Los siete principios del hombre - Annie Besant - E-Book

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Annie Besant

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Beschreibung

Annie Wood Besant (Londres, 1 de octubre de 1847 - Adyar, 20 de septiembre de 1933) fue una escritora ocultista británica. Fue periodista, feminista, revolucionaria, socialista, y líder activista a favor de la independencia de Irlanda, de la unificación e independencia de Italia, y luego de la India, llegando a ocupar la presidencia del Congreso Nacional Indio. Conversa a la religión islámica.De las palabras iniciales del libro:Los investigadores que la Teosofía atrae con su doctrina fundamental de la FraternidadHumana y con la esperanza que da de mayores conocimientos y de progreso espiritual, estánexpuestos a retraerse a los primeros pasos ante los para ellos extraños y enigmáticos nombresque con gran facilidad salen de los labios de los teósofos en sus conferencias. Al oír lamaraña de Atma-Buddhi, Kama-Manas, Triada, Devachán, Linga Sarira, etc., suponen, desdeluego, que la Teosofía es un estudio demasiado abstruso. Habrían llegado a ser, sin embargo,muy buenos teósofos, si su entusiasmo primitivo no se hubiese atenuado con tal avalancha detérminos sánscritos. En la presente serie de capítulos se tratará de obviar esta dificultad y no se usará más de un nombre sánscrito a la vez. Es cosa sabida que el uso de estos términos se ha hecho general entre los teósofos, porque las lenguas europeas no tienen equivalentes para ellos, pues de otro modo habrían de sustituirse por una frase larga y pesada, con objeto de expresar las ideas; se ha preferido, por tanto, el trabajo previo de aprender aquellos nombres a la constante molestia de hacer uso de circunloquios. Así, por ejemplo, es mucho más corto y más concreto decir "Kama", que expresar su significación diciendo "la parte apasionada de nuestra naturaleza."

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Annie Besant

Los siete principios del hombre

Annie Besant

LOS SIETE PRINCIPIOS

DEL HOMBRE

Greenbooks editore
ISBN 978-88-99637-73-6
Edición Digital
Septiembre 2016
ISBN: 978-88-99637-73-6
Este libro se ha creado con StreetLib Write (http://write.streetlib.com)de Simplicissimus Book Farm

Indice

LOS SIETE PRINCIPIOS DEL HOMBRE

​INTRODUCCIÓN

PRINCIPIO PRIMERO

PRINCIPIO II

PRINCIPIO III

PRINCIPIO IV

PRINCIPIO V

PRINCIPIOS VI Y VII

Notas

LOS SIETE PRINCIPIOS DEL HOMBRE

​INTRODUCCIÓN

Los investigadores que la Teosofía atrae con sudoctrina fundamental de la Fraternidad Humana y con la esperanza que da de mayores conocimientos y de progreso espiritual, están expuestos a retraerse a los primeros pasos ante los para ellos extraños y enigmáticos nombres que con gran facilidad salen de los labios de los teósofos en sus conferencias. Al oír la maraña de Atma-Buddhi, Kama-Manas, Triada, Devachán, Linga Sarira, etc., suponen, desde luego, que la Teosofía es un estudio demasiado abstruso. Habrían llegado a ser, sin embargo, muy buenos teósofos, si su entusiasmo primitivo no se hubiese atenuado con tal avalancha de términos sánscritos. En la presente serie de capítulos se tratará de obviar esta dificultad y no se usará más de un nombre sánscrito a la vez. Es cosa sabida que el uso de estos términos se ha hecho general entre los teósofos, porque las lenguas europeas no tienen equivalentes para ellos, pues de otro modo habrían de sustituirse por una frase larga y pesada, con objeto de expresar las ideas; se ha preferido, por tanto, el trabajo previo de aprender aquellos nombres a la constante molestia de hacer uso de circunloquios. Así, por ejemplo, es mucho más corto y más concreto decir "Kama", que expresar su significación diciendo "la parte apasionada de nuestra naturaleza."

El hombre, según las enseñanza e teosóficas, es un ser séptuple o, conforme a la frase usual, un ser que tiene constitución septenaria; o lo que es lo mismo, la naturaleza del hombre contiene siete aspectos, puede ser estudiada bajo siete puntos de vista distintos, está compuesta de siete principios. Cualesquiera que sean las palabras que se usen, el hecho es siempre el mismo; esto es, que el hombre es esencialmente un ser séptuple que se desarrolla por grados; parte de cuya naturaleza se ha manifestado ya, permaneciendo la otra parte latente en la actualidad, por lo que a la gran mayoría de la humanidad se refiere. La conciencia puede funcionar mediante aquellos aspectos y en el número de tales planos que se hayan desenvuelto activamente en el hombre. Un plano es sólo una condición, un grado, un estado; así que podemos considerar al hombre como convenientemente dispuesto por su naturaleza, cuando ésta se halla completamente desarrollada, a existir conscientemente en siete condiciones distintas, en siete distintos grados, en siete estados diferentes o, técnicamente, en siete diferentes planos de ser. Para dar una explicación fácil de comprender, diremos que un hombre es consciente en el plano físico, que está en su cuerpo físico cuando siente hambre y sed o el dolor de un golpe o de una herida. Pero tratándose de un soldado en el calor de la batalla, y su conciencia concentrada en sus pasiones y en sus pasiones podrá recibir una herida sin sentirlo, porque su conciencia está fuera del plano físico y actúa en el plano de las pasiones y emociones; cuando la excitación ha concluido, la conciencia vuelve a lo físico y entonces sentirá el dolor de la herida. Si se tratara de un filósofo y le consideramos reflexionando sobre un intrincado problema, veremos que perderá toda conciencia de sus necesidades corporales, de sus emociones, de amor o de odio; su conciencia pasará al plano intelectual y estará abstraído; esto es, colocado fuera de las consideraciones de la vida. material y fijo en el plano del pensamiento. Así puede el hombre vivir en estos diferentes planos y en estas diversas condiciones, poniendo un actividad una u otra parte de su naturaleza en cualquier momento; por lo que se comprenderá. que es más asequible la inteligencia de lo que es el hombre, su naturaleza, sus poderes y sus posibilidades, y se asimilará su conocimiento con más provecho, si se le estudia al través de estas líneas claramente definidas, que dejándolas sin análisis como un confuso haz de cualidades y estados.

Se ha creído también conveniente, teniendo en cuenta las vidas mortal e inmortal del hombre, poner estos siete principios en dos grupos: el uno conteniendo los tres principios superiores, y, por tanto, llamado la Triada, y el otro conteniendo los cuatro inferiores y llamado por ello el Cuaternario. La "Triada" es la parte inmortal de la naturaleza del hombre, el "espíritu" de la terminología cristiana; el Cuaternario es la parte mortal, el alma y el cuerpo del cristianismo. Esta. división de cuerpo, alma y espíritu, es usada por Pablo y está reconocida en toda filosofía cristiana de alguna importancia, aunque generalmente ignorada por la masa de los creyentes. En el lenguaje ordinario, "alma" y "cuerpo", o "espíritu" y "cuerpo", constituyen el hombre; y las palabras "alma" y "espíritu", se usan indistintamente, de lo que resulta gran confusión de ideas. Esta libertad es fatal para toda inteligencia clara de la constitución del hombre; el teósofo puede apelar al filósofo cristiano en contra del cristiano no pensador, si se le arguye que hace distinciones difíciles de comprender. No hay filosofía digna de tal nombre, por elemental que sea, que no exija alguna atención e inteligencia del que aspira a conocerla; el cuidado en el uso de los términos, es condición precisa de todo conocimiento.

PRINCIPIO PRIMERO

STHULA SARIRA, EL CUERPO FÍSICO

El cuerpo físico del hombre se lo considera como el primero de los siete principios y es, en verdad, el más evidente. Está constituido de moléculas materiales, según la general aceptación del término, con cinco órganos de sensación o sea los cinco sentidos, sus órganos de locomoción, su cerebro y sistema nervioso y sus aparatos para el ejercicio de las varias funciones necesarias a la continuación de su existencia. Poco hay que decir sobre el cuerpo físico en un bosquejo tan ligero como éste, sobre la constitución del hombre. La ciencia occidental está a punto de aceptar el criterio teosófico de que el organismo humano consiste en innumerables "vidas" que constituyen las células. H. P. Blavatsky dice sobre esto: "La ciencia nunca ha ido hasta ahora tan lejos como cuando afirma, como la doctrina oculta, que nuestros cuerpos, así como el de las animales, las plantas y las piedras, están por completo constituidos de seres (bacterias, etc.) los que, exceptuando grandes especies, ningún microscopio puede descubrir... Se ha descubierto que los constituyentes físicos y químicos de todos los seres son idénticos; y la química asegura que no hay diferencia entre la materia que compone el buey y la que forma al hombre. Pero la doctrina oculta es mucho más explícita." Dice: "No solamente son los mismos los componentes químicos sino que lo son también las infinitesimales invisibles vidas que componen los átomos de los cuerpos de las montañas y de las margaritas, del hombre y del mono, del elefante y del árbol que lo guarece del sol. Cada partícula, llámesela orgánica o inorgánica, es una vida. Cada átomo y molécula en el Universo es, a la vez, productor de vida y productor de muerte para aquella forma." (Doctrina Secreta, vol. I, pág. 261). Los microbios "fabrican así el cuerpo material y sus células", bajo la energía constructora de la vitalidad -una frase que será explicada cuando lleguemos a tratar de la "Vida" como el tercer principio-. Cuando la "Vida" cesa, los microbios quedan en libertad como agentes destructores, y destrozan y desintegran, y así el cuerpo se deshace.

La conciencia. puramente física, es la conciencia de las células y las moléculas. Lo que llaman los fisiólogos "memoria inconsciente", es la memoria de esta conciencia física, inconsciente verdaderamente para nosotros, hasta que aprendemos a transferir allí nuestra conciencia cerebral. Lo que "nosotros" sentimos, no es lo que las células sienten: el dolor de una herida se siente, como se ha dicho antes, por la conciencia cerebral, actuando en el plano físico. La conciencia de la molécula, así como la de la agregación de las moléculas que llamamos células, las impulsa, por ejemplo, a apresurarse a reponer los tejidos dañados, de cuya operación no tiene conciencia el cerebro, y su memoria les hace repetir el mismo acto una y otra vez, aun cuando ya no sea necesario. De aquí las cicatrices de las heridas, las callosidades, etc.

La muerte del cuerpo físico ocurre cuando al retirarse la energía vital reguladora, deja a los microbios en libertad de seguir sus propios impulsos: "las muchas vidas", no coordinadas ya, se separan unas de otras y tiene lugar lo que llamamos "decaimiento". El cuerpo se convierte en un torbellino de "vidas" desenfrenadas e irregulares; su forma, que resultaba de la correlación de aquéllas, es destruida por la exuberancia de sus energías individuales. La "Muerte" no es sino un aspecto de la Vida, y la destrucción de una forma material, no es sino el preludio para la construcción de otra.

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