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"El Trabajo de Lola Mora, desde la historia, el urbanismo, el arte, la semiótica y la mirada de la artista". Texto de investigación destinado al diseño, el arte, la comunicación visual y la historia de Jujuy, con documentación en historia, urbanismo, análisis de la escultura, artes y ejercicio semiótico a partir del estudio de la escultura "El Trabajo" instalada en Jujuy por Lola Mora. La misma pertenece a un conjunto de esculturas monumentales neoclásicas presentes en esta ciudad. Hoy es resignificada a partir de una mirada múltiple y perspectivas diversas. Fue presentado en la feria del libro, CABA 2025, en El Cabildo de San Salvador de Jujuy, en el Museo Lola Mora de Salta, el 19 de junio de 2025 en la Biblioteca Córdoba y próximamente estará en la Feria del Libro de Jujuy.
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Seitenzahl: 110
Veröffentlichungsjahr: 2025
BEATRIZ BREGACollection
Beatriz BregaLola Mora : escultura urbana / Beatriz Brega. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6593-8
1. Ensayo. I. Título. CDD 730.9
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Prólogo
Introducción
Capítulo Uno - Una mirada en el tiempo
Capítulo Dos - Desarrollo de la ciudad del NOA. El contexto y ubicación de las esculturas
Capítulo Tres - Caracterización técnico-artística
Capítulo Cuatro - El semáforo y la semiótica
Capítulo Cinco - Perlas jujeñas. Educación, cuidado del arte. Mirada de artista
Epílogo
Bibliografía
Beatriz Brega
Ingresépor el Sur a la ciudad de San Salvador de Jujuy a través de la Avenida las Banderas, en un día luminoso. Conducía a mediana velocidad el automóvil.
Sin apuro...
Disfruté la visión del paisaje.
Cielo azul, cerros violetas, lapacho en flor, gente y autos presurosos que andaban por doquier...
Me detuve en el semáforo frente al club Gimnasia, por la avenida de tarcos, esos bellos jacarandás.
Continué por la rotonda de la Vieja Estación del Ferrocarril. Detuve la marcha en la circunvalación de la fuente de agua. Observé la escultura “El Trabajo” ...
Mientras, sonaba una canción... Fue una experiencia grata.
El inicio de este texto.
Beatriz Brega
Esta investigación tuvo una primera etapa con la publicación del libro “El TRABAJO de LOLA MORA, desde la historia, el urbanismo, el arte la semiótica y la mirada de la artista” que presenté en el Cabildo de Jujuy, en el Museo Lola Mora de la ciudad de Salta, en la 39 Feria del libro de Buenos Aires, en la Biblioteca Córdoba y próximamente en la 13 Feria del libro de San Salvador de Jujuy.
Compartí la información con autoridades municipales y provinciales de la Secretaría de Cultura de Jujuy y recibió la declaración de Interés Cultural del Instituto Superior Scalabrini Ortiz. Hoy reúno la colección escultórica y acreciento el contenido porque considero que es un tema de larga duración y reflexión en historia del arte. La temática publicada, no abunda por lo tanto necesaria para los ámbitos educativos, culturales a la hora de documentación artística.
En este contexto retomo el análisis especialmente de la obra El Trabajo, el grupo de figuras monumentales que tiene Jujuy de Lola Mora y algunos de los grandes mármoles presentes en Argentina. El material encontrado escrito es escaso . La idea es reflexionar sobre una obra prácticamente ausente en la descripción de las esculturas distribuidas por el territorio argentino pertenecientes a una talentosa artista del norte del país. Así quizá, sea posible iniciar un camino de observación y realizar la transferencia hacia las otras piezas de Lola Mora. Registré especialmente la colección jujeña ya que conformaron un grupo escultórico desde su origen de manera que las une el sentido, un pasado y un futuro común.
El material producido constituye un texto de consulta destinado a la educación artística y profesional, estudiantes de artes, arquitectos, antropólogos, historiadores, filósofos, debido a la bibliografía consultada y la especialidad en Historia del Arte y Patrimonio Cultural que desarrollé en mi carrera.
Tiene la finalidad de profundizar el estudio de un objeto artístico testigo histórico desde múltiples miradas para sumar a su valor intrínseco el cuidado de esta y luego el de las otras obras. Considerando que existen pocas investigaciones del arte en Argentina y de la escultura en particular. Es mi intención que sirva a otros artistas, profesionales y amantes del arte.
Llevo un recorrido con propósito, dentro en los aspectos personal, profesional y el artístico, por lo cual estoy en condiciones de opinar con responsabilidad e idoneidad sobre el tema. Fueron años de estudio. Hoy me propongo compartir el contenido, como ciudadana, artista plástica, diseñadora de paisajes y docente de varias especialidades a una mejor valoración y de las obras de Lola Mora.
Este texto analizó los mármoles con artístico y educativo. Implementé a estos fines, desde lo disciplinar y metodológico, una perspectiva múltiple. Surgida por necesidad, y mediante el aporte de diferentes fuentes y épocas ,observaciones y antecedentes técnicos específicos.
Las distintas miradas, se expresaron, dialogaron, trataron de conectar a través de la semiótica que las atravesó y las unificó a todas.
Incluí aspectos inéditos, en el abordaje histórico del primer capítulo. Aquí los discursos transcriptos, y otros datos, constituyen documentos que fidelizan las obras con Jujuy, la presencia de la autora que puso su mano y energía de autora y maestra y el pensamiento de los gobernantes que le dan aval para instalarse en Jujuy.
En el segundo capítulo interpreto el concepto de paisaje cultural para analizar luego el desarrollo urbano producido en el Noroeste argentino y la razón de la participación de la Obra y su autora en el inicio del período denominado progresista y moderno de la Ciudad de Jujuy; también los cambios en el tiempo, y las contradicciones propias del territorio donde está ubicada la escultura, tanto como sus posibilidades para convertirse en un bien cultural objeto de un desarrollo destacado.
En el capítulo tres profundizo lo específicamente artístico estético, con los aportes concretos y originales descubiertos para el Arte Universal.
Dentro del capítulo cuatro realizo un paso por lo semiótico y sociológico, a partir que “EL TRABAJO” es un elemento de comunicación y también de reflexión.
Finalmente, en el capítulo cinco, desarrollo algunos temas de educación, su relación con los bienes y el patrimonio cultural y natural. A partir de la voz de la escultura integrada artísticamente, la cual sugiere una resignificación creativa y acciones encaminadas a la recuperación sostenida en el tiempo y su entorno.
Este estudio es una iniciativa que llenó una laguna en el campo de la documentación histórico-artística ya que el conocimiento preexistente sobre el tema es escaso.
De lo artístico publicado acerca de la escultura “El Trabajo”, en la que profundizo el estudio, hay un breve texto en el “Patrimonio Artístico Nacional, provincia de Jujuy”, de Barbieri editado por la Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, en 1991 (p 315) con el nombre “El Labrador”. Sin embargo, en la base del monumento la artista cinceló sobre el mármol “EL TRABAJO”.
Existe una fugaz referencia en el texto de Páez y Terán: “Lola Mora. Una biografía” del año 1997 y la publicación de su fotografía e instalación con los discursos en el periódico de la época.
El texto se constituye desde lo metodológico y también epistemológico en una investigación acción, tendiente aportar y construir conocimiento para coadyuvar al cuidado de esta y el conjunto de las obras presentes en Jujuy y varias provincias de la Argentina. De esta manera, colaboro en la elaboración de contenido de autores especialmente regionales de las universidades del Noa y otras latitudes con mirada histórica, urbana, cultural, artística y educativa.
Desde el punto de vista metodológico realicé búsquedas de material en documentos y archivos, diarios antiguos y textos . Consulté la biblioteca del Congreso Nacional. Efectué el registro fotográfico en diversas ocasiones y procedí a la lectura artístico-estética y semiótica.
Desde lo perceptual me dirigí a la hermenéutica dónde analice el material logrado y planteé preguntas e hipótesis. Con la elaboración del texto contextual y literario, lo histórico adquirió importancia, a raíz de nuevos descubrimientos que dieron asidero científico a lo anterior.
Finalizada la investigación dialogué con el intendente jujeño en ese momento y transmití los avances del material a la encargada de patrimonio de la provincia como la inquietud de la comunidad jujeña acerca de las obras de Lola Mora.
Así, en conclusión, expuse los valores descubiertos y algunos puntos que acercaran al descubrimiento colectivo de la obra. Como objetivo amplio me propuse descubrir la escultura “EL TRABAJO”, la importancia y sentido de la localización en Jujuy. También reflexionar desde distintas disciplinas para acercar las miradas y encontrar los vínculos entre el objeto que se fue transformando y el observador. Además relevar gran parte de la colección de obras de la artista desparramadas en el país y otros lugares del mundo.
Entre los objetivos más concretos están los de filiar las tallas con su autora y la ciudad y detallar los contextos históricos, geográficos, culturales y sociales a fin de inferir las razones por las que sería posible considerar “EL TRABAJO” como símbolo de una generación que trató de llevar adelante la idea de la Modernidad Argentina, y luego se transformó en un bien cultural actual.
Los criterios urbano-paisajísticos del lugar elegido por la entonces, directora de Parques y Jardines, en la selección del emplazamiento y las posibilidades del sitio para ser incluido en una declaratoria patrimonial y un proyecto cultural ampliado Así mismo identificar los aportes de “EL TRABAJO” al Arte Universal y observar las prácticas comunes presentes en la Obra con relación a la realidad.
Con la documentación de las acciones de revalorización efectuadas recorrí un camino mediante el cual la educación además de conservar el patrimonio cultural cumplió el rol de acrecentar la cultura.
Era la “Edad de Oro” del modelo agroexportador argentino. Corría el año 1906 y la prosperidad la había convertido en una de las seis potencias del mundo...
Desde 1860 hasta 1930, la tasa de crecimiento económico de la Argentina fue tan elevada que existen pocos antecedentes al respecto en la historia de la economía mundial. Sólo se la puede comparar con el desarrollo que durante ese mismo periodo tuvieron otros países llamados ‘’jóvenes “... Y ese crecimiento excepcional tuvo lugar en el marco de un modelo económico orientado hacia la exportación, cuyo polo más dinámico fue el rubro agropecuario.
Primera máquina para arar y sembrar de Argentina 1901.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los países industrializados demandaron productos agrícolas y pecuarios cuyo traslado se vio favorecido por los avances en la construcción de los medios de transporte.
Los países de “clima templado y praderas fértiles” que aprovecharon esta oportunidad fueron la Argentina, Uruguay, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. La Argentina se colocó, en este marco, entre los países proveedores de materia prima, alimentos y receptores de capitales, manufacturas e inmigración. (Luchilo, 1995; p 79)
Así se produjo y exportó sucesivamente, lana, trigo, carne y cereales. La inserción de la Argentina en la economía internacional tuvo su apogeo entre los años 1880 y 1914, cuando estalló la Primera Guerra mundial.
En el campo artístico convivieron las experiencias locales junto a las incipientes academias de arte, los profesionales y los maestros de formación europea.
Las formas sencillas y claras de la arquitectura colonial mostraron interiores que mezclaron lo artesanal con lo barroco y costumbrista en la pintura, la decoración, la imaginería y lo romántico en las letras y otras expresiones del arte.
En poco tiempo, el sector se adaptó a los cambios marcados por las ideas de progreso de la generación del ochenta. Nuevas imágenes, infraestructuras, técnicas, profesionales y materiales llegaron con la industrialización que trajo consigo la apertura de mercados y la inmigración.
Las principales ideas de la Modernidad de la época fueron:
“La creencia en el poder de la razón ordenadora como la capacidad humana que funda valores, saberes y certezas. Establece pautas para la acción y la reflexión, para la crítica y la esperanza, fija denominadores comunes para el acceso al conocimiento y códigos para interrogar sobre las cosas y los fenómenos.
El protagonismo del sujeto moderno como centro del cual surge la posibilidad racional de conocer la realidad y descubrir las verdades del universo y de la vida. Esto implicó confiar en las posibilidades del hombre de acceder al conocimiento a través de la razón y de las ciencias.
La concepción de la vida de la humanidad como un progreso irreversible en lo tecnológico e industrial pero también en el campo de lo social. En este sentido, se considera que la humanidad evoluciona hacia la libertad, la soberanía de los pueblos y la igualdad justa en la distribución de las riquezas.”
(Amigo, Roberto; Schuster, Graciela y otros Culturas y Estéticas Contemporáneas Bs. As. 2001).
Es en ese contexto que descubro la presencia de la escultora Lola Mora en Buenos Aires.
Regresó en 1905 de su segunda permanencia europea y tallaba las esculturas destinadas a ornamentar el Palacio del Congreso Nacional.
Desde pequeña, en su tierra natal, había demostrado capacidad y talento artístico y fue protegida, cuando murieron sus dos padres, por allegados y amigos que luego se convertirían en personalidades destacadas de la política nacional.
Dolores Mora de la Vega de Hernández nació el 17 de noviembre de 1866 en el Dátil, paraje rural de Rosario del Tala que en esa época pertenecía a territorio salteño. Fue bautizada meses después en la localidad vecina de Trancas que al tiempo pasó a jurisdicción de la provincia de Tucumán. Fue una alumna destacada en el Colegio del Huerto en su provincia. Muy joven había realizado una colección de dibujos autorretratos de los gobernadores tucumanos, también figuras diversas y al fallecer sus dos padres a los dieciocho años, ganó una beca para estudiar con famosos maestros en Roma.
Hacia el 1900 recibió los encargos del ministro de Obras Públicas de la Nación, Emilio Civit para elaborar dos bajorrelieves que recordarían el 25 de Mayo de 1810 y el 9 de Julio de 1816, destinados a la Casa Histórica de Tucumán. Estos trabajos, relacionados con fechas históricas nacionales, fueron los emprendimientos que jamás imaginó, marcarían el inicio de una interminable serie de inconvenientes.
