Los discursos sobre las funciones de la educación física escolar. Continuidades, discontinuidades y retos - José Devís Devís - E-Book

Los discursos sobre las funciones de la educación física escolar. Continuidades, discontinuidades y retos E-Book

José Devís Devís

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Beschreibung

Lección magistral leída en el solemne acto de apertura del curso 2018-2019. José Devís Devís, catedrático del Departament d'Educació Física i Esportiva de la Universitat de València, ha sido el encargado de la lección magistral leída en el solemne acto de apertura del curso 2018-2019 bajo el título «Los discursos sobre las funciones de la educación física escolar. Continuidades, discontinuidades y retos», que ahora se publica en este volumen. En esta exposición se revisan las principales funciones educativas y sociales de la educación física escolar utilizadas para justificar y legitimar su existencia como servicio y bien social al alcance y disfrute de cualquier persona en edad escolar.

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Los discursos sobre las funcionesde la educación física escolar:

Continuidades, discontinuidades y retos

Los discursos sobre las funcionesde la educación física escolar

Continuidades, discontinuidades y retos

Lección magistral leída en el solemne actode apertura del curso 2018-2019

José Devís Devís

2018

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

© Del texto: José Devís Devís, 2018

© De esta edición: Universitat de València, 2018

Maquetación: Publicacions de la Universitat de València

ISBN: 978-84-9134-356-1

A todas las personas que me ayudarony todavía me ayudan a aprender

Índice

INTRODUCCIÓN

LA EDUCACIÓN FÍSICA Y LAS FUNCIONES EN PERSPECTIVA HISTÓRICA

LAS FUNCIONES EN LAS PRINCIPALES APROXIMACIONES TEÓRICAS DE LA EDUCACIÓN FÍSICA

La «educación de lo físico» y la función utilitaria

La «educación a través de lo físico» y la función socializadora

La «educación sobre, a través y en movimiento» y la función instrumental e intrínseca

La educación postracionalista y las funciones parciales y globales

La función cultural

La función hedonista

La función de alfabetización física

LAS FUNCIONES DE LA EDUCACIÓN FÍSICA EN LA ACTUALIDAD: MOMENTO DE COMPLEJIDAD

Las continuidades de las funciones pre y postracionalistas

El doble sentido del conocimiento práctico

La estructura teórica de la «educación sobre, a través y en movimiento»

Las discontinuidades derivadas de la revisión de las funciones

La reconstrucción del conocimiento

La redistribución y el reconocimiento de la diversidad

ALGUNOS RETOS COMO REFLEXIÓN FINAL

Excma. y Mgfca. Sra. Rectora de la Universitat de València

Excmas. e Ilmas. autoridades,

Colegas, amigas y amigos de la Universitat de València,

INTRODUCCIÓN

Es para mí un honor pronunciar la lección magistral de la apertura del curso 2018-2019 de la Universitat de València en el singular espacio del Paraninfo de esta institución a la que aprecio, valoro y en la cual he desarrollado mi trayectoria universitaria. Por ello le estoy muy agradecido al equipo decanal anterior de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que me propuso para esta labor. Además, es un privilegio y una oportunidad referirme a los discursos teóricos sobre las funciones de la educación física escolar en este entorno académico. Si bien es un tema clásico, adecuado para este tipo de actos, no por ello deja de ser una cuestión importante y de actualidad. La educación física es hoy, todavía, la única asignatura del currículum escolar que se ocupa del movimiento corporal, una característica antropológica básica del ser humano, que puede contribuir al bienestar de todas las personas, a construir identidades y a llevar una vida plena.

Una vez dicho esto, voy a iniciar la lección con un ejercicio de imaginación que recoge mi colega David Kirk en su libro Physical education futures1 cuando dice:

Imaginémonos dentro de 20 años que todos los programas de educación física están en un valle de desesperación… que la mayoría han sido eliminados de las escuelas porque suspenden en las pruebas de acreditación y el alumnado no aprende nada en la educación física… Ahora imaginémonos dentro de 20 años que la educación física es el centro de la escuela. Cada niño y cada niña recibe diariamente una clase de calidad impartida por profesorado especialista y la actividad física es de una importancia capital tanto para el alumnado como para el profesorado y las familias… Cualquiera de los dos futuros es posible.2

Este ejercicio de imaginación nos interpela directamente como profesionales de la educación física y deja patente que el futuro depende, en gran medida, de lo que hagamos ahora. No podemos eludir la responsabilidad que tenemos, no solo de hacer bien nuestro trabajo sino de que dicho trabajo se realice lo mejor posible. De acuerdo con Adela Cortina,3 no es suficiente con tener la intención de hacerlo bien, sino que la actividad profesional bien hecha acontezca efectivamente. En el caso de nuestra actividad universitaria, hacer bien nuestro trabajo también consiste en ofrecer buenas razones o justificaciones de la educación física y analizar la evolución de las funciones sociales y educativas que van renegociándose entre el profesorado, otros agentes y la sociedad en su conjunto a lo largo de su devenir histórico.

Actualmente, la educación física es una asignatura del sistema educativo que hemos heredado de generaciones anteriores, por eso puede dar la impresión que siempre formó parte del currículum escolar y no necesita justificación alguna. Sin embargo, esta construcción social llamada «educación física» no siempre existió ni formó parte del sistema educativo como la conocemos hoy en día. Su proceso de institucionalización ha resultado ser largo y ha estado y está sujeto a fluctuaciones derivadas de los cambiantes contextos sociales e históricos en los que se ha desarrollado. La educación física, las prácticas físicas pertinentes a la profesión y las justificaciones sobre sus valores sociales y educativos, es decir, sus funciones, no son exactamente el final de un progreso gradual de acumulación de ideas, prácticas y saberes. Más bien se trata del resultado de continuidades y discontinuidades entre el pasado y el presente, como les presentaré a lo largo de esta lección. Por lo tanto, las justificaciones siguen siendo fundamentales, ya que sus argumentos y explicaciones dan sentido a la enseñanza, pretenden influir o cambiar algún comportamiento, creencia o conocimiento y, en última instancia, buscan mejorar la práctica docente en cada momento histórico. Además, juegan un inevitable papel orientador y evaluador porque se emiten sobre el supuesto de lo que se considera valioso o no, positivo o negativo, y permiten la deliberación ante posibles opciones.

Desde sus inicios, la educación física ha ido identificando las prácticas y los problemas sociales pertinentes a la profesión, alrededor de los cuales se han conformado las metas o misiones que la caracterizan como servicio social. Pero para evitar convertirla en una «verdad autoevidente» y que acabe sometida al albur de los discursos justificativos socialmente dominantes, sigue siendo necesario argumentar sobre el sentido de su existencia. Es más, si no pudieran justificarse las asignaturas del currículum escolar, sería inmoral seguir impartiéndolas en la escuela. Por ello sería deseable que todas las asignaturas lo hicieran con cierta frecuencia.

Finalmente, las justificaciones también sirven para actualizar y ajustar las misiones y objetivos profesionales a los cambios sociales y las necesidades derivadas de dichos cambios. Eso exige que, desde el profesorado, la formación del profesorado y también la ciudadanía en su conjunto, estemos atentos a los cambios, las justificaciones y las nuevas prácticas sociales que confieran sentido y legitimidad social a la educación física escolar.

LA EDUCACIÓN FÍSICA Y LAS FUNCIONES EN PERSPECTIVA HISTÓRICA

La educación de masas es uno de los ideales de las sociedades modernas que comenzaron a difundir los pensadores ilustrados durante el siglo XVIII. El movimiento ilustrado veía en la educación la capacidad de construir personas desde la cultura, de dotarlas de identidad, de desarrollar su racionalidad y de convertirlas en ciudadanos maduros, libres y autónomos que contribuyeran al progreso social. Pero el advenimiento de la educación de masas también estuvo muy ligado a las necesidades creadas por el proceso de industrialización y la economía política de los ilustrados que relacionaban «población, trabajo y riqueza».4

Las nuevas tareas industriales no solo necesitaban disponer de mano de obra cualificada sino también de unas nuevas condiciones del contexto social del trabajo. Exigía, por ejemplo, que se enseñara a los nuevos trabajadores cómo realizar las tareas laborales, pero sin entorpecer la producción y eso exigía un contexto diferente que no interfiriera en dicha producción. Es decir, para transmitir los conocimientos y habilidades a la nueva fuerza del trabajo que representaban las generaciones más jóvenes fue necesario crear un contexto de reproducción (la escuela) separado del contexto de producción (la fábrica). Fue entonces cuando aquello que debía aprender el nuevo ciudadano y ciudadana, y la forma de enseñárselo, dejaron de ser preocupaciones de grupos privilegiados y se convirtieron en problemas que afectaban a las masas. Los nuevos conocimientos y las estrategias de transmisión, tales como la instrucción simultánea en los contextos de reproducción, acabaron por institucionalizar el currículo obligatorio y la escuela.5 Las condiciones socioculturales para dicho cambio vinieron de la mano del proceso de urbanización, la especialización del trabajo, el naturalismo rousseauniano y la creencia en la utilidad pública de la educación. De esta manera, a la escuela y al currículum se le asignaron funciones derivadas de las necesidades sociales y laborales que exigía la industrialización y de los ideales culturales y educativos de la Ilustración.

La educación física también se convirtió en un servicio social cuando trascendió su significado inicial de crianza física, limitado al ámbito de lo privado y a la responsabilidad de la familia. Este significado originario, ligado a los manuales de medicina doméstica de la Europa de finales del siglo XVIII, se refería a los cuidados higiénicos, la vestimenta, la alimentación, el ejercicio físico, las diversiones y el régimen de vida de la infancia y la juventud.6 Sin embargo, la economía política de la época de formar ciudadanos dóciles y productivos, apoyada en la mejora de la salud y la fortaleza de las nuevas generaciones,7 exigía ir más allá del ámbito doméstico. Por ello, la educación de masas se convirtió en centro de atención de los proyectos ilustrados, propiciando el nuevo enfoque de la educación física alrededor de las prácticas físicas recreativas más que en los cuidados de la higiene privada. Es decir, la profesión de la educación física escolar se creó alrededor de partes de la actividad humana que fueron incorporándose a lo largo del tiempo, tales como la gimnasia, los juegos, los entretenimientos físicos, la danza, las actividades físicas al aire libre y los deportes. Eran prácticas sociales que formaban parte de la cultura popular de las sociedades preindustriales, pero sufrieron un largo y complejo proceso de racionalización y civilización. Es decir, un proceso caracterizado por el control que el ser humano ejerce sobre la naturaleza y sobre sus propios impulsos animales.8

Este cambio en la educación física ya se observa, en el contexto español, en algunos de los primeros escritos de los ilustrados como las Cartas del conde de Cabarrús al señor D. Melchor de Jovellanos de 1792. En ellos se aboga por una educación física, moral e intelectual, poniendo el énfasis en ciertas actividades físicas más que en los cuidados higiénicos de vestimenta y alimentación de la crianza física. De acuerdo con las Cartas, el paseo, la carrera, la natación y la lucha, no solo proporcionarían beneficios saludables, sino que también mejorarían los sentidos mediante la apreciación de las distancias, los pesos y las medidas, además de un cierto trasfondo moral al evitar la ociosidad de la población.9 Pero este cambio en el significado de la educación física se observa especialmente en la evolución del pensamiento pedagógico de Gaspar Melchor de Jovellanos al comparar sus primeras y últimas obras. De la crianza física de las primeras publicaciones, ligada a los asuntos particulares y a la familia, pasa a la «educación pública física». En las Bases para la formación de un plan general de instrucción pública de 1809 puede leerse:

El objeto de la educacion pública física se cifra en tres objetos: esto es, en mejorar la fuerza, la agilidad y la destreza de los ciudadanos… La enseñanza y ejercicios de esta educacion se pueden reducir á las acciones naturales y comunes del hombre [sic], como andar, correr y trepar; mover, levantar y arrojar cuerpos pesados; huir, perseguir, forcejear, luchar, y cuanto conduce á soltar los miembros de los muchachos, desenvolver todo su vigor, y dar á cada uno de sus movimientos y acciones toda la fuerza, agilidad y destreza que convenga a su objeto, por medio de una buena direccion. Aun el buen uso y aplicación de los sentidos se puede perfeccionar en esta educacion, ejercitando a los muchachos en discernir por la vista y el oido los objetos y sonidos á grandes distancias, ó bien de cerca, por solo el sabor, el olor y el tacto: cosa que en el uso de la vida es de mayor provecho de lo que comúnmente se cree.10

Jovellanos también señala en las Bases que una serie de juegos y ejercicios, dentro de una especie de organización competitiva, es un buen complemento para la enseñanza de la educación física pública, tal y como expresa esta cita:

establecer por todo el reino juegos y ejercicios públicos… los cuales tenidos a presencia de las justicias …y animados con algunos premios de mas honor que interés, harán necesariamente que el fruto de la educacion [física] pública sea más seguro y colmado.11

Como podemos observar, se trata de un planteamiento ciertamente sorprendente para la España de 1809, puesto que recuerda los juegos deportivos de los colegios ingleses a principios del siglo XIX. Esto parece indicar la influencia de la cultura inglesa en el pensamiento de Jovellanos, al menos en lo que respecta a la educación física y los juegos, uno de los pocos españoles que conocía el inglés y tenía contacto con intelectuales ingleses.12

Sin embargo, estas ideas y proyectos pedagógicos de los ilustrados españoles tuvieron dificultades para llevarse a la práctica y convertirse en realidad en muchos casos. El debilitamiento que sufrió la educación durante el reinado absolutista de Fernando VII también alcanzó a la educación física, entre otras cosas porque habían nacido al amparo de las ideas del periodo liberal anterior. Su lugar fue reemplazado por la gimnástica,13 especialmente la militar y acrobática que tuvo un relevante papel durante un belicoso siglo XIX. Este término y sus prácticas eran más conocidas y contaban con un mayor recorrido histórico que el término moderno de la educación física.14 De hecho, su primera introducción en las escuelas españolas se produjo a comienzos de ese siglo en el contexto de uno de los pocos proyectos ilustrados que se materializó en la práctica, el Real Instituto Militar Pestalozziano. Aunque este centro comenzó como Real Escuela Pestalozziana el 4 de noviembre de 1806, pronto adquirió un carácter militar de la mano del oficial ilustrado Francisco Amorós y Ondeano, secretario personal de Manuel Godoy. Precisamente, los ejercicios gimnásticos militares y acrobáticos que introdujo Amorós contribuyeron a dar ese aire militar porque, además de ciudadanos sanos, también debían formar buenos defensores de la patria.15