Los retos del Papa Francisco - Teresa Forcades i Vila - E-Book

Los retos del Papa Francisco E-Book

Teresa Forcades i Vila

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Beschreibung

En esta brillante obra Teresa Forcades examina las expectativas abiertas por el Papa Francisco y los presupuestos teóricos necesarios para abordar la renovación de la Iglesia pero, sobre todo, nos habla de las cuestiones más espinosas a las que se enfrenta el Vaticano y de los movimientos de renovación que pugnan desde dentro por impulsar un nuevo aggiornamento o "puesta al día" eclesial. Machismo, veto al sacerdocio femenino, aborto, celibato, homosexualidad o pederastia son algunos de los temas pendientes de la Iglesia para los que la autora ofrece un análisis conciso y contundente. Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica actual, sin embargo, no es una mera exposición de propuestas de su autora; representa la voz de millones de creyentes, religiosos y organizaciones dentro de la Iglesia que viven con profundidad su fe y su religión, y que reivindican un lugar en la institución en la que creen y a la que, con respeto pero también con firmeza, quieren cambiar para superar marginaciones, sufrimientos, olvidos e injusticias.

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Akal / A Fondo

Teresa Forcades i Vila

Los retos del Papa Francisco

Movimientos de renovación en la Iglesia católica actual

En esta brillante obra Teresa Forcades examina las expectativas abiertas por el Papa Francisco y los presupuestos teóricos necesarios para abordar la renovación de la Iglesia pero, sobre todo, nos habla de las cuestiones más espinosas a las que se enfrenta el Vaticano y de los movimientos de renovación que pugnan desde dentro por impulsar un nuevo aggiornamento o «puesta al día» eclesial. Machismo, veto al sacerdocio femenino, aborto, celibato, homosexualidad o pederastia son algunos de los temas pendientes de la Iglesia para los que la autora ofrece un análisis conciso y contundente.

Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica actual, sin embargo, no es una mera exposición de propuestas de su autora; representa la voz de millones de creyentes, religiosos y organizaciones dentro de la Iglesia que viven con profundidad su fe y su religión, y que reivindican un lugar en la institución en la que creen y a la que, con respeto pero también con firmeza, quieren cambiar para superar marginaciones, sufrimientos, olvidos e injusticias.

Teresa Forcades i Vila (1966) es médica, teóloga y monja benedictina en el Monasterio de Sant Benet de Montserrat. Doctora en Salud Pública (2004) y en Teología Fundamental (2007), ha sido profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Humboldt de Berlín, y actualmente lo es en el Doctorado de Estudios Críticos de Género de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México. Cofundadora además del movimiento anticapitalista e independentista catalán Procés Constituent, entre sus publicaciones más recientes destacan Por amor a la justicia: Dorothy Day y Simone Weil (Editorial HOAC, 2015) y Faith and Freedom (Polity Press, 2016; Fe y libertad, Herder, 2017).

Diseño de portada

RAG

Director de la colección

Pascual Serrano

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

© Teresa Forcades i Vila, 2017

© Ediciones Akal, S. A., 2017

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4519-9

¿Sabéis interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra y no sabéis interpretar el tiempo en que vivís? (Lc 12, 56)

PRESENTACIÓN

En el mundo existen 1.285 millones de católicos bautizados. Por tanto, seamos o no católicos, seamos o no creyentes, no debería resultarnos ajeno nada de lo que suceda dentro de la Iglesia católica ni entre sus partidarios. En la mayoría de las ocasiones lo relacionado con esta institución se presenta como un conflicto entre detractores y defensores. Sin embargo, dentro de ella algo se mueve. Y para eso incluimos en la colección A Fondo de Akal este nuevo libro: Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica actual.

Se trata de una obra escrita desde dentro de la Iglesia en la que encontramos a partes iguales valentía y lucidez. Su autora, Teresa Forcades i Vila, monja benedictina en el monasterio catalán de Sant Benet de Montserrat, ha mostrado ya en varias oca­siones esos dos méritos por los que ha sido tan ensalzada como criticada. Forcades, que se licenció en Medicina y se doctoró en Salud Pública por la Universidad de Barcelona, saltó a la agenda mediática cuando denunció los intereses farmacéuticos detrás de algunas enfermedades, como la gripe A. Años después protagonizó una audaz iniciativa política impulsando, junto con Arcadi Oliveres, el Procés Constituent en Cataluña.

Pero nosotros hemos querido que escriba de algo que conoce mucho más si cabe, esa Iglesia católica a la que pertenece. Y en este libro lo hace con la misma sinceridad y valor que en aquellos temas por los que fue conocida. Incluso, me atrevería a decir, ahora ha necesitado más coraje. La propia autora lo señala ya en su introducción: «La crítica interna, en la Iglesia y fuera de ella, no ha sido nunca un ejercicio fácil».

La figura y el hacer del Papa Francisco, con la mayor renovación de la Curia de toda la historia, ha abierto unas perspectivas que el tiempo dirá si se ven cumplidas o defraudadas. Nuestra autora presenta dos frentes que, en su opinión, ha heredado el Papa actual de su predecesor: «la pederastia tolerada o no suficientemente combatida» y «la corrupción y la especulación financiera dentro de la Iglesia».

Por ahora, el valor del Papa Francisco resulta indiscutible. Un ejemplo lo vivió Forcades en Alemania cuando el pontífice dijo con contundencia: «El capitalismo mata». Voces desde el poder se indignaron, pero muchas otras desde la base aplaudieron al escuchar una afirmación que debería considerarse parte del ADN de la doctrina social de la Iglesia y que, desgraciadamente, ahora suena irreverente. Desgraciado un mundo en el que la afirmación de que el capitalismo mata provoca más escándalo que las muertes del capitalismo.

Pero, advierte Forcades, los cambios profundos de la Iglesia no vienen nunca desde arriba. En eso es como en todas las organizaciones del mundo: si no existe un pueblo que empuje, nada cambiará.

Forcades trata en Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica actual las expectativas abiertas por el Papa Francisco, los presupuestos teóricos necesarios para abordar la renovación de la Iglesia pero, sobre todo, las cuestiones más espinosas a las que se está enfrentando el Vaticano y los movimientos de renovación que nos serán presentados por la autora a lo largo de la obra.

En este libro el lector encontrará la «palabra de Dios» a través de citas de la Biblia; descubrirá la historia, la historia de una Iglesia siempre en debate y conflicto, aunque no siempre avanzando hacia delante. Los profanos –nunca mejor dicho– descubriremos conflictos de órdenes religiosas absolutamente desconocidos.

Forcades nos habla de machismo, del veto a las religiosas para ordenarse sacerdotes, del aborto, del celibato, de homosexualidad, de pederastia. En Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica descubriremos que, en oposición a la imagen de mujeres y religiosas sumisas, existe una larga historia de lucha de esas mujeres dentro de la Iglesia en defensa de sus derechos. Sobre el aborto, Forcades detalla los numerosos casos en los que la Iglesia no acepta el aborto a pesar del grave daño que supone para la madre o inviabilidad del feto. Valiente, nuestra autora, si bien se posiciona en contra de la interrupción del embarazo, cree que no se debe criminalizar ni encarcelar a las mujeres que lo hagan.

Forcades también afronta el espinoso asunto de la pedofilia de algunos religiosos. Dice nombres, entrevista a voces críticas dentro de la Iglesia y expone su rechazo y necesidad de renovación.

Recuerda también nuestra autora que, en 2008, 49.631 parroquias de las 218.865 católicas que existían en el mundo no tenían sacerdote; esto representa casi la cuarta parte de las parroquias (23%). Y, mientras tanto, se les niega el sacerdocio a casados y mujeres. Los estudios demuestran que el «no poder casarse» es el principal motivo que alejaba del sacerdocio católico a los jóvenes. Si el celibato fuera opcional para los sacerdotes diocesanos, el número de varones ordenados se cuadruplicaría.

En Los retos del Papa Francisco. Movimientos de renovación en la Iglesia católica descubriremos que, ya en 1911, hubo un movimiento de la Iglesia a favor de la ordenación de las mujeres y desde entonces no han dejado de luchar contra esa discriminación. Algo similar sucede con los sacerdotes casados donde, además, surge la discriminación contra sus hijos y mujeres. Forcades hasta nos explica los casos de mujeres que han tenido relaciones con sacerdotes y se han organizado para luchar contra el desprecio y el silencio. Del mismo modo nos recuerda la discriminación y el sufrimiento de los hijos de sacerdotes.

Otro asunto en el que, a juicio de Forcades, la Iglesia debe renovarse es el de los divorciados católicos. La mitad de los católicos no se casan por la Iglesia (se casan sólo por lo civil o bien conviven en pareja sin haberse casado); es evidente que rechazan unas normas que no están a la altura de lo que demanda ni la sociedad ni los creyentes, si bien existen diferencias de percepción por continentes, lo que evidencia la heterogeneidad de la comunidad católica.

También el movimiento de cristianos LGTB tiene su espacio en nuestro libro, así como los avances del Papa Francisco en este asunto. Recuerda Forcades que el pontífice recibió en el Vaticano a una persona transexual católica que le preguntó si había lugar para él en la Iglesia.

Pero no todos los movimientos tienen como objetivo llevar la Iglesia al siglo XXI; como en todas las organizaciones vivas, existen otros que luchan justamente por lo contrario, por retroceder en el tiempo y devolver la Iglesia a siglos atrás. También nos los explica Teresa Forcades.

Creo que poder encontrar dentro de la Iglesia a alguien que aúne su conocimiento de la institución, sus posiciones a favor de un avance y el valor para escribirlas en un libro ha sido una suerte que no debemos desaprovechar. No es necesario ser católico, ni siquiera creyente, para descubrir y aprender con este libro de Teresa Forcades. En él vamos a encontrar una constante en la historia de los colectivos y de la propia humanidad: el conflicto entre el pasado y el futuro, la lucha entre quienes quieren avanzar y quienes siguen anclados en un mundo que ya no existe.

Podemos concluir que este texto no es sólo una exposición de propuestas de su autora; representa la voz de millones de creyentes, religiosos y organizaciones dentro de la Iglesia que viven con profundidad su fe y su religión, y reivindican un lugar en la institución en la que creen y a la que, con respeto pero también con firmeza, quieren cambiar para superar marginaciones, sufrimientos, olvidos e injusticias. ¿Acaso no debe ser ese el objetivo de una religión?

Pascual Serrano

introducción

La responsabilidad de los miembros de la Iglesia católica en el momento histórico actual pasa, a mi entender, porque seamos capaces de reconocer y confrontar con la debida diligencia y coherencia tres características de nuestra milenaria institución que son frontalmente contrarias al evangelio: la connivencia con el poder, la misoginia estructural y el clericalismo. Como se puede observar consultando el índice, no son estos los únicos temas que voy a tratar, pero sí me parecen las piedras de toque de la necesaria renovación eclesial. La Iglesia católica tiene una misión en el mundo que va mucho más allá de estos tres temas y debe enfrentar unos retos que van también mucho más allá. Su misión pasa por anunciar, con la vida más que con las palabras, el empecinamiento del amor incondicional de Dios y su desconcertante deseo de estar con nosotros y de provocarnos a ser libres. Los retos a los que se enfrenta la Iglesia en el momento actual incluyen, entre otros, la instrumentalización de lo humano en las sociedades democráticas y la persecución religiosa en las no democráticas. No me olvido de todo ello. Pero este libro trata de la necesaria renovación eclesial y es por ello que en él mi atención se centrará exclusivamente en aquello que considero incoherencias graves. La luz estará presente a través de las personas que trabajan de forma organizada para superar estas incoherencias. Quede constancia en esta introducción que mi experiencia de Iglesia pasa por reconocer en ella muchísima más luz que simplemente la que se deriva de los grupos organizados que luchan desde dentro en contra de nuestras injusticias e incoherencias internas. Y quede constancia asimismo que también en estos grupos, como no podría ser de otra manera, descubro sombras y a veces incluso más sombras que luz. Mas, a pesar de ello, este libro es un homenaje a estas personas, a estos profetas que a menudo son incomprendidos tanto dentro como fuera de su institución. La crítica interna, en la Iglesia y fuera de ella, no ha sido nunca un ejercicio fácil.

Tras la apertura y el acelerado aggiornamento (puesta al día) que significó el Concilio Vaticano II (1962-1965) para una Iglesia que había rechazado prácticamente la Modernidad y vivía de espaldas a ella, hemos experimentado casi medio siglo de resistencia al Concilio, de reinterpretación de sus intuiciones fundamentales, de conservadurismo, de incremento del centralismo y el control institucional y de frenadas. Los teólogos de la liberación latinoamericanos, varones y mujeres, son quienes más han sufrido las consecuencias de esta involución y quienes más han aportado para superar la connivencia con el poder y apostar por una verdadera «Iglesia de los pobres». Las mujeres, y muy particularmente las religiosas, somos quienes más directamente sufrimos y luchamos por el tema de la misoginia. El clericalismo lo sufrimos directamente todos los fieles y existen, como veremos, grupos organizados de laicos y sacerdotes también trabajando para superarlo.

El libro se estructura en tres partes y una conclusión. En la primera parte se ofrece una breve panorámica de la situación actual de la Iglesia católica romana (en adelante Iglesia-CR) y de las expectativas abiertas por el Papa Francisco. En la segunda se exponen también de forma breve mis presupuestos teóricos más relevantes a la hora de abordar el tema de la renovación eclesial. Y en la tercera, con diferencia la más extensa, se analizan uno a uno los mo­vimientos de renovación más activos hoy en el seno de la Iglesia. Mi aportación al debate tiene así un importante elemento descriptivo, puesto que estos movimientos eclesiales críticos son a menudo desconocidos o caricaturizados. Junto con la descripción más objetiva tanto de los movimientos en sí mismos como de la respuesta que les está dando el Papa Francisco, expondré también los criterios teológicos que conforman mi propio pensamiento al respecto de estas cuestiones hoy polémicas en el seno de la institución.

PRIMERA PARTE

BREVE PANORÁMICA DE LA SITUACIÓN ACTUAL

I

Algunos datos estadísticos

En el transcurso de los diez últimos años el porcentaje de católicos bautizados en relación con la población mundial ha aumentado ligeramente del 17,3% (2005) al 17,7% (2015). Este porcentaje equivale en números absolutos a 1.285 millones de personas. En el mundo existen hoy solamente dos «colectivos» que superen en número a la Iglesia-CR: China (1.373 millones) e India (1.326 millones). Cabe destacar que la proporción mundial de católicos se ha mantenido sorprendentemente estable en el último siglo a pesar de haber experimentado cambios drásticos en su distribución geográfica. En 1910, el 17% de la población mundial se declaraba católica y la comunidad católica representaba el 48% del total de cristianos. Un siglo más tarde, los católicos representamos el 17,7% de la población mundial y el 50% del total de cristianos. En contraste con la estabilidad de estas cifras globales, el cambio en la distribución geográfica sorprende por su profundidad. En 1910, el 65% de los católicos eran europeos; hoy los europeos somos el 22%. En 1910, los católicos africanos representaban menos del 1%; hoy son más del 17%. Los asiáticos eran un 5% y ahora son un 11%.

Distribución mundial de católicos en 1910 y 2010 (Pew Research Center)

A fin de presentar adecuadamente la panorámica del catolicismo a nivel estadístico, además de valorar su distribución geográfica mundial, es necesario tener en cuenta su evolución en cada una de las distintas regiones. En el último siglo, el porcentaje de católicos en relación con la población general ha disminuido muy significati­vamente en Europa (de un 44 a un 35%) y, sobre todo, en América Latina (de un 90 a un 72%). En Europa se atribuye el descenso porcentual a la secularización y en América Latina al auge de algunas Iglesias evangélicas. Por el contrario, el porcentaje de católicos ha aumentado en África, en Asia y también en Norteamérica: en Asia y África, a causa de las conversiones; en Norteamérica a causa del incremento de la inmigración latina a Estados Unidos.

Porcentaje de población católica

¿Qué han significado estos cambios para la mayor y más antigua institución del planeta? Hasta la llegada del Papa Francisco, estos dramáticos cambios en la distribución geográfica del catolicismo poco habían significado a nivel institucional. Los Papas seguían siendo exclusivamente europeos aunque la mayoría de la población católica ya no lo fuera y la institución se concebía a sí misma y funcionaba en la práctica no como una institución internacional sino como una institución europea con proyección internacional. Los cardenales, que son los únicos que escogen al nuevo Papa, también eran en su mayoría europeos. En el siguiente gráfico se muestra la comparativa entre el porcentaje de cardenales y el porcentaje de católicos de los diferentes continentes. El porcentaje de cardenales corresponde a 2013, el año de la elección del Papa Francisco, y refleja la proporción de cardenales existente en el momento de su votación. El porcentaje de católicos es de tres años antes (2010) puesto que se basa en los datos independientes del Pew Research Center.

Comparativa entre el porcentaje de cardenales y el porcentaje de católicos de los diferentes continentes

El gráfico deja claro que en el colegio cardenalicio los europeos y norteamericanos estábamos sobrerrepresentados y los africanos y latinoamericanos estaban infrarrepresentados. Jorge Bergoglio, el primer Papa no europeo en la bimilenaria historia de la institución, ha empezado a corregir este desequilibrio: desde su elección en marzo de 2013 ha creado 61 nuevos cardenales de los cuales 49 son cardenales electores (menores de ochenta años). Los cardenales electores designados por el Papa Francisco en los cuatro primeros años de su pontificado –de marzo de 2013 a junio de 2017– representan un 41% sobre el total de electores. Desde 1975, por decisión de Pablo VI, el total de cardenales electores es, como máximo, de 120, mientras que el número total de cardenales no electores no tiene un límite preestablecido porque depende de su longevidad: a medida que cumplen ochenta años, los cardenales dejan de ser «electores», pero siguen siendo cardenales hasta su muerte; actualmente, los cardenales no electores son poco más de un centenar. En 2018, el Papa Francisco podrá nombrar a siete nuevos cardenales electores, pues siete de los actuales cumplirán los ochenta años; en 2019, 10 más de los actuales cardenales electores cumplirán ochenta años y deberán ser reemplazados. La distribución geográfica de los cardenales electores nombrados por el Papa Francisco hasta el momento es la siguiente: 16 europeos, 12 de América Latina, 9 de Asia, 7 de África, 4 de Norteamérica y 1 de Oceanía. Los dos gráficos siguientes muestran el impacto de los nuevos nombramientos. Téngase en cuenta que estos gráficos no se refieren al total de cardenales sino solamente a los cardenales electores.

Distribución mundial de cardenales electores en el momento de la elección del Papa Francisco (marzo de 2013) y en junio de 2017

Distribución mundial de cardenales electores en junio de 2017 comparada con el porcentaje de católicos de cada región

África y Asia/Oceanía están proporcionalmente representadas, mientras que Norteamérica y, sobre todo, Europa retienen aún una proporción de cardenales demasiado elevada que, según el criterio de distribución geográfica, debería corresponder a América Latina.

Concluyo esta panorámica estadística con una comparativa del número de obispos, sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de las órdenes religiosas en 2005 y 2015 (los datos son del Annuarium Statisticum Ecclesiae 2017 y reflejan las aproximadamente 3.000 circunscripciones eclesiásticas actualmente existentes).

Comparativa del número de obispos, sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de las órdenes religiosas

Cabe destacar que tanto el número de sacerdotes como el de religiosos no sacerdotes y de religiosas han disminuido en Europa (un 8%, un 14% y un 7%, respectivamente), mientras que han aumentado en África (un 33%, un 10% y un 8%) y en Asia (un 27%, un 10% y un 8%). Los diáconos permanentes han aumentado un 33% y casi en su totalidad (97,5%) pertenecen a Europa y Norteamérica. Cabe destacar asimismo que el número de mujeres consagradas (religiosas), a pesar de haber disminuido en más de 30.000, sigue siendo muy superior al número total de varones consagrados (religiosos, diáconos, sacerdotes y obispos sumados): las mujeres (670.320) son 150.131 más que los varones (520.444). A pesar de su misoginia estructural, la Iglesia-CR siempre ha sido y sigue siendo hoy mayoritariamente femenina, tanto por lo que respecta a las personas laicas como a las consagradas, no así en los puestos con más responsabilidad, puesto que estos dependen de la ordenación sacerdotal, que en la Iglesia-CR está aún vetada a las mujeres. La mayoría femenina de la Iglesia-CR se mantiene tanto en los países en los que el catolicismo está disminuyendo como en aquellos en los que se está expandiendo, pero es más acusada en los países en los que el catolicismo disminuye. Con los primeros seguidores de Jesús ocurrió algo parecido: el aparente fracaso hizo huir a los varones mientras que –según cuentan los evangelios– las mujeres se mantuvieron al pie de la cruz.

II

Expectativas abiertas por la figura del papa Francisco

En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium el Papa Francisco invitó a la Iglesia-CR a pasar del dogma al kerigma: de las formulaciones de fe que encapsulan el mensaje de Jesús (dogma) al anuncio de la Buena Noticia encarnado en la propia vida (kerigma). El sustantivo kerygma deriva del verbo kerysso; este verbo griego aparece en el capítulo cuarto del evangelio de Lucas cuando a Jesús le entregan el texto del profeta Isaías en la sinagoga y lee: «El Espíritu de Dios descansa sobre mí porque he venido a anunciar la Buena Nueva a los pobres y a proclamar a los presos la libertad». Este «proclamar» es ke­rysso; por tanto, el kerygma es la «proclamación de la buena noticia», el centro del Evangelio (la palabra evangelio, en griego, significa «buena noticia»). El Papa Francisco se ha propuesto pasar del dogma al kerygma y del magisterio a la mistagogía: se trata de ayudar a las personas a tener los ojos abiertos a la dimensión trascendente en la vida personal y comunitaria. La institución eclesial no debe protegerse a sí misma no debe anunciarse a sí misma; ni debe autorreferenciarse, sino que ha de estar siempre dinamizada por la misión y la misión es el kerygma: anunciar la Buena Nueva a los pobres, proclamar a los presos la libertad.

La Buena Nueva no puede anunciarse a los pobres si la institución eclesial es fuente de abusos, mantiene una connivencia tácita o explícita con el poder o incluso se somete a él. El actual Papa ha heredado de su predecesor (Benedicto XVI) dos frentes abiertos que han causado estupor a nivel internacional: en primer lugar, la pederastia tolerada o no suficientemente combatida y, en segundo lugar, la corrupción y la especulación financiera dentro de la misma Iglesia-CR. Al parecer la corrupción financiera fue el tema que llevó a la dimisión a Benedicto XVI y Francisco es consciente de su responsabilidad al respecto: de momento ha escrito ya seis documentos (motu proprio) sobre la cuestión y está enfrascado en la mayor renovación de la Curia habida en toda su historia.

Junto a la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), cabe destacar los dos documentos pontificios de más importancia hasta el momento: la encíclica Laudato si (2015) sobre el tema ecológico y la exhortación apostólica Amoris Laetitia (2016), que reúne las conclusiones del sínodo sobre la familia. Ambos documentos han tenido gran impacto a nivel internacional. La encíclica Laudato si se inspira en san Francisco de Asís, de quien el actual Papa tomó el nombre y de quien desearía tomar también la actitud humilde y dialogante y la libertad de espíritu. La encíclica sintoniza con la profunda espiritualidad ecológica que se ha venido desarrollando en los últimos decenios, a medida que avanzaba la destrucción del planeta y se ponía en peligro la supervivencia del mismo, y se aleja explícitamente de la interpretación católica tradicional del primer relato de la Creación, según el cual Dios, tras haber formado al hombre y a la mujer, les ordena que sometan a su dominio a la Tierra y a las demás criaturas (Gn 1,26). Tras lamentar la actitud de domino y explotación de la Tierra que se ha derivado de este texto bíblico y reconocer que ha sido fuente de destrucción y violencia, Francisco invita no solamente a los católicos sino a todos cuantos quieran oírlo a celebrar la unidad constitutiva y la interdependencia de la Creación y a agradecer la belleza y la generosidad del abrazo de la «Madre Tierra». El dominio se sustituye por un sentido humilde y solidario de responsabilidad compartida por «nuestra casa común», que es también «nuestra hermana». Francisco no se olvida de mostrar la necesaria interconnexión entre la conciencia ecológica y la lucha contra la pobreza y rechaza de plano cualquier modelo de desarrollo y cualquier «política verde» que no priorice a las personas más desfavorecidas.

El sínodo de la familia, cuyas conclusiones se recogen en la exhortación apostólica Amoris Laetitia, había generado grandes expectativas: se esperaba un cambio significativo por lo que respecta a la inclusión en la comunión eclesial de los católicos divorciados y vueltos a casar y de las parejas homosexuales. Nada de esto se ha producido. Trataré estas dos cuestiones con más detenimiento en los capítulos correspondientes.

III

Consideraciones históricas: la renovación en la Iglesia siempre se inicia desde abajo

Las expectativas generadas por el Papa Francisco son justificadamente altas y la atención internacional se vuelca hacia él cuando se atreve a formular lo que muchos piensan, mas ningún líder mundial, a excepción de él, menciona abiertamente. Un ejemplo que viví de cerca fue el impacto creado en Alemania por su crítica contundente al capitalismo: «El capitalismo mata». Voces influyentes se apresuraron a corregir al Papa clarificando que este no se refería al capitalismo en su conjunto sino al tipo de capitalismo que se vive actualmente (capitalismo financiero-especulativo) o a los abusos que cometen ciertos capitalistas. Es una clarificación improcedente, pues la afirmación papal, aunque causara sorpresa, no representa ninguna novedad en la Iglesia-CR, en cuya doctrina social se ha afirmado siempre el valor relativo de la propiedad privada y la necesidad de que esta se someta al bien común. La afirmación ha estado siempre ahí, mas no siempre ha sido tomada en serio, como ocurre con la mayor parte del evangelio. De ahí la sorpresa de algunos. El rotativo alemán Süddeutsche Zeitung respondió a las críticas del Papa contra el capitalismo con un titular provocador: «El Papa se equivoca» [«Der Papst irrt»] y su director quedó anonadado por el aluvión de cartas que recibió en defensa de Francisco y de su crítica global a un sistema económico que genera pobreza y exclusión a medida que transfiere la riqueza del planeta cada vez a menos manos. En este, como en muchos otros temas, Francisco ha conectado con amplias capas de la población, y ha aparecido como una figura cercana y valiosa ante muchos agnósticos y ateos. Lo mismo ocurrió con el tema de la inmigración, cuando se desplazó a Lampedusa y pronunció su célebre: «Vergogna!» [«¡Vergüenza!»].

Parecería, pues, que este Papa puede aportar a la Iglesia-CR el impulso necesario para una renovación a la altura de los tiempos, pero esto no sucederá. Los cambios profundos, tanto en la Iglesia como en la sociedad, no vienen nunca desde arriba. ¿Y el Papa Juan XXIII, conocido como el Papa bueno e impulsor del Concilio Vaticano II? ¿No fue él quien impulsó el aggiornamento en los años sesenta del siglo XX? ¿Por qué no puede Francisco ser quien impulse un nuevo aggiornamento en la segunda década del siglo XXI? Francisco, al igual que Juan XXIII, es y espero que siga siendo una pieza clave de la necesaria renovación. Mas no es ni puede ser la pieza fundamental. Tampoco lo fue Juan XXIII. El impulso fundamental para un cambio real no puede venir sino desde abajo, de la base eclesial. Juan XXIII, en los años sesenta, escuchó un clamor de apertura que venía de lejos, que se había gestado durante toda la primera mitad del siglo XX con los movimientos de base: movimiento litúrgico, movimiento bíblico, movimiento de la nouvelle théologie, movimientos católicos obreros (JOC y HOAC)… Fueron muchas las personas anónimas que sintieron dentro de sí la necesidad de un diálogo con la cultura del momento, la necesidad de una vivencia más cercana al evangelio, la necesidad de renovación. Algunas de estas personas vivieron su llamada en el silencio y el anonimato, en la oración o en pequeños grupos de los que no ha quedado memoria. Otras se dieron a conocer mediante libros, conferencias o fundando movimientos. La fuerza del Espíritu siempre trabaja desde abajo. Juan XXIII no hizo más que –según su célebre frase– «abrir las ventanas»; nada hubiera sucedido si más allá de las ventanas vaticanas no hubiera existido ya la renovación. Hoy sucede algo parecido. Desde el Vaticano II son muchas las personas y los grupos organizados que se sienten llamados a ir más allá y a plantear a la Iglesia-CR una renovación más profunda. Es por ello que este libro no está centrado en la figura del Papa, sino en los retos que le plantean los movimientos eclesiales de base que, con más o menos éxito, hace años que trabajan en el día a día para que ciertos cambios encuentren aceptación en la Iglesia-CR. Francisco es una pieza clave para prestar atención a estos movimientos y abrir de nuevo las ventanas vaticanas. La apertura de ventanas le corresponde a él; la fuerza renovadora que puede entrar por ellas le corresponde a la base eclesial y, muy particularmente, a quienes más sufren que son con quienes Jesús se identificó y a quienes se dirige en primer lugar el kerigma evangélico.