Más Allá De La Acera Agrietada - Maryann Miller - E-Book

Más Allá De La Acera Agrietada E-Book

Maryann Miller

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Beschreibung

Las historias cortas de "Más allá de la acera agrietada" exploran aspectos de la vida, el amor y la muerte: los principales elementos que definen nuestra existencia humana. También se incluye una historia más ligera: un misterio escrito en la línea de "The Twilight Zone".

Los personajes de estas historias varían en edad, desde Gloria, de setenta años, que está a punto de encontrar el amor de nuevo, hasta Bobby, de cinco años, que no tiene ni idea de por qué su papá ya no está. También está Hannah, de dieciséis años, una fugitiva que encuentra el amor sólo para perderlo.

A nivel filosófico, estas historias reflejan el mundo en el que vivimos, sacando a la luz cuestiones sociales como la falta de vivienda, el coste humano de la guerra, los abusos sexuales y cuándo vamos demasiado lejos en el tratamiento médico.

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Veröffentlichungsjahr: 2022

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MÁS ALLÁ DE LA ACERA AGRIETADA

MARYANN MILLER

Traducido porSANTIAGO MACHAIN

Derechos de autor (C) 2021 Maryann Miller

Diseño de Presentación y Derechos de autor (C) 2021 por Next Chapter

Publicado en 2021 por Next Chapter

Arte de la portada por CoverMint

Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con eventos reales, locales o personas, vivas o muertas, es pura coincidencia.

Todos los derechos reservados. No se puede reproducir ni transmitir ninguna parte de este libro de ninguna forma ni por ningún medio, electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso del autor.

ÍNDICE

Nota De La Autora

Volver

No Hay Tiempo Para Morir

Amar De Nuevo

La Mayoría De Edad

¿Dónde Está Papá?

Cruzando El Umbral

Más Allá De La Acera Agrietada

Querido lector

Acerca De La Autora

A mi hija, Cindy, que ama los cuentos tanto como yo.

Nota De La Autora

He escrito relatos cortos de forma intermitente durante la mayor parte de mi vida, y tres de los incluidos en esta colección los escribí hace algunos años; otros, más recientemente. La mayoría de los relatos exploran algún aspecto de la vida, el amor y la muerte, que para mí son tres elementos que definen nuestra existencia humana en muchos sentidos. Uno de los relatos, Sobre el umbral, no encaja del todo en ese molde y fue escrito cuando mi musa me sugirió algo parecido a una historia de la “Twilight Zone”. En Going Back, un padre y un hijo intentan reconciliar una relación fracturada, al igual que una madre y una hija en A Coming Of Age. La historia que da título al libro, Más allá de la acera agrietada, aborda el tema de los sin techo desde la perspectiva de los jóvenes adolescentes. Espero que disfruten conociendo a estos personajes tan diferentes y echando un vistazo a sus dispares vidas. Cuando termines de leerlo, sería un gran honor que dejaras una breve reseña en Amazon.

Gracias,

Maryann

VOLVER

Con un estruendo bajo y constante, el último tren de la noche salió de la estación y bajó a toda velocidad por la vía. Ahora la estación estaba desierta, excepto por el solitario hombre que se quedó fumando un cigarrillo y mirando el tren mientras las luces de los vagones de pasajeros se deslizaban en la oscuridad. A Mike siempre le sorprendía que el corto viaje en tren de dos horas desde Dallas pudiera ser tan parecido a retroceder en el tiempo. En cualquier momento esperaba que un grupo de bandoleros saliera de la noche a lomos de caballos poderosos y detuviera el tren antes de que se perdiera de vista. El escenario era muy del Viejo Oeste, e incluso recordaba cuando una compañía cinematográfica había filmado un asalto al tren allí mismo a principios de los años sesenta.

Había pasadouna eternidad.

Era el 14 de abril de 1970 y Mike O’Leary acababa de volver de Vietnam. Era muy diferente del joven entusiasmado que había visto el rodaje de aquel western. Y del niño que había escuchado a su padre hablar de su regreso a casa después de la Gran Guerra. Así solía llamar el ala Segunda Guerra Mundial, “La Grande”.

“Esa fue la que convirtió a todos los hombres en héroes”, le dijo su padre, dándole una palmada en la espalda con una gran dosis de valentía. “Chico, todavía puedo recordar las multitudes vitoreando cuando el barco de tropas atracó. Y el desfile de cintas de teletipo. Y toda la emoción. Toda esa gente animando y saludando para demostrar lo mucho que nos apreciaban por lo que habíamos hecho por ellos”.

A Mike siempre le había gustado escuchar esas historias, pero para él sólo eran eso. Historias. No eran más reales que los libros de aventuras que solía leer, y hacía años que no pensaba en ellas. Hasta su propia vuelta a casa.

No hubo desfiles. No hubo multitudes que lo aclamaran. Ni siquiera una cara amable al bajar del avión en el aeropuerto de Los Ángeles. La gente echó un vistazo a su uniforme y se dio la vuelta. Algunos con disgusto y otros con simple desprecio, como hacen algunas personas cuando miran a un niño. Nadie le saludó, ni le dio la mano, ni le dijo una palabra amable mientras recorría medio mundo para volver a casa.

Quería gritarles: “¡Mírenme! ¡Háblenme! Háganme creer que todas esas vidas no se desperdiciaron allá en esa selva. Háganme creer en algo, en cualquier cosa... en mí mismo”.

Pero no gritó. Se limitó a continuar su solitario viaje de vuelta a casa, un hombre enfadado, amargado y desilusionado que no podía decidir hacia dónde dirigir su ira.

¿Debía enfadarse por el irónico giro del destino que siempre le había impedido estar a la altura de su padre? Ese mismo giro irónico del destino que había hecho que a su guerra faltase toda la claridad de objetivos de la guerra de su padre. ¿O debería estar desilusionado con la gente que establece los estándares por los que se mide a los hombres? ¿O con si mismo porque todavía le resultaba tan difícil defender al hombre que era, que todavía se esforzaba por ser el hombre que su padre siempre había querido que fuera?

¿O debería estar amargado por el golpe de suerte que le había hecho salir ileso de dieciocho meses de combate, mientras a su alrededor hombres buenos y decentes dejaban su vida y su sangre en aquel campo de batalla? Quizá los que murieron allí fueron los afortunados después de todo. No hubo supervivientes de la guerra. Sólo hombres que volvieron a casa con un uniforme en lugar de una bolsa de plástico verde.

Mike sabía que su padre estaría orgulloso de su historial de guerra y de las medallas en cajas negras, escondidas en su morral. Dos piezas de plata que eran un mudo testimonio de su valor y su hombría. Pero, ¿comprendería su padre la realidad del miedo desgarrador y la temblorosa incertidumbre que negaba esa hombría?

¿O tal vez debería estar amargado por su relación con John, que lo había sostenido a través de todo, revelando una parte de sí mismo que Mike había negado cuidadosamente desde que tenía quince años?

Mientras Mike estaba allí respirando profundamente el aire fresco y limpio, se dio cuenta, casi instintivamente, de que lo que quedaba de la tenue relacion entre padre e hijo pendía de un hilo en este regreso a casa.

Apagó su cigarrillo sobre los viejos y chirriantes tablones del andén, se echó la bolsa de viaje sobre los anchos hombros y se dirigió a la estación. Al acercarse, reconoció la maltratada camioneta aparcada delante. Era el mismo montón de metal oxidado y abollado que les había llevado a él y a sus amigos por el pueblo vaquero de Comanche durante años. Entonces Mike distinguió la figura de un hombre apoyado desenfadadamente en el lateral de la camioneta. Era imposible confundirlo con otra persona. Incluso en la oscuridad, Mike reconoció la poderosa presencia de Tom O’Leary.

El hombre mayor, vestido con Levi’s, sombrero Stetson y botas, se elevó hasta su impresionante metro ochenta mientras veía a su hijo acercarse. Por un momento, no estuvo seguro de que fuera Mike. Había cambiado, se había hecho más alto y había añadido algo de músculo. Y Tom se preguntó qué horrores habían causado las duras líneas de la cara de Mike. ¿O era algo más que eso? ¿Era ese algo intangible que le había preocupado desde que tenía memoria? Los amigos de Tom siempre habían ignorado respetuosamente la falta de entusiasmo Mike por los «esfuerzos masculinos», pero Tom sabía lo que habían estado pensando. Con este regreso a casa, Mike podría probarse a sí mismo una vez por todas, y Tom sabía lo que estaba en juego tanto como Mike.