Los curanderos andinos de la pequeña Bolivia - Luis Alberto Cárdenas - E-Book

Los curanderos andinos de la pequeña Bolivia E-Book

Luis Alberto Cárdenas

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La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una megalópolis religiosa donde conviven distintas ofertas de sanación integral. En particular, Liniers es un barrio con una gran diversidad de cultos religiosos que realizan eventos de sanaciones. En este libro, Luis Alberto Cárdenas realiza un estudio etnográfico sobre los curanderos andinos en la zona de la Pequeña Bolivia, enclave de la colectividad boliviana y lugar de encuentro multicultural. La obra constituye una importante contribución en las áreas de la etnomedicina y la sociología de la religión sobre las creencias y prácticas curanderiles que provienen de la milenaria cultura andina, con los testimonios de los especialistas y el público asistente a las celebraciones rituales andinas.

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LOS CURANDEROS ANDINOS DE LA PEQUEÑA BOLIVIA

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una megalópolis religiosa donde conviven distintas ofertas de sanación integral. En particular, Liniers es un barrio con una gran diversidad de cultos religiosos que realizan eventos de sanaciones.

En este libro, Luis Alberto Cárdenas realiza un estudio etnográfico sobre los curanderos andinos en la zona de la Pequeña Bolivia, enclave de la colectividad boliviana y lugar de encuentro multicultural. La obra constituye una importante contribución en las áreas de la etnomedicina y la sociología de la religión sobre las creencias y prácticas curanderiles que provienen de la milenaria cultura andina, con los testimonios de los especialistas y el público asistente a las celebraciones rituales andinas.

Luis Alberto Cárdenas. Licenciado en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Ha coordinado, junto con Floreal Forni y Fortunato Mallimaci, los libros Guía de la diversidad religiosa en Buenos Aires (2004), Guía de la diversidad religiosa en Buenos Aires, tomo 2 (2007). Es autor de Creencias, sanaciones y milagros en la sociedad globalizada (2012).

LUIS ALBERTO CÁRDENAS

LOS CURANDEROS ANDINOS DE LA PEQUEÑA BOLIVIA

Liniers, Buenos Aires

A la memoria del doctor Floreal Forni, consejero de estudios, maestro y amigo.

Agradecimientos

Al editor Javier Riera, por promover la obra, y al equipo de editorial Biblos.

A los entrevistados, por compartir su conocimiento y experiencias que forman parte de la cultura andina.

Índice

CubiertaAcerca de este libroPortadaDedicatoriaAgradecimientosIntroducciónMetodologíaEstructuraLa Pequeña Bolivia: mercado urbano étnicoCapítulo 1. Los curanderos andinos: del Ande a LiniersLos curanderos de la Pequeña BoliviaEl llamado iniciáticoLos caminos de la sanaciónCapítulo 2. Creencias andinasLa cosmovisión andinaLas creencias mágico-religiosasLas celebraciones ritualesEl concepto de salud y enfermedadCapítulo 3. Prácticas curanderilesDiagnóstico: éxtasis, clarividencia y adivinaciónTerapéutica: saber y ritualDesequilibrios orgánicosDesequilibrios entre las identidades que integran la personaDesequilibrios socialesDesequilibrios espacio-ambientalesDesequilibrios religioso-ritualesLos amarres para el amorCapítulo 4. Eficacia terapéutico-simbólicaConclusionesGlosarioBibliografíaCréditos

Introducción

Dentro de la tradición sociológica, se destacaron importantes investigaciones que, desde diferentes paradigmas científicos, contribuyeron con sus aportes a la sociología de la salud y la medicina social. Haremos una rápida reseña: desde el materialismo histórico, Karl Marx y Friedrich Engels (2007 [1844]) en El manifiesto comunista describieron las paupérrimas condiciones de vida –y por lo tanto de salud– de la clase obrera en Inglaterra. Émile Durkheim (1989 [1897]), desde el positivismo, en su obra El suicidio realizó un estudio sobre el suicidio como hecho social en relación con el marco normativo societal. Ya en el siglo XX, un referente del funcionalismo estructural, Talcott Parsons (1988 [1951]), en el capítulo 10 de El sistema social analizó la institución médica y los roles de sus actores: el médico y el enfermo. Desde la sociología comprensiva, Barney Glaser y Anselm Strauss (1967), en Discovery of Grounded Theory: Strategies for qualitative research estudiaron diversas problemáticas médicas, que focalizaron en un estudio sobre la muerte en los hospitales de California con la perspectiva de la investigación en educación médica.

La presente investigación se enmarca en lo que hemos dado en llamar “sociología de la sanación”, en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Consiste en una indagación sociológica con componentes interdisciplinarios (antropológicos) sobre un fenómeno emergente de la realidad social y cultural contemporánea, sobre el que existe escasa literatura académica.

En este sentido, consideramos la Ciudad de Buenos Aires como una megalópolis religiosa donde conviven distintas ofertas, tanto institucionales como de especialistas de lo sagrado/espiritual/energético: el circuito católico popular de sanación (San Cayetano, San Pantaleón, Nuestra Señora que desata los nudos, San Expedito, San Jorge, sanadores carismáticos), pastores electrónicos, rabinos, clérigos –islámicos, hinduistas, budistas–, escuelas de espiritualidad, centros de terapias alternativas/New Age y curanderos indígenas. En torno al fenómeno de la sanación se establece una forma de “competencia de mercado”, que incluye una diversidad de creencias: pentecostales, renovación carismática, New Age, curanderos.

Existe una zona del barrio porteño de Liniers donde la presencia de la comunidad boliviana es notoria; por ello se la ha dado en llamar Pequeña Bolivia. Allí se visibiliza la gravitación de curanderos de raigambre andina en un mercado religioso con un caudal de público consumidor de bienes simbólicos de sanación. Allí se observa la relevancia del vínculo entre lo mágico-religioso y la salud integral.

Algunos investigadores consideran el curanderismo una medicina popular, en tanto que otros lo analizan como un fenómeno social que combina elementos sustanciales de la magia y la religión. Es importante destacar que la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013) ha desarrollado una estrategia que contempla la integración gradual de la medicina tradicional en los sistemas de salud de los Estados miembros durante el período 2014-2023, centrada en la necesidad de proporcionar una mejor cobertura sanitaria universal a nivel mundial.

Metodología

La investigación presentada en este libro es de tipo descriptivo-exploratoria.Entre 2013 y 2016 fueron entrevistados cinco curanderos andinos y una gran cantidad de clientes y vecinos. El criterio de selección de los curanderos ha sido de acuerdo con el sexo (tres hombres y dos mujeres), el lugar de origen (Bolivia y Perú), el estilo curanderil y el reconocimiento comunitario en la Pequeña Bolivia. Asimismo, se observaron eventos relacionados con la sanación comprendida holísticamente (física, mental y espiritual) en escenarios públicos, como las celebraciones rituales andinas llevadas a cabo en la Pequeña Bolivia y en Plaza de Mayo. El hecho de que estas celebraciones hayan llegado a realizarse en el centro simbólico más importante de la ciudad denota la relevancia de las convocatorias.

Respecto de los alcances y las limitaciones del presente estudio, no se emitirá juicio de valor sobre las creencias y prácticas de los especialistas. De acuerdo con Durkheim (1968 [1912]), sostenemos que una religión nunca es falsa, sino que cada una de las formas que asume tiene sus razones básicas, motivaciones y necesidades que la sustentan.

Estructura

La obra consta de una introducción y cuatro capítulos. El primer capítulo considera la temática de los curanderos andinos, del Ande1 a Liniers. Allí se caracteriza al curandero, su iniciación y rol específico. El segundo capítulo aborda las creencias andinas: la cosmovisión, las creencias mágico-religiosas, las celebraciones rituales y el concepto de salud y enfermedad. El tercer capítulo refiere a las prácticas curanderiles que comprenden el diagnóstico y la terapéutica para los distintos tipos de desequilibrios (orgánicos, entre las identidades que integran la persona, sociales, espacio-ambientales, religioso-rituales) y los amarres para el amor. El cuarto capítulo focaliza la eficacia terapéutico-simbólica de los curanderos, es decir las evaluaciones y apreciaciones de los especialistas y de los consumidores, así como también la relación entre los especialistas. Por último, se presentan las conclusiones, la bibliografía y un glosario.

La Pequeña Bolivia: mercado urbano étnico

El barrio de Liniers se halla emplazado en el extremo oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Es reconocido por la actividad del santuario de San Cayetano y la presencia de una pujante comunidad boliviana en el sector que, por ello, se conoce como Pequeña Bolivia.

Desde el punto de vista urbano, Liniers tiene una ubicación estratégica: la estación homónima del ferrocarril Sarmiento enlaza el tren con una gran red de colectivos urbanos e interurbanos, la avenida Rivadavia es el eje que une el centro de la ciudad con el oeste suburbano, la terminal de micros de media y larga distancia conecta la ciudad con todas las provincias e, incluso, con países limítrofes, la avenida General Paz (de circunvalación) es un acceso con el aeropuerto de Ezeiza, las autopistas 25 de Mayo y Acceso Oeste optimizan los tiempos de viaje del sur al oeste y viceversa, y en toda la zona oeste de la ciudad. Todo ello convierte al lugar en una zona de transferencia con presencia de público permanente.

En 1984 se produjo el cierre del mercado de frutas y verduras de Liniers,2 por lo que un reducido grupo de la colectividad boliviana que trabajaba en dicho lugar se desplazó a la venta en las veredas cercanas al predio donde hasta entonces funcionaba. Posteriormente, algunos de estos vendedores ambulantes que lograron consolidarse económicamente se instalaron en comercios de las adyacencias y luego llevaron a sus familiares, asentándose de esta manera en la zona de modo permanente.

Díaz y Di Marco (1999: 189) reconocen que durante la década de 1990 paulatinamente se incrementó la presencia de la comunidad boliviana en la zona aledaña a la estación Liniers. A partir del eje de las calles Ramón L. Falcón y José León Suárez, los comerciantes fueron abriendo locales de verduras, frutas y diversos productos alimentarios sobre las calles Montiel, Ibarrola, Ventura Bosch y la avenida General Paz.

En la Pequeña Bolivia se encuentran negocios de venta de productos regionales y restaurantes de comidas y bebidas típicas, que constituyen lugares de encuentro de la colectividad. En el llamado “microcentro boliviano” se observa una gran actividad en el área de servicios: estudios jurídicos, agencias de viaje, gestorías, correo internacional, locutorios y locales de envío de dinero.

En la zona se ubica también una feria boliviana ambulante con puestos y manteros, dedicada a la venta de ropa, comida, artesanías y elementos para los rituales de la cultura andina. El carácter ilegal de la feria genera conflictos con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que periódicamente envía inspecciones con miras al desalojo.

Desde la perspectiva religiosa, en Liniers se observa un campo mágico-religioso con una diversidad de ofertas que, como dijimos, conforma un mercado de bienes simbólicos de sanación.

Asimismo, es preciso mencionar la situación de los migrantes y sus dificultades para obtener la documentación, lo que implica que algunos de ellos se mantengan en la ilegalidad, así como la situación crítica de la salud pública debido a la saturación de la demanda. Esto nos introduce ya en el tema específico del libro.

De acuerdo con Peter Berger (2006) y Pierre Bourdieu (1989), el mercado de bienes simbólicos de salvación/sanación3 tiene una dinámica atravesada por la competencia en el campo social religioso de grupos y especialistas. Por ello los “especialistas de lo sagrado” –o sea, quienes se dedican vocacional o profesionalmente a esas actividades– en la ciudad incluyen nuevos conocimientos para atraer a un público consumidor de bienes simbólicos de sanación/salvación.

En la zona descripta se encuentran iglesias pertenecientes al catolicismo (especialmente el santuario de San Cayetano, con una multitudinaria convocatoria anual en ocasión de la festividad del santo, y una destacada actividad pastoral y social), evangélicas, pentecostales y adventistas, así como centros espiritistas.

Desde la perspectiva sanitaria, en el sur de Liniers se ubica el hospital Santojanni, que atiende un radio importante, y en particular a las colectividades boliviana y peruana. Una investigación realizada en 2005 sobre la precariedad laboral y la salud de los inmigrantes identificó la tuberculosis como la principal enfermedad entre la población de la zona; los inmigrantes representaron el 79,48% de los atendidos por ese mal en el hospital Santojani, de los cuales el 71,79% eran bolivianos (Goldberg, 2009: 237).

Además del hospital, en la zona se registra la existencia de farmacias homeopáticas, herboristerías, así como de clínicas médicas y odontológicas. Estas últimas promueven la medicina comunitaria social y solidaria; y son instituciones que también responden a las necesidades de la colectividad boliviana.

Emiliana (67), militante de la colectividad y coordinadora de un grupo de mujeres, relató las situaciones de discriminación que se les plantearon a los inmigrantes en el ámbito sanitario público:

 

Nos organizamos por los problemas de discriminación a nuestros hijos en las escuelas, en los hospitales, en el Santojanni, en el Piñero, en el Vélez Sarsfield. Te dicen: “Tienes que hacer un estudio en tres meses”, y anotan debajo de la orden “es boliviano”; a mí me pasó. En Bolivia hay hospitales que dan remedios a los que necesitan, cuando no es extremo pagan. Yo creo que si en los hospitales nos cobraran, si pudieran hacer eso, nos van a atender tal vez con garantía. Otra cosa porque no van los paisanos a los hospitales: los médicos son muy acelerados, hablan fuerte; el boliviano habla bajo, no le entienden, no le quieren repetir.4

 

La informante comenta la discriminación ejercida contra los miembros de la comunidad en escuelas y hospitales. En el caso de estos últimos, su relato se vincula con las relaciones establecidas por Eduardo Menéndez (2002: 314) entre los conceptos illness (padecimiento) y disease (enfermedad) en el proceso de salud/enfermedad/atención. Desde el enfoque de este autor, la biomedicina desconoce/niega la importancia de la palabra del paciente con sus representaciones culturales.5

Así, los inmigrantes bolivianos encuentran que los médicos no reconocen cierto tipo de padecimientos, que sí son comprendidos dentro del espacio de la medicina popular, a la que consideran mágico-religiosa (Goldberg, 2009: 240). En este sentido, como se mencionó, un factor de importancia es la cuestión referente al trato personal y la comunicación entre médico y paciente. Este autor describe el circuito de búsqueda de salud de los inmigrantes bolivianos, y las distintas opciones al respecto:

 

En primer lugar, la recurrencia a la autoatención, en caso contrario la consulta a un terapeuta especialista representante de la medicina andina (aymara o quechua) o al médico de un servicio público de salud, o a las clínicas privadas con personal de salud boliviano (por ejemplo, Virgen de Urkupiña en Pompeya, clínica en Liniers) o directamente regresar a su lugar de origen para ser tratados por un curandero o terapeuta representante de la medicina andina. (Goldberg, 2009: 239)

 

Charles Good (1987) denominó “sistema etnomédico” a las posibilidades que tienen las personas para la elección y combinación de medicinas populares, tradicionales y biomédicas. Por su parte, Anatilde Idoyaga Molina (2002: 25) considera que la población urbana combina las ofertas de la biomedicina, las medicinas alternativas, las tradicionales y las religiosas y, por supuesto, recurre al autotratamiento.

Por último, señalaremos que existen focos de necesidades básicas insatisfechas (NBI) que presionan sobre estos sectores de la población: en lo socioeconómico, la falta de empleo, y en la salud, los problemas de atención. Ante estas presiones aparecen alternativas en el campo de las creencias religiosas en relación con la salud integral. Desde nuestra perspectiva, todas ellas configuran un mismo campo de sanación y salvación, atravesado por creencias sociorreligiosas. Este campo se halla en continuo movimiento, y en él los límites entre lo legal y lo ilegal, lo legítimo y lo reglamentado, se recomponen a cada momento.

La presencia de migrantes bolivianos –y también de peruanos– en la Pequeña Bolivia acrecienta la existencia de otras prácticas mágico-religiosas llevadas adelante por yatiris,6 adivinos y curanderos.7 En el área circula propaganda callejera de los curanderos indígenas, que en una primera mirada ofrecen, sobre todo, soluciones para los problemas del amor. A este complejo entramado dedicaremos las páginas que siguen.

 

1. Cabe aclarar que nos referiremos al Ande para hablar de Bolivia y Perú, y reservamos el término “altiplano” para el primero de esos dos países.

2. Ese mercado funcionaba donde actualmente está el Plaza Liniers Shopping, y no debe confundirse con el Mercado de Liniers, el centro comercializador de haciendas vacunas en pie que abastece a la industria frigorífica de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires.

3. Entendemos el concepto de sanación como integración de la salud físico-espiritual. De modo similar, puede considerarse como salud integral que une los aspectos mencionados.

4. Todas las citas transcriptas en bastardillas corresponden a testimonios de las personas entrevistadas para este libro.

5. Por su parte, Arthur Kleinman (1980) distingue entre disease (enfermedad) como cuadro clínico que interesa a los médicos, e illness (padecimiento) como la enfermedad percibida por los enfermos. De esta manera la medicina oficial se ocupa de la disease y los curanderos consideran la illness desde la perspectiva social, familiar y del entorno comunitario. Illness es, así, la experiencia subjetiva del paciente sobre su enfermedad, influenciado por la cultura de pertenencia y el entorno familiar-social.

6. Los yatiris son curanderos comunitarios entre los aymara de Bolivia, Chile y Perú.

7. En este libro usaremos esos términos como sinónimos. La OMS (2002) define a la gente dedicada a la salud en la medicina tradicional, e identifica al curandero como aquella persona reconocida por la propia comunidad como competente para prestar atención de salud mediante el empleo de productos vegetales, animales y minerales, y la aplicación de métodos de origen social, cultural y religioso basados en reconocimientos, actitudes y creencias de la comunidad en lo que respecta al bienestar físico, mental y social, y al origen de la enfermedad y la invalidez.

CAPÍTULO 1 Los curanderos andinos: del Ande a Liniers

Los curanderos de la Pequeña Bolivia

Si un observador se detiene un día cualquiera en la semana en Liniers, observa gente que pasea de compras por el shopping (el exmercado de frutas y verduras) donde emergen los duendes del pasado, los inmigrantes europeos, los trabajadores bolivianos que llegaron después para quedarse. Allí cerca, los comercios de la Pequeña Bolivia exhiben una amplia oferta de mercaderías, despiden aromas de especias y alimentos cocidos; la música andina suena en las galerías comerciales, los televisores emiten recitales de conjuntos musicales y lucha de mujeres en el campo boliviano; una marea de gente se desplaza, se ven cholas con sus atuendos típicos y en las veredas los manteros trashumantes exponen sus mercancías como en el Mercado del Alto, La Paz (Bolivia).

En las esquinas los pentecostales y los testigos de Jehová luchan por las almas de futuros conversos. Enfrente de ellos se ve a los yatiris, quienes con sus augurios y mediaciones dan una imagen colorida especial en una versión porteña del altiplano.

La Pequeña Bolivia es un reconocido mercado de bienes de sanación, tal como se publicita en medios periodísticos. Por ejemplo, el domingo 15 de diciembre de 2013 el diario digital boliviano Opinión (http://opinión.com.bo) publicó el artículo “Yatiris”:

 

Una de las actividades que llama la atención en Liniers es la que se dedican Antonia y Teodora, dos mujeres que leen la suerte en la milenaria hoja de coca y la curación de personas que son “víctimas de hechizos o brujerías”. Con un aguayo en una pequeña mesa, ambas mujeres, de origen paceño, se sientan frente a frente en una de las calles de Liniers. Ofertan sus servicios de la lectura de la hoja de coca para el trabajo, la familia, salud y amor. Asimismo, preparan mesas rituales para la Pachamama y las personas que lo necesiten. Sus clientes son por lo general residentes bolivianos, pero aseguran que no faltan los argentinos que también creen en este tipo de rituales y se hacen la lectura y compran q’oa’.

 

Nels Anderson (1981) caracteriza el fenómeno urbano según la agrupación geográfica por similitudes de actividades. En este sentido, la zona de Liniers se ha convertido en un mercado especializado que aglutina cultos, adivinos y curanderos. Allí se observa una irradiación de lo mágico-religioso. Frente al santuario de San Cayetano se concentran locales de santerías, consultas de tarot y ofertas de videncia. Así también circula la propaganda callejera de los curanderos, que principalmente ofrece soluciones para los problemas del amor.

A continuación, caracterizaremos a los curanderos entrevistados y transcribiremos sus autopresentaciones. Don Teodoro es un hombre de sesenta y cinco años, boliviano, de contextura mediana, que se encuentra al frente de un puesto callejero en la calle José León Suárez, sentado ante una pequeña mesa sobre la cual está extendido el tari (tejido sobre el que se tiran los naipes o las hojas de coca –Erythroxylum coca– para la lectura orientativa), un mazo de naipes españoles, un crucifijo y una botella de alcohol; al costado tiene dos sillas pequeñas destinadas a los consultantes. Don Teodoro relató su procedencia y el motivo del viaje a Buenos Aires:

 

Soy del Alto, La Paz, Bolivia, estoy hace dos semanas; yo venía constantemente desde 1990 a visitar a mis paisanos, trabajaba en la calle, y ahora también me encuentro trabajando en la calle. La feria 16 de Julio es casi parecida, mucho más grande, cualquier cosa vende, parece la feria de bolivianos de acá. Aquí a la vueltita, hay un señorcito, es paceño, Antonio, llegó después de mí, hace cinco años, yo vengo desde hace veinticinco años. En Santa Cruz, Bolivia, yo tengo un consultorio, yo me he venido, ahora está un poquito medio bajo los pesos argentinos, ya casi no conviene estar aquí. Pero yo me he venido porque tuve un problema allá, me separé de mi señora, como yo conocía siempre, por eso me he venido aquí, para olvidar a mi esposa, estaba sufriendo allá; para cambiar, me voy a quedar un tiempo, hasta que me olvide, después retornaré.

 

Don Teodoro destaca la similitud del ambiente de la feria de Liniers con la de El Alto. En el relato del entrevistado se reconoce la conexión entre el lugar de origen y el lugar de anclaje, la movilidad de territorio comprende itinerarios y enclaves.

Asimismo, destaca las redes de connacionales que proporcionan la posibilidad de trabajo y albergue en los lugares de tránsito, en tanto se recupera de la separación de su pareja. Esto se relaciona con el análisis del fenómeno transnacional actual de Carlota Solé, Sònia Parella y Leonardo Cavalcanti (2008), quienes destacan la relevancia de los vínculos, las redes y las interconexiones que los migrantes establecen y sostienen, tanto con su lugar de origen como en el sitio de destino.

El hermano Oscar es un hombre de setenta años, peruano, alto, cabello largo con una coleta atada. Su consultorio se encuentra a metros de la estación Liniers. El ambiente está decorado con pósteres alusivos al chamanismo. En un modular se apilan cajas de DVD relativos a la temática, y en una pared se exhiben diplomas de la Asociación de Chamanes de Perú y una foto del grupo de Oscar en un estudio de televisión, todos ataviados con vestimentas tradicionales.

 

Mi nombre es Oscar, bautizado como chamán. Gracias, hermano, que has venido para esta entrevista, segunda entrevista que me haces, muy contento de este regalo que me has dado (el libro Ayahuasca, medicina del alma de Diego Vegas y Néstor Berlanda). Esta música que estás escuchando es una música especialmente para plantas, porque las plantas necesitan música, para que aviven la planta.

 

Otro entrevistado es el yatiri Ángel. Su consultorio se halla ubicado en ochava de la esquina Ventura Bosch; en la terraza un cartel anuncia “Yatiri Ángel”. Una escalera conduce a la planta alta de la vieja casa. El ayudante es un muchacho joven, con una renguera, quien se dirige a la cocina donde prepara hierbas que desprenden un fuerte olor e invaden la casa, y luego prepara unos carbones sobre una sartén. Una pared de la sala de espera exhibe cuadros de personalidades como Túpac Amaru, José Carlos Mariátegui, Ernesto “Che” Guevara y Sigmund Freud. En el consultorio donde atiende, se observa un cuadro grande de Freud, ubicado detrás del escritorio.

Ángel es un hombre de cincuenta y siete años, peruano, de talla pequeña, de hablar pausado. Se presentó del siguiente modo:

 

Mi nombre es Ángel, soy de Puno, Perú; hace años que vine a Buenos Aires y estoy en Liniers. Mi especialidad es sobre el tema de parejas, atiendo en el consultorio, soy counselor y también dicto clases sobre chamanismo y metafísica.

 

El especialista presenta su perfil profesional alineado en la New Age, destacando su título de counselor y la enseñanza de chamanismo y metafísica.

La sanadora Aura es una mujer de cuarenta y dos años, peruana, delgada, cuentapropista. Atiende en la calle José León Suárez, al frente de un puesto de venta de productos naturales (promociona el remedio unicista Noni, fabricado con extracto de vegetales andinos), remedios, pomadas, ungüentos y libros sobre medicinas herbolarias.

Aura habló así de sí misma:

 

Hace dieciocho años que estoy en Buenos Aires; cuando llegué estuve viviendo en Once. Después me fui a Brasil a visitar a mi hermana, y decidí volver para la Argentina, y me instalé en Once con el papá de mi nena (que falleció hace tres años). Después vine a radicarme con mi nena a Liniers. Hace catorce años que empecé a trabajar en la feria. Yo soy del norte de Perú, del departamento provincia de Piura, cerca de Ecuador, con un clima cálido llegando a 32 grados todo el año. Es una zona donde están los mejores curanderos, la parte de la sierra de Piura, las Huaringas de Huancabamba, está a un trayecto de diez horas de camino de Piura; en la serranía es propio del lugar que se hable un poquito de quechua. Te puedo decir que se menciona a las Huaringas de Huancabamba como un sitial donde van todas las personas que necesitan la sanación, encuentran ahí la sanación espiritual, la sanación de enfermedades, sanación de todo.

 

Aura destaca su proveniencia de una zona reconocida, dado que se encuentran curanderos y chamanes, y atrae a un público de peregrinos que buscan la sanación integral. Sobre esta región y sus sanadores Eduardo Nizama (2015) afirma:

 

Esta práctica hoy se ha extendido en todo el norte del país. Las famosas lagunas de las Huaringas, en la sierra piuriana, son muy concurridas por los visitantes. Más allá de las creencias religiosas y métodos científicos de sanación, existe una tradición curandera muy arraigada en los corazones de los piurianos, y en general en el norte del país. Así lo demuestran los miles de personas que diariamente buscan algún curandero para conocer cuál es el motivo de su mala suerte, curar la enfermedad que los aqueja o para una “limpia” o un baño de florecimiento. Uno de los centros del curanderismo en Perú se ubica en la provincia de Huancambamba, situada en la sierra de Piura, donde se destaca un complejo de catorce lagunas conocidas como las Huaringas, y entre ellas sobresalen la Shimbe y la Negra. Hasta allí llegan aproximadamente tres mil turistas mensualmente para participar de las mesadas, los rituales celebrados desde la medianoche hasta las cinco de la mañana al pie de las lagunas.

 

La señora Naty es una mujer de sesenta y cinco años, boliviana, que atiende en un local de la calle José León Suárez, donde tiene una estatua del apóstol Santiago, braseros y elementos que utiliza para las misas rituales y las festividades del Ekeko. Lacónicamente dijo sobre sí misma:

 

Soy boliviana, mujer yatiri, hace tiempo que atiendo acá en este lugar en Liniers; ya me conocen.

 

El oficio de curandero implica idoneidad y responsabilidad para cumplir con la función específica dentro de la comunidad de pertenencia. Una persona común no puede convertirse en curandero por iniciativa propia, se requiere previamente el llamado o la señal que lo signa para ser iniciado con el propósito de cumplir ese rol específico.

El llamado iniciático

El requisito primordial para ser yatiri es ser señalado para cumplir con tal misión. Este llamado puede presentarse de distintas maneras: por un hecho fortuito, por un accidente o acontecimiento extraordinario (la caída de un rayo, por ejemplo), por herencia familiar, o por adquisición mediante la formación con un curandero que transmite sus conocimientos. Para Rafael Briones Gómez (1997: 105), “la iniciación es un pasaje importante en la vida del curandero, conlleva un compromiso personal integral: físico, mental y espiritual”.

Don Teodoro hizo referencia a la importancia de las señales para ser yatiri y el don de sanación personal:

 

Bueno, nosotros tenemos un don, nacimos con un don; o sea, que esto viene, no somos herederos de nuestros abuelos, sino que uno nace con un don. Yo nací con cinco estrellas, con cinco coronas, digamos [se señala la coronilla]