicios, en el cual pueden cruzarse y confundirse las fases de la concepción, de la proyección, del mercado y del consumo. La moda no conoce jerarquías de valores entre lo artesanal y lo industrial, practica la más desinhibida mezcla entre diversos procedimientos creativos, reafirma la convivencia y la complicidad interesada entre saberes artesanales e industriales, entre pieza única y en serie, entre la dimensión desregulada y una férrea organización del trabajo, entre pensamiento lógico y analógico, entre tiempos dilatados y brevísimos, entre las razones del arte contemporáneo y las del archivo.