Las virtudes de la buena gente - Marco Aurelio - E-Book

Las virtudes de la buena gente E-Book

Marco Aurelio

0,0

Beschreibung

Marco Aurelio, el emperador filósofo, reflexiona y escribe sobre la vida y la gente, inspirado en su experiencia cotidiana. Esta edición der Las virtudes de la buena gente, a cargo de la profesora Esther Gloria, agrupa sus meditaciones por cuestiones y modos, y ofrece al lector del siglo XXI la oportunidad de acercarse a la rara sabiduría de un político brillante, un pensador original en el Imperio Romano. Sagacidad y mesura en la celebración y en la construcción, propias de una persona que mira exclusivamente lo que debe hacer, sin tener en cuenta la aprobación el otro.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 79

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Las virtudes de la buena gente

Marco Aurelio

Edición a cargo de Esther Gloria

Índice de contenido
Portadilla
Legales
Marco Aurelio ¿Emperador filósofo o filósofo emperador?
Las virtudes de la buena gente
Reflexiones para comenzar el día
Nuestro guía interior
Preguntas al espejo
La sustancia del conjunto universal
La vida sin violencia
Alma mía
Todos los objetivos que deseas alcanzar

Aurelio, Marco

Las virtudes de la buena gente / Marco Aurelio ; adaptado por Carlos Santos Sáez. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Del Nuevo Extremo, 2015.

Libro digital, Amazon Kindle

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-987-609-606-5

1. Filosofía Moderna. I. Sáez, Carlos Santos, adap. II. Título.

CDD 190

© 2015, Editorial Del Nuevo Extremo S.A.

A. J. Carranza 1852 (C1414 COV) Buenos Aires Argentina

Tel / Fax (54 11) 4773-3228

e-mail: [email protected]

www.delnuevoextremo.com

Imagen editorial: Márta Cánovas

Diseño de tapa: ML

Primera edición: septiembre de 2015

Todos los derechos reservados

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

Digitalización: Proyecto451

ISBN edición digital: 978-987-609-606-5

Marco Aurelio ¿Emperador filósofo o filósofo emperador?

Marco Aurelio, Marcus Annius Verus, nació en Roma en 121 y murió en Viena en 181. Pertenecía a una gens española de Roma. De niño llamó la atención del emperador Adriano, que admiró su sincera inteligencia y ordenó a Antonino Pío que lo adoptara. Estudió retórica con Herodes Ático y con su amigo y consejero espiritual Marco Cornelio Frontón. Por el estoicismo se convirtió en filósofo en133. En 145, siendo cónsul, se casó con su prima Faustina la Joven, hija de Antonino Pío. Los veintitrés años del reinado de Antonino Pío son considerados los más prósperos del imperio. Tras su muerte en161, Marco Aurelio fue nombrado emperador, en un período conflictivo para el imperio, sacudido por los ataques de los bárbaros, las revueltas populares y epidemias. A la serie de calamidades que tuvo que sobrellevar, el emperador opuso energía, valor y equilibrio. Evitó la persecución de los cristianos, como Trajano, pero reprimió las manifestaciones públicas de su fe y castigó a los fieles que, tras ser denunciados, se negaban a celebrar el culto de la religión ancestral. A pesar de su naturaleza pacífica y su cuidado por la economía, se vio obligado a tomar préstamos forzosos y a desprenderse de parte del patrimonio imperial ante la urgente necesidad de constituir un ejército de esclavos, gladiadores, extranjeros y fugitivos, con el que hacer frente a la presión de los bárbaros; así, rechazó a los germanos hasta más allá del Danubio en el 168, venció a los partos y les arrebató parte de Mesopotamia (161) y sometió a marcomanos (172), cuadros (174) y sármatas (175). Tras la paz general de 175 y la ocupación de una franja de seguridad al norte del Danubio, admitió en el imperio, por primera vez, a bárbaros como colonos y soldados. Sin embargo, una revuelta en el norte de Italia determinó que proscribiera por un tiempo esa práctica. Quebrantada la paz por los bárbaros en el 177, Marco Aurelio emprendió una nueva campaña, en el curso de la cual murió por la peste que desde el 166 castigaba al imperio, que pasó a gobernar su hijo Cómodo.

Antes de ser emperador, Marco Aurelio había adquirido el hábito de escribir durante sus viajes cartas diarias a su maestro Marco Cornelio Frontón, a quien le contaba cuestiones de estilo y retórica e informaba sobre el curso de sus estudios y acerca de su delicada salud, castigada por el rígido ascetismo que se imponía; después, pasó a escribir para sí mismo, y en griego, cuando antes lo había hecho solo en latín.

Su estilo, influenciado por los estoicos, carece de rigor dogmático, y adopta el tono académico de Séneca. Sus Meditaciones son el resultado de las reflexiones que fue dejando por escrito, sin seguir un plan preestablecido, al final de su vida. Dividida en doce libros y redactada en griego, la obra se basa en una serie de pensamientos inspirados en su experiencia cotidiana.

Esta edición, a cargo de la profesora Esther Gloria, reúne parte de esa construcción monumental, agrupando meditaciones por cuestiones y modos, y ofreciendo al lector del siglo XXI la oportunidad de acercarse a la rara sabiduría de un político brillante, un pensador original en el Imperio Romano.

Las virtudes de la buena gente

1

Buen carácter y serenidad, discreción y respeto por los dioses, generosidad y renuncia a hacer el mal, sencillez y frugalidad.

2

Alejarse del modo de vivir de los ricos, invertir en educación, soportar las fatigas, tener pocas necesidades, trabajar con esfuerzo personal, abstenerse de excesivas tareas, depreciar la calumnia y evitar tareas inútiles.

3

Escribir de modo sencillo, leer con precisión y no aceptar con prontitud a los charlatanes.

4

Benevolencia.

5

Desconfiar de hechiceros, encantamientos, conjuros y otras prácticas semejantes, mantener la conversación franca y familiarizarse con la filosofía.

6

Permitirse la idea de cambiar, no hacerse pasar por otro con vistosos alardes, ni apartarse de la retórica, la poética y el refinamiento.

7

No decir a alguien muchas veces y sin necesidad “estoy ocupado”, para rechazar de este modo las obligaciones que imponen las relaciones sociales, pretextando excesivas ocupaciones.

8

Admitir la llamada y la reconciliación con los que nos han ofendido y molestado, tan pronto como quieran retractarse.

9

Libertad de criterio y decisión firme sin vacilaciones ni recursos fortuitos.

10

No dirigir la mirada a ninguna otra cosa más que a la razón, ni siquiera por poco tiempo.

11

Sagacidad y mesura en la celebración y en la construcción, propias de una persona que mira exclusivamente lo que debe hacer, sin tener en cuenta la aprobación del otro.

12

Ser inalterable en el dolor, en la pérdida de un hijo o en la enfermedad prolongada.

13

Ser muy riguroso y al mismo tiempo desenfadado, sin mostrar un carácter irascible en las explicaciones.

14

Aceptar los aparentes favores de los amigos sin dejarse sobornar por ellos ni rechazarlos sin tacto.

15

Vivir conforme a la naturaleza con dignidad, sin afectación.

16

Generosidad.

17

Mantener la armonía con todos, de manera que el trato sea más agradable que cualquier adulación.

18

Capacidad de descubrir con método inductivo y ordenado los principios necesarios para la vida.

19

No dar nunca la impresión de cólera ni de ninguna otra pasión.

20

Elogiar sin estridencias.

21

Tener tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin reflexionar.

22

Saber sin alardes.

23

No criticar ni reprender con injurias.

24

No dejarse llevar por la envidia ni manejarse con hipocresía.

25

Escuchar la queja de un amigo, aunque fuera infundada, para intentar consolidar la buena relación.

26

Tener buen ánimo en todas las circunstancias, ser dulce y a la vez grave, ejecutar sin protestar las tareas propuestas.

27

Elogiar cordialmente a los maestros.

28

Luchar por la igualdad ante la ley, la equidad y la libertad de expresión para todos, y por un gobierno que honre y respete, por encima de todo.

29

Cultivar el amor verdadero por los hijos, la familia, la verdad y la justicia.

30

Aplicación de la filosofía en la vida cotidiana.

31

Beneficencia y generosidad constante.

32

Optimismo y confianza en la amistad.

33

Dominio de sí mismo y no dejarse arrastrar por nada.

34

Obtener la confianza de todos, porque nuestras palabras responden a nuestros pensamientos y nuestros pensamientos a nuestras actuaciones.

35

Para que nada nos paralice ni nadie nos desaliente, actuar sin precipitación ni lentitud. Para que no nos gane la impotencia ni nos condicione el abatimiento.

36

Que las carcajadas no sean seguidas por accesos de ira.

37

Saber pedir perdón con sinceridad.

38

Ser un hombre recto sin ser inflexible.

39

Lograr que nadie se sienta menospreciado por nuestros gestos ni sospeche que nos consideramos superiores.

40

Mansedumbre y firmeza serena en la toma de decisiones profundamente examinadas.

41

Conservar los amigos, sin mostrar nunca disgusto ni loco apasionamiento.

42

No vanagloriarse de los honores aparentes.

43

Estar dispuesto a escuchar a los que podrían hacer una contribución útil a la comunidad.

44

Dar sin vacilaciones a cada uno lo que merece.

45

Saber distinguir cuando es necesario un esfuerzo sin desmayo, y cuándo hay que relajarse.

46

Deliberar sin eludir la indagación, ni dejarse llevar las primeras impresiones.

47

Amar el trabajo y ser perseverante.

48

Autosuficiencia con serenidad.

49

Previsión desde lejos y regulación previa de los detalles más insignificantes.

50

Reprimir toda adulación dirigida a nuestra persona.

51

Convivir con la abundancia sin orgullo y a la vez sin pretextos, con naturalidad cuando llega, pero sin sufrir necesidad de ella, cuando falta.

52

Tolerar las críticas.

53

Despojarse de temores supersticiosos.

54

No captar favores mediante agasajos o lisonjas.

55

Sobriedad y firmeza.

56

Atención moderada al propio cuerpo, ni coquetería excesiva ni negligencia.

57

Ausencia de gustos vulgares y de deseo innovador.

58

Ni sofista, ni bufón, ni pedante.

59

Ser en la madurez inaccesible a la adulación.

60

Apreciar a quienes filosofan de verdad, sin ofender a los demás ni dejarse embaucar por ellos.

61

Trato afable y buen humor, pero no en exceso.

62

Cuidado personal y prevención, para no tener necesidad de asistencia médica, de fármacos o emplastos.

63

Ni envidia ni ostentación.

64

No tener muchos secretos.

65

Ni cruel, ni hosco, ni duro.

66

Calcular con exactitud, como si sobrara tiempo, sin turbación, sin desorden, con firmeza, concertadamente.

67

Vigor físico y resistencia, y sobriedad en ambos casos, propiedades de un hombre que tiene un alma equilibrada e invencible.

68

Nunca ofender a la buena gente.

69

Saber cuidarse a sí mismo, sin dejar de respetar y querer al prójimo.

70