Misterio revelado - Ruth Tarot - E-Book

Misterio revelado E-Book

Ruth Tarot

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Beschreibung

¿Qué sucedería si tuvieras el poder de saber, a ciencia cierta, lo que sucedió en un lugar y momento determinado sin haber estado allí? Este libro te demostrará que este tipo de situaciones ocurren en la vida real, y nos levará a descubrir las peripecias que tuvo que vivir la protagonista para dar luz a la verdad de los hechos que rodearon a la desaparición del A. R. A. San Juan. Nos acercará a los familiares estos 44 héroes que dieron su vida a la Patria. La protagonista te brinda la posibilidad de descubrir en detalle cómo acaecieron los sucesos. A la vez, nos mostrará cómo son prejuzgadas las personas diferentes; en este caso, es la protagonista quien puede acceder a la verdad de un modo distinto a lo que muchas personas consideran creíble. Ella te invita a sumergirte en el A. R. A. San Juan, pero esta vez, para descubrir el misterio que oculta, y la verdad.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Alterman, Rut Liliana

A. R. A. San Juan : misterio revelado / Rut Liliana Alterman. - 1a ed . - Córdoba : Tinta Libre, 2020.

78 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-708-594-5

1. Parapsicología. 2. Narrativa. 3. Realismo Fantástico. I. Título.

CDD 133

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,

total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución

por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidad

de/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2020. Alterman, Rut Liliana

© 2020. Tinta Libre Ediciones

A E. K. y los 44 submarinistas.

A Fabián, Hernán, Vanesa, Néstor, Débora, Santiago y Zulma.

A quienes me apoyaron incondicionalmentedurante todo un año.

A. R. A. SAN JUAN

MISTERIO REVELADO

CAPÍTULO 1

No me llamaesa noticia

15 de noviembre

Transcurría la mitad del mes de noviembre del año 2017.

Era un día aparentemente común y caluroso, que dejaba sentir la llegada del verano. Al levantarme, y mientras preparaba mi desayuno, encendí el televisor para escuchar las noticias y oí al pasar “se perdió un submarino”. Bajé el volumen de la TV y me puse a hablar con una amiga por teléfono sobre cosas de la vida. Ese día todo fue normal.

16 de noviembre

Al día siguiente, otra persona me dijo: “¿Te enteraste? ¡Desapareció un submarino con sus 44 tripulantes en el sur de Argentina, se lo tragó el mar, no se sabe nada!”. No le di mucha trascendencia a la noticia, pensé que estaban queriendo llamar la atención con otra mentira o querían distraernos para desviar el foco de atención de lo que realmente era importante: lo que estaba pasando en la economía argentina. Reconozco mi equivocación.

Pasaron unos cuantos días más de aquel acontecimiento y yo seguía sin interiorizarme en la noticia. En ningún momento pregunté ni miré ni escuché si había aparecido.

Seguí con mi vida cotidiana, atendiendo las consultas de las personas, que me lleva gran parte del día. Desde la noticia de la desaparición del submarino, me negué a ver y a escuchar información sobre el hecho y solo le di prioridad a mi trabajo. Me encontraba muy ocupada tratando de dar soluciones a los requerimientos de quienes me consultaban como para preocuparme u ocuparme de las tragedias que cubría la prensa, muchas veces elaboradas despiadadamente para captar a la audiencia.

21 de noviembre

Cuando llegó la madrugada, viví una de las experiencias más terribles de mi vida. Aproximadamente a las 4 a. m. me desperté toda sudada y congelada, a pesar de hacer mucho calor.

Lo que voy a narrar a continuación a muchos les va a resultar inverosímil; para otros, una fantochada. Y no faltará un escéptico que dirá: “La noticia quedó en el subconsciente”. Solo voy a contar mi experiencia, lo que me tocó vivir en carne propia, y, aunque parezca mentira, hasta a mí me costó asumirlo y creerlo.

Ese día me hallé dentro del submarino A. R. A. San Juan: pude ver, palpar lo que sucedía en esos momentos, hablar con uno de sus tripulantes, E.K., quién me narró el porqué de la desaparición, me mostró toda la nave y algunos detalles, y me pidió que los reservara por si no me creían. Se encontraba muy angustiada, a pesar de querer demostrar fortaleza por su rango. La situación dentro del ARA era escalofriante, la muerte acechaba por todos lados y cundía la desesperación de saber que quedaba poco oxígeno, que era imposible ser rescatados con vida, y que solo un milagro y la esperanza de que me escuchen a mí o que se llegara a saber dónde estaba la nave encallada podría salvarlos.

Como ya comenté, esa madrugada me desperté sobresaltada, con mucho frío, empapada, porque había estado en el océano, aún hoy recuerdo el ruido del agua y el viento erizándome la piel. Es una sensación que nunca voy a olvidar.

Esa misma mañana comencé a ver las noticias, a preguntar sobre el submarino. No podía y me negaba a creer lo que me había pasado. Pedí y busqué fotos de los tripulantes. Enorme fue mi sorpresa al ver las fotos de tres de ellos. Eran con quienes los que habría mantenido diálogo en las profundidades del mar.

Comencé a tomar conciencia, pero no sabía a quién recurrir y que me creyera, que no me tomara por una desquiciada. Pasaban las horas y sabía que E.K. dependía de mí, ese fue el pensamiento que comenzó a torturarme. ¿A dónde iría? No conocía a nadie y, sobre todo, ¿quién me creería?

Ahí comenzó el calvario, las burlas, los desprecios, las malas interpretaciones. Sobre todo, en una sociedad como la nuestra, donde los videntes y parapsicólogos somos mal vistos y muy difamados.

CAPÍTULO 2

Buscandoun aliado

Pasaban las horas, los días, y no lograba contactarme con nadie. Mi situación económica no me permitía viajar a la base naval en Mar del Plata y contarle a algún familiar de los submarinistas. Estaba muy decepcionada, aunque dentro de mí sabía que lo iba a lograr, que daría con alguna persona que me quisiera escuchar.

Ya venía durmiendo muy poco, con el temor de volver a vivir esa horrible experiencia asfixiante. No lograba conciliar el sueño, deambulaba por las noches, viendo si en su silencio podría obtener alguna idea brillante para llevar a cabo.

La mayoría de la ayuda mundial que habían llegado al país: barcos, aviones, rescatistas habían regresado a sus respectivos países, solo quedaba la esperanza del Yantar, un barco ruso con tecnología de punta equipado para este tipo de situaciones. Toda esperanza se iba, de a poco, desvaneciendo y surgían cada vez más un centenar de hipótesis maliciosas, dirigidas al Reino Unido y a Chile. Todas ellas basadas en supuestos mientras que la verdad era y es otra.

En una de mis tantas noches de insomnio, barajé la posibilidad de llamar al presidente, ya que decía estar consternado con lo que estaba pasando.

Al día siguiente, traté de mil maneras diferentes de llamar la atención en presidencia, pero no tuve éxito.

Ya había pasado más de un mes de la desaparición, solo me quedaba el consuelo de cumplir con lo prometido esa madrugada: que sepan la ubicación del A. R. A. San Juan.

Después de tres días de intento continuo, logré que me atendieran en presidencia.

Me comuniqué con un señor que alegó ser periodista de la Rosada, quien me escuchó atentamente y me explicó de forma amable su función. Después de haberle comentado y explicado lo que había vivido, este periodista se comprometió a comunicarle esta experiencia al presidente.

Anteriormente le había mandado un correo, tanto al presidente Macri como a otras personas de la política, pero no obtuve respuesta, lo que resulta muy obvio en este país. Cuando están en campaña política, estas personas viven pendientes de cartas, correos, y todo lo referente a las redes sociales para acaparar adeptos a su propósito, y, una vez logrado su objetivo, se convierten en ciegos, sordos y mudos.

Al día siguiente, el periodista se comunicó conmigo y me comentó que le había transmitido al Sr. presidente mi vivencia con el submarino. La respuesta que me dio el jefe de Estado fue la siguiente: “Dígale que muchas gracias”.

No podía creer, y menos entender, tanta frialdad y despreocupación por un tema que estaba consternando a todo un país: la desaparición de 44 personas. Me invadió una sensación de bronca e impotencia total, no podía salir de mi asombro y entender que aquella persona, que, supuestamente debía representarnos, actuara y procediera como un témpano de hielo, quien era el flamante presidente de la Argentina, el comandante en jefe de las FFAA no se conmoviera ante esta tragedia, y tampoco tuviera un ápice de curiosidad para saber si lo que le decía era cierto o no, coherente o no. Lo que sí sentí fue un rechazo total.

Después de esto, no tuve más noticias de presidencia ni del periodista (me reservo su

nombre porque es una persona conocida). Solo puedo agregar que se conocían desde hace años con el presidente mandato 2015-2019.

Intenté contactarme con más personas, pero fue en vano. En ese momento pensé en la cercanía de las fiestas de Navidad y de Fin de Año. Continué tratando de contactarme con algún familiar de los tripulantes o con alguien que realmente deseara escucharme.