LIFE HACKING - Claude Kramer - E-Book

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Claude Kramer

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Beschreibung

Quiere elevar su productividad personal tanto en el trabajo como en la vida cotidiana? Hoy la tecnología lo hace posible, cientos de aplicaciones ayudan a organizar agendas, llevar un presupuesto detallado de gastos, aumentar la creatividad, recordar contraseñas y hasta realizar entrenamiento físico con rutinas predeterminadas. En esta guía, encontrarás una selección de las mejores herramientas y cientos de consejos y trucos de "life hackers" que han logrado, con su particular estilo de vida, ganarle tiempo al tiempo.

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Veröffentlichungsjahr: 2015

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Introducción

Hackear una computadora, un teléfono o cualquiera de nuestros “gadgets” con un poco de conocimiento (¡o con los especialistas indicados!) no resulta muy difícil hoy por hoy. En este sentido, para muchos “hackear” está visto como una mala palabra, como entrar en un terreno que no nos está permitido, como sinónimo de no jugar limpio o como algo vinculado con “hacer trampa”. Sin embargo, hay una creciente tendencia mundial a pensar el “hacking” -es decir, la acción de “hackear”- como algo positivo, alejado del mundo de las computadoras y de los especialistas informáticos que todo lo saben. Es que desde hace unos años, sobre todo en el ambiente de la creatividad, de los expertos en relaciones laborales, del management y de la productividad en general se viene hablando de “life hacking” como algo novedoso que cambiará para siempre los hábitos a los que hasta ahora estábamos acostumbrados. El concepto denominado como “life hacking” define a un conjunto de acciones tendientes a mejorar nuestro rendimiento, dosificar nuestras rutinas y alcanzar -dentro de lo posible- la plenitud, ya sea en el trabajo como en la vida cotidiana. Como una especie de religión -aunque sin reglas tan estrictas ni ritos- los fanáticos del “life hacking” aseguran que una vez que aplicaron distintos conocimientos vinculados con esta nueva manera de enfrentar sus proyectos, sus trabajos y hasta las actividades diarias en sus hogares, su rutina cambió para siempre. Poder concretar aquello que planeaban les dio otro tipo de satisfacciones. En este sentido, hackear nuestras vidas implica buscar soluciones para simplificarla, ampliar las capacidades de decisión. Sucede que el concepto de “life hacking” está muy vinculado a otro, también popularmente conocido en mundo angloparlante, que es el de “getting things done”, es decir, hacer las cosas, concretar los objetivos, cumplir las metas propuestas. Muy cerca de la creatividad y la productividad, la idea de “getting things done” está asociada por muchos expertos con la necesidad de combatir la tendencia humana y natural de postergar o dejar para último momento los compromisos que nos urgen. Para definir esa sensación o concepto hay otro término también muy usado en los últimos tiempos: la procastinación. ¿Qué es procastinar? Dejar para más adelante, postergar, no planificar, confiar en que a última hora podremos con todo. En definitiva, que la rutina nos gane la partida. ¿Qué se proponen los expertos en “getting things done”? Que las decisiones las tomemos nosotros y no nuestro cansancio o el agobio que sentimos cuando percibimos que nuestras tareas se acumulan, se tornan muy rutinarias o poco excitantes.

Los orígenes

Como se dijo, la idea de “hackear” no puede separarse del mundo de las computadoras y de la tecnología en general. De hecho, algunos expertos aseguran que fue alrededor de los años ochenta, durante una reunión de programadores y expertos de la informática, que se comenzó a usar el término “hack” para referirse a algún truco o atajo que servía para resolver problemas sencillos con los que estos desarrolladores se encontraban en sus rutinas laborales. No tardó mucho en adoptarse la palabra como sinónimo de “simplificar”, aunque en algunos casos no tuviera buena prensa o se la vinculara con algo poco elegante. Se veía el “hack” como una trampita, algo rápido para salir cuanto antes de una situación embarazosa. Sin embargo, con el tiempo, el término tomó su propio vuelo.

Hacking como una forma de vida

Fue a comienzos de los años 2000 que empezó a circular en el ambiente creativo el concepto de “life hacking”. Nuevamente la idea estaba asociada con la tecnología pero, esta vez, aplicada a la vida cotidiana en sus más diversas formas. Desde ser más efectivos, ahorrar tiempo y trabajar menos pero mejor, hasta lograr que nuestro entrenamiento físico sea el adecuado y poder cumplir con ciertas metas. La idea de “alcanzar nuestros objetivos diarios”, es decir, lograr el cometido de la noción del “getting things done” (GTD) apareció por primera vez en un libro que justamente lleva el título homónimo y que fue escrito por el especialista en productividad y trabajo David Allen. Para este consultor, GTD es un método de trabajo que se basa en el siguiente principio básico: una persona necesita liberar su mente de las tareas pendientes y para eso debe registrarlas en un sitio específico. Es decir, lo que el interesado debe hacer es sistematizar de algún modo, poder planificar, pero no estar recordando todo el tiempo aquello que le queda pendiente. Justamente, esta noción se centra en que estar todo el tiempo pensando en lo que falta cumplir nos quita tiempo y concentración.

GTD o la revolución de la productividad

Lo que propuso Allen con su método, a diferencia de otros analistas que daban distintos consejos para gestionar el tiempo, está alejado de organizar tareas de acuerdo a un orden de prioridades. Para el GTD, lo central está en la creación de listas específicas, por ejemplo, una con los llamados telefónicos laborales que debemos hacer un día o todos los recados que deberíamos concretar para resolver distintas cuestiones hogareñas. Sin embargo, el propósito tampoco es llenarse de listas y más listas. Uno de los principios rectores para el método GTD es que cualquier tarea nueva de nuestra rutina que pueda ser completada en menos de dos minutos debería ser realizada inmediatamente.

Para Allen, lo central es llevar de manera fácil el almacenamiento, seguimiento y revisión de toda la información relacionada con las cosas que debemos hacer. Y es que, según este experto, muchos de los bloqueos mentales en los que nos sumergimos a la hora de completar ciertas tareas se producen por una planificación insuficiente. A su vez, Allen asegura también que nuestra memoria o “sistema de recordatorios interno” es notablemente ineficiente y rara vez nos acordamos de lo que debemos hacer en el momento y en el lugar en el que podemos hacerlo. Por tanto, las “acciones próximas” almacenadas según el contexto en un “sistema confiable externo” actúan como un soporte que asegura que lo recordemos en el momento y lugar adecuados para su realización.

Algunos de esos sistemas externos tienen que ver con la tecnología y son cada vez más las aplicaciones para todo tipo de dispositivos (teléfonos móviles, computadoras, tabletas) que se diseñaron para “hackear” la rutina y resolver nuestros inconvenientes con creatividad, evitando a toda costa la frustración. Más adelante echaremos un vistazo sobre este punto.

GTD: los principios básicos