2,99 €
Las mujeres malas tienen mejor sexo historias de sexo calientes - Sexo y erotismo para mujeres y hombres. Simplemente porno ¡Experimenta el puro erotismo en diez historias de sexo! Las historias cortas están escritas de tal manera que el deseo se enciende al máximo en ti. Estas historias eróticas tratan sobre las mejores ideas de un joven autor. En ella describe sus fantasías sexuales. Le encanta dejar que el lector participe en sus fantasías sexuales. La mayoría de las historias se componen libremente de sus ideas, pero también describe sus propias experiencias sexuales calientes de su vida real en dos historias. ¡La colección erótica perfecta, adecuada para hombres y mujeres! Las historias están escritas en un lenguaje claro y, por lo tanto, solo están permitidas a partir de los 18 años. Los personajes de las historias tienen más de 18 años.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 108
Veröffentlichungsjahr: 2020
Soy el propietario de un Cyber Cafe ubicado en la zona metropolitana de la Ciudad de México, ahí fue donde lo conocí, era un hombre de unos 60 años, regordete, moreno, cabello rizado, dientes chuecos, de apariencia aburrida y algo torpe al hablar. Siempre trato con cortesía y respeto a mis clientes y él no fue la excepción. Se convirtió en un cliente recurrente así que pronto hicimos amistad, supe que se llama Miguel y es pastor de una congregación evangélica denominada MIEPI que se encuentra muy cerca.
Un día llegó acompañado de su esposa, una mujer muy bonita, de unos 55 a 58 años, de piel muy blanca, sin una gota de maquillaje, cabello negro y lacio, ojos cafe claro, sonrisa angelical y vestida muy cubierta, con falda larga como acostumbran vestir las mujeres que practican su religión. Miguel muy atento nos presentó.
- Hola Sebastian! Dios te bendiga! Como estas?
- Muy bien pastor Miguel gracias! - conteste - Como estan ustedes?
- Muy bien, y apurados como siempre. Mira, ella es mi esposa. Rocio, el es Sebastian, el propietario de este lugar.
Me levanté de mi silla para estrechar la mano de Rocío y besarla en la mejilla, con todo respeto, como acostumbramos en México.
- Que gusto conocerte Rocio!
- Al contrario, el gusto es mío Sebastián
- Pues bienvenidos, en qué puedo servirles?
Al saludar a Rocio me impresionó su sonrisa, aquella sonrisa tan tierna y tímida que iluminaba todo el lugar.
- Necesito que por favor ayudes a mi esposa a llenar estos reportes de contabilidad y… bla bla bla!
Sus visitas a mi establecimiento se hicieron recurrentes, me convertí en algo parecido a su secretario, les ayudaba a redactar cartas, reportes y enviar correos electrónicos referentes a cosas de su congregación. A veces venía Miguel, otras veces venía Rocío y en ocasiones alguno de sus tres hijos. Eran una familia bastante decente, muy metidos en su religión. Incluso en la comunidad eran respetados por ser los pastores de aquella iglesia MIEPI a la que en varias ocasiones me invitaron a asistir.
En las ocasiones que Rocío me visitaba fuimos tomandonos confianza, siempre de forma muy respetuosa bromeabamos y nos reíamos mientras trabajabamos juntos. Aquella mujer era como un ángel!
Poco a poco me dí cuenta que debajo de toda esa vestimenta religiosa, decente y “cristiana” había un cuerpo delicioso, muy bien formado, el cuerpo de una mujer madura de caderas anchas, cintura muy marcada y unos pechos hermosos. Pero lo que en verdad me volvía loco era su trasero, a través de esas faldas largas, a veces un poco ajustadas, se notaba que tenía un par de buenisimas nalgas redondas, paraditas, de esas que nos hacen voltear a ver. Y ahora, cada vez que Rocío se despedía de mí, yo no perdía la oportunidad de ver el marcado movimiento de su trasero mientras se retiraba hacia la puerta. La empecé a desear tanto pero mi conciencia me recordaba que era una mujer de Dios, una religiosa, era la esposa de un pastor.
Una ocasión Rocio vino muy tarde a hacer un trabajo, ya casi era la hora del cierre, quizá serían alrededor de las 9.45 pm.
- Hola Sebastian! Dios te bendiga - me dijo -
- Hola Rocio! Gracias! En qué puedo servirte?
- Perdóname por venir a esta hora y tan apurada pero debo entregar estos reportes mañana
- Uff! Es mucho trabajo! No creo que podamos terminarlo, ya casi es hora del cierre.
- Lo sé Sebastian, por eso estoy preocupada. Como ves? Podremos avanzar por lo menos con algo?
Al pedirme ayuda con su trabajo me sonrió de la forma que no podía negarme a ayudarle.
- Claro que si! No te preocupes. Cerraré a las 10:00 pero aquí seguiremos trabajando hasta terminar, te parece bien?
- Me parece muy bien! Muchas gracias Sebastian, eres muy amable!
Empezamos a avanzar con su trabajo y cuando salieron mis últimos clientes del día, cerré el lugar. Nos quedamos solos. Mientras yo ponía los candados y aseguraba las cerraduras ella tomo su telefono y llamó a su casa.
- Miguel? … Estoy con Sebastián en su CiberCafe, estaremos aquí hasta un poco más tarde, me está ayudando a terminar los reportes que debo entregar mañana … Si, al rato que terminemos te llamo para que vengas a recogerme… Bye!
Continuamos con su trabajo y 5 minutos más tarde sonó su teléfono.
- Si, diga? … … … Uy que alivio hermano! Entonces será hasta la próxima semana! Gracias por avisarme! Dios le bendiga, bye!
Alguien acababa de avisarle por teléfono que habían cambiado la fecha de entrega de aquel trabajo. Así que que ya no había urgencia de terminarlo hoy, podríamos hacerlo durante la siguiente semana.
- Perdoname por tenerte tan apurado Sebastián, durante la próxima semana me ayudas a terminar, si?
- Claro que si, pero ven un poco mas temprano para no estar tan presionados con el tiempo, va?
- Perfecto! Bueno, voy a marcarle a Miguel para que vengan a recogerme…
Yo no quería dejar pasar esa ocasión para decirle a Rocío que me encantaba, era una oportunidad perfecta y única pero disponía de muy poco tiempo. No me imaginaba lo que estaba a punto de pasar. Puse mi mano sobre la suya que estaba sobre el escritorio y le dije:
- Antes de que llames a Miguel, quiero aprovechar respetuosamente que estamos solos para decirte algo que me he guardado desde hace tiempo, pero creo que mereces que te lo diga. Y lo digo con todo respeto.
- Dime Sebastián - me dijo -
- Es que eres una mujer con un carácter hermoso, me encanta tu sonrisa, tu forma de ser, y también debo decir que físicamente estas hermosa eres como un ángel que vino del cielo. Debo reconocer que tienes un cuerpo precioso que muchas mujeres envidiarian. - Rocío se apeno y empezó a sonrojarse - Eres un bombón completamente antojable!
- Sebastian! - me dijo entre risas nerviosas - Ahora si me sorprendiste! Mira como me puse colorada!
- Por favor no te ofendas, hace tiempo buscaba la oportunidad de decirtelo.
- Es que no esperaba que me dijeras todo esto, soy la esposa de un pastor evangélico y nunca esperé que alguien se atreviera a decirme las cosas que tu me has dicho. Y mucho menos imaginaba que tu me vieras de la forma que lo haces.
- Honestamente yo solo digo lo que veo!
- Que pena contigo Sebastian! Mira, me puse colorada! Pero que lindo, eres muy amable por decirmelo. Y no me ofendo, al contrario, me haces sentir muy bien con tus palabras. Extrañaba que alguien me lo dijera.
- Me encantas Rocio! Eso es lo que tenía que decirte… Ojala hubiera encontrado a una mujer como tú… No hay problema, verdad? Seguimos siendo amigos?
- Claro que si Sebastian! Y otra vez gracias por tus palabras! Y gracias tambien por tu ayuda y perdón por tenerte aquí trabajando hasta estas horas...
Me levanté de la silla, salí de detrás del mostrador para despedirme de ella, como siempre acostumbramos hacerlo. Estreche su mano y me acerque para besarla en la mejilla cortésmente pero ella me beso a media boca! Quedé sorprendido y sin saber que hacer y decir.
- En verdad me encanto lo que me dijiste Sebastian.
Me miró con una sonrisa traviesa, entonces yo sin titubear me acerque esta vez con toda la intención de besar su boca. Ella correspondió con el beso más suave que jamas habia probado. La tome por la cintura y ella me abrazo por la espalda. Pronto ese beso se convirtió en lujuria y nuestras lenguas se encontraron. Sabiamos lo que pasaría y teniamos poco tiempo antes de que su esposo viniera a recogerla.
A mis 30 años y ejercitandome con regularidad 4 o 5 días por semana, mi miembro reacciona perfecto e hizo lo que tenía que hacer. Inmediatamente mis 16 centímetros estaban duros como una roca, ella lo notó.
- Sebastiaaan!! - susurro entre gemidos y seguimos besandonos -
Tomé su mano derecha y la deslicé hasta tocar mi miembro.
- Dios mio! Sebastiaaan! - dijo ella sorprendida - Esta durisima!
Deslice mis manos hacia su trasero, ese trasero que había deseado tanto tiempo. Era un par de nalgas increíbles! Subí su falda para poder tocar su piel. Era una sensación deliciosa. Metí mis manos debajo de su pantaleta y por fin tuve ese par de nalgas entre mis manos las cuales no alcanzaban a sostenerlas completamente, no lo podía creer! Eran unas nalgas perfectas, eran las nalgas de una diosa!
Al mismo tiempo ella desabotono mi pantalón y mi verga salto golpeando contra su cuerpo, ella la tomó con su mano suave y delicada y empezó a masturbarme de forma muy violenta. era una sensacion increible! Sabía hacerlo muy bien.
Seguimos besándonos de forma lujuriosa. Sabiendo que teníamos poco tiempo, la voltee de espalda contra mi y segui besandola, boca, cuello, oreja, nuca, boca, lengua. Ella respiraba agitadamente y yo también. Ella no soltaba mi verga y de espaldas contra mí continuaba con el movimiento violento. Desabotone su blusa, baje su brasiere, descubrí un par de hermosos senos aún más deliciosos de lo que había imaginado. Los amasé con fuerza. Sentí sus pezones duros.
Ella no soltaba mi verga, como si fuera algo que tuviera que aprisionar y no dejar ir. Yo sentia riquisimo y supe que no tardaría mucho en terminar. Me estaba llevando al cielo! Levante su falda, esta vez por enfrente. Santo Dios! Su pantaleta estaba inundada de placer. Metí mi mano debajo para descubrir ese manantial que fluía miel y abundante placer rodeado de un bosque de vello púbico que el pastor Miguel había dejado de explorar hace mucho tiempo. Entonces fue cuando toque su botón de la felicidad, ella reaccionó empujando fuertemente su culo contra mi cuerpo.
- Sebastiaaaan! Ay Sebastiaaan! Que rico! - dijo con voz entrecortada -
Introduje mi dedo medio en su vagina. Después fui a su clítoris y lo masajee, otra vez explore su vagina. Por tercera vez toque su clítoris y ella no resistió más, pude sentir como su cuerpo se puso tenso. Gimió fuerte. Un temblor de escalofrio recorrio todo su cuerpo mientras dejaba escapar placer en forma de gemidos. Estaba teniendo un orgasmo intenso! En ningún momento soltó mi verga y yo no resisti mas, dispare un chorro de semen que fue a dar hasta el escritorio! Es el orgasmo mas rapido que alguien me hubiera provocado antes pues apenas habían pasado unos 5 minutos desde el primer beso!
- Sebastiaaan! Mira lo que estamos haciendo - dijo apenada, mientras cubría su rostro con una mano y su pecho con la otra.
Yo con el pantalón desabrochado y a media pierna, mi verga no perdió firmeza. Ella con la blusa desabotonada y los pechos por fuera. La tomé por la cintura, la acerque a mi y la bese nuevamente, me abrazo por la espalda.
- No había sentido nada parecido a esto, me tiemblan las piernas.
Me quite el pantalon y los tenis. Le ayude a sentarse sobre un escritorio. Ella abrió las piernas para recibirme y nos seguimos besando. Otra vez las cosas fueron subiendo de intensidad. Rocío se estaba quemando por dentro y yo sería el encargado de apagar ese fuego, pero preferí encenderlo aún más!
La recoste sobre el escritorio, subí sus pies a mis hombros solamente mientras le sacaba la pantaleta a media pierna, apenas dando espacio para penetrarla.
- Dios mio! Que estas haciendo! Sebastián! - dijo agarrando fuertemente su pantaleta para evitar que se la quitara totalmente -
Me arrodille y me dispuse a beber la miel que fluía a chorros de su cuerpo.
- No Sebastián! Eso no! - dijo ella mientras suavemente abría sus piernas hasta donde su pantaleta a media pierna se lo permitía, ofreciendome el paraíso -
No teníamos mucho tiempo disponible. Inmediatamente hundí mi lengua en su intimidad y lamí lo más profundo que pude. Fui a su clítoris, lamí, chupe, volví a lamer de todas las formas que sé hacerlo. Ella trataba de agarrarse al escritorio y luego presionaba mi cara contra su cuerpo. No dejaba de gemir de placer, yo sostenía sus piernas al aire. Estuvimos asi quiza otros 5 minutos.
- Ay que rico! Asi, asi! No pares! Sigue asi, asi, asiiiiii!! Me vengo otra vez Sebastián! Ay me vengooo!! Aaaaaah!! - dijo con voz temblorosa -
Su cuerpo brinco varias veces sobre el escritorio con espasmos incontrolables mientras sus piernas no dejaban de temblar. Había tenido un segundo orgasmo y eso me hacía sentir muy bien.
Me incorpore frente a ella entre sus piernas abiertas y le deje ver mis 16 potentes centímetros apuntando hacia el cielo. Sostuve sus piernas por los tobillos. Sus tacones también apuntaban hacia el cielo, su falda subida a la cintura. Su pantaleta enrollada apenas a media pierna, su blusa abierta, su brasier por debajo de sus hermosas tetas de piel muy blanca, sus pezones rosados, su cabellera despeinada cubriendo el escritorio. Y esa sonrisa angelical enmarcada por sus mejillas coloradas y respiración agitada.
- Estas hermosa! - le dije -
- Gracias Sebastian! Nunca me imagine que esto pasaría! Nunca he estado con otro hombre aparte de Miguel. Y nunca me imagine sentir lo que tu me has hecho sentir.
- Me encantas Rocio! Y deseaba que esto pasara aunque lo creía imposible.
- Yo también lo deseaba, desde que te conocí.
- Nunca lo hubiera imaginado. - le dije - Te consideraba una mujer incapaz siquiera de imaginar algo así, eres la esposa del pastor Miguel.
- Que pena, ahora que pensaras de mi - me dijo -
Me incline entre sus piernas hacia ella y la bese intensamente, ella correspondió. Rodeo mi cuello y espalda con sus brazos. Nuestras lenguas se mezclaron, bese su cuello, fui bajando con mi boca hasta esos senos hermosos y los disfrute como a ninguno. Nuevamente bese su boca y mientras lo hacía mi verga se encontró con su vagina empapada de sus fluidos revueltos con mi saliva.