Las nuevas derechas - Omar Alejandro Bravo - E-Book

Las nuevas derechas E-Book

Omar Alejandro Bravo

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Beschreibung

Como reza el título de este libro, Las nuevas derechas desafían gravemente las democracias actuales. En las páginas que siguen, un grupo de científicos sociales han sido capaces de analizar, a través de estudios de caso muy bien elegidos, algunas de las peligrosas consecuencias del ascenso de la extrema derecha y del (neo)fascismo en todo el mundo y, en el caso que nos ocupa, en América Latina. Solo así puede desenmascararse la falsa ambigüedad con que a veces se presenta, contribuyendo a un pensamiento crítico y a una conciencia crítica que resulta hoy de una necesidad imperiosa para sustentar y reforzar un imprescindible y militante sentimiento antifascista [Rafael Huertas].

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Las nuevas derechas

Un desafío para las democracias actuales

Omar Alejandro Bravo

Editor académico

Las nuevas derechas: un desafío para las democracias actuales © Omar Alejandro Bravo (editor académico) y varios autores.

Cali. Universidad Icesi, 2020. pp. 194; 17 x 21,5 cm Incluye referencias bibliográficas ISBN: 978-958-5590-48-9 / 9978-958-5590-50-2 (PDF) / 978-958-5590-49-6 (ePub) DOI: https://doi.org/10.18046/EUI/ee.10.2020

Palabras Clave: 1. Democracia | 2. Derecha política | 3. Brasil | 4. Colombia | 5. Bolivia

Clasificación Dewey 321.4-ddc 21

© Universidad Icesi Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Primera edición / Noviembre de 2020

Rector: Francisco Piedrahita Plata

Secretaria General: María Cristina Navia Klemperer

Director Académico: José Hernando Bahamón Lozano

Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales: Jerónimo Botero Marino

Coordinador Editorial: Adolfo A. Abadía

Diseño de Portada y Diagramación: Ladelasvioletas - Johanna Trochez B.

Revisión de Estilo: Patricia Urbina Rivera

Editorial Universidad Icesi Calle 18 No. 122-135 (Pance), Cali – Colombia Teléfono: +57 (2) 555 2334 | E-mail: [email protected]://www.icesi.edu.co/editorial

Publicado en Colombia – Published in Colombia

La publicación de este libro se aprobó luego de superar un proceso de evaluación doble ciego por dos pares expertos.

La Editorial Universidad Icesi no se hace responsable de la ideas expuestas bajo su nombre, las ideas publicadas, los modelos teóricos expuestos o los nombres aludidos por el(los) autor(es). El contenido publicado es responsabilidad exclusiva del(los) autor(es), no refleja la opinión de las directivas, el pensamiento institucional de la Universidad Icesi, ni genera responsabilidad frente a terceros en caso de omisiones o errores.

El material de esta publicación puede ser reproducido sin autorización, siempre y cuando se cite el título, el autor y la fuente institucional.

ÍNDICE

PrólogoRafael HuertasIntroducciónOmar Alejandro BravoExplorando las bases. Opinión pública y los sentidos de la derecha en Brasil y ColombiaJuan AlbarracínEl discurso del miedo como herramienta política e identitaria: los casos de Brasil y ColombiaOmar Alejandro BravoEl derecho contra el “miedo”: apuntes históricos y políticos sobre herramientas jurídicas contra “comunistas” y “disidentes” en ColombiaMario Alberto Cajas SarriaNeocapitalismo, nueva extrema derecha y el sufrimiento psíquicoManuel DesviatSimón Rodríguez y Paulo Freire: entre el amor y el entusiasmo en tiempos hostiles a una educación popularMaximiliano Durán y Walter Omar KohanPara que los “salvajes” no vuelvan al poder: Anatomía de la extrema derecha bolivianaTathagatan Ravindran y Tatiana Lizondo Diaz¿”Brasil por encima de todo”?: los nuevos rumbos de la política de acción afirmativa en BrasilHildeberto Vieira MartinsSobre los autores

PRÓLOGO

Rafael Huertas Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (Madrid)

Cuando en la década de 1970 hablábamos de la Nueva Derecha nos referíamos a la actualización que Alain Benoist y el Groupement de recherche et d’études pour la civilisation européenne (GRECE) realizaron en Francia de los principios de la llamada revolución conservadora (Konservative Revolution) del primer tercio del siglo XX. La influencia de este movimiento conservador y nacionalista ha sido diversa y ha tenido múltiples desarrollos, algunos muy alejados de sus planteamientos originales. En la actualidad, sin embargo, cuando aludimos a la Nueva Derecha estamos pensado en un fenómeno mucho más reciente y, en ocasiones, desconcertante: la irrupción de fuerzas políticas en Europa y América, que se sitúan en una franja ideológica ambigua y se presentan como una derecha moderna, diferente y regeneradora. Recogiendo cierta herencia intelectual de aquel ideario inicial, al menos en algunos casos, la Nueva Derecha ha llegado a suscitar debates académicos sobre su adscripción doctrinal, pues con frecuencia se argumenta, siempre desde sus propias filas, que esa Nueva Derecha ha logrado establecer un nuevo paradigma teórico-político capaz de superar la distinción entre derechas e izquierdas. De este modo, y a estas alturas, ya no tendría sentido identificar a la derecha con inmovilismo y con tradiciones conservadoras, ni a la izquierda con progreso y cambio social. Afirmaciones falsas y tramposas que no hacen sino maquillar un discurso, unas prácticas y unos objetivos de claro corte neofascista.

Tras la segunda guerra mundial, un sentimiento antifascista muy extendido deslegitimó a la extrema derecha durante prácticamente toda la segunda mitad del siglo XX. De ahí que esta nueva propuesta ultraconservadora se presente a veces con cautos discursos que intentan adaptarse a los tiempos presentes y esconder nostálgicas conexiones con la derecha más rancia y tradicional. Pienso que los ideólogos de la Nueva Derecha comparten con el fascismo clásico una misma visión del mundo. Con referentes culturales muy similares, consideran la existencia de una situación generalizada de decadencia de la sociedad que debe ser corregida mediante una “revolución” (conservadora) con el propósito de conseguir el “renacimiento nacional”, una suerte de “ultranacionalismo palingenético” –en palabras de Roger Griffin– que define el núcleo central del pensamiento fascista. Otros elementos de continuidad pueden identificarse en la similar concepción del ser humano (agresivo, jerarquizado y territorializado) y en la defensa de una concepción belicista de la existencia que recuerda un renovado darwinismo social.

Es cierto que en el fascismo clásico el papel del Estado (protector y autoritario) era fundamental pero la nueva extrema derecha ha sabido adaptarse bien a la actual fase del capitalismo. El comienzo de los años ochenta coincidió con la llegada al poder de una serie de gobiernos conservadores que, tanto en Europa como en Estados Unidos, marcaron el comienzo de una etapa política y económica en las que las exigencias del individualismo liberal y el mercado primaron sobre consideraciones sociales o necesidades colectivas. Las crisis del Estado del Bienestar, con el fin de las propuestas keynesianas, trajo consigo la puesta en marcha de reformas diversas, que se denominaron neoliberales y que no son sino la expresión inmediata de la reacción del sistema ante las crisis sociales y económicas de los años setenta. Como es sabido, la mayoría de los países se plegaron a las exigencias de las instancias supranacionales de un nuevo orden capitalista, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial.

En este contexto, debemos destacar que las políticas neoliberales no han sido ni son exclusivas de gobiernos de derechas, sino que buena parte de la socialdemocracia ha asimilado y aceptado sus principios. No conviene olvidar que la enorme crisis intelectual y política de la izquierda, en cualquiera de sus variantes (comunista, socialdemócrata, etc.), no es ni mucho menos ajena al actual auge de la derecha más radical. En todo caso, el combate no solo es económico, sino fundamentalmente político y cultural.

Los representantes de la Nueva Derecha se ven a sí mismos como redentores o como salvadores de patrias y pueblos en decadencia, y se autoadjudican la misión de desvelar las causas de esa decadencia (la democracia entre otras) y liderar a una sociedad capaz de “regenerarse” y de reconstruir un pasado identitario supuestamente “auténtico”. Una sociedad en la que las diferencias sociales son naturalizadas y la desigualdad aparece como una categoría ontológica y axiológica que viene a definir no solo quién es quién en la jerarquía social, sino cuánto valen las personas. Se trata, en definitiva, de un retorno a los “valores trascendentes” que la izquierda no comparte y que, según lamentan, la derecha convencional no ha sabido mantener.

La Nueva Derecha oferta un nacionalismo pertinaz, y hasta fanático, que se apoya en la exaltación exagerada y contumaz de valores patrióticos y cristianos, siempre con un sentimiento de clase y de etnia que deja fuera de su “patria” a los desposeídos y a los diferentes, a indígenas y emigrantes, a adversarios políticos y otros “traidores”. Racismo, xenofobia, incitación al odio o tentaciones autoritarias y antidemocráticas terminan aflorando, indefectiblemente, en esta nueva e intransigente extrema derecha.

Así la cosas, ¿por qué se ha producido ese impresionante viraje en el voto popular de muchos países hacia estas nuevas fuerzas políticas?, ¿por qué en los barrios obreros europeos, con un pasado de izquierda reivindicativa, la derecha populista obtiene tan buenos resultados electorales?, ¿por qué en Estados Unidos los condados más pobres optan masivamente por el Tea Party y por Donald Trump?, ¿por qué Jair Bolsonaro ha llegado a ocupar la presidencia brasileña tras un holgado triunfo electoral, a pesar de su discurso autoritario, ultraconservador y partidario de la dictadura militar?

Naturalmente, para un viejo marxista esto puede resultar hasta cierto punto incomprensible, pero es necesario ampliar el análisis. Antonio Gramsci podría darnos claves importantes para entender no solo la importancia de los medios materiales y las relaciones de producción, sino también de las ideologías y las creencias. Incluso en un sentido weberiano podríamos decir que la Nueva Derecha no aspira a cubrir las necesidades materiales de la población, lo que sería incompatible con la obtención de plusvalía y su adscripción capitalista, sino los vacíos existenciales de los votantes. Muchos ciudadanos parecen sentir que, con la crisis económica, la inestabilidad laboral, los recortes en servicios públicos, etc., no solo están perdiendo bienestar, sino también identidad. Con la Nueva Derecha la identidad colectiva (de patriotas, blancos, cristianos y respetuosos con las tradiciones) se eleva a la categoría de fetiche y se equipara con una especie de “orgullo nacional” frente a “los otros”.

Como reza el título de este libro, que me honro en prologar, las nuevas derechas desafían gravemente las democracias actuales. En las páginas que siguen Omar Alejandro Bravo ha sabido rodearse de un solvente grupo de científicos sociales que han sido capaces de analizar, a través de estudios de caso muy bien elegidos, algunas de las peligrosas consecuencias del ascenso de la extrema derecha y del (neo)fascismo en todo el mundo y, en el caso que nos ocupa, en América Latina. Solo así puede desenmascararse la falsa ambigüedad con que a veces se presenta, contribuyendo a un pensamiento crítico y a una conciencia crítica –aquella conscientiazaçao propugnada por Paulo Freire en su Pedagogía del oprimido– que resulta hoy de una necesidad imperiosa para sustentar y reforzar un imprescindible y militante sentimiento antifascista.

Septiembre de 2020

INTRODUCCIÓN

Omar Alejandro Bravo

Universidad Icesi

El libro que aquí se presenta fue posible, en parte y en lo que refiere a escenarios formales, por diversos debates y ponencias producidas en eventos académicos desarrollados en Colombia, Brasil y Rusia, principalmente, donde la cuestión del crecimiento y consolidación de las aquí denominadas nuevas derechas ocupó un volumen particular. Estos debates se trasladaron también a espacios informales de diálogo y discusión con colegas de varios países y disciplinas, siendo el denominador común la preocupación que este fenómeno político generaba, así como las varias preguntas, de orden académico – investigativo que posibilitaba.

De esta manera, fue madurando la propuesta de este libro que, por esto, tiene un carácter fundamental y declaradamente político: el de expresarse de manera crítica frente a esa situación, entendida como una amenaza al orden democrático y contribuir a entender su funcionamiento, sentido, proyección posible, aspectos discursivos y mecanismos de interpelación social, entre otras cuestiones a ser pensadas.

No se intentó aquí de construir certezas definitivas al respecto de estos varios aspectos señalados, mucho menos se pretendió ofrecer un análisis completo y abarcativo de este fenómeno; quizás, y probablemente sea ésta la pretensión mayor de este libro, se trató de abrir espacios de debate, de construir preguntas y, en algunos casos, mostrar respuestas parciales a las mismas.

En el proceso de producción del texto, muchas de las situaciones que aquí se consideran han ido cambiando: en Bolivia se impuso por amplio margen electoral un gobierno progresista, desplazando a los sectores golpistas en el poder; en Argentina se produjo también un cambio de gobierno, después del desastre económico-social provocado por las políticas neoliberales del gobierno de Macri y, en el preciso momento en que este libro entra en su etapa final de edición, sucede la derrota de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. Todos estos hechos están fuertemente atravesados por un acontecimiento que interpeló y obligó a reformular políticas de gobierno y formas de relación social, como la pandemia provocada por el virus del Covid-19.

Este escenario cambiante e incierto no le quita actualidad ni sentido a los varios textos que componen esta obra; por el contrario, ese propósito ya señalado de construir interrogantes, de abrir nuevos espacios de reflexión en torno al crecimiento de las nuevas derechas (y sus eventuales avances y retrocesos) torna su lectura más pertinente, en alguna medida necesaria.

De esta manera, y en la perspectiva interdisciplinaria ya mencionada, en lo que hace a su composición, este texto abre con el prólogo del colega español Rafael Huertas, que con extrema precisión conceptual y política sitúa los temas de interés y las polémicas en torno al tema general de este libro.

El primer capítulo, de autoría de Juan Albarracín, muestra desde las Ciencias Políticas la relación compleja entre identificación ideológica y opinión en torno a ciertos temas, como el rol del Estado, la economía o la seguridad pública en Brasil y Colombia, entre otros. Los resultados de esta investigación indican que la opinión de sectores de la población de ambos países, en relación a esos aspectos señalados no pueden encuadrarse en los registros tradicionales del pensamiento de izquierda o derecha, mostrando una complejidad mayor que abre también la posibilidad de pensar las identidades políticas desde otras coordenadas e interrogantes.

El capítulo siguiente, de mi autoría y realizado desde el campo de la psicología, considera escenarios políticos similares (Brasil y Colombia), para intentar entender, a partir de discursos producidos por el uribismo en su campaña contra el plebisicito por la paz con las Farc y de Bolsonaro en la campaña electoral que lo llevó a la presidencia de Brasil, qué mecanismos interpelativos plantea cada discurso y sus coincidencias en lo que refiere a la producción de un enemigo social imaginario y amenazante, frente al cual se presentan como única alternativa política y defensa de la sociedad.

El tercer capítulo, titulado “El derecho contra el “miedo”: apuntes históricos y políticos sobre herramientas jurídicas contra “comunistas” y “disidentes” en Colombia”, fue producido por Mario Alberto Cajas Sarria, quien desde el campo del derecho analiza la manera en que la legislación colombiana, a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI, respaldó la persecución a sectores políticos (definidos como comunistas, terroristas o “castrochavistas”, de acuerdo a cada época y conveniencia) con decretos y leyes que le daban formalidad jurídica y apoyo a estas acciones. Este capítulo se inscribe entonces en un espacio de reflexión de interés y actualidad, que propone un debate más amplio entre derecho, política y sociedad.

Manuel Desviat, psiquiatra español, desde la perspectiva de la salud mental, incorpora un aspecto más a este debate: el de la posible relación entre ese crecimiento de las nuevas derechas y el sufrimiento psíquico, siendo la medicalización de buena parte de las sociedades actuales un aspecto relacionado a las políticas de control del nuevo capitalismo contemporáneo. Contra esto, se propone “una “clínica” de la resistencia, buscando aliados en los usuarios, familiares y ciudadanos para conseguir cambios en la asistencia a contracorriente y profundizar las grietas del sistema, en pos de un horizonte donde sea posible el cuidado de la salud mental, una sociedad de bienestar.”

Maximiliano Durán y Walter Omar Kohan proponen, desde su texto titulado “Simón Rodríguez y Paulo Freire: entre el amor y el entusiasmo en tiempos hostiles a una educación popular”, un retorno al pensamiento de estos dos autores pioneros y referencia de la educación popular latinoamericana, tomando distancia de cualquier repetición ritual de sus principios y actualizando su pensamiento desde la exigencia ética de enfrentar el hostigamiento que, sobre todo Freire, viene sufriendo desde sectores de poder que temen a la potencia política de su teoría.

La perspectiva antropológica se hace también presente en este texto, en el capítulo de autoría de Tathagatan Ravindran y Tatiana Lizondo Diaz, donde se analiza a la extrema derecha boliviana y sus formas de intentar evitar que los “bárbaros” vuelvan al poder. Se describen aquí con rigor y precisión aspectos económicos, raciales y religiosos, entre otros, propios de ese campo político. Cabe destacar aquí la frase final de este capítulo, que parece anunciar el cambio político que acaba de producirse en ese país: “La wiphala continúa flameando en los fuertes vientos del altiplano andino como nunca, ya que Bolivia se encuentra nuevamente en la encrucijada de la historia.”

El último capítulo, producido por el psicólogo brasileño Hildeberto Vieira Martins, analiza la situación de la política de cuotas raciales en el gobierno Bolsonaro y la manera en que los ataques que las mismas sufrieron en este gobierno hacen parte también de una política más amplia, propia de este gobierno de ultraderecha. Este capítulo incorpora entonces a este libro la cuestión racial, en una perspectiva amplia que la relaciona con aspectos sociales y políticos más generales, lo que se señala claramente en este párrafo: “El objetivo principal de este artículo es ampliar la discusión de un tema tan relevante y actual para el campo de la psicología y reflexionar sobre los efectos negativos que el retroceso de tales políticas puede acarrear para una parte significativa de la sociedad brasileña en un momento de pérdida o disminución de derechos sociales y políticos.”

De esta forma, desde estos diferentes enfoques, disciplinas y preguntas se propone este libro que, esperamos, sea del interés de los lectores y lectoras y, principalmente, contribuyan a alimentar un pensamiento crítico, necesario a los tiempos actuales.

Quedan también algunas deudas, que es preciso señalar, siendo la principal la perspectiva de género, que no pudo incorporarse a pesar de la invitación realizada a algunas colegas que trabajan en este campo. En próximas producciones relacionadas a las cuestiones y debates que este texto propone, esperamos que esta deuda pueda ser saldada, dejando sentada así la suposición pesimista de que estos fenómenos continuarán ocupando la escena política de forma significativa, mas afirmando también la necesidad y voluntad de seguir dando respuesta a los mismos.

EXPLORANDO LAS BASES. OPINIÓN PÚBLICA Y LOS SENTIDOS DE LA DERECHA EN BRASIL Y COLOMBIA*

Juan Albarracín Universidad Icesi | [email protected]

1 Agradezco al Latin American Public Opinion Project (LAPOP) de la Vanderbilt University por darme acceso a los datos necesarios para realizar este capítulo, así como a los evaluadores anónimos por sus comentarios.

Introducción

La victoria en las elecciones presidenciales de Jair Bolsonaro en Brasil y del “No” en el plebiscito sobre la ratificación del acuerdo de paz en Colombia sorprendió a muchos analistas. En el caso brasileño, se esperaba que el fenómeno Bolsonaro se diluyera con el tiempo y diera paso a un candidato de derecha más tradicional. En Colombia, la expectativa era que un “valence issue” –es decir un tema sobre el que se supone existe un relativo consenso social– llevará a una fácil victoria del sí en el plebiscito. Sin embargo, en ambos casos la derecha más radical logra atraer, activar y movilizar a partes del electorado y ganar las elecciones.

En estos procesos electorales, es posible observar que muchos votantes que apoyaron las opciones de derecha más radicales no representan un bloque unitario, sino que se aproximan por distintas razones a estos políticos. Mientras que unos están motivados por mayor resentimiento o miedo, un sentido de pérdida relativa de la jerarquía social, o inseguridad frente a cambios sociales y culturales de las últimas décadas,1 otros responden más a tradicionales patrones autoritarios. En esta maraña aparentemente incomprensible, es importante reflexionar sobre cómo se relacionan las opiniones sobre temas políticamente relevantes con la forma como las personas se auto-identifican en el continuo izquierda-derecha.

En este capítulo exploro el sentido que tienen en la opinión pública el ser de “derecha” o “izquierda” utilizando datos de encuestas representativas nacionales realizadas por el Latin American Public Opinion Project (LAPOP) en Brasil y Colombia. Aunque es común asumir que las personas tienen ideas formadas, coherentes y entre sí consistentes (ideologías) a través de las cuales interpretan el mundo político, en realidad son muy pocas las personas que alcanzan este nivel de estructuración ideológica. Más que asumir lo que debe significar ser de “izquierda” o de “derecha”, este capítulo indaga cuáles opiniones políticas pueden predecir el auto-posicionamiento de las personas en el continuo izquierda-derecha. En el texto analizo si las posiciones que tienen los encuestados frente a temas económicos (el rol del Estado en la economía), socio-culturales (apoyo al matrimonio igualitario), de seguridad pública (apoyo a penas más severas), políticos (el apoyo a la democracia liberal) y contextuales (apoyo al acuerdo de paz en Colombia y al impeachment de la presidenta en Brasil) tienen una relación con el auto-posicionamiento ideológico.

En mi análisis encuentro que, contrario a lo que comúnmente se piensa pero que ha sido confirmado por estudios de opinión pública en América Latina, la posición ideológica tiene muy poca relación con posiciones sobre estos temas. En el caso de Colombia, el único factor que está significativamente asociado con la identificación ideológica son las posiciones frente a temas socio-culturales, medidas en este caso con el nivel de apoyo al matrimonio igualitario. En Brasil, el apoyo al proceso de impeachment de la presidenta Dilma Rousseff es el único predictor significativo de la posición en el continuo izquierda-derecha: a mayor apoyo al impeachment, mayor afinidad en promedio con la derecha.

Estos resultados indican que la idea de “izquierda” o “derecha” presente en la opinión pública de los dos países no refleja ideas abstractas e interconectadas sobre como entender la política. Lo que significa ser de izquierda varía mucho por contexto y puedo reflejar más un sentido de pertenencia y apego psicológico a un grupo social, en forma análoga a las identidades partidarias, que la adhesión a un conjunto de ideas. En este sentido, es poco probable que los éxitos electorales de la derecha en América Latina actualmente reflejen un cambio en las opiniones políticas de los votantes o su “derechización”.

En la siguiente sección presentaré una definición operacional de ideología –como generalmente se entiende en los estudios de opinión pública– así como un resumen del conocimiento existente sobre la relación entre las posiciones ideológicas y las opiniones políticas. Al presentar los resultados de estos estudios de opinión pública, haré especial énfasis en el estudio de la opinión pública latinoamericana. Posteriormente presentaré tanto los fenómenos de la “ola” de gobiernos de izquierda como la “contra ola” de gobiernos de derecha en América Latina. En esta sección se reflexionará sobre la diversidad de izquierdas y derechas que existen en la región, como también sobre las causas subyacentes de estas olas. Se mostrará como, por ejemplo, la ola de gobiernos de izquierda desde inicios del siglo XXI no surgió por cambios ideológicos en la opinión pública y más como respuesta a las crisis económicas en los países de la región y los percibidos pobres resultados de las políticas de ajuste. Finalmente exploro –utilizando datos de opinión pública– la relación entre posiciones frente a temas sociales y políticos trascendentales y la posición ideológica que declaran los encuestados en Colombia y Brasil.

Ideología y la opinión pública

En los estudios empíricos de la ideología existe una dificultad para acordar una definición común (Federico, 2012), en parte porque el concepto de ideología ha tenido diversos significados a través del tiempo (Knight, 2006). En el estudio de la opinión pública, la ideología se entiende como un conjunto de valores y creencias interrelacionadas. En este sentido, es un esquema mental de amplio alcance que refleja la visión de un grupo sobre la forma ideal de organización política y social (Lewis-Beck et al., 2008; Federico, 2012; Feldman, 1988; Zaller, 1992). Comúnmente, la ideología se conceptualiza en términos espaciales en el continuo izquierda-derecha (Downs, 1957; Knight, 2006).2 Sin embargo, el contenido específico de lo que se asocia con izquierda o derecha pueden variar de un país a otro.

Las ideologías proveen un marco que le permite a las personas conectar ideas sobre áreas temáticas diversas y un conjunto de principios para desarrollar opiniones. En este sentido, se puede considerar que una persona es “ideológica” cuando organiza todo su pensamiento sobre la política alrededor de este marco (Jacoby, 1991). A pesar de la ubicuidad del concepto de ideología en la ciencia política, la idea de un electorado que orienta la totalidad de sus decisiones electorales y políticas (en un sentido más general) por consideraciones abstractas y conjuntos de ideas interconectadas y en si consistentes ha sido desvirtuada por muchos estudios en el campo de la opinión pública. La evidencia sugiere que la mayoría de los individuos no expresa ideas consistentemente de “izquierda” o “derecha” o que opiniones sobre temas políticos estén interconectados (Converse, 1964; Lewis-Beck et al., 2008). Es común encontrar, por ejemplo, una alta asociación entre la necesidad psicológica por seguridad y certidumbre con el conservatismo social, pero no con posiciones favorables al libre mercado (Federico y Malka, 2018).

Sin embargo, en algunos casos se han encontrado relaciones entre la auto-identificación ideológica (en el continuo izquierda-derecha), la decisión del voto y a posiciones sobre algunas políticas públicas (Jacoby, 1991; Zechmeister y Corral, 2012). En los Estados Unidos, por ejemplo, se encuentra que entre electores muy educados y con altos niveles de conocimiento político se puede detectar posicionamientos consistentemente ideológicos frente a políticas públicas (Layman y Carsey, 2002; Zaller, 1992) y estos exhiben una mayor estructura ideológica en el desarrollo de sus opiniones políticas (Jacoby, 1991; Lewis-Beck et al., 2008). En este sentido, no es sorprendente que personas con alto grado de información y interés en la política exhiban fuertes correlaciones entre su auto-posicionamiento ideológico y posiciones frente a temas económicos, políticos y sociales (Zaller, 1992) Las élites políticas, militantes de partidos o movimientos sociales o personas con fuertes afinidades a partidos políticos tienden a pensar en términos más ideológicos. Adicionalmente, son estas élites las que conectan temas aparentemente dispares (por ejemplo, posiciones frente a los impuestos y el aborto), dándole así un sentido a etiquetas ideológicas y extendiendo así las líneas de disputa política o conflict extension (Layman y Carsey, 2002).

El contexto en el cual transcurre la política también importa. Nie et al. (1979) encuentran que la exposición a contenidos políticos, en particular a opciones de política pública contrastantes, posibilitan mayores niveles de estructuración ideológica de las opiniones y el comportamiento político. Se debe observar un mayor “ordenamiento” ideológico en el electorado en ambientes polarizados donde las élites políticas ofrecen señales (“cues”) claras a los ciudadanos sobre su alineamiento político. Son estas élites las que definen qué significa ser de “izquierda” o de “derecha”. Además de la polarización, otras características de la competencia política tienden a afectar el grado en el cual el auto-posicionamiento ideológico es un buen predictor sobre posiciones políticas o la decisión del voto. Zechmeister y Corral (2012), por ejemplo, encuentran que la institucionalización de los sistemas de partidos –es decir el nivel de volatilidad entre las opciones partidarias en contienda– y la fragmentación de estos sistemas –donde existen muchos partidos que efectivamente disputan el poder público mediante elecciones– afectan la utilidad de las etiquetas ideológicas para explicar opiniones y comportamientos políticos, como el voto.

Recientemente, ha habido un creciente número de análisis sobre la ideología y el posicionamiento ideológico de las élites latinoamericanas (por ejemplo, Power and Zucco 2009) y en la opinión pública. El estudio de la ideología en la opinión pública latinoamericana ha sido en gran parte posible por la realización frecuente de encuestas de opinión pública apropiadas para el análisis académico, como los proyectos LAPOP (Latin American Public Opinion Project) y Latinobarometro. Los resultados derivados del análisis de estas encuestas muestran que, en muchos casos, se pueden identificar grupos ideológicos en la opinión pública que se distinguen por opiniones sobre el rol del estado en la economía y como garante de una mayor igualdad social. De la misma manera que ocurre en democracias del norte global, la derecha política tiende a estar asociada con el apoyo a un estado menos intervencionista en la economía y a la izquierda con un mayor apoyo a la acción estatal en la economía y para la reducción de la desigualdad (Wiesehomeier y Doyle, 2012; Zechmeister y Corral, 2012). Esta relación se puede observar en una mayoría de los 18 países latinoamericanos. Sin embargo, existen casos significativos –como Brasil, Colombia y Ecuador– donde no hay una relación fuerte entre opiniones sobre el rol del Estado en la economía y el auto-posicionamiento ideológico en la opinión pública (Zechmeister, 2015).

Adicionalmente, estudios sobre la opinión pública latinoamericana han reafirmado la importancia de factores individuales y contextuales para entender los efectos que pueda tener la ideología en el comportamiento y las opiniones políticas. Como es el caso en otras regiones globales, el nivel de educación y sofisticación política impacta la habilidad de utilizar la ideología como una heurística para definir opiniones acerca de temas de relevancia política: las personas con mayor nivel educativo y mayor conocimiento político tienden utilizar rótulos ideológicos para entender y actuar en el mundo político (Zechmeister and Corral 2012).

El contexto político en el cual se desenvuelven también afecta la efectividad de las posiciones ideológicas para formar opiniones. Mientras que la polarización política tiende a fortalecer la relación entre el auto-posicionamiento ideológico y posiciones frente a temas políticamente relevantes y de política pública, la desinstitucionalización y fragmentación de los sistemas de partidos afectan negativamente esta relación (Zechmeister y Corral, 2012). La asociación entre el auto-posicionamiento ideológico y la forma como las personas votan es más fuerte con altos niveles de polarización y cuando la competencia política es altamente programática y mucho menor cuando el clientelismo es el modo predominante de relación entre ciudadanos y políticos (Zechmeister, 2015). En el contexto latinoamericano esto tiene sentido: la intermediación clientelista se basa en el intercambio de un bien privado por apoyo político. Si este es el modo de relación entre ciudadanos y políticos, el auto-posicionamiento ideológico no tiene cabida. Por el contrario, en contextos de polarización, las diferencias de posición más marcadas presentadas por las élites políticas hacen que los rótulos ideológicos sean más claros y útiles para el electorado.

Esto último ocurre aún más cuando las mismas élites hacen mayor uso de elementos retóricos que hacen referencia a las categorías izquierda y derecha en su discurso. Zechmeister (2006), por ejemplo, muestra cómo los significados atribuidos por las élites políticas a las categorías izquierda y derecha tienen un impacto sobre el contenido específico asociado a ellas en México y Argentina. En este sentido, el significado particular dado al continuo izquierda-derecha por la opinión pública variará dependiendo de las particularidades de cada país (ver también Wiesehomeier y Doyle, 2012).

De los gobiernos de izquierda al regreso de la derecha en América Latina

Después de la década perdida de los años ochenta y las sucesivas políticas de ajuste –aperturas comerciales, privatizaciones, desregulación, entre otras– hubo un giro hacia la izquierda a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI. Rápidamente, fueron elegidos gobiernos de izquierda en buena parte de los países latinoamericanos. Aunque en cada país hubo factores específicos que llevaron a la elección de presidentes y presidentas de izquierda, generalmente se apunta a las crisis económicas de finales de los noventa e inicios del siglo XX (Levitsky y Roberts, 2011) y el asociado desgaste del “modelo neoliberal” como la causa de este fenómeno. Las promesas de una prosperidad generalizada como resultado de las reformas de los noventa evidentemente no se cumplieron para una parte importante de la población y generaron una gran frustración en ésta (Weyland, 2010).

Frente a la denominada “ola roja” es importante realizar dos apuntes importantes que también nos ayudan a entender el creciente éxito electoral reciente de la derecha. Por un lado, existía una gran diversidad en los gobiernos de izquierda en la región, tanto en el tipo de políticas públicas (económicas, sociales) que buscaban implementar, como en las estrategias políticas para lograrlas. Definir que es “ser de izquierda” es un debate extenso al cual no puede dedicar mucho espacio, pero siguiendo a Roberts y Levitsky (2011: 5) se puede plantear una definición operacional donde nos referimos a actores de izquierda como “actores políticos que buscan, como un objetivo programático central, reducir la desigualdad económica y social”. Esto abre el espacio para entender como gobiernos “moderados” –por ejemplo, Michelle Bachelet en Chile o Lula da Silva en Brasil y sus programas de inclusión social manteniendo los pilares de la política macroeconómica de sus predecesores– son de izquierda, aunque contrasten notoriamente con las políticas económicas y sociales de “radicales” como Hugo Chávez en Venezuela (Weyland, 2010). Muchos de los moderados mantuvieron además un fuerte compromiso con la democracia liberal representativa y buscaron realizar reformas en alianza con otras fuerzas políticas de centro y derecha, como fue el caso en Brasil. En otros casos, gobiernos de izquierda fomentaron procesos de erosión de las instituciones democráticas liberales –Venezuela y Nicaragua, por ejemplo– que llevaron a transiciones hacia regímenes autoritarios (Gamboa 2017).

Por otro lado, aunque pareciera que el surgimiento de gobiernos de izquierda estuviera asociado a cambios de posiciones ideológicas en la opinión pública en países latinoamericanos, el giro a la izquierda no estuvo asociado a esto. Es decir: la entrada de la izquierda al gobierno no estuvo relacionada a un creciente rechazo a las políticas “del ajuste” económico causado por cambios en la opinión pública sobre sus convicciones ideológicas acerca del rol del Estado en la economía. El apoyo mayoritario hacia gobiernos de izquierda resultó del desgaste de gobiernos de centro y derecha con pobres resultados económicos. Los votantes, en este sentido, se comportaron más como actores guiados por una racionalidad instrumental y sancionaron a aquellos gobernantes que “produjeron” políticas que redujeron su bienestar y apoyaron a sus contendores (Ross Arnold y Samuels, 2011). La capacidad que tuvieron los gobiernos de izquierda de sostenerse en el poder posteriormente tampoco estuvo asociada a cambios “ideológicos” en el electorado. De hecho, no hay evidencia –en general– que los gobiernos de izquierda hayan generado un incremento en la relevancia de los rótulos de “izquierda” o “derecha” para predecir la opinión y comportamiento político de las personas (Zechmeister, 2015). La re-elección de gobiernos de izquierda en la región respondió a electorados que recompensaron a gobiernos de izquierda que gobernaron en momentos de crecimiento económico –en buena medida por el boom de los commodities– permitiéndoles implementar variadas políticas sociales (Levistky y Roberts 2011).

Sin embargo, la ausencia de una “estructuración ideológica” de las opiniones y el comportamiento político del electorado no quiere decir que no hubo un impacto en algunos votantes de los gobiernos de izquierda y sus políticas. En algunos casos –por ejemplo, en Venezuela– se puede observar cómo se crearon identidades partidarias o partisanship (Handlin y Collier, 2011). Estas identidades no necesariamente se fundamentan en posiciones ideológicas–aunque puedan serlo. En el fondo, son un apego psicológico a un grupo social (en este caso, un partido) más que una identidad ideológica (Green et al. 2002).

De la misma manera que un partido puede fomentar estas identidades partidarias en el tiempo –por ejemplo, el caso del Partido de los Trabalhadores (PT) en Brasil– es posible también generar identidades sociales en contraposición a una opción partidaria. En este mismo caso, el surgimiento del PT también fue creando una fuerte identidad social (anti-partisanship) contraria al PT que no se cristalizaba necesariamente en una opción partidaria contrapuesta (Samuels y Zucco, 2018) pero si podía manifestarse como una identificación social en contra de “la izquierda”.

Analíticamente, los mismos retos que teníamos al analizar la “ola” de gobiernos de izquierda, los tenemos al analizar los nuevos gobiernos de derecha que han llegado al poder recientemente. Aunque en general se puede pensar en actores “de derecha” como aquellos que defienden los intereses de unas elites en contra de presiones redistributivas, esto se puede manifestar por medio de múltiples estrategias y posiciones (Roberts, 2014). Algunas fuerzas de derecha pueden hacer uso de posiciones conservadores frente a temas morales y culturales para movilizar a las clases populares. Otras pueden enfatizar políticas de seguridad (la denominada “mano dura”) para buscar apoyo entre los votantes. Inclusive, dentro de la derecha no siempre se tienen posiciones comunes frente a políticas económicas. Mientras algunos grupos de derecha favorecen políticas ortodoxas fiscalmente y de apertura comercial, otros sectores (por ejemplo, sectores industriales enfocados en el mercado local) pueden favorecer políticas proteccionistas y de nacionalismo económico (Roberts, 2014). En electorado, tampoco se encuentra un patrón consistente entre opiniones sobre temas económicos, sociales o políticos para personas de derecha (Doyle y Wiesohomeier, 2014).

En el periodo durante el cual los gobiernos de izquierda contaron con un ambiente económico favorable en la mayoría de países en la región, las fuerzas políticas de derecha tuvieron poco éxito electoral y, por consiguiente, tuvieron que buscar otros temas –más allá de conflictos distributivos– para buscar nichos en el electorado. Dependiendo del país, el tema específico que enfatizaban los políticos de derecha podía variar por país (Doyle y Wiesohomeier, 2014). Sin embargo, con el alto nivel de violencia criminal observado en muchos países de la región, el tema de la seguridad pública ha adquirido mayor relevancia en la opinión pública y ha sido adoptado por muchos partidos y políticos de derecha para atraer sectores del electorado con sus propuestas de “mano dura” (Doyle y Wiesohomeier, 2014; Zechmeister, 2015).

Ante las fuertes crisis económicas que vivieron muchos países latinoamericanos recientemente –asociados en gran medida a las caídas de los precios de los commodities y las limitaciones para sostener gastos por parte de los gobiernos de la región– la mayoría de los gobiernos latinoamericanos de izquierda fueron reemplazados por gobiernos de derecha. Es previsible que el ascenso de la derecha, tal como sucedió a inicios de siglo con la izquierda, no esté ocurriendo por cambios ideológicos en el electorado y si como un intento de sancionar a gobiernos (de izquierda) que están presidiendo en situaciones económicas precarias y crisis políticas (por ejemplo, escándalos de corrupción).

En este sentido, es importante en una primera instancia y como objetivo central de este capítulo, explorar si el auto-posicionamiento del público general está asociada a sus opiniones frente importantes temas económicos, políticos y sociales. A continuación, analizaremos –ahora en el contexto de gobiernos de derecha– a dos países: Colombia y Brasil.

Opinión púbica y auto-posicionamiento ideológico en dos casos latinoamericanos

En esta sección analizaré la relación entre el auto-posicionamiento ideológico y las posiciones frente a temas comúnmente asociados a posiciones ideológicas en dos países, Colombia y Brasil. La selección de estos países sigue la siguiente lógica: ambos países han experimentado recientemente un incremento en los niveles de polarización política. En el caso de Colombia, el conflicto central era la negociación y posterior acuerdo de paz entre el gobierno y la ahora desmovilizada guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En Brasil, el proceso que llevó a la destitución (impeachment) de la presidenta Dilma Rousseff y las elecciones presidenciales del 2018 mostraron fuertes divisiones entre personas políticamente activadas y entre élites políticas. Mientras la polarización debería favorecer una mayor relevancia y congruencia entre el auto-posicionamiento ideológico y opiniones frente a temas políticos en estos países, la naturaleza de los sistemas de partidos en ambos debería tener un efecto negativo sobre la estructuración ideológica de las opiniones políticas.

Si bien el sistema de partidos brasileño logro niveles aceptables de estabilidad hasta el 2014 (Mainwaring et al. 2018), la crisis política reciente llevó –por lo menos temporalmente– a altos niveles de volatilidad electoral. Esto se ve con gran claridad a través de la elección de un presidente apoyado por un partido anteriormente microscópico y que pertenecía a los denominados partidos de alugel3 (Hunter y Power, 2019). En el caso colombiano, desde mediados de los años noventa inició un proceso de desinstitucionalización del sistema de partidos, que desde entonces se ha caracterizado por altos y persistentes niveles de inestabilidad (Albarracín et al., 2018). La ausencia de opciones partidarias estables en ambos casos reduce la posibilidad que tienen las élites políticas para poder señalizar efectivamente y consistentemente a la opinión pública que constituyen ideas de “izquierda” y de “derecha”.

Para realizar el análisis se utilizó datos de las encuestas del Latin American Public Opinion Project (LAPOP), liderado por Vanderbilt University (EE.UU.). Los datos de las encuestas utilizadas para Colombia y Brasil fueron levantadas en el 2012 (ambos países), 2016 (Colombia) y 2017 (Brasil). Siguiendo la estrategia trazada por Zechmeister (2015), escogí preguntas de la encuesta que me permiten medir el auto-posicionamiento ideológico de cada encuestado, así como sus opiniones frente a temas económicos (el grado de intervención deseable del Estado en la economía), sociales (apoyo al matrimonio igualitario), de seguridad y legislación penal (apoyo a penas más severas para criminales) y políticos (grado de apoyo a la democracia). Igualmente, para cada caso escogí temas de gran relevancia contextual. Para Colombia, busco relacionar el apoyo al acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC con el auto-posicionamiento ideológico. En el caso de Brasil, se explorará si existe una asociación entre la posición frente al impeachment de Dilma Rousseff con la posición que toma el encuestado en la escala ideológica.

En ambos casos se realiza un análisis de la distribución de opiniones por grupo ideológico (izquierda, centro y derecha). Esto se complementa con regresiones que estiman la relación entre el auto-posicionamiento ideológico y posiciones frente a temas políticamente relevantes. En ningún caso, este análisis empírico pretende establecer relaciones causales entres estas variables. Sin embargo, como se verá a continuación, si nos muestra la poca asociación que hay entre opiniones y el auto-posicionamiento ideológico.

Colombia: la continuidad de la derecha

Colombia fue una excepción en la región. Mientras gobiernos de izquierda fueron electos desde finales de los años noventa, gobiernos de derecha y centro-derecha han controlado el poder ejecutivo en Colombia y la izquierda no ha tenido una opción real de ganar las elecciones presidenciales, con la debatible excepción de las elecciones de 2018. La longevidad del conflicto armado entre el Estado, grupos guerrilleros y paramilitares, así como las visiones opuestas de como superarlo han sido el clivaje central de política en Colombia. Particularmente a partir de 2002 con la elección de Álvaro Uribe, las opiniones frente al conflicto armado empezaron estar fuertemente asociadas con el auto-posicionamiento ideológico. Personas que se identificaban como cercanas a la izquierda tendían a apoyar una resolución negociada al conflicto, mientras que personas que afirmaban ser de derecha expresaban que el conflicto debía resolverse por medios militares.