Lecciones sobre la sociedad del riesgo - Raffaele de Giorgi - E-Book

Lecciones sobre la sociedad del riesgo E-Book

Raffaele de Giorgi

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Beschreibung

El libro Lecciones sobre la sociedad del riesgo: una perspectiva desde sistemas sociales recoge las clases dictadas por el profesor Raffaele de Giorgi en la Maestría en Gestión Integral del Riesgo, de la Universidad Externado de Colombia. Esta recopilación de sus clases es un texto introductorio al concepto de riesgo y a la teoría de los sistemas sociales. Estas lecciones servirán de punto de partida para estudiantes e investigadores que busquen entender la teoría de los sistemas sociales. Las lecciones parten de conceptos fundamentales para la visión sociológica del riesgo, como lo son la observación, la distinción sistema/entorno, la comunicación y la diferenciación de la sociedad.

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Serie Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho n.° 103

Lecciones sobre la sociedad del riesgo

De Giorgi, Raffaele, 1947-

Lecciones sobre la sociedad del riesgo : una perspectiva desde sistemas sociales / Raffaele de Giorgi ; editores, Hilda Esperanza Zornosa Prieto [y otros]. -- Bogotá : Universidad Externado de Colombia, 2024. -- Primera edición.

186 páginas. (Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho ; 103)

Incluye referencias bibliográficas (páginas 185-186)

ISBN: 9789585060746 (impreso) 9789585060777 (e-book)

1. Economía -- Aspectos sociales 2. Política -- Aspectos sociales 3. Cambio social 4. Desarrollo económico y social 5. Sistemas sociales 6. Evolución social I. Zornosa Prieto, Hilda Esperanza, editora II. Vergara Peña, Luis Felipe, editor III. Arenas, Ricardo, editor IV. Díaz Vargas, María Alejandra, editora V. Universidad Externado de Colombia VI. Título VII. Serie

303.4SCDD 21

Catalogación en la fuente -- Universidad Externado de Colombia. Biblioteca. ERZ.

abril de 2024

Serie orientada por Diego Moreno Cruz, Alexander Vargas Tinoco y Luis Felipe Vergara Peña

e-ISBN 978-958-506-077-7

ISBN 978-958-506-074-6

©  2024, RAFFAELE DE GIORGI

©  2024, HILDA ESPERANZA ZORNOSA PRIETO,

LUIS FELIPE VERGARA PEÑA, RICARDO ARENAS ÁVILA, MARÍA ALEJANDRA DÍAZ VARGAS (eds.)

©  2024, UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

Calle 12 n.° 1-17 Este, Bogotá

Teléfono (+57) 601 342 0288

[email protected]

www.uexternado.edu.co

Primera edición en español: abril de 2024

Imagen de cubierta: Snow Storm - Steam-Boat off a Harbour’s Mouth, por

J. M. W. Turner, óleo sobre lienzo, 1842

Diseño de cubierta: Departamento de Publicaciones

Corrección de estilo: Javier Correa Correa

Composición: Precolombi EU-David Reyes

Impresión y encuadernación: DGP Editores S.A.S.

Tiraje de 1 a 1.000 ejemplares

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad de los autores.

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

CONTENIDO

PRESENTACIÓN

LECCIÓN 1

NOCIONES PRELIMINARES: LA TEMPORALIDAD EN LA SOCIEDAD

LECCIÓN 2

PROBLEMAS EN LA APROXIMACIÓN A UNA DEFINICIÓN DE RIESGO

LECCIÓN 3

LA OBSERVACIÓN DEL RIESGO

LECCIÓN 4

DISTINCIÓN SISTEMA/ENTORNO: SISTEMAS BIOLÓGICOS, PSÍQUICOS Y SOCIALES

LECCIÓN 5

LA COMUNICACIÓN COMO OPERACIÓN DE LA SOCIEDAD

LECCIÓN 6

EL PROBLEMA DE LA EXPANSIÓN: MEDIOS DE DIFUSIÓN

LECCIÓN 7

EL PROBLEMA DE LA ACEPTACIÓN: MEDIOS DE COMUNICACIÓN SIMBÓLICAMENTE GENERALIZADOS

LECCIÓN 8

EVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD

LECCIÓN 9

DIFERENCIACIÓN DE LA SOCIEDAD

LECCIÓN 10

LA SOCIEDAD DEL RIESGO Y SUS SUBSISTEMAS

CONCLUSIONES FINALES

BIBLIOGRAFÍA

NOTAS AL PIE

PRESENTACIÓN

Esta exposición es en verdad una pieza contraria a la insuficiencia de las teorías tradicionales de la sociedad. Las cosas no tienen que permanecer igual. Así como una conferencia como ésta no conduce a propuestas concretas, en el nivel de una teoría de la sociedad estoy seguro de que podemos hacer mejor las cosas.

Niklas Luhmann1

El Centro de Investigación en Filosofía y Derecho de la Universidad Externado de Colombia se complace en presentar la obra Lecciones sobre la sociedad del riesgo. Una perspectiva desde sistemas sociales, del profesor Raffaele de Giorgi. Esta obra compila las lecciones que el profesor de Giorgi dictó en el marco de la Maestría en Gestión Integral del Riesgo de la Universidad Externado de Colombia. Su compilación nace con la iniciativa de la Doctora Hilda Zornosa, en su momento directora del Departamento de Riesgos y Seguros, en colaboración con el Centro.

El concepto de sociedad de riesgo ha sido traído al mundo científico por Ulrich Beck, en 1986. Para la corriente de la teoría de los sistemas sociales, la sociedad del riesgo es el resultado de la forma como la sociedad moderna se relaciona con el futuro. Esta debe enfrentarse de manera constante a tomas de decisiones en situaciones de incertidumbre frente al futuro, las cuales buscan evitar la materialización de riesgos, generando simultáneamente nuevos riesgos.

Desde los años setenta, Niklas Luhmann, maestro y amigo del profesor de Giorgi, desarrolló la teoría de los sistemas sociales como una perspectiva alternativa a la sociología tradicional. Luhmann y de Giorgi trabajaron conjuntamente en múltiples investigaciones alrededor de esta teoría y crearon el Centro de Estudios sobre el Riesgo en la Universidad de Salento, Italia, en 1990. Allí se ha continuado la tradición académica de la teoría, lo que ha contribuido enormemente a su difusión internacional. Para de Giorgi, al igual que para su maestro, la sociedad no está compuesta de individuos. En cambio, esta es un sistema compuesto de comunicaciones, que constantemente se diferencia de su entorno (el cual incluye a sistemas psíquicos y biológicos), por medio de su propia reproducción. Este punto de partida permite a de Giorgi desarrollar un aparato conceptual complejo para explicar los vínculos que genera la sociedad moderna con el futuro, por medio del riesgo. El profesor realiza un recorrido teórico por estas importantes nociones de forma accesible y esquemática.

Las primeras cuatro lecciones abordan los presupuestos epistemológicos de la teoría. En la primera lección, se desarrolla el problema de la temporalidad en la sociedad, la distinción pasado/futuro, y su unidad, el presente. La segunda lección propone una aproximación a un concepto unívoco de riesgo, alejándose de nociones tradicionales, las cuales lo asocian con el concepto de seguridad. En la tercera lección se trata la noción de observador, el cual permite entender la forma básica de operar de los sistemas. Por último, en la cuarta lección, de Giorgi explica la distinción entre sistema y entorno como punto de partida de la teoría de los sistemas sociales.

Las lecciones restantes desarrollan las nociones abordadas para aproximarse a las características de la sociedad actual como sociedad del riesgo. La quinta lección trata la comunicación como operación básica de los sistemas sociales, la cual los diferencia de los sistemas psíquicos y biológicos, cuyas operaciones son los pensamientos y la vida, respectivamente. Las lecciones 6 y 7 se aproximan a los problemas de la expansión y la aceptación de la comunicación, los cuales llevan a los conceptos de medios de difusión y de medios de comunicación simbólicamente generalizados. La octava lección, con base en la teoría de la evolución, explica los conceptos de variación, selección y estabilización como mecanismos de transformación de la sociedad, rechazando ideas difundidas en la modernidad, como el progreso. En la novena lección se plantea la teoría de la diferenciación social, que analiza históricamente los estadios evolutivos de la sociedad: 1) las sociedades segmentarias; 2) las sociedades centro-periferia; 3) las estratificadas y 4) la sociedad actual, funcionalmente diferenciada. La décima lección aplica este aparato conceptual a la sociedad del riesgo y sus subsistemas (político, económico, jurídico, científico, médico, entre otros), para concluir con reflexiones sobre el futuro de la sociedad moderna.

Estas lecciones están dirigidas a estudiantes e investigadores de ciencias sociales y jurídicas que quieran aproximarse a la teoría de los sistemas sociales y al estudio del riesgo desde una perspectiva sociológica. El andamiaje conceptual detrás de la teoría de los sistemas sociales es explicado por de Giorgi desde ejemplos simples y de forma amena para facilidad de sus lectores neófitos. Asimismo, el lector familiarizado con esta teoría también encontrará en la lectura reflexiones novedosas e importantes para sus investigaciones sobre la sociedad. Para ello, los editores han incluido bibliografía relevante a lo largo de la obra.

Ricardo Arenas Ávila María Alejandra Díaz Vargas Luis Felipe Vergara Peña Centro de Investigación en Filosofía y Derecho Universidad Externado de Colombia Noviembre 10 de 2023

LECCIÓN 1NOCIONES PRELIMINARES: LA TEMPORALIDAD EN LA SOCIEDAD

En este libro hablaremos sobre el riesgo, sobre la estructura del riesgo, la función del riesgo, la posición del riesgo en la sociedad contemporánea. Esto implica hablar sobre el mundo, enfrentando, como siempre sucede, dificultades, resistencias, preconceptos, ideas ya formuladas que el público tiene en su cabeza. Podríamos comenzar este estudio con la siguiente formulación: La sociedad contemporánea tiene grandes problemas con el futuro. ¿Qué quiere decir esto? Otras sociedades no tenían problema con el futuro. Estas sociedades sí tenían representación del futuro, tenían un futuro, había un futuro para ellas, y si no hubiese sido así, nosotros no podríamos estar aquí en este momento, somos el presente que era futuro de tantos pasados de otras sociedades, pero no tenían el problema del futuro.

Estas otras sociedades, en cambio, tenían el problema del pasado. En muchos sentidos, el pasado constituía un repositorio de sentidos1 inestimable, y a través de este gran recurso de sentido que tenía el pasado, otras sociedades podían encontrar orientación para actuar en el presente. Las historias universales que se podían escribir hasta el siglo XVIII, una de las últimas fue la de Herder, comenzaban siempre con el origen de la historia de la sociedad. Así sucedía con las grandes historias que se escribían en Roma, o las historias universales que San Agustín pidió que se escribieran. En aquella época, las historias universales comenzaban con la creación del mundo. ¿Por qué? Porque en todo el pasado había grandes recursos de sentido para la interpretación del presente, para orientarse en el presente.

Como vamos a ver en las siguientes lecciones, sociedades que llamamos estratificadas encontraban en la estructura de su estratificación, en su pasado, determinaciones para el futuro. El hijo del barón era barón, tenía el título, así como la segunda hija del barón tenía el título, pero no los derechos del título, el futuro de uno y otra ya estaba interpretado con los recursos de sentido que había en el pasado. Para nosotros, de la tradición cristiana, también el recurso de sentido era el comienzo, sea la creación, sea la predeterminación, sea el destino. Entonces, el pasado era un gran repositorio, universo de sentidos, a través de los cuales podía-mos orientarnos en el presente hacia el futuro. En otras palabras, el futuro tenía sus determinaciones.

Cuando fueron descubiertos estos territorios [americanos], los europeos que llegaron aquí tuvieron una primera idea de encontrar su pasado, un pasado sin civilización. Así, ellos se convencieron de que en su presente había pasados que no eran contemporáneos. Los indios no eran contemporáneos. El tercer mundo, como se acostumbraba a decir, no era contemporáneo, pero era un pasado en el presente. En otras palabras, ellos tenían la idea de re-observar su pasado, y si el pasado está en el presente, es posible actuar de manera que este pasado pueda ser llevado al punto del presente. Esto se llamó “desarrollo”, y el desarrollo activo se llegó a llamar “revolución”. También en el siglo XV y XVI hubo algunas ideas de revolución entre algunos intérpretes de la Biblia, Joachim de Fiori, por ejemplo, pero la revolución de la que hablaban ellos no tenía el mismo sentido de las revoluciones en las que se tematiza posteriormente esta contemporaneidad de lo no contemporáneo.

Entonces, podemos afirmar que otras sociedades no tenían el mismo problema que nosotros en relación con la temporalidad. Este problema es constitutivo para enfrentar el tema central de nuestras lecciones. De esta manera, entramos en el centro de las reflexiones que nos acompañarán, pero entrando en este centro vamos a despertar, abrir un núcleo conceptual que es muy relevante: la temporalidad.

Por el momento solo hemos hablado de temporalidad, solo hemos hablado de tiempo. Sabemos que existen formas diferentes de tiempo. No me refiero solo a las grandes ideas de los griegos del tiempo material, o como diríamos nosotros los modernos: el tiempo como alcance y orden, idea retomada por la cultura cristiana. Al contrario, me refiero a la temporalidad como una continuidad, es decir, una representación de la temporalidad en la que no existen interrupciones. Yo puedo interrumpir mi acción, un carro puede parar y comenzar a moverse otra vez, pero el tiempo no tiene interrupciones. La idea de eternidad era más o menos esta, aunque en la Biblia cuando Dios dice “Fiat Luxe”, está interrumpiendo y comenzando. Esto naturalmente fue un gran problema de la teología. Entonces, ¿cómo es que nosotros podemos construir las diferencias en la temporalidad? Reformulemos el problema de otra manera: no existen temporalidades diferentes en relación a la idea y la representación del tiempo. Existe una temporalidad única y paradójica. Voy a explicar qué quiero decir con única y paradójica.

La única temporalidad que existe es el presente, en el sentido en que nada puede acontecer en el pasado. En el futuro podrá acontecer algo, pero solo cuando el futuro se vuelva un presente. Yo no puedo hablar ayer. Solo en el presente puedo recordar que ayer, a esta hora, he hablado. Tampoco puedo hablar mañana a esta hora, sino cuando el mañana se vuelva presente. Yo puedo hablar, pero no estaré hablando mañana, sino hablando en el presente. Así que la única temporalidad que existe es el presente, el cual, al ser único, no tiene duración. Pero si no tiene duración, no puede ser tiempo. Entonces la estructura constitutiva del tiempo es paradójica, es como decir que el tiempo existe porque no existe, pero es el único que existe. ¿Cómo se puede decir que este tiempo existe? Porque todo lo que acontece puede acontecer solo en el presente, en cualquier momento y siempre. Esto quiere decir que todas las veces que acontece algo, una palabra, un estornudo, un accidente, una charla, un saludo, cualquier cosa, en el presente se produce una ruptura entre lo que era antes y lo que va a ser después.

En el momento en que acontece algo, se produce la distinción entre el pasado, el presente y el futuro, pero siempre en relación con un acontecimiento. ¿Cuáles son las consecuencias de estas consideraciones? Que cada vez que acontece algo, el presente del acontecer se vuelve pasado, y el futuro anterior del actual acontecer se vuelve presente. Esto quiere decir que se construye otro futuro en cada ocasión. Entonces el presente se hace un pasado, el futuro anterior del acontecimiento es un presente, y el nuevo futuro que se construye aguarda, para volverse un presente. Se puede distinguir entre presentes futuros y futuros presentes. Por ejemplo, la afirmación “mañana voy a hablar con ella” es un futuro presente, en este momento. Cuando llegue mañana a las 5 PM, este futuro será un presente, y se transformará continuamente.

Es este el motivo por el cual el tiempo se ha representado como un fluir. Aunque nada puede fluir, así Heráclito en la Grecia Antigua hablara de que todo fluye, y que no es posible bañarse dos veces en la misma agua del río. Son los acontecimientos los que transforman la única temporalidad que es el presente. Estas consideraciones son centrales para nuestra reflexión sobre el riesgo, en especial con la que hemos comenzado: la sociedad presente tiene problemas con el futuro. Esto quiere decir que no podemos decir que el tiempo esté fluyendo ni esté parado, que se mueva o no, sino que son aquellos que observan el tiempo los que pueden reconstruir las diferencias de su observación a través de este mecanismo.

Hemos introducido otra palabra: “observan”. Me parece autoevidente que, si tenemos alguien que observa, este se puede llamar “observador”. Este nuevo concepto, en su momento, lo vamos a explicar y utilizar, de otra forma, de manera más completa. ¿Por qué es necesaria esta formulación que estamos utilizando? Para evitar cualquier tipo de ontología. No sé si podemos tener confianza con esta palabra pesada, filosófica. No me gusta, pero es la única palabra para explicar lo que quiero decir. Entonces la ontología es la idea, la ilusión, la representación de algo que existe, que está ahí, que todos podemos ver. Para evitar esta locura del pensamiento, yo he utilizado la expresión “observar”.

El tiempo no existe en un sentido ontològico de que está ahí, todos lo pueden ver, y quien no lo ve es ciego. No es este el sentido, yo he dicho que esta representación del presente tiene un carácter paradòjico, es así porque no es así, es el único, porque no es un tiempo. En otras palabras, la construcción del tiempo se produce todas las veces que acontece algo. No se puede decir que algo que se construye todas las veces que acontece algo más, sea algo que exista siempre. No es una idea ontológica, en otras palabras. Hagan el esfuerzo por pensar que tiene sentido afirmar que el único tiempo que tenemos es el presente, que este no tiene duración, no tiene sentido decir cuánto dura. El presente de esta aula dura dos horas, el presente de un beso dura un segundo, el presente de un dolor puede durar una semana, el presente de una expectativa puede durar una vida. Se tienen tantos presentes, y el presente no tiene duración, pero es el único, pero si no tiene duración, no es tiempo y, sin embargo, es el único tiempo que existe.

Esas son construcciones paradójicas que nos hacen posible operar con ellas, hacer alguna cosa. Si yo sé que tengo una cita en una hora y que tengo que hacer algo, yo voy a hacer de manera determinada lo que estoy haciendo antes de que pase una hora, así se construye la temporalidad de mi hacer. Si yo tengo un niño en la casa que tiene que comer, yo tengo que hacer todo lo que tengo que hacer antes de que el niño se muera de hambre. Entonces las temporalidades se construyen. Aquí sería interesante que preguntáramos: ¿y cómo se construyen?, ¿quién construye las temporalidades?, ¿yo?, ¿mis amigos, los estudiantes, los profesores, los políticos? De manera provisoria, yo. También puedo decir que los lugares en los cuales se construyen estas temporalidades son los lugares que hacen posible el acontecer. Mi respuesta es tautológica y lo sé, naturalmente, pero no puedo decir nada más.

La otra pregunta sería: ¿cuáles son estos lugares? Estos son los lugares en los cuales se produce, por ejemplo, la educación, el amor privado o público. Son los lugares en los cuales se toman decisiones políticas, transacciones económicas, etc. En otras palabras, lugares de la sociedad, en donde se produce el acontecer, porque es este acontecer el que hace posible la construcción de las temporalidades. Entre todos estos lugares, existen lugares que no se ven pero que operan, y que son nuestros sistemas psíquicos. El hecho de que yo no pueda ver el sistema psíquico de otro no quiere decir que él no tenga un sistema psíquico. Lo mismo pasa con él con relación a mi sistema psíquico, no significa que yo no tenga uno. Todos estos lugares tienen estructuras diferentes, formas y modalidades diferentes de producir lo que acontece. ¿Qué es lo que acontece? Todo: una decisión política, una oración religiosa, un proceso jurídico, una operación bancaria, todo lo que acontece en todos los lugares de la sociedad.

Entonces de manera transitoria, provisoria, estamos utilizando también otra expresión. Yo he dicho “lugares de la sociedad”, que es una formulación imprecisa, provisoria, pero que nos permite entendernos. Usted puede tener su idea de lo que puede ser la sociedad, y otro tiene su idea de lo que puede ser un lugar de la sociedad, digamos, por ejemplo, la política, una institución educativa, una farmacia como institución del sistema de salud, una galería de arte, un pedazo de tierra frente al cual alguien diga “esta es mi propiedad”. Esto último es un lugar de la sociedad, porque el concepto de propiedad no pertenece a la tierra, sino al derecho, la tierra no es propiedad, el derecho construye a la tierra como propiedad. Entonces, esos son lo que, de manera provisoria, estamos llamando lugares de la sociedad. Después vamos a precisar las palabras y los sentidos comunes que estamos utilizando para nuestras reflexiones.

Para este problema de la temporalidad, las sociedades que podían utilizar el pasado como recurso de sentidos, tenían una estabilidad que era característica de ellas. ¿Qué quiero decir con estabilidad? Pensemos en la estructura de las familias en sociedades estratificadas, por ejemplo, o la estructura del pueblo en una sociedad como Roma, o las modalidades para acceder al trabajo en sociedades como la de la Edad Media, o las relaciones entre los fieles y Dios en el pensamiento religioso cristiano. Se sabía, por ejemplo, que todos teníamos una culpa originaria, pero también la posibilidad de salvación. En ese sentido, teníamos que actuar de cierta manera, y si no se podía actuar de manera correcta, existía la posibilidad de arrepentirse. Esto era una forma de estabilidad.

De igual forma, los matrimonios endogámicos eran los más estables del mundo. Aunque eran los más defectuosos y peligrosos, también eran los más estables. Esta era una modalidad de construir al futuro de manera estable, determinada. También la idea de que el presente, pasado y futuro se encontraban en la mente de Dios, era otra forma de estabilidad, para algunos podía ser de desespero, pero para otros, de seguridad. Utilizamos en este momento, por primera vez, una palabra peligrosa, infame, pero que ha logrado actualmente un nivel de nobleza que pocas otras palabras han logrado: Seguridad.

Vamos a ver que seguridad es una palabra que no tiene ningún sentido, porque no se puede indicar algo con ella. Sugiero que es mejor utilizar estabilidad, porque tiene más sentido. Esta quiere decir que yo tengo la expectativa de que el futuro pueda ser considerado como la continuidad del presente y que, en el futuro, se realizarán las expectativas, o las determinaciones, del presente.

En esta sociedad había posibilidades, naturalmente, que no estaban incluidas en las previsiones, en las determinaciones. Es decir, lo que no era objeto posible de expectativas, podía suceder. Podía acontecer que un gran barco con bienes que debían ser transportados desde Cartago hasta Roma pudiese ser destruido por una tempestad. Podía pasar que César Augusto, mientras volvía de Grecia, donde estaba estudiando y aprendiendo como toda la nobleza romana, pasara por una tempestad y que su barco se hundiera. También podían suceder robos o incendios, como en el año 64, producido por Nerón. ¿Cómo se trataba la posibilidad de este acontecer? Se trataba con una palabra para la cual los romanos habían definido una diosa: Fortuna. Es interesante ver que fortuna tiene la misma raíz de otras palabras latinas que tienen que ver con posibilidad, fortace quiere decir en latín probablemente, forte como adverbio. Entonces, fortuna era una diosa que podía acompañar y evitar que ocurriesen desvíos frente a la certeza de un camino correcto y directo. Lo mismo pasaba con los griegos: ellos no tenían una diosa, no era tan noble, pero tenían una semidiosa, que era Dike, hija de dioses, la cual no es la justicia como se dice generalmente, pues esta era Temis. Dike tenía la función, y allí la semejanza con Fortuna, de volver a poner el carruaje del sol en su camino todas las veces que se desviaba. Esta construcción griega puede entenderse de manera más moderna como la mala suerte. Aunque las expectativas debían ser conformes con un orden universal, podía acontecer, naturalmente, que el orden fuera violado y, por esta razón, la función de la semidiosa era corregir el rumbo del carruaje. Entonces, lo que pasaba, y que no era posible objeto de las expectativas, tenía que ser puesto en su lugar otra vez. En otras palabras, infringir el orden implicaba la necesidad de reconstruirlo.

¿Cómo se ve el presente cuando las sociedades pueden utilizar viejos recursos de sentido del pasado? Es algo totalmente diferente a los problemas centrales que tiene esta sociedad. Podemos decir, sin lugar a dudas, que esta es una de las principales características que diferencian nuestra sociedad del presente de otras sociedades. Naturalmente esto no quiere decir que no tengamos otras diferencias, pero esta es una diferencia constitutiva, puesto que la hace diferente de las demás.

Para que tengamos otra idea de lo que quiere decir toda esta noción del pasado como gran recurso de sentido para la interpretación y la construcción del presente, la teología cristiana del siglo XVII, que relativamente podemos llamar la sociedad moderna, tenía grandes problemas con la existencia del mal en esta sociedad. ¿Cómo se puede explicar el mal? Si Dios tiene una representación de todo, pues conoce pasado, presente y futuro, porque todas las representaciones en su temporalidad son presentes, ¿cómo se puede explicar la presencia del mal? Este es un gran problema, pues si ha creado el mundo, decía esta teología, sabía del mal. Si él sabía o no, ¿entonces? Él no podía no saber qué iba a ocurrir. ¿Saben la solución que se encontró? La creatio continua: Dios no ha creado de una vez el mundo, sino que para que el mundo no caiga bajo el peso de lo malo que es, él lo crea continuamente. Esta idea hacía posible a los particulares hacer el mal y a Dios reconstruir todas las veces el bien.

La literatura en García Márquez tiene páginas interesantes que permiten pensar en estas cuestiones, pero el autor que tiene para mí las páginas más bellas es José Saramago. Este es un tema del que podemos hablar ahora, pero que debemos retomar otra vez cuando hablemos del observador, que es otro concepto que hemos anunciado. No sé si han tenido la posibilidad de leer El evangelio según Jesucristo, la obra por la cual Saramago fue excomulgado por la iglesia y por el fascismo portugués, por la que se fue a la isla de Lanzarote.