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"En 1491, un año antes del Descubrimiento de América, nacía en Azpeitía, España, Íñigo López, Señor de Loyola. El 20 de mayo de 1521, en la Batalla por la defensa de Pamplona ante la ofensiva de los franceses, una bala de cañón hería la pierna de Íñigo. En adelante, el caballero de Loyola comenzaría una particular peregrinación que le llevó a ser San Ignacio. Los Ejercicios Espirituales que nos legó son la hoja de ruta de su caminar. El año comprendido a partir del 20 de mayo de 2021, ha sido declarado Año Ignaciano en recordación de la vida del Santo y para la profundización de su obra. Los Ejercicios Espirituales, hoy tan vigentes como en su tiempo y más indispensable aún para tantas personas sumergidas en el stress del ruido y la hiperactividad, han inspirado a multitudes de hombres y mujeres a lo largo de 500 años. En este libro, el autor retoma los Ejercicios Espirituales en una obra poética en la que se destaca la fidelidad a la fuente y que ayuda a sentirlos para mejor vivirlos. El resultado de la obra es, prácticamente, una vida de Cristo en poesía que además de dar a conocer más la figura del Nazareno, siempre vivo, ayuda a iniciarse en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio o a volver a vivirlos, para aquellos que los han realizado en algunas de sus numerosas formas. No tenemos dudas de que esta particular vida de Cristo, según los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, será un remanso de poesía y espiritualidad para todos los que la tomen buscando un material de meditación o sentimiento poético mucho más allá del Año Ignaciano.
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Seitenzahl: 67
Veröffentlichungsjahr: 2021
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RODOLFO M. ARELLANO
Rodolfo M. Arellano
Los ejercicios espirituales de San Ignacio : poemas / Rodolfo M. Arellano. - 1a ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
150 p. ; 21 x 15 cm.
ISBN 978-987-87-1225-3
1. Poesía Argentina. I. Título.
CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA
www.autoresdeargentina.com
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Con gratitud a quienes fueron mis profesores en el “Curso de Especialistas en Ejercicios Espirituales”, en el Centro de Espiritualidad San Ignacio de Salamanca, dependiente de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid.
Difícilmente exista algún aspecto de la obra mayor de san Ignacio de Loyola, el libro de los Ejercicios Espirituales(EE), que no haya sido trabajado profusamente por una multitud de autores, muchos de ellos en forma magistral. No es nuestra intención sumarnos a la lista.
Pretendemos, humildemente, dar a conocer una serie de poesías siguiendo la temática de los EE; de ese modo pensamos que también podemos facilitar en algo a quienes han hecho los ejercicios en alguna de sus variadas formas, a continuar perseverantes en la oración, según su espíritu; ahora sin las ayudas de “quien los da” y de todo lo que se puede encontrar en el marco de un retiro.
También este podría ser un instrumento útil para acercarse a la temática, por parte de quienes, de ningún modo, pueden realizar los ejercicios clásicos. A estas personas, les sugerimos que diariamente se aboquen a la meditación de una poesía, si es posible por la noche, y luego la misma por la mañana, para rumiarla durante el día.
Este libro no pretende reemplazar al “director”, ni el trabajo de quien se ejercita. Lo óptimo sería que quien lo tome con la pretensión de orar, siguiendo el esquema de los EE, cuente con la ayuda del “acompañante” o “asesor espiritual”, algo que, lamentablemente, no es fácil para la mayoría de los cristianos de hoy.
Pensando en ellos, junto a cada poesía damos el punto al que nos referimos, así como también incluimos otros elementos propios del libro de los EE de san Ignacio y las citas evangélicas que da el mismo santo.
Eventualmente, el presente puede ser una guía para el abordaje del libro de los EE, hoy disponible en numerosos sitios de internet, además de las librerías o durmiendo en muchas bibliotecas, a las que llegaron en la creencia de que esta obra de san Ignacio era para la lectura espiritual ordinaria, sin advertir que fue escrita, ante todo, como “un manual para predicadores”.
Recordamos las enseñanzas del autor de los EE [2]: “… si la persona que contempla toma el fundamento verdadero de la historia, y discurre por sí misma y halla alguna cosa que explique o haga sentir un poco más la historia (…), es de más gusto y fruto espiritual que si el que da los ejercicios hubiese declarado y ampliado mucho el sentido de la historia...” (2.° anotación). Lo que sugerimos es que este trabajo puede servir para “hacer sentir un poco más la historia”, para ello la forma poética nos parece apropiada.
Atentos a ello, hemos tratado de conjugar la fidelidad al libro de los EE (con la profunda experiencia de fe del santo y su extraordinario conocimiento de la psicología humana) con la mayor simplicidad que nos fue posible, de modo que ayude eficazmente a quien realizó el proceso o a quien no tiene modo mejor de hacerlo.
Esperamos que este pueda ser un instrumento para que más personas se aprovechen de “todo lo mejor que yo (san Ignacio) en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos” (Monumenta Ignatiana, v. 1, p. 133).
Ponemos estas páginas bajo la intercesión de san Ignacio y de la beata María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula), apóstol argentina de los EE ignacianos.
El autor
Introducción: Después de la lectura comprensiva del texto completo del Principio y Fundamento de san Ignacio, tomar un punto por día para la profundización y meditación según la secuencia de las páginas siguientes.
(Texto completo)
[23] 1. El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, nuestro Señor y, mediante esto salvar su alma; 2. Y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir el fin para que es creado. 3. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe privarse de ellas cuanto para ello le impiden. 4. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que cae bajo la libre determinación de nuestra libertad y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y así en todo los demás, 5. Solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin para el que somos creados1.
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1 Los textos de los Ejercicios son citados según Ignacio de Loyola, Santo, Ejercicios espirituales, 1.a ed. Buenos Aires: Claretiana, 2013.
Inicio y cimiento, sólido y conciso; arquitectura acabada, orden preciso.Por puerto: la felicidad de tu anhelo.Para ir presto: usarlo todo y tirar por la borda lastre sin beneficio. Lo demás es indistinto.Luz diáfana, brújula infalible; quien sigue su ruta no yerra el camino. Borra la caricatura de lo que desfiguró la caída; devuelve la libertad que perdió el peregrino.¡Construye sobre roca! ¡Cincélalo en tu pecho con caracteres dorados! Tarde o temprano, por gracia o trabajo, Principio y Fundamento será tu beneficio.
Desde la eternidad me has soñado. ¡Salido de tus manos! De tu bondad todo me ha sido dado. Mi destino: el más alto que, como Dios, pudiste haber pensado:amarte eternamente y conocer que me has amado.Reverencio tu Omnipotencia a la que a tu don de Padre has anejado. ¡Cuántos siervos quisieran servir a un señor que por amor al servidor se hace esclavo!Por eso te canto alabanzas, porque no hay mejor destinoque el que me has fijado. Este es mi canto, “mi Dios y mi todo”, que cada nota sea mi credo y mi llanto Yo no quiero sino lo que tú quieres, para eso me has creadopor mí has hecho esto, ya no tengo otro trabajo,pues al fin de la jornada se salva quien te ha amado.
Señor de los dones que muchos hiciste: los que brillan en el cielo, esplendentes y bellos, los otros humildes, que se arrastran por el suelo y las hojas que se lleva el viento. Los mares bravíos, y azules como ellos, los ojos de aquel niño pequeño. El honor y la gloria, la adversidad y el tiempo,la salud y el dinero, escasez y abundancia; la ciencia, el arte y lo que no vemos.Multitud de criaturas, nombrarlas no puedo, número y hermosura no tienen cuento. Desde el paraíso mandaste: –“Poned nombre a las cosas, gobernadlas”. Aunque el hombre, en su natural apego, busque quedarse en ellas, en vez de usarlas, para llegar al cielo.–¡Señor de los dones! ¡Cuántas y bellas!Que ellas me sirvan al fin que me diste: amarte y servirte, alcanzarte en el cielo.
Título y medida de cada cosa:todo es bueno, “tanto-cuanto”.Todo y solo lo que a mi fin sirve: