Metapericia psicológica forense - Angela Tapias - E-Book

Metapericia psicológica forense E-Book

Ángela Tapias

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Beschreibung

Esta obra se constituye en una guía práctica para la realización de informes psicológicos forenses que analizan una pericia previa. Ofrece denominación e identificación conceptual de esta labor, lo que se  materializa en la postulación del término metapericia; sintetiza criterios científicos, lineamientos y procedimientos para la praxis. En este libro se delinea un espacio que evidencia la identidad epistemológica, sintáctica, semántica y pragmática de la metapericia, un marco de referencia, una panorámica sobre su realización y controversias. Aporta  al vacío de conocimiento internacional en dicho campo, pues no existe una obra didáctica que ilustre al perito para desarrollar esta labor. Adicionalmente, implica  una construcción de conocimiento grupal de autores colombianos que genera puentes de trabajo colaborativo entre profesionales y agremiaciones, pues cuenta con el aval de la ALPJF y su representante.

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Autores

Especial reconocimiento a los autores altruistas, quienes aunaron esfuerzos para esta obra, los cuales figuran en seguida según orden de aparición en el texto.

Ángela Tapias

Psicóloga, especialista, máster y magíster en Psicología Jurídica y Forense. Fundadora de la maestría en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás (Bogotá), de la Asociación Latinoamericana de Psicología Jurídica y Forense, del listado de peritos del Colegio Colombiano de Psicólogos. Coautora de 12 libros, 33 artículos y capítulos. Psicóloga forense particular y docente universitaria por más de 20 años, invitada como ponente en 11 países. Contacto: [email protected]

Carlos Tapias Urrego

Abogado, especialista y magíster en Derecho Penal de la Universidad Libre, especialista en Derecho Contencioso-Administrativo de la Universidad Externado de Colombia. Empleado de la Rama Judicial por más de 10 años en juzgados penales del Circuito Especializado de Cundinamarca, Bogotá y Valledupar, también en la Sala Penal del Tribunal Superior de Valledupar y Medellín. Abogado litigante y consultor en materia penal y penal militar. Contacto: [email protected]

Gabriela Garay Guevara

Psicóloga de la Universidad de Los Andes, con prácticas profesionales realizadas en el consultorio jurídico de dicha universidad y en Pink Consultores S.A. Actualmente trabaja en el área de Bienestar Integral de la Universidad Antonio Nariño. Enfocada a áreas de igualdad, justicia e inclusión, iniciando su profundización en estudios de diversidad sexual y de género, y en el área jurídica de la psicología. Contacto: [email protected]

María Fernanda Díaz Suárez

Psicóloga egresada de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, estudios de opción de grado enfocados en el área de la psicología forense aplicada y criminalística; minor en Psicología Forense Aplicada y Criminología. Experiencia práctica en el área clínica. Iniciando campo académico a la psicología forense y su campo de acción. Contacto: [email protected]

Santiago Amaya Nassar

Doctorando en Psicología en la Universidad Católica de Colombia. Máster en Evaluación Psicológica Forense y Penitenciaria, Colegio Cardenal Cisneros. Psicólogo forense y de apoyo. Docente en diferentes diplomados. Autor principal y coordinador del libro Epistemología y psicología forense: guía práctica para psicólogos y abogados. Director académico Asociación Colombiana de Criminología. Contacto: [email protected]

Andrea Catalina Lobo Romero

Psicóloga y especialista en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás de Bogotá (Colombia), abogada y magíster en Derecho de la Universidad Sergio Arboleda (Bogotá, Colombia), con énfasis en derecho procesal penal. Capacitadora en asuntos de psicología jurídica para USAID y la Unión Europea; docente universitaria de pregrado y postgrado. Directora de la especialización en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Conciliadora en derecho certificada por la Cámara de Comercio de Bogotá. Exmagistrada vicepresidenta del Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología, región Centro y Suroriente (Colombia); asesora en psicología jurídica en instituciones públicas y privadas; perito privado en psicología forense; miembro del listado de peritos del Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC). Contacto: [email protected]

Andrea Guerrero Zapata

Psicóloga egresada de la Universidad de los Andes, Bogotá. Especialista y magíster en Psicología Jurídica y magíster en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás. Psicofisióloga forense. Exfuncionaria de la Defensoría Militar (DEMIL), en calidad de psicóloga forense, en procesos de asesoría psicojurídica y como perito forense en el área penal ordinaria, penal militar y en procesos disciplinarios. Fue directora de la maestría en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás. Actualmente, se desempeña como docente de posgrados y perito forense privado en diversas áreas del derecho. Forma parte del listado oficial de peritos del Colegio Colombiano de Psicólogos y es docente de la especialización en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás, donde coordina el voluntariado en Psicología Forense. Contacto: [email protected]

Olga Lucía Valencia Casallas

Psicóloga con máster en Psicología Clínica Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid, con doctorado de la misma universidad. Creadora y fundadora de la especialización en Psicología Forense de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Coordinadora del listado de peritos del Colegio Colombiano de Psicología. Trabajó en el Instituto de Estudios de la Procuraduría General de la Nación, haciendo investigación en centros penitenciarios en temas relacionados con salud mental, evaluación de agresores sexuales y sobre tratamiento e intervención en víctimas del conflicto armado. Coautora de varios libros en temas de evaluación forense, violencia intrafamiliar, violencia sexual, desaparición forzada, tortura y salud mental en Colombia. Ha trabajado como docente en diferentes universidades. Actualmente, trabaja como docente de los postgrados de Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Santo Tomás y en la especialización de Auditoría Forense de la Universidad Externado de Colombia. Conferencista nacional e internacional en diferentes temas asociados con la psicología forense. Contacto: [email protected]

María Alejandra Arrendondo

Psicóloga de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, especialista en Psicología Forense y Criminal de la misma universidad, profesional practicante de la especialización en Psicología Forense de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz en el año 2016, participó en la construcción y consolidación del Servicio de Evaluación Pericial (SEP), adscrito a la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Desde el año 2017, ha trabajado como auxiliar profesional desarrollando diferentes actividades relacionadas con el área de la psicología forense, abordando temáticas como: agresión sexual, violencia intrafamiliar, casos de custodia y privación de la patria potestad; ha sido coevaluadora interjuez en casos sobre la evaluación de riesgo y ha realizado conceptos técnicos en el marco del sistema penal oral acusatorio. Contacto: [email protected]

Luis E. Ariza González

Psicólogo de la Universidad Cooperativa de Colombia, magíster en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás, especialista en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Santo Tomás, diplomado en pruebas psicológicas, experto en la evaluación de la conducta humana con relevancia jurídica, gerente del área Psicojurídica en Colpericias SAS, así como profesional en la intervención de las personas para la prevención y mitigación de diferentes tipos de violencia y otras problemáticas. Experiencia profesional superior a cinco años realizando evaluaciones psicológicas, aplicando pruebas psicométricas, como psicoterapeuta y mediador, a 800 usuarios aproximadamente asociados con problemáticas en violencia intrafamiliar, violencia de género y diversas formas de violencia, trabajo con niños, niñas y adolescentes, pautas de crianza y conflictividad de pareja y, adicionalmente, el tratamiento de diversos trastornos mentales. Paralelamente, diseño, ejecución e implementación de estrategias para el apoyo a las comunidades, talleres psicoeducativos enfocados en promoción y prevención en temas como: pautas de crianza, regulación de emociones, dependencia emocional, comunicación asertiva y comunicación de pareja, mediación de divorcio y autoestima, principalmente. Ponente nacional e internacional. Perito privado. Contacto: [email protected]

Malory Monroy Monroy

Psicóloga de la Universidad de La Sabana, especialista en Psicología Jurídica y Forense, diplomado en evaluación de pruebas psicológicas de la Universidad Santo Tomas. Gerente delegada del grupo de peritos Colpericias SAS con experiencia en atención, intervención y estructuración de programas para personas dependientes de sustancias psicoactivas y/o nuevas tecnologías; intervenciones sociales con enfoque diferencial en población víctima de conflicto armado inscrita a programas de recuperación emocional; trabajo como gestora de consulta previa en una empresa de hidrocarburos, dando manejo y alcance al desarrollo y cumplimiento de las fases y actividades de consulta previa a comunidades étnicas; experiencia en la elaboración de peritajes psicológicos forenses, refutaciones y asesorías jurídicas y forenses, siendo su fuerte el manejo a población consumidora y presuntas víctimas y victimarios de abusos sexuales. Contacto: [email protected]

Jorge A. Quiroz Cañizares

Psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Santo Tomas, magíster en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás, especialista de la Universidad de Los Andes en Estado, Política Pública y Desarrollo, gerente general y perito en psicología forense del grupo de peritos Colpericias SAS con funciones en evaluación a víctimas y dirección de proyectos para la evaluación de riesgos psicojurídicos en entidades privadas y públicas, coautor de tres capítulos de un libro en proceso de publicación sobre políticas públicas y psicología jurídica, buenas prácticas de refutación y gestión en la evaluación del riesgo. Joven investigador de la Universidad Santo Tomás sobre políticas públicas en el municipio de Marinilla, monitor docente en la práctica universitaria de la materia Conducta Antisocial y Penitenciaria, contratista de entidades públicas en la Alcaldía Municipal de Soacha, Superintendencia del Subsidio Familiar, apariciones en medios de comunicación como City TV, Caracol Televisión, RCN nacional e internacional, Red+, Nuevo Siglo, sobre la importancia de la psicología forense, ¿qué hacer en caso de violencia intrafamiliar?, aumento del maltrato intrafamiliar, comisarías de familias y disminución de atención y sobre el caso de Sara Sofía Galván. Ponente en el Primer Encuentro Institucional de Estrategias CTel Universidad Santo Tomás. Contacto: [email protected]

Prólogo

Escribir un prólogo, para mí, es un honor que en realidad no sé si merezco, pero no hay duda de que me ha hecho mucha ilusión, y más cuando me lo pide una reconocida profesional de la psicología jurídica a la que admiro, como es Ángela Tapias. No hemos coincidido muchas veces, pero sí las suficientes para apreciarnos y colaborar cuando nos ha sido posible, ella en su Colombia natal y yo desde la vieja España.

Cuando vi el título del libro, de nuevo pensé en la riqueza de nuestro vocabulario y que siempre compruebo cómo desde Latinoamérica conservan esos significados con mayor precisión.

Metapericia. Me interesé en ver el significado preciso de la palabra antes de entrar con los detalles del libro, que creo que también es importante conocer.

Meta: viene del latín meta,que significa:

1. f. Término señalado a una carrera.

2. f. Fin a que se dirigen las acciones o deseos de alguien.

3. f. En el circo romano, pilar cónico que señalaba cada uno de los dos extremos de la espina.

Creo que nos podemos quedar con la segunda acepción: fin al que se dirigen las acciones o deseos.

Pericia: del latín peritia,que significa:

1. f. Sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o arte.

Muchas veces, cuando utilizamos un término común en nuestro quehacer, como los psicólogos forenses al realizar una pericia, simplemente sabemos lo que tenemos que hacer, conocemos cómo llevarlo a cabo y nos preparamos para realizar nuestra experticia.

Pero, al final, conviene saber qué hacemos: vamos a realizar un trabajo que requiere sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en nuestra ciencia psicológica-forense, para poder responder, nuestra meta, lo que se nos ha solicitado. Y esto conlleva mucha ciencia.

A menudo nos encontramos con trabajos poco rigurosos, con falta de detalles y a veces realizados por compañeros/as quizás guiados erróneamente hasta un fin equivocado: no se trata de hacer una pericia a la carta, sino plasmar lo que conocemos, lo que nos destaca de otros profesionales y por lo que nuestro trabajo va a significar no solo para nosotros, sino para todos los compañeros que trabajan en el mismo ámbito, ya que nosotros nos hemos nutrido de nuestros colegas que iniciaron este camino y los que nos siguen también se mirarán algo en el nuestro, por eso la importancia de no olvidar nunca el significado exacto de lo que estamos haciendo.

Además, no debemos obviar que nuestro trabajo también está regulado por ley y en su articulado nos indica no solo nuestra función, sino las responsabilidades legales que conlleva el no realizarlo de forma apropiada.

Otro punto de interés es el hecho de que estamos trabajando desde la psicología en el mundo del derecho y por eso, desde nuestro saber, aportamos conocimientos que ellos necesitan para probar situaciones concretas y, por supuesto, esas pruebas no siempre les ayudan, pero si somos precisos y profesionales, podremos defender nuestras aportaciones y todo ello, desde la investigación, desde los análisis científicos de nuestra disciplina, aportando también nuestra experiencia.

Y como en muchas ocasiones nos podemos equivocar, por eso surge la necesidad de contrastar y validar los resultados a los que un determinado perito ha llegado en una determinada situación.

Las metapericias o contrainformes son un análisis de la validez de un informe anterior realizado por otro profesional. Si bien esta práctica se entiende como positiva para garantizar una tutela judicial efectiva (derecho a un proceso justo), asegurando el principio de contradicción (elemento de defensa), el conflicto ético surge por la posible colisión entre la tarea profesional (análisis científico del informe en cuestión) y el encargo recibido (desvirtuarlo como prueba pericial en el proceso).

Al tratarse de un medio probatorio, el informe pericial está sujeto al principio de contradicción, lo que implica que las partes puedan examinarlo y someterlo a crítica (incluso realizar esa metapericia).

Bajo una perspectiva legal, queda justificada la realización de las metapericias, siempre que se realicen con los más altos niveles de objetividad y respeto por el trabajo de otros profesionales.

La realización de una metapericia es un tema controvertido dentro de los profesionales de la psicología. Parte de un sector lo considera una práctica poco ética; otros, una necesidad para garantizar la buena práctica de nuestro ejercicio profesional, siempre y cuando se ajuste a los principios deontológicos de la psicología.

Es importante recordar que:

Todo informe pericial debe ser susceptible de contradicción y como documento que se elabora a partir de un proceso científico, está sometido a la sana crítica.

Se deben establecer los límites y las condiciones deontológicas para que una metapericia sea éticamente admisible. La metapericia está justificada, por ejemplo, para evitar fraudes en la metodología, la manipulación de fuentes o referencias bibliográficas, datos ficticios o incongruentes, etc. En definitiva, para minimizar el juicio subjetivo y la manipulación de los datos en los informes psicológicos.

El autor de una metapericia, al no disponer de acceso directo a los datos ni a los sujetos de la exploración, ha de realizar necesariamente un análisis teórico de aquellos aspectos que se hallan soportados por el estado actual de la ciencia psicológica. Nunca puede ser valorativo de las personas mencionadas en el documento ni de los profesionales que lo han realizado.

Y ahora voy a centrarme en el trabajo que tienen en sus manos y que les va a llevar a entender y comprender la importancia de este trabajo.

Ángela Tapias nos indica la importancia de hacer una revisión teórica de estos métodos y nos da los criterios para poder estructurar esta labor de una forma ética y profesional; además, junto con Urrego, nos indica la importancia de estos estudios y la posibilidad de su refutación para dar una mayor validez a las pruebas psicológicas forenses dentro del ámbito judicial. En otro capítulo, nos hace ver la importancia de este trabajo en un caso de violencia familiar, situaciones en las que es frecuente encontrar informes con errores metodológicos graves o múltiples informes con diferentes conclusiones sobre el mismo tema, sobre todo por las consecuencias que estas valoraciones tienen para todos los miembros de la unidad familiar.

Para complementar lo que tenemos hasta este punto, Garay, Díaz y Amaya nos introducen en el vacío teórico que había sobre esta práctica, presentando una discusión profunda desde el triángulo epistémico del proceso teórico que se precia en toda investigación, para luego resaltar unos criterios de revisión que van más allá del método y los diferentes argumentos que se pueden dar, como ellos así lo presentan, junto con el desarrollo de un caso práctico para ir explicando todo el proceso, haciéndolo si cabe más comprensible, haciéndonos reflexionar sobre la importancia de una profunda revisión conceptual y teórica de esta práctica.

Y dentro de sus posibles aplicaciones, Valencia y Arredondo nos hacen una introducción sobre la importancia de estas metapericias en la práctica forense, mostrándonos también un caso de abuso sexual infantil y las valoraciones que se hacen en este tipo de delitos, no dando oportunidad a posteriores entrevistas a los menores, incluso cuando se observan imprecisiones o errores graves en la primera valoración, de ahí la importancia de tener la posibilidad de refutar un informe con tales características que tenga valor judicial.

Continuando con la lectura de este libro, nos encontramos con el capítulo de Lobo y Guerrero, que nos introducen en la parte técnica de este concepto dentro de la psicología forense aportando las diferentes nomenclaturas para referirse a este trabajo pericial: metapericia, contrainforme, concepto técnico psicológico forense, este último danto título a su capítulo y explicando el por qué de esta denominación, para continuar narrando la forma de llevarse a cabo a través de un modelo exhaustivamente explicado.

Llegamos al final con la propuesta de una lista de chequeo para realizar una metapericia en casos de víctimas menores de edad, realizada por Ariza, Monroy y Quiroz, aportando una guía de trabajo muy útil para la realización de una metapericia en dichos casos.

Me ha parecido un trabajo serio y riguroso, además de necesario en este campo de la psicología forense, útil como método para mejorar la práctica en la realización de los informes psicológicos forenses por su valor y su utilidad en el ámbito judicial, desde donde nos demandan seriedad, preparación y experiencia en los casos que vamos a valorar.

Creo que puede ser un libro muy útil para muchos profesionales del ámbito de la psicología forense por la gran demanda que en estos momentos hay de realizar nuestras pericias y dotarlas de una exquisita metodología, basada en la ciencia y en la investigación, que dé un gran soporte a los profesionales forenses a la hora de defender nuestro trabajo con la seguridad y la tranquilidad de haber hecho un buen trabajo, sin olvidar las limitaciones que el mismo tiene, pero buscando siempre el bienestar de las personas que dependen de nuestro quehacer. Un libro, al fin, necesario y actual, además de otro paso para el desarrollo de la psicología jurídica apoyada en la ciencia y la investigación.

Solo me queda agradecer de nuevo la deferencia de solicitarme escribir este prólogo y darme la oportunidad de validar un trabajo bien hecho que seguro va a ayudar a muchos profesionales a mejorar en su trabajo, pues de eso se trata.

M.ª Asunción Tejedor Huerta

Psicóloga jurídica y forense

Presidenta

Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica en España (AIPJE)

Prefacio

El planteamiento de una obra (libro, artículo, workpaper, entre otros) representa una nueva plataforma para la gestión del conocimiento, la comprensión e interpretación de la realidad y un aporte para la praxis, por ello, su lectura e implementación siempre generará una gran expectativa dadas las posturas, propuestas, contribuciones y críticas que se pueden suscitar para un campo de la sociedad o del conocimiento.

Esta obra constituye la visibilización e intervención de uno de los retos que enfrentamos los/as profesionales que trabajamos en escenarios regulados jurídicamente, el cual es la generación y unificación de criterios científicos en la praxis que permitan la delimitación, denominación e identificación conceptual de diversos fenómenos, actividades, acciones y funciones que tienen un alcance en la sociedad. Lo expuesto se materializa en la postulación de un nuevo término para la praxis denominado metapericia.

En la obra se delinea un espacio que evidencia la identidad epistemológica, sintáctica, semántica y pragmática de la metapericia, un marco de referencia que hace aportaciones al vacío de conocimiento en dicho campo, una panorámica sobre la producción y las controversias en su denominación. Y, por supuesto, una construcción de identidad que genera puentes de trabajo colaborativo entre profesionales y agremiaciones (aval ALPJF y representante de la AIPJ).

Por lo anterior, el libro responde de manera clara a los vacíos conceptuales que sobre la metapericia existen en el campo de aplicación de la psicología forense; así mismo, se constituye en una producción, cuyos autores, todos colombianos, aportan desde la praxis lineamientos claros, metodológicamente efectivos y con la claridad suficiente para entender el fin de este proceso y sus implicaciones.

A lo largo del libro, se va estableciendo un hilo conductor que parte de conceptualizar el término metapericia, clarificar su proceso diferenciándolo de otros que se llevan a cabo en el campo forense para, posteriormente, mostrar el campo específico en donde se requiere y cómo aporta al sistema jurídico desde la práctica adversarial; posteriormente, se muestra una serie de evaluaciones reales en diversas problemáticas, como violencia intrafamiliar y delitos sexuales, los cuales son los más solicitados en el ámbito jurídico.

A través de la lectura de cada capítulo, vamos adquiriendo nuevos conocimientos y reforzando otros; así mismo, reconociendo diferentes formas de abordar las metapericias (concepto técnico forense) y los casos tratados, pero siempre bajo una premisa importante: la utilización del método científico, la objetividad en los análisis realizados; además, se reitera la importancia de que el concepto surge de la revisión de los documentos allegados y no sobre el psicólogo que lo realiza.

Ahora bien, la relevancia del libro para el campo de la metapericia y la psicología jurídica (forense), en palabras de Juan Manuel Serrat, podría describirse como: “Todo pasa y todo queda / Pero lo nuestro es pasar / Pasar haciendo caminos / Caminos sobre la mar / Caminante, son tus huellas / El camino y nada más / Caminante, no hay camino / Se hace camino al andar / Al andar se hace camino / Y al volver la vista atrás / Se ve la senda que nunca / Se ha de volver a pisar / Caminante no hay camino / Sino estelas en la mar”.

Lo descrito anteriormente evidencia el compromiso de los/as profesionales de la psicología jurídica y forense en pro de establecer un horizonte y un escenario que brindan herramientas para la mejor evidencia en el campo regulado jurídicamente. Por lo anterior, “la producción de conocimiento es una tarea dinámica y exponencial, por lo cual, el presente documento no es una obra terminada, sino una plataforma que puede construirse y deconstruirse en la medida que la ciencia avanza y el lector puede nutrir desde su campo la presente obra” (Salas, 2021).

La ALPJF da las gracias a todos los autores que participaron en la generación de este libro, el cual aporta elementos importantes para el desarrollo de un tipo particular de trabajo desde la psicología forense y que cada día se hace más extensiva su utilización. De igual manera, genera lineamientos de actuación y establece parámetros claros que permiten, así mismo, que cada actuación en psicología forense esté atravesada por la ética, la pertinencia y su adecuado desarrollo.

Sonia del Pilar Ayala Rincón

Wilson Miguel Salas Picón

Asociación Latinoamericana de Psicología Jurídica y Forense (ALPJF)

Capítulo 1

Metapericia psicológica forense

Angela Tapias

Los conceptos periciales con fines de refutación de informes previos son una práctica consuetudinaria en todas las áreas del derecho. En este texto, se explica su legitimidad, se aclara su denominación y acepción y, posteriormente, se presentan los puntos a tomar en cuenta para realizar la contraargumentación y la estructura del informe.

Las autoridades jurídicas, con frecuencia, tienen que dirimir conflictos sobre temáticas que superan los conocimientos del derecho, por lo que es usual que recurran a expertos forenses, los cuales aportan conceptos especializados para orientar la toma de decisiones. Es así como peritos de todas las áreas del conocimiento, verbigracia medicina, psicología, odontología, antropología, contaduría, balística, topografía, entre muchas otras, asisten a las autoridades, instituciones o partes en conflicto con la ley.

Los profesionales de las ciencias forenses están al servicio de la justicia, de manera equitativa asisten a las contrapartes del litigio, pueden ser solicitados por la parte demandante o la demandada, por la víctima que denuncia o por la defensa que asiste al procesado, por lo cual es habitual encontrar que haya versiones divergentes de los peritos, empero esto es legítimo desde la lógica de la litis. No obstante, los expertos forenses como científicos ejercen su labor con autonomía, objetividad y ética, de manera que sus dictámenes no dependen de quien es su solicitante —cliente—, sino que se deben a la evidencia y resultados allegados objetivamente.

La adversarialidad es un componente del ritual procesal de los juristas, es una forma de búsqueda de la verdad que obedece a principios de lógica y filosofía, tesis-antítesis, argumento-contraargumento, evidencia-refutación, son procedimientos que garantizan una amplia perspectiva del conflicto. El sistema de contrincantes se considera justo y necesario, incluso se reclama por una igualdad de armas en la litis como una lucha con equidad y proporcionalidad en herramientas.

La divergencia y la crítica son procedimientos consuetudinarios en el juicio oral. Es decir, es lógico y perentorio en los sistemas judicial y científico que haya oposición, solo en esa línea se amplía el conocimiento. La crítica finalmente resulta constructiva.

Dentro del equipo de expertos del foro, se encuentra el profesional en psicología forense, el científico que apoya a los tribunales de justicia aportando conceptos sobre el comportamiento humano que alcanza connotación jurídica para coadyuvar las resoluciones de las autoridades.

Los profesionales especializados en psicología forense pueden desarrollar múltiples labores como peritos, intérpretes, acompañantes y asesores dentro del contexto jurídico (Espinosa, Lobo y Guerrero, 2016). Dentro de esta diversidad de funciones, los forenses pueden asistir al tribunal de justicia como expertos que conceptúan sobre una pericia anterior, labor a la que se puede denominar metapericia, aunque escasea la literatura sobre este procedimiento.

Definición y denominación relativas a la metapericia

Esta actividad ha sido denominada contrainforme en la tradición española; según el Colegio Oficial de Psicólogos (COP, s. f.), es el análisis de un informe anterior para determinar qué aspectos se hallan sostenidos científicamente y cuáles no. Es un informe pericial, un elemento de defensa para desmontar un peritaje, es meramente teórico, no valorativo de personas ni de profesionales.

Jiménez y Bunce (2002), otros autores de la misma nacionalidad, explican que el contrainforme consiste en una crítica o revisión de un informe psicológico previamente elaborado. El objetivo es detallar los fallos metodológicos y las conclusiones erróneas a las que se ha llegado en un informe psicológico previo. Molina et al. (2012) citan al magistrado Zubiri (2006), quien entiende el contrainforme como la crítica o revisión de un informe forense previamente elaborado con el fin de informar sobre posibles fallos metodológicos y/o conclusiones erróneas, indicando los pasos necesarios para completar objetivamente la evaluación.

La palabra contra, al igual que el ser contratado por una parte, denota un carácter de oposición (Amaya, 2019). En Colombia, Lobo et al. (2016) sostienen que el psicólogo forense podrá advertir sobre los yerros propios del informe pericial rendido por la contraparte y sustentar desde la revisión de literatura especializada su dictamen en función a los estándares técnico-científicos para el caso que se esté debatiendo en audiencia.

Se podría pensar que no es propiamente un informe pericial porque no se evalúa a una persona ni se realizan entrevistas, sin embargo, si es una actividad hecha por un perito que analiza documentos, hace un retest a los procedimientos e instrumentos y conceptúa como experto fundamentado en la ciencia, entonces, sí es un informe pericial, aunque no sigue el procedimiento habitual de evaluación psicológica cuando se valora a un usuario.

A esta actividad se le ha llamado de diversas maneras: contrainforme, informe técnico documental o informe con fines de refutación, por lo que es perentorio unificar su denominación. En este texto, la autora propone la denominación metapericia, pues desde el punto de vista etimológico el prefijo meta significa más allá; después, una abstracción sobre otro concepto se usa para completar. En psicología, se habla de metacognición para referirse a pensar sobre lo que el otro piensa, entonces una metapericia sería la pericia que conceptúa sobre otra pericia, por lo cual este término tiene todo el sentido. Incluso este término ha sido usado por los chilenos Huerta y Maffioletti (s. f.), quienes conceptúan que metapericia es una pericia sobre otra pericia. Se concibe como expresión más comprensiva metapericia que metainforme; ya no se limita a un informe escrito, aunque se basa en él, analiza crítica y ampliamente todo el procedimiento pericial, el método, la teoría, los aspectos éticos.

Los otros términos se consideran inadecuados porque contrainforme se limita a contradecir un informe y debe trascender más allá del documento hacia la lógica científica que subyace; además, es una denominación que ha recibido una fuerte carga peyorativa y antiética de la labor, aspecto que se ampliará más adelante. Tampoco se considera pertinente la expresión informe técnico documental, ya que es realizada por un experto en psicología forense que tiene una formación más amplia que la de un técnico, es la ejecución de un perito que no se limita a la redacción de un informe escrito, sino que implica un amplio escrutinio científico que va más allá de redactar un informe técnico. La expresión informe de refutación puede concebirse inadecuada en tanto que genera intrusión en el procedimiento legal, ya que la actividad de refutación le compete a los juristas y no a los peritos, quienes objetivamente analizan e informan, empero le corresponde al abogado realizar la labor de refutación. Por estas falencias, la autora ratifica la proposición del término metapericia como el adecuado.

Legitimidad de las metapericias

Realizar metapericias es un procedimiento pericial consuetudinario. Díaz (2014, citado por Tapias, 2018) menciona que la reforma hacia la oralidad en lo penal por la implementación del sistema acusatorio en América Latina promovió los peritos privados, favoreciendo el ejercicio de evaluación forense y también la controversia (p. 223). Esta labor de contraargumentación contribuye a mejorar el ejercicio profesional en escenarios jurídicos fortaleciendo y ampliando el conocimiento dentro del área. En la experiencia de la autora, ejecutar metapericias ha optimizado el ejercicio de los peritos de ambas partes, tanto los de la defensa como los de la fiscalía en el ámbito penal, los de la parte demandante y la demandada en materia civil, generando una costumbre de litigio que escala en estándares de calidad, gracias a los principios de la litis y debate científico.

La crítica es un principio de la ciencia; el conocimiento, para crecer y afianzarse, requiere controversia, pues, de lo contrario, se convertiría en un dogma. Por tanto, la ética de la ciencia es coherente con la crítica, con la búsqueda de la verdad, pues la pesquisa del conocimiento por sí misma es una postura ética.

Aunque la crítica es necesaria, Molina et al. (2012) plasman que la realización de contrainformes ha generado posturas antagónicas; citan a autores como Urra (2007) y COP (2009), que valoran como poco ética su realización. Refieren otros autores como Gould et al. (2004), Soria et al. (2007) y Stahl (1996), que lo conciben como una práctica ética siempre que sea un análisis crítico y objetivo del informe que emite otro colega con el mayor respeto, objetividad y fundamentación científica posible. Igualmente, COPC (2014) legitima su realización si se realizan con altos niveles de objetividad y respeto por el trabajo del colega.

Sin embargo, hay controversia porque algunos profesionales consideran antiético criticar a otro colega, malinterpretando este ejercicio profesional como el ataque a un colega, como desprestigio al gremio, incluso como postura personal en contra del anterior perito. Evidentemente, este es un error conceptual que deviene de una inadecuada comprensión de la labor. Lo que realmente interesa es controvertir pruebas, no generar oposición a los compañeros de profesión pericial; para lograrlo, es fundamental no centrarse en atacar aspectos personales del profesional contenedor, sino enfocarse en los conceptos, los informes, los métodos y conclusiones. Incluso la metapericia realizada éticamente también señala los aciertos del otro informe, es decir, la crítica constructiva también implica los aciertos, lo que no es óbice para aclarar las falencias, verbigracia, confirmar el informe previo si utilizo el consentimiento explícito, escrito, firmado, en dos copias; desarrollo adecuadas entrevistas, aunque presentó falencias en la parte teórica, ya que no cito autores ni conceptos.

En este punto, se colige la metapericia en un procedimiento necesario, pues la controversia de peritos de todas las áreas del conocimiento es algo esperable y consuetudinario, independiente de las divergentes denominaciones y críticas, la escasez literaria y la resistencia a este procedimiento.

Lo que no es una metapericia psicológica forense

En este punto es importante discriminar lo que no es una metapericia psicológica forense; no es una nueva pericia, ni un informe técnico documental, ni una técnica forense retrospectiva, todas estas actividades se aclaran seguidamente.

No es una nueva pericia del mismo evaluado, ya que algunos latinoamericanos comprenden los contrainformes como actos de periciar nuevamente a un sujeto o situación ya periciada. Para la autora, esto es una nueva pericia sobre el mismo caso o evaluado.

Tampoco es un informe técnico documental en el que se analiza genéricamente sobre un caso para emitir un concepto pericial, ya que se puede solicitar a los peritos que analicen todo el expediente procesal, no solo la pericia psicológica previa, y con base en él emitan un dictamen experto desde su profesión. En este caso, esta labor pericial va más allá de una metapericia, pues no se centra en un informe previo, sino que puede trascender a conceptuar sobre el modo de operación, la cadena de custodia de los elementos probatorios psicológicos, los testimonios, el psicólogo forense podría explicar fenómenos que inciden en el recuerdo como las falsas memorias, la confabulación, etc. Adicionalmente, podría pronunciarse sobre los procedimientos de profesionales de otro gremio, por ejemplo, evidenciar que hubo errores en la conformación de la fila de identificación de personas, que fue coercitivo el interrogatorio policial, etc., es decir, es una ingente labor que va más allá de revisar una pericia psicológica previa.

La metapericia no se puede confundir con técnicas de evaluación psicológica retrospectiva, las cuales se realizan sin un evaluado presencial; esto alude a técnicas como la autopsia psicológica o la perfilación. En la primera, se hace un análisis retrospectivo de la personalidad de la persona que falleció y cuyo modo de muerte es dudoso, suicidio, homicidio, accidente o muerte natural. Esta es una pericia psicológica como tal, pues, aunque obviamente no se puede evaluar al occiso, sí se entrevista presencialmente a personas que le conocieron y se diligencia todo un protocolo de evaluación para emitir un primer informe pericial sobre el caso. Esta técnica retrospectiva, por la realización de entrevistas, no se considera tampoco un informe técnico documental. La perfilación psicológica tampoco se puede confundir con una metapericia, ya que en la técnica de perfilación psicológica se infieren características sociales de un agresor desconocido, con base en el análisis del modus operandi de sus crímenes, por demás es un procedimiento que rara vez realizan los profesionales en psicología forense, ya que se requiere tener funciones de policía judicial, pues aproximarse a la escena del crimen es algo vetado a los particulares.

Factores a analizar en una metapericia

La autora sugiere dos dimensiones básicas para centrar el análisis del perito: el contenido y la forma. Cada una de estas dos dimensiones cuenta con diversos componentes, pues dentro del contenido se encuentran los aspectos teóricos, lógicos, metodológicos y éticos. A su vez, el aspecto de forma incluye adecuación de la estructura pericial, integralidad de la información y aspectos de lenguaje.

Evidentemente, para la metapericia prima el contenido, lo esencial, lo sustancial, en el cual se revisa la adecuación teórica tanto en pertinencia, profundidad y vigencia. Es decir, analizar si los conceptos y autores en los que se basa el profesional forense son adecuados, están vigentes, tienen relación lógica con el asunto jurídicamente relevante.

Adicionalmente, el forense que realiza la metapericia requiere cuestionar lo axial, si el informe original responde al oficio petitorio, corresponde a los objetivos planteados, si hay coherencia entre el método, los resultados, la conceptualización y la discusión forense.