Libro 1. ¿Otro Mundo O No? ¡El Juicio Real Empieza! - Elena Kryuchkova - E-Book

Libro 1. ¿Otro Mundo O No? ¡El Juicio Real Empieza! E-Book

Elena Kryuchkova

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Beschreibung

Arthuria, Marilyn y Lancitel son tres amigas que forman parte de un grupo musical aficionado. Se dirigen al Festival de Bandas de Aficionados. Pero su autobús se ha quedado atrapado en un atasco y al final resulta que llegan tarde al festival. Tras bajarse del autobús, deciden tomar un atajo por un pequeño bosque… ¡Sorprendentemente para ellas, se pierden y se encuentran en un denso bosque, como si entraran en las páginas de una historia fantástica! En el bosque, las muchachas se encuentran con la adivina Viviane y descubren que están en las cercanías de Camelot, la legendaria ciudad antigua gobernada por el rey Uther Pendragon. ¡Y no solo en un tiempo lejano, sino también en una realidad lejana! Pues Arthuria, Marilyn y Lancitel se encuentran en la Singularidad 20-01, en el mundo en el que la historia de la evolución de la Tierra siguió un curso ligeramente distinto. Al menos eso es lo que les dice el interfaz de una misteriosa aplicación cuyo panel de control ha aparecido ante sus ojos… ¿Qué pasará a las chicas en un mundo nuevo y completamente desconocido para ellas? ¿Qué aventuras les esperan? ¿Qué es el interfaz que ha aparecido ante sus ojos? ¿Y cómo acabará el juicio real que decide realizar el rey Uther Pendragon, gobernante de Camelot?

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Libro 1. ¿Otro mundo o no? ¡El juicio real empieza!

Serie «Camelot. Singularidad 20-01. O las aventuras de tres chicas en otro mundo»

Elena Kryuchkova

Traducido por Mariano Bas

«Libro 1. ¿Otro mundo o no? ¡El juicio real empieza! (“Serie «Camelot. Singularidad 20-01. O las aventuras de tres chicas en otro mundo”)»

Escrito por Elena Kryuchkova

Copyright © 2023 Elena Kryuchkova

Editorial Tektime

www.tektime.it

Traducido por Mariano Bas

Todos los derechos reservados

Diseño de portada por IA (Stable Diffusion, NightCafe)

Índice

Libro 1

Parte 1. ¿Otro mundo o no?

Capítulo 1. ¿Han ido las protagonistas al pasado? ¿O no?

Capítulo 2. ¿Entonces es otro mundo?

Parte 2: ¡El juicio real empieza!

Capítulo 3. El inicio del Juicio Real

Capítulo 4. El Juicio Real

Editorial Tektime

Libro 1

Arthuria, Marilyn y Lancitel son tres amigas que forman parte de un grupo musical aficionado. Se dirigen al Festival de Bandas de Aficionados. Pero su autobús se ha quedado atrapado en un atasco y las jóvenes van a llegar tarde al festival. Tras bajarse del autobús, deciden tomar un atajo por un pequeño bosque… ¡Sorprendentemente para ellas, se pierden y se encuentran en un denso bosque, como si entraran en las páginas de un libro de fantasía!

En el bosque, las muchachas se encuentran con la adivina Viviane y descubren que están en las cercanías de Camelot, la legendaria ciudad antigua gobernada por el rey Uther Pendragon. ¡Y no solo en un tiempo lejano, sino también en una realidad lejana! Arthuria, Marilyn y Lancitel se encuentran en la Singularidad 20-01, en un mundo en el que la historia de la evolución de la Tierra siguió un curso ligeramente distinto. Al menos eso es lo que les dice el interfaz de una misteriosa aplicación cuyo panel de control ha aparecido ante sus ojos…

¿Qué pasará a las chicas en un mundo nuevo y completamente desconocido para ellas? ¿Qué aventuras les esperan? ¿Qué es el interfaz que ha aparecido ante sus ojos? ¿Y cómo acabará el Juicio Real que ha decidido realizar el rey Uther Pendragon, gobernante de Camelot?

Esta historia es una ficción y cualquier similitud con personas reales es una coincidencia.

Los personajes de la mitología también se han cambiado; sus caracteres, relaciones y vínculos familiares son ficción. La historia es completamente ficticia.

Parte 1. ¿Otro mundo o no?

Capítulo 1. ¿Han ido las protagonistas al pasado? ¿O no?

—Entonces, chicas, alguna idea: ¿Dónde estamos exactamente? —preguntó una veinteañera y la chica más normal de pelo rubio a la que sus amigas llamaban Arthuria. Colocó la funda de la guitarra eléctrica que había estado sosteniendo en el suelo y se apoyó en el tronco de un árbol.

Sus padres eran entusiastas de la leyenda del rey Arturo. E incluso habían bautizado a su hija con el nombre de su personaje favorito.

—No, ninguna —contestó entretanto una de sus amigas, una guapa chica rubia llamada Marilyn, dejando también en el suelo la funda de la guitarra eléctrica que había sostenido en sus manos.

Sus padres eran actores de reparto. Y siempre habían soñado con hacer de su hija una gran actriz. Incluso le habían dado el nombre de una de las más grandes actrices de la historia. Aunque a la chica le gustaban las matemáticas y la mecánica. Pero, debido a la insistencia de sus padres, seguía estudiando para ser actriz.

—¡Estamos en el pasado! ¡O estamos en otro mundo! ¡Esto es obra de los reptiloides del espacio exterior! —exclamó entretanto la tercera amiga, una chica de pelo oscuro llamada Lancitel. Estaba gesticulando emotivamente con sus manos y el hecho de que estuviera sosteniendo una pesada maleta en ese momento no le molestaba en absoluto.

Sus padres eran entusiastas de los elfos y ocultistas. Probablemente no era sorprendente que Lancitel también leyera las cartas del tarot e hiciera horóscopos. También conocía varios mitos y creía en los reptiloides del espacio exterior.

—¡Oh, Lancitel, cálmate! ¡Los reptiloides… no existen! —dijeron suspirando Arthuria y Marilyn el unísono—. ¡Y deja ya la maleta en el suelo! ¡Nos vas a golpear!

—¡No, eso no es verdad! ¡Los reptiloides existen! ¡Y cuando hice el horóscopo, vi la influencia de Mercurio retrógrado sobre nuestros destinos! ¡Y las cartas del tarot mostraban un largo camino y un montón de dificultades en la vida! —Lancitel señaló expresivamente al cielo con el dedo y miró a sus amigas (aunque sí puso la maleta en el suelo). Luego continuó—: ¡Ya veis lo que está pasando! ¿Dónde hemos acabado? ¿Qué es este bosque? ¡Es como un bosque antiguo con un aura especial! ¡Estamos en el pasado! ¡O en otro mundo! ¡No puede ser otra cosa! ¡También vimos un brillo dorado momentos antes de perdernos! ¡Y hay más insectos!

Realmente habían visto un brillo dorado.

—Lancitel, querida, no te preocupes —trató de tranquilizarla Marilyn—. Es imposible ir al pasado o a otro mundo: esos movimientos en el espacio y el tiempo no se han demostrado científicamente. Hay algunas teorías científicas que consideran esos fenómenos, pero ninguna se ha demostrado. Solo nos hemos perdido y hemos intentado tomar atajos, ¡eso es todo! Con respecto a los insectos, siempre hay muchos en esta época del año. ¡Está incluso escrito en el sitio web del Festival de Bandas de Aficionados! Después de todo, se celebra fuera de la ciudad… ¡Y recomiendan llevar repelente! Que es exactamente lo que hemos hecho.

—¿Pero qué pasa con el brillo dorado?

—¡Un fenómeno astronómico! ¡O un simple reflejo del sol!

—¡Pero los navegadores del móvil no funcionan! ¡Y no hay conexión! ¡Ni tampoco Internet! —Lancitel frunció el ceño.

—Probablemente aquí la cobertura es mala —suspiró la hasta entonces silenciosa Arthuria. Todo ese tiempo había estado tratando de encontrar conexión sin éxito, pues su teléfono, como el de las demás, indicaba tercamente que no había red. Nada en absoluto—. Y parece que llegaremos tarde al Festival de Bandas de Aficionados después de todo… —Arthuria volvió a suspirar—. Querría haber estado en la inauguración...

Era comprensible: las tres amigas tocaban en el grupo musical aficionado Lovely Marshmallows. Esas tres chicas tan distintas eran amigas desde la infancia, habían ido a la misma escuela y, a pesar del hecho de que diferían en caracteres e intereses, tenían mucho en común.

Las tres tenían veinte años, iban a la universidad (aunque a distintas) y les encantaba la música. No, no querían convertirse en profesionales de la música. Solo les gustaba el proceso creativo de por sí. Así que decidieron fundar juntas una banda y disfrutar de su creatividad en su tiempo libre. Arthuria tocaba la guitarra eléctrica, Marilyn también tocaba la guitarra eléctrica y escribía la música y Lancitel era la cantante principal y escribía las letras.

Las chicas tenían blogs personales y uno general en redes sociales, donde subían vídeos con grabaciones de sus canciones. Los vídeos no llegaban a ser virales, pero tenían su audiencia. Además, las Lovely Marshmallows a veces participaban en diversas competiciones para aficionados.

Y cuando las amigas supieron del nuevo Festival de Bandas de Aficionados, que se suponía que tendría lugar en un condado de Gran Bretaña, decidieron ir y participar. Las chicas llegaron bien a su destino, pero, debido a la ocupación de los hoteles, precisamente por el inminente festival, tuvieron que alquilar una habitación un poco más lejos. Este «un poco más lejos» estaba a veinte minutos en autobús y la misma cantidad de minutos a pie.

Así que, el día del festival, Arthuria y Marilyn tomaron sus guitarras eléctricas (tocaban estos instrumentos) y Lancitel una maleta con ropa para el escenario (era vocalista y no tocaba ningún instrumento), se subieron al autobús y partieron.

Pero el autobús se quedó atrapado en un atasco. ¡Los atascos son muy traidores! ¡Siempre a destiempo! Consecuentemente, las amigas llegaban tarde a la inauguración. Y, bajándose del autobús, decidieron tomar un atajo a través de un pequeño bosque… ¡Inesperadamente, se perdieron y acabaron en un denso bosque, como si entraran en las páginas de un relato de fantasía!

—Así que estamos en problemas —resumió tristemente Arthuria, dándose cuenta de que no iba a poder conectarse a la red—. ¡Trataré de subirme a un árbol! Tal vez allí encuentre línea. Todo el mundo sabe que cuanto más alto se está, mejor cobertura tienes.

Se quitó su mochila (las tres amigas se habían llevado también mochilas con todo lo que necesitaban) y empezó a trepar a un viejo roble. Desde la infancia le había gustado trepar por los árboles y era una persona muy deportista. Arthuria había estado practicando la esgrima durante muchos años e incluso había participado en competiciones regionales. Una vez sus entrenadores predijeron que tenía futuro en el deporte de competición, pero ella no tenía como objetivo convertirse en deportista profesional. Sencillamente le gustaba la esgrima y lo hacía para divertirse.

Po cierto, Arthuria estudiaba en la universidad para ser profesora de historia. Quería convertirse en profesora con un horario flexible para tener tiempo para sus pasatiempos favoritos.

Lancitel estudiaba gestión de empresas, pues iba a encargarse en el futuro del negocio de la familia: una tienda ocultista. A pesar de su originalidad, sigue siendo un negocio que hay que administrar adecuadamente. Aunque a la muchacha no le gustaban especialmente los deportes, mantenía su cuerpo bastante en forma y alguna vez incluso practicó la esgrima con Arthuria. Todas sabían lo de una mente sana en un cuerpo sano. Y para los esotéricos una mente sana es muy importante. Sin embargo, dejó la esgrima hacía años para dedicar más tiempo a sus estudios y a ayudar a sus padres en la tienda. Para mantenerse en forma, continuaba entrenando en casa ella sola. Y a Lancitel le daban miedo las alturas, así que nunca se subía a los árboles.

Marilyn, como ya sabemos, estudiaba interpretación por exigencia de sus padres, que soñaban con hacer de su hija una actriz. No le gustaban demasiado los deportes y solo hacía ejercicio para mantenerse físicamente en forma. Nunca subía a árboles, porque lo consideraba irracional. Pero recordaba textos de libros que describían diversos mecanismos, incluyendo los que pueden hacerse usando madera.

… Entretanto, Arthuria subió hábilmente a lo alto del roble.

—¡Bueno, línea! ¡Ahora te encontraré! —exclamó alegremente, confiando en el éxito de su empresa. Pero solo unos segundos después se oía en las cercanías su grito de frustración—: ¡No hay cobertura aquí! ¿Por qué?

—¡Trata de mirar a tu alrededor! —gritó la racional Marilyn—. Y dinos qué ves.

—¡Bosque! ¿Sólo hay bosques a nuestro alrededor? ¡Aquí no debería haber un bosque tan denso y grande! —exclamó de nuevo, completamente desconcertada.

—¡Son los reptiloides del espacio exterior! —gritó Lancitel—. ¡Estamos en otro mundo! ¡O estamos en el pasado!

—¡Lancitel, cálmate! —respondieron Marilyn y Arthuria al mismo tiempo.

—¡Pero el Mercurio retrógrado…!

—¡Cálmate!

—Nadie me cree… —La joven esotérica frunció el ceño—. Pero mis predicciones siempre se convierten en realidad…

Entretanto, Arthuria miró una vez más a su alrededor. Parecía desconcertada. El paisaje del denso bosque que se veía desde lo alto del roble era asombroso. «No, ¿podemos haber sido transportadas realmente al pasado o a otro mundo a través de ese brillo dorado?», fue una idea que pasó por su cabeza. Involuntariamente, sintió un incómodo escalofrío en su interior, pero de inmediato decidió alejar de su mente esos pensamientos: «¡No! ¡Los reptiloides y el viaje en el espacio o el tiempo…no existen! ¡Es imposible! ¡Lancitel siempre habla de eso! ¡Pero es la hija de unos esotéricos y heredará la tienda ocultista en el futuro! ¡Por supuesto que cree en todas esas cosas irreales!».

Arthuria no creía en el esoterismo ni en el misticismo. Era demasiado racional.

«Pero eso no puede ser!», pensó de nuevo la muchacha mientras miraba a su alrededor. «¡Estamos en la ciudad! ¡No hay dónde pueda haber un bosque tan denso! ¡Tal vez lo que vi fuera algún tipo de ilusión óptica! ¡Algún tipo de reflejo luminoso, un falso efecto creado por la abundancia de vegetación a nuestro alrededor!»

Nunca había oído antes hablar de una ilusión como esa y realmente se le acababa de ocurrir. No tenía ni idea de cómo debía actuar. Empezaba a sentir miedo. Era comprensible: ella y sus dos amigas estaban en un lugar desconocido, completamente solas. Los móviles no funcionaban ni había Internet. ¿Qué hacer? ¿Adónde ir?

Arthuria bajó del árbol, conteniendo a duras penas su pánico.

—Es inútil —resumió tristemente Marilyn.

—Sí —asintió Arthuria no menos triste—. ¡No hay ningún indicio de civilización a nuestro alrededor! ¡Aparentemente, esto es algún tipo de ilusión óptica de algún reflejo luminoso que crea un falso efecto de vegetación a nuestro alrededor!

Y aun así, miró involuntariamente con cautela a Lancitel, esperando más frases sobre reptiloides y Mercurio retrógrado. Pero la joven esotérica estaba sorprendentemente callada, examinando pensativa los árboles que las rodeaban.

—Resumamos entonces —continuó hablando Marilyn—. Estamos solas en un lugar desconocido. Los móviles e Internet no funcionan. Tenemos con nosotras dos guitarras eléctricas, ropa de escenario y tres smartphones que se han convertido en completamente inútiles. El dinero y las tarjetas de crédito en el bosque son igualmente inútiles… no vamos a comprar nada con ellas. Las tres botellas de agua y los bocadillos que tenemos en las mochilas no durarán mucho. En otras palabras, la cosa está mal. Pueden pasar dos cosas: la primera es que encontremos una vía para salir del bosque, Y que Arthuria haya visto realmente desde lo alto del árbol solo algún tipo de ilusión producto de un reflejo de la luz, creado por la abundancia de vegetación que nos rodea. Y la segunda opción es que realmente nos hemos perdido de alguna manera impensable vagando por un bosque real que, por alguna razón, no estaba en ningún mapa. En ese caso, lo único que podemos esperar es que nuestros padres se den cuenta pronto de que nos hemos perdido. Y, por supuesto, no vamos a llegar al festival. Pero, dadas las circunstancias, esa es la menor de nuestras preocupaciones. El principal problema es cómo conseguimos comida y agua si nos quedamos aquí atrapadas durante unos días.

Marilyn no entró en pánico. Como una verdadera matemática y mecánica, raramente se asustaba. Y, a pesar del hecho de que estudiaba interpretación y de que lo hacía muy bien, en la vida cotidiana era sorprendentemente tranquila.

—¿Por qué unos días? —murmuró involuntariamente Arthuria, sintiendo frío en su interior.

—Varios días terrestres, es decir, las revoluciones del planeta alrededor de su eje —replicó Marilyn—. ¿Alguien recuerda las lecciones de la escuela de supervivencia en el bosque?

Tenían una lección en la escuela cada semana, formalmente opcional, pero realmente obligatoria (porque la enseñaba el marido de la directora), sobre conceptos básicos de supervivencia. Durante las lecciones, el marido de la directora hablaba de cómo actuar en situaciones difíciles, durante desastres naturales, cómo aplicar primeros auxilios y cómo sobrevivir en el bosque. Y nadie había escuchado atentamente las lecciones sobre supervivencia en el bosque. Como colegialas habían pensado: ¿para qué tenía que aprender eso quien vive en una ciudad moderna y no va a acampar en el bosque? ¡Si alguien quiere ir al bosque, puede encontrar toda la información necesaria en Internet!

Así que se daba una situación paradójica: tres jóvenes de ciudad estaban en ese bosque, aunque no lo tenían previsto. Y, por supuesto, no habían leído nada en Internet sobre este tema ¡y no recordaban nada de las clases de la escuela!

—No recuerdo esas lecciones —contestó alegremente Lancitel—. ¡Pero podemos practicar la adivinación!

Parecía ser la menos consciente de las tres de la situación en la que estaban. O tal vez solo creía fuertemente en el poder de la adivinación.