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Esta disciplina permite trabajar las dificultades motoras, cognitivas, psicológicas, sensoriales o de comunicación, a través de la música. Así lo plantea de manera sencilla y comprensible, la doctora Wendy Magee, profesora asociada de la carrera de musicoterapia de Temple University. Investigaciones recientes demuestran que la musicoterapia impulsa una activación compleja del cerebro, libera dopaminas y, a través de modelo determinado, puede conducir incluso a un profundo autoconocimiento y bienestar espiritual.
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Seitenzahl: 40
Veröffentlichungsjahr: 2016
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Introducción
¿La música salva vidas? Existen evidencias que demuestran que la música ha mejorado la calidad de vida de muchas personas y ha modificado estados de salud en casos que parecían irreversibles.
La musicoterapia no está considerada una terapia alternativa ya que tiene un profundo fundamento científico y ha evolucionado a partir de certeras investigaciones. Hace años que comenzó a desarrollarse y cuenta con muy buenos resultados cuando se aplica en conjunto con otros tratamientos médicos. Pero habrá que dejar en claro que no se puede practicar musicoterapia con sólo saber tocar un instrumento, cantar o conocer algo sobre música. Quienes deseen ejercer esta disciplina deben estudiar la carrera de grado que se imparte en distintas universidades de diferentes países. Es decir, el musicoterapeuta no es alguien que simplemente hace música o que solo contribuye con su arte para que la gente se relaje o se sienta mejor, sino un profesional formado y preparado para realizar un tratamiento con objetivos definidos. Por lo tanto, la pregunta más común de “¿qué música ayudaría a alguien que pasa por determinada situación?”, ya no tiene sustento, al menos no con tal liviandad si se pretende llevar adelante un método desde el punto de vista profesional.
Lo bueno de este tipo de terapia, cuyos orígenes se remontan a fines de la Segunda Guerra Mundial, es que puede utilizarse en pacientes de diferentes edades y hasta en embarazadas. Con distintos estilos de música, la musicoterapia puede implementarse en instituciones escolares, en clínicas y hospitales, y hasta en el ámbito laboral.
Básicamente, los objetivos terapéuticos de este método son los siguientes: empatizar, expresar, interactuar, comunicar, retroalimentar, explorar, conectar, reparar, validar, influenciar y motivar. Por estas razones proponemos explorar el vasto terreno de la musicoterapia y sus beneficios, en esta investigación que condensa el conocimiento de especialistas, autores académicos, y descubre todas las posibilidades de esta interesante disciplina.
La musicoterapia, un poco de historia
La Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT por sus siglas en inglés), creada en 1996, ha definido a la musicoterapia diciendo que es “el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en los contextos médicos, educativos y entornos cotidianos con personas, grupos, familias o comunidades, que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar el estado físico, social, comunicativo, emocional e intelectual, la salud espiritual y el bienestar. La investigación, la práctica, la educación y la formación clínica en la musicoterapia se basa en los estándares profesionales de acuerdo a los contextos culturales, sociales y políticos”.
La musicoterapia es una disciplina que permite trabajar con personas que tengan alguna dificultad motora, cognitiva, psicológica, sensorial o de comunicación, a través de la música. Así lo plantea de manera sencilla y comprensible, la doctora Wendy Magee, profesora asociada de la carrera de musicoterapia de Temple University en Philadelphia, Estados Unidos.
No hay un rango de edad definido en el que sea especialmente recomendable utilizar esta disciplina, sino que puede trabajarse a lo largo de toda la vida, desde bebés prematuros hasta adultos mayores.
En Estados Unidos se comenzó a trabajar con la musicoterapia desde los años 60 pero en realidad allí –como en Gran Bretaña y Australia– los médicos utilizaron la música como herramienta desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Tras los combates, los soldados quedaron con severos traumas cerebrales y en el período de posguerra los alojaron en residencias donde las enfermeras trabajaban con la música para influir en sus estados de ánimo y también en su calidad de vida y en el aspecto motivacional. Se llegó a la conclusión de que los pacientes mejoraban o respondían de forma diferenciada a los tratamientos cuando sonaba música en los pabellones, es decir, descubrieron en la música un estímulo útil. Con esta idea, dice Liliana Gassull, musicoterapeuta de INECO, comienza la experimentación para observar beneficios comprobables, y en la década del 50 se crea en Estados Unidos la Asociación de Músicoterapeutas. Lo mismo sucede en Gran Bretaña y así es como comienzan a surgir asociaciones afines en diferentes lugares del mundo.
En países latinoamericanos –Argentina, por ejemplo–