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Esta novela corta, presentada como caso clínico (o bien, caso clínico en forma de novela) narra la historia de dos personas, sumidas en la soledad y en busca de una felicidad que creyeron que jamás volverían a gustar. Las exigencias culturales los llevó por oscuros caminos que los sumió en una tormenta perfecta, en la que nunca pensaron que iban a estar.
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Seitenzahl: 95
Veröffentlichungsjahr: 2023
JOSÉ OSVALDO HERRERA
Herrera, José Osvaldo Mares de tormenta : historia de un amor secreto del que todos sabían / José Osvaldo Herrera. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3401-9
1. Novelas. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
MUJER DEL ALBA
CUÉNTAME
LÁGRIMAS EN LA NOCHE
POR LA MUJER DEL MAR – AMADO DIOS
EL LOCO Y LA PRINCESA
AY, SI SUPIERAS!!
MÁS ALLÁ DEL TE AMO
UNA NOCHE MEJOR
MÁS ALLÁ DEL TE AMO
AY SI SUPIERAS!!
DICEN QUE DICEN
AGRADECIMIENTOS
Dedico esta obra a mi familia, a mis amistades que han colaborado con sus aportes.
Dedico la misma a aquellas personas que están pasando algunas de estas vicisitudes por las que han sufrido y aún sufren los protagonistas de este caso clínico.
Se la dedico a toda aquella persona que se siente entrampada en una relación no saludable y no puede ser feliz, enmarañada en las exigencias culturales y autoexigencias que le impiden ver la vida en colores.
Especialmente la dedicatoria es para aquellos seres que aún no han sido amados o no se animan a amar y dejarse amar, por los traumas o miedos.
Orlando, distraído, estaba en la Terminal de Ómnibus de Necochea, esperando el horario de partida para regresar a su hogar y a su soledad. Nadia, en un imprevisto mensaje, le preguntaba si aún estaba allí, porque quería despedirlo. Sonriendo llegó al lugar y le dijo “sentí algo profundo en mi corazón y necesitaba venir a abrazarte; por favor, abrázame”.
Ambos, con ojos brillosos de deseo, se devoraban con la mirada. Sus cuerpos se apoyaban cada vez más uno sobre el otro, mientras el abrazo, se extendía mucho más que en una simple despedida. Mientras el dulce aroma del cuerpo de Nadia envolvía a Orlando, el mundo alrededor de ambos, desaparecía. Indudablemente la química entre ellos fue un factor muy especial desde el principio de la relación.
Él, divorciado; ella, entrampada en un psedumatrimonio. Ambos, de alguna manera, sabían que la historia de amor secreta comenzaba. Ninguno tuvo en cuenta, las tormentas que vendrían. Después de todo, la vida es riesgos y decisiones.
No olvidemos que la vida es el camino que recorremos desde la cuna hasta llegar a la tumba y para vivir la vida hay que tener agallas.
Orlando. Psicólogo, de 64 años de años de edad, tuvo varios desengaños que lo sumergieron en la soledad. Orlando demás de su profesión, tiene otras actividades culturales y deportivas; pero a su vida le falta el amor de una mujer que lo abrace.
Nadia, también Psicóloga, de 52 años de edad, transita la soledad, ya que vive en una relación conyugal, llena de frustraciones, desamor y destrato. Siempre encerrada en su ciudad y en su trabajo.
Ambos, participaron de una actividad académica que posibilitó tiempo después conocerse en un almuerzo casual. En esa oportunidad, Nadia, en función de de tal evento, se hospedaba por la zona de Congreso y pidió si alguno del grupo podía acercarla hasta Puerto Madero, donde se llevaría a cabo el evento. Orlando se ofreció a pasarla a buscar. Como no se conocían personalmente y dada la inseguridad reinante, le dio a ella todos los datos de su vehículo diciéndole “Dale los datos a tu familia para que estés más segura. Yo voy a llegar con las luces encendidas y haciendo señas. Por favor no te subas a cualquier vehículo”. Ella pensó “Este está medio loco”, pero luego, analizando se dijo “¿Aún no me conoce y ya me está cuidando?”. Esta situación ella se la comentó tiempo después y siempre les resultó motivo de risa.
Posteriormente, tras un viaje de Orlando a Necochea, ciudad donde vive Nadia, coincidieron en compartir dos mini encuentros con café de por medio. Dos cafés que desataron un vendaval de amor, desencuentros, amenazas por parte del “el otro” (tal cómo ella adjetiva a su marido) y un vaivén de emociones e indecisiones de ella, que hace de estos hechos una historia en la que sólo Dios sabe cómo terminará y esto es así, porque Orlando y Nadia coinciden que el Supremo, los unió desde antes de conocerse.
Algo a resaltar es que del grupo grande de WhatsApp surgió un grupito íntimo, donde, entre otras cosas, se organizan algunos paseos. Dentro de ese grupito se encuentra Alejandra, quien además de Psicóloga es una cantante maravillosa, que no sólo resalta por su forma de ser y su voz, sino también por su roja cabellera. Cierta vez, en una conversación del “grupo grande”, alguien hablaba sobre las actividades de Orlando y Alejandra escribió
—“Con Orlando no!! Porque Orlando es de Nadia!!
Esto, que para muchos pasó desapercibido aún hoy marca muy fuerte a Nadia y Orlando, porque cuando surgió esa “profecía” de Alejandra, los amantes, recién estaban escribiéndose los primeros mensajes, de los que nadie sabía. Meses más adelante, en un almuerzo y ya con la relación blanqueada, Alejandra acotó “Ustedes se van a casar y yo quiero ser la madrina”
Para Orlando, Necochea siempre fue la ciudad de sus sueños, y hacia allí partió en noviembre de 2022. Los días fueron lindos, disfrutó del Sol y de días de playa. Antes de irse recorrió, como tantas veces lo hizo en soledad, La Terminal. En ese momento, Nadia, para sorpresa de Orlando, envió un mensaje a su WhatsApp
—“Holaaaaa!! Ya te fuiste?
—“No!!” respondió Orlando
—“Voy para allá” dijo ella
Él, que nunca imaginó lo que vendría luego. Quedó esperando su llegada. Nadia arribó apresurada, agitando los brazos y con una sonrisa que deslumbró a su, hasta ese momento, sólo amigo. Al encontrarse dijo algo, que asombró a Orlando y lo dejó sin palabras y sin saber muy bien que actitud tomar.
—“Sentí algo muy fuerte en mi corazón, algo que no pude dominar dentro de mí que me decía, no vayas a despedirlo, sin abrazarlo muuuuuy fuerte; por favor, abrazame fuerte”, expresó ella; “…seguramente fue Dios quien me lo dijo”, agregó
Orlando, sin saber muy bien qué hacer, resolvió pronto su duda. La abrazó con tanta fuerza que sus cuerpos sintieron este primario encuentro, que permitió que el apretón fuese casi eterno, mientras ojos brillosos entrecruzaban el deseo de uno por el otro, que fue creciendo. Se sentaron a tomar un café, ella lo miraba extasiada, él hablaba sin cesar, sin saber de qué, mientras se perdía en su mirada. Luego, los futuros amantes, recordarían en algunos encuentros, esta situación, ya que Orlando embelesado por Nadia, no dejaba de hablar de cualquier cosa.
Llegaba el horario de partida, se pusieron de pie, caminaron de la mano y se fundieron en un abrazo que dura hasta hoy en el alma de ambos.
El micro partió, ella lloró; él había perdido el sentido del mundo. Orlando se acomodó en el micro, reclinó su asiento para descansar, pero una voz interior desde el corazón le dijo “escribile un poema”. Él, jamás había escrito uno; así que se re– posicionó en su asiento, sacó un anotador, una lapicera y plasmó las siguientes letras
En una tarde agobiante
Cuando Cronos dijo que marchara
En una solitaria partida
Supe que te acercabas
Te vi llegar presurosa, alegre
Con una sonrisa silente y temblorosa
Que imitaba al horizonte en el alba
No quiero que te vaya sin poder despedirte, dijiste
Quiero regresar ya, yo pensaba
Me abrazaste fuerte en silencio
Abrazándote del mismo modo
Preferí decir nada
Recordé cuando una vez primera te vi
Bajo un cielo muy gris, me esperabas
Es hermoso conocerte
Ya que reflejas el alba
Orlando, desde el mismo micro le envió estas palabras, ella, las recibió según dijo después, asombrada.
—“Nunca nadie escribió de mi”, manifestó
—“Serás mi musa eterna”, fue la respuesta de Orlando. De hecho, aún hoy, Nadia sigue siendo su fuente de inspiración.
Ese fue el comienzo, de un sin número de mensajes de WhatsApp que comenzaban a primera hora de la mañana y solían terminar, no antes de las 04:00 hs del día siguiente. En medio, llamados varios de muchos minutos, a veces horas que requerían que Nadia cambiara de teléfono porque se quedaba sin batería. Comunicaciones que sólo eran dulces, muy dulces palabras.
Cierta vez, un 29 de diciembre a la mañana, Orlando recibe un llamado de ella
—“¡Hola, podés hablar, porque no sé si estoy confundida o vos confundido o nosotros confundidos………!, era tal la ensalada de palabras mezcladas con llanto que hacía imposible la comunicación.
—“Esperá que te ayudo con lo que querés preguntar”, exclamó él. Mientras ella, pidió le diera un minuto para volver a comunicarse, ya que estaba en una plaza por la que transita habitualmente y quería sentarse a la sombra de unos Tilos, para estar más tranquila. Se sentó, con su botella de agua en la mano y le envió un mensaje para que la llamara.
Orlando así lo hizo y ella entre sollozos no podía poner en palabras todo lo que se le venía a la mente. Su ansiedad y desconcierto por saber qué estaba pasando afectaba su discurso. Orlando, pidiendo que tratara de calmarse le dijo esto
—“¿Vos me preguntás si todas las cosas lindas que te digo verdaderamente las siento?. La respuesta es sí!!!!!!!!!! Amorcito, corazón, princesita, dulzura y todo eso??, Sí, lo siento y muy dentro mío.
Ella, llorando, dijo que también le estaban pasando cosas, que su relación conyugal estaba finalizada, que era destratada, no era tenida en cuenta desde hacía años y que se sentía halagada por lo que Orlando le escribía. Le dijo que en cada ola que la tocaba en la playa, pensaba en él, y además que formaba parte de sus sueños en cada noche, donde en la evocación onírica hablaban por teléfono y él la besaba. Señaló con dolor, que los regresos a su casa cada vez se le hacían muy gravosos y trataba de tardar lo más posible para no tener que ver obligatoriamente “al otro” (según ella lo adjetiva). Luego de esta conversación que marcó una modificación más que importante en el intercambio de mensajes y llamados dieron lugar a la complicidad de planificar la posibilidad de comenzar a verse clandestinamente y a este poema que Orlando compuso tomando palabras dichas por Nadia en diferentes conversaciones.
Cuéntame de tu despertar
De las mañanas en la playa
De las olas que te acarician
De tu túnica mojada
Saber de tu regresos
Aunque sean largos a tu casa
Quiero saber de vos
De tu sonrisa mi amada
Cuéntame de tus días
De tus tiempos en la plaza
De la sombra de los Tilos
Que en verano te abrazan
Del viento que te despeina
Y en tus sueños ¿qué te pasa?
Quiero saber de vos, de tus días mi amada
El tiempo se va y sus pasos no desandan
No sé cuándo un reencuentro
No sé cuándo mi amada
Pasaron los días, las conversaciones fueron subiendo de tenor como el calor en el cuerpo de ambos, donde las fantasías fueron puestas en palabras y los tiempos de ese encuentro clandestino se hacían eternos.
Orlando le quiso dar la sorpresa de verla en Necochea, ella, se adelantó y lo sorprendió con la visita a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, usando como excusa un trámite a realizar y un encuentro de compañeros de Posgrado.