Las llamas de la culpa - Capítulo 3 - Inger Gammelgaard Madsen - E-Book

Las llamas de la culpa - Capítulo 3 E-Book

Inger Gammelgaard Madsen

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Beschreibung

Anne Larsen es periodista de TV2 East Jutland y está cubriendo el caso del oficial de Silkeborg, que aparentemente fue atropellado y asesinado por un colega frente a su casa. Un incendio accidental que la víctima estaba investigando secretamente, despierta su interés. Comienza a indagar más a fondo. ¿Por qué Johan Boje estaba tan interesado en ese caso? ¿Por qué no podía aceptar que fuera una fuga gas accidental?-

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Inger Gammelgaard Madsen

Las llamas de la culpa

Capítulo 3

SAGA

Las llamas de la culpa - Capítulo 3

Original title:

Brændende skyld: Afsnit 3 Copyright © 2017, 2019 Inger Gammelgaard Madsen and SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726233322

1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

Las llamas de la culpa

Capítulo 3

Anne Larsen disfrutaba en sus dedos el calor de la taza de café que había llevado a la mesa de la sala de reuniones. La noche anterior había estado helado de nuevo y muy ventoso también. Se había congelado en el auto camino a la mesa de noticias en TV East Jutland.

—Buenos días. ¡Mierda, está frío! Más vale que la primavera se apure —saludó a sus colegas en la mesa y se estremeció antes de sentarse en su lugar al lado de la presentadora Jytte Thomson—. Tengo los dedos congelados —agregó.

—¿Acaso tu auto no tiene calefacción? —preguntó el fotógrafo. Lo llamaban Flash, porque su nombre era Michael Flasher. Lo dijo con un brillo especial en los ojos.

—Está rota.

—¿Momento de cambiar de auto? Se ve un poquito oxidado, tu viejo...

—Lada —Anne completó la oración de Jytte antes de que llamara a su auto con un nombre horrible.

—De cualquier manera, se necesita más tiempo para calentar el auto que el de ese corto viaje que haces tú al trabajo —rio Noa Marie, otra colega.

Era una fanática del deporte y generalmente cubría las noticias diarias deportivas. Siempre se movía en bicicleta, sin importar el clima, aunque vivía en Haldum, a un largo trecho del trabajo. Durante el verano, a veces venía corriendo a la oficina. «Es sólo tomar la calle Randers y seguir derecho», decía, pero eran casi dieciocho kilómetros, más que el doble de la distancia que Anne debía conducir. Pero para quien corría maratones y triatlones, ese trecho no era más que un agradable paseo.

—Buenos días —dijo el gerente de noticias. También traía su propia taza. El mayor bebedor de café de la oficina había comenzado a tomar Pukka-tea —idea de su esposa, con seguridad— y un delicioso olor a menta impregnó el aire que lo rodeaba.

—Todos han oído sobre el macabro homicidio de anoche del policía en Silkeborg, supongo —dijo y lanzó el periódico sobre la mesa.

—¿Entonces es homicidio? —preguntó Jytte y jaló el periódico hacia ella.

—Si vuelves para asegurarte de que mataste al hombre que atropellaste, yo lo llamaría asesinato —dijo Flash con la boca llena de un panecillo de mantequilla.

El gerente de noticias asintió.

—¡Exactamente! —Miró a Anne—. Tomarás el caso.

Anne asintió feliz.

—Una cámara de seguridad filmó al auto en la gasolinera cercana a la escena del crimen; allí da la vuelta y vuelve, pero aún no descubren quién conducía el auto, o qué auto es. ¿No les parece extraño? Creo que hay algo que la policía no le está contando a los pobres periodistas —dijo Jytte sin sacar la vista del periódico que estaba leyendo.

El gerente seguía mirando a Anne.

—Necesitamos un comentario de la policía de Central y West Jutland, que es también adonde el policía trabajaba. Averigua qué pueden contarnos sobre la cámara de vigilancia.

—No creo que estén autorizados a investigar el caso ya que la víctima es uno de los suyos. Esas son las reglas —dijo Anne.

—Ah, cierto. ¿Quién está investigando entonces?

Se encogió de hombros.

—Otra fuerza policial, me imagino.

—Descubre eso, Anne.

Tomó nota en su libreta y volvió a asentir.

—Iré a la gasolinera en Silkeborg. Quizás me permitan ver el video de la cámara de seguridad para que podamos hacer un llamado por el auto —dijo.

—Bien. Llévate a Flash. Necesitamos fotos y entrevistas.

El fotógrafo sonrió exageradamente, como si no pudiera esperar para salir. Flash era un buen fotógrafo. El año anterior había ganado el premio al fotógrafo de noticias del año.

—Prepararás la noticia cuando tengamos más material. Eres la presentadora hoy, ¿verdad? —continuó el gerente mirando a Jytte,quien asintió.

Anne no escuchó el resto de la reunión. Se pegó al brazo de Jytte y leyó el periódico sobre su hombro.