Mujeres poderosas: aduéñate de tu cuerpo, de tu mente y de tus deseos - Adriana Ortíz Barraza - E-Book

Mujeres poderosas: aduéñate de tu cuerpo, de tu mente y de tus deseos E-Book

Adriana Ortíz Barraza

0,0

Beschreibung

Este libro es poderoso. Te ayudará a que tus pasos sean firmes y tus ideas claras. Te conocerás, te amarás más y tendrás herramientas para construir una mejor versión de ti. Pero cuidado: al concluir su lectura tu idea de ser mujer puede cambiar o modificarse en algunos aspectos. Porque cuando te adueñas de ti misma y tus deseos te pertenecen, te vuelves poderosa y comienzas a ver la vida con nuevos ojos. ¿Estás lista para formar parte del maravilloso universo de aquellas que no se rinden?

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 153

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



VREditorasMexico

VReditoras

VREditorasMexico

Tener poder representa la oportunidad de hacer el bien, de construir y de dar. Así, mediante la influencia y la trascendencia, podrá ser compartido a los demás, generando un círculo positivo que nos ayude y aporte a todos.

INTRODUCCIÓN

Ser mujer no es sencillo. Sobre todo porque desde pequeñas aprendemos a seguir patrones de conducta que a veces nos limitan para alcanzar nuestras metas y desarrollar todo nuestro potencial. Y así el camino hacia el éxito se torna complicado, nos llena de dudas y frustraciones.

Este libro espera ser un reflejo de las experiencias tanto positivas como negativas que nos toca vivir en diversas áreas y etapas. Aquí encontrarás historias de niñas que nos dan ejemplos de valentía, mujeres que luchan por destacar en su profesión y ejercer liderazgo y madres que no se limitan a que su única función sea cuidar a sus hijos.

Me enfoqué en que Mujeres poderosas se centrara en el poder femenino y sus vicisitudes para que quien se adentre en sus capítulos conozca más de nuestro mundo. Pero también escribí este libro para que cualquier lector pueda entender un poco más sobre los hombres y lo que cada género aporta al otro.

Los ocho capítulos que lo componen son un recorrido por diversos aspectos en los que se ejerce el poder. Cada uno empieza con una historia en la que comparto algunas de mis vivencias como psicoanalista, entrenadora o simplemente como mujer, para así ejemplificar y dar la pauta del tema que se abordará en adelante.

Cabe mencionar que, por cuestiones de confidencialidad, en las historias donde se hace alusión a algún paciente su nombre es ficticio, al igual que otros datos personales, para cuidar en todo momento la verdadera identidad de las personas.

Después de la historia se realiza un análisis del tema a profundidad y, para reforzar las ideas y planteamientos, al final hallarás un apartado denominado Construyendo tu poder. Es donde te invito a realizar o poner en práctica los principales conceptos descritos.

Solo quiero hacerte una advertencia: al concluir la lectura del libro es probable que tu idea de ser mujer cambie o se modifique en algunos aspectos. Te conocerás, te amarás más y tendrás herramientas para construir una mejor versión de ti y convertirte en una mujer poderosa.

Espero de todo corazón que este sea un nuevo comienzo para ejercer tu propio poder, que empieces un legado y se lo traspasases a otras mujeres que se encuentran en tu vida. Contágialas y conviértete en su inspiración. Haz que cada niña, jovencita, mujer adulta o madura se sienta valiosa y empoderada.

Nos falta conciliar en más y mejores acuerdos entre los géneros para que seamos parte del cambio hacia una sociedad más justa e incluyente. Y me gustaría que Mujeres poderosas aportara un grano de arena en ese camino.

Tenemos que sentirnos orgullosas de quienes somos, plenas y contentas de pertenecer al maravilloso universo de aquellas que no se rinden, de las luchadoras incansables, de las que deciden sobre sí mismas y sus deseos.

¡Ven y sé una de nosotras!

Hace algún tiempo, una joven a la que llamaremos Juana solicitó mis servicios profesionales como psicoanalista. En cuanto llegó al consultorio cabizbaja, pude notar su dolor. Apenas conversamos y soltó en llanto.

Existía un gran vacío en su vida. No tenía ganas de nada. Acababa de terminar una relación de varios años de noviazgo debido a una infidelidad por parte de su expareja y la pérdida la había hecho pensar que la vida no valía la pena.

En una ocasión, dentro de su tratamiento, me dijo con lágrimas en los ojos: “Me gustaría ser tan fuerte como mi amiga Sara, ella siempre sabe cómo salir adelante, seguro a ella no le pasaría lo que a mí, yo soy débil y no hago más que llorar”.

Sabía que mi paciente estaba sufriendo mucho. Su frustración era absoluta y no podía encontrar cómo deshacerse de ese dolor, a tal grado que incluso deseaba ser otra persona. Me quedé callada por un momento y luego le dije que no necesitaba ser como su amiga Sara, que más bien se enfocara en su propia fortaleza y que la buscaríamos juntas en su interior.

Ante las dificultades que se nos presentan en la vida, sobre todo cuando el dolor nos invade, podemos creer que ya nada tiene sentido, que no vale la pena esforzarse o que otras personas las sobrellevarían mejor que nosotros. Sin embargo, es justo en esos momentos donde tenemos la oportunidad de conocernos a fondo, de ser más fuertes y sacar lo mejor de cada uno.

Definitivamente, el proceso de mi joven paciente no fue sencillo, ya que enfrentarse a sí misma, a sus miedos, a lo desconocido, lleva tiempo y muchas veces duele. Pero siempre valdrá la pena descubrir quién eres y saber de qué estás hecho.

Con frecuencia buscamos afuera las respuestas a lo que no entendemos y esa también es nuestra lógica ante cualquier situación que enfrentamos. Entonces aparecen los: “¿Por qué a mí?” o “¿Por qué no puedo?” o “¿Por qué siempre me pasa lo mismo?” o “¿Por qué no me quiere”, cuando en realidad, la respuesta a estas incógnitas las puedes encontrar en tu interior, en lo profundo de tu mente, conectándote con la persona que mejor te conoce, aquella que sabe tus temores, tus deseos, tus fortalezas, todas tus fantasías y sueños.

Esa persona eres tú y es precisamente de ti de donde surge todo tu poder.

¿QUÉ ES EL PODER?

Todos los seres humanos recibimos a lo largo de nuestro desarrollo distintos tipos de conocimientos que nos proporcionan nuestros padres, amigos, familiares, profesores o personas desconocidas. Así vamos valorando, adquiriendo habilidades y llegando a experimentar todo tipo de sensaciones: unas altamente placenteras y otras bastante desagradables. Pero todas nos proveen de enseñanzas y desde esas enseñanzas adquirimos poder.

Ganamos la primera batalla al nacer, cuando llegamos al mundo y nos aferrarnos a la vida, pues desde el vientre materno tenemos que contar con la fuerza suficiente para resistir los cambios de nuestro propio desarrollo. Solo imagínate todo lo que ya has superado en esos nueve meses de gestación. Antes del parto, pasaste de ser la unión de un óvulo y un espermatozoide ganador entre millones de ellos a una pequeña célula implantada en el útero.

Las respuestas las puedes encontrar en tu interior.

Aproximadamente el 70 % de los embriones no llega a nacer. Incluso antes de que la madre se entere de ello, el embrión tiene que estar saludable para que se pueda desarrollar. Entonces vamos creciendo en tamaño, nos aclimatamos a nuevas funciones dentro de ese pequeño cuerpo en formación, adquirimos la fuerza suficiente para hacerle frente a lo desconocido, adaptarnos a ello y, entonces, nacer.

Es por esta razón que estar en el mundo es nuestro primer acto de poder, pues tuvimos que usar nuestra facultad y potencia para sobrevivir a esos primeros embates. Y esto fue porque tuvimos la capacidad necesaria para superar los distintos procesos biológicos que se nos presentaron, a pesar de nuestra pequeñez y absoluta inexperiencia.

En este punto me gustaría detenerme a reflexionar respecto a las personas con algún tipo de discapacidad, problemas orgánicos, o bien, quienes pudieron haber nacido con alguna enfermedad congénita. El poder también es parte de ellos, ya que con la complejidad de su situación pueden construir cosas impresionantes y ser grandes ejemplos para el mundo. Hay quienes nadan sin brazos, corren sin piernas, leen sin ver o escriben sin dedos. Eso es romper las barreras de lo imposible y, en definitiva, es una manifestación magnífica de poder.

La palabra poder significa “ser capaz”o “ser posible”.

Como concepto, el poder puede ser abordado desde diferentes ámbitos. Desde lo social, lo filosófico, lo psicológico o incluso lo cultural. Y cada uno nos aporta aspectos relevantes, ya que como humanidad estamos vinculados a dichos ámbitos que repercuten en nuestras elecciones y en cómo decidimos actuar.

La palabra poder proviene del latín posere, que significa “ser capaz” o “ser posible”, por lo que su definición se relaciona con la capacidad que tiene una persona para realizar determinada labor, lo cual implica acrecentar habilidades intelectuales, físicas y emocionales.

En la historia de Juana podemos observar claramente como ella consideraba que no tenía las herramientas suficientes para salir de su tristeza y frustración. Se sentía poco capaz o, dicho de otra forma, sin poder. En su caso, fue a través del proceso psicológico que pudo encontrar los instrumentos necesarios para irse fortaleciendo. Y poco a poco el trabajo en terapia contribuyó a que lograra sentirse poderosa y capaz.

He tenido la oportunidad de conocer diversas experiencias que me dieron una visión de lo que es el poder, particularmente aquel asociado con lo femenino. Por ejemplo, en el deporte. Mientras trabajaba con niñas y jóvenes y ejercía como profesora de educación física, jugadora y entrenadora de básquetbol, el poder estaba relacionado con potencializar el dominio del cuerpo, competir y ganar.

Más adelante, al concluir mis estudios en Psicología, pude aprender acerca del funcionamiento de la mente humana, por lo que comencé a abordar la psicología del deporte con diversos equipos y atletas, entre los que destacaban gimnastas rítmicas, basquetbolistas, patinadoras y corredoras. El poder ahora estaba relacionado con el control mental y el buen manejo emocional para tomar decisiones asertivas.

Después, cuando comencé a formarme como psicoanalista y dediqué la mayor parte de mi tiempo a la psicoterapia individual y de pareja, encontré otras manifestaciones de la complejidad humana: el psiquismo, los conflictos existenciales, el dolor, los deseos inconscientes, la conciencia y un sinfín de principios psicológicos y psicoanalíticos que implica el descubrimiento de uno mismo.

Escuchaba a diario historias de mujeres tendidas en el diván explorando los conflictos que las aquejaban, cada una descubriendo sus deseos para alcanzar sus metas. Aquí el poder estaba centrado en la salud mental y en ser más conscientes de sus realidades, generando elementos que les permitieran resolver cualquier conflicto de la mejor manera.

Todas estas experiencias me han llevado a considerar que el poder se encuentra interrelacionado con dos aspectos fundamentales: la influencia y la trascendencia.

Algunas personas pueden ejercer su poder en un aspecto más que en otro, dependiendo de sus intereses, habilidades o hasta de sus necesidades. Habrá quienes lleguen a experimentar ambos aspectos y otros que, habiéndolos experimentado, los desconocían o no vivieron lo suficiente para ver sus alcances.

LA INFLUENCIA, UNA CAPACIDAD QUE VIENE DEL PASADO

La influencia tiene que ver, por una parte, con reconocer y analizar todo lo que nos ha marcado a lo largo de la vida.

El poder se encuentra relacionado con la influencia y trascendencia.

Quizá alguna persona nos dio una enseñanza que sigue vigente para nosotros, ya sea de forma positiva o negativa, y esto es a lo que apela la influencia. Es una forma de poder, ya que se trata de un cambio o un acto producido en una persona por intervención de otra. También se refiere a lo transgeneracional, es decir, a lo que nuestros padres, abuelos, bisabuelos y todo nuestro árbol genealógico ha aportado en nuestra línea de tiempo, ya que todo ello actúa en nosotros de una u otra manera.

A veces, aunque no hayamos conocido a algún integrante de la familia, como los bisabuelos o los abuelos, forman parte de nuestros pensamientos, ya que los conocemos a través de las historias que nos narran otros miembros de nuestra familia.

Mi abuela Chuy, por ejemplo, una de las mujeres más importantes en mi vida, solía contarme la historia de su padre, quien murió cuando ella tenía 13 años. Lo describía con tal precisión que yo sentía que conocía en persona al mismísimo don Isauro. Era apicultor y ganadero y mi abuela me decía que era un hombre muy culto, que hasta tocaba el piano en la iglesia. Vivió y creció en tiempos de la Revolución Mexicana, a principios del siglo xx, donde se creía que la función de la mujer únicamente era casarse y tener hijos.

Todo nuestro árbol genealógico actúa en nosotros.

Sin embargo, él pensaba distinto. Estaba a favor de que las mujeres tuvieran educación y gracias a ese pensamiento mi abuela fue de las pocas mujeres que aprendió a leer y a escribir en su pequeño pueblo llamado Victoria, ubicado en el estado de Guanajuato.

Quizá tú también puedas recordar alguna historia que te contaron en la infancia acerca de tus antepasados, quizá también la tengas muy presente. Alguien que dejó una huella muy profunda, tan profunda que sigue viva gracias a la transmisión de su historia de una generación a otra. Precisamente esto es un ejemplo de influencia, ya que un recuerdo ha prevalecido en el espacio y el tiempo.

Así como mi bisabuelo rompió con la concepción de que solo los hombres tenían derecho a educarse, Juana, la joven con la que comencé este capítulo, pudo romper con su idea de que era débil y que solo podía llorar. Esto cambió el rumbo de su narrativa personal y, por qué no, también de quienes la rodeaban.

Por eso, si se pretende experimentar la capacidad de influencia hay que salir de nuestros cautiverios, es decir, de las ataduras o cargas que no nos dejan avanzar, como aquellos mensajes que recibimos en la infancia de que no podíamos o de que no éramos buenos en algo. Tal vez en tu familia consideraban que las mujeres solo podían casarse y tener hijos para realizarse en la vida o que debían estudiar la carrera que el padre decía porque era la tradición familiar.

En cualquier caso, y como decía Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis: “De tus vulnerabilidades saldrán tus fortalezas”. Conocer más a fondo todo lo que consideramos debilidades o fracasos nos brinda la posibilidad de hacerle frente y mejorar. También aprendemos que las cosas pueden ser y hacerse desde otra perspectiva. Esto nos ayudará a iniciar de nuevo, pero más fortalecidos y con mayor sabiduría.

LA TRASCENDENCIA, TU LEGADO

Trascender es imponernos a nuestras limitantes y ser mejor de lo que éramos antes, desarrollando destrezas que no teníamos. Pero hay que tener cuidado con este aspecto, ya que desafortunadamente también se puede dejar una huella negativa y dañar a otros.

Por lo que responsabilizarnos de nuestros actos también es trascender, ya que, lo queramos o no, estos traerán consecuencias inevitables, positivas o negativas. Pero la decisión es personal y cada uno va construyendo la marca que dejará en este mundo.

La humanidad se encuentra en constante devenir, se crea y recrea en las distintas épocas. Debido a ello, existen maneras disímiles de trascender. Mujeres y hombres nos han legado grandes aportaciones en distintos terrenos y si algo nos ha quedado claro con el transcurso de la historia es que no necesitamos ser grandes científicos o personajes célebres para aportar algo valioso al mundo.

Ahora bien, es importante que observemos las pequeñas cosas que han dado forma a lo que vivimos en la actualidad y, yéndonos de fondo al tema principal de este libro, dónde las mujeres hemos aportado o dónde hemos logrado trascender. Por eso me gustaría compartirte un poco de esa labor femenina a lo largo del tiempo, sobre todo porque a veces los esplendores de la mujer han sido poco enunciados e, incluso, desapercibidos.

“De tus vulnerabilidades saldrán tus fortalezas”.

Desde la Prehistoria nuestro género asumía la labor de la recolección de semillas, frutos y vegetales, lo que provocó que la mujer se especializara en esa área y hasta se ha considerado que fueron las primeras agricultoras. Si reflexionamos al respecto, la agricultura fue uno de los pilares que llevó a los seres humanos al sedentarismo, pues así pudieron asentarse en un lugar, cultivar lo que comían y asegurar su alimentación.

Aunque hemos tenido avances en esto, por lo general a lo largo de la historia se han desconocido ciertos datos acerca de la intervención de la mujer y esta desigualdad ha generado menores oportunidades para participar en actividades de la vida pública, dirigirse de manera autónoma o vivir libres de prejuicios que obstaculizan su desarrollo. Y eso que fueron las mujeres, como buenas agriculturas, quienes contribuyeron a establecer las bases del desarrollo de profesiones u oficios como la alfarería, la química o la medicina con las curanderas o parteras.

Se han desconocido datos acerca de la intervención de la mujer.

Organizaciones e instituciones han constatado precisamente esas grandes colaboraciones y, por tanto, la trascendencia del género femenino en la historia de la humanidad.

ELIGE LA MUJER QUE QUIERES SER

Nuestra historia más reciente nos ha legado el hecho de que existen diversas formas de ser mujer y de que finalmente hemos logrado adquirir mayor autonomía para decidir sobre nosotras mismas. Esto puede sonar a una afirmación bastante retrógrada y negativa, pero lo cierto es que resulta verdaderamente asombroso reflexionar en torno a los avances que hemos adquirido en este aspecto en los últimos 100 años.

Y aunque todavía podamos encontrar ejemplos de mujeres que no pueden elegir con libertad quiénes quieren ser en la vida, estoy segura de que, con todo lo que se sigue avanzado en el tema, ese número se irá reduciendo con los años. Por eso, ahora mismo me gustaría concentrarme en las diversas formas de ser mujer. Porque cada una de nosotras se define de manera individual y es distinta a las otras. Por lo tanto, nuestro objetivo primordial ha de ser elegir el tipo de mujer en la que queremos convertirnos, sin miedos, sin prejuicios y con total autonomía.

Para poder decidir en quién te quieres convertir o qué aspiras ser, vale la pena escuchar tu voz interna. Y que puede ser “insonora”, como lo ve el psicoanálisis, porque la encontramos en nuestros pensamientos o en las conversaciones que tenemos con nosotras mismas. Esta voz interna es la que está cargada de conocimiento sobre ti y que conoce tus recuerdos, tus experiencias y todas las emociones que vas acumulando a lo largo de tu vida, por lo que escucharla se convierte en un diálogo interno genuino. Este diálogo te ayudará a que encuentres tu verdad y aquello que realmente quieres para ti, porque es parte de la conciencia y es tu conexión entre el mundo interno y el externo. Lo más importante es que tu voz interna no te dejará mentir.

Pregúntate: ¿qué es lo que más te gusta hacer? ¿Qué te motiva a levantarte en las mañanas cada día? ¿Qué es eso que no podrías dejar de hacer aunque te obligaran? ¿Con qué sueñas? ¿Cómo te imaginas dentro de diez años? A partir de estas preguntas, comenzarás a descubrir las respuestas claves para entenderte mejor y conocer a esa mujer en la que quieres convertirte.